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¿Cuál es su modo de ver la pobreza?¡Despertad! 1982 | 22 de mayo
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¿Cuál es su modo de ver la pobreza?
CARMEN es madre de dieciséis hijos. Su esposo era alcohólico. Cuando él murió, la dejó con nueve hijos que todavía dependían de ella y sin ninguna clase de ingreso. ¿Qué probabilidades cree usted que ella tendría de abrirse paso en la vida y de hallar paz mental?
Según resultaron las cosas, Carmen halló la manera de hacer que tanto su vida como la de sus hijos fuera feliz a pesar de ser pobres. El examinar cómo lo logró, y lo que le dio la fortaleza para lograrlo, suministra un ejemplo alentador para los que tienen que soportar la pobreza. Pero antes de que consideremos la experiencia de Carmen, definamos los términos. ¿Qué entiende usted por la palabra “pobreza”?
¿Puede usted identificar la pobreza?
Se define “pobreza” como la “carencia de dinero o recursos materiales.” Sin embargo, no siempre se le puede identificar fácilmente. El anciano Simon Goldstein parecía pobre. Un informe periodístico dijo de él: “Siempre estaba sucio y vivía como un pordiosero.” Pero cuando Goldstein murió, la policía halló que su apartamento, que tenía cosas viejas e inútiles esparcidas por doquier, estaba lleno de dinero. ¡La policía dejó de contar el dinero cuando ya iban por 500.000 dólares!
Por supuesto, este anciano no es un caso típico. Pero lo cierto es que muchos de los mendigos que se alinean por las calles del mundo poseen más dinero que las personas que les dan limosna. Por otra parte, algunos que verdaderamente son pobres encubren su pobreza por orgullo o vergüenza. El rey Salomón de la antigüedad mostró que entendía la naturaleza humana cuando declaró: “Existe el que se da por rico y no obstante no tiene nada en absoluto; hay el que se da por persona de escasos recursos y no obstante tiene muchas cosas valiosas.”—Proverbios 13:7.
Aprenden que son pobres
Además, uno puede aprender que es pobre. ¿Cómo? Bueno, considere el caso de una aldea rural donde la mayoría de las personas viven en pequeñas granjas. Las granjas producen lo suficiente para comer, pero no para mucho más. No obstante, son pocas las necesidades de los aldeanos y están satisfechos con lo que poseen.
Entonces, algunos de ellos se mudan a la ciudad grande. Ganan dinero y compran cosas que no se podían obtener en la aldea. Después de algún tiempo regresan a la aldea, vestidos a la última moda, gastando su dinero y hablando de lo bien que lo pasaban en la ciudad.
Ahora a los aldeanos les parece que se están perdiendo algo. Su situación no ha cambiado, pero su actitud sí. Han perdido el contentamiento, y ahora se sienten pobres. Algo semejante a eso ha sucedido en muchos países del mundo.
Más ricos de lo que creen
Por último, la pobreza puede ser relativa, llegando al extremo de que a una persona que es pobre en un país se le considere rica en otro. Sin embargo, esa persona es pobre cuando se le compara con otras personas de su propio país.
Por ejemplo, en el condado más pobre del estado más pobre de los Estados Unidos, de cada diez familias ocho son pobres. No obstante, muchas de ellas poseen televisores, lavadoras y hasta automóviles. Sin duda, muchas de estas familias se sienten infelices cuando se comparan con sus coterráneos más ricos. Pero quizás se sintieran mejor si conocieran a Tony.
Tony es un padre de siete hijos que vive en el sudeste de Asia. Vive en una casa de dos pisos con ocho habitaciones. Otras siete familias viven en la misma casa... una familia en cada habitación. Todas las posesiones de Tony cabrían en el portaequipaje de un automóvil. Para ganarse la vida, Tony trabaja turnos de 24 horas conduciendo un taxi, y trata de dormir cuando puede, entre un viaje y otro. No hay sistema de beneficencia pública donde Tony vive. Pero él lleva una vida más cómoda que la de Mohan.
¿Quién es Mohan? Es un niño de seis años de edad del sur de Asia. Tiene el vientre hinchado y padece de ceguera nocturna a causa de la desnutrición. El agua que bebe está contaminada. Con toda probabilidad, durante su corta vida, nunca ha comido hasta quedar satisfecho. Ni siquiera tiene un andrajo con que cubrir su cuerpecito, y nunca ha visto a un médico, un inodoro, un pedazo de jabón ni una bombilla.
¿De qué ayuda puede ser esto?
Este análisis de la pobreza hace resaltar por lo menos dos factores valiosos que pueden ayudar a muchas personas pobres a conllevar su pobreza. En primer lugar está el asunto del contentamiento. La persona que se da por contenta con lo que tiene es más feliz y más estable que la que se esfuerza de continuo por obtener cosas que al presente no se pueden conseguir.
En segundo lugar, está el incentivo de reflexionar sobre nuestras bendiciones. ¿Qué bendiciones? Si nos comparamos con los que están en peores condiciones que las nuestras, hallaremos que tenemos muchas cosas por las cuales estar agradecidos.
Además, ¿se daba cuenta usted de que muchos ricos están en peores condiciones que muchos pobres?
¿Qué preferiría usted?
¿Qué pudiera ser peor que la pobreza? Considere por un momento a los padres de Anna. Su padre es un acaudalado hombre de negocios, y la familia posee un hogar cómodo en un sector hermoso de Europa. Sin embargo, cuando Anna tenía 15 años de edad, comenzó a usar drogas. Ahora, a la edad de 23 años, tiene la mente arruinada. Una sombra negra de tristeza e incertidumbre se cierne sobre esta familia acaudalada.
La experiencia de esta familia no es poco común. Una cantidad incontable de jóvenes, muchos de ellos provenientes de familias ricas, han arruinado su vida con las drogas y el alcohol. Quizás sean causa de aún más tristeza los suicidios entre los adolescentes. Imagínese lo que habrán sentido los padres de un joven de 17 años de edad, que era buen estudiante y muy popular, cuando cierto día alguien lo encontró colgando de un árbol en el jardín; se había suicidado. En los Estados Unidos el suicidio ocupa el segundo lugar entre las causas más comunes de muerte entre los adolescentes, y muchos de estos jóvenes provienen de familias ricas. Piense en la angustia mental que sufren estos jóvenes para que los empuje a cometer tal acto... angustia que el dinero de sus padres no puede aliviar.
Agregue a esto el horripilante cuadro de violencia en la familia que nos pintan los investigadores sociales; agregue la trágicamente común violación incestuosa de niños y niñas, que inflige cicatrices mentales que son muy difíciles de borrar; y agregue las cifras de divorcios y abortos que siguen aumentando vertiginosamente. Puede ver que, aparte de la pobreza, hay muchas cosas que causan sufrimiento en el mundo actual.
Es cierto, estos problemas existen en hogares pobres también. Pero, ¿qué preferiría ser usted: un hombre rico con problemas familiares que destrozan el corazón o un hombre pobre cuya esposa lo ama y cuyos hijos lo respetan y obedecen? El proverbio bíblico dice: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y odio junto con él.” (Proverbios 15:17) Aunque el que seamos ricos o pobres a menudo es algo que está más allá de nuestro control, hay mucho que podemos hacer —seamos ricos o pobres— para aumentar la felicidad y el amor dentro de nuestras propias familias. El hombre pobre que logra hacer esto posee una clase de riqueza que es valiosa y poco común.
No obstante, la pobreza es un problema difícil de resolver. ¿Puede la persona pobre atenuar de alguna manera los sufrimientos relacionados con la situación a la que se enfrenta?
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Su situación en la vida... ¿puede usted mejorarla?¡Despertad! 1982 | 22 de mayo
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Su situación en la vida... ¿puede usted mejorarla?
CARMEN, la madre de dieciséis hijos a la que se hizo referencia en el artículo anterior, se sentía muy deprimida en cierto punto de su vida. Su esposo era alcohólico y puesto que ella vivía rodeada de pobreza, se sentía completamente desesperanzada. Entonces, cierto día, alguien la visitó en su hogar y su vida comenzó a cambiar extraordinariamente. Lo que sucedió provee un ejemplo no solo para los pobres, sino también para toda persona cuyo modo de vivir está amenazado en este mundo arruinado por la inflación. Aunque había enviudado con nueve hijos que todavía dependían de ella y no tenía ninguna clase de ingreso, Carmen se puso con optimismo a sacar el mejor partido posible de su vida. Exactamente, ¿qué hizo ella para mejorar su situación?
Cavó el terreno alrededor de la casa y sembró vegetales para cerciorarse de tener un pequeño suministro de alimento. Entonces comenzó a lavar ropa por dinero para tener algún ingreso. Limpió la casa para que estuviera presentable a los visitantes. ¿Cómo se las arregló para hacer eso con tantos hijos? Entrenó a los hijos para que le ayudaran. Cada uno tenía tareas que hacer, y todos contribuían a la limpieza de los alrededores. Aprendió que la vida de alguien pobre no tiene que ser degradada.
Pero, ¿dónde aprendió Carmen estas cosas? La persona que la visitó y siguió visitándola le ayudó a aplicar principios bíblicos en su vida, y en poco tiempo Carmen descubrió que esos principios realmente son prácticos.
¿Quisiera usted saber de algunos de los principios bíblicos que personas como Carmen han hallado prácticos para mejorar la situación en que se hallaban? A continuación se da una lista de algunos de ellos.
Trabajo: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová.” “Deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Colosenses 3:23; Hebreos 13:18) Un trabajador diligente y honrado es estimado en cualquier país. El hombre que tenga la reputación de ser esa clase de trabajador rara vez está sin empleo, especialmente si está dispuesto a aceptar cualquier clase de trabajo y no insiste en hacer solo algún trabajo en particular. De igual manera, si él realmente desea trabajar, saldrá a buscar empleo y no se quedará en el hogar esperando que el empleo lo busque a él.
Hijos: “Entrena al muchacho conforme al camino para él.” “Limpiémonos de toda contaminación de la carne y del espíritu.” (Proverbios 22:6; 2 Corintios 7:1) Dé a las niñas y a los niños tareas en el hogar. Enséñeles a guardar la ropa de ellos, a ser nítidos y limpios. Cerciórese de que se laven las manos y la cara, especialmente antes de las comidas. No deje que jueguen cerca de aguas sucias o alcantarillados. Mantenga simple y edificante el entretenimiento de los hijos. El jugar en el parque es más saludable que ir al teatro, y a menudo es gratis.
Hogar: El texto que se citó arriba tocante a la limpieza también puede aplicarse aquí. Una casa sencilla no tiene que ser una casa sucia. Los alrededores limpios dan un sentido de bienestar y seguridad. Esta limpieza enseña buenos hábitos a los hijos. Por eso, dedique tiempo (y entrene a los hijos) a encerar los pisos, a limpiar anaqueles, a lavar paredes y así sucesivamente.
Comidas: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor.” (Proverbios 15:17) Compre alimentos simples. Busque buenos precios. Coma frutas y vegetales que estén en su temporada, pues son más baratos y ayudan a mantener saludable a su familia. Este interés en proveer comidas simples pero nutritivas demuestra el amor que usted tiene a su familia. Y si usted tiene visita, no piense que tiene que proveerles alimento más costoso del que usted mismo come comúnmente. (Lucas 10:38-42) Sin embargo, una buena manera de servir mejor alimento —sea para la familia o los invitados— es sembrando plantas alimenticias en cualquier espacio de terreno que uno tenga disponible alrededor de la casa. Así puede dar a su familia vegetales frescos a un costo muy bajo.
Vicios: “El borracho y el glotón vendrán a parar en la pobreza.” (Proverbios 23:21) La borrachera es un vicio común en países pobres. También lo son el jugar por dinero, el fumar y el mascar areca. Sin embargo, el hombre debe comprender que el dinero que gasta en tales cosas es dinero que no puede usarse para alimentar a su familia.
Manías: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes.” (Filipenses 4:5) La publicidad a menudo persuade a las personas pobres a ser irrazonables. Gastan dinero en cosas que realmente no pueden costear ni necesitan. Por ejemplo, a algunas personas quizás les sepan bien las bebidas gaseosas. Pero éstas son caras y hasta pueden perjudicar la salud de uno. Hay bebidas que son más baratas y mejores. De manera similar, a muchas madres se les ha hecho creer que deben alimentar a sus bebés con fórmulas para bebés. Frecuentemente las madres apenas pueden costear tal gasto, mientras que el alimento que Jehová provee para los bebés —la leche de la madre— es gratis. Se ve, pues, que el ser equilibrado y razonable puede ser provechoso para uno y ahorrarle dinero.
Ideas como éstas son útiles para cualquier persona que esté esforzándose por hacer que su dinero rinda más en estos días difíciles. Pero para alguien pobre, éstas pueden representar la diferencia entre una vida tolerable y una existencia miserable.
Algo mejor
No obstante, encarémonos a los hechos. Algunas personas se sienten tan deprimidas y abrumadas por la lucha de la existencia de día en día que les sería difícil reunir entusiasmo para aplicar estas sugerencias. Estas personas no necesitan simplemente sugerencias, sino algo que cambie su punto de vista de la vida.
Este ciertamente fue el caso con Carmen. Pero la persona cuya visita produjo un cambio tan grande en Carmen pudo suministrar aquello. La visita no se hizo sencillamente con el propósito de animarla a limpiar su casa y cultivar algún terreno. La persona que hizo la visita tenía un mensaje mucho más importante que eso, y aquel mensaje dio a Carmen el corazón para hacer los cambios. El mensaje era uno de esperanza.
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Cómo se resolverá realmente el problema de la pobreza¡Despertad! 1982 | 22 de mayo
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Cómo se resolverá realmente el problema de la pobreza
LA PERSONA que visitó a Carmen era testigo de Jehová, y con la ayuda de este Testigo Carmen se dio cuenta de que no tenía que enfrentarse a sus problemas sola. Nada menos que Jehová Dios mismo se interesaba en los problemas que la afligían. En la Biblia se describe a Dios como el que está “levantando al de condición humilde desde el polvo mismo; ensalza al pobre del mismísimo pozo de cenizas.”—Salmo 113:7.
Estas palabras consolaron a Carmen, sobre todo cuando se enteró de cómo Dios ayudó a los pobres en tiempos pasados, de cómo los ayuda hoy, y de cómo los ayudará en el futuro. Si usted mismo considera dicha información, entenderá por qué la actitud de Carmen para con la vida cambió por completo.
En tiempos pasados
Cuando Jehová Dios fundó la nación de Israel en el año 1513 a. de la E.C., les suministró una ley que amorosamente tenía en cuenta las necesidades de los pobres. En primer lugar, es digno de mención que la ley no disponía que se estableciera una clase “alta” ni una clase “baja.” Originalmente, había igualdad de oportunidades para todas las familias. Pero, ¿no es cierto que actualmente muchas personas piensan que la diferencia entre clases es una de las causas principales de la pobreza?
Por supuesto, en este mundo imperfecto las circunstancias de las personas pueden cambiar. Y algunas personas pueden caer en la pobreza. Tales cosas también ocurrieron en Israel. En tales casos, ¿de qué modo ayudaba la Ley?
No recomendaba el dar limosna. Pero sí recomendaba que otros desplegaran un espíritu de generosidad. Por lo tanto, durante las fiestas de temporada, se instaba a los israelitas a que incluyeran en sus celebraciones al “huérfano de padre y la viuda.”—Deuteronomio 16:9-11.
Si un pobre necesitaba dinero, se animaba a los conciudadanos de él a que le prestaran cuanto necesitara y que lo hicieran generosamente y sin cobrar interés. (Deuteronomio 15:7, 8; 23:19, 20) De este modo el ciudadano adinerado no sacaría ganancia de las penalidades de su hermano israelita. Pero en cambio, el pobre estaría consciente de su obligación de pagar el préstamo.
Durante la siega y vendimia se permitía que israelitas pobres recogieran en los campos y viñas de otras personas después que los obreros hubieran terminado la siega o recolección. Así podían trabajar para conseguir las provisiones que necesitaban para sus familias. Si un hombre tenía muchas deudas, podía venderse como esclavo por un plazo limitado. Esto no era tan malo como suena. La ley protegía sus intereses, y mediante dicho arreglo podía liquidar sus deudas a la vez que proporcionaba seguridad a su familia.—Levítico 19:9, 10; Deuteronomio 15:12-15.
Dios dijo a los israelitas: “Nunca dejará de haber alguien pobre en medio de la tierra.” No obstante, había maneras de ayudar a los pobres a salir de la pobreza. Mientras el pueblo mostró fe en Dios, estas disposiciones dieron buenos resultados. (Deuteronomio 15:11; Salmo 37:25) ¿Muestra Jehová el mismo interés en los pobres hoy? Sí, el mismo interés.
El interés que Dios muestra hoy
En cierta ocasión, Jesús se dirigía a una multitud en la cual sin duda había muchos pobres. Los animó, recordándoles la maravillosa manera que Jehová tiene de cuidar de los animales y las plantas. Entonces de lo que había dicho sacó una lección que tiene verdadero significado para los que hoy son pobres y desean servir a Dios.
El dijo: “Si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno, ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe? Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’ o ‘¿qué hemos de beber?’ o ‘¿qué hemos de ponernos?’ Porque todas éstas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.”—Mateo 6:30-32.
¿Cómo puede la persona pobre asegurarse del interés de Dios en ella? Poniendo a Dios en primer lugar en su vida, puesto que Jesús pasó a decir: “Sigan, pues, buscando primero el reino [de Dios] y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mateo 6:33.
Tal como Carmen se enteró de ello, así también otras personas pobres que escuchan la predicación de las “buenas nuevas del reino” realizada por los testigos de Jehová se enteran de que Dios ama y protege a todos los que le sirven, incluso a los pobres. (Mateo 24:14) Y él realmente suministra ayuda. Además de dar consejo práctico en la Biblia —como el que se mencionó en el artículo anterior— él cuida de sus adoradores y hace posible que sigan viviendo. Muchas personas han testificado que él ciertamente contesta en sentido literal la oración: “Danos hoy nuestro pan para este día.”—Mateo 6:11.
Pero las personas que escuchan las “buenas nuevas del reino” aprenden una lección aún más importante. Jesús dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” (Mateo 4:4) Así aprenden el valor de las cosas espirituales.
Mediante la Palabra de Dios, la Biblia, aprenden qué hacer para lograr felicidad en el círculo familiar. Aprenden a tener una relación estrecha con Dios y a efectuar Su voluntad respecto a ellos. Y alcanzan “la paz de Dios que supera todo pensamiento.” (Filipenses 4:7) Hoy la mayor parte de la gente adinerada no posee esa paz mental. Sin embargo, tiene mucho más valor que el que jamás pudiera tener cualquier riqueza material.
La persona que escucha las “buenas nuevas” también aprende otra cosa de valor. Aprende que su estado de pobreza no tiene que ser una condición permanente.
La solución del problema
La pobreza puede deberse a un sistema económico inadecuado. También puede surgir como resultado de guerra, hambre, enfermedad, prejuicios raciales o sociales, ‘tiempo y suceso imprevisto,’ o sencillamente la imperfección humana. (Eclesiastés 9:11) ¡No es de extrañarse que el hombre no haya podido eliminarla!
Sin embargo, hoy los cristianos están predicando por todo el mundo las “buenas nuevas del reino.” Estas son las buenas nuevas de que el reino de Dios ha sido establecido en los cielos y que pronto se encargará de la gobernación de toda la Tierra. Por siglos los cristianos han orado pidiendo esto cuando han dicho: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mateo 6:9, 10.
Este reino será un gobierno mundial. Acabará por completo con los sistemas económicos inadecuados. No habrá lugar bajo este gobierno para los prejuicios raciales y sociales, puesto que la ley principal de ese gobierno será la ley del amor que incluye el mandato: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.”—Mateo 22:39.
Además, la guerra ya no acarreará pobreza a la humanidad, puesto que Dios hará “cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” (Salmo 46:9) Con el tiempo hasta la enfermedad y la imperfección humana dejarán de existir, porque “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación 21:4) Entonces, los pobres tendrán la oportunidad de salir de la pobreza permanentemente, y por fin se quitará de sobre la humanidad esta carga que ha llevado por tanto tiempo.
Se contentan con esperar
¿Puede usted comprender por qué alguien en la situación de Carmen tendría un punto de vista totalmente diferente de la vida después de oír tales “buenas nuevas”? Este es un mensaje que no solo es grato al oído, sino que es verdadero. La prueba de que el reino de Dios hará todas las cosas que Dios dice que hará es arrolladora. ¡Con razón otra señora con muchos hijos y que era una refugiada debido a la actividad terrorista, se sintió movida a decir: “Estamos contentos con nuestra condición [pobre] debido a la riqueza de nuestra vida espiritual. Sí, la devoción piadosa junto con el contentamiento son medios de gran ganancia”!—Vea 1 Timoteo 6:6-8.
Muchas personas humildes, habiendo considerado cómo Dios va a resolver el problema de la pobreza, están contentas con esperar el tiempo designado por él para eliminar por completo esta carga. Mientras tanto, se asocian con personas que tienen semejante fe y se valen de toda oportunidad para compartir sus creencias con otros. Así, estas personas disfrutan de riquezas espirituales a pesar de la pobreza material.
¿Le preocupa a usted el problema de la pobreza que aflige al mundo? Si así es, por qué no investiga la misma información que ha ayudado a Carmen y a otros millones de personas. Entonces usted también podrá ver el tiempo en que ya no haya pobreza entre nosotros.
“Feliz es [aquel] . . . cuya esperanza está en Jehová su Dios, el Hacedor del cielo y de la tierra, del mar, y de todo lo que en ellos hay, Aquel que observa apego a la verdad hasta tiempo indefinido, Aquel que ejecuta juicio para los defraudados, Aquel que da pan a los hambrientos. . . . Jehová está abriendo los ojos a los ciegos; Jehová está levantando a los encorvados.”—Salmo 146:5-8.
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