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  • Nuestra “joya en el espacio”... ¿está en aprietos?
    ¡Despertad! 1983 | 8 de diciembre
    • Nuestra “joya en el espacio”... ¿está en aprietos?

      AL OBSERVAR nuestro planeta durante su misión lunar, un astronauta estadounidense lo describió como “la cosa más hermosa que se podía ver en todo el cielo”. La esfera azul, cubierta de manchas blancas y color castaño, es ciertamente como una fina “joya en el espacio”.

      Aunque nuestro globo terráqueo parece tranquilo y elegante desde la superficie de la Luna, en la Tierra su belleza está estropeada. Sus habitantes están experimentando problemas enormes. Uno de los problemas más difíciles, insidiosos y complejos de resolver es la explosión demográfica.

      Ese problema lo han considerado políticos y peritos en la materia una y otra vez. Pero el paso de los años solo sirve para intensificar el problema... y éste lo afecta a usted, de una manera o de otra. Por ejemplo, si usted vive en una ciudad grande, ¿ha notado la frecuencia con que el tráfico va a paso de tortuga o hasta se detiene? ¿Ha experimentado por sí mismo lo atestados que están los autobuses, los trenes, el metro y las aceras? Por eso, el gobierno de la China continental, que cuenta con una creciente población de más de mil millones de habitantes, trata de limitar por ley a las familias para que tengan un solo hijo cada una.

      Hasta los peritos más optimistas están muy preocupados por la creciente inundación demográfica del mundo. ¿Por qué? Porque la cantidad de alimento, tierras, empleos y recursos naturales que hay disponible es limitada. Además, muchas autoridades en este campo afirman que la explosión demográfica ha contribuido a otros problemas que echan a perder la belleza de nuestro planeta, como los siguientes:

      ● EL HAMBRE. En algunas ciudades de países subdesarrollados, son muchas las mañanas en que los barrenderos de las calles tienen que recoger cadáveres de las cunetas. Sí, millones de personas mueren de hambre y desnutrición cada año. Y se espera que la demanda mundial de alimento se duplique para el año 2000, ¡dentro de menos de 17 años!

      ● LOS DAÑOS A LA FAUNA Y LA FLORA. Debido a la extensión del habitat del hombre, miles de plantas y animales están a punto de extinguirse.

      ● LA ESCASEZ DE ENERGÍA. Se teme que los limitados combustibles fósiles se agoten, a medida que la población crece a un ritmo vertiginoso, y aumenta el consumo excesivo de tales combustibles. Los bebés que nacen en los países desarrollados consumen una porción mucho más grande de los recursos mundiales que los que nacen en los países subdesarrollados.

      ● LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL. La contaminación del aire empeora a medida que las ciudades llegan a estar cada vez más atestadas de vehículos motorizados. La contaminación del agua aumenta a medida que entran en la red fluvial natural los fertilizantes y pesticidas químicos que se utilizan para incrementar la producción de alimento.

      ● LAS AMENAZAS DE GUERRA. En el futuro puede que se utilicen armas nucleares para chantajear a países vecinos y conseguir más concesiones de tierras y recursos. Quizás más de 30 países tengan armas nucleares para el año 2000.

      ● EL DESEMPLEO. La automatización lleva con frecuencia a la pérdida de empleos. En país tras país no hay suficiente trabajo para que la gente tenga empleo de tiempo completo.

      Como resultado de todos esos problemas, cada vez más personas se dan cuenta de que la Tierra es una nave espacial de capacidad limitada, y son pasajeros temporales a bordo de ella. El fallecido diplomático estadounidense Adlai Stevenson lo expresó muy bien: “Viajamos juntos, como pasajeros de una pequeña nave espacial, y dependemos de sus vulnerables suministros de aire y tierra [...], protegidos de la aniquilación solo por el cuidado, el trabajo, y, digo yo, el amor, con que tratemos a nuestra frágil nave”.

      ¿Estamos atestando nuestra nave espacial, la Tierra? ¿Hay soluciones humanas al problema de una creciente lista de pasajeros? ¿En quién podemos confiar para lograr sobrevivir en la nave espacial, la Tierra... la hermosa “joya en el espacio”?

  • La explosión demográfica... ¿cuán amenazadora es?
    ¡Despertad! 1983 | 8 de diciembre
    • La explosión demográfica... ¿cuán amenazadora es?

      ¿QUÉ ha causado la explosión demográfica en la parte final del siglo? En parte se debe a una disminución a nivel mundial en la cantidad de muertes como resultado de las mejoras efectuadas en la atención médica y las condiciones sociales y económicas. Por consiguiente, mueren menos niñitos y más personas viven por más tiempo. Particularmente en las naciones menos desarrolladas, a pesar de que ha habido una disminución en la cantidad de muertes, no ha habido una disminución similar en la cantidad de nacimientos. Por lo tanto, aparte del claro motivo relacionado con lo sexual, de nuevo hacemos la pregunta: ¿Por qué tiene hijos la gente?

      ● Los hijos satisfacen la necesidad innata de la gente de ser padres. Muchas parejas opinan que su matrimonio no es completo a menos que tengan hijos. Los hijos satisfacen las necesidades sicológicas de tener a alguien a quien amar y que ame a uno.

      ● Algunas religiones animan a sus adherentes a tener familias grandes.

      ● En muchos países los hijos proveen beneficios económicos a la familia. Llegan a ser personas que trabajan en el campo. A menudo los padres confían en que ellos suministrarán seguridad en la vejez.

      ● A los hijos se les considera como una extensión de los padres. Llevan el nombre y la herencia cultural de la familia a generaciones futuras.

      ● Los hijos, especialmente los varones en algunas sociedades, dan cierta posición social a la familia.

      Entonces, es obvio que para la mayoría de la gente el tener hijos es una parte instintiva de la vida.

      ¿Por qué una súbita explosión demográfica?

      “Los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla’.” Desde que se dio este mandato divino, los seres humanos han estado multiplicándose y poco a poco han ido llenando la Tierra. (Génesis 1:28.)

      Desde los tiempos más remotos, muchas personas han considerado que los hijos son un don de Dios. La fertilidad y la reproducción han provisto la base para el bien y la seguridad del hombre. Los hijos y las hijas no solo suministraban ayuda en la finca y en el hogar, sino que también ayudaban a defender legalmente los intereses de la familia (Salmo 127:3-5). La esterilidad de una mujer a menudo se consideraba como un oprobio y una aflicción. (Génesis 30:1; 1 Samuel 1:4-11.)

      Por eso, el crecimiento demográfico ha servido como fundamento del pasado progreso humano. Pero ahora presenta uno de los problemas y amenazas principales para el futuro de la humanidad. Los demógrafos (personas que analizan la población) describen al actual índice de aumento de la población como la explosión demográfica. ¿Por qué?

      La raíz del problema está en la manera en que aumenta la población. No aumenta simplemente en orden consecutivo (1, 2, 3, 4, 5, 6, etc.), sino que aumenta de manera exponencial o se multiplica (1, 2, 4, 8, 16, 32, etc.).

      Este índice de aumento exponencial de la población presenta un peligro potencial. ¿Por qué? El profesor J. Forrester, de M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), explica: “El aumento exponencial es traicionero y engañador. Un sistema variable puede continuar durante muchos intervalos de duplicación sin que aparentemente alcance un tamaño significativo. Pero entonces en uno o dos períodos más de duplicación [...] súbitamente parece llegar al colmo”. Pero ¿cómo afecta esto la población mundial?

      Desde que los seres humanos comenzaron a poblar la Tierra, la población aumentó muy lentamente durante un largo período... hasta este siglo. Por ejemplo, después de haberse registrado en la Biblia 4.000 años de historia humana, la población terrestre había aumentado a unos 300.000.000 de personas para el tiempo de Jesucristo.

      La población mundial no llegó a los mil millones sino hasta principios del siglo XIX. Ahora bien, note cómo ha aumentado la población desde entonces. Para el año 1930, unos 100 años después, la población se había duplicado a 2.000 millones. Entonces, en los siguientes 30 años se añadieron otros mil millones de personas a la población, la cual alcanzó 3.000 millones en 1960. Más alarmante aún, para el año 1975, solo 15 años después, la población había aumentado a 4.000 millones. Y ahora se calcula que la población mundial sobrepasa los 4.600 millones. (Vea la tabla de la página 8.)

      ¿Qué podría suceder?

      Una proyección modesta indica que la población mundial aumentará a 5.000 millones para el año 1987. Y que antes que termine el siglo, nuestro pequeño planeta pudiera estar acomodando a más de 6.000 millones de personas.

      Sin embargo, el promedio del índice anual de crecimiento demográfico ha sido de 2 por 100 desde los años cincuenta. A este paso, la población se duplicará en 35 años. Entonces, los aumentos progresarían con mayor rapidez, y, si continuaran así, probablemente se alcanzaría la cantidad de 50.000 millones de habitantes para el fin del siglo XXI. Toda la Tierra se convertiría en una ciudad gigantesca.

      Si fuera posible reducir el índice de aumento de la población de 2 por 100 a 1 por 100, ¿resolvería esto el problema del crecimiento demográfico? A un índice de crecimiento de 1 por 100, la población mundial se duplicaría en 70 años en vez de en 35 años. Pero el problema no se resolvería. Meramente se pospondría.

      Algunos demógrafos predicen que la población se estabilizará cuando alcance 15.000 millones (otros sugieren 10.500 millones) para el año 2110. Esperan que algún sistema mejorado para controlar la población mundial logre esto. Sin embargo, tal predicción es especulativa. Hay implicados muchos factores complicados y variables.

      Por ejemplo, en naciones sumamente industrializadas, como los Estados Unidos, el índice general de aumento de la población ha sido menor que el de las naciones no industrializadas. Sin embargo, recientemente ha habido un nuevo auge en el nacimiento de infantes en los Estados Unidos. La revista Time del 22 de febrero de 1982 informa:

      “De hecho, el índice de nacimientos en los Estados Unidos es el más alto en más de una década. Después de haber disminuido a un promedio tan bajo de 14,5 (niñitos por cada 1.000 personas), el índice aumentó a 16,2 en 1980, y se espera que alcance 17,1 este año. Tal aumento es más que solo una indicación en las tablas demográficas. Presenta insinuaciones siniestras”.

      Pero las insinuaciones no son “siniestras” para los Estados Unidos solamente; la explosión demográfica mundial presenta una amenaza debido a los múltiples efectos que tiene en toda la Tierra. ¿Cuáles son algunos de estos efectos?

      Efectos de la superpoblación

      Muchas pruebas de laboratorio efectuadas con animales muestran que cuando la densidad de la población de éstos es baja, dichos animales se multiplican rápidamente. Pero a medida que la población animal aumenta más allá de cierto punto, comienzan a comportarse de manera anormal. Con el tiempo su orden social se desintegra.

      Por ejemplo, los experimentos que el Dr. John B. Calhoun efectuó con ratas noruegas presentan información útil: Aunque las ratas tenían suficiente comida y atención médica, a medida que sus jaulas iban atestados cada vez más, algunos machos se hicieron más agresivos, como por medio de participar excesivamente en actividad sexual y hasta comiéndose a las crías, mientras que otros machos se hicieron completamente pasivos y se aislaron de la colonia. En el caso de las hembras, hubo un marcado aumento en la cantidad de abortos y muertes durante la preñez, y algunas dejaron de amamantar a sus crías o de atenderlas.

      Tal comportamiento patológico de los animales, cuando aumenta la densidad de la población de éstos, hace que algunas personas especulen en cuanto al comportamiento humano en circunstancias similares. Opinan que en las zonas superpobladas hay mayores probabilidades de que las personas sean víctimas de perturbaciones mentales, el alcoholismo, la afición a las drogas, delitos y el suicidio. Este patrón se observó también en ciertas zonas de viviendas múltiples, campos de refugio, fábricas, salones de clase y lugares similares donde había exceso de población.

      Problemas internacionales

      Actualmente como 75 por 100 de la población mundial vive en naciones subdesarrolladas. Aproximadamente 40 por 100 vive en pobreza extremada. Además, los países menos desarrollados tienen los índices de natalidad más altos del mundo.

      ¿Podemos esperar que disminuya la cantidad de personas que viven en la pobreza? No, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades de la Población. Esta agencia predice que para el año 2110 cerca de 90 por 100 de la población vivirá en lo que hoy son los países subdesarrollados. ¿Qué augura esto?

      A medida que continúa la explosión demográfica, las presiones políticas y económicas pudieran aumentar enormemente en muchas naciones. Una población que se multiplique hasta el grado de verse plagada de hambre se encara a la muerte o se ve obligada a emigrar al territorio de otras personas o invadirlo. Esto pudiera causar inestabilidad política y aumentar las probabilidades de una revolución, una agresión o un conflicto armado.

      Ya hay una nueva ola de emigración internacional de los países más pobres a los más ricos. Esto presenta muchos problemas para los gobiernos implicados en el asunto. Este punto queda ilustrado por lo que ocurrió recientemente en Nigeria, de donde fueron expulsados cientos de miles de extranjeros. Sin embargo, ¿se puede culpar a la gente por querer emigrar al saber que otros países tienen comida o recursos que ella misma no tiene?

      Se informa que una persona que nazca en los países ricos e industrializados consumirá durante su vida de 20 a 40 veces más la cantidad de comida que consume una persona que nace en África, Asia o América Latina. Esto no solo desconcierta a muchas personas que carecen de lo necesario, sino que también las irrita. Desean participar de la riqueza que ven en los países desarrollados. De modo que parece que las poderosas olas de la emigración ciertamente continuarán.

      Las conclusiones a las que llegó un grupo de expertos estadounidenses son alarmantes. Un estudio exploratorio que efectuaron recientemente tocante a la situación mundial declara: “Si no cambia la actual tendencia de aumento en lo relacionado con la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimento y el agotamiento de los recursos, este planeta llegará a sus límites de aumento en algún tiempo dentro de los siguientes 100 años. El resultado más probable será una súbita e incontrolable decadencia tanto en la población como en capacidad industrial”.

      No hay solución fácil

      El resolver el peliagudo problema relacionado con las armas nucleares parece más fácil que el hallar la solución correcta para la superpoblación. El temor mutuo de destrucción tal vez disuada a las naciones de comenzar una guerra nuclear, pero ¿quién puede evitar que la gente siga teniendo hijos?

      ¿Desanimaría a la gente el temor a las escaseces de alimento, la falta de viviendas o una crisis económica? Hoy día el aumento de la población es mayor en las naciones donde hay escaseces de alimento, pocas viviendas, donde se ha estancado la actividad económica y lamentablemente hay falta de higiene.

      Algunas personas pudieran proponer que, para aliviar la presión, la gente de edad avanzada no debería vivir tanto. Sin embargo ¿qué hijo estaría dispuesto a dejar que sus padres o abuelos murieran a favor del equilibrio de la población mundial?

      Los redactores de Great Decisions 1973 hacen otras preguntas en busca de un remedio: “¿Es cierto que tarde o temprano tiene que terminar el crecimiento en este planeta finito? [..] Si es así, ¿estamos dispuestos a iniciar y aceptar las duras decisiones políticas que se requieren para alcanzar el equilibrio? [...] Si la supervivencia está en juego, ¿pueden dejarse las decisiones en las manos de personas individuales? Si no, ¿está la solución en un gobierno mundial?”. (Las cursivas son nuestras.)

      En un artículo de fondo que se publicó en el periódico belga La Nouvelle Gazette, sobre cómo evitar una guerra nuclear, también se presenta una clave para la solución de la superpoblación. Éste dice: “El único remedio sería que cada país participara en una renuncia general a su propia soberanía [...] a favor de un gobierno mundial”. (Las cursivas son nuestras.)

      ¿Sería realmente posible que hubiera un solo gobierno mundial para toda la Tierra? ¿En quién se podría confiar para que formara dicho gobierno y lo administrara con éxito? ¿Qué garantía tenemos de que éste proveería una solución justa al problema de la explosión demográfica? El siguiente artículo contesta estas urgentes preguntas.

      [Gráfico en la página 8]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      Aumento de la población en tiempos modernos

      Población (en miles de millones)

      7 6 5 4 3 2 1 0

      E.C.

      1 1600 1700 1800 1900 2000

      [Ilustración en la página 5]

      Toda la Tierra pudiera convertirse en una gigantesca ciudad

      [Ilustración en la página 6]

      La superpoblación pudiera contribuir al comportamiento anormal

      [Ilustración en la página 7]

      La explosión demográfica contribuye al hambre

  • El control demográfico y el gobierno mundial
    ¡Despertad! 1983 | 8 de diciembre
    • El control demográfico y el gobierno mundial

      ¡UN SOLO gobierno mundial, el Reino de Dios! Ése es un tema principal de la Biblia. La sede de ese gobierno está en el cielo. Y Jehová Dios lo utilizará para resolver de manera competente nuestras crisis actuales, incluso las que la explosión demográfica ha agravado.

      ¿Podemos confiar en que el gobierno celestial de Dios gobierne bien? Sí, pues la Biblia declara: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él gobernará como rey para siempre jamás” (Revelación 11:15). Los seres humanos tienen limitaciones, pero Jehová no. ¿Puede pensar usted en alguien más capacitado para gobernar que el Señor Soberano Jehová y su Hijo, Cristo Jesús?

      Puesto que el Reino de Dios está ubicado en el cielo, ¿mostrará interés genuino en los problemas terrestres? Sí. Jesucristo exhorta a sus seguidores a orar: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10, Versión Valera [1977]). Como humano, a Jesús se le conoció por su empatía y veracidad. Él no engañaría a la gente con esperanzas imaginarias. (Mateo 14:14; 1 Pedro 2:22.)

      Jesús nació en una familia de escasos recursos. (Compare Lucas 2:24 con Levítico 12:8.) José, su padrastro, trabajó de carpintero y crió a su familia en una ciudad de poca importancia. Jesús llegó a formar parte de una familia grande de por lo menos nueve miembros: su madre y su padrastro; sus cuatro hermanastros, Santiago, José, Simón y Judas; por lo menos dos hermanastras, y él mismo (Mateo 13:55, 56; Juan 1:46). Por lo tanto, Cristo Jesús es un gobernante que está bien familiarizado con los sentimientos y las necesidades de una familia. La población humana, ricos y pobres, puede hallar que ese Rey comprende sus problemas.

      El Dios Todopoderoso, como Creador, trajo a la existencia a la primera pareja humana. Por consiguiente, Jehová, como Rey supremo, despliega interés amoroso en la humanidad y en la solución de los problemas de ésta. Uno de los pasos que él dará al respecto es eliminar de la Tierra a todo gobierno que explota y amenaza a Sus hijos de corazón sincero (Daniel 2:44). Así, los recursos naturales de toda la Tierra podrán utilizarse para ayudar a toda la humanidad, pues el Reino de Dios no permitirá que grupos egoístas formen parte de Su familia mundial. (Isaías 11:3-5; compare con Isa 65:21, 22.)

      ¿Cuánto tiempo pasará antes de que la humanidad vea esos beneficios? Los verá dentro de poco tiempo. Los acontecimientos catastróficos que comenzaron con la I Guerra Mundial y los fenómenos amenazadores de este siglo son pruebas convincentes de ello. Los estudiantes sinceros de la Biblia perciben que esos acontecimientos anuncian la proximidad de su liberación por medio del Reino. (Lucas 21:10, 11, 25-28.)

      Entonces la superpoblación no será un problema. ¿Por qué? Porque se cumplirá el propósito original de Dios para la Tierra. La Biblia nos dice claramente: “Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra’”. (Génesis 1:28.)

      Note que el mandato divino es llenar la Tierra, no sobrellenarla. La Tierra llegará a estar cómodamente llena de seres humanos en proporción con la cantidad de alimento que ella puede producir, el equilibrio ecológico y una densidad demográfica razonable. Es razonable concluir que cuando se alcance ese punto, el Creador de la facultad reproductiva del ser humano regulará el uso de ésta en lo que toca a la Tierra.

      Luego la humanidad obediente y agradecida estará dispuesta a cooperar con cualesquier requisitos nuevos que se formulen. (Compare con Revelación 20:12.) No habrá explosión demográfica que amenace la existencia futura de la humanidad. Solo mediante la sabiduría de Dios, según se exprese mediante su Reino, puede efectuarse satisfactoriamente una transformación como ésa, para que esta Tierra siga siendo una hermosa “joya en el espacio”. (Isaías 55:8-11; Romanos 16:27.)

      [Ilustraciones en la página 10]

      La prole de Adán y Eva llenará cómodamente la Tierra bajo el Reino de Dios

  • Toman algo, y dejan algo
    ¡Despertad! 1983 | 8 de diciembre
    • Toman algo, y dejan algo

      Puede que los pájaros, los saltamontes y otros insectos estén realizando realmente una buena acción al alimentarse de las cosechas del campo. Ésa parece ser otra de las relaciones de toma y daca del mundo que nos rodea.

      La clave de ese equilibrio delicado es una hormona que se halla en la saliva de muchos pájaros, insectos y mamíferos, incluso los humanos. Esa hormona se conoce como EGF (siglas en inglés para el factor de crecimiento epidérmico), y se dice que estimula el crecimiento de las células, acelera la producción de proteínas y ADN, y hasta contribuye a la cicatrización de las heridas. De modo que, cada vez que un pájaro picotea una mazorca de maíz rinde a la planta un beneficio muy bueno mediante los vestigios de EGF que deja tras sí.

      El Dr. Melvin Dyer, zoólogo, ha experimentado por unos diez años con la hormona EGF. Notó que las mazorcas de maíz que estaban para madurar y a las que se había inyectado una dosis de la hormona crecieron más y produjeron más proteína que las que no fueron inyectadas. El problema, sin embargo, consiste en saber exactamente cuánto de la hormona inyectar. “Muy poca EGF no hace ningún efecto, y demasiado de ella puede hasta impedir el crecimiento de la planta”, dice él. La cantidad correcta resulta ser una vigesimomillonésima parte de una onza (1 onza  28,35 gramos)... precisamente lo que un saltamontes deja tras sí cada vez que se alimenta de una mazorca de maíz.

      ¿Cómo se explica eso? La creación es la única respuesta que satisface.

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