BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • La oración... ¿rito vacío o comunicación significativa?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de febrero
    • La oración... ¿rito vacío o comunicación significativa?

      DESDE el 1 hasta el 3 de enero se celebra la fiesta más importante del Japón. Durante los días de esta fiesta, toda persona procura comenzar bien el nuevo año. En los primeros tres días del año 1979 mucho más de la mitad de la población del Japón visitó algún santuario o templo para orar por éxito y buena suerte durante el año que entraba.

      Si usted hubiera acompañado a estas personas, ¿qué habría visto?

      Considere a una persona que está efectuando el rito de lavarse la boca y las manos en una fuente que se halla cerca del portón de entrada de un santuario de la religión sintoísta. Ahora se acerca al santuario y coloca algo dentro de una gran caja de colectas. Luego levanta el brazo y agarra un grueso cordón multicolor. Cuando lo sacude, un bloque de madera choca contra una campana y produce un disonante “¡Clang! ¡Clang!” La persona suelta la cuerda y bate las palmas de las manos varias veces, y luego las mantiene unidas mientras se inclina en señal de reverencia. Ahora da la vuelta y se va. Así queda dicha una oración.

      Pero, ¿quién la oyó? ¿Fue aquello meramente un rito vacío? El adorador sinceramente cree que su oración ha sido oída.

      Antes de dejar la zona del santuario, esta persona se abre camino a codazos entre la multitud para llegar a un puesto donde compra un talismán o amuleto, que tal vez sea un simple pedazo de papel en el cual estén escritas letras chinas, o quizás compre una flecha de la cual cuelguen dijes para la buena suerte.

      ¿Qué ha pedido en su oración esta persona? Muy probablemente pidió paz, seguridad, felicidad y prosperidad material. Un sacerdote de la religión sintoísta se expresó como sigue: “Ofrecen 100, 1.000 ó 10.000 yenes [50 centavos, $5, $50, E.U.A.] pero en sus oraciones piden cientos de miles, hasta millones, de yenes. Dan poco, pero quieren mucho.”

      Aunque muchos japoneses visitan templos solamente al principio del año nuevo, de la misma manera que ciertos cristianos nominales visitan las iglesias solamente durante la época de la Pascua Florida, los japoneses devotos hacen visitas con regularidad. En muchos hogares se encuentra un kamidana, una repisa para las imágenes de la religión sintoísta, y un butsudan, altar familiar de la religión budista, o una de estas dos cosas. Es aquí donde los miembros de la familia ofrecen oraciones por medio de encender una vela, la cual utilizan para encender incienso. Arrodilladas ante este tipo de altar, estas personas primeramente tocan un carillón con un palito de madera y entonces recitan vez tras vez una oración escrita o algunas palabras que hayan aprendido de memoria, como: “Namu-Amida-Butsu” (Gloria a Amida Buda). Quizás repitan este rezo en tono monótono por 20 minutos, y hasta por horas.

      ¿Qué hay de los japoneses que profesan ser cristianos? Puede ser que se les vea entrar en una iglesia, donde se arrodillan por unos cuantos minutos y oran en silencio o en tono bajo. Hay quienes leen sus oraciones de un libro. Entre estas personas hay algunas que oran en la iglesia frecuentemente, mientras que otras van solamente cuando están pasando por alguna prueba excepcional. Otras utilizan cuentas ensartadas, las cuales van tocando con los dedos una por una a medida que recitan una expresión aprendida de memoria. A intervalos, durante este rito, puede ser que fijen la vista en un crucifijo o en una imagen de cierto santo en particular.

      ¡Son muchísimas las maneras en que la gente ora! No cabe duda de que haya personas devotas y sinceras haciendo estas oraciones. Pero con respecto a todas estas oraciones, hacemos bien en preguntar: ¿Está lográndose comunicación significativa... o se trata simplemente de un rito vacío?

  • ¿Importa por qué ora y cómo lo hace?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de febrero
    • ¿Importa por qué ora y cómo lo hace?

      “OH, KAMI-SAMA,a por favor ayúdame a pasar el examen. Puesto que no me he preparado bien para el examen, estoy dependiendo enteramente de ti.” Oraciones escritas como ésta se ofrecen en templos religiosos por todo el Japón cuando se acerca el tiempo para los exámenes de mucha competición. Abuelos que se preocupan por sus nietos hacen ofrendas de 10.000 yenes ($50, E.U.A.) a fin de que se pronuncien oraciones diariamente durante todo un año a favor de los esfuerzos escolares de sus nietos.

      Muchos de los alumnos que acuden en tropel a los templos durante esta época del año tienen poca fe en Dios. Dijo uno de ellos: “No; por lo general no creo en Dios. Suelo orar por ayuda divina solamente cuando me veo en dificultades.”

      Esta actitud ilustra el dicho japonés: “Apóyese en Dios cuando tenga algún problema.”

      Pero, ¿qué sucede cuando ha pasado la crisis? Lo común es que Dios quede olvidado hasta que surja la siguiente crisis.

      ¿Qué se pide en oración?

      Usualmente la gente ora porque desea algo. Un artículo de una revista occidental citó oraciones de algunos niños, la mayoría de las cuales eran peticiones: “Estimado Dios: Necesito que se me aumente el dinero de bolsillo. ¿Podrías hacer que uno de tus ángeles se lo dijera a mi papá? Gracias.” “Por favor, ¿podrías enviar dinero a nuestra familia?” “Te ruego que me ayudes en la escuela.”

      En el Japón se acostumbra visitar los templos a principios del año nuevo y ofrecer oraciones a Ebisu, el Dios de la Riqueza. Muchísimos japoneses hicieron eso el año pasado para orar por dinero para los meses venideros; tan solo en las ciudades de Kyoto y Tokio más de tres millones de personas visitaron ciertos templos con ese fin.

      Las personas que desean recibir protección contra los accidentes o los desastres visitan templos japoneses dedicados a Kannon, la Diosa de la Misericordia, así como santuarios de la religión sintoísta.

      Católicos de las Filipinas tal vez oren al “Santo Niño” para tener buena suerte. Cierto hombre compró para su Santo Niño una corona de oro de 14 quilates llena de rubíes y diamantes legítimos en gratitud por la ayuda financiera que, según él, la imagen le había otorgado.

      Algunas oraciones son expresiones de aprecio, pero el grueso de las oraciones son peticiones... por casi cualquier cosa.

      ¿Será contestada la oración?

      Por cada persona a quien le parece que sus oraciones por éxito o dinero han sido contestadas, hay muchas que quedan desilusionadas. En la ciudad de Tokio muchísimos estudiantes oran por ayuda durante los exámenes a fin de entrar en escuelas privadas de segunda enseñanza, pero solo el 22 por ciento de los estudiantes reciben notas suficientemente altas como para que se les admita. La mayoría no entra. ¿Por qué no son oídas las oraciones de estos estudiantes?

      Una familia de cinco personas visitó un templo de la religión sintoísta para expulsar los demonios de su automóvil con el fin de protegerlo contra accidentes. Cuando la familia se retiraba del templo en su automóvil, el vehículo se estrelló contra un contrafuerte de un puente y los cinco miembros de la familia murieron. ¿Por qué no los protegió la oración? Considere lo siguiente:

      ¿A quién está orando usted?

      Los estudiantes japoneses frecuentemente dirigen sus oraciones a Michizane Sugawara, a quien se ha venerado por largo tiempo como “Dios de la Erudición.” El Sr. Sugawara fue poeta japonés y erudito durante el siglo noveno. Ha estado muerto por mil años. ¿Es lógico creer que él realmente pueda ayudar a mejorar las notas que alguien reciba en su examen?

      En lo que tiene que ver con los exámenes de fuerte competición que se dan en el Japón, la verdad es que no son contestadas las oraciones de la mayoría de los estudiantes que oran al Sr. Sugawara. Eso no debería ser motivo de sorpresa. A este respecto, el sentido común está en armonía con la Biblia. Pues ésta dice acerca de los muertos: “No están conscientes de nada en absoluto . . . no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol [la tumba].” (Ecl. 9:5, 10) El Sr. Sugawara, quien actualmente está en el Seol, no puede ayudar a ningún alumno, sea que éste haya estudiado o no haya estudiado cuanto sea necesario para pasar los exámenes.

      ¿Qué hay de las oraciones que se ofrecen a imágenes, como la imagen budista llamada Kannon, o cualquier otra imagen? Basta con simplemente ser observador para darse cuenta de que el mundo está lleno de personas que oran a tales imágenes para tener éxito y felicidad y sin embargo no alcanzan el éxito ni la felicidad. ¿Por qué?

      Si las oraciones dirigidas a algún difunto son inútiles, ¿serían de mayor provecho las oraciones dirigidas a una imagen inanimada? Es razonable responder que no. Una vez más, el punto de vista bíblico al respecto está en armonía con el sentido común, pues la Biblia dice que los ídolos son “la obra de las manos del hombre terrestre. Boca tienen, pero no pueden hablar; ojos tienen, pero no pueden ver; oídos tienen, pero no pueden oír. Nariz tienen, pero no pueden oler. Manos son suyas, pero no pueden palpar. Pies son suyos, pero no pueden andar; no profieren sonido con su garganta. Quienes los hacen llegarán a ser lo mismo que ellos, todos los que confían en ellos.”—Sal. 115:4-8.

      “Oidor de la oración”

      ¿Significa este resumen poco prometedor que toda forma de oración sea inútil? De ninguna manera. A diario muchas oraciones sinceras reciben respuesta, como lo indica el artículo que sigue. Pero es necesario orar a la persona correcta. ¿Quién será?

      ¿No sería lógico que se tratara de alguien que fuera infinitamente más poderoso y sabio que una simple imagen inanimada, o aun un ser humano difunto? ¿No debería ser también alguien que haya demostrado un interés sincero en la humanidad y un deseo amoroso de ayudar a ésta? Puesto que ningún humano tiene el poder que se necesitaría, habría que orar a una persona sobrehumana, y ¿qué persona sobrehumana podría ser más poderosa que el Creador de todas las cosas?

      Sí; en armonía con la Biblia, el sentido común nos dice que debemos dirigir nuestras oraciones, no a criaturas iguales a nosotros, ni a las creaciones inanimadas del hombre, como lo son las imágenes, sino al Creador viviente del universo.

      ¿Cuál de los muchos dioses y espíritus a quienes la gente adora hoy día encaja con esa descripción? Note cuán claramente se identifica a este Dios en la Biblia: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella . . . ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro.’”—Isa. 45:18.

      Pero, ¿se interesa verdaderamente este poderoso Creador en las oraciones de su creación humana, o mira él con indiferencia la situación difícil del hombre como lo hacen los dioses insensibles de muchas religiones? Note la siguiente descripción conmovedora: “Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.”—Sal. 65:2.

      Así la Biblia describe a Jehová Dios como el gran Oidor de la oración. Él invita a personas sinceras de todas las culturas y antecedentes a orar a él. Tal vez usted diga: ‘Eso parece bueno, pero, ¿corroboran los hechos registrados esa descripción?’ ¡Ciertamente que sí!

      Según el registro histórico, hace unos 3.500 años, mucho antes de que naciera Confucio o Buda, Jehová Dios ‘oyó el clamor’ de sus adoradores, quienes estaban en Egipto como esclavos. Contestó las oraciones de ellos por medio de enviar a Moisés para liberarlos.—Éxo. 3:6-10.

      Quinientos años más tarde, su fiel siervo el rey David pudo hacer la siguiente declaración verídica: “Bendito sea Jehová, porque ha oído la voz de mis ruegos.” (Sal. 28:6) Mil años después, Jesucristo, el Hijo de Dios, demostró que su Padre no había cambiado, pues Jesús dio la siguiente garantía: “Muy verdaderamente les digo: Si le piden alguna cosa al Padre se la dará en mi nombre.” (Juan 16:23) ¡Esta promesa todavía es confiable!

      ‘Pidan en mi nombre’

      Pero, ¿por qué indica la Biblia que tenemos que acercarnos a Dios en el nombre de Jesús? ¿Por qué no podemos orar directamente a Jehová Dios?

      De hecho Jehová Dios ha contestado las oraciones sinceras de muchas personas que no sabían que ellas debían acercarse a él en el nombre de Jesucristo. En realidad tales personas a menudo han orado simplemente a “Dios,” sin conocer siquiera Su nombre personal, Jehová. Por lo general han pedido llegar a conocer a Dios, una indicación de su deseo de servirle, y sus oraciones han sido oídas en un sinnúmero de casos.—Hech. 17:26, 27.

      Pero a medida que estas personas sinceras han adquirido mejor conocimiento del Dios verdadero, han ajustado sus oraciones en conformidad con tal conocimiento. Así como ellas han aprendido a emplear el nombre de Dios, Jehová, también han aprendido a valerse de Su conducto para la oración, Jesucristo. Esto refleja la humildad de estas personas, cualidad que Jehová Dios aprueba.

      ¿Humildad? Sí, pues requiere humildad el admitir que somos pecaminosos, imperfectos. No se nos ocurriría pedir audiencia al gobernante de nuestro país si solamente tuviésemos ropa trapienta que ponernos y no nos hubiésemos aseado, ¿verdad? Igualmente, la persona humilde reconoce que, en su estado impuro e imperfecto, no tiene derecho a una audiencia directa ante Dios. Por lo tanto, las personas humildes agradecen el que el Hijo de Dios, quien es puro y perfecto, esté dispuesto a representarlas ante su Padre. Agradecen el poder dirigir sus oraciones a Jehová en el nombre de Jesucristo.

      Lo que cuenta ante Jehová Dios con relación a nuestras oraciones no es necesariamente dónde estemos ni qué posición física adoptemos; tampoco cuenta nuestra apariencia exterior. No es necesario pagar dinero para que una persona que sea más “santa” que nosotros ore en lugar de nosotros, puesto que a la vista de Dios todos los humanos somos imperfectos e impuros. (Rom. 3:23) ¿Qué busca Dios? “A éste, entonces, miraré,” dice Jehová, “al afligido y contrito de espíritu y que tiembla ante mi palabra.”—Isa. 66:2.

      ¿Significa esto que, si queremos más dinero o éxito en nuestros exámenes, el único cambio que tenemos que hacer es el de dirigir nuestras oraciones a Jehová Dios, y pedirle estas cosas en el nombre de Jesucristo? No. Normalmente, un agente de la policía no le ayudaría a usted a quebrantar la ley, ¿verdad? De igual manera, Dios lógicamente no le ayudará a menos que lo que usted le pida esté en armonía con Su voluntad. Si Dios obrara de otra manera, siempre estaría contradiciéndose.

      “Conforme a su voluntad”

      La Biblia dice claramente: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14) Esto se debe a que Jehová es un Dios de justicia. Sus leyes naturales, como la de la gravedad, reflejan este hecho, pues se aplican de igual manera a todo el mundo. Si usted no hubiera estudiado para un examen, ¿sería justo que Dios interviniera e hiciera que usted recibiera una nota superior a la de otras personas que sí hubieran estudiado? En realidad eso no sería justo para con los demás estudiantes, ¿verdad?

      Las cosas fundamentales que Dios espera que pidamos en nuestras oraciones se indican en la siguiente oración modelo que nos dejó Jesucristo. Note el orden de prioridad: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. Danos hoy nuestro pan para este día; y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo.”—Mat. 6:9-13.

      Jehová Dios espera que las personas que le oren estén más interesadas en la voluntad y los propósitos de él que en las metas y ambiciones de ellas mismas. Esto es razonable, puesto que Dios sabe lo que es mejor para todos nosotros. No hay nada malo en orar por cosas materiales, nuestro ‘pan de cada día,’ pero no se nos dice que oremos por riquezas. La gente rica no suele interesarse en Dios. Note que a Dios le agradan las oraciones que demuestran un interés primordial en él y en sus propósitos, y un interés secundario en nosotros mismos. Hoy en día tales oraciones son demasiado raras.

      ¿Hay evidencia de que tales oraciones realmente se estén oyendo y contestando hoy día? En realidad, ¿vale la pena orar?

      [Nota a pie de página]

      a Palabra japonesa para “Dios.”

  • ¿Vale la pena orar?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de febrero
    • ¿Vale la pena orar?

      DIOS siempre ha aprobado oraciones como ésta: “Enséñame tus disposiciones reglamentarias.” (Sal. 119:68) Numerosos ejemplos de tiempos modernos demuestran que él se interesa muchísimo en contestar oraciones de esa índole.

      Una anciana japonesa hacía ofrendas de arroz, agua e incienso diariamente en su kamidana, es decir, su repisa dedicada a un ‘dios’ de la religión sintoísta. Un día, juntando las palmas de las manos, pensó: “Si hay un Dios verdadero, enséñame quién eres antes de que yo muera.”

      Apenas había completado su oración cuando se abrió la puerta (en el Japón se acostumbra abrir la puerta y llamar a la persona que esté dentro) y una voz llamó: “¡Permiso, por favor!” Cuando la anciana llegó a la entrada de su casa, la visita le dijo de manera cortés que había venido para hablarle acerca del “Dios verdadero.” ¡La oración de la anciana había sido oída y contestada! Ella comenzó a estudiar la Biblia y ahora ha aprendido mucho acerca de Jehová, el Creador viviente y Oidor de la oración.

      No es raro que Jehová Dios conteste una oración sincera por conocimiento acerca de Él aun antes de que la persona que esté orando haya completado su petición. En Europa un hombre estaba en su apartamento haciendo tal petición fervorosamente, cuando oyó un golpe a la puerta. Corrió a la puerta y, apresuradamente, la abrió del todo. Alguien había golpeado accidentalmente la puerta con un maletín al pasar, y había seguido caminando.

      El amo de casa llamó a los dos hombres que vio en el pasillo. Él no hablaba con fluidez el idioma local, pero los dos hombres hablaban el idioma de él. Además, ¡impartían conocimiento bíblico! Estaban en el edificio para visitar a otra persona, pero no la habían hallado en casa aquel día. El amo de casa se llenó de gozo e hizo arreglos en aquel mismo momento para empezar a participar en un estudio bíblico que había de efectuarse con regularidad. Su oración para recibir conocimiento acerca de Dios ciertamente había sido contestada. No todas las oraciones reciben una contestación tan rápida, pero Dios sí escucha a las personas que sinceramente quieren conocimiento de él y de sus requisitos, y contesta sus oraciones.

      ¿Ha querido usted saber más acerca del Dios verdadero, el Creador de todas las cosas? ¿Estaría dispuesto a hacer Su voluntad si alguien se la revelara? Bien puede ser que esta mismísima revista sea la respuesta a las oraciones de usted. Por medio de comunicarse con los publicadores de ésta, o con cualquier testigo de Jehová, usted también puede hacer arreglos para obtener las respuestas a sus preguntas acerca de Dios.

      Otro tipo de oración que Dios aprueba es la oración en la cual uno pide ayuda para hacer la voluntad de él. El salmista David da testimonio de que sus oraciones fueron contestadas. “Encarecidamente esperé en Jehová, y por lo tanto inclinó a mí su oído y oyó mi clamor por auxilio.” ¿Por qué? Note qué deseo tenía David: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado.”—Sal. 40:1, 8.

      Un empleado asalariado necesitaba recibir tiempo libre de su trabajo para poder asistir a una escuela de entrenamiento para ancianos de congregación cristianos. Esto surgió en un tiempo en que había mucho trabajo en la compañía donde él estaba empleado y a él le parecía que iba a ser imposible conseguir permiso para ausentarse del trabajo, pero oró a Jehová Dios, pidiéndole Su guía, y se presentó en la oficina del gerente con su petición. Grande fue su sorpresa y su gozo cuando el gerente le dijo: “Sí, usted puede tomar tiempo libre; el arreglo me parece bueno.”

      En Hokkaido, Japón, a un cristiano que era carpintero experimentado le pareció que podría hacer la voluntad de Dios por medio de ayudar a efectuar un trabajo cristiano de construcción. Había gran necesidad de carpinteros para este proyecto en aquel tiempo, pero el hombre tenía muchas obligaciones de familia. El ánimo que le dio su esposa lo impulsó a orar a Jehová para que Él le ayudara a arreglar sus asuntos.

      Este hombre tenía un negocio de familia de hacer y entregar tofu (un cuajado de soja que es muy popular en el Japón). Mientras él estuviera fuera de la ciudad ayudando en el trabajo de construcción, ¿quién entregaría el tofu a los clientes? Este problema se resolvió cuando un hombre llegó a la casa y preguntó si la familia sabía dónde podría conseguir empleo. Se le preguntó si tenía licencia para conducir. El hombre contestó que sí, y se le dijo: “Entonces tiene empleo aquí mismo.”

      Pero, ¿quién supervisaría el trabajo de preparar y empaquetar el tofu? Los tres hijos del dueño del negocio aunaron sus esfuerzos e hicieron tofu temprano por la mañana durante la ausencia de su padre. Aun el hijito de cinco años de edad ayudó por medio de transferir a bolsas plásticas las tortas flotantes del cuajado de soja. De hecho, él empaquetó unos cuantos centenares de tortas sin romper una sola, ¡cosa que podría resultar difícil hasta para un adulto con experiencia!

      La esposa de aquel hombre había estado preocupada por ciertos problemas de salud, pero éstos desaparecieron durante la ausencia de su esposo. En resumidas cuentas, a medida que este hombre fue orando por hacer la voluntad de Dios y obrando en armonía con sus oraciones, se le fueron allanando todos los obstáculos.

      Respuestas a sus oraciones

      ¿Están siendo contestadas las oraciones suyas? ¿Le parece que realmente ha llegado a conocer a Dios? ¿Tiene su vida el profundo sentido de propósito y significado que debería tener? ¿Ha orado a Dios pidiendo que le ayude a conocer y hacer la voluntad de él? Si así es, sus oraciones sí serán contestadas.

      Pero, ¿qué hará usted, a su vez? Es una cosa orar a Dios para que él le guíe. Es otra cosa aceptar su guía cuando él le contesta la oración. Jesús ilustró esto cuando relató acerca de cierto padre que dijo a su hijo: “Hijo, ve, trabaja hoy en la viña.” El hijo respondió: “Iré, señor,” pero no fue.—Mat. 21:28-32.

      Muchas personas hoy en día sirven a Dios de dientes afuera, pero realmente no quieren hacer la voluntad de él. Quieren que Dios les sirva, pero ellas no están interesadas en servir a Dios. Quieren recibir dinero, o buena suerte, o ayuda en sus exámenes, no para servir mejor a Dios, sino simplemente por razones egoístas. (Sant. 4:3) Prefieren pasar por alto las respuestas que Dios sí les da en armonía con la voluntad de él.

      En cambio, si usted está entre la minoría de personas que hoy en día realmente desean conocer a Dios, agradarle, ver que se haga la voluntad de él por toda la Tierra... entonces puede tener la certeza de que él sí contestará favorablemente sus oraciones. Los testigos de Jehová le ayudarán con gusto a aprender más acerca del Dios verdadero, el Oidor de la oración. Y, si usted le permite a él hacerlo, él le demostrará que sí vale la pena orar.

  • ¿Visitar a extraños? ¿Para qué?
    ¡Despertad! 1981 | 22 de febrero
    • ¿Visitar a extraños? ¿Para qué?

      La revista “The Observer,” de la Iglesia Unida del Canadá, intituló un artículo: “¿Quién, yo? ¿Visitar a extraños?” Sugiere que tanto ministros como legos hagan tales visitas, pero “supóngase que el extranjero sí abre la puerta y lo invita a entrar. Entonces, ¿qué? ¿Qué diría usted?” El artículo advierte contra el hablar de dinero: “Una de las imágenes que la iglesia tiene que borrar es la de que solo visitamos con la mano extendida... y la palma hacia arriba.”

      Entre las cosas que se recomendaron para considerarlas estuvieron: “el boletín de la iglesia si tiene en él números telefónicos y fechas de reuniones. La hoja informativa. El informe anual, si es interesante y muestra de qué trata su iglesia.” La recomendación de Jesús a sus discípulos cuando él los envió a “tocar” lo que para ellos equivalía a los “timbres de las puertas” pudiera haber sido útil a los visitantes de la Iglesia Unida: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:19, 20.

Publicaciones en español (1950-2025)
Cerrar sesión
Iniciar sesión
  • Español
  • Compartir
  • Configuración
  • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
  • Condiciones de uso
  • Política de privacidad
  • Configuración de privacidad
  • JW.ORG
  • Iniciar sesión
Compartir