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Atenas... “ciudad de muchos dioses”La Atalaya 1981 | 1 de diciembre
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más que aquellas dos diferentes reacciones. También hubo un tercer grupo, pues “algunos varones se unieron a él y se hicieron creyentes, entre quienes también estaban Dionisio, juez del tribunal del Areópago, y una mujer por nombre Dámaris, y otros además de ellos.” (Hech. 17:32-34) En consecuencia, se desarrolló el cristianismo primitivo en la “ciudad de muchos dioses.”
REFLEXIONES SOBRE LA HISTORIA DE LA CIUDAD
La Acrópolis se alza a muy corta distancia del Areópago. Subimos la impresionante grada de mármol de los Propileos (o Pórticos), espléndida subida al Partenón, cima de la Acrópolis. A la derecha se halla el templo de la Victoria Aptera, pero la diosa ha desaparecido de allí. Pasamos por entre las imponentes columnatas de los Propileos, que, a pesar de estar desgastadas parcialmente, todavía presentan el aspecto impresionante de lo que una vez fue una estructura monumental. Al llegar a lo alto de la grada vemos los inmensos restos del Partenón. ¿Cuándo fue construido, y por qué se construyó?
El origen de Atenas queda oculto en el pasado, aunque la arqueología arroja alguna luz sobre la historia antigua de la ciudad. Durante el séptimo siglo a. de la E.C., la ciudad era gobernada por los eupátridas, una aristocracia que ejercía poder político y controlaba el Areópago, principal tribunal criminal de aquel tiempo. En el siglo siguiente un legislador llamado Solón colocó los cimientos de la democracia. De modo que Atenas se convirtió en el centro del primer estado con un gobierno democrático.
La subida del Imperio Medopersa resultó ser una amenaza seria para Grecia y, según lo había predicho el profeta Daniel, el cuarto rey de Persia ‘levantó todo contra el reino de Grecia.’ (Dan. 11:2) El oleaje de guerra iba y venía hasta que finalmente el ‘cuarto rey,’ Jerjes de Persia, movilizó todo su imperio e invadió a Grecia en 480 a. de la E.C. Llegó hasta Atenas y quemó la fortaleza de la Acrópolis. Los atenienses, sin embargo, destruyeron la armada persa en Salamina, y obligaron a los persas a retirarse. En virtud de su fuerte marina de guerra, Atenas obtuvo el liderato en Grecia.
Comenzó la edad de oro de Atenas. Durante aquel tiempo de gran prosperidad, bajo el caudillaje de Pericles, la ciudad llegó a estar a la cabeza de la cultura del mundo antiguo. Atenas floreció como centro educativo, pues hubo una gran cantidad de profesores, conferenciantes y filósofos tales como Sócrates, Platón y Aristóteles. Se establecieron allí cuatro escuelas de filosofía: la platónica, la peripatética, la epicúrea y la estoica. (Hech. 17:18, 19) También, durante aquel tiempo se construyeron muchos edificios y templos hermosos, entre ellos el Partenón, el monumento principal de la antigua religión pagana.
LAS ESCRITURAS CONTRA LA FILOSOFÍA
En el tiempo en que Jesús y sus apóstoles estuvieron en la Tierra, Atenas todavía era una ciudad importante a causa de sus escuelas de filosofía. Desde su cuna en Grecia, la filosofía se esparció a otras partes del mundo. De hecho, Pablo hasta tuvo que dar la siguiente advertencia a la congregación cristiana de Colosas, Asia Menor: “Cuidado: quizás haya alguien que se los lleve como presa suya por medio de la filosofía y del engaño vano según la tradición de los hombres, y no según Cristo.” Pablo estaba predicando a Cristo, y según dijo el apóstol: “Cuidadosamente ocultados en él están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”—Col. 2:3, 8.
Cuando escribió a los corintios griegos, Pablo vigorosamente se declaró en contra de la sabiduría humana. En defensa del cristianismo verdadero, él colocó la filosofía humana en su lugar debido cuando dijo: “Si alguno entre ustedes piensa que es sabio en este sistema de cosas, hágase necio, para que se haga sabio. . . . ‘Jehová conoce que los razonamientos de los sabios son vanos.’” (1 Cor. 3:18-20) Sí, no solo sus razonamientos resultan vanos, sino que las obras de sus manos también perecen. Tan solo eche un vistazo a la Acrópolis. La imagen de Atenea cubierta de oro ya no se encuentra allí. En pie solo queda parte del Partenón. Y ¿qué hay del Erecteón, el templo dedicado a Atenea y Poseidón? Poco queda de su anterior imponente belleza.
Al dejar la Acrópolis e ir bajando por las gradas del elevadísimo Propileos, recordamos las palabras que el apóstol Pablo dirigió al tribunal de Atenas: “No debemos imaginarnos que el Ser Divino sea semejante a oro, o plata, o piedra, semejante a algo esculpido por el arte e ingenio del hombre.”—Hech. 17:29.
EL CRISTIANISMO GENUINO SIGUE VIVO
Durante la excursión, ¿pudo usted captar algo del espíritu de la antigua Atenas y de la Atenas moderna? Claro, para poder percibir completamente este espíritu es necesario asociarse con la gente. Muchos visitantes han hallado que los atenienses son verdaderamente hospitalarios. Ya que los griegos son muy hospitalarios con los forasteros, ciertamente no es coincidencia que la palabra griega para forastero también signifique huésped.
Entonces, no es sorprendente que el cristianismo verdadero, que se caracteriza por tal espíritu, haya echado raíces una vez más en Atenas y por toda Grecia. Pues, ¡tan solo en Atenas hay más de 7.000 testigos de Jehová que se asocian en las 110 congregaciones que hay allí! En toda Grecia hay 20.000 testigos de Jehová. Aunque a ellos, al igual que a Pablo, se les considera ‘publicadores de deidades extranjeras,’ continúan proclamando el “Dios Desconocido,” Jehová, a los habitantes de Atenas y de toda Grecia.
Nuestra visita ha terminado y regresamos por donde vinimos. Mirando atrás desde cierta distancia, echamos un último vistazo a la Acrópolis. La puesta del Sol convierte la cumbre de mármol de la ciudad en deslumbrante oro. ¡Qué espectáculo! Pero especialmente nos deleita el que en Atenas, la antigua “ciudad de muchos dioses,” muchas personas ahora estén disfrutando del verdadero esclarecimiento espiritual.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1981 | 1 de diciembre
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Preguntas de los lectores
● En Romanos 8:30 se hace referencia a cristianos que son ‘glorificados.’ ¿Cuándo acontece esto, y cómo se relaciona esta ‘glorificación’ con el que sean ‘llamados’ y ‘declarados justos’?
En Romanos capítulo 8 el apóstol Pablo comentó sobre los tratos de Dios con los cristianos ungidos con espíritu. Dios estaba llevando a cabo su propósito al honrarlos o glorificarlos por medio de darles conocimiento de las verdades acerca de Él, incluso su propósito de hacerlos “coherederos con Cristo” en el cielo. (Rom. 8:14-17) Pablo también escribió, entre otras cosas:
“A los que [Dios] dio su primer reconocimiento también los predeterminó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él fuese el primogénito entre muchos hermanos. Además, los que él predeterminó son los que él también llamó; y los que él llamó son los que él también declaró ser justos. Finalmente [es decir: Y] los que él declaró justos son los que él también glorificó.”—Rom. 8:29, 30.
Algunos se han hecho preguntas acerca de esta secuencia: ser ‘llamados, declarados justos, glorificados.’ Esto pudiera tomarse como una serie de pasos que culminan cuando los cristianos ungidos reciben la gloriosa vida espiritual en el cielo. No obstante, note el tiempo del verbo que Pablo usa en estas palabras: “Los que él declaró justos son los que él también glorificó.” Parece que Pablo estaba hablando de algo que ya había acontecido, lo cual no sería el caso si se estuviera refiriendo a la glorificación de los cristianos por medio de una resurrección futura a vida celestial.
Además, aunque el ser resucitado por Dios para gobernar en la región espiritual es una ‘glorificación,’ hay muchas otras maneras por medio de las cuales las personas pudieran ser “glorificadas.” (Vea Romanos 8:17; Juan 7:39.) Jesús fue “glorificado” en la Tierra por medio de sus milagros. (Juan 11:4) Cristo dijo que se ‘honró’ o glorificó a un hombre humilde al dársele un asiento prominente en un banquete. (Luc. 14:10) Moisés recibió “gloria” como el vocero de Dios en relación con el pacto de la Ley. (2 Cor. 3:7) La Biblia hasta dice que la mujer recibe “gloria,” o es ‘glorificada,’ por tener el cabello largo. (1 Cor. 11:15) En todos estos casos se utilizan variaciones de la misma palabra básica, en griego, que se vierte “glorificó” en Romanos
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