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Estados Unidos de América (Parte 1)Anuario de los testigos de Jehová para 1975
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¿Le gustaría distribuir un tratado como aquél? C. B. Tvedt admite que ‘nunca olvidará aquel día en particular,’ y declara: “Era un día extremadamente frío. Pero el mensaje que yo distribuía ciertamente era candente. . . . Yo tenía mil de estos impresos para distribuirlos por debajo de las puertas de las casas de apartamentos y a veces directamente a individuos al encontrarme con ellos. No puedo negar que prefería hacer la distribución por debajo de las puertas, porque me daba cuenta de que éste era un mensaje candente y resultaría en repercusiones explosivas.”
Para fines de 1917 y comienzos de 1918 The Finished Mystery se estaba distribuyendo en cantidades cada vez mayores. El clero, encolerizado, alegó falsamente que ciertas declaraciones de este libro eran de naturaleza sediciosa. Se resolvieron a “atrapar” a la Sociedad Watch Tower y, como los líderes religiosos judíos del tiempo de Jesús en la Tierra, quisieron que el Estado les hiciera ese trabajo. (Compare con Mateo 27:1, 2, 20.) Tanto clérigos católicos come protestantes dieron a entender falsamente que los Estudiantes de la Biblia eran empleados del gobierno alemán. Por ejemplo, refiriéndose a la obra de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, una agencia jurídica del pueblo de Dios, el doctor Case de la Escuela de Divinidad de la Universidad de Chicago publicó esta declaración: “Se gastan dos mil dólares por semana en el esparcimiento de su doctrina. No se sabe de dónde viene el dinero; pero hay fuerte sospecha de que viene de fuentes alemanas. Es mi opinión que esos fondos serían un lucrativo campo para la investigación gubernamental.”
“Esto, estimulado por acusaciones similares de parte de otros eclesiásticos nominales, evidentemente tuvo algo que ver con que oficiales de la Información Secreta del Ejército se apoderaran de los libros del tesorero de la Sociedad,” dijo The Watch Tower del 15 de abril de 1918. Continuó: “Sin duda alguna las autoridades pensaban que hallarían alguna evidencia que daría sustancia a la acusación de que nuestra Sociedad trabaja en el interés del gobierno alemán. Por supuesto, los libros no revelan nada de eso. Todo el dinero que utiliza nuestra Sociedad es contribuido por personas que están interesadas en predicar el Evangelio de Jesucristo y Su reino, y nada más.” La publicidad nacional que los periódicos dieron a la toma de los libros de la Sociedad tendió a despertar sospechas.
El 12 de febrero de 1918 fue una fecha marcada para el pueblo de Dios en el Canadá. La Sociedad Watch Tower fue entonces proscrita en todo aquel país. Un despacho de la prensa pública declaró: “El secretario de Estado, bajo los reglamentos de la censura de la prensa, ha emitido decretos prohibiendo la posesión en el Canadá de varias publicaciones, entre ellas el libro publicado por la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, intitulado ‘STUDIES IN THE SCRIPTURES—The Finished Mystery,’ conocido generalmente como la publicación póstuma del pastor Russell. La circulación de ‘The Bible Students Monthly,’ también publicado por esta Asociación en su oficina de Brooklyn, Nueva York, también queda prohibida en el Canadá. La posesión de todo libro prohibido deja al poseedor expuesto a una multa que no excederá de 5.000 dólares y cinco años en prisión.”
¿A qué se debió la proscripción? El Tribune de Winnipeg, Manitoba, arroja alguna luz sobre eso, al decir: “Se alega que las publicaciones proscritas contienen declaraciones sediciosas y contra la guerra. Extractos de uno de los números de fechas reciente de ‘The Bible Students Monthly’ fueron denunciados desde el púlpito hace unas semanas por el Rdo. Charles G. Paterson, pastor de la Iglesia de San Esteban. Después de eso el fiscal de la corona, Johnson, pidió al Rdo. Paterson un ejemplar de la publicación. Se cree que la orden del censor es el resultado directo.”
Poco después de la proscripción inspirada por el clero en el Canadá, se hizo patente la naturaleza internacional de la conspiración. En febrero de 1918 el Departamento de Información Secreta del Ejército de los Estados Unidos en la ciudad de Nueva York empezó a investigar la oficina central de la Sociedad Watch Tower. No solo se había dado a entender falsamente que la Sociedad estaba en comunicación con el enemigo alemán; también se le había informado mentirosamente al gobierno de los Estados Unidos que la oficina central de la Sociedad en Brooklyn era un centro para la transmisión de mensajes al régimen alemán. Con el tiempo la prensa pública informó que agentes del gobierno se habían apoderado de un aparato inalámbrico que se había erigido y estaba listo para usarse en el hogar Betel. Pero, ¿cuál era la realidad?
En 1915 a C. T. Russell le dieron un pequeño receptor inalámbrico. Personalmente él no estaba muy interesado en el aparato, pero en el techo de Betel se levantó una pequeña antena y a algunos de los hermanos jóvenes se les dio la oportunidad de aprender a trabajar con el equipo. No obstante, no se obtuvo mucho éxito en cuanto a recibir mensajes. Cuando los Estados Unidos estaban por entrar en la guerra, se requirió que todos los instrumentos inalámbricos fueran desmantelados. Por eso, la antena fue removida y los palos fueron cortados y se utilizaron con otros fines, mientras que el instrumento mismo fue empacado cuidadosamente en el Estudio de Arte de la Sociedad. Por más de dos años no había sido utilizado en absoluto cuando dos agentes de la Información Secreta del Ejército supieron acerca del equipo mientras conversaban con un miembro de la familia de Betel. Fueron llevados al techo y se les mostró dónde había estado. Entonces se les mostró el instrumento mismo, todo empacado. Con consentimiento, estos hombres se lo llevaron porque no había uso para aquello en Betel. El aparato era solo un receptor, no un transmisor. Nunca hubo un instrumento de enviar mensajes en Betel. De modo que era imposible transmitir un mensaje a lugar alguno.
La oposición y presión contra el pueblo de Jehová continuó aumentando. El 24 de febrero de 1918, J. F. Rutherford pronunció una conferencia pública en Los Ángeles, California, a un auditorio de 3.500 personas. La mañana después el Tribune de Los Ángeles imprimió un informe de la conferencia que ocupó una página completa. Esto despertó la indignación de los clérigos locales. La asociación ministerial celebró una reunión el lunes por la mañana y envió su presidente a los adminstradores del periódico, exigiendo que explicaran por qué habían publicado tanto acerca de la conferencia. El jueves siguiente, el Departamento de Información Secreta del Ejército se apoderó de la central de los Estudiantes de la Biblia en Los Ángeles, y también se apoderó de muchas publicaciones de la Sociedad.
El lunes 4 de marzo de 1918 Clayton J. Woodworth (uno de los compiladores de The Finished Mystery) fue arrestado en Scranton, Pensilvania, junto con varios otros hermanos. Se les acusó falsamente de conspiración y se les puso bajo fianza para comparecer para juicio en mayo. Además, a medida que la presión externa aumentó rápidamente contra la Sociedad, más de veinte Estudiantes de la Biblia fueron detenidos en campamentos del ejército y prisiones militares debido a que se les negó exención militar. Algunos de ellos fueron sometidos a juicios de tribunal de guerra y sentenciados a largos términos de prisión. El 14 de marzo de 1918 el Ministerio o Departamento de Justicia de los Estados Unidos se refirió a la distribución de The Finished Mystery como una violación del Acta contra Espionaje.
Una contraofensiva por el pueblo de Dios... eso era una necesidad. Tenía que haber una denuncia de la oposición que el clero fomentaba a la obra cristiana de los Estudiantes de la Biblia. Por eso, el 15 de marzo de 1918 la Sociedad Watch Tower publicó un tratado de tamaño de periódico, de dos páginas, el Kingdom News (Noticias del Reino) Núm. 1. Este llevaba el encabezamiento en letras muy visibles: “Intolerancia religiosa—Los seguidores del pastor Russell perseguidos porque hablan la verdad a la gente—Tratamiento de los Estudiantes de la Biblia huele a ‘edad del oscurantismo.’” Este tratado ciertamente denunció la persecución inspirada por el clero contra los testigos cristianos de Jehová en Alemania, Canadá y los Estados Unidos. Se distribuyeron millones de ejemplares.
Es interesante el hecho de que este tratado decía: “Reconocemos que el Gobierno de los Estados Unidos, siendo una institución política y económica, tiene el poder y la autoridad, bajo su ley fundamental, de declarar la guerra y de reclutar a sus ciudadanos para el servicio militar. No tenemos disposición alguna de estorbar el reclutamiento o la guerra de manera alguna. El hecho de que algunos de nuestros miembros hayan tratado de recibir la protección de la ley se ha usado como otro medio de persecución.”
El Kingdom News Núm. 2 salió el 15 de abril de 1918. Su notable encabezamiento decía “‘The Finished Mystery’ y por qué suprimido.” Bajo el subtítulo “El clero tiene parte en ello,” este tratado mostró que el clero estimuló a las agencias gubernamentales a hostigar a la Sociedad, arrestar a algunos, levantar objeciones a The Finished Mystery y ejercer presión en los Estudiantes de la Biblia para que cortaran ciertas páginas (247-253) de aquella obra. Además, el tratado explicó por qué los clérigos se oponían a los siervos de Jehová, y mostró claramente la posición de ellos en cuanto a la guerra, así como su creencia en cuanto a la iglesia verdadera.
Se circuló una petición con relación a la distribución de este Kingdom News. Dirigida al presidente Wilson de los Estados Unidos, la petición decía: “Nosotros, los suscritos americanos, sostenemos que cualquier intervención de parte del clero contra el estudio independiente de la Biblia es intolerante, antiamericano y anticristiano; y que cualquier tentativa por unir la Iglesia con el Estado es radicalmente incorrecta. En los intereses de la independencia y la libertad religiosa, nosotros protestamos solemnemente contra la supresión de The Finished Mystery, y pedimos al Gobierno la remoción de todas las restricciones que gobiernan su uso, para que se le permita a la gente comprar, vender, poseer y leer esta ayuda para el estudio de la Biblia, sin intervención o molestia.”
El 1 de mayo de 1918, solo seis semanas después de salir el primer Kingdom News (Noticias del Reino), salió el Kingdom News Núm. 3, con el encabezamiento “Dos grandes batallas se pelean—La caída de la autocracia es segura” y el subtítulo “Estrategia satánica destinada al fracaso.” Este número trataba de la Descendencia Prometida contra la descendencia de Satanás el Diablo. (Gén. 3:15) Describía el desarrollo del anticristo desde su nacimiento hasta los actos del momento del clero católico y protestante. Denodadamente este tratado mostraba cómo el Diablo usaba a aquellos agentes en un esfuerzo por destruir al resto de los seguidores ungidos de Jesucristo en la Tierra.
Se necesitó valor para distribuir los números de Kingdom News que entonces se publicaron. Algunos Estudiantes de la Biblia fueron arrestados. A veces los suministros de Kingdom News fueron confiscados temporeramente. Los siervos de Jehová, aunque se hallaron en un crisol de oposición y persecución, mantuvieron la fidelidad a Dios y continuaron efectuando su obra cristiana.
SE COMETEN ATROCIDADES
Se cometieron atrocidades contra los siervos de Jehová a medida que aumentó la oposición de clero y legos. Una publicación de la Sociedad Watch Tower que salió más tarde dio un informe parcial de las increíbles persecuciones que padecieron los Estudiantes de la Biblia, y dijo en parte:
“El 12 de abril de 1918, en Medford, Oregón, una chusma atacó y echó del pueblo a E. P. Taliaferro por publicar el evangelio, y a George R. Maynard lo desnudaron, lo pintaron y lo echaron del pueblo por permitir que en su hogar se estudiara la Biblia. . . .
“El 17 de abril de 1918, en Shawnee, Oklahoma, G. N. Fenn, George M. Brown, L. S. Rogers, W. F. Glass, E. T. Grier y J. T. Tull fueron encarcelados. Durante el juicio el fiscal dijo: ‘Al infierno con su Biblia; ustedes deberían estar en el infierno con sus espaldas rotas; deberían ser ahorcados.’ Cuando G. F. Wilson, de Oklahoma City, trató de obrar como abogado para la defensa, él también fue arrestado. A cada uno le impusieron una multa de 55 dólares y el costo; la ofensa, distribución de literatura protestante. El juez del juicio incitó a la chusma para que tomara acción después del juicio, pero las chusmas fueron frustradas.
“El 22 de abril de 1918, en Kingsville, Texas, L. L. Davis y Daniel Toole fueron perseguidos por una chusma dirigida por el alcalde y el juez del condado y subsecuentemente se les prendió y encerró en la cárcel sin orden de arresto. Davis fue despedido de su empleo. En mayo de 1918, en Tecumseh, Oklahoma, prendieron y encerraron a J. J. May por trece meses en un asilo de dementes por orden de un juez, después de habérsele amenazado e insultado. A su familia no se le avisó lo que le habían hecho. . . .
“El 17 de marzo de 1918, en Grand Junction, Colorado, una reunión para estudiar la Biblia fue desbaratada por una chusma compuesta del alcalde, periodistas prominentes y otros hombres de prominencia en los negocios. . . .
“El 22 de abril de 1918, en Wynnewood, Oklahoma, a Claud Watson primeramente lo encarcelaron y entonces lo soltaron deliberadamente a una chusma formada por predicadores, comerciantes y otros que lo derribaron a golpes, hicieron que un individuo de color lo azotara y, cuando se hubo recobrado parcialmente, que lo azotara de nuevo. Entonces lo cubrieron completamente con brea y plumas, frotando y haciendo que penetrara en su pelo y el cuero cabelludo. El 29 de abril de 1918, en Walnut Ridge, Arkansas, W. B. Duncan, de 61 años de edad, Edward French, Charles Franke, un Sr. Griffin y una Sra D. Van Hoesen fueron encarcelados. La cárcel fue invadida por una chusma que usaba lenguaje vil y obsceno, la cual los azotó, los cubrió de brea y plumas y los sacó del pueblo. A Duncan se le obligó a caminar a pie cuarenta y dos kilómetros a su hogar y casi no se recuperó. Griffin quedó virtualmente ciego y murió de resultas del ataque pocos meses después.”
Después de todos estos años, T. H. Siebenlist recuerda bien lo que le sucedió a su padre en Shattuck, Oklahoma. Escribe:
“En septiembre de 1917 comencé a asistir a la escuela y todo fue bien hasta aproximadamente marzo cuando se exigió que todos los niños de la escuela compraran un botón de la Cruz Roja. Al mediodía llevé la nota a casa. Papá estaba en el trabajo y mamá solo podía leer alemán en aquel tiempo. Sin embargo, el hermano Howlett, un hermano peregrino, estaba visitando a la ‘clase’ y se encargó del asunto. ¡No compramos ningún botón!
“Fue poco después de esto que los funcionarios fueron a buscar a papá en el trabajo y trataron de hacer que se pusiera de pie sobre el libro The Finished Mystery y saludara la bandera... esto allí mismo en la calle Main en Shattuck. Lo llevaron a la cárcel . . .
“Poco después de esto fueron a buscar a papá de nuevo y lo retuvieron por tres días. Esta vez le dieron poco alimento. La manera en que salió de la cárcel esta vez fue otra historia. Aproximadamente a medianoche tres hombres simularon un ‘asalto’ a la cárcel. Le pusieron una cobertura a mi padre en la cabeza y le hicieron caminar apresuradamente, descalzo, al borde occidental del pueblo. Aquel terreno era áspero y lleno de espinos. Aquí lo desnudaron hasta la cintura y lo azotaron con un látigo para caballos que tenía un alambre en el extremo. Entonces le aplicaron brea caliente y plumas y, dándolo por muerto, se fueron. Él logró levantarse y andar y arrastrarse alrededor del pueblo hacia el sudeste. Entonces pensaba encaminarse al norte y a su hogar. Sin embargo, un amigo de él lo encontró y lo trajo a casa. Nunca lo vi aquella noche, pero fue una sacudida terrible para mamá, especialmente habiendo un infante pequeñito en la casa, y la abuela Siebenlist se desmayó al verlo. Mi hermano Juan había nacido solamente unos cuantos días antes de suceder todo esto. Sin embargo, mamá se sostuvo muy bien en medio de toda esta dificultad, y jamás perdió de vista el poder protector de Jehová. . . .
“Abuela y tía Katie, la medio hermana de papá, empezaron a atenderlo y lo revivificaron. La brea y las plumas se habían incrustado en su carne; por eso usaron grasa de ganso para sanar las heridas y gradualmente la brea salió. . . . Papá nunca vio el rostro de sus asaltantes, pero había reconocido sus voces y sabía quiénes eran. Nunca les dijo. De hecho, era difícil hacer que alguna vez hablara de aquello. Sin embargo, llevó aquellas cicatrices consigo hasta la tumba.”
“CAUTELOSOS COMO SERPIENTES”
La proscripción de The Finished Mystery y ciertas otras publicaciones cristianas puso a los siervos de Jehová en circunstancias difíciles. Sin embargo, tenían que hacer la obra que Dios les había dado y siguieron adelante con ella, resultando “cautelosos como serpientes y sin embargo inocentes como palomas.” (Mat. 10:16) En armonía con eso, a veces escondían las ayudas para el estudio de la Biblia en diferentes lugares... quizás en una guardilla, o en la carbonera, bajo la madera de los pisos o en los muebles.
El hermano C. W. Miller nos cuenta esto: “Puesto que nuestro hogar era la central local de los Estudiantes de la Biblia en aquel tiempo, los hermanos venían a medianoche en un camión para traer la literatura y nosotros escondíamos las cajas de libros en una pollera, camuflada con gallinas rojas de Rhode Island y follaje.”
El hermano D. D. Reusch, recordando un incidente que ocurrió en aquellos días, escribe: “En casa de la familia Reed, los libros estaban almacenados afuera de modo que no se vieran, detrás de la casa, y, al acercarse la policía, los Reeds retuvieron el aliento con aprensión al ver a la policía acercarse al lugar donde la literatura estaba escondida. Precisamente entonces cayó del techo una gran precipitación de nieve que cubrió completamente aquella sección.”
“FORJANDO PENOSO AFÁN POR MEDIO DE DECRETO”
Hace siglos el salmista preguntó: “¿Acaso el trono que causa adversidades estará aliado contigo mientras está forjando penoso afán por medio de decreto?” (Sal. 94:20) Los siervos de Jehová siempre obedecen todas las leyes de las naciones que no están fuera de armonía con las leyes de Dios. Pero, como pudiera esperarse, cuando hay un conflicto entre las exigencias de simples hombres y las leyes de Dios, los cristianos adoptan la posición apostólica y ‘obedecen a Dios como gobernante más bien que a los hombres.’ (Hech. 5:29) A veces leyes buenas se aplican mal en un esfuerzo por detener su obra. En otros casos, los enemigos logran hacer que se aprueben decretos que causan daño al pueblo de Dios.
El Acta de Reclutamiento Selectivo fue aprobada por el Congreso de los Estados Unidos el 15 de junio de 1917. Estipulaba el reclutamiento de los hombres, pero también la exención a los hombres que, por creencias religiosas, no pudieran participar en la guerra. Muchos jóvenes de todo el país escribieron a la Sociedad Watch Tower, preguntándole al juez Rutherford qué proceder tomar. Él dijo más tarde acerca de esto: “Muchos jóvenes de todo el país me preguntaron qué proceder tomar con relación a esto. En todo caso mi consejo fue en este sentido, dado a jóvenes que lo solicitaron, a saber: ‘Si usted no puede por conciencia participar en la guerra, la Sección 3 del Acta de Reclutamiento Selectivo estipula que debe solicitar exención. Debe registrarse y someter su solicitud de exención, dando la razón para ello, y la junta de reclutamiento juzgará su solicitud.’ Nunca hice otra cosa sino aconsejarles que aprovecharan esta acta del Congreso. Siempre insistí en que todo ciudadano debe obedecer la ley del país mientras esa ley no esté en conflicto con la ley de Dios.”
Allá en la era de la I Guerra Mundial se manifestó una conspiración clara contra los siervos de Jehová. Para darle adelanto, muchos clérigos celebraron una conferencia en Filadelfia, Pensilvania, en 1917. Allí nombraron un comité para que visitara la capital de la nación, Washington, D.C., e insistiera en que se revisara el Acta de Reclutamiento Selectivo y la Ley contra Espionaje. El comité visitó el Departamento de Justicia. Por urgirlo los clérigos, se seleccionó a John Lord O’Brian, miembro del departamento, para que preparara una enmienda a la Ley contra Espionaje e hiciera que ésta fuera presentada en el Senado de los Estados Unidos. Esta enmienda estipulaba que todas las ofensas que se cometieran en violación de la Ley contra Espionaje fueran juzgadas por un tribunal militar y que se impusiera la pena de muerte a los que fueran hallados culpables. No obstante, el proyecto de ley no fue aprobado.
Una estipulación conocida como la “Enmienda France” se presentó cuando el Congreso empezó a enmendar la Ley contra Espionaje. Esta enmienda eximía de la estipulación del Acta a cualquier persona que expresara “lo que es cierto, con buenos motivos y con fines justificables.”
No obstante, el 4 de mayo de 1918 el senador Overman hizo que en el Congressional Record (4 de mayo de 1918, páginas 6052, 6053) se pusiera un memorándum procedente del ministro de justicia o procurador general. Este declaraba, en parte:
“La opinión de la Rama de la Información Secreta Militar se opone enteramente a la enmienda a la ley contra espionaje en el sentido de que la sección 3, Título I, no haya de aplicar a los que expresan: ‘lo que es cierto, con buenos motivos y con fines justificables.’
“La experiencia enseña que una enmienda de esa índole nulificaría a buen grado el valor de la ley y haría que cada juicio se convirtiera en un debate académico acerca de enigmas insolubles en cuanto a lo que es la verdad. Los motivos humanos son demasiado complicados para ser objetos de consideración, y la palabra ‘justificable’ es demasiado elástica para uso práctico. . . .
“Uno de los ejemplos más peligrosos de esta clase de propaganda es el libro llamado ‘The Finished Mystery,’ una obra escrita en lenguaje extremadamente religioso y distribuida en cantidades enormes. El único efecto de esto es hacer que los soldados desacrediten nuestra causa e inspirar un sentimiento de resistencia al reclutamiento en el sector doméstico.
“El Kingdom News, de Brooklyn, imprime una solicitud en la cual exige que se remuevan las restricciones que se han impuesto a ‘The Finished Mystery’ y obras similares, ‘para que a la gente se le permita, sin interferencia o molestia, comprar, vender, tener y leer esta ayuda para el estudio de la Biblia.’ El aprobar esta enmienda abriría de nuevo nuestros campamentos a esta influencia venenosa.
“La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia pretende tener los motivos más religiosos, pero hemos hallado que por mucho tiempo se ha informado que sus oficinas centrales son lugar frecuentado por agentes alemanes. . . .
“El aprobar esta enmienda debilitaría grandemente la eficacia americana y solo ayudaría al enemigo. Los resultados son lo que cuenta en la guerra, no los motivos, y por lo tanto la ley y los que la ejecutan deben interesarse en procurar los resultados deseables y evitar los resultados peligrosos, dejando los motivos a la misericordia de los jueces o a la perspectiva de los historiadores.”
Como consecuencia de estos esfuerzos por el Departamento de Justicia, el Acta contra Espionaje enmendado fue aprobada el 16 de mayo de 1918, sin la “Enmienda France.”
“¡SABEMOS CÓMO ATRAPARLO, Y LO VAMOS A HACER!”
Para este tiempo, unos jóvenes asociados con los Estudiantes de la Biblia fueron llamados para el servicio militar y, como objetores por conciencia, habían sido enviados al campamento Upton en Long Island, Nueva York. Este campamento estaba bajo la superintendencia del general James Franklin Bell. Él visitó a J. F. Rutherford en la oficina de éste y se esforzó por hacer que éste diera a estos hombres la instrucción de desempeñar cualquier servicio que Bell les asignara, fuera en ultramar o en cualquier otro lugar. Rutherford rehusó. El general insistió y finalmente Rutherford escribió una carta, que decía, en esencia: “Cada uno de ustedes tiene que decidir por sí mismo si desea participar en servicio militar activo o no. Hagan lo que consideren su deber y lo que sea correcto a la vista del Dios Todopoderoso.” Esta carta no satisfizo de ninguna manera a Bell.
Pocos días después, J. F. Rutherford y W. E. Van Amburgh visitaron al general Bell en el campamento Upton. Bell, en la presencia de su teniente y Van Amburgh, le contó a Rutherford acerca de la conferencia de clérigos de Filadelfia. Mencionó que ellos habían seleccionado a John Lord O’Brian para presentar los asuntos al Senado, con el resultado de que se presentó un proyecto de ley para que todos los casos contra la Ley contra Espionaje fueran vistos ante un tribunal militar, con la muerte como pena. El general Bell “se mostró considerablemente acalorado,” según Rutherford, quien informó: “Delante de él, en su escritorio, había un paquete de documentos, y con su índice los golpeó y, dirigiéndose a mí, dijo con verdadera emoción: ‘¡Ese proyecto de ley no fue aprobado, porque Wilson lo impidió; pero sabemos cómo atraparlo, y lo vamos a hacer!’ A esa declaración respondí: ‘General, usted sabrá dónde encontrarme.’”
GOLPE DE MUERTE A LOS “DOS TESTIGOS”
Después del principio de octubre de 1914, los seguidores ungidos de Cristo proclamaron que los Tiempos de los Gentiles habían terminado y que las naciones se acercaban a su destrucción en Armagedón. (Luc. 21:24; Rev. 16:14-16) Estos “dos testigos” figurativos declararon este mensaje de lamentación para las naciones por 1.260 días, o tres años y medio (del 4/5 de octubre de 1914 al 26/27 de marzo de 1918). Entonces el sistema político bestial del Diablo guerreó contra los “dos testigos” de Dios, y con el tiempo ‘los mató’ en cuanto a la obra atormentadora que ellos hacían de profetizar “vestidos de saco,” para gran alivio de sus enemigos religiosos, políticos, militares y judiciales. (Rev. 11:3-7; 13:1) Esa era la profecía, y se cumplió. Pero, ¿cómo?
El 7 de mayo de 1918 el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Oriental de Nueva York emitió una orden para el arresto de ciertos siervos principales de la Sociedad Watch Tower. Esto envolvía al presidente J. F. Rutherford, el secretario-tesorero W. E. Van Amburgh, Clayton J. Woodworth y George H. Fisher (los dos compiladores de The Finished Mystery), F. H. Robison (miembro del comité redactor de la Watch Tower), A. H. Macmillan, R. J. Martin y Giovanni DeCecca.
El mismo día siguiente, 8 de mayo de 1918, los de este grupo que estaban en el Betel de Brooklyn fueron arrestados. Con el tiempo todos fueron arrestados. Poco después tuvieron que presentarse en el Tribunal Federal, bajo la presidencia del juez Garvin. Todos tuvieron que enfrentarse a una acusación previamente hecha por el Gran Jurado, que levantaba contra ellos el cargo de:
“(1, 3) La ofensa de ilegal, criminal y voluntariosamente causar insubordinación, deslealtad y negación de servicio en las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos de América, en, por y mediante incitaciones personales, cartas, discursos públicos, distribuyendo y haciendo circular públicamente a través de los Estados Unidos de América cierto libro llamado ‘Volume Seven—SCRIPTURE STUDIES—The Finished Mystery’; y distribuir y hacer circular públicamente por todos los Estados Unidos ciertos artículos presentados en folletos llamados: ‘BIBLE STUDENTS MONTHLY,’ ‘THE WATCH TOWER,’ ‘KINGDOM NEWS’ y otros folletos no mencionados, etcétera;
“(2, 4) La ofensa de obstruir ilegalmente, criminalmente y voluntariosamente el reclutamiento y servicio de alistamiento de los Estados Unidos cuando los Estados Unidos estaban en guerra.”
Principalmente, la acusación se basaba en un solo párrafo de The Finished Mystery. Este decía: “En ningún lugar en el Nuevo Testamento se estimula el Patriotismo (un odio de miras estrechas a otros pueblos). En todo lugar y siempre se prohíbe el asesinato en toda forma; y sin embargo, bajo pretexto del Patriotismo los gobiernos civiles de la Tierra exigen de hombres que aman la paz que se sacrifiquen a sí mismos y sacrifiquen a sus amados y que degüellen a sus semejantes, y aclaman esto como un deber que exigen las leyes del cielo.”
Los hermanos Rutherford, Van Amburgh, Macmillan y Martin se enfrentaron a una segunda acusación de hacer negocios con el enemigo, basada en la alegación de que los oficiales de la Sociedad habían enviado 500 dólares al administrador de la sucursal suiza de la Sociedad en Zurich. A cada hermano acusado se le retuvo bajo fianza de 2.500 dólares por cada una de las acusaciones. Se les puso en libertad bajo fianza y comparecieron ante el tribunal el 15 de mayo de 1918. El juicio se fijó para el 3 de junio de 1918 en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Oriental de Nueva York. Los hermanos se declararon “inocentes” a ambas acusaciones y se consideraron completamente inocentes de todos los cargos.
Debido a las emociones que se manifestaron en audiencias preliminares, los acusados presentaron declaraciones juradas que mostraban por qué pensaban que el juez Garvin estaba prejuiciado contra ellos. Con el tiempo, se trajo al juez de distrito de los Estados Unidos Harland B. Howe para que presidiera en el juicio. Según A. H. Macmillan, aunque los acusados no estaban al tanto de los puntos de vista de Howe, el gobierno sabía que él “tenía prejuicio especial a favor de la prosecución de la ley y en contra de los acusados de violarla.” Macmillan también declaró: “Pero no quedamos largo tiempo en la oscuridad. Desde la primera conferencia de los fiscales en las cámaras del juez antes que comenzara el juicio se manifestó su animosidad, y él indicó: ‘Les voy a dar a estos acusados todo lo que les corresponde.’ No obstante, ahora era demasiado tarde para que nuestros abogados sometieran una declaración jurada acerca de prejuicio por parte del juez.”
Macmillan dijo que la acusación, según se presentó originalmente, decía que los acusados habían entrado en una conspiración en algún tiempo entre el 6 de abril de 1917, cuando los Estados Unidos declararon la guerra, y el 6 de mayo de 1918. Por moción, el gobierno especificó que la fecha de la ofensa alegada estuvo entre el 15 de junio de 1917 y el 6 de mayo de 1918.
ESCENAS EN EL TRIBUNAL
Los Estados Unidos estaban en guerra. Un juicio de Estudiantes de la Biblia bajo acusación de sedición por eso atrajo gran atención. ¿Qué hay del sentir del público? Favorecía todo lo que diera adelanto al esfuerzo de guerra. Fuera del tribunal las bandas tocaban y los soldados marchaban alrededor cerca del Ayuntamiento de Brooklyn. Dentro del tribunal siguió el juicio de quince días, acumulando una verdadera montaña de testimonio. Pasemos adelante y seamos testigos de lo que sucede.
A. H. Macmillan, uno de los acusados, nos ayuda a captar el ambiente, porque más tarde escribió: “Durante el juicio el gobierno dijo que si uno se paraba en la esquina de la calle y repetía el padrenuestro con la intención de desanimar a los hombres de ingresar en el ejército, podía ser enviado a la penitenciaría. De modo que se puede ver lo fácil que era para ellos interpretar intención. Pensaban que podían saber lo que otra persona estaba pensando, y por eso obraron contra nosotros con esa base aunque testificamos que jamás en tiempo alguno conspiramos para hacer cosa alguna que afectara el reclutamiento y nunca estimulamos a nadie a resistirlo. De nada sirvió. Ciertos caudillos religiosos de la cristiandad y sus aliados políticos estaban determinados a acabar con nosotros. El fiscal, con consentimiento del juez Howe, tuvo como mira el fallo de culpabilidad, insistiendo en que nuestro motivo era inaplicable y que la intención debería deducirse de nuestros actos. Fui hallado culpable únicamente por haber refrendado un cheque, el propósito del cual no pudo ser determinado, y porque firmé una declaración de hecho que fue leída por el hermano Rutherford en una reunión de la junta. Aun entonces no pudieron probar que aquélla era mi firma. La injusticia de esto nos ayudó más tarde en nuestra apelación.”
En cierto punto del proceso, cierto individuo que había sido oficial de la Sociedad presentó juramento como testigo. Después de mirar a un documento que llevaba dos firmas, dijo que reconocía una de ellas como la de W. E. Van Amburgh. Aquí la Transcripción del Registro dice:
“P. Pongo en sus manos el Documento 31 para identificación, y le pido que mire a las dos firmas o supuestas firmas, de Macmillan y Va[n] Amburgh, y le pregunto primero en cuanto a Van Amburgh, si en su opinión, ¿es ésa una copia al mimeógrafo de su firma? R. Creo que sí. La reconozco como tal.
“P. ¿La del Sr. Macmillan? R. La del Sr. Macmillan no se puede reconocer al mismo grado, pero creo que es su firma.”
Acerca de la defensa que presentaron los que estaban siendo sometidos a juicio, el hermano Macmillan escribió más tarde:
“Después que el Gobierno había completado su caso presentamos nuestra defensa. Esencialmente mostramos que la Sociedad es una organización completamente religiosa; que los miembros aceptan como principios de creencia de ellos la santa Biblia según la explica Carlos T. Russell; que C. T. Russell durante su vida escribió y publicó seis tomos, Estudios de las Escrituras, y que ya en 1896 prometió el séptimo tomo que consideraría Ezequiel y Revelación; que en su lecho de muerte declaró que otro escribiría el séptimo tomo; que poco después de su muerte el comité ejecutivo de la Sociedad autorizó a C. J. Woodworth y George H. Fisher a escribir y presentar un manuscrito para consideración sin que hubiera promesa acerca de que sería publicado; que el manuscrito sobre Revelación fue completado antes que los Estados Unidos entraran en la guerra y que todo el manuscrito del libro entero (excepto un capítulo acerca del Templo) estaba en manos del impresor antes de la aprobación de la Ley contra Espionaje; por lo tanto, era imposible que se hubiera entrado en ninguna conspiración como la alegada para violar la ley.
“Testificamos que en ningún tiempo nos combinamos, ni concordamos o conspiramos para hacer cosa alguna que afectara el reclutamiento o interfiriera con el Gobierno en la prosecución de la guerra, ni tuvimos idea alguna de hacer aquello; que nunca tuvimos intención alguna de interferir de modo alguno con la guerra; que nuestra obra era enteramente religiosa y en ningún sentido política; que no solicitábamos miembros y jamás aconsejábamos o estimulábamos a nadie a resistir el reclutamiento; que las cartas que se habían escrito eran para aquellos de quienes sabíamos que eran cristianos dedicados que bajo la ley tenían derecho a consejo; que no nos oponíamos a que la nación fuera a la guerra, pero como cristianos dedicados no podíamos participar en combate mortal.”
Pero no todo lo que se dijo e hizo en aquel juicio se hizo franca y abiertamente. Más tarde Macmillan informó: “Algunos de los nuestros que estaban observando el juicio me dijeron más tarde que uno de los abogados del Gobierno había salido a la galería, donde habló en voz baja con algunos de los que habían dirigido la oposición dentro de la Sociedad. Dijeron: ‘No dejen que se vaya ese individuo [Macmillan]; es el peor de ellos. Si no se lo llevan con los otros va a hacer que las cosas sigan.’” Recuerde que en este tiempo unos hombres ambiciosos habían estado tratando de obtener el control de la Sociedad Watch Tower. No extraña que más tarde Rutherford diera la siguiente advertencia a los hermanos que quedaron a cargo de Betel: “Se nos informa que siete que se opusieron a la Sociedad y su obra durante el año pasado asistieron al juicio y prestaron ayuda a nuestros acusadores. Les advertimos amados, contra los esfuerzos sutiles que harán algunos de ellos para adularlos servilmente ahora en la tentativa de apoderarse de la Sociedad.”
Finalmente, después del largo juicio, llegó el día esperado del fallo. El 20 de junio de 1918, como a las cinco de la tarde el caso fue al jurado. J. F. Rutherford más tarde recordó: “El jurado vaciló por largo tiempo antes de dar el fallo. Finalmente el juez Howe les envió el mensaje de que tenían que traer un veredicto de ‘Culpables,’ según nos declaró más tarde uno de los jurados.” Después de unas cuatro horas y media de deliberación, a las 9:40 de la noche, el jurado regresó con su veredicto... “Culpables.”
La sentencia se dictó el 21 de junio. La sala del tribunal estaba llena. Cuando se les preguntó si tenían algo que decir, los acusados no respondieron. Entonces vino la sentencia por parte del juez Howe. Coléricamente dijo: “La propaganda religiosa en que participan estos hombres es más dañina que una división de soldados alemanes. No solo han puesto en tela de juicio a los oficiales de la ley del Gobierno y al departamento de información secreta del ejército, sino que han denunciado a todos los ministros de todas las iglesias. Su castigo debe ser severo.”
Lo fue. Siete de los acusados fueron sentenciados a ochenta años en la penitenciaría (veinte años por cada uno de cuatro cargos, a servirse consecutivamente). La sentencia para Giovanni DeCecca se tardó, pero al fin recibió cuarenta años, o diez años por cada uno de los mismos cuatro cargos. Los acusados habían de cumplir sus sentencias en la penitenciaría de los Estados Unidos en Atlanta, Georgia.
El juicio había durado quince días. El testimonio que se había registrado había sido voluminoso y a menudo los procedimientos habían sido injustos. De hecho, más tarde se demostró que el juicio contuvo más de 125 errores. Con el tiempo el Tribunal de Apelaciones solo necesitó unos cuantos de éstos para condenar todo el procedimiento como injusto.
“Fui y lo sufrí todo con los hermanos mientras se les sometía a esta prueba injusta,” comenta James Gwin Zea, que estuvo presente como observador. Continúa: “Todavía puedo ver al juez negándole al hermano Rutherford la oportunidad de defenderse. ‘La Biblia no rige en este tribunal’ fue su comentario. Me alojé con el hermano M. A. Howlett en Betel aquella noche y como a las diez vino la noticia de que se les había hallado culpables. El día siguiente fueron sentenciados.”
A pesar de que se les había hallado culpables injustamente y de las sentencias severas que habían recibido, el hermano Rutherford y sus asociados permanecieron sin arredrarse. Es interesante que el Tribune de Nueva York del 22 de junio de 1918 informó: “José F. Rutherford y seis de los otros ‘russelistas,’ convictos por violación de la Ley contra Espionaje, fueron sentenciados ayer a 20 años en la penitenciaría de Atlanta, por el juez Howe. ‘Este es el día más feliz de mi vida,’ dijo el Sr. Rutherford, en camino desde el tribunal al presidio, ‘el sufrir castigo terrestre por la creencia religiosa de uno es uno de los privilegios más elevados que el hombre puede tener.’ Una de las manifestaciones más raras que se han presenciado en la oficina del alguacil en el Tribunal Federal de Brooklyn, fue llevada a cabo por los familiares y amigos íntimos de los hombres convictos poco después que los prisioneros fueron llevados al cuarto del Gran Jurado. La compañía entera hizo resonar el viejo edificio con las melodías de ‘Bendito el vínculo que une.’ ‘Todo esto es la voluntad de Dios,’ se decían unos a otros, con rostros casi resplandecientes. ‘Algún día el mundo se dará cuenta del significado de todo esto. Mientras tanto, estemos agradecidos por la gracia de Dios que nos ha sostenido a través de nuestras pruebas, y esperemos el Gran Día que ha de venir.’”
Mientras se apelaba el caso, dos veces los hermanos trataron de obtener fianza, pero primero el Juez Howe y más tarde el juez Martin T. Manton la negaron. Mientras tanto, originalmente los tuvieron en la cárcel de la calle Raymond en Brooklyn, “el hoyo más sucio en que me he metido,” según A. H. Macmillan. Clayton J. Woodworth lo llamaba bromeando el “Hotel de Raymondie.” Aquella estadía desagradable de una semana fue seguida por otra semana en la prisión de Long Island City. Finalmente, el cuatro de julio, el Día de la Independencia de los Estados Unidos, aquellos hombres que habían sido injustamente condenados fueron enviados por tren a la penitenciaría de Atlanta, Georgia.
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Estados Unidos de América (Parte 2)Anuario de los testigos de Jehová para 1975
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Estados Unidos de América (Parte 2)
LOS ENEMIGOS SE REGOCIJAN
El encarcelamiento de estos testigos cristianos de Jehová fue un golpe de muerte figurativo, que deleitó y alivió mucho a sus enemigos. Se cumplieron las palabras de Revelación 11:10: “Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan, y se enviarán dones los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra.” Los enemigos religiosos, judiciales, militares y políticos de los “dos testigos” sí ‘se enviaron dones’ unos a otros, porque se felicitaron unos a otros por el papel que desempeñaron en obtener victoria sobre sus atormentadores.
En su libro Preachers Present Arms, Ray H. Abrams consideró el juicio de J. F. Rutherford y sus asociados y hace esta declaración:
“Un análisis de todo el caso lleva a la conclusión de que las iglesias y el clero estuvieron originalmente detrás del movimiento encaminado a acabar con los russelistas. . . .
“Cuando la noticia de las sentencias de veinte años llegó a los redactores de la prensa religiosa, virtualmente todas estas publicaciones, grandes y pequeñas, se regocijaron por el acontecimiento. No he podido descubrir palabras de simpatía en ninguna de las publicaciones religiosas ortodoxas. ‘No puede haber duda,’ concluyó Upton Sinclair, de que ‘la persecución . . . surgió en parte del hecho de que se habían atraído el odio de los cuerpos religiosos “ortodoxos.”’ Lo que los esfuerzos combinados de las iglesias no habían podido hacer el gobierno ahora aparentemente había tenido buen éxito en lograrlo para ellas... el aplastamiento de estos ‘profetas de Baal’ para siempre.”
OPTIMISMO A PESAR DEL ‘CAUTIVERIO BABILÓNICO’
Desde 607 hasta 537 a. de la E.C. los judíos languidecieron en el cautiverio en la antigua Babilonia. De manera paralela, adoradores dedicados de Jehová ungidos con su espíritu santo entraron en un cautiverio babilónico y en el exilio durante el período de la I Guerra Mundial de 1914-1918. Especialmente sintieron las profundidades de su cautiverio cuando los ocho hermanos fieles procedentes de la oficina central de la Sociedad fueron encarcelados en la penitenciaría federal de Atlanta, Georgia.
Pero durante todo este período de dificultad, ni un solo número de The Watch Tower dejó de salir impreso. Un comité de redacción nombrado mantuvo en circulación esta publicación. Además, a pesar de las dificultades que se presentaron en aquel tiempo, las actitudes que desplegaron los Estudiantes de la Biblia fieles fueron ejemplares. El hermano T. J. Sullivan nos dijo: “Tuve el privilegio de visitar el Betel de Brooklyn a fines del verano de 1918 durante el tiempo en que los hermanos estuvieron en la cárcel. Los hermanos a cargo de la obra en Betel no mostraban ningún miedo ni se hallaban desanimados. De hecho, lo contrario sucedía. Desplegaban optimismo y tenían confianza en que Jehová daría finalmente la victoria a su pueblo. Tuve el privilegio de estar a la mesa para el desayuno el lunes por la mañana cuando los hermanos que habían sido enviados en asignaciones en el fin de semana presentaron sus informes. Se obtuvo un excelente cuadro de la situación. En todo caso los hermanos mostraban confianza y esperaban que Jehová siguiera dirigiendo sus actividades.”
Es interesante el hecho de que, una mañana después del juicio del hermano Rutherford y sus asociados, R. H. Barber recibió una llamada de Rutherford pidiéndole que fuera a la estación de Pensilvania, donde los hermanos estaban esperando por varias horas un tren que los llevaría a Atlanta. El hermano Barber y otros se apresuraron a presentarse en la estación. Allí el hermano Rutherford dijo que si la policía hostigaba mucho a los hermanos en la oficina central, deberían vender Betel y el Tabernáculo de Brooklyn y mudarse a Filadelfia, Harrisburg o Pittsburgo, puesto que la Sociedad Watch Tower era una corporación de Pensilvania. Se sugirieron precios de 60.000 dólares para Betel y 25.000 para el Tabernáculo.
¿En qué resultó esto? Bueno, los que entonces estaban a cargo de la Sociedad sí se enfrentaron a muchos problemas. Por ejemplo, había escaseces de papel y carbón. Había muchas exhibiciones de patriotismo y muchas personas consideraban impropiamente a los testigos cristianos de Jehová como traidores. En Brooklyn había gran animosidad contra la Sociedad, y parecía imposible continuar las operaciones allí. Por eso, el comité ejecutivo que estaba encargado en la oficina central consultó con otros hermanos y se decidió que lo mejor era vender el Tabernáculo de Brooklyn y clausurar el hogar Betel. Con el tiempo el Tabernáculo fue vendido por 16.000 dólares, según lo que recuerda R. H. Barber. Más tarde, se hicieron
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