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  • ¿Quién puede vivir feliz y contento?
    La Atalaya 1981 | 15 de julio
    • puede vivir feliz y contento en medio de tales circunstancias?

      Hoy, como durante la II Guerra Mundial, no hay ninguna isla tropical remota y segura a la cual se pueda huir. Con el adelanto en el transporte aéreo, el sistema de comunicación —sí, y la contaminación de la atmósfera— ninguno de nosotros puede hallar un lugar que ahora ofrezca seguridad y tranquilidad completas. Pero, ¿significa esto que todos los hombres, las mujeres y los jóvenes están condenados a una vida de infelicidad e insatisfacción? No, por supuesto que no. Y nos daremos cuenta de que así es a medida que consideremos la importantísima pregunta: ¿Puede usted estar contento con su situación en la vida?

  • ¿Puede usted estar contento con su situación en la vida?
    La Atalaya 1981 | 15 de julio
    • ¿Puede usted estar contento con su situación en la vida?

      “SI DOS ángeles fuesen enviados desde el cielo a la Tierra, uno de ellos para dirigir un imperio y el otro para barrer la calle, ninguno de los dos se sentiría inclinado a cambiar de empleo.” Así dijo hace casi dos siglos el clérigo británico John Newton. Esa era una manera de ver el asunto de estar contentos con nuestra condición en la vida.

      Pero, ¿qué envuelve el hallar contentamiento? Envuelve tener un sentimiento interno de satisfacción profunda y durable con relación a nuestras circunstancias personales, y se manifiesta por la ausencia de una actitud de quejarse y criticar. Un diccionario define la palabra “contento” como: “tranquilidad de ánimo; satisfecho esp[ecialmente] con la situación de uno en la vida.” ¿Qué hay de usted? ¿Desea usted en su interior tener un trabajo diferente, un hogar diferente, un cónyuge diferente? ¿Encuentra usted que sus deseos se convierten en ansias vehementes que tienden a desequilibrarlo?

      El que estemos contentos no excluye hacer un esfuerzo genuino por mejorar las circunstancias en que nos hallamos. El contentamiento no debería inhibir nuestra iniciativa y dejarnos con escasamente lo necesario para vivir de día en día. Pero sí significa que no deberíamos estar anhelando algo a tal grado que se nos encuentre entre los infelices que siempre andan con quejas.

      UN EJEMPLO DE CONTENTO

      Considere el ejemplo del apóstol cristiano Pablo. Él era un ciudadano romano que probablemente provenía de una prominente familia hebrea, estudió leyes a los pies del docto Gamaliel y se ganó el respeto de sus compañeros fariseos. ¿Pero qué sucedió? Jehová Dios mediante Su Hijo lo llamó para que llegara a ser predicador de las “buenas nuevas.” Para proveerse el sustento y evitar convertirse en una carga para otros de la congregación cristiana, Pablo efectuó trabajo manual. Esto le permitió mudarse libremente de una ciudad a otra, adondequiera que lo condujeran sus actividades misionales. Su obra como evangelizador le trajo mucha persecución, aun golpizas, apedreamientos y flagelaciones. Sin embargo, ¿estaba él contento?

      En la carta que escribió a los filipenses, Pablo dijo: “Considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo. He aprendido, en cualesquier circunstancias que esté, a bastarme [“contentarme,” Biblia de Jerusalén] con lo que tengo.” (Fili. 3:8; 4:11) Sí, el apóstol Pablo halló verdadero contento en su fiel servicio a Dios.

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