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  • Por qué el clamor por paz mundial
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • Por qué el clamor por paz mundial

      POR todas partes de la Tierra la gente está hastiada de la guerra.

      Desde hace ya un cuarto de siglo —desde el fin de la II Guerra Mundial— las potencias principales han librado una “guerra fría-caliente.” Esto ha producido la mayor carrera de armamentos de la historia. Ha mantenido a toda la humanidad en estado de incertidumbre, con los nervios de punta.

      ¿Vendrá la paz mundial? ¿Se unirán algún día las potencias principales para anunciar triunfalmente el fin de sus disputas?

      ¡Sí, lo harán! Y la evidencia indica que lo harán en el futuro cercano.

      ¿Le parece difícil de creer? Si es así, ciertamente no es por la falta del deseo de paz.

      Lo que la paz mundial podría significar para todos nosotros

      Es cierto, es posible que en este preciso momento el lector no se encuentre en una zona de “guerra caliente.” Pero no hay que matarlo a uno, herirlo, dejarlo inválido, no hay que ver a miembros de la familia sufrir violencia, para sentir lo muy necesaria que es la paz.

      ¿Se están haciendo cada vez más pesadas las presiones de los impuestos? ¿Se está haciendo cada vez más difícil ganar lo indispensable para vivir? Entonces tome en cuenta lo siguiente:

      Cada año el mundo gasta unos 200.000 millones de dólares en gastos militares. ¡Esto es igual al salario anual de las 1.800 millones de personas que componen la mitad más pobre de la población de la Tierra!

      Otra razón por la que muchos desean la paz es por el disgusto que sienten ante los enormes estragos producidos por la guerra. Productos que cuestan enormes sumas de dinero son ‘volados en pedazos.’ Para 1971 por ejemplo, ya se habían gastado más de 150.000 millones de dólares en la guerra de Vietnam. ¿Y qué si todo ese dinero se hubiera distribuido entre la gente de Vietnam?

      Entonces cada familia tanto en Vietnam del Norte como en Vietnam del Sur podría haber recibido unos 20.000 dólares... ¡más de lo que la mayoría de ellos gana en la vida!

      En vez de eso, su país está casi totalmente devastado, horadado con, según cálculos, veintiún millones de cráteres debido al intenso cañoneo y bombardeo.

      Sí, la paz mundial podría traer alivio de las aplastantes cargas económicas que nos afectan.

      Otra razón más para desear la paz es que nuestra entera perspectiva de la vida está afectada por la incertidumbre de la actualidad. Parece que pasamos de una crisis a otra y de un estallido de violencia a otro. Después de veinticinco años de esto, no es de asombrarse que la gente por todo el mundo se sienta cada vez más irritada.

      Cierto, como la mayoría de la gente es posible que el lector piense que es improbable que se inicie una guerra nuclear total. Pero el saber que los arsenales combinados de los Estados Unidos y Rusia ahora contienen un poder destructivo igual a cinco toneladas de dinamita para cada hombre, mujer y niño en este planeta... ¿no es eso suficiente para impedir que la mayoría de la gente mire hacia el futuro con verdadera paz mental y confianza?

      Por lo tanto, ¡qué cambio podría significar la paz mundial! ¡Qué bendición podría ser el que los esfuerzos y recursos humanos se dirigieran hacia metas constructivas! ¡Qué alivio el sentirse libre de la constante tensión e inseguridad!

      Sin embargo, prescindiendo de lo deseable que pueda ser la paz, eso no la hace cosa segura, ¿no es cierto? Así es que, ¿dónde está la evidencia de que se aproxima un arreglo de paz sin precedente?

      Como veremos, hay fuerte evidencia que señala hacia esa conclusión. De hecho, la venida de esa paz cumplirá profecías que fueron escritas hace mucho tiempo en la Biblia.

  • Por qué aumentan las esperanzas para una “generación de paz”
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • Por qué aumentan las esperanzas para una “generación de paz”

      EXTRAÑOS acontecimientos están sucediendo en nuestro tiempo. Y su verdadero significado es mucho más profundo de lo que aparece a simple vista.

      Sin duda usted está consciente de la sorprendente serie de cambios mundiales que han acontecido en el corto lapso de menos de un año. Entre éstos están:

      ● Después de veintidós años, la China comunista —que controla más de la quinta parte del total de la población de la Tierra— finalmente ha sido admitida como miembro en la organización de las Naciones Unidas. Para fines de 1971 llegó a ser uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las N.U.

      ● Por primera vez en la historia, un presidente de los Estados Unidos fue a la China continental, haciendo un “viaje por la paz” en febrero de 1972. Las barreras de comercio, viaje y comunicación que habían separado a estas naciones por décadas están desapareciendo lentamente.

      ● Cuatro naciones firmaron un crucial acuerdo para establecer relaciones más libres y estrechas entre Alemania Oriental y Occidental... divididas desde el fin de la II Guerra Mundial.

      ● En una conferencia cumbre en Moscú en mayo de 1972, los dirigentes de la Unión Soviética y de los Estados Unidos ratificaron oficialmente una serie de acuerdos. Entre los acuerdos estaban:

      Un proyecto para un vuelo espacial en conjunto para 1975 entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.

      Intercambio mutuo de información científica y tecnológica.

      Cooperación para resolver problemas médicos y de salud pública.

      Investigación en conjunto y esfuerzos mutuos para proteger el ambiente humano contra el aumento de la contaminación.

      Un pacto con la intención de evitar confrontaciones peligrosas entre las embarcaciones navales de ambos países en alta mar.

      Y, de particular importancia, un pacto para el control de armas con la meta de poner fin a la costosa carrera de armas nucleares.

      Después de firmar estos acuerdos, las dos superpotencias se dieron prisa en comenzar a llevarlos a cabo por medio de importantes tratados comerciales, entre estos la compra por Rusia de 750 millones de dólares de grano de los Estados Unidos. También se completaron negociaciones para un arreglo con presupuesto de miles de millones de dólares entre la Unión Soviética y una compañía petrolera norteamericana para suministrar ayuda técnica para los campos petroleros y de gas rusos.

      ● Entonces, comenzando en junio de 1972, ha habido un período inigualado de actividad diplomática de parte de las grandes potencias. Sus representantes han estado viajando apuradamente de un lado a otro de la Tierra de una capital a otra. Han surgido esperanzas de una solución para el sanguinario conflicto indochino. La India y el Paquistán celebraron una conferencia cumbre para dirimir sus diferencias. En una reunión en Seúl, Corea, la mayoría de los miembros del Consejo del Asia y el Pacífico, que cuenta con nueve naciones, mostraron una actitud cambiada hacia la China comunista. Los gobiernos de Corea del Norte y del Sur sorprendieron al mundo anunciando un acuerdo sobre principios para unificar ese país.

      ¿Están desarrollando algo nuevo?

      Los dramáticos movimientos de los Estados Unidos, la China y la Unión Soviética hacia lo que los franceses llaman rapprochement (un reunirse en relaciones cordiales) han suscitado comentarios en todo el mundo. En muchas naciones se escuchan voces expresando esperanza de que es posible que algo nuevo se esté verdaderamente desarrollando en una escala mundial.

      Dijo un editorial de la revista Life: “En este momento parece que estamos ante los umbrales de una gran puerta, las tres naciones, listas para cambiar nuestras más fieras ideologías a favor del sentido común y el bien común.”

      En un artículo para The Observer (Londres), Robert Stephens describió al presidente Nixon como alguien que tenía “elevadas miras internacionales, no menos que el colocar los fundamentos de un nuevo orden mundial.”

      El primer ministro soviético Kosygin llamó a los resultados de la reunión cumbre en Moscú “una victoria para toda la gente amante de la paz porque la seguridad y la paz son la meta común.”

      Pero, ¿por qué ver estos movimientos hacia asegurar la paz y seguridad internacional como algo diferente de los esfuerzos pasados? ¿Qué tienen de extraordinario?

      Considere, por ejemplo, lo que sucedió allá en 1918 cuando terminó la I Guerra Mundial. Impresionadas por la matanza sin precedentes, las naciones determinaron: ‘Esto no debe volver a ocurrir.’ Así es que formaron la Liga de las Naciones para ‘garantizar la paz y seguridad mundial.’ Pero diecinueve años más tarde ésta fracasó y estalló un conflicto todavía mayor. En el libro Swords into Plowshares, el profesor I. L. Claude, hijo, sugiere que una razón principal de este fracaso fue que “la Liga había sido creada para impedir el estallido de [otra] I Guerra Mundial,” tal como “la Línea Maginot francesa había sido creada para ganar las batallas de [otra] I Guerra Mundial.” Al pensar en el pasado, no previeron las nuevas circunstancias que acarrearon el segundo conflicto mundial.

      Después que la II Guerra Mundial empequeñeció la destructividad de la I Guerra Mundial y terminó con las bombas atómicas que estallaron sobre el Japón, la Liga de las Naciones fue reavivada en la forma de la Organización de las Naciones Unidas. Según su carta constitucional, ésta también había de “mantener la paz y la seguridad internacionales” entre las naciones. Pero en unos pocos años las potencias más grandes, las cuales fueron sus principales hacedores —los Estados Unidos, la Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y la China— ya estaban seriamente divididas por una “cortina de hierro” que separaba al Este del Oeste.

      ¿Así es que en qué difieren de éstos los actuales esfuerzos por la paz?

      En qué estriba la diferencia

      Primero, a diferencia de la Liga y de las N.U., este empuje por la paz no se ha producido en medio de un conflicto global ni ha sido el resultado inmediato de una guerra global, con los horrores de semejante matanza todavía frescos en la mente como una fuerza motivadora. A este movimiento de paz se le está dando empuje en un tiempo de relativa paz para ‘diluir’ las circunstancias potencialmente explosivas que podrían precipitar una guerra nuclear total.

      Esto también significa que no es un caso de naciones victoriosas imponiendo sus propios arreglos de paz sobre enemigos derrotados y debilitados incapaces de ofrecer una oposición eficaz. Esto, en realidad, es lo que ha hecho que muchos expresen asombro acerca de los acontecimientos recientes.

      Por una parte, ven a los Estados Unidos, vastamente superior a la China en riquezas y poder nuclear, adoptar una actitud conciliatoria. Ven a su presidente, de hecho, hacer un peregrinaje a Peking para tratar de sacar a la nación más populosa de la Tierra de su aislación y a encaminarla a nuevas avenidas de comunicación y relaciones comerciales.

      Y, por otra parte, la “conferencia cumbre de Moscú” vio a los Estados Unidos declarar que están dispuestos a aceptar un estado de “paridad nuclear” con la segunda superpotencia del mundo, la Unión Soviética. Durante los años 1960 los Estados Unidos insistieron en la “superioridad nuclear.” Ahora solamente hablan de “suficiencia nuclear.”

      Refiriéndose a ella como “la más insólita reunión cumbre hasta la fecha,” la revista Time señaló que la reunión cumbre de Moscú se llevó a cabo a pesar del hecho de que los Estados Unidos acababan de minar los puertos de Vietnam del Norte y continuaban destruyendo sus líneas férreas. Sin embargo la prensa soviética restó importancia a este esfuerzo total de parte de los norteamericanos para detener el flujo de armamentos al aliado comunista y dio énfasis a la persistencia rusa de seguir adelante con la conferencia como un importante logro en su búsqueda por la paz.

      Sin embargo, hay aún un factor más distintivo acerca de estos movimientos de paz, uno de cuyo significado pocos se percatan. ¿Cuál es este muy inadvertido pero significante factor?

      Tiene que ver con la religión.

      Usted quizás pregunte: “¿Pero qué tiene que ver la religión con todo esto? ¿Dónde ha entrado en el cuadro?” Considere la siguiente evidencia.

      [Ilustración de la página 5]

      Actualmente se están dando pasos extraordinarios hacia la paz y la seguridad internacionales. ¿Cuál es su significado?

      [U.S. News & World Report,

      13 de marzo de 1972]

      [U.S. News & World Report,

      5 de junio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      4 de julio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      3 de julio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      24 de septiembre de 1971]

      Los titulares dicen: “Repentina avalancha de nuevos acuerdos entre EE. UU. y Rusia”; “Nuevas relaciones con la China roja, Lo que significa para los EE. UU.”; “Corea del Norte y Sur concuerdan en cuanto a la meta de la unidad, renuncian al uso de la fuerza”; “Paquistán llega a acuerdos con la India sobre las cuestiones principales”; “2 pasos claves prepararon el camino para el pacto de los 4 Grandes sobre Berlín.”

  • Un sorprendente cambio completo
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • Un sorprendente cambio completo

      LAS proposiciones que los EE. UU. hicieron a Peking y a Moscú fueron notables de por sí. Pero un cambio aún más asombroso las había precedido. ¿Qué?

      Tan solo piense en una década o dos en el pasado. ¿Recuerda usted cómo, por todo el mundo occidental, el comunismo era sistemática y violentamente condenado con regularidad como “el impío, bolchevismo ateo”?

      ¿Quiénes eran las principales fuentes de estas denunciaciones? Eran las iglesias de la cristiandad, en particular las del Occidente. Sin embargo un sorprendente cambio completo ha tenido lugar. Para apreciar lo grande que ha sido el cambio, considere lo siguiente:

      “Guerra fría” religiosa en contra del comunismo

      En 1937, el papa Pío XI publicó la encíclica (Divini Redemptoris) en la que dijo: “Puesto que el comunismo es intrínsecamente inicuo cualquiera que quiera salvar al cristianismo y a la civilización de la destrucción debe refrenarse de ayudarlo en la prosecución de proyecto alguno.”—New Catholic Encyclopedia (1967), Tomo IV, pág. 924.

      Esto fue, de hecho, una declaración de guerra oficial de parte del Vaticano en contra del comunismo. ¿Qué siguió?

      Durante la segunda guerra mundial, la Alemania nazi repentinamente rompió su pacto con Rusia y, el 22 de junio de 1941, atacó a la Unión Soviética. El obispo católico romano de Eichstätt, Alemania, hizo circular una carta pastoral que llamaba a la invasión alemana “una cruzada, una guerra santa . . . por la fe y la iglesia.”—The Catholic Church and Nazi Germany (1964), por Guenter Lewy, págs. 230, 231.

      De manera similar, en Italia, el arzobispo Constantini se refirió a la “Rusia bolchevique” como esa “vasta tierra donde parece que Satanás ha hallado sus instrumentos y sus mejores colaboradores,” y oró por la bendición de Dios sobre los soldados italianos y alemanes quienes, “en esta hora decisiva, están defendiendo el ideal de nuestra libertad en contra del barbarismo rojo.”—Pius XII and the Third Reich (1966), Saul Friedländer, pág. 79.

      Por supuesto, la invasión alemana fracasó y la guerra terminó con Rusia entre las victoriosas potencias aliadas.

      Pero, si es que hubo algún cambio, ahora la oposición de la Iglesia Católica se hizo más dura. Cuando después de la guerra Italia llegó a tener el mayor partido comunista fuera de la Unión Soviética, el Vaticano publicó un nuevo anuncio oficial. En 1949 decretó que, no solo los alistados en el partido comunista, sino que cualquiera ‘que mostrara favor al partido comunista’ debería ser excomulgado.

      Aunque este decreto nunca fue definidamente puesto en vigor, una continua andanada de denuncias siguió fluyendo de las autoridades religiosas durante la década de 1950. En 1955 Richard Nixon, entonces vicepresidente de los Estados Unidos, alabó a la Iglesia Católica como “uno de los principales baluartes en contra del comunismo.” Aunque no tan prominentemente, las organizaciones protestantes proclamaron una animosidad similar hacia el mundo comunista.

      Un viraje religioso

      Entonces, de repente, comenzando en 1963 se inició el “deshielo.” Ese año las heladas relaciones entre el Vaticano y el comunismo comenzaron a entibiarse.

      Una importante señal del “deshielo” vino con la encíclica del papa Juan XXIII (Pacem in Terris) (Paz en la Tierra). En ésta él dijo, de hecho, que la paz mundial no podía esperar hasta el resolvimiento de las rivalidades ideológicas, luchas por el poder político, ni aun por el triunfo de la religión sobre el ateísmo.

      Entonces, ante la consternación de los elementos conservadores el papa reforzó esto recibiendo en una audiencia privada a la hija y al yerno del entonces comunista principal, Kruschef.

      Al año siguiente, el 15 de septiembre de 1964, el Vaticano firmó un importante acuerdo con el régimen comunista de Hungría... solo quince años después que el Vaticano decretó la excomunión en contra de cualquiera que ‘mostrara favor al comunismo.’ Roma ahora permitió a los sacerdotes católicos de Hungría hacer un juramento de lealtad al gobierno comunista de Hungría.

      Continuaron los ‘sondeos de paz.’ Por ejemplo, en la primavera de 1966 el papa Paulo VI llevó más adelante el “deshielo” concediendo una audiencia papal al Ministro de Relaciones Exteriores soviético Andrei Gromyko. En su informe de la audiencia, la revista Newsweek relata que el papa, “sonriendo ampliamente, recibió a Gromyko en la puerta de la biblioteca y extendió ambas manos en un saludo.” Los años que siguieron vieron continuas negociaciones del Vaticano con los países comunistas.

      Así, ahora en 1972 cuando se llevaron a cabo las conferencias cumbre de Peking y Moscú no hubo siquiera un murmullo de desaprobación de parte de los dirigentes eclesiásticos. Por lo tanto había ocurrido una asombrosa transformación. Los “bárbaros rojos” del comunismo repentinamente habían llegado a ser socialmente aceptables, respetables. La ideología “impía” del comunismo, la cual sostiene que la religión es el “opio de la gente,” ya no era vista como un obstáculo serio para las relaciones cordiales.

      La actitud cambiada de los guías religiosos ha sido igualada por las potencias políticas de Occidente. Por ejemplo, desde Moscú en su alocución por televisión al pueblo ruso, el presidente Nixon enfatizó que la Unión Soviética y los Estados Unidos ya no debían verse como ‘enemigos hostiles’ sino como ‘competidores pacíficos.’

      En su “Declaración de Principios” ambos países acordaron que las “diferencias en ideología y en los sistemas sociales [entre los cuales están los sistemas religiosos y las actitudes] . . . no son obstáculos para el desarrollo bilateral de relaciones normales.”

      Las que lucían como gigantescas barreras al parecer han sido salvadas. La atención ahora se enfoca en una “Conferencia de Seguridad Europea,” acordada por las potencias mundiales para 1973. Y el diario francés Le Monde (junio 25 al 26 de 1972) citó las siguientes palabras del monseñor Casaroli, jefe de la diplomacia del Vaticano: “El Vaticano se propone participar” y ya está recomendando lo que la agenda debería abarcar, incluso una reducción equilibrada de las fuerzas armadas de la NATO y del Pacto de Varsovia.

      ¿Qué traerán los meses venideros? ¿Son lo que hemos estado viendo tan solo maniobras políticas ‘de rutina,’ un ‘falseamiento de los hechos,’ o se está preparando algo grande? Hay razón para creer que se trata de esto último.

      [Ilustraciones de la página 8]

      El papa Juan XXIII firma la encíclica “Pacem in Terris,” el 11 de abril de 1963, lo cual inició el “deshielo” en la actitud del Vaticano hacia el comunismo mundial

      El papa Paulo VI continuó el “deshielo” concediendo una audiencia papal al Ministro de Relaciones Exteriores Soviético Andrei Gromyko

  • ¿Por qué tal esfuerzo por la paz ahora?
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • ¿Por qué tal esfuerzo por la paz ahora?

      HACE mil novecientos años la profecía bíblica predijo un tiempo en que los hombres proclamarían “¡Paz y seguridad!” Parece que esa profecía está acercándose rápidamente a su cumplimiento.

      Los guías mundiales, de hecho, usan estas palabras repetidamente. Pero no es el mero uso de una frase lo que es tan significante.

      Vivimos en un tiempo que de muchas maneras es singular. Deténgase y piense en las horrendas realidades a las que el mundo se enfrenta hoy día. Considere por qué ahora, de todos los tiempos, los guías mundiales serían tanto estúpidos como insanos si no hicieran sus más grandes esfuerzos para ganar la paz y la estabilidad.

      ¿Paz mundial o suicidio mundial?

      Nunca antes de nuestro tiempo ha tenido el hombre los medios para literalmente arruinar toda la Tierra. Considere lo siguiente:

      Los Estados Unidos tienen cuarenta y un submarinos con cohetes nucleares. Cada uno lleva más poder explosivo que el de todas las bombas usadas por los dos bandos durante la II Guerra Mundial... ¡entre éstas las dos bombas atómicas arrojadas sobre el Japón! Rusia está desarrollando cuarenta y dos de esos submarinos. En julio de 1972 Francia comenzó a hacer pruebas con su submarino de cohetes nucleares.

      Los rusos tienen cerca de 300 enormes SS-9 bombas de hidrógeno, cada una con una capacidad de veinticinco megatoneladas. Eso es equivalente a veinticinco millones de toneladas de TNT cada una. Tan solo una de estas bombas haría una horrenda matanza en cualquiera de las grandes ciudades de la Tierra.

      Ahora mismo, en este momento, además de sus cohetes submarinos, los Estados Unidos tienen 1.000 cohetes Minuteman estacionados en tierra, equipados con puntas de combate de una o dos megatoneladas, apuntados hacia la Unión Soviética y China. La Unión Soviética tiene unos 1.300 igualmente poderosos cohetes apuntados hacia los Estados Unidos además de sus SS-9.

      Una presión de los botones por parte de las naciones opuestas y se calcula que trescientos millones de personas perecerían en menos de una hora.

      Sin embargo las superpotencias continúan acumulando más y más puntas de combate destructivas. Así, hace algún tiempo el físico Ralph E. Lapp señaló que los Estados Unidos han acumulado “suficientes explosivos nucleares para rematar a la Unión Soviética por lo menos 25 veces.”

      Ahora la China está llegando con rapidez al rango de superpotencia en armamento nuclear.

      Más que eso... un informe del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Suecia muestra que aproximadamente la tercera parte de los países tendrán “importantes programas nucleares para fines de los años 1970.” Esto, dice, podría llevar a “una situación totalmente nueva en asuntos militares y estratégicos.”

      Con buena razón, el presidente Nixon advirtió: “En una guerra nuclear no habrá vencedores... solo perdedores.” “Si somos arrastrados a un conflicto, la posibilidad de suicidio mutuo es muy grande.”

      En el pasado, cuando amenazaba la guerra, los gobernantes nacionales tenían que tomar en cuenta las perspectivas de poder perder una porción de la población, perder algo del poderío industrial, y ver destruidas grandes porciones de las ciudades principales.

      Pero nunca habían tenido que contemplar la pérdida virtual de todo el país, de ver a su país convertido en un lugar que les sería inhabitable a cosas vivientes.

      Ahora se enfrentan a esas mismas perspectivas.

      La amenaza al ambiente humano demanda acción global

      El género humano necesita hacer la paz con el mismo planeta que habita. Por décadas el hombre ha estado ‘en guerra’ con su propio ambiente, contaminándolo casi hasta no poder más. Ahora está segando lo que ha sembrado.

      Segamos aire contaminado. En 1970 los científicos en un centro de investigación atmosférica predijeron que, a la proporción actual, “en una década los habitantes de las ciudades tendrán que usar máscaras para gas a fin de sobrevivir a la contaminación del aire.” En Tokio, Japón, los policías que dirigen el tráfico ya tienen que recurrir a intervalos a máquinas de oxígeno.

      Segamos agua contaminada de ríos y lagos envenenados y hasta de los mares y los océanos. A pesar de todas las advertencias, la contaminación continúa. The Daily Yomiuri del 27 de junio de 1972 informa: “La contaminación de los mares que rodean al Japón se está agravando a una proporción alarmante.”

      Esta, y otra contaminación, no la pueden resolver las naciones por separado, por partes. En un comentario acerca de la conferencia de las Naciones Unidas en Suecia sobre la amenaza de la contaminación mundial, la revista Editorial Research Reports dijo:

      “A menos que se haga un esfuerzo internacional en escala total todo parece fútil. El sistema ecológico del mundo es uno; es tal que ninguna nación por sí sola puede limpiar su ambiente. La atmósfera lleva contaminantes industriales e insecticidas a todas partes de la Tierra. Virtualmente toda vía marítima internacional está contaminada, y la situación empeora año tras año.”

      El peligro de desastre mundial por medio de la contaminación es tan real y tan grave como el peligro de la guerra nuclear.

      Tomó miles de años el que la población humana llegara a mil millones de personas (en 1850). En tan solo ochenta años llegó a dos mil millones. Ahora hay 3.600 millones y se calcula que aumentará —no solamente otros mil millones— ¡sino que duplicará la cantidad actual en solo los próximos treinta años!

      Cada día hay unas 200.000 más bocas que alimentar en este planeta. Pero el planeta permanece del mismo tamaño. Y la producción agrícola no va al mismo paso que la demanda.

      Los guías mundiales saben que hay gran agitación entre la gente del llamado Tercer Mundo, las que pertenecen a las ‘naciones en desarrollo,’ más pobres. Esas naciones tienen más del doble de población que las naciones industriales, más ricas y están aumentando a una proporción más rápida.

      Para calmar el creciente descontento entre esta enorme población, las grandes potencias han tratado de suministrar ayuda tecnológica. Se han logrado algunos adelantos; pero los problemas son grandes y el aumento de la población casi anula cualquier adelanto hecho. Así, un reciente censo de las Naciones Unidas muestra que “la brecha entre las naciones que tienen y las que no tienen sigue ensanchándose.”

      La amenaza que la “bomba humana” plantea ahora se agrava cada día. Para inactivarla, las grandes potencias reconocen la necesidad de volverse de sus rivalidades y trabajar para mejorar las condiciones en todo el mundo.

      Los problemas domésticos demandan atención

      Los guías mundiales también se enfrentan a crecientes problemas domésticos internos. Ven a sus ciudades principales en crisis, muchas arruinándose a un paso alarmante. Se necesita urgentemente dinero, pero los gastos militares y ‘la competencia de guerra fría’ hacen que éste escasee.

      Hay un aumento en la demanda de parte del consumidor en la Unión Soviética y otros países que tiene que satisfacerse si es que la gente ha de permanecer sumisa. Y es necesario hacer algo a fin de detener la ola de delitos que inunda a todas las naciones.

      Además, la gente ha notado el buen éxito de la actividad espacial de las principales potencias. Han visto a hombres caminar en la Luna. Ven que las naciones han tenido buen éxito en el espacio, de modo que se preguntan por qué no hacen lo mismo en la Tierra.

      Las Naciones Unidas... ¿merecen ese título?

      La Organización de las Naciones Unidas, que en un tiempo fue orgullosamente aclamada como el mayor logro del género humano, está en dificultades. Está en peligro de perder todo su prestigio a menos que ocurra un gran cambio mundial.

      Sin embargo, con la China comunista ahora entre sus filas, por primera vez abarca virtualmente a la población del mundo. ¿Qué pasaría si las principales potencias produjeran un arreglo de paz con la ayuda de las N.U.? ¿Qué pasaría si pudiera ayudar a disipar las luchas y las rencillas entre las naciones más pequeñas?

      En ese caso parecería que las Naciones Unidas eran merecedoras de su ensalzado título. Ganarían gran apoyo y alabanza.

      La religión mundial en crisis

      La religión mundial, en particular la de la cristiandad, en los últimos años ha experimentado una grave decadencia. Las disputas internas dentro de las iglesias les han hecho perder mucho respeto. Su evidente inhabilidad para traer paz y resolver los problemas humanos ha hecho que muchos comiencen a dudar de su valor. Pero ahora los guías religiosos ven perspectivas de sacar gran provecho de un arreglo de paz mundial.

      Si la proclamación oficial de ‘paz mundial y seguridad’ hubiera de hacerse muy pronto por toda la Tierra —con las iglesias en posición de reclamar alguna participación en haberla conseguido— esto podría restaurar por lo menos algo de su disminuido prestigio, influencia y favor. Lo necesitan... y ellas lo saben.

      El papa Paulo VI confesó que la disensión, la crítica y la protesta estaban afligiendo a la Iglesia Católica y causando “un estado de intranquilidad que no podemos ni queremos ocultar.”—Times de Nueva York del 24 de junio de 1972.

      Un arreglo de paz mundial podría hacer mucho para calmar esa intranquilidad y aumentar la confianza acerca del futuro. Podría despertar las esperanzas de un reavivamiento religioso y de un renacimiento de vigor de parte de las religiones del mundo.

      Las razones, entonces, por las que los hombres deben hacer un esfuerzo total por la paz y la seguridad del mundo son muchas y muy poderosas. ¡Hay evidencia de que pronto llevarán los asuntos a un punto en que el grito de “paz y seguridad” llegará a ser el lema del día!

      Pero la gran pregunta es: ¿Será duradera?

      Podemos saber la respuesta a esa pregunta, ahora.

      [Ilustración de la página 10]

      En ambos bandos, los Estados Unidos y Rusia, hay más de 1.000 cohetes estacionados en tierra apuntados y listos para ser disparados con solo apretar un botón

      Uno de estos cohetes puede moverse velozmente a través del espacio a 25.000 kilómetros por hora y dejar caer una lluvia de muerte nuclear sobre una entera ciudad dentro de la media hora de haberse dado la señal

      [Ilustración de la página 12]

      [Times de Los Ángeles,

      21 de julio de 1972]

      El titular dice: “El papa pide a los sacerdotes que prediquen que ‘la paz es posible,’ no solamente un sueño.”

      [Ilustraciones de la página 11]

      LA BOMBA HUMANA CASI A PUNTO DE ESTALLAR

      La población ahora es de 3.600.000.000. Se predice que se duplicará en 30 años

      El crecimiento más rápido está entre las naciones más pobres, las cuales ya tienen el doble de población de las naciones más ricas

      Cada día hay unas 200.000 más personas que alimentar. La producción de alimentos no va al mismo paso que la demanda

  • ¿Una “generación de paz” o una paz mundial de corta duración?
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • ¿Una “generación de paz” o una paz mundial de corta duración?

      UN DÉTENTE mundial, o un relajamiento de las tensas relaciones internacionales, está ahora en marcha. ¿Cuánto durará? ¿Traerá “una generación de paz” en un “nuevo orden mundial,” como algunos prevén?

      A pesar de todas las razones urgentes para buscar la paz del mundo, a pesar de todo el duro esfuerzo que se ha invertido en las negociaciones, a pesar de toda la determinación y los buenos deseos de los guías mundiales, y a pesar de toda la inteligencia de sus consejeros, la venidera paz mundial que están forjando será de corta duración. ¿Por qué?

      Por dos razones básicas, ambas poderosas.

      Una es porque no va a —de hecho, no puede— resolver los problemas humanos que perturban la paz. Los guías mundiales prefieren pasar por alto o hacer caso omiso de este hecho: La guerra no la causan las bombas o los buques de guerra o las balas. La guerra la causa la gente. Cualquier arreglo de paz que las naciones hagan jamás removerá el egoísmo humano. Y eso es obviamente la causa raíz de toda la desunión, de los choques violentos y de la guerra.

      De hecho, el venidero arreglo de paz en sí mismo está fundado mayormente sobre una base egoísta. ¿No asocia usted la paz con mutua fe y confianza? Sin embargo, el Dr. Henry Kissinger, el principal negociador de los acuerdos entre los EE. UU. y Rusia, dijo acerca de ellos: “Al apoyar estos acuerdos no lo hacemos sobre la base de la confianza, sino sobre la base del esclarecido interés propio de ambos lados.” “Esclarecido interés propio” es solo una manera cortés de decir “egoísmo astuto.”

      Subrayando la falta de confianza mutua, la revista Time, al considerar el reciente pacto de limitación de armas, dijo: “Se espera que ambos lados gasten grandes sumas en satélites de observación para detectar cualquier engaño por parte del otro.”

      ¿No asocia usted la paz con la calma y la libertad del temor? Pero la venidera paz internacional se apoya en lo que se llama un “equilibrio de terror” como medio principal de evitar la guerra. La idea es que cada lado retendrá tal poder, que aunque fuera atacado por sorpresa, podría desquitarse con una devastadora lluvia de bombas de hidrógeno. Se supone que esto evitará cualquier intento de guerra total.

      Pero esto sería igual a convenir dos personas en bailar juntas mientras cada una apunta una pistola al corazón de la otra... con su dedo en el gatillo. ¿Qué calma y paz mental genuinas pueden existir bajo semejantes circunstancias?

      ¿Qué hay de estos problemas?

      Lo que es más, aunque la gente pudiera despedir de su mente la siempre presente posibilidad de la destrucción nuclear... sin embargo, ¿cuánta paz pueden tener si continúa la delincuencia desenfrenada? ¿Cuánto significaría algún arreglo de paz mundial si todavía sintieran miedo al salir de noche, o hasta se sintieran inseguros dentro de sus hogares tras puertas cerradas?

      Aunque se remediaran las principales divisiones internacionales, ¿qué hay de la desunión interna dentro de cada nación?

      ¿Curaría una paz mundial política las riñas entre los grupos religiosos, como en Irlanda donde el conflicto entre los católicos y los protestantes ha acarreado la muerte a más de 540 hombres, mujeres y niños, además de incalculable daño a la propiedad, en los pasados tres años?

      ¿Eliminaría la desunión racial y el odio, como el que se despliega entre los árabes y los judíos, o la rivalidad tribual como la que hay en el país africano de Burundi? En Burundi, el odio entre las tribus Tutsi y Hutu, ha resultado, en solo unos pocos meses, en una brutal matanza, según cálculos, de 120.000 hombres, mujeres y niños... ¡más que el doble del total de estadounidenses muertos en combate en los once años de la guerra de Vietnam!

      ¿Y qué hay de toda la corrupción, engaño y fraude en la vida política y comercial que ha plagado a las naciones por siglos? ¿Qué hay de los abusos de poder y autoridad acompañados de injusticia, desigualdad y verdadera opresión? ¿Cuán pacífica llegará a ser esta Tierra en tanto que estas cosas continúen, aun en una escala local?

      Pero hemos dicho que hay dos poderosas razones básicas por las cuales el venidero arreglo de paz será de corta duración. ¿Cuál es la segunda? ¿Y qué esperanza nos deja?

      [Ilustración de la página 13]

      Aunque se llegara a un acuerdo internacional para la paz mundial, ¿cuán pacífica en realidad puede ser la Tierra mientras continúen la desunión, el egoísmo, la corrupción y la injusticia en cada nación?

      [Times de Nueva York,

      23 de junio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      23 de junio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      3 de junio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      28 de junio de 1972]

      [Times de Nueva York,

      15 de agosto de 1972]

      [U.S. News & World Report,

      23 de agosto de 1971]

      [Revista Time,

      10 de enero de 1972]

      Los titulares dicen: “Nixon ve peligro a menos que Congreso vote a favor del fondo de armas”; “Kremlin reafirma a aliados que se mantiene preparado para la guerra”; “Informan miles de muertos en las matanzas de Burundi”; “Remolcadores admiten que ‘roban para sobrevivir’”; “Corrupción confirmada”; “A medida que la ‘guerra abierta’ hace estragos en Irlanda del norte”; “Congresista es condenado.”

  • Cuando los hombres dicen “paz y seguridad,” entonces ¡destrucción repentina!
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • Cuando los hombres dicen “paz y seguridad,” entonces ¡destrucción repentina!

      LA PRINCIPAL razón por la cual la venidera paz mundial establecida por los dirigentes humanos será solo momentánea es porque así lo predice la Biblia.

      Al escribir a los cristianos hace diecinueve siglos, el apóstol Pablo dijo estas palabras:

      “El día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche. Cuando sea que ellos estén diciendo: ‘¡Paz y seguridad!’, entonces destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera.”—1 Tes. 5:1-3.

      Pero, ¿por qué aplicar esta profecía bíblica a los esfuerzos y declaraciones oficiales de paz de la actualidad? ¿No es la paz una cosa buena y no dice la Biblia: “Bienaventurados los pacificadores”? ¿No aplauden hasta los guías religiosos de la cristiandad los esfuerzos que ahora están en marcha? ¿Por qué, entonces, predeciría la Biblia fracaso para tan importante esfuerzo por la paz como el que se está haciendo?

      Entre otras cosas, vivimos en un tiempo claramente señalado por el cumplimiento de todavía otras profecías bíblicas que señalan a la llegada del “día de Jehová” y a su divina ejecución de juicio en las naciones. Debido a que éstas se han cumplido, tenemos base para la convicción de que la profecía del apóstol de “destrucción repentina” pisándole los talones a una declaración oficial de “paz y seguridad” también se cumplirá en nuestro día.

      Tan atrás como en 1879, los publicadores de esta revista señalaron al año 1914 como un año marcado por la profecía bíblica, como el punto de partida de lo que la Biblia llama “el tiempo del fin.”a

      Desde 1914 en adelante nuestra generación ha presenciado la “señal” que Cristo Jesús dijo identificaría a ese período y que serviría de introducción al predicho “día de Jehová.” La señal que él dio tenía múltiples rasgos. Los que la vieran podrían estar seguros de dos cosas:

      Primero, que esta señal sería el preludio a una “tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” Y segundo, que los que vieran la señal positivamente sabrían “que está cerca el reino de Dios,” tan cerca que la generación que la observara “no pasará de ningún modo hasta que sucedan todas las cosas.”—Mat. 24:21; Luc. 21:31, 32.

      ¿Cuál fue esta señal de múltiples rasgos? ¿La vemos ahora? ¿Y la ha estado verdaderamente viendo la gente desde 1914 en adelante? Compare sus rasgos, que se encuentran en Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21 y Revelación 6, con los sucesos y condiciones de nuestra generación como se presentan a continuación:

      Nación se levanta contra nación en guerra global (Mat. 24:7; Rev. 6:3, 4)

      El analista militar H. W. Baldwin en el libro World War I declara lo siguiente: “La I Guerra Mundial [1914-1918] introdujo el siglo de Guerra Total, de —en el sentido completo y primordial del término— guerra global. . . .”

      El presidente Nixon recientemente señaló que solo desde el fin de la II Guerra Mundial se han peleado cien o más guerras.

      Masiva escasez de alimentos, precios y hambre ascendentes (Mat. 24:7; Rev. 6:5-8)

      En el mismo período, desde 1914 en adelante, a pesar de los adelantos agrícolas, el precio de los alimentos se ha elevado por las nubes. El hambre se esparce por toda la Tierra, a veces dramáticamente, aunque más a menudo por medio de la lenta, menos conspicua —y sin embargo asesina— desnutrición.

      Un informe del Times de Nueva York muestra que tan solo en la década pasada, en algunas partes del mundo las enfermedades ocasionadas por la desnutrición estaban atacando a 10.000 personas cada día... a más de 3.500.000 cada año. La gente en países industrializados quizás se resista a creerlo pero a pesar de eso es verdad: una de cada tres personas en la Tierra está o lentamente muriéndose de hambre o sufriendo de desnutrición.

      Plagas mortíferas de proporciones epidémicas (Luc. 21:11; Rev. 6:8)

      Aun sin considerar la epidemia de la “influenza española” de 1918 a 1919, que dio muerte a 21.000.000 de personas en cuestión de meses, no podemos negar que nuestra generación ha sido plagada por el cáncer, enfermedades del corazón, enfermedades mentales, enfermedades venéreas, afición a las drogas y envenenamiento por contaminación de proporciones verdaderamente epidémicas.

      Terremotos en un lugar tras otro (Mat. 24:7)

      Virtualmente en cada año hay uno o más temblores grandes en alguna parte de la Tierra. Pueblos enteros han desaparecido en el Perú, Irak y otros países en solamente los pasados cuantos años. Desde 1914 más de 700.000 personas han perdido la vida en los terremotos.

      Aumento del desafuero (Mat. 24:12)

      Vivimos en lo que muchos llaman una “era de violencia.” La vida nunca ha sido tan insegura, particularmente en las grandes ciudades por todas partes del mundo. Ahora la delincuencia también está aumentando rápidamente en los suburbios y en las zonas rurales. Los crímenes sexuales aumentan y la inmoralidad sexual no parece conocer límites; está introduciéndose más y más dentro de los grupos de menor edad, desde los adolescentes hasta el grupo de los preadolescentes.

      Buenas nuevas del Reino predicadas en toda la Tierra (Mat. 24:14)

      Durante este mismo período desde 1914 hasta hoy, se ha llevado a cabo la mayor campaña publicitaria de la historia anunciando por toda la Tierra que el reino de Dios ha comenzado su gobernación activa desde los cielos y dentro de poco tomará control de toda la Tierra. Según dice el libro These Also Believe, de Charles Braden: “Los testigos de Jehová literalmente han cubierto la Tierra con su testificación.”

      Estos proclamadores del Reino han visitado a cientos de millones de hogares en más de 200 países, no una o dos veces sino docenas de veces. ¿El resultado? No la conversión del mundo, porque eso no es lo que la Biblia predijo. Más bien, la profecía de Jesús dice: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.

      ¿Destrucción de qué?

      Como lo muestra el resto de la Biblia, el “fin” no se refiere al fin del planeta Tierra ni al fin de todos los habitantes de éste. Se refiere a la destrucción de un sistema de cosas mundial que ha sido injusto desde su principio.

      Debido a que han rehusado dejarse guiar por la ley de Dios y zanjar sus diferencias según ella en paz, por miles de años los hombres han hecho de esta Tierra un campo de batalla en el que, no la justicia, sino ‘la fuerza ha prevalecido sobre la razón.’ Han luchado para ganar o retener ventaja comercial, influencia y poder político, o expansión de derechos territoriales. Han dado libre curso al prejuicio religioso, orgullo nacionalista u odio racial. Y para realizar estas metas egoístas no se han refrenado de llevar a cabo matanza despiadada, la cual casi siempre ha estado acompañada por el saqueo, la violación y otros actos de crueldad. ¿Podemos creer que el Dios Todopoderoso nunca pedirá una rendición de cuentas por todo esto? ¿Pudiera él merecer nuestra confianza y adoración como Dios de justicia si no lo hiciera?

      El “día de Jehová” del cual escribió el apóstol es el tiempo de Dios para esa rendición de cuentas. Pero habrá sobrevivientes. Y a todos los que han repudiado el proceder impío de las naciones y aman la justicia y quieren escapar de la venidera “destrucción repentina,” les aplicarán estas estimulantes palabras dichas al antiguo Israel:

      “Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores, y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación. Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.”—Isa. 26:20, 21.

      Por qué rechaza Dios los movimientos de paz del mundo

      En su Palabra, la Biblia, a Jehová Dios se le llama “el Dios que da paz.” (Rom. 15:33) Pero él no favorece la ‘paz a cualquier precio.’ Con él no puede haber paz a menos que sea paz con justicia. Tampoco bendecirá Dios ningún arreglo de paz que lo deja a él y a sus propósitos fuera del cuadro.

      Eso es exactamente lo que el venidero arreglo de paz de las naciones está haciendo. Quieren paz, pero solo para poder mantener el mismo modo de vivir que han escogido a través de los siglos. Están preocupadas con la prosperidad material, pero no con la prosperidad espiritual. Las palabras de Santiago, el discípulo y medio hermano de Jesucristo, describen bien a estas naciones, incluso a las de la cristiandad. Él escribió:

      “¿De qué fuente son las guerras y de qué fuente son las peleas entre ustedes? ¿No son de esta fuente, a saber, de sus deseos vehementes de placer sensual que llevan a cabo un conflicto en sus miembros? Ustedes desean, y sin embargo no tienen. Siguen asesinando y codiciando, y sin embargo no pueden obtener. Siguen peleando y guerreando. No tienen porque no piden. Sí piden, y sin embargo no reciben, porque piden con un propósito malo, para gastarlo en los deseos vehementes que tienen de placer sensual.”—Sant. 4:1-3.

      ¿Usarían, entonces, las naciones un tiempo de “paz y seguridad” para volverse de los malos caminos y buscar la justicia? ¿Usarían ese tiempo para aprender más acerca de su Creador y dedicarse a llevar a cabo Su voluntad y propósitos?

      Lo que usted lee cada día en el diario, lo que usted oye por la radio, o ve por la televisión, y en especial sus propias experiencias y relaciones diarias... todo esto le debería decir que ese motivo sincero falta. El amor a Dios y el amor al prójimo obviamente no es lo principal en la mente y el corazón de la vasta mayoría de personas hoy día. Por esa misma razón la humanidad se encuentra en una situación deplorable y se enfrenta a mortíferas crisis.

      La bendición de la religión no garantiza el éxito

      Sería un grave error pensar que la aprobación, apoyo y participación de las religiones del mundo en el movimiento actual de paz garantiza de manera alguna que Dios lo bendecirá. Todo lo contrario, señala a su condena.

      En realidad las religiones del mundo han seguido un derrotero exactamente opuesto al proceder que adoptó el propio Hijo de Dios. Cristo Jesús dijo que ‘su reino no era parte del mundo’ y que sus verdaderos seguidores no serían parte del mundo. (Juan 18:36; 17:14) Pero por siglos las religiones del mundo se han prostituido con los poderes políticos para ganar influencia con ellos.

      Esto ha sido especialmente cierto de las religiones de la cristiandad. No pueden escapar de ser identificadas con la simbólica ramera llamada “Babilonia la Grande” descrita en el capítulo diecisiete de Revelación, de la cual se dice que tiene relaciones íntimas con los reyes de la Tierra. Babilonia la Grande, como una simbólica ciudad que “tiene un reino sobre los reyes de la tierra,” adecuadamente encaja en el combinado imperio ‘espiritual’ que las religiones de este mundo han mantenido por siglos sobre los gobiernos terrestres.

      Este libro bíblico de Revelación muestra que Babilonia la Grande no dirige las naciones a Dios, sino en contra de él de modo que pelean en contra del “Cordero,” Cristo Jesús. Hacen esto por medio de rechazar su gobierno del Reino y rechazando, hasta persiguiendo, a los que lo anuncian y lo apoyan.—Rev. 17:1, 2, 14, 18.

      Aunque los guías religiosos de la cristiandad aplaudan el actual movimiento de paz del mundo y oren por su buen éxito, sabemos cómo Dios ve esto. En Isaías 1:15 leemos:

      “Y cuando extienden ustedes las palmas de sus manos, escondo de ustedes mis ojos. Aunque hagan muchas oraciones, no estoy escuchando; sus mismísimas manos se han llenado de derramamiento de sangre.”

      Sí, los mismos sistemas religiosos de la cristiandad tienen las manos manchadas de sangre. Desde las asoladoras Cruzadas de los primeros siglos, continuando con las “guerras religiosas” y la Inquisición de la Edad Media, hasta llegar a las guerras globales de nuestra generación, las iglesias de la cristiandad han apoyado a los estados políticos en su guerrear, hasta instándolas a continuar, asegurándoles la bendición de Dios. Su actual creciente implicación en la política prueba que no han tenido un verdadero cambio de corazón. Sus oraciones, por lo tanto, no pueden granjearse la atención y el oído de Dios.

      [Nota]

      a Para una explicación detallada de la evidencia profética, sírvase ver el libro “Babylon the Great Has Fallen!” God’s Kingdom Rules!, págs. 174 a 181.

      [Ilustraciones de la página 15]

      GUERRAS

      ESCASECES DE ALIMENTO

      [Ilustraciones de la página 16]

      TERREMOTOS

      PLAGAS

      [Ilustraciones de la página 17]

      DELINCUENCIA

      SE PREDICA EL REINO

  • Cómo vendrá la verdadera paz mundial
    ¡Despertad! 1973 | 22 de abril
    • Cómo vendrá la verdadera paz mundial

      EL “DIOS que da paz” tiene su propia provisión para traer al mundo la paz, verdadera paz. Esa provisión es el gobierno de su Hijo, el reino mesiánico. Acerca del Mesías, el profeta Isaías hace mucho tiempo escribió bajo inspiración:

      “El gobierno principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará . . . Príncipe de Paz. De la abundancia del gobierno principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”—Isa. 9:6, 7.

      Ese gobierno ubicado en el cielo traerá paz duradera, no por medio de un “equilibrio de terror,” sino por la eliminación de todas las causas de terror. Solamente aceptará como súbditos terrestres a los que hayan cumplido las palabras de Miqueas 4:3 y que por lo tanto ya hayan batido “sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” Con súbditos amantes de la paz como éstos, uno puede comprender por qué la profecía continúa diciendo: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.”—Miq. 4:4.

      Unidos en la adoración pura y en el servicio del Dios vivo y verdadero, los súbditos terrestres del gobierno mesiánico no experimentarán el efecto divisivo de dar su lealtad a una confusión de ideologías y reinos políticos. No habrá ninguno de éstos. La Palabra de Dios nos dice que el reino de su Hijo “triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) Todos esos reinos políticos se enfrentan a la “destrucción repentina” debido a que se oponen a que Dios gobierne la Tierra y favorecen la continuación de gobierno por los hombres a pesar de la evidencia de su completo fracaso.

      Entonces los sobrevivientes terrestres podrán estar en paz con la Tierra, pues no la contaminarán con avaricia comercial, ni la envenenarán con la radiactividad de las armas nucleares, sino que la convertirán en un paraíso restaurado, un jardín de Dios por toda la Tierra. Aún más maravilloso, el gobierno de Dios proveerá los medios de curación para permitir que sus súbditos terrestres disfruten de paz dentro de sus propios cuerpos. Por medio del sacrificio de rescate del Hijo de Dios, la debilidad de la carne y su imperfección, y la enfermedad, la vejez y la muerte que éstas acarrean, serán eliminadas. Hasta las innumerables víctimas de las guerras, así como las personas que han muerto por otras causas, serán resucitadas a una oportunidad de probarse dignas de vida eterna bajo el gobierno de ese Reino. Así Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:4.

      Si usted desea escapar y no perecer en la “destrucción repentina” del actual sistema de cosas y quiere disfrutar de la vida bajo el gobierno del “Príncipe de Paz,” ¿qué debe hacer ahora?

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