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  • Cómo orar y ser oído por Dios
    ¡Despertad! 1978 | 8 de noviembre
    • más... sus gracias sencillas y sinceras, o las palabras floridas que alguien le enseñó a decir, pero que obviamente él no entiende? Pues bien, ¿no es razonable pensar que el Padre celestial inteligente y amoroso aprecia las solicitudes y expresiones sencillas y sinceras que usted le haga más bien que palabras desconocidas grabadas en usted por alguna fuente exterior?

      El salmista no dijo que se había acercado y dirigido a Dios en una “lengua desconocida.” En vez de eso dijo: “He llamado con todo mi corazón. Respóndeme, oh Jehová.” (Sal. 119:145) ¿Cómo pudiera una expresión ser del corazón si la persona que la dijera ni siquiera entendiera su significado?—Compare con 1 Corintios 14:14, 15.

      Jesús dio un ejemplo de la oración. Era una oración muy sencilla. Esa Oración Modelo (que a menudo se llama el “Padre nuestro”) está registrada en Mateo 6:9-13. Nos da la perspectiva correcta de una oración apropiada. Primero reciben atención el nombre de Dios, su reino y el hacer la voluntad de él en la Tierra. Luego siguen las necesidades del individuo (entre ellas la necesidad sencilla material de “nuestro pan para este día”), el perdón de los pecados y la liberación de la tentación y del inicuo, Satanás el Diablo.

      El “Padre nuestro” no contiene floridez, nada oratorio. De hecho, en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras esta Oración Modelo contiene solo 54 palabras. Ninguna parte de ella es difícil de entender. No contiene nada en una lengua desconocida. El que ora entiende lo que está pidiendo, y lo pide con sencillez, como una persona hablaría con un padre amoroso. De hecho, antes de dar esta Oración Modelo, Jesús dijo estas palabras tranquilizadoras: “Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes aun antes que se las pidan.”—Mat. 6:8.

      Las personas que oran en “lenguas” a veces dicen que están usando “lenguas de ángeles.” Sin embargo, no hay nada en las Escrituras que indique que Jesucristo mismo usara alguna habla de clase especial al orar a su Padre celestial. Las oraciones de Jesús registradas en la Biblia no fueron superiores a lo que se pudiera expresar en palabras humanas. Y ¿cómo pudiera alguien hoy día tener cosas que decirle a Dios que fueran de índole superior a las que Jesús tenía?

      Considere la sencillez de la breve oración que Jesús dijo en Getsemaní la noche antes de su muerte: “Abba [una palabra que quiere decir “papá”], Padre, todas las cosas te son posibles; remueve de mí esta copa. No obstante, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.” (Mar. 14:36) ¿Qué pudiera ser más sencillo que eso? No obstante, Jesús mismo lo oró. Sin embargo, al momento de su muerte, su última oración fue aun más directa. Leemos en Lucas 23:46: “Jesús llamó con voz fuerte y dijo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.’ Cuando hubo dicho esto expiró.”

      Cómo ser oídos

      Hemos visto que el que nuestras oraciones sean oídas no depende de que sean de un libro y que estén expresadas en palabras especiales, ni de una súplica que se dirija a “santos.” No depende de repetir la misma cosa cierta cantidad de veces mientras se lleva la cuenta en un rosario. Tampoco depende de usar “lenguas” para decir palabras que no entendemos. Más bien, el que nuestras oraciones sean oídas requiere que nos acerquemos a Dios por medio de Jesucristo y depende de nuestro corazón y de nuestra obediencia a Dios.

      El apóstol Juan escribió: “Amados, si nuestro corazón no nos condena, tenemos franqueza de expresión para con Dios; y cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él, porque estamos observando sus mandamientos y estamos haciendo las cosas que son gratas a sus ojos. En verdad, éste es su mandamiento: que tengamos fe en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos estemos amando los unos a los otros, así como él nos dio mandamiento.”—1 Juan 3:21-23.

      Nuestras oraciones tienen que estar en armonía con la voluntad de Dios y sus propósitos. Por eso, Juan dijo: “Esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa que sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.”—1 Juan 5:14.

      El Proverbio dice: “Jehová está muy lejos de los inicuos, pero oye la oración de los justos.” (Pro. 15:29) Los que obedecen los mandatos de Dios y oran en armonía con sus propósitos tienen la seguridad de que él tiene los “oídos” atentos a ellos.—Sal. 10:17; 1 Ped. 3:12.

      Es una gran condescendencia de parte de Jehová Dios el que él nos deje acercarnos a él en oración. Tal relación es un privilegio inestimable. Si apreciamos la oportunidad de acercarnos a Dios, y si mantenemos nuestro corazón sensible a su voluntad, nuestra mente tomará las decisiones correctas y nos dirigirá a obrar de maneras que cuenten con la aprobación divina. ¿Cuál será el resultado? Precisamente lo contrario de tener una “brecha de comunicación” con Dios. Apropiadamente escribió el discípulo Santiago: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.”—Sant. 4:8.

  • La hospitalidad en un África cambiante
    ¡Despertad! 1978 | 8 de noviembre
    • La hospitalidad en un África cambiante

      POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN KENIA

      NOS acercamos a una puerta en el África Oriental y a la vez pronunciamos la acostumbrada palabra suahilí (swahilí o suahíli) Hodi!, que se puede traducir por “¿Puedo pasar?” Oímos la respuesta desde adentro Karibu, que quiere decir “¡Acérquense!” A medida que avanzamos, alguien con una sonrisa amigable viene del interior de la casa. En cosa de segundos nuestros maletines han sido llevados dentro de la casa.

      Pasamos a una pequeña sala. El anfitrión

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