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La actividad ministerial de los Testigos de JehováLa Atalaya 1962 | 15 de marzo
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la trinidad, pues le daba dolores de cabeza a su hija de nueve años pensar en ello. Se contestaron las preguntas, colocándose el libro Paraíso e iniciándose un estudio. Después de dos visitas el sacerdote le mandó decir a la señora que tendría que dejar de estudiar la Biblia o mudarse, puesto que todo el vecindario estaba siendo afectado. Cuando la mujer le transmitió este mensaje a su esposo católico, él le mandó decir al sacerdote que podía dar órdenes solamente en la iglesia y no en su hogar. El esposo ahora entusiásticamente lee y estudia con el resto de su familia.”
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Siguiendo tras mi propósito en la vidaLa Atalaya 1962 | 15 de marzo
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Siguiendo tras mi propósito en la vida
Según lo relató Maxine Miller García
LA VIDA del cristiano está bien señalada por puntos significativos—indicadores de progreso a la madurez y ocasiones de gozo especial-todos los cuales dan la seguridad de la aprobación de Jehová. Uno de estos puntos significativos en mi vida fue una reunión especial de graduados de Galaad que arregló el presidente de la Sociedad Watch Tower, nuestro amado hermano Knorr, en la inolvidable asamblea internacional en la Ciudad de Nueva York en el verano de 1958. Fui una de los más de treinta graduados presentes de la primera clase de Galaad. ¿Cómo llegué a estar entre ellos? Escuche usted mi historia.
Cuando nací mis padres eran cristianos dedicados. Estando conscientes de sus responsabilidades dadas por Dios, se pusieron a entrenar a nosotros cuatro, sus hijos, a ser alabadores del Todopoderoso Dios, cuyo nombre es Jehová. Efectuaron un trabajo cabal, y uno por uno, a medida que entendíamos lo que significaba, dedicamos nuestra vida a Jehová. Habiendo participado en publicar las buenas nuevas desde que tenía seis años, fui bautizada a la edad de catorce años, e inmediatamente la meta hacia la cual comencé a mirar fue la predicación del Reino de tiempo cabal. A través de los años de estar en la escuela secundaria mi hermana y yo planeamos para el servicio de precursoras.
VIENDO EL PRECURSORADO DESDE EL PUNTO DE VISTA CORRECTO
Nos preguntábamos cómo podríamos ganar bastante dinero para entrar en el trabajo de precursoras, dado que las dos teníamos el punto de vista de que se necesitaban un auto y un carro-casa para trabajar de precursoras. En 1938 se nos recalcó que la manera de llegar a ser precursor no es ganando dinero. Ese año el siervo de zona y su esposa visitaron nuestra congregación, y, al enterarse de nuestro deseo de ser precursoras, nos llevaron con ellos a visitar a Albany, Oregón, y nos ayudaron a hacer arreglos para ser precursoras con una hermana que acababa de comenzar en dicho servicio y deseaba alguien con quien trabajar. Ella y su esposo tenían su carrocasa estacionado en la granja de una hermana anciana, y había lugar para nosotras allí. Viendo el camino abierto, inmediatamente enviamos nuestras solicitudes de precursor. Tan pronto llegó la respuesta de la Sociedad nos pusimos en camino a Albany para comenzar a trabajar.
¿Podríamos tener buen éxito? Sí, poniendo en primer lugar nuestro ministerio. Nunca nos hizo falta el alimento que necesitábamos. Cambiábamos la literatura por más que suficiente fruta y legumbres envasadas en casa. También obteníamos huevos y botellas de leche, los cuales cambiábamos con el tendero por comestibles. Estuvimos muy agradecidas a Jehová de que nos había mostrado que podíamos servirle como precursoras sin primero ahorrar mucho dinero para confiar en ello; más bien, hemos aprendido a confiar en Él.
Fue una ocasión maravillosa el trabajar el territorio de Albany, Corvallis y el territorio rural de las montañas. Ya entrada la noche tocábamos las series de discursos bíblicos grabados en discos y conducíamos estudios bíblicos con la ayuda del folleto Estudio Modelo en los hogares de muchas personas de buena voluntad. Es un gran gozo saber que algunas de esas personas ahora son publicadores fieles y otras predicadores de tiempo cabal.
FORTALECIDA POR PRUEBAS DE FE
Las experiencias gozosas, aunadas con pruebas, estimulaban nuestra determinación de continuar. El verano de 1939, mi mamá, hermano, hermana y yo lo pasamos trabajando de precursores en Idaho exactamente al oeste del Parque Yellowstone. Hallamos a varias personas aisladas que se alegraron de ver a los testigos de Jehová otra vez. El invierno siguiente—un invierno duro—estuvimos en Logan, Utah, donde mi mamá había sido colportora veinte años antes. No era difícil colocar literatura bíblica con los mormones y comenzar estudios, pero ellos estaban más interesados en convertirnos que en ‘dejar que Dios sea veraz’ escuchando a su Palabra. Pocos tenían el valor de ponerse de parte de la verdad. Un hermano anciano alemán sirvió de gran estímulo para nosotros, sin embargo. Había aprendido la verdad solo por medio de estudiar las publicaciones de la Sociedad, y aunque su familia y sus vecinos se volvieron en su contra, él dejó la iglesia mormona después de cuarenta años de ser miembro de ella. Cada domingo por la noche subíamos por la colina empinada cubierta de nieve para cenar con él, compartir con él nuestras experiencias en el campo, y teníamos el estudio de La Atalaya —solo nosotros cinco.
Los dos años siguientes serví en Arizona, junto con la misma hermana con quien había comenzado el precursorado. Algunos días, cuando no teníamos bastante dinero para la gasolina, caminábamos por los cerros calurosos y bajábamos a los cañones secos alrededor de Globe, Arizona, llevando nuestros discursos grabados en discos, fonógrafos y libros. Los resultados de nuestro trabajo eran evidentes entre los mexicanos. Con los discos en español y unas cuantas frases en español aprendidas de memoria, les presentábamos el mensaje. Luego conducíamos estudios usando los libros tanto en español como inglés. Pronto algunos participaron con nosotros en el servicio de casa en casa y nos ayudaban a hablar su idioma.
Todavía estábamos en Globe cuando la persecución llegó a ser dura. La prensa y la radio anunciaron que un hombre y dos mujeres, testigos de Jehová, habían sido arrestados en Tejas por el cargo (falso) de ser espías nazistas. Ese mismo día la policía nos llevó a la delegación para interrogarnos, pero pronto fuimos puestos en libertad cuando vieron que no estábamos haciendo nada malo. De allí en adelante fuimos perseguidos constantemente por chusmas. Podíamos trabajar solo unas cuantas casas en una sección y luego teníamos que manejar varios kilómetros a otra sección a fin de adelantarnos a las chusmas, no obstante la idea de ser atrapados por una chusma no nos atemorizaba. Solo nos preocupaba el ser fieles a Jehová prescindiendo de lo que sucediera. Ese verano treinta de nosotros los precursores trabajamos todas las poblaciones “difíciles” en Arizona durante seis semanas, mudándonos cada día o cada dos días, durmiendo con nuestros carro-casas enganchados a los autos para poder ir a otro lugar si había alguna dificultad durante la noche. En lugares donde había habido chusmas u otra
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