BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • El placer puesto en el lugar que corresponde a Dios... ¿por qué?
    La Atalaya 1983 | 15 de octubre
    • El placer puesto en el lugar que corresponde a Dios... ¿por qué?

      “USTED no es el único”, dice un anuncio en letras grandes de trazo grueso. “El domingo, otros 61.000.000 de adultos estadounidenses optaron también por no ir a la iglesia.” El anuncio mismo tiene el objetivo de lograr que algunos de esos millones de personas, que equivalen a 41 por 100 de todos los estadounidenses de 18 años de edad o más, vayan a la iglesia.

      En otras partes, señaladamente en la Europa occidental, el cuadro es parecido, sólo que el porcentaje es mucho más alto. Por ejemplo, en Gran Bretaña, en cualquier domingo determinado, cerca de 98 por 100 de los 28.000.000 de miembros de la Iglesia Anglicana no se toman la molestia de ir a la iglesia. A pesar de registrarse algunos aumentos aquí y allá, la tendencia descendente es patente por todo el mundo.

      Por qué se alejan

      ¿Cuál es la causa de que haya tantas personas alejándose de las iglesias? Es obvio que esa es una pregunta muy compleja. A ello han contribuido el ateísmo, el materialismo, el fracaso de las iglesias en satisfacer a la gente, y muchos otros factores. Pero ¿se han alejado todas esas personas porque han dejado de creer en Dios, y por eso no necesitan más la religión? Evidentemente no.

      En su libro The Search for America’s Faith, los coautores George Gallup, hijo, y David Poling manifestaron el asombro que les causó el descubrir que “los que no pertenecen a ninguna iglesia son en su gran mayoría creyentes; y, en la mayoría de los casos, no es la pérdida de fe lo que ha hecho que la gente deje de pertenecer a alguna iglesia”. Así, pues, ¿qué los mantiene alejados?

      Gallup y Poling notaron cuatro factores claves que atraen a los que no pertenecen a ninguna iglesia:

      “1. Los deportes, las actividades recreativas y los pasatiempos

      2. Las actividades sociales entre amigos

      3. Un plan de trabajo que dificulta el asistir a alguna iglesia

      4. El deseo de ‘tener más tiempo para mí mismo y/o mi familia’”.

      ¿No es cierto que la mayoría de las personas hoy considera el domingo principalmente como tiempo para descansar y relajarse, y por eso lo esperan con anhelo? Para muchas que pueden permitirse el lujo, una vuelta en automóvil por el campo, una comida campestre o una excursión es muchísimo más refrescante que el asistir a servicios religiosos. El correr al trote, el esquiar, el jugar golf, el pescar o cualquiera de una serie de otros deportes es mucho más vigorizador que el aburrido sermón. Y, por lo general, esas actividades se practican con tal dedicación y celo que pudiera avergonzar al devoto promedio.

      ¿Cuál es el resultado? Es obvio que ese punto de vista de amar los placeres ha restado mucho apoyo a las iglesias. Pero, lo que es aún más grave para los individuos, ha significado que el amor a los placeres ha reemplazado el amor a Dios. La religión, o lo que resta de ella, ha quedado postergada, excepto en unas cuantas ocasiones especiales en la vida, como bodas y funerales, cuando la piedad se considera todavía necesaria. La diversión profana ha tomado el lugar de la devoción espiritual.

      La ola creciente de profanidad entre las personas que afirman creer en Dios coincide con lo que el apóstol Pablo tenía presente cuando habló de hombres que llegarían a ser “amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. Y, al hablar de tales personas, las utilizó como advertencia y como rasgo para indicar la llegada de “los últimos días”, cuando se presentarían “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1, 2, 4). El hecho de que multitudes de personas hoy día ‘ponen el placer en el lugar de Dios’, como predijo Pablo, es una de las muchas pruebas de que vivimos en los últimos días. (Versión de J. M. González Ruiz.)

  • “Una forma de devoción piadosa”
    La Atalaya 1983 | 15 de octubre
    • “Una forma de devoción piadosa”

      EN VISTA de que va menguando el apoyo que reciben, las iglesias están tratando desesperadamente de reanimar o reavivar a su feligresía. Pero a menudo las tácticas que emplean empeoran las cosas. Explotan el interés de las personas inclinadas al placer. ¿Cómo lo hacen? Considere unos cuantos ejemplos de lo que las iglesias están haciendo para atraer a los que no pertenecen a ninguna iglesia y llenar los bancos de sus iglesias:

      “Hoy día en los E.U.A. hay 3.000 grupos clericales de payasos, quienes se ponen narizotas y trajes de muchos colores para servir a Dios”, informa la revista Time. Hay compañías que se llaman a sí mismas ‘Bufones por Cristo’ o ‘Bufones santos’, y bailan, hacen juegos malabares, actúan de mimo, corren bicicletas en la iglesia, distribuyen palomitas (rosetas) de maíz y arrojan globos y confeti a la congregación. En una asamblea que celebró en Saskatoon, Canadá, la Asociación Canadiense para la Educación Pastoral se incluyó un curso sobre “el servir de payaso cristiano” como medio para llegar al corazón de la gente.

      “‘Atrae su atención’... evangelista lo hace mediante el karate.” Ese fue el título de un artículo de periódico que describía los “sermones-espectáculos” de un predicador viajante de la Iglesia Bautista. “La gente no quiere venir a oír a un predicador dar un sermón, y que les diga lo que están haciendo mal”, explicó él. “Pero sí vienen a ver a un experto en karate.” El predicador dijo que la mayoría de las personas se quedan para oír el sermón después de haber visto el espectáculo. “De vez en cuando hay alguien que se marcha”, añadió. “Pero no muy a menudo.”

      Bajo el titular “Las iglesias usan la magia para atraer a los feligreses”, The Wall Street Journal cita las palabras de un pastor de Indiana, quien dijo que “cuando un mago ocupa el púlpito, a los servicios vienen personas que no habían asistido durante varios meses”. La Hermandad de Magos Cristianos, grupo no afiliado a ninguna secta, que auspicia cada verano seminarios para enseñar nuevos trucos, calcula que hay más de mil ministros-magos en todos los Estados Unidos.

      “Hay una bailarina desnudista en el púlpito”, son las palabras que usó un periódico al describir lo que sucedió en una iglesia unitaria de Dallas. La iglesia presentó en sus servicios dominicales a una “bailarina exótica”, y “cuando ella hubo terminado, solo quedó un diminuto taparrabo y la imaginación de los congregados”, dijo el informe. Hay niños que, junto con los 200 miembros adultos de la congregación, asisten a las funciones. “No he recibido ni una sola queja”, dijo el ministro. “El espectáculo encaja muy bien en nuestro servicio.”

      Éstos no son de ningún modo incidentes aislados que tengan lugar en ciertas sectas o cultos extraños. Las iglesias supuestamente respetables y reconocidas están recurriendo a los mismos trucos. Además de payasos y magos, emplean los servicios de cantantes de música folklórica, agrupaciones de música “rock”, bailarinas de danzas sensuales, astronautas, estrellas de cine y otras celebridades, en un esfuerzo por reforzar su atractivo menguante.

      Pero aunque se atraiga así a la iglesia a unas cuantas “almas perdidas”, ¿se les está ayudando realmente a ser “amadores de Dios”, si lo que les interesa es una danza “exótica” o un espectáculo de magia? Antes bien, ¿no se les está convirtiendo así aún más en “amadores de placeres”, y con una conciencia tranquila porque ahora pueden darse gusto y tener la aprobación de la iglesia? La realidad es que se han convertido en personas que ‘tienen una forma de devoción piadosa mas resultan falsas a su poder’. (2 Timoteo 3:5.)

      Se cumple la profecía

      Todo eso impulsó a William Rauscher, clérigo, a decir: “Hoy día demasiadas iglesias se han convertido en centros de entretenimiento donde mora el Espíritu Santo, que son más fantasmales que espirituales. Gran parte de lo que ahora se disfraza de religión escandalizaría a San Pablo”. Sin embargo, en realidad es poco probable que el apóstol Pablo se escandalizase. ¿Y por qué no? Porque, como hemos visto, ¡él escribió bajo inspiración que en los últimos días la gente ‘pondría el placer en el lugar de Dios’!

      Por la expresión “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (Traducción del Nuevo Mundo), el apóstol Pablo llama la atención a la contradicción e inconsecuencia, y, por lo tanto, a la hipocresía, de esas personas. Aunque todavía quieren algo de religión en su vida, han puesto el placer en el lugar que corresponde a Dios como objeto de su amor y devoción. Al hacer eso, han hecho del placer su dios.

      El aumento de la profanidad y la merma en el apoyo que reciben las iglesias prueban con mayor claridad que vivimos en los últimos días del presente sistema de cosas. Pero, aún más, esas cosas indican que vivimos en el mismísimo fin, la fase final, de los últimos días.

  • ¡El mundo que ama el placer está por terminar!
    La Atalaya 1983 | 15 de octubre
    • ¡El mundo que ama el placer está por terminar!

      LA HISTORIA está llena de ejemplos de reinos e imperios poderosos que llegaron a su fin debido a la decadencia moral, un modo de vida disoluto y el amor excesivo a los placeres. Hasta dentro de una sola nación, dinastías y regímenes se han venido abajo cuando el amor a los placeres corroyó su fibra moral.

      Por ejemplo, en el libro Outlines of Roman History, William Morey escribió: “Si se nos preguntara cuáles fueron los síntomas de la decadencia moral [de Roma], contestaríamos: el egoísmo de las clases; la acumulación de riquezas, [...] el amor al oro y la pasión por el lujo [...] Éstas fueron enfermedades morales, que difícilmente hubiera podido curar gobierno alguno”.

      Hoy, ¿no vemos a la gente dedicarse completamente a un modo de vida profano y orientado al placer? ¿No vivimos en un mundo que ama el placer? ¡Claro que sí!, pues aunque muchas personas todavía quieren algo de religión, las actividades sociales y recreativas han ocupado el primer lugar en su vida. Las personas han llegado a estar como aquéllas del día de Noé... preocupadas por cosas como ‘el comer y el beber’. Están demasiado ocupadas satisfaciendo sus deseos, para prestar atención a sus necesidades espirituales. En realidad, ha decaído el interés en la religión y el apoyo que se le da. (Mateo 24:37-39.)

      Ese amor a los placeres y la acompañante merma en el apoyo que se da a la religión asumen un significado especial cuando consideramos cómo llegó a su fin otro imperio antiguo, Babilonia. De hecho, los detalles poco comunes de aquella caída, al igual que otros relatos históricos, fueron registrados en la Biblia por una razón específica: ‘Fueron escritos para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado’. (1 Corintios 10:11.)

      Una lección tomada de la antigüedad

      El río Éufrates desempeñó un papel importante en la vida de la gran ciudad de Babilonia. En su libro History of Cyrus the Great (1878), Jacob Abbott escribió: “[Babilonia] fue la capital de una región grande y muy fértil, que se extendía a ambos lados del Éufrates en dirección al golfo Pérsico. [...] El río Éufrates era la gran fuente de fertilidad de toda la región a través de la cual fluía”. Sí, la prosperidad de Babilonia se derivó del río Éufrates. Por lo tanto, es muy significativo que la caída de la ciudad estuviera también relacionada con aquel río.

      Abbott dio este interesante relato acerca de la conquista de Babilonia por el rey Ciro:

      “Ciro avanzó hacia la ciudad. Estacionó un destacamento grande de sus tropas a la entrada de las murallas principales, por donde el río entraba en la ciudad, y otro más abajo, por donde el río salía de la ciudad. A estos destacamentos se les ordenó que entraran en la ciudad por el lecho del río tan pronto como observaran que bajaba el nivel del agua. Entonces él empleó un vasto cuerpo de trabajadores para abrir nuevos canales, y ensanchar y ahondar los que ya existían, con el propósito de desviar de su cauce normal la trayectoria de las aguas. Cuando los pasajes quedaron terminados, se dejó que el agua entrara por ellos cierta noche, a una hora que se fijó previamente, y en poco tiempo ésta cesó de fluir a través de la ciudad. Los destacamentos de soldados entraron por el lecho del río”.

      Desde el momento en que comenzó a bajar el nivel de las aguas del Éufrates, ¡Babilonia estaba definitivamente perdida! Y note que la ciudad cayó en una noche en que se celebraba un banquete donde abundaban los placeres. (Compare con Daniel, capítulo 5.)

      A punto de repetirse la historia

      Lo que sucedió a la antigua Babilonia a manos de Ciro el Grande no es meramente de interés histórico. Al usar ese acontecimiento como tipo, el libro bíblico de Revelación habla de una ramera llamada “Babilonia la Grande” que se sienta sobre “muchas aguas”. Y se predice que, al mandato de Dios, un ángel “derramó su tazón sobre el gran río Éufrates, y se secó su agua, para que se preparara el camino para los reyes procedentes del nacimiento del sol”. (Revelación 17:1, 5; 16:12.)

      ¿Quién o qué es “Babilonia la Grande”? ¿Qué representan las “muchas aguas” del “gran río Éufrates”? ¿Y qué significa el que se ‘seque’ su agua?

      Aunque la antigua Babilonia ya no existe como potencia política, su influencia religiosa se ha extendido a través de los siglos a todo rincón de la Tierra. Por lo tanto, “Babilonia la Grande” es el imperio mundial de la religión falsa, del cual también forman parte todas las iglesias de la cristiandad. Revelación 17:15 indica que las “muchas aguas” sobre las cuales se sienta esa ramera religiosa son los “pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas” de quienes ella depende para conseguir apoyo, poco más o menos como la antigua Babilonia dependía de las aguas del Éufrates para su prosperidad. Por eso, el que las aguas se sequen significa la merma en el apoyo que la gente presta a la religióna.

      ¡‘El fin’ está cerca!

      En este contexto, nos damos cuenta de que el aumento de la profanidad alrededor del mundo y la merma en el interés en la religión y en el apoyo que recibe son de significado profético en dos sentidos. En primer lugar, esos desenvolvimientos son en cumplimiento de la predicción del apóstol Pablo de que en “los últimos días” los hombres serían “amadores de placeres más bien que amadores de Dios”. Eso es parte de la evidencia que prueba que vivimos en “los últimos días” o “la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 24:3). En segundo lugar, tal como la antigua Babilonia cayó la mismísima noche en que bajó el nivel de las aguas del Éufrates, el aumento en la profanidad y la merma en el apoyo que se presta a la religión son indicaciones claras de que es inminente la destrucción de “Babilonia la Grande”.

      Esas profecías que se están cumpliendo demuestran claramente que vivimos en “el tiempo del fin” (Daniel 12:4). Sí, nos acercamos a la fase final de los últimos días, el punto culminante de la cual es la destrucción del entero sistema de cosas inicuo de Satanás. En realidad, este mundo que ama el placer está por terminar. Pero podemos cobrar ánimo, pues ello preparará el camino para el justo Nuevo Orden que Dios ha prometido (2 Pedro 3:13). Usted puede participar de esas grandiosas bendiciones si no pone el placer en el lugar que corresponde a Dios, sino, más bien, lo pone a Él en primer lugar en su vida durante estos últimos días.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir