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¡Conque estas son las Filipinas!¡Despertad! 1973 | 22 de noviembre
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sencillas. Verdaderamente una estupenda obra de ingeniería, ¡comparable a cualquiera de las grandes obras de otras naciones antiguas!
También hay muchos otros pueblos filipinos con los cuales familiarizarse. Están los cordiales y hospitalarios bicolanos de las hermosas regiones del sur de Luzón, y los encantadores y demostrativos cebuanos de todavía más al sur. También, los alertas y progresivos tagalos, y los pacientes y perseverantes ilocanos. Quizás ya ha conocido a algunos de los ilocanos del norte de Luzón, pues son un grupo que viaja mucho.
Como evidencia de la gran diversidad de los grupos étnicos, están los más de ochenta idiomas y dialectos que se hablan por todas las islas. Si el lector visita las Filipinas, ¿por qué no habla con las diferentes personas que encuentra? Averigüe de dónde vienen y qué clase de costumbres y hábitos tienen.
Comunicación posible
Pero quizás uno se diga: “¿Qué? ¿Con todos esos idiomas? ¿Cómo espera que pueda decirles algo?”
A pesar de todos los idiomas y dialectos en uso, casi todos hablan inglés. Esto se debe al período de la dominación norteamericana. Así es que la comunicación no es un gran problema, una vez que uno se acostumbra al acento.
De hecho, la existencia de veintenas de diferentes idiomas ha producido una nación de lingüistas muy competentes. Cualquier filipino que viaja tiene que estar preparado para aprender el idioma de la zona, y por lo general la gente habla con soltura tres o cuatro idiomas.
Un misionero de los testigos de Jehová relata que asistió a una reunión bíblica allá en el sur en la hermosa ciudad de Zamboanga. La literatura que estaban estudiando estaba en inglés, y el presidente de la reunión hablaba la mayor parte del tiempo en inglés. Entonces una persona levantó la mano para comentar, y la respuesta vino en el idioma hiligaynon. Otro hombre ofreció un comentario en cebuano. Otro habló en tagalo, y todavía otro se expresó en chabacano. Todos parecían entender, y nadie parecía notar que se estaban usando diferentes idiomas.
Qué esperar
Si viene a las Filipinas por primera vez, quizás hay algunas cosas que se deben mencionar. Por ejemplo, si uno es una persona blanca que habla inglés, uno es un “americano.” Es posible que sea inglés, holandés o alemán, pero temporariamente, mientras esté aquí, se le considerará como “americano.”
Otra cosa que debemos mencionar es la excepcional hospitalidad del filipino. Y aquí la hospitalidad está muy relacionada con el comer. Quizás le sirvan sabrosos platos locales como kari-kari, o lapu-lapu, un pez local. O, como un bocadillo, el siempre popular pancit, o algo de bibingka. Una deliciosa bebida fría es el halo-halo. La comida china, también, es popular aquí, y se dice que es una de las mejores del mundo. O, si lo prefiere, las comidas frecuentemente se preparan al estilo norteamericano o español.
En algunos sitios de Manila los extranjeros son una vista común, y pasan desapercibidos. Pero en sitios apartados, como los mercados alrededor de Cubao y en la vieja ciudad de Pasig, uno es un objeto de tanto interés para los locales como éstos lo son para uno. La verdad es que los occidentales tienden a sobresalir un poco en el Oriente, debido a su estatura desacostumbrada y su piel de color pálido. Así es que no se sorprenda si, cuando esté inspeccionando la mercadería en un negocio pequeño, se dé vuelta y halla a un filipino parado a su lado comparando su propia estatura con la suya... muy para el deleite de sus compañeros.
O tal vez un grupo de jovencitos quizás se reúna a su alrededor y sencillamente lo miren con ojos llenos de asombro. Algunos jóvenes más osados quizás lo llamen: “Hola, Joe,” o “Joe Victoria,” reflejando el tiempo de hace dos décadas y media cuando todos los soldados norteamericanos eran “Joe.” En ese entonces las tropas eran muy populares en las calles de Manila, gracias a que recientemente habían logrado la victoria sobre las fuerzas japonesas de ocupación.
Lo que hay que recordar es que todos están sencillamente siendo amigables. Hay muy poco del sentimiento antiextranjero que uno quizás sienta en algunos otros países. Puede que los niños hasta comiencen a frotar su brazo, porque les gusta el tacto del pelo suave de su piel. La gente no puede hacerse mucho más amigable que eso, ¿no es cierto? Si uno adopta ese ánimo amigable, disfrutará de la sencillez, la falta de tensión, y la amigabilidad que son características aquí.
Si visita a las Filipinas, ¿por qué no se olvida de la ‘región del turista’? Viaje por medio del característico jeepney, o por el distintivo sistema de autobuses. Vea cómo vive el filipino —no con la idea de criticar— sino, más bien, sencillamente aceptando que éste es el modo en que aquí se hacen las cosas. Son diferentes, por supuesto, pero si está dispuesto a aceptarlos como son, puede estar seguro de recibir una cordial bienvenida en las soleadas Filipinas.
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Monumentos dignos de nota¡Despertad! 1973 | 22 de noviembre
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Monumentos dignos de nota
✔ Por lo general un visitante a las Filipinas ve el monumento a José Rizal en la Luneta, el parque más famoso de Manila. Sin embargo, muchos visitantes pasan por él, sin conocer los antecedentes de la muerte de Rizal, el héroe nacional de las Filipinas. Fue muerto por un pelotón de fusilamiento en 1896 en el lugar donde ahora se encuentra su monumento. La ejecución se efectuó en la presencia y ante la instigación de los poderosos frailes dominicos. Los frailes estaban enojados acerca de los escritos de Rizal que exponían los abusos de los sacerdotes españoles en las Filipinas. Uno fue la novela “Noli Me Tangere” (traducciones inglesas “El vuelo del águila” y “Cáncer social”), y una segunda novela “El Filibusterismo” (“Reino de la codicia,” versión inglesa). A pesar de las fuertes objeciones del clero, el congreso filipino ha hecho que sus dos novelas, que describen la vida bajo el gobierno español y los abusos del clero, sean lectura obligatoria en todas las escuelas y universidades.
Los visitantes a Manila también ven frecuentemente en una plaza el monumento de Andrés Bonifacio, uno de los héroes de la revolución filipina que le puso fin a más de 300 años de régimen español en ese país. Alrededor de la base del monumento uno puede ver ilustrado en bronce el sufrimiento del pueblo filipino bajo el gobierno del estado clerical de los gobernadores generales españoles. Los frailes, especialmente los dominicos, no escaparon cuando la revolución hizo erupción, y muchos pagaron con su vida por su codicia y hechos manchados de sangre.
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