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    La Atalaya 1952 | 1 de agosto
    • siervo de Jehová. Es todo ojos para los signos de dólar de una profesión bien pagada, pero ciego a los signos o señales de camino de la Biblia que dirigen hacia la vida eterna. Es todo oídos cuando el dinero habla, pero sordo cuando la Palabra de Dios habla. Con todo, hay muchos cientos de miles de los muchos millones de la tierra que tomarán tiempo para escuchar y aprender y conseguir el derecho a vivir.

      18. ¿Qué curso de acción descubren los mansos que conduce a la vida en el nuevo mundo?

      18 A medida que estos mansos estudian, aprenden que el reino de Cristo es la única esperanza de la humanidad. Ellos leen de las condiciones que habría en la tierra cuando este reino invisible fuera establecido en los cielos, y miran alrededor de ellos y ven que éste es ese tiempo, los últimos días del mundo de Satanás y que se acercan los primeros días del nuevo mundo de Jehová. Ellos aprenden también que tienen que predicar estas buenas nuevas a otros, en las calles, de puerta en puerta, en los hogares, en asambleas públicas, probando de este modo su amor por Dios por medio de obedecer sus mandamientos. Jesús lo hizo; sus seguidores también deben hacerlo. (Mat. 24:14; Luc. 8:1; 13:26; Hech. 5:42; 17:17; 20:20) Este curso fiel acarreará persecución, pero la perseverancia hasta el fin traerá vida en el nuevo mundo.—Mat. 5:10-12; 24:9-13; 2 Tim. 3:12; 4:2, NM.

      19. ¿A quiénes no les gustaría la vida en el nuevo mundo?

      19 No todas las personas aguantarán la persecución que precede a la vida en el nuevo mundo. De hecho, debe reconocerse que ni siquiera les gustaría a todas las personas la vida en ese nuevo mundo. Si su idea del placer es llenar sus pulmones de humo, o absorber drogas por la nariz, o derramar alcohol por la garganta como si fuera agua; o hartar su estómago de alimentos suculentos hasta que no puedan tragar otro bocado, entonces no les gustaría ese nuevo mundo. Si siempre están deseando la esposa de su prójimo, o tratando de divorciarse de la suya, o deseando robarle algo a su prójimo, o deseando dispararle a alguien con un cañón, o achicharrar a hombres con lanzallamas, o despedazar a mujeres y niños con bombas, entonces no les gustaría ese nuevo mundo. Si anhelan ver cuánta riqueza material pueden acumular a costa de otros, o cuánta adulación de criaturas pueden capturar mediante el ser clérigos ostentosos, o cuántos hombres pueden mandar o matar como personajes valentones de lo militar, entonces absolutamente no les agradaría el nuevo mundo. Ninguna de esas actividades existirá en él.

      20. ¿A quiénes les gustaría la vida entonces?

      20 Pero, por lo contrario, si a usted le gustaría sojuzgar la tierra, transformarla en campos que produzcan alimento o en parques que desplieguen belleza, hacer que los desiertos florezcan, ver las espinas y los cardos desaparecer para dar lugar a los abetos y los arrayanes, salvaguardar adecuadamente algunas áreas de profusa selva o montes majestuosos como moradas de muchos animales y como alabadores silenciosos del Creador, entonces a usted le gustaría el nuevo mundo. Si a usted le agradaría ejercer dominio sobre los animales, no con armas de fuego, látigos o rejas, sino por medio de amor y confianza mutua; si usted anhela ver el tiempo cuando el oso y el becerro yacerán juntos, el leopardo y el cabrito pacerán juntos, cuando el león comerá paja como el buey, y si le gustaría a usted ver el día cuando todos estos animales dócilmente serán guiados por un niñito, entonces le gustaría el nuevo mundo. Si su corazón desea con ansiedad el tiempo cuando las espadas serán forjadas en rejas de arado y las lanzas en hoces, cuando no habrá escuelas militares, ni aprendizaje de guerra, ni construcción de bombas, ni fomentadores de guerra, entonces usted le agradecerá a Dios su nuevo mundo donde este cambio acontecerá. Si usted desea ver el tiempo cuando el dominio político opresivo desaparecerá y la avaricia comercial no existirá, cuando los hombres edificarán su propia casa y la habitarán y vivirán en paz bajo su propia viña e higuera, cuando la tierra resonará con los gritos felices de niños y vibrará por los trinos animadores de las aves, y el aire será vigorizante con la fragancia de las flores, entonces usted se entusiasmará por el nuevo mundo. Si es su esperanza sincera ver el día cuando el cojo saltará como un ciervo, oír la lengua del mudo cantar, ver los ojos de los ciegos abiertos, observar los oídos de los sordos destapados, presenciar cómo el gemido y la angustia ceden a las sonrisas, y las lágrimas y la tristeza ceden a la risa, y el dolor y la muerte ceden a la salud y la vida eterna, entonces usted no dejará que cosa alguna le estorbe en su camino para llegar a ese nuevo mundo bendito donde tales condiciones existirán para siempre.—Isa. 2:4; 11:6-9; 35:1-10; 55:13; 65:17-25; Apo. 21:1, 4.

      21. ¿Qué deberíamos estar anuentes a hacer, y qué debemos apreciar ahora?

      21 La mayor parte de las veinticuatro horas del día ahora las usamos para mantenernos vivos. Ocho de esas horas las pasamos durmiendo. Ocho más las usamos trabajando, a fin de obtener sustento material y substancia para adherirnos a esta vida llena de dolor y desilusión. ¿Cuánto trabajaremos para conseguir la vida en el nuevo mundo? ¿Ocho horas al día? ¿Vale la nueva vida tres veces más que la vieja, mereciendo veinticuatro horas de trabajo por ella? No es tres veces mejor, o cien veces mejor, o mil veces mejor. Es tanto mejor que desafía el ser comparada con esta vida presente. Debemos de dedicar todo, sin retener nada, al seguir el curso que la ganará para nosotros. Debemos de apreciar que no es el hacer el bien sinceramente como nosotros lo vemos, o el seguir sinceramente una forma de adoración como alguna de las religiones ortodoxas la ven, sino que debemos discernir que el hacer sinceramente la voluntad de Dios según se expresa en su Palabra, la Biblia, es lo que nos pondrá en el debido camino para la vida en el nuevo mundo. En este día de juicio, cuando Cristo el Rey divide a la gente de todas las naciones como el pastor separa las ovejas de las cabras, debemos apreciar que todas las personas están determinando su destino eterno. Ya sea sobre la base de lo que están haciendo o sobre la base de lo que no están haciendo, están escogiendo la vida o la muerte. (Mat. 25:31-46) Ahora es el tiempo para escoger. ¿Escoge usted la vida o la muerte? ¿Cuál respuesta es la que da su manera de proceder?

  • Distribuyendo “¡Despertad!” en francés en Quebec
    La Atalaya 1952 | 1 de agosto
    • Distribuyendo “¡Despertad!” en francés en Quebec

      UNA noche oscura y lluviosa en San Jerome, después de la cena, nos halló muy ocupados poniendo ejemplares doblados de Réveillez-vous! [¡Despertad! en francés] en sus ‘impermeables’. Después que teníamos unos 550 de ellos cuidadosamente envueltos en papel encerado y sujetos por bandas de goma, salimos a la noche tempestuosa y los distribuimos. ¿Con qué resultado? Unos cuantos días después nos notificó la Sociedad que alguien había enviado un cupón de uno de aquellos ejemplares de ¡Despertad! que tenían su impermeable.

      “Inmediatamente fuimos a dar atención a este interés, y nos sorprendimos al hallar a tres hermanos que vivían juntos, quienes por su propia cuenta habían abandonado la iglesia católica romana hacía unos once años, y desde entonces se habían pasado de iglesia en iglesia en busca de la verdad. Todo lo que tenían era una firme convicción de que en la Biblia estaba la verdad, aunque no la entendían con toda claridad. Poseían unas cinco diferentes traducciones de la Biblia. Con lo poco que entendían habían hecho que otros se interesaran y pusieran fe en la Biblia. Por más de

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