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Esfuerzos mundiales para tiempos mejores¡Despertad! 1974 | 22 de julio
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de angustia a la mujer encinta; y no escaparán de ninguna manera.”—1 Tes. 5:2, 3.
El propósito de Dios es poner fin a este sistema, no tratar de reformarlo. ¿Por qué no? Porque está más allá de reforma. Para comenzar fue construido sobre un cimiento malo y ahora sus defectos se hacen claramente evidentes. Ese es el significado real de las condiciones mundiales desde que comenzó esta edad turbulenta en 1914. Esa fecha crucial de la historia del mundo introdujo lo que la Biblia llama “los últimos días.” (2 Tim. 3:1) Marcó la generación que vería el fin de este angustioso sistema de cosas.
Así es que, uno puede ver por qué las naciones y sus apoyadores quedarán tan desilusionados por el repentino giro de los acontecimientos que vienen pronto. Después de aparentemente remendar este sistema de cosas dividido y proclamar que ellos han logrado “paz y seguridad,” hallarán que en realidad esto es la señal para su golpe de muerte. Puesto que viene tan inesperadamente para los que pasan por alto los propósitos de Dios, ciertamente será como un “ladrón en la noche.”
Ese desplome resultará en el peor tiempo de dificultades que el mundo jamás haya conocido. Jesús predijo que sería una “tribulación grande como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.”—Mat. 24:21.
Fuente de tiempos verdaderamente mejores
¿Por qué, pues, podemos decir que tiempos genuinamente mejores están en el futuro inmediato? ¿Cómo podemos retener esta esperanza optimista sabiendo que “destrucción repentina ha de sobrevenirles” a las naciones después que ellas hagan su proclamación de “paz y seguridad”?
Puesto que este sistema se aproxima a su fin, es obvio que no puede ser la fuente de tiempos verdaderamente mejores. Entonces, ¿cómo vendrán? Puesto que Dios es Aquel que ejecuta sus juicios contra el actual sistema de cosas, ¿será él la fuente de un orden completamente nuevo? La Biblia responde: Sí.
Solo el Hacedor del hombre puede introducir una era totalmente nueva que satisfará los deseos y necesidades apropiados de las personas de corazón honrado. La creación de ese nuevo sistema está completamente fuera del alcance de la humanidad. Como dijo el escritor bíblico Jeremías: “No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso. Corrígeme, oh Jehová.” (Jer. 10:23, 24) Jeremías sabía bien que, no el hombre, sino Dios, es Aquel que traerá tiempos mejores.
Eso es lo que Dios ha prometido, de hecho, garantizado. Su Palabra nos dice acerca de ese nuevo orden justo en el cual él promete ‘satisfacer el deseo de toda cosa viviente.’ (Sal. 145:16) Pero, ¿precisamente cómo lo hará? ¿Qué ha prometido realmente? ¿Por qué ha esperado tanto tiempo para llevarlo a cabo? ¿Qué tenemos que hacer para beneficiarnos?
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Lo que Dios ha prometido¡Despertad! 1974 | 22 de julio
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Lo que Dios ha prometido
AL LEER los periódicos que bosquejan los nuevos problemas y crisis a los que hay que enfrentarse cada día, ¿piensa usted, ‘oh, si solo pudiera conseguir un poco de descanso’? Sin duda tiempos mejores para nosotros tendrían que incluir alivio de las tensiones, irritaciones y frustraciones a las que nos enfrentamos ahora.
Y esto es exactamente lo que Dios ha prometido en su Palabra, la Biblia. Él conoce la estructura humana y sabe que los humanos necesitan descanso... literalmente se están desgastando por la situación en la que se hallan. El salmista dijo: “Él mismo conoce bien la formación de nosotros, acordándose de que somos polvo.” (Sal. 103:14) Él ha prometido alivio para la humanidad por medio de un gobierno justo, uno que reemplazará a todos los sistemas actuales que fracasan, y producirá en la Tierra una sociedad humana saludable y pacífica. Ese gobierno es el gobierno del Reino por el cual Cristo Jesús enseñó a orar a sus seguidores.—Mat. 6:9, 10.
El cabeza de ese gobierno es el que le dijo a la gente de su día que anhelaba tiempos mejores: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.”—Mat. 11:28, 29.
Pero, ¿cómo podemos estar seguros de esa esperanza de alivio por medio de este gobierno del Reino? ¿Cómo podemos saber que éstas no son como las meras promesas de los líderes mundiales actuales?
Bueno, si un individuo promete algo y nosotros sabemos que él verdaderamente ha cumplido cosas similares en el pasado, tenemos fe en que cumplirá sus promesas para el presente. Y Dios, por su parte, nos ha dado un registro de que él ha hecho exactamente esto. Hace siglos, él trató con la nación de Israel de tal modo que nos da una buena idea de su habilidad para traer tiempos mejores y lo que se propone cuando dice que le dará a su pueblo paz y descanso.—Isa. 32:17, 18.
Lo que es más, Dios nos dice específicamente que él ha hecho que se escriba el relato de estas cosas para proveer ejemplos, ilustraciones, de lo que el hará en una escala mundial y de un modo permanente en toda la Tierra. Examinemos algunas de esas ilustraciones.—1 Cor. 10:11; Rom. 15:4.
Cuando una nación tuvo descanso
Apreciando la necesidad que el hombre tiene de descansar de las presiones y preocupaciones, Dios le proveyó a la antigua nación de Israel un año sabático cada séptimo año. Ninguna otra nación ha gozado de una provisión tan reparadora. ¿Qué beneficios vinieron de ese arreglo, y cómo se compara esto con lo que vemos ahora?
Cuando la nación de Israel obedeció a Dios, observando los años sabáticos señalados, sus enemigos no la molestaron. La tierra se benefició porque se le permitía recuperarse, al no ser cultivada ese año. Cualquier persona pobre, que quizás no estaba empleada ese año, no sufría, porque tenía acceso pleno, libre a todos los cereales, hortalizas y frutas que crecían por sí solos.
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