-
Las “llaves” del más grande gobierno reciben usoLa Atalaya 1980 | 15 de marzo
-
-
Las “llaves” del más grande gobierno reciben uso
“Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra será la cosa atada en los cielos, y cualquier cosa que desates sobre la tierra será la cosa desatada en los cielos.”—Mat. 16:19.
1, 2. (a) En la antigua mitología romana, ¿quién era el portero supremo en el cielo? (b) Históricamente, ¿qué se puede decir acerca de Jesucristo como portador de una llave?
¿HAY un portero o conserje allá en el cielo? En la antigua mitología romana, Jano, el dios de los dioses, era el portero supremo en el cielo y en la Tierra. El templo de Jano estaba ubicado en el lado septentrional del Foro Romano, cerca de la Curia, pero ya no se le rinde culto a Jano. Sin embargo, ¿qué se puede decir acerca del personaje histórico Jesucristo, que ahora está glorificado en el cielo a la diestra del verdadero “Dios de dioses,” Jehová? (Deu. 10:17) Alrededor del año 96 E.C., al dictar una carta que había de ser enviada a la congregación de Filadelfia, en Asia Menor, este glorificado Jesús dijo al apóstol Juan:
2 “Y al ángel de la congregación que está en Filadelfia escribe: Estas son las cosas que dice el que es santo, el que es verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre de modo que nadie cierre, y cierra de modo que nadie abra: ‘Conozco tus hechos —¡mira! he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar— que tienes un poco de poder, y guardaste mi palabra y no resultaste falso a mi nombre.’”—Rev. 3:7, 8.
3. (a) ¿Qué relación existía entre Jesucristo y David? (b) ¿Por qué dio Jehová “la llave de David” a Jesucristo, y cómo la usa él?
3 Contando desde David, el primer rey judío de Jerusalén, Jesucristo es el 43 en la línea real que descendió de aquel famoso rey. Aquella línea real termina con Jesucristo, porque él llegó a ser el heredero permanente del reino de David. (Luc. 3:23-31) Por esa razón Jehová Dios dio a su Hijo glorificado “la llave de David.” El reino de David fue una teocracia típica, un reino de Dios típico. (1 Cró. 29:23; 2 Cró. 13:5, 8) En las manos de Jesucristo, el glorificado descendiente de David, este reino llega a ser un reino verdadero, antitípico, de Dios. En calidad de poseedor legítimo de “la llave de David,” Jesucristo abre o cierra a personas de la Tierra privilegios y oportunidades relacionados con el reino de Dios.
4, 5. Cerca de Cesarea de Filipo, ¿qué privilegios dijo Jesucristo que iba a conferir al fiel Pedro?
4 Mirando hacia el futuro al tiempo en que abriría privilegios de servicio a su fiel apóstol simón Pedro, Jesús le dijo en una ocasión: “Tú eres Pedro [griego: Petros; latín: Petrus], y sobre esta masa de roca [griego: tautēi tēi petrai; latín: hanc petram] edificaré mi congregación, y las puertas del Hades no la subyugarán. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cualquier cosa que ates sobre la tierra será la cosa atada en los cielos, y cualquier cosa que desates sobre la tierra será la cosa desatada en los cielos.”—Mat. 16:18, 19.
5 Jesús pronunció aquellas palabras históricas algún tiempo después de la Pascua de 32 E.C., en la vecindad de Cesarea de Filipo, cerca de la cabecera del río Jordán.—Mat. 16:13-17.
CUÁNDO SE DIERON Y SE USARON
6. Aquellas “llaves del reino de los cielos” eran ¿de qué clase?, y ¿qué representaban?
6 Al igual que “la llave de David,” las “llaves del reino de los cielos” no fueron llaves literales, materiales, de clase terrestre. Eran llaves espirituales, a saber, el privilegio, honor, asignación y autoridad de iniciar o abrir un programa de información, instrucción e intervención personal respecto al reino de los cielos. Por medio del uso de éstas, las personas que optaran por buscar en primer lugar el reino de los cielos podrían valerse de la provisión que Dios entonces había hecho disponible por medio de Jesucristo, el Heredero del reino celestial. Así estas personas entraban en algo que previamente no había estado accesible o abierto a ellas.
7. Anteriormente, en Jerusalén, ¿qué condiciones básicas para la entrada de alguien en el reino celestial de Dios había revelado Jesús a Nicodemo?
7 Dos años antes, en Jerusalén, Jesús había revelado a un gobernante de los judíos, a un fariseo que se llamaba Nicodemo, ciertas condiciones básicas que el creyente tendría que satisfacer para conseguir entrada en el reino celestial de Dios. Jesús dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca otra vez, no puede ver el reino de Dios.” ¡Qué? ¿‘Nacer otra vez’ de su misma madre humana? No, pues Jesús dijo a Nicodemo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne, carne es, y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es.”—Juan 3:1-6.
8. ¿Sería lógico que poseyera y usara esas “llaves” alguien que todavía no fuera cristiano bautizado, engendrado por espíritu?, y ¿qué ejemplo tenemos respecto a esto?
8 Entonces, ¿podría una persona que todavía no hubiera ‘nacido del agua y del espíritu,’ que todavía no fuera un cristiano bautizado, engendrado por espíritu, poseer y usar las “llaves” para abrir a otros la entrada al reino celestial de Dios? Difícilmente sería lógico eso. De modo que las “llaves del reino de los cielos” no se dieron a Juan, aunque él bautizó a Jesús y fue el primero que predicó: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.”—Mat. 3:1, 2.
9. ¿Cómo sabemos si Pedro estaba o no estaba engendrado por espíritu cuando recibió la primera de las “llaves”?, y ¿qué se puede decir acerca del prosélito etíope circunciso que se menciona en Hechos 8:27, 28?
9 Pues bien, ¿había sido engendrado ya Pedro por espíritu cuando Jesucristo le dio la primera de las “llaves” para que la usara? Sí, porque, en aquel día del Pentecostés de 33 E.C., Jehová Dios usó al glorificado Jesús para bautizar con espíritu santo a unos 120 discípulos que estaban esperando en un aposento superior en Jerusalén, y entre éstos estuvo Pedro. No fue sino hasta después que Pedro hubo sido engendrado así por el espíritu de Dios que él se levantó y habló a más de 3.000 judíos y prosélitos circuncisos que se habían reunido para presenciar cómo había empezado a cumplirse la profecía de Joel 2:28, 29. Si el prosélito etíope circunciso que se menciona en Hechos 8:27, 28 se encontraba entre los “varones reverentes” que estaban morando en Jerusalén en aquel día del Pentecostés, no pasó a aquel lugar desde el templo para oír a Pedro. (Hech. 2:1-12) Pero más tarde recibió su oportunidad.
10. ¿Cuándo y cómo usó Pedro la primera de las “llaves”?
10 Pedro dijo francamente a aquellos miles de observadores que como comunidad religiosa ellos habían cometido un crimen 52 días antes al haber dado muerte a Jesucristo en un madero. Entonces aquellos “varones reverentes,” con remordimiento de conciencia, preguntaron: “Varones, hermanos, ¿qué haremos?” Pedro fue quien respondió: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para cuantos llame a sí Jehová nuestro Dios.” Pedro siguió explicando. “Y con muchas otras palabras dio testimonio cabal y siguió exhortándolos, diciendo: ‘Sálvense de esta generación perversa.’” (Hech. 2:14-40) Así Pedro, ya engendrado por espíritu, usó la primera de las “llaves.”
11. ¿Cómo llegaron a ‘nacer otra vez’ o ‘nacer del agua y del espíritu’ miles de los que oyeron a Pedro?
11 Ahora que la entrada estaba franca, ¿pasaron por ella algunos de aquellos judíos naturales como judíos a cuyos antecesores Jehová Dios había hecho la promesa de Joel 2:28, 29? Hechos 2:41, 42 responde: “Por lo tanto los que abrazaron su palabra [la palabra de Pedro] de buena gana fueron bautizados, y en aquel día unas tres mil almas fueron añadidas. Y continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a compartir unos con otros, a tomar comidas y a oraciones.” Por haberse bautizado en agua en el nombre de Jesucristo y después de eso haber recibido el don gratuito del espíritu santo, ‘nacieron otra vez,’ ‘nacieron del agua y del espíritu.’—Juan 3:3, 5.
PARA QUIÉNES SE USÓ LA SEGUNDA LLAVE
12, 13. (a) Si Pedro hubiese tenido que usar una sola llave, ¿qué habría significado eso? (b) Sin embargo, a este respecto, ¿qué dijo Jesús a sus discípulos justamente antes de ascender al cielo?
12 A Pedro se le había prometido, no una llave, sino “las llaves del reino de los cielos.” Eso quiso decir por lo menos dos llaves. Por eso, ¿cuándo recibió la segunda llave, y a favor de quiénes? Si Pedro hubiese necesitado una sola llave, entonces solo los judíos naturales y los prosélitos judíos circuncisos hubieran formado el conjunto de 144.000 personas a quienes Jesucristo edifica sobre sí mismo como la masa de roca para que sean su completa congregación engendrada por espíritu. (Mat. 16:18; Rev. 7:4-8; 14:1-3) Pero, ¿había de estar limitada la salvación celestial a tan solo aquellos que fueron admitidos por el uso que Pedro dio a la llave en el día del Pentecostés? Bueno, ¿qué dijo Jesús justamente antes de ascender al cielo en el día número 40 desde su resurrección? En aquel día, en la vecindad de Jerusalén, él dijo a sus discípulos:
13 “De esta manera está escrito que el Cristo sufriría y se levantaría de entre los muertos al tercer día, y sobre la base de su nombre se predicaría arrepentimiento para perdón de pecados en todas las naciones... comenzando desde Jerusalén, ustedes han de ser testigos de estas cosas. Y, ¡miren! envío sobre ustedes lo que está prometido por mi Padre [en Joel 2:28, 29]. Ustedes, sin embargo, permanezcan en la ciudad hasta que lleguen a estar revestidos de poder desde lo alto.”—Luc. 24:46-49.
14, 15. Según Hechos 1:8, ¿cómo hizo Jesús distinciones en cuanto a extender la predicación del arrepentimiento a “todas las naciones”?
14 Sin embargo, según Hechos 1:8, Jesús dio más detalles en cuanto a cómo se extendería progresivamente a “todas las naciones” la predicación de arrepentimiento sobre la base de su nombre. Allí dijo: “Mas recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.”
15 Aquí Jesús separó a Samaria de “toda Judea.” En cuanto a eso, durante todo su ministerio terrestre Jesús hizo una distinción entre los judíos naturales circuncisos y los samaritanos circuncisos.
16. ¿Cómo sucedió que en su camino de regreso a Galilea Jesús pasó dos días con los residentes de la ciudad samaritana de Sicar?
16 Después de la Pascua de 30 E.C., durante el primer año de su actividad pública, Jesús tuvo que pasar por Samaria para ir de Judea a Galilea. A este respecto se comentó que “los judíos no se tratan con los samaritanos.” (Juan 4:9) No obstante, al lado de la fuente de Jacob, cerca de la ciudad de Sicar, Jesús optó por hablar con una samaritana. De hecho, resultó que ella fue la primera persona a quien Jesús confesó que él era el Mesías o Cristo. ¿Se debió esto a que ella no fuera judía? (Mat. 16:20) Además, por la invitación que extendieron los residentes samaritanos de Sicar, él y sus apóstoles se quedaron dos días con los samaritanos y les hablaron. Varios de éstos creyeron, y dijeron a la samaritana que les había testificado: “Ya no creemos a causa de tu habla; porque hemos oído por nosotros mismos y sabemos que este hombre es verdaderamente el salvador del mundo.”—Juan 4:39-43.
17. ¿Qué posición adoptó Jesús para con aquellos samaritanos creyentes y el bautismo en agua?
17 Sin embargo, aun después de esto, Jesús siguió diferenciando entre los judíos y los samaritanos, a pesar de que algunos de los samaritanos creían en él. ¿Pidió Jesús que cualesquiera de aquellos samaritanos creyentes se bautizaran en agua con el bautismo de Juan? ¡No! Esto era significativo, puesto que inmediatamente antes del relato de la visita de Jesús a la ciudad samaritana de Sicar, está escrito: “Ahora bien, cuando el Señor se dio cuenta de que los fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan —aunque, en realidad, Jesús mismo en ningún caso bautizaba, sino sus discípulos— salió de Judea y partió otra vez para Galilea. Pero le era necesario pasar por Samaria. Por consiguiente vino a una ciudad de Samaria llamada Sicar cerca del campo que Jacob dio a José su hijo. De hecho, estaba allí la fuente de Jacob.”—Juan 4:1-6.
18. Dos años después, al pasar Jesús por Samaria en camino a Jerusalén, ¿qué actitud manifestaron los aldeanos samaritanos?
18 Dos años después, ¿marcharon las cosas tan favorablemente para Jesús? Él y sus discípulos iban en la dirección opuesta, para asistir a la fiesta judía de las cabañas en Jerusalén. Entonces los mensajeros de Jesús “fueron por su camino y entraron en una aldea de samaritanos, para hacerle los preparativos; mas éstos no lo recibieron, porque tenía el rostro fijo para ir [¿adónde?] a Jerusalén. Cuando vieron esto los discípulos Santiago y Juan, dijeron: ‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los aniquile?’ Mas él se volvió y los reprendió. De modo que fueron a una aldea diferente.” (Luc. 9:51-56) Si Jesús hubiese cedido a la violenta disposición que manifestaron Santiago y Juan, eso pudiera haber predispuesto a los samaritanos en contra del cristianismo.
19. (a) Cuando Jesús envió a los 12 apóstoles de dos en dos, ¿qué instrucciones dio respecto a Samaria? (b) Según Juan 8:47, 48, ¿cuál era la actitud de los judíos en general para con los samaritanos?
19 Hasta un año antes de aquello, antes de la Pascua de 32 E.C., cuando Jesús envió a los apóstoles a predicar de dos en dos, les dijo: “No se vayan por el camino de las naciones, y no entren en ciudad samaritana; sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’” (Mat. 10:5-7; Luc. 9:1-6) Meses más tarde, después de la fiesta de las cabañas de 32 E.C., Jesús envió a los 70 evangelizadores y les dio instrucciones parecidas a las que había dado a los 12 apóstoles. Las aldeas y ciudades en las que ellos predicaron el reino de Dios probablemente estaban en Judea, no en Samaria. (Luc. 10:1-24) No informaron nada acerca de haber visitado lugares samaritanos. Fueron a “las ovejas perdidas de la casa de Israel.” ¿Por qué? Porque no se les dio a aquellos evangelizadores autoridad mayor que la de los apóstoles. La actitud general de los judíos para con los samaritanos quedó revelada cuando Jesús dijo a los judíos incrédulos que ellos no eran de Dios, y éstos replicaron: “Tú eres samaritano y tienes demonio.”—Juan 8:47, 48.
20. ¿Por qué no recibieron los samaritanos ningún beneficio del uso que Pedro dio a la primera de las “llaves del reino” en el día del Pentecostés en Jerusalén?, y por lo tanto, ¿qué pregunta surge?
20 Jesús hizo una distinción entre los samaritanos y los judíos cuando dijo a la samaritana: “Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación se origina de los judíos.” (Juan 4:22) Jesús clasificó al samaritano como un “hombre de otra nación” o, más literalmente, “de otra raza.” (Luc. 17:16-18; vea esa frase, vertida palabra por palabra, en Kingdom Interlinear Translation.)a Los samaritanos, que adoraban en el monte Gerizim, no asistieron al Pentecostés de 33 E.C. en Jerusalén. De modo que no recibieron ningún beneficio del uso que Pedro dio a la primera de las “llaves del reino de los cielos.” (Hech. 2:5-11) Por eso, después que el espíritu santo hubo sido derramado en Jerusalén, ¿cuándo dieron los 12 apóstoles su atención a Samaria a fin de poder participar en lo que Jesús predijo en Hechos 1:8?
21. ¿Cómo llegó a estar en Samaria Felipe el evangelizador, y por qué resultó su presencia en mucho gozo?
21 Después del Pentecostés le sucedieron muchas cosas a la congregación cristiana de Jerusalén. La persecución que sobrevino tras el martirio de Esteban esparció de Jerusalén a todos los miembros de la congregación, salvo a los 12 apóstoles. (Hech. 8:1-5) No por órdenes e instrucciones apostólicas, sino debido a la persecución, tanto Felipe, colaborador íntimo de Esteban, como otros cristianos judíos huyeron hacia el norte al distrito de Samaria. (Hech. 6:1-6; 21:8) Allí Felipe, quien había sido favorecido con el don de efectuar milagros por el espíritu de Dios, predicó las buenas nuevas acerca del resucitado y glorificado Jesucristo y ejecutó muchas señales milagrosas en la forma de curaciones. “De modo que vino a haber mucho gozo en aquella ciudad.”—Hech. 8:8.
22. Debido a que muchos samaritanos, tanto hombres como mujeres, se bautizaron en agua a manos de Felipe, ¿qué pregunta surge?
22 ¿Qué efecto tuvo esto? “Cuando creyeron a Felipe, que estaba declarando las buenas nuevas del reino de Dios y del nombre de Jesucristo, procedieron a bautizarse, tanto varones como mujeres.” Entre éstos estaba cierto mago que se llamaba Simón que “había estado practicando artes mágicas y asombrando a la nación de Samaria.” (Hech. 8:9, 12, 13) A estas alturas surge la pregunta: ¿Nacieron aquellos samaritanos creyentes “del agua y del espíritu”? Bueno, el agua del bautismo había entrado en el asunto, pero, ¿qué se puede decir acerca del espíritu? Si hubiesen llegado a ser engendrados por espíritu después del bautismo en agua, entonces Felipe habría sido quien hubiese abierto el camino para que este nuevo grupo, los samaritanos, entrara en el “reino de los cielos.” Pero, ¿realmente hizo eso Felipe, aunque no era uno de los 12 apóstoles? ¿Qué muestra el registro inspirado?
23. ¿Por qué no se informa que Felipe haya hecho promesa alguna de espíritu santo a los samaritanos que se presentaron para bautizarse en el nombre de Jesús?
23 Este Felipe no fue uno de los apóstoles a quienes Jesús dijo: “Cualesquier cosas que aten sobre la tierra serán cosas atadas en el cielo, y cualesquier cosas que desaten sobre la tierra serán cosas desatadas en el cielo.” (Mat. 18:18; 16:19; 10:2-4; Juan 1:43-48) De modo que no se informa que Felipe haya hecho a los samaritanos promesa alguna del don del espíritu santo con relación al bautismo de éstos en agua. No estaba autorizado para decir, como dijo Pedro a los judíos en el día del Pentecostés: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo.”—Hech. 2:38.
24. (a) Al circuncidarse y guardar fiestas en armonía con los escritos de Moisés, ¿pudieron los samaritanos introducirse en el pacto de la Ley mosaica? (b) Después del bautismo en agua en el nombre de Jesús, ¿nacieron ellos inmediatamente “del agua y del espíritu”?
24 Aunque los samaritanos consideraban los primeros cinco libros de Moisés, el Pentateuco, como la Palabra de Dios y celebraban una Pascua y un Pentecostés en el monte Gerizim, en el distrito de Samaria, los samaritanos no estaban en el pacto de la Ley que se había establecido con los israelitas en el monte Sinaí con Moisés de mediador. (2 Rey. 17:29, 30; Juan 4:19, 20) Por eso, su circuncisión en la carne en sí misma no hacía de ellos prosélitos judíos. Los samaritanos no estuvieron implicados en el hecho de que se fijara a Jesús en el madero, de modo que no tenían que bautizarse en agua para conseguir el perdón de Dios por un pecado tan craso por el cual debería haber arrepentimiento. Pero los samaritanos se bautizaron a manos de Felipe en el nombre de Jesucristo como el Mesías (Cristo) y “el salvador del mundo.” (Juan 4:25, 26, 28, 29, 42) Debido a esto, ¿llegaron a ‘nacer del agua y del espíritu’? ¡No! Porque en aquella ocasión no recibieron el espíritu santo.
25. ¿Cómo muestra Hechos 8:14–17 por qué los samaritanos bautizados no habían nacido del agua y del espíritu?
25 ¿A qué se debió esto? Hechos 8:14-17 nos dice: “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había aceptado la palabra de Dios, les despacharon a Pedro y a Juan; y bajaron éstos y oraron para que recibiesen espíritu santo. Porque todavía no había caído sobre ninguno de ellos, sino que solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces [Pedro y Juan como apóstoles] se pusieron a imponerles las manos, y ellos [los samaritanos bautizados] empezaron a recibir espíritu santo.” Esto no se refiere simplemente a los dones milagrosos del espíritu.
26. Así los samaritanos bautizados llegaron a estar capacitados para ¿qué privilegio?, y Pedro, en la presencia de Juan, usó ¿qué instrumento?
26 Aquí por primera vez los samaritanos bautizados llegaron a ‘nacer’ del espíritu así como del agua y estuvieron capacitados para entrar en el reino celestial de Dios. (Juan 3:5) La actividad del espíritu en este caso fue semejante a lo que se informó más tarde en Hechos 10:44-46 y Hch 11:15-17. De esta manera el apóstol Pedro usó la segunda de las “llaves del reino de los cielos” a favor de los creyentes samaritanos bautizados. Cierto, el apóstol Juan estaba allí con Pedro, pero, antes de eso, en el día del Pentecostés, otros 11 apóstoles habían estado con Pedro el portador de la llave.—Vea también Mateo 18:1, 18.
27. ¿Cómo muestra Hechos 8:18–23 que Pedro llevó la delantera al tratar con Simón, el que había sido mago?
27 La prioridad de Pedro queda corroborada por lo que se nos dice en seguida en Hechos 8:18-23: “Ahora bien, cuando vio Simón [el mago] que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, diciendo: ‘Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo.’ Mas Pedro le dijo: ‘Perezca tu plata contigo, porque pensaste por medio de dinero conseguir posesión del don gratuito de Dios. No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto a vista de Dios. Arrepiéntete, por lo tanto, de esta maldad tuya, y ruega intensamente a Jehová que, si es posible, se te perdone el proyecto de tu corazón; porque veo que eres hiel venenosa y cadena de injusticia.’” Eso indica que Pedro llevaba la delantera como agente principal de Cristo en aquella ocasión. Él habló como la persona a quien se habían encomendado las llaves del Reino.
28. ¿Para quiénes más se abrió entonces la oportunidad del Reino, y dónde empezaron a adorar los samaritanos engendrados por espíritu?
28 A partir de aquel momento se podría presentar la misma oportunidad a otras personas en el distrito de Samaria. Por consiguiente, Hechos 8:25 nos dice: “Por lo tanto, habiendo dado [Pedro y Juan] el testimonio cabalmente y hablado la palabra de Jehová, se volvieron a Jerusalén, e iban declarando las buenas nuevas a muchas aldeas de los samaritanos.” Entonces los samaritanos bautizados y engendrados por espíritu empezaron a adorar a su Padre celestial, Jehová, no en el monte Gerizim, ni en Jerusalén, sino en el gran templo espiritual de él.—Juan 4:21.b
29. Después de la conversión de Saulo al cristianismo, ¿qué le sucedió a la congregación engendrada por espíritu esparcida por toda Judea, Galilea y Samaria, y dónde se estableció Felipe?
29 Felipe y otros cristianos judíos se habían visto obligados a huir a Samaria debido a la persecución que el fariseo Saulo de Tarso había promovido. Pero después de la conversión de Saulo mismo al cristianismo, las cosas cambiaron para la congregación en Palestina. “Entonces,” según Hechos 9:31, “verdaderamente, la congregación por toda Judea y Galilea y Samaria entró en un período de paz, edificándose; y como andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo, siguió multiplicándose.” Sin embargo, Felipe por fin se estableció en la ciudad de Cesarea, un puerto marítimo donde el gobernador romano de la provincia de Judea tenía su sede y donde estaba estacionada una banda de soldados italianos.—Hech. 8:40; 21:8; 10:1; 23:23-35.
-
-
“Las llaves del reino” y la “grande muchedumbre”La Atalaya 1980 | 15 de marzo
-
-
“Las llaves del reino” y la “grande muchedumbre”
1. En vista de que Felipe al fin se mudó a Cesarea, ¿qué preguntas surgen acerca de él en relación con 36 E.C.?
EN EL año 36 de la era común, allá en Cesarea, en el litoral oriental del mar Mediterráneo, tuvo lugar un suceso de marcada importancia en la historia cristiana. No sabemos con certeza si Felipe el evangelizador ya estaba establecido allí para aquel año. Si lo hubiera estado, ¿por qué, pues, no se le usó con relación a cierto oficial del ejército de la banda de soldados italianos que estaba estacionada allí? Felipe había precedido al apóstol Pedro en la actividad cristiana en Samaria, de modo que, ¿por qué no ahora en Cesarea en 36 E.C.? Las Escrituras inspiradas nos dan la respuesta.
2. ¿Cuándo se abolió el pacto de la Ley Mosaica, y, no obstante, por cuánto tiempo se siguió dando trato preferente a los judíos circuncisos?
2 El pacto de la Ley que Moisés había mediado entre Jehová Dios e Israel en el monte Sinaí en Arabia fue abolido sobre la base de la muerte que se le dio en un madero a Jesucristo, el descendiente de Abrahán y del rey David. Eso fue tres años y medio después que Jesús fue bautizado en agua y ungido por espíritu allá en 29 E.C. Sin embargo, Jehová continuó dando trato preferente a los judíos naturales y también a los samaritanos durante este período de tres años y medio más, a fin de cumplir la profecía de Daniel 9:24-27a. Esa “semana” o período de siete años terminó en el séptimo mes lunar (Tisri) de 36 E.C. Desde entonces a los descendientes israelitas de Abrahán se les pondría en el mismo nivel espiritual en que estaba la gente de las naciones no judías, los gentiles incircuncisos. ¡Después de eso el Dios de Abrahán ya no daría más trato preferente a los judíos! ¿Cómo se demostró esto en 36 E.C.?
3. (a) ¿Dónde estaba el apóstol Pedro en aquel tiempo, y por qué? (b) ¿Por qué llegaron a criticar a Pedro por su acción insólita los judíos circuncisos de Jerusalén que se habían hecho cristianos?
3 Alrededor de ese tiempo, en respuesta a una urgente solicitud de la congregación cristiana de la ciudad portuaria de Jope, Pedro había ido allí y resucitado de entre los muertos a la benévola judía cristiana Dorcas. Allí él se quedó varios días en casa de un curtidor que se llamaba Simón. (Hech. 9:36-43) En ese entonces, un gentil incircunciso no sería persona con la cual un judío desearía asociarse, tan ciertamente como sucede con relación a la persona que ha sido expulsada de la congregación del pueblo de Dios. (Mat. 18:17) Así que, hasta aquel momento, el judío-cristiano Pedro nunca había entrado voluntariamente en la casa de un gentil incircunciso. (Eso, sin duda, también era cierto del evangelizador Felipe.) Por consiguiente, cuando los judíos circuncisos de Jerusalén que se habían hecho cristianos oyeron más tarde que Pedro finalmente había entrado en un hogar gentil, lo criticaron, pues dijeron que “había entrado en casa de varones que no eran circuncisos y había comido con ellos.”—Hech. 11:3.
4. ¿Cómo explicó el apóstol judío cristiano Pedro la manera en que se sentía después de haber entrado en un hogar gentil en Cesarea?
4 Hasta Pedro, aunque ya tenía varios años de ser apóstol cristiano, dijo al cabeza de la familia en cuya casa en Cesarea había vacilado en entrar: “Bien saben ustedes cuán ilícito le es a un judío unirse o acercarse a un hombre de otra raza.” (Hech. 10:28, NM; Jerusalem Bible; The New English Bible) Las razas gentiles se consideraban contaminadas o inmundas.
5, 6. Criticado, ¿qué hechos declaró Pedro en defensa de la acción que había tomado en Cesarea?
5 En defensa de sí mismo, Pedro tuvo que declarar los hechos de la realidad ante los apóstoles y otros judíos circuncisos cristianos reunidos en Jerusalén. ¿Cuáles eran esos hechos? Estos: Que Pedro no había iniciado esta acción espontáneamente. Había obrado en obediencia a Jehová Dios.
6 Mientras Pedro estaba en la casa de Simón el curtidor en Jope, Dios envió a Pedro una visión para darle a saber que Pedro no debería continuar llamando inmundo a aquello que Dios ya había limpiado. Entonces, tres hombres que habían sido enviados por el centurión italiano Cornelio de Cesarea llegaron a la casa para preguntar acerca de Pedro. Dios dijo entonces a este apóstol judío cristiano que fuera con ellos, “no dudando nada, porque yo los he despachado.” Seis de los judíos cristianos circuncisos de la congregación de Jope fueron con Pedro por el litoral del mar, hasta Cesarea. Al día siguiente, cuando entraron en la casa del centurión gentil Cornelio, éste explicó que el ángel de Dios se le había aparecido y que le había dicho que enviara por Pedro, que estaba en Jope, “y él te hablará las cosas por las cuales te salves tú y toda tu casa.”—Hech. 10:1-33; 11:14.
7. ¿Hasta qué punto pudo llegar Pedro en el discurso que pronunció a los gentiles en la casa del centurión italiano Cornelio?
7 Ignorando lo que estaba a punto de suceder, Pedro se puso a dar el mensaje acerca del ministerio terrestre de Jesucristo, su muerte y resurrección de entre los muertos por el poder todopoderoso de Dios. En su discurso Pedro pudo llegar hasta el siguiente punto: “Este es El decretado por Dios para ser juez de vivos y de muertos. De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que pone fe en él consigue perdón de pecados por medio de su nombre.”—Hech. 10:34-43.
8. Mientras todavía estaba hablando Pedro, ¿qué prueba dio Dios de que ya estaba admitiendo a gentiles creyentes incircuncisos en la congregación engendrada por espíritu?
8 En ese momento Jehová Dios dio la prueba de que ya estaba admitiendo a creyentes gentiles, aunque incircuncisos, en la congregación de cristianos engendrados por espíritu, pues a este respecto leemos: “Mientras todavía estaba hablando Pedro acerca de estos asuntos el espíritu santo cayó sobre todos los que oían la palabra. Y los fieles que habían venido con Pedro que eran de los circuncisos estaban asombrados, porque el don gratuito del espíritu santo también estaba siendo derramado sobre la gente de las naciones. Pues los oían hablar en lenguas y engrandecer a Dios.”—Hech. 10:44-46.
9. En el relato que dio en Jerusalén, ¿cómo describió Pedro la acción del espíritu santo en Cesarea, y con qué la comparó?
9 Al dar su propio relato de este suceso en Jerusalén, Pedro dijo: “Pero cuando comencé a hablar, cayó sobre ellos el espíritu santo así como también cayó sobre nosotros al principio [en Pentecostés, de 33 E.C.]. Con esto recordé el dicho del Señor, cómo decía: ‘Juan, por su parte, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo.’ Por lo tanto, si Dios dio el mismo don gratuito a ellos que también dio a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para poder estorbar a Dios?”—Hech. 11:15-17.
10. ¿Qué mandó Pedro que se hiciera entonces con aquellos gentiles incircuncisos, y por qué?
10 Por eso, ¿qué hizo Pedro? “Entonces Pedro respondió: ‘¿Puede alguien [de entre los seis judíos cristianos que habían acompañado a Pedro] negar el agua para que no sean bautizados éstos, que han recibido el espíritu santo igual que nosotros [judíos cristianos circuncisos]?’ Con eso mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo.”—Hech. 10:46-48.
11. (a) Desde entonces en adelante, los creyentes gentiles engendrados por espíritu podían obrar ¿en qué capacidad? ¿Por qué? (b) ¿De qué manera fue igual la acción del espíritu santo en tres ocasiones, con tres grupos diferentes?
11 Así “Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones [incircuncisas] para tomar de entre ellas un pueblo para su nombre.” (Hech. 15:14) En aquella ocasión, en la casa del centurión incircunciso Cornelio, en Cesarea, Pedro usó otra de las “llaves del reino de los cielos,” la tercera llave. Desde entonces en adelante, los discípulos de Jesús que habían sido ungidos por espíritu podían dar testimonio acerca de él “hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) Lo que Dios había abierto por medio de Pedro, el poseedor de las llaves, permaneció abierto a fin de que se pudiera dar testimonio por toda la Tierra. En armonía con esto, el espíritu santo de Dios “cayó sobre” (griego: epipipto) tres diferentes clases de creyentes, (1) sobre los 120 discípulos bautizados y, después, sobre unos 3.000 judíos convertidos, todos los cuales estaban en Jerusalén en el Pentecostés de 33 E.C.; (2) sobre los samaritanos bautizados, pero solo después que los apóstoles Pedro y Juan llegaron y rindieron servicios; y (3) sobre los gentiles creyentes que se habían reunido en la casa de Cornelio en Cesarea, en 36 E.C.—Hech. 1:15; 2:1-4, 38, 41; 8:15-17; 10:44, 45; 11:15, 16.
ABRIENDO EL CAMINO PARA LA “GRANDE MUCHEDUMBRE”
12. Desde entonces Jehová ha estado sacando ¿a qué clase? ¿y de entre quiénes?
12 Durante todos los siglos que han transcurrido desde entonces Jehová ha estado tomando un “pueblo para su nombre” de entre los judíos circuncisos, los samaritanos circuncisos y los gentiles incircuncisos. (Amós 9:12) Este pueblo para el nombre de Jehová ascendería a solo 144.000 miembros, los cuales se unirían a Jesús en el reino celestial de éste.—Rev. 7:4-8; 14:1-3.
13. ¿Qué mostraron Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores) y El Plan Divino de las Edades acerca de las naturalezas y las salvaciones que estaban envueltas en este asunto?
13 En septiembre de 1881 salió la publicación de la Watch Tower Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores). Más tarde, en 1886, se publicó el libro The Divine Plan of the Ages (en español, El Plan Divino de las Edades). Estas dos publicaciones mostraron que la naturaleza espiritual y la naturaleza humana o terrenal son separadas y diferentes. Por consiguiente, la salvación de la congregación de 144.000 miembros engendrados por espíritu para vida en el cielo sería diferente de la salvación de la humanidad redimida para vida en la Tierra paradisíaca. No obstante, el sacrificio de rescate de Jesucristo sería fundamental para las dos salvaciones.
14. ¿Qué recalcó el discurso público que se pronunció en Los Angeles, California, el domingo 24 de febrero de 1918?
14 El 24 de febrero de 1918, en medio de la I Guerra Mundial, J. F. Rutherford como presidente de la Watch Tower Bible and Tract Society pronunció un discurso público en Los Ángeles, California, EE. UU. El título de aquel discurso fue “Millones que ahora viven no morirán jamás.” Después de la I Guerra Mundial el material de aquel asombroso discurso se publicó en forma de libro. Esta presentación recalcó el hecho de que habría personas de disposición hacia lo justo en la Tierra a las que se perdonaría la vida durante el venidero día de la ira de Dios. Sobrevivirían y entrarían en el nuevo orden de Dios con la oportunidad de nunca morir de sobre la Tierra transformada en paraíso.
15. ¿Qué declaró el discurso que se pronunció en Los Angeles en 1923 sobre la parábola de Jesús acerca de las ovejas y las cabras?
15 De nuevo en Los Ángeles, esta vez en 1923, se celebró una asamblea y el presidente de la Sociedad habló sobre la parábola de Jesús acerca de las ovejas y las cabras. Por medio de las Escrituras estableció el hecho de que las “ovejas” simbólicas de esta parábola son las personas que ahora, durante este “tiempo del fin,” hacen el bien de diversas maneras a los hermanos espirituales de Jesús, los que han ‘nacido otra vez.’ En recompensa por ello se preservaría a tales bienhechores a través de la venidera batalla del Armagedón, y el glorificado “Hijo del hombre,” el rey celestial Jesucristo, los introduciría en la región terrenal de su reino de mil años. (Mat. 25:31-46) Esto avivó las esperanzas terrestres de muchas personas semejantes a ovejas que hacían bien a los “hermanos” de Cristo como si se lo hicieran directamente a él.
16, 17. Doce años más tarde, cuando llegó el punto culminante en este desenvolvimiento relacionado con el entendimiento bíblico, ¿por qué no fue aquella ocasión una ocasión común?
16 Sin embargo, una culminación en este desenvolvimiento relacionado con el entendimiento bíblico llegó 12 años más tarde. Aquella ocasión no resultó ser una ocasión
-