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  • Sus oraciones fueron contestadas
    La Atalaya 1974 | 15 de marzo
    • Sus oraciones fueron contestadas

      MUCHOS que hoy son testigos de Jehová empezaron un nuevo modo de vivir porque sus oraciones, u oraciones a favor de ellos, fueron contestadas.

      ● De los Estados Unidos viene esta experiencia: “Un día de abril de 1970, me dirigí a Dios en oración, realmente derramándole mi corazón. Me acuerdo de haber dicho: ‘Querido Dios, ayúdame. Si mi iglesia está en lo correcto, aumenta mi fe. Si no lo está, por favor envíame la verdad.’

      “Dos días más tarde fue contestada mi oración cuando hallé una revista Atalaya en mi puerta. [Un Testigo había dejado la revista porque no halló a nadie en casa.] La leí y al día siguiente mandé pedir el libro La verdad que lleva a vida eterna. Poco después de eso comencé a estudiar la Biblia con un testigo de Jehová.”

      Hoy esta señora y sus dos hijas adolescentes son testigos bautizados de Jehová. Están hallando verdadero gozo al compartir la verdad bíblica con otros.

      ● En Guadalupe dos hermanas carnales se desavinieron cuando una de ellas se hizo testigo de Jehová. Cada vez que la Testigo trataba de explicarle a su hermana la esperanza basada en la Biblia, su hermana se encolerizaba. En una ocasión llevó a otra Testigo para que hablara con su hermana. Esperaba que esta Testigo pudiera hacer que su hermana comprendiera las cosas. Pero, resultó que su hermana se comportó de una manera aun peor que en otras ocasiones. Parecía que los esfuerzos de la Testigo por ayudar a su hermana a conseguir un conocimiento exacto de la Biblia eran totalmente en vano. Entonces decidió enviarle a su hermana una suscripción a la revista ¡Despertad! como regalo. Mientras tanto la Testigo no cesaba de orar que miembros de su familia llegaran a ver las cosas de modo diferente.

      Finalmente las cosas cambiaron. La Testigo relata: “Un día, mientras mi esposo y yo nos arreglábamos para asistir a nuestra reunión en el Salón del Reino, alguien tocó a la puerta. ¿Quién era? ¡Mi hermana carnal! Sí, deseaba tener un estudio bíblico. ¡Imagínese nuestro gozo! Me dijo: ‘Verdaderamente estoy confusa por lo que está sucediendo en la iglesia católica; ahora quiero saber.’”

      Desde esa ocasión su hermana comenzó a asistir, junto con sus hijos, a las reuniones de los testigos de Jehová en el Salón del Reino. Su esposo se deleitó con los cambios que estaba efectuando al aplicar el consejo de la Biblia en su vida.

      Otros parientes de la Testigo, entre ellos su madre y un hermano, también han comenzado a estudiar la Biblia.

      Verdaderamente esto debe servir para estimularnos a prestar atención a la exhortación inspirada del apóstol Pablo: “Por lo tanto, exhorto, ante todo, a que se hagan ruegos, oraciones, intercesiones, ofrendas de gracias, respecto a hombres de toda clase . . . Esto es excelente y acepto a la vista de nuestro Salvador, Dios, cuya voluntad es que hombres de toda clase sean salvos y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.”—1 Tim. 2:1-4.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1974 | 15 de marzo
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Es correcto que un cristiano le pida a sus padres o abuelos una bendición, como se acostumbra en partes de la América Latina?—Venezuela.

      La Biblia muestra que los siervos de Dios en tiempos antiguos pronunciaban bendiciones sobre otros. Jacob bendijo a Faraón, es decir, expresó un deseo por su bienestar. (Gén. 47:7) La familia de Rebeca la bendijo cuando salió de alta Mesopotamia para casarse con Isaac. (Gén. 24:60) E Isaac así como Jacob pronunciaron bendiciones especiales sobre su prole. (Heb. 11:20, 21) Según Proverbios 30:11, los padres merecen bendición de sus hijos.

      De modo que no hay por qué poner objeción bíblica a que los padres o abuelos bendigan a sus hijos. Aun en países donde no se acostumbra por lo general pedir una bendición, es común pronunciar bendiciones. Entre los siervos dedicados de Jehová en todas partes no es raro expresar el deseo de que un compañero creyente tenga bendición divina en conexión con una asignación especial o a medida que continúa sirviendo fielmente al Creador en otro sitio. También es digno de notarse que el saludo de despedida en muchos idiomas es, de hecho, una bendición. Por ejemplo, en inglés usan “goodbye” que quiere decir que “Dios te acompañe,” y en español, por supuesto, decimos “adiós.”

      Por supuesto, si en la zona donde uno está no se acostumbra “pedir una bendición” o conferirla, como se hace en algunos países latinoamericanos, no hay por qué empezar a hacerlo. Pero si ya es una costumbre bien entendida donde uno vive, hay factores que el cristiano pudiera considerar tocante a la costumbre de bendecir a otros. Pudiera preguntarse: ¿Tengo el punto de vista correcto de tal bendición? ¿Es una simple fórmula rutinaria de modo que la referencia a Dios no es sincera, genuina, de corazón? (Compare con Mateo 15:4-7.) ¿Me inclino a pensar que, en cualquier ocasión que no observo la costumbre, es probable que las cosas salgan mal? Hay que ejercer cuidado para que uno no se haga supersticioso y empiece a considerar la bendición como algo que tiene poder mágico. Por otra parte, también, si el padre o madre o abuelo o abuela no es un siervo dedicado de Jehová, sus puntos de vista religiosos entran en el cuadro. ¿Puede una persona que no aprecia la adoración verdadera pedir la bendición divina correctamente sobre un hijo cuando ni siquiera conoce al Dios verdadero?

      Por lo tanto, aunque no hay objeción bíblica a que uno pida la bendición de su padre o madre o abuelo o abuela, cuando se trata de decidir qué debería hacerse en un caso en particular, el cristiano tiene que dejar que su conciencia entrenada en la Biblia gobierne. Ciertamente querrá evitar el hacer algo que pudiera hacer que alguien tropiece o algo que representara al Dios verdadero en falsos colores a otros.—Fili. 1:10.

  • ¿Elude usted la religión?
    La Atalaya 1974 | 15 de marzo
    • ¿Elude usted la religión?

      Muchos hombres creen que la religión es hipócrita. Algunos opinan que es un negocio lucrativo. Y tienen buena razón para creerlo.

      Sin embargo, hay una religión que no es así. La gente de ésta sinceramente practica lo que enseña acerca de Dios y su Palabra. Probablemente usted cree que hay un Dios. Entonces, ¿por qué no investiga lo que enseña la misma Palabra de Dios?

      La Atalaya tiene como propósito ayudarlo a hacer esto. Envíe solo $1,50 (moneda de E.U.A.), y reciba dos números al mes por un año.

      Tengan la bondad de enviarme por correo por un año la revista La Atalaya, por el cual adjunto $1,50 (moneda de E.U.A.). Por enviar este cupón recibiré gratis tres folletos oportunos sobre temas bíblicos.

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