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Un programa de rehabilitación de buen éxito¡Despertad! 1977 | 22 de septiembre
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Roads había hecho arreglos para que hubiera alimento disponible para todos, y se podía obtener a un precio módico. Voluntarios del auditorio ayudaron a servir el alimento. A los presos no se les permitió comer con las personas de afuera; se les sirvió en una zona cerca de la plataforma.
Yo tenía libre acceso a los terrenos interiores donde los reclusos se habían reunido, y disfruté de hablar con algunos de ellos que estaban interesados en la obra de los testigos de Jehová. Uno me dijo: “Ustedes no necesitan predicar los dogmas de su religión. Todo lo que tienen que hacer es tratar como amigo a alguien y a su debido tiempo se lo ganan debido a la conducta y amigabilidad de ustedes.”
Las dos horas pasaron rápidamente, y era hora de reanudar el programa. El discurso público se intitulaba “El reino de Dios, una realidad viva.” Después se hizo un resumen de la lección de La Atalaya, que fue presentado por presos bautizados. ¡Y qué bien lo hicieron!
Para las 4 de la tarde era hora de concluir con cántico y oración. Una amiga mía, que ha sido Testigo por muchos años, expresó los sentimientos de muchos de nosotros al decir: “Sentimos un afecto y amor allí a un grado mayor que en cualquier otra asamblea a la que hemos asistido.”
The Angolite, una publicación para prisioneros de la Penitenciaría del Estado de Luisiana declaró: “Esta fue la cuarta de tales asambleas que los Testigos han celebrado en Angola, y hay planes para más en el futuro, a medida que los Testigos continúan sus esfuerzos por llegar al corazón de un número cada vez mayor de reclusos. El esfuerzo de ellos representa el mayor esfuerzo y el más consistente que un grupo religioso ha hecho en pro de persuadir y ayudar a los reclusos de aquí a ir en pos de una vida de automejoramiento y mayor significado.”—Noviembre-diciembre de 1976.
¿Un programa singular?
Lo menos que puedo decir es que quedé profundamente impresionado por las cosas que vi y experimenté. Cuando regresé a Nueva York, empecé a investigar y escribir cartas para ver lo que podría averiguar en cuanto a programas similares de prisión. Y puedo decirle que lo que está sucediendo en Angola es singular solamente en cuanto a tamaño y por su mayor éxito. Citaré solamente unos cuantos ejemplos:
Todos los miércoles un anciano de los testigos de Jehová visita la Institución Penal de Chillicothe en Ohio. Conduce un estudio bíblico al cual asisten, como promedio, de ocho a catorce reclusos. Dos de ellos ya se han bautizado, y otros dos están considerando bautizarse.
Los testigos de Jehová conducen cuatro reuniones semanales en la Institución Penal de London, Ohio, en la cual hay 1.700 reclusos. En la actualidad estas reuniones ya se han estado celebrando por unos dos años, y tres de los reclusos ya se han bautizado. Otro recluso, listo para bautismo, fue puesto en libertad a principios del año.
Se está efectuando un programa con mucho éxito en el Establecimiento Penal Southern Ohio, en Lucasville, Ohio. Este se inició en el otoño de 1972. La concurrencia media a las reuniones ha sido de unos veintidós reclusos, y treinta y tres reclusos asistieron recientemente a una reunión especial. En abril de 1975 y marzo de 1976 siete reclusos se bautizaron en un abrevadero que se compró para estas ocasiones especiales.
Un excelente programa comenzó a fines de 1973 en la Prisión Estatal de Maryland. Pronto se estaban celebrando muchos estudios bíblicos con los reclusos y, con el tiempo, ancianos de los testigos de Jehová estaban celebrando reuniones con regularidad. Hasta ahora, ocho hombres se han bautizado (usando la bañera del hospital de la prisión).
En la isla Rikers, de la ciudad de Nueva York, ocho ancianos están haciendo visitas semanales para conducir estudios bíblicos con los reclusos de la prisión. Además, se están haciendo visitas a otras prisiones de la ciudad.
¿Quiere decir esto que la solución a los tremendos problemas de las prisiones y el crimen yace en el programa de instrucción que conducen los testigos de Jehová? ¡De ningún modo! Reconocemos el hecho de que la contribución de ellos a la solución del problema es pequeña. Sin embargo, me parece que suministran una clave para la verdadera solución.
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¿Qué solución hay?¡Despertad! 1977 | 22 de septiembre
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¿Qué solución hay?
POR lo menos para un número limitado de reclusos, la instrucción bíblica en la prisión ha sido la solución. La información sana y edificante que han recibido ha cambiado su vida radicalmente, no solo superficialmente.
En los últimos tres años, cuarenta y dos reclusos de la prisión de Angola en Luisiana se han bautizado. De éstos, catorce han sido puestos en libertad. Sentí curiosidad en cuanto a lo que estaban haciendo; de modo que me puse a investigar. Solamente uno de ellos ha vuelto a la actividad criminal.
Los demás se están ajustando muy bien. Por lo menos uno está sirviendo en una congregación como siervo ministerial. Sin embargo, como se admitió, este programa de instrucción bíblica en la prisión no es la solución del problema total. Sencillamente ofrece una oportunidad que será útil para los reclusos que quieran aprovecharse de ella.
Sin embargo, la Biblia suministra guía específica en lo que respecta al castigo de criminales. Si ésta se aplicara, hay buena razón para creer que el problema de las prisiones y el crimen se aliviaría grandemente.
Compensación a las víctimas
La ley de Dios al antiguo Israel no tenía provisión alguna para sentencias penales. El castigo básico para los crímenes en contra de la propiedad, como el robo o el fraude, era el hacer compensación a las víctimas.
Sin embargo, en la actualidad se provee muy poca ayuda, o ninguna, a las víctimas del crimen. El dinero que se les roba por lo general no se les devuelve, ni tampoco se les compensa por cualquier daño sufrido, ya sea a su persona o su propiedad. Sin embargo la Biblia muestra que a los malhechores se les debe hacer responsables por sus obras. ¿Cómo?
La ley de Dios al antiguo Israel estipulaba que la persona que robaba un toro o una oveja tenía que devolver a la víctima
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