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¿Están mejorando las posibilidades de paz?¡Despertad! 1983 | 22 de diciembre
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¿Están mejorando las posibilidades de paz?
LA BÚSQUEDA de paz que ha efectuado el hombre es tan antigua como la guerra misma. Por lo tanto, nuestros tiempos modernos no son la excepción. Sin embargo, recientemente un periodista se sintió movido a describir los actuales esfuerzos por lograr paz como “una idea cuyo momento puede que haya llegado”. ¿Por qué? ¿Son realmente mejores las posibilidades de lograr paz mundial ahora que en el pasado? ¿Qué hay de excepcional en cuanto al movimiento actual en pro de la paz?
Lo que llevó al movimiento actual en pro de la paz
Dos bombas atómicas que fueron lanzadas sobre Japón en agosto de 1945 pusieron fin con repentina brusquedad a la II Guerra Mundial. Durante los años de la posguerra, los horrores de la guerra atómica evitaron que la guerra fría entre las superpotencias entrara en calor hasta convertirse en una ardiente destrucción. A medida que mejoraron las relaciones políticas y económicas entre estas naciones y sus aliados, la tensión disminuyó. Palabras como “détente” (relajación de la tensión entre países) encerraron una promesa de paz duradera. Parecía que el “equilibrio de terror” estaba dando resultado.
Entonces, casi sin previo aviso, la disminución en la tensión política entre las superpotencias sufrió un revés. Los Estados Unidos no ratificaron el tratado SALT II (siglas en inglés que significan Tratado para la Limitación de Armas Estratégicas). La Unión Soviética entró en Afganistán. Las dificultades que hubo en Polonia complicaron los asuntos. Se suscitó una controversia con relación a la fabricación de una bomba de neutrones —la llamada bomba “limpia”—, diseñada para destruir la gente, pero no la propiedad. Los Estados Unidos emprendieron un extenso programa de fortalecimiento militar. La OTAN anunció sus planes de instalar en territorio europeo 572 mísiles de los tipos Pershing II y cruceros. Se oyeron rumores sobre la posibilidad de una guerra nuclear “limitada”. Lo inimaginable —el que alguien podía salir victorioso de un conflicto nuclear— comenzó a ganar aceptación entre ciertos funcionarios.
Algunos alemanes occidentales, que viven en un país que ya está saturado de más armas nucleares por kilómetro cuadrado que cualquier otra nación del mundo, se horrorizaron ante la noticia de que se instalarían más mísiles en su territorio. Aterrorizados de que se vieran atrapados en un campo de batalla nuclear entre las potencias del este y las del oeste, ellos y sus vecinos europeos permitieron que el temor se convirtiera en cólera. Y la cólera dio rienda suelta a la acción. Un nuevo movimiento en pro de la paz había nacido.
Algo diferente
El actual movimiento en pro de la paz es diferente de los anteriores en varios sentidos. Durante el envolvimiento de los Estados Unidos en la guerra de Vietnam, también había habido manifestaciones en contra de la guerra, tanto en Europa como en los Estados Unidos. Algunos estadounidenses hasta quemaron sus tarjetas de reclutamiento militar en símbolo de protesta. Pero su cólera estaba dirigida principalmente contra aquella guerra en particular, más bien que contra la guerra en general. Por otro lado, el movimiento en pro de la paz nace de un temor casi histérico a la guerra nuclear, del sentir de que, porque amenazan con aniquilar a la familia humana, la existencia de las armas nucleares de por sí es incorrecta e inmoral.
Otra diferencia tiene que ver con la magnitud del movimiento. Han surgido centenares de organizaciones en Europa y los Estados Unidos que, aunque difieren en composición y puntos de vista, concuerdan con que hay que disminuir el arsenal de armas nucleares. Como paso preliminar para el desarme, la idea de una “congelación” de lo nuclear ha ganado considerable apoyo. Eso implicaría una moratoria bilateral —algunos hasta favorecen una unilateral— en las pruebas, la producción y el subsecuente despliegue de armas nucleares por parte de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Muchos estadounidenses, animados por políticos eminentes, dicen que están a favor de eso. Por todo el país ciudades y pueblos —sí, hasta algunos estados— han aprobado, por abrumadora mayoría, resoluciones que tienen que ver con la “congelación” de lo nucleara.
Esta protesta general de alcance internacional en pro de la paz llegó finalmente a las cámaras internas de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Como consecuencia, la Prensa Asociada informó que hace unos meses ese augusto cuerpo adoptó por amplia mayoría varias resoluciones. Esas declaraciones exigieron una “congelación” en el subsecuente desarrollo y despliegue de armas nucleares y químicas.
El movimiento de la actualidad también es diferente en el sentido de que tiene un fundamento amplio. No todos los protestadores visten ya de pantalones vaqueros. Personas de todas las edades, de diversas convicciones políticas y religiosas y niveles sociales están envueltas en el movimiento. En Bonn, más de 250.000 personas salieron a las calles; en Amsterdam, más de 300.000; y, para coincidir con la Segunda Conferencia de la ONU en pro del Desarme, cerca de 700.000 manifestantes se reunieron en la ciudad de Nueva York en junio de 1982. Y además de todas las “personas que estaban en las calles”, dice George Ball, ex subsecretario de estado de los Estados Unidos, “hay una enorme cantidad de personas allá en su casa que piensan exactamente igual”.
También es sobresaliente la espontaneidad y expansión rápida del movimiento. El periódico alemán Der Spiegel se refirió a la popularidad del movimiento en los Estados Unidos como “la sorpresa, quizás hasta la sensación de la primavera de 1982”. Habló de estadounidenses que “marchan a favor de la paz, incluso a punto de sobrepasar en número a los luchadores por la paz en Europa”.
Se han publicado libros y folletos que han contribuido a ese apoyo, como el éxito de librería intitulado The Fate of the Earth (El destino de la Tierra), escrito por Jonathan Schell, que ha alertado a la gente en cuanto a los horrores de la guerra nuclear. En Gran Bretaña, la BBC proyectó A Guide to Armageddon (Una guía hacia el Armagedón), que muestra el daño que causaría en Londres la explosión de una bomba de un megatón sobre la catedral de San Pablo. Roger Molander, originador de la semana “Ground Zero” (nombre que se da en inglés al punto directamente encima o debajo de la explosión atómica) de los Estados Unidos, dijo lo siguiente sobre la amenaza nuclear: “Quiero que la gente sepa exactamente cuáles son los peligros, porque se asombrarán de que nadie esté haciendo algo al respecto, y eso las moverá a actuar”.
Y actuando están... y con buenos resultados. El que han tenido buenos resultados lo notó un miembro del parlamento canadiense, quien dijo: “Los expertos han perdido el control de esta cuestión y éste ha pasado a manos de la voluntad del público”. Y el Times de Londres, al concordar, dice que es “bastante obvio que los movimientos en pro de la paz han tenido un efecto importante, aunque retardado, en los gobiernos de Occidente”.
Participación religiosa
Los que están envueltos en el movimiento en pro de la paz dan muchas razones para ello... políticas, sociales y religiosas. El papa Juan Pablo II, durante su visita a Gran Bretaña en 1982, dijo: “Hoy la escala y el horror del guerrear moderno, sea de índole nuclear o no, lo hace totalmente inaceptable como medio de zanjar las diferencias entre dos naciones”. Aunque no todas las iglesias han hablado tan francamente, “protestas patrocinadas por iglesias han desempeñado un papel principal en despertar la opinión del público”, dice la revista Time.
En mayo de 1982 se celebró en Moscú, con el patrocinio de los soviéticos, la “Conferencia Mundial de Trabajadores Religiosos a favor de Salvar de la Catástrofe Nuclear el Don Sagrado de la Vida”. Casi 600 delegados religiosos procedentes de 90 países estuvieron presentes, representando a budistas, parsis, hindúes, judíos, musulmanes, sijs, sintoístas y cristianos. Uno de los participantes prominentes fue el evangelista estadounidense Billy Graham, a quien un periódico alemán dio el nombre de “algo así como un emisario del nuevo movimiento estadounidense en pro de la paz”.
Al considerar la popularidad indisputada y creciente del movimiento en pro de la paz, y al comprender la presión que éste puede ejercer en los líderes mundiales, ¿no parece en realidad como si estuvieran mejorando las posibilidades de paz?
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Se desbarata la “paz”... entonces viene la verdadera¡Despertad! 1983 | 22 de diciembre
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Se desbarata la “paz”... entonces viene la verdadera
DE CADA diez alemanes, ocho dicen que uno de los deberes principales de la política es salvaguardar la paz. Hace siete años pusieron en el primer lugar de la lista de prioridades la solución a los problemas económicos y sociales. “Lo que uno está observando es un cambio fundamental en la conciencia de la gente”, comentó un prominente político alemán.
Ese cambio en las prioridades del público, aparentemente un fenómeno internacional, hizo que el Times de Londres hiciera esta pregunta: “Después de todo ¿qué ha cambiado en el mundo verdadero desde 1979 y 1980 que explique el resurgimiento de la preocupación pública debido a las armas nucleares?”. El periódico susodicho reconoce que no tiene una respuesta totalmente satisfactoria a “por qué el público debió reaccionar como lo hizo”.
Pero el temor a la guerra nuclear no es causa de sorpresa para los estudiantes sinceros de la Biblia. Ellos recuerdan la profecía de Jesús tocante a que ‘los hombres desmayarían por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada’ (Lucas 21:26). También aprenden de la Biblia que Dios se propone hacer “cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra”. ¿Cómo? Mediante el desarme, pues el texto sigue diciendo: “Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego”. (Salmo 46:9; vea también 72:7.) ¿Pudiera indicar eso, como tal vez lo afirmen algunos religiosos, que el movimiento actual en pro de la paz es el medio que Dios utilizará para lograr dicha paz en toda la Tierra?
“De la paz no habrá fin”
Isaías 9:6, 7 promete que “el gobierno principesco” de Cristo Jesús, el “Príncipe de Paz”, traerá una paz de la cual “no habrá fin”. Eso se refiere nada menos que al establecimiento del Reino Mesiánico de Dios. En el padrenuestro, que Jesús enseñó a sus discípulos, los cristianos han orado desde hace mucho tiempo que este Reino realice la pacífica “voluntad” divina aquí en la Tierra. (Mateo 6:9, 10.)
La profecía bíblica es muy clara en cuanto a estos dos puntos: En primer lugar, el hombre no se aniquilará a sí mismo en una destrucción nuclear; y en segundo lugar, tendrá éxito en lograr cierta medida de “paz y seguridad”. Pero ésa no puede ser la paz que Isaías profetizó, de la cual “no habrá fin”. ¿Por qué no? Porque, de acuerdo con la Biblia, “cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente” (1 Tesalonicenses 5:3). Así que la “paz y seguridad” del hombre será desbaratada, acortada por la “destrucción repentina” en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso [...] que en hebreo se llama Har–Magedón” (Revelación 16:14, 16). ¿Cómo, precisamente, sucederá esto?
Falla la influencia religiosa
Según parece, es probable que la religión apoye activamente a los líderes políticos para traer esa “paz y seguridad”. La Biblia no nos dice hasta qué grado puede que la religión ejerza presión en ellos para lograr dicha meta. Pero, en todo caso, su alianza con los políticos a fin de traer una paz sustitutiva será un rechazo del arreglo de Dios para lograr paz duradera mediante el “gobierno principesco” de Cristo Jesús. Como una mujer inmoral que comete fornicación, a la religión falsa se la hallará promoviendo los intereses de los pacificadores terrestres en vez de los del “Príncipe de Paz” celestial. (Vea Revelación 17:1-6.)
Ha habido políticos que se han valido de líderes religiosos con el fin de conseguir apoyo para sus ideales, y hasta han pedido que prediquen a los hombres para que vayan a los campos de batalla para defender sus respectivos gobiernos. Por otra parte, los líderes religiosos han ejercido su influencia en los jefes de estado a fin de manipular varios asuntos para su propia ventaja egoísta. A menudo han participado activamente en la política y hasta en revueltas contra gobiernos. En 1981 el canciller alemán, Schmidt, dijo lo siguiente sobre la intromisión religiosa en la política: “No creo que esto pueda permitirse indefinidamente”. Y, no obstante, continúa dicha intromisión de las religiones. De hecho, un grupo de ministros protestantes de Alemania admitió recientemente: “Queremos predicar sobre la política y cambiar la política”.
Dios mismo decidirá cuánto más durará precisamente esa intromisión. Su profecía predice que ciertos elementos políticos “odiarán a la ramera [el imperio mundial de religión falsa] [...] y la quemarán por completo con fuego”. ¿Cuándo? Al tiempo predeterminado de Dios, en el “un solo día” en que el juicio de Dios contra ella se llevará a cabo. (Revelación 17:16; 18:8, 20; compare con Daniel 4:35.) Así, aunque la religión trabaje de común acuerdo con los líderes políticos para que el grito de “paz y seguridad” pueda darse, los elementos políticos se volverán repentinamente contra la religión mundial y la devastarán. Luego ellos, a su vez, sufrirán destrucción a manos de Dios en la inminente guerra de Har–Magedón.
Así se pondrá al descubierto que la “paz y seguridad” hecha por el hombre es falsa. Habrá servido de piedra de toque para el juicio divino, y mostrará lo falso que es cifrar la confianza en los proyectos pacificadores de los hombres más bien que en el Reino de Dios, que ahora gobierna en el cieloa. Tenemos que dejar que el futuro revele hasta qué grado contribuirá el movimiento actual en pro de la paz, que cuenta con apoyo religioso, a la “paz y seguridad” que vendrá inmediatamente antes de la destrucción de la religión falsa.
Sobreviva y vea “la verdadera paz”
El actual movimiento en pro de la paz tal vez pueda evitar una tercera guerra mundial, o tal vez no. Pero de ninguna manera impedirá la guerra de Har–Magedón. Quizás obligue a los gobiernos a emprender el desarme, o quizás no. Pero de ningún modo presionará a Cristo Jesús, el que “juzga y lleva a cabo guerra en justicia”, hacia el desarme. (Revelación 19:11-16.)
Puesto que la guerra justa de Har–Magedón es inevitable, ¿por qué no permite que los testigos de Jehová le señalen en la Palabra de Dios los requisitos para la supervivencia? No cifre sus esperanzas en una falsa “paz y seguridad” que está destinada a desbaratarse. Vuélvase al “Príncipe de Paz” y apoye activamente su “gobierno principesco”. Entonces, la paz de la que usted espera con anhelo disfrutar será “la verdadera”... la paz de la cual “no habrá fin”. (Isaías 9:6, 7.)
[Nota a pie de página]
a Considere las pruebas de que el Reino fue establecido en el cielo en 1914 mediante el libro Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra, publicado en 1982 por la Sociedad Watchtower Bible and Tract.
[Ilustración en la página 7]
La verdadera paz... no solo cascos de guerra convertidos en macetas, sino niños que no aprenderán más la guerra
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“El mejor juguete que se haya inventado”¡Despertad! 1983 | 22 de diciembre
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“El mejor juguete que se haya inventado”
“No se requieren juguetes complicados para estimular a un bebé”, declara el libro Readiness for School—Readiness for Life, publicado por la Universidad de Sudáfrica. “Fundamentalmente el padre o la madre es el mejor juguete que se haya inventado.” El autor luego pasa a considerar cómo los padres desempeñan el papel de “juguete”: “Cuando la madre toma en brazos a su infante para alimentarlo, y la cara de éste está a unos 20 centímetros de la de ella, él puede estudiar los rasgos faciales de su madre, el contraste entre los ojos y el cabello, el movimiento de los labios y los ojos. Puede escuchar los cambios en la voz de ella, olerle el cuerpo, tocarle la piel y la ropa. [...] Si él mira, se sonríe o hace gestos, entonces la madre debe recompensarle con una sonrisa, un abrazo, un cambio en la expresión facial o el tono de voz”.
En cuanto a lo valioso que es este “juego”, la escritora, la Dra. Magdalena Grey, hace la siguiente observación: “Durante esos primeros años, el desarrollo de buenas actitudes y de simpatía es más importante que el desarrollar destrezas matemáticas o habilidad científica. Esto quiere decir muchísimo, pues todas esas destrezas ciertamente son muy importantes más tarde en la vida. No obstante, la bondad sigue siendo uno de los atributos más importantes de todos los seres humanos, y la bondad se aprende en la infancia”. Estas observaciones sin duda recalcan el valor del consejo que la Biblia da a las madres: “Amen a sus hijos, sean [...] trabajadoras en casa”. (Tito 2:4, 5.)
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