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  • Problemas que claman por una solución
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • Problemas que claman por una solución

      ¿ANSÍA usted alivio de los graves problemas a los que se enfrenta la humanidad? Si uno tuviera el poder para suministrar alivio, ¿no querría hacerlo? Pero, ¿dónde comenzaría uno? Hay tantos problemas que resolver.

      A muchos millones de personas en los países empobrecidos, y a crecientes números en los países industriales, les gustaría trabajar, pero sencillamente no hallan trabajos. ¡Qué excelente sería si todos pudieran tener vidas activas y productivas! ¡Qué alivio experimentarían muchos padres si, en vez de ver a sus hijos desgastarse por el hambre y la enfermedad, los pudieran mantener bien! ¿No se llenaría usted de júbilo al ver el día en que nadie, sea usted mismo u otros, tuvieran que vivir en pobreza, sin protección adecuada del frío y de las lluvias copiosas?

      Además de los millones de personas que padecen hambre en la Tierra, muchas otras personas anhelan mayor estabilidad en la vida. Sería un consuelo saber de seguro que lo que uno ha adquirido trabajando por mucho tiempo no quedará reducido a casi nada más tarde debido a la inflación. Si los costos de las necesidades básicas se estabilizaran, las personas de edad, los enfermos, los impedidos y otros que dependen de ingresos fijos estarían libres de una gran preocupación.

      Por otra parte, puede que aun el hombre con un trabajo bien renumerado halle poca satisfacción en lo que hace. Su trabajo le puede parecer aburrido y monótono. O, tal vez la poca cooperación entre los trabajadores y la fiera competencia lo dejen frustrado, tenso y completamente exhausto al final del día de trabajo. ¡Qué agradable alivio sería trabajar en algo que realmente se disfrutara y que contribuyera al bien de otros! Y ciertamente sería refrescante trabajar junto a personas que verdaderamente se interesaran las unas en las otras.

      Además de eso, ¡cuánto más feliz se sentiría la gente si pudiera estar segura en cuanto a su integridad física! Muchos habitantes de las ciudades anhelan el tiempo en que las calles vuelvan a ser seguras para las mujeres y los niños aun después de oscurecer. Piense en lo agradable que sería vivir en una Tierra libre de toda injusticia, opresión, crimen y guerra, libre también de enfermedad, vejez, dolencias, y libre de la contaminación del agua, de la tierra y del aire.

      Si verdaderamente hemos de gozar de la vida a grado cabal, todos los problemas graves que nos enfrentan tendrán que resolverse. Hay abundante evidencia de que esto realmente sucederá. Puede que usted esté entre los millones de personas que lo presenciarán. Para comprender cómo esto será posible, primero hay que discernir la fuente de los problemas de la humanidad.

  • ¿Dónde yacen las causas de los problemas?
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • ¿Dónde yacen las causas de los problemas?

      AL OBSERVAR lo que acontece hoy día, ¿qué se le ocurre en cuanto a las razones de los problemas de la humanidad?

      Probablemente se habrá dado cuenta de que muchos problemas provienen de las circunstancias que, en realidad, nos tienen cautivos. Aunque la gente quiera las cosas de otro modo, no puede hacer nada en cuanto a ello. Tiene que trabajar dentro del marco del sistema existente.

      Como un ejemplo considere al agricultor en los llamados países adelantados. Para tener buen éxito, él considera que tiene que usar métodos modernos. Esto requiere mucho dinero en estos días. Sin una buena ganancia, el granjero no puede hacer frente a los costos altos de la maquinaria, combustible y fertilizante. Así es que si la demanda de su producto baja, o si él sufre pérdidas grandes debido a otros problemas, quizás no pueda pagar por lo que necesita para continuar el cultivo. Y si opera con dinero prestado puede perder todo.

      ¿Y cuánto puede hacer personalmente el granjero para aliviar el sufrimiento de los millones de personas que sufren de hambre en la Tierra en la sociedad actual? En el país en el cual vive, quizás haya toneladas de carne almacenadas en frigoríficos. Quizás no haya compradores para sus cerdos y vacas vendibles. El granjero puede desear mucho el que la gente hambrienta se beneficie de lo que él tiene. Pero para continuar de granjero, tiene que recibir el pago por sus animales. ¿Le es posible regalarlos?

      No es un asunto sencillo el hacer que la carne de su ganado llegue a la gente hambrienta de la Tierra. Hay que pagar a los que están implicados en el manejo, preparación y transporte de la carne. Ellos, también, tienen que ganarse la vida. Aun si se donara la carne para la cual no hay mercado en el país de origen, y se transportara gratis a las zonas azotadas por el hambre y se regalara a los necesitados, esto quizás no solucionara sus problemas. ¿Por qué? Porque el comer carne o comer carne de ciertos animales podría estar en contra de sus creencias religiosas.

      La industria, también, está encerrada en un sistema que depende de ganancias grandes. La maquinaria, el combustible, los salarios, las materias primas y el mantenimiento requieren grandes egresos de dinero. Para competir en el mercado mundial, los fabricantes tienen que mantener los precios tan bajos como les sea posible. En algunos casos no pueden permitirse gastar grandes sumas de dinero en cosas que no se relacionan con las ganancias... por ejemplo, medidas contra la contaminación. Algunas compañías grandes cerrarían algunas de sus fábricas antes que gastar millones de dólares para ponerlas en conformidad con las ordenanzas en contra de la contaminación.

      A los que viven en zonas industriales les gustaría ver el fin del ruido, humo y polvillo excesivos. Pero los comerciantes preguntan: ‘¿Qué pasaría si las fábricas cerraran? Aunque la contaminación disminuyera, los problemas del desempleo arruinarían la economía de la comunidad.’ Así es que, a pesar de los peligros conocidos, se permite que continúe la contaminación en gran escala.

      Se podrían citar muchos otros ejemplos. Pero todos señalan hacia una conclusión: Actualmente estamos experimentando los efectos combinados de los errores que individuos, organizaciones y naciones han cometido durante siglos. Los problemas que ha producido el sistema actual son mundiales y amenazan nuestra mismísima existencia. El 2 de agosto de 1974, en la vigésima Conferencia Mundial contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno, el Dr. George Wald señaló: “La vida humana ahora está amenazada como no lo estuvo nunca antes, no por un solo peligro sino por muchos, cada uno capaz de destruirnos, pero todos interrelacionados, y todos sobreviniéndonos a la vez.”

      Obviamente se necesita un cambio completo del sistema actual. Pero ese cambio requeriría sacrificios enormes. ¿En quién se podría confiar para decidir lo que se debería sacrificar para el bien de la humanidad? ¿Quién tendría la sabiduría para tratar los asuntos de un modo que hiciera posible que todos disfrutaran de las necesidades básicas de la vida? En vista de las diferencias tribuales, nacionales y raciales, ¿qué garantía podría tener cualquiera de nosotros de que los implicados en tomar las decisiones no tratarían de aprovecharse para beneficio propio, de sus parientes, amigos, tribu, nación o raza?

      Aun si hubiera toda garantía de un trato justo para todos, ¿cuántas personas estarían dispuestas a reducir sus ganancias o salarios, modificar su alimentación y abandonar ciertos lujos para que la gente en otra parte del mundo pudiera salvarse del hambre? ¿Cuántas personas realmente se contentarían con menos, felices de servir a su prójimo de este modo? ¿Qué hay acerca de las personas que estarían recibiendo los beneficios de los sacrificios de otros? ¿Mostrarían verdadero aprecio? ¿Cuántas de esas personas buscarían codiciosamente la manera de obtener más que su parte a expensas de otras?

      El sistema que ahora existe no comenzó por sí solo. Las personas están implicadas. ¿No revelan los problemas que hay un defecto básico en la humanidad?

      Una razón básica... imperfección humana

      Aunque la gente en verdad quisiera que fuera diferente, a menudo hace y dice cosas que hieren a su prójimo. Vez tras vez no son la clase de personas que desean ser. Por decirlo así, ‘yerran el blanco.’ Los hebreos y griegos de la antigüedad se referían a esas faltas por medio de una palabra que literalmente quería decir precisamente eso, “errar” el blanco. En muchos idiomas modernos ese “errar el blanco” se llama “pecado.”

      Ningún ser humano está exento de defectos. Todos hemos heredado debilidades e imperfecciones. Pero ¿cómo sucedió esto? A pesar de los años de investigación, los científicos no lo pueden explicar. Aun la fuente de las debilidades físicas que se manifiestan en el proceso de envejecer es un misterio para ellos. Dice la edición de 1974 de The Encyclopædia Britannica: “Todavía se desconocen las causas biológicas básicas del envejecimiento.”

      Sin embargo, hay una fuente antigua que revela los orígenes de las imperfecciones humanas, tanto morales como físicas. Millones de hombres y mujeres que razonan han llegado a la conclusión de que esta fuente, la Biblia, da una explicación satisfactoria. Leemos: “Así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.”—Rom. 5:12.

      Sí, el progenitor de la raza humana, Adán, en lo que respecta a mantener obediencia perfecta a Dios “erró el blanco.” Habiendo perdido la perfección, solo pudo engendrar una prole imperfecta. Fue como lo expresó en la antigüedad un hombre de discernimiento: “¿Quién puede producir a alguien limpio de alguien inmundo? No hay ninguno.”—Job 14:4.

      Sin embargo, las imperfecciones heredadas no explican completamente todos los problemas a los que se enfrenta la humanidad. ¿No tienen la facultad aun los hombres y las mujeres imperfectos de manifestar profunda preocupación por otros? ¿No han estado muchas personas dispuestas a dar su vida para ayudar a su prójimo? ¿No oímos vez tras vez expresiones de preocupación en que se suplica a los hombres y naciones que dejen de seguir un derrotero que puede llevar a un desastre para todos? Sin embargo parece que el mundo está empeñado en seguir un derrotero insensato. ¿Por qué?

      Poderosa e invisible influencia de espíritus

      ¿Pudiera ser que hay fuerzas fuera de la región humana que están ejerciendo una fuerte influencia sobre el mundo? Eso es lo que han pensado muchos. Con referencia a los horrores durante los años del régimen bajo la opresión nazi, Arnold Weber señaló que fue como si “ciertas fuerzas hubieran brotado del suelo . . . una fuerza colectiva suprapersonal.” Escribiendo para el Times Magazine de Nueva York (4 de febrero de 1973), Andrew M. Greeley hizo notar que las inhumanidades que se han cometido en el mundo actual están fuera de proporción con las inclinaciones humanas hacia el mal:

      “La magnitud del mal no está en proporción con la maldad de la gente implicada. Muchos asesinos son hombres de moderada buena voluntad que no intentan hacer el mal, sino el bien. . . . La maldad proviene de errores, equivocaciones, limitaciones e ignorancia con mucha más frecuencia que de la malevolencia.”

      Pero ¿quién es responsable de aguijonear a los hombres imperfectos a actos de violencia aparentemente mucho mayores que sus inclinaciones a la maldad? Los hombres pueden percibir que existe alguna fuerza sobrehumana, pero no la pueden identificar. Sin embargo, la Biblia no solo identifica esta fuerza sino que también muestra cuándo y cómo comenzó a influir en los asuntos humanos.

      Según la Biblia, antes que se formara la Tierra existieron criaturas espíritus inteligentes. (Job 38:6, 7) Una de éstas se opuso a Dios y aspiró a la dominación sobre los primeros seres humanos y de este modo sobre toda la humanidad. Para lograr sus fines, calumnió maliciosamente a Dios. (Gén. 3:1-6) Es por eso que la Biblia más tarde se refiere a éste como Satanás o “Resistidor” y como Diablo o “Calumniador.” A instigación de este traidor, no solo la primera pareja humana se rebeló contra Dios, sino que también lo hicieron otras criaturas espíritus. (1 Ped. 3:19, 20; Jud. 6) Estas criaturas espíritus desobedientes se llegaron a llamar “demonios.”—Sant. 2:19.

      De la Biblia aprendemos que Satanás y sus demonios son la fuente de un “espíritu” o una actitud dominante de maldad que penetra en el mundo de la humanidad que escoge pasar por alto las leyes de Dios. (Efe. 2:2; 1 Juan 5:19) Se puede ilustrar lo poderoso que puede ser ese espíritu de maldad por lo que le sucede a una chusma. Puede que, como individuos, no todos los que componen la chusma sean personas crueles y depravadas. Quizás hasta afirmen ser pacíficas y parezcan serlo exteriormente. Sin embargo, una vez que los envuelve el ‘espíritu de la chusma,’ estas personas que de otro modo son ciudadanos respetuosos de la ley actúan como hombres y mujeres enloquecidos, destruyendo la propiedad así como asaltando y matando al prójimo. Puede que más tarde muchos se sientan muy avergonzados y se les haga difícil creer que hicieron esas cosas.

      En vista de las terribles inhumanidades del hombre contra el hombre, ¿no es razonable aceptar la explicación bíblica de que depravadas criaturas espíritus están explotando las inclinaciones pecaminosas de las criaturas humanas imperfectas que pasan por alto la ley de Dios? ¿Qué otras razones pudiera haber que explicaran los horrores del pasado y los de este siglo veinte?

      Falta una relación apropiada con Dios

      La imperfección humana y la influencia de Satanás y sus demonios existen porque el hombre perdió una relación apropiada con su Creador, Dios. Se halla una prueba bien fundada de ello en este hecho: Cada vez que se pasan por alto las leyes de Dios, según se hallan en la Biblia, aumentan los problemas. La Biblia, por ejemplo, establece mandamientos contra la inmoralidad sexual. (1 Cor. 6:9, 10) ¿Qué sucede cuando se niegan a hacer caso de estos mandamientos? Aumentan los casos de enfermedades venéreas y el número de embarazos no deseados, hogares rotos, separaciones y divorcios.

      Sin la guía de Dios, los hombres en conjunto han tropezado en la oscuridad. Aun los que tratan de hacer la voluntad de Dios están limitados por sus propias imperfecciones y por este sistema.

      Lo que nosotros los seres humanos realmente necesitamos es un arreglo por el cual podamos llegar a una unidad perfecta con nuestro Creador. Necesitamos ser liberados de las debilidades e imperfecciones heredadas así como de sus consecuencias dolorosas... enfermedad, vejez y muerte. Ningún hombre, organización o nación puede proveer esta liberación necesaria. ¿Significa esto que nuestra situación es desesperada? O, ¿podemos ser liberados de todos nuestros graves problemas?

      [Ilustración de la página 4]

      Puede que un granjero desee ayudar a los hambrientos, pero no le es posible regalar sus cosechas

      [Ilustración de la página 5]

      La contaminación es mala. Pero en el sistema económico existente no hay manera de resolver el problema fácilmente

      [Ilustración de la página 6]

      Parece que la gente siempre yerra el blanco en cuanto a la clase de personas que quisieran ser. ¿A qué se debe?

      [Ilustración de la página 7]

      El espíritu de la chusma hace que la gente actúe enloquecidamente. ¿Qué espíritu es responsable de las inhumanidades de este siglo?

  • Uno que realmente se interesa por la humanidad
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • Uno que realmente se interesa por la humanidad

      SOLO una persona con sabiduría superlativa podría resolver los muchos problemas graves que aquejan a la humanidad. También se tendría que interesar profundamente en nosotros, queriendo traer alivio.

      Hay evidencia abundante de que tal persona existe. La Tierra está demasiado bien adaptada para la continuidad de la vida como para atribuir sus maravillosas propiedades, como hacen algunas personas, a una ‘casual combinación de muchos acontecimientos improbables.’ Frank Allen, un biofísico, señaló: “Las adaptaciones de la Tierra a la vida son demasiado numerosas para considerarlas casuales.” Consideremos:

      Cada día radiaciones mortíferas emanan desde el Sol, y se calcula que 200 millones de meteoros caen a la Tierra. ¿Cómo puede continuar la vida a pesar de estos aparentes peligros? Un escudo invisible —la atmósfera— protege la vida en la Tierra. Una delgada capa de gas ozono filtra la mayoría de los rayos perjudiciales del Sol pero permite que pasen los que son provechosos. La mayoría de los meteoros se queman en su descenso a través de la atmósfera. Poquísimos son los que llegan al suelo.

      ¿Qué se puede decir de los gases que componen la atmósfera? En sí mismos, algunos de estos gases son mortíferos. Hasta el oxígeno sustentador de la vida puede ser peligroso. Si la concentración de oxígeno en el aire fuera mucho mayor, los incendios se iniciarían con mucha más facilidad y serían mucho más difíciles de controlar. La atmósfera, sin embargo, consiste exactamente de la mezcla apropiada de gases para sustentar la vida. ¿Mero accidente? ¡Difícilmente!

      Considere también el agua. Sin ésta, no sería posible la vida en la Tierra. Los elementos nutritivos en el suelo no tendrían valor si las plantas no pudieran asimilarlas. Sin embargo, debido a que el agua está disponible y los elementos nutritivos del suelo se disuelven fácilmente en ella, la vida puede existir.

      También es impresionante el hecho de que las provisiones para sostener la vida no son mezquinas sino abundantes. Todo a nuestro alrededor hay una variedad y belleza, cosas que atraen la vista y el oído así como a los sentidos del tacto, del olfato y del gusto. Aunque los sistemas imperfectos del hombre a menudo impiden que nos beneficiemos totalmente de la prodigalidad de la Tierra, tenemos que concordar con las palabras del apóstol Pablo: “Dios . . . proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas.”—1 Tim. 6:17.

      Guía moral... más evidencia del interés de Dios

      Otra sobresaliente evidencia del interés de Dios es el hecho de que el hombre está dotado de una capacidad moral, la facultad de la conciencia. Esa facultad sirve para refrenarnos de hacernos mal a nosotros mismos y al prójimo. Nos hace comprender que necesitamos a otros y que debemos respetar sus derechos e interesarnos en su bienestar. Piense en cuánto más terribles serían las condiciones sobre la Tierra si los hombres no tuvieran una conciencia, si aun cosas como el asesinar, asaltar, robar y el latrocinio se aceptaran como cosas normales y apropiadas.

      La conciencia, sin embargo, tiene que estar entrenada en armonía con los principios justos si ha de servir como una guía provechosa. Esto se debe a que la conciencia puede tanto excusar como acusar. Al hablar de los que están sin la ley escrita de Dios, la Biblia dice: “Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, éstos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran tener la sustancia de la ley escrita en su corazón, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.”—Rom. 2:14, 15.

      Si el ambiente, las costumbres locales o los puntos de vista religiosos falsos influyen adversamente en la conciencia, ésta puede excusar hasta males graves. El caso de Saulo, quien más tarde llegó a ser el fiel apóstol Pablo, ilustra esto. Él salió con intenciones asesinas en contra de los discípulos de Jesucristo, pensando que de ese modo estaba sirviendo a Dios.—Hech. 9:1, 2; Gál. 1:13-16.

      Claro está, pues, que se necesita una norma confiable para ayudar a la conciencia a justipreciar apropiadamente los asuntos. Debido a que Jehová Dios se interesa en la humanidad, proveyó esa norma en forma escrita. Esta norma, que se encuentra en la Biblia, se basa en el amor.—Rom. 13:8-10.

      [Ilustración de la página 8]

      200 MILLONES DE METEOROS BOMBARDEAN LA ATMÓSFERA CADA DÍA; LA ATMÓSFERA NOS PROTEGE HACIENDO QUE SE DESINTEGREN

      EL OZONO FILTRA LOS RAYOS MORTÍFEROS DEL SOL, PERO DEJA PASAR LOS QUE SE NECESITAN PARA LA LUZ

      EL AIRE TIENE LA EXACTA COMBINACIÓN DE GASES PARA SOSTENER LA VIDA

      ¿No presenta la Tierra misma evidencia del interés altruista de Aquel que la diseñó?

  • El fundamento para resolver los problemas de la humanidad
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • El fundamento para resolver los problemas de la humanidad

      LA CONDICIÓN pecaminosa de la humanidad y los problemas resultantes llegaron a existir debido a la pérdida de una relación apropiada con Dios, ocasionada por la desobediencia de nuestro antepasado Adán. Por lo tanto el fundamento para resolver los muchos problemas graves a que nos encaramos tiene que ser una provisión por medio de la cual podamos recobrar la filiación perfecta de la que disfrutó Adán antes de su transgresión. Tenemos que llegar a una unidad perfecta con nuestro Creador. Puesto que Jehová Dios realmente se interesa en nosotros, ya ha establecido los fundamentos para esto.

      Para comprender lo que él ha hecho, las razones para ello y por qué su arreglo liberará a la humanidad de las debilidades e imperfecciones, tenemos que considerar los asuntos desde su punto de vista. La Biblia revela que Dios es justo y “santo,” puro hasta el grado superlativo. (Éxo. 39:30; Sal. 89:14; Isa. 6:3; Juan 17:11) Por eso los que son pecadores, imperfectos, inmundos o impuros no pueden por mérito propio entrar en una relación aprobada con él. (Col. 1:21) Solo lo pueden hacer si sus pecados han sido expiados. El arreglo para efectuar la expiación de los pecados tendría que estar en plena armonía con la justicia y santidad de Dios. A sus criaturas inteligentes les debería ser posible reconocer lo justo del arreglo de Dios. Para comprender lo que estaba implicado, tenemos que remontarnos hasta el mismísimo comienzo de la raza humana.

      La Biblia nos dice que cuando el primer hombre Adán transgredió la ley de Dios, él se vendió a sí mismo y a su prole aún no nacida a la esclavitud del pecado y la muerte. (Rom. 5:12-19; 7:14-25) Así todos los descendientes de Adán se hallaron en necesidad de ser liberados. La justicia requería el pago de un precio.

      Para ilustrarlo, un padre podría usar mal sus bienes y contraer una deuda enorme. ¿Se debería requerir que sus acreedores pasen por alto su deuda para evitar el sufrimiento a sus hijos? Después de la muerte del padre, ¿sería correcto permitir que la familia se endeudara más y más sin nunca tener que preocuparse por el despilfarro? ¿No tendría esto un mal efecto aun sobre las personas no implicadas directamente, animándolas a desperdiciar sus propios bienes y los de otras personas?

      ¿Cómo sería posible corregir los asuntos si los hijos estuvieran infectados con las costumbres de su padre y fueran propensos a desperdiciar bienes y recursos? ¿Cómo se podrían pagar las deudas y ayudar a los hijos a vencer sus debilidades?

      Alguien fuera de la familia tendría que intervenir y hacerse cargo de las deudas. Entonces, en el caso de los hijos que dieran evidencia de realmente querer evitar el derrotero de su padre, este extraño podría asumir la responsabilidad por cualquier deuda que contrajeran hasta tal tiempo que él pudiera ayudarlos a vencer sus debilidades.

      Esto es parecido a lo que Jehová Dios se propuso realizar para producir la liberación de la humanidad de la esclavitud al pecado y a la muerte. El primer paso fue proveer lo necesario para el pago del precio de redención. ¿Cuál fue el precio? Adán había usado de modo muy incorrecto su posesión, su vida humana perfecta, y la perdió al rebelarse contra Dios. Así él perdió la vida humana perfecta para sus descendientes. El precio de redención para su prole, por lo tanto, tenía que ser de un valor que correspondiera con lo que se había perdido. Esto estaría en armonía con el principio de justicia que se halla en la ley mosaica: “Alma será por alma.”—Deu. 19:21.

      Ninguno de los descendientes de Adán podía proveer ese precio valioso, ya que ninguno poseía vida humana perfecta. La Biblia dice: “Ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él; (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido).”—Sal. 49:7, 8.

      Sin embargo, Jehová Dios proveyó ese precio valioso en la persona de su propio Hijo. Transfirió la vida de éste desde la región celestial al vientre de la virgen María. De este modo, el niño al que María dio a luz, Jesús, llegó a ser un hijo humano perfecto de Dios. (Luc. 1:35; Fili. 2:5-7) Por lo tanto el hombre Jesucristo podía entregar su vida humana perfecta en sacrificio.—Mat. 20:28.

      Cuando Jesucristo lo hizo, proveyó el precio exacto que se necesitaba para rescatar o comprar la raza humana. Sin embargo, para que los individuos obtuvieran la cancelación de sus “deudas” o el perdón de sus pecados sobre la base del valor expiatorio del sacrificio de Jesús, tenían que aprovecharse de esta provisión según las estipulaciones de Dios. Habiendo provisto la base legal para el perdón de los pecados, junto con los requisitos para que se les perdonen, Jehová Dios mantiene su propia justicia cuando trata con los seres humanos imperfectos que sinceramente desean servirle. De ningún modo está él estimulando al desafuero.—Mat. 6:12; Rom. 3:25, 26; 1 Juan 1:9.

      Ya han pasado más de mil novecientos años desde que la raza humana fue comprada con la sangre preciosa de Jesucristo y desde su resurrección a vida celestial inmortal. (Hech. 13:34-37) No obstante, las criaturas humanas todavía mueren. ¿Por qué? Porque el tiempo de Dios para aplicar los beneficios expiatorios del sacrificio de Cristo al grado de liberar a la humanidad de la imperfección todavía está en el futuro. (Rev. 22:1, 2) ¿Significa esto que Dios no ha hecho nada más para liberar a la raza humana de sus debilidades e incapacidades?

  • Un gobierno que liberará a la humanidad
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • Un gobierno que liberará a la humanidad

      POR unos mil novecientos años Jehová Dios ha estado preparando un gobierno que traerá alivio a la humanidad pecadora y moribunda. Él ha estado seleccionando de entre la humanidad a los gobernantes de ese gobierno y unificándolos bajo su Hijo como cabeza. (Efe. 1:9, 10) La perspectiva delante de éstos es la resurrección a la vida celestial inmortal, para servir como reyes-sacerdotes. (1 Cor. 15:42-54; Efe. 1:3-23; Rev. 20:6) Junto con Jesucristo, estos reyes-sacerdotes administrarán los beneficios expiatorios del sacrificio de Jesús y liberarán a la humanidad de la esclavitud al pecado y a la muerte. Miles de millones de individuos que ahora están muertos estarán incluidos entre los que se beneficiarán de dichos servicios al ser restaurados a la vida.—Hech. 17:31.

      ¿Qué seguridad tenemos de que el gobierno de Jesucristo y sus asociados no tendrá ninguna de las características indeseables de los gobiernos del hombre? ¿Por qué podemos confiar en el cuerpo gobernante que Dios ha estado seleccionando por tantos siglos?

      Cuando uno piensa en términos de gobierno humano, quizás tenga poca confianza en que algún gobierno tenga la solución de nuestros muchos problemas. A través de la historia, la posición social, rango, hazañas militares, fama, riquezas o cosas parecidas a menudo han determinado quién gobernaba. En muchos países aun la persona más capacitada tendría dificultad en conseguir algún cargo público elevado sin el apoyo de partidos políticos fuertes y generosas contribuciones a su campaña. Los hombres no han podido diseñar un sistema por el cual puedan estar seguros de que los individuos que coloquen en los cargos oficiales tengan tal integridad que no puedan ser corrompidos o influenciados de modo que usen su posición para fines egoístas.

      Gobernantes probados y capacitados

      ¿Qué hay de la selección de reyes-sacerdotes en el gobierno de Dios, su reino celestial? La manera en que las personas obtienen una posición de gobierno en ese Reino es completamente diferente de lo que ha sido el caso con los gobiernos del mundo. La Biblia claramente muestra que la posición social, educación, rango, fama mundial, dinero y cosas semejantes no comprarán un lugar en ese gobierno. (1 Cor. 1:26, 27) Nadie puede hacer campaña por el puesto. El individuo tiene que ser probado para el cargo. En circunstancias difíciles, tiene que probar que es una persona de integridad y que se preocupa más del bienestar de otros que del suyo propio. (Hech. 14:22; 1 Juan 3:16-18) Jehová Dios, que puede leer las motivaciones del corazón, es El que determina si el individuo satisface los debidos requisitos.—1 Sam. 16:7; Juan 6:44; 2 Tes. 1:11; Rev. 22:11-15.

      Considere lo que tuvo que padecer el principal de este cuerpo gobernante, Jesucristo. Como hijo unigénito de Dios en los cielos, tenía todo. “Aunque era rico,” dice la Biblia, “se hizo pobre.” (2 Cor. 8:9) Voluntariamente dejó su posición ensalzada en los cielos para llegar a ser hombre, y aprendió la obediencia a su Padre en circunstancias desfavorables. Sufrió mucho, y finalmente murió en un madero de ejecución como un criminal de la peor clase. (Fili. 2:5-8; Heb. 5:7, 8) Debido a lo que experimentó mientras estuvo en la Tierra, Jesucristo realmente comprende las necesidades de las criaturas humanas y puede tratar compasivamente con ellas.—Heb. 2:17, 18.

      Como hombre, Jesucristo demostró profunda preocupación y amor por la gente. Voluntaria y afanosamente fue en ayuda de los que estaban angustiados. (Mat. 14:14; Mar. 6:34) También demostró que era cabalmente capaz de resolver los problemas graves a los que se enfrentaba la humanidad. Comisionado por Dios, sanó a los enfermos, a los lisiados y deformes; restauró la vista a los ciegos; destapó los oídos a los sordos; abrió la boca de los mudos; milagrosamente proveyó alimentos para miles de personas, y hasta resucitó a muertos. Estas cosas realmente sucedieron. Han sido registradas por testigos presenciales.—Mat. 11:5; 14:16-21.

      En cuanto a los que estarán asociados con Jesucristo en gobernar, no pueden ser como los hombres que prometen mucho pero que, al conseguir el cargo gubernamental, no cumplen sus promesas. La Biblia dice de los que estarán en el cielo con Cristo: “No se halló en su boca falsedad; son sin tacha.” (Rev. 14:5) Así como lo hizo Jesucristo, tienen que demostrar que son altruistas y abnegados y que están dispuestos a morir por sus hermanos cristianos.—1 Juan 3:15-18.

      En el caso de los gobiernos humanos, a menudo los gobernantes no comprenden verdaderamente los problemas de sus súbditos. Pero no es así con los hombres y mujeres a quienes ha escogido Jehová Dios a través de los pasados mil novecientos años. Como grupo, tienen toda clase de antecedentes y vienen de todo ramo de actividad en la vida. No hay prueba ni problema común a los hombres a que algunos de ellos no hayan tenido que enfrentarse. Han experimentado abusos verbales y físicos, difamación, odio y hasta muerte violenta. (Juan 15:19, 20) A pesar de sus propias debilidades e imperfecciones, tuvieron éxito en mantener una posición aprobada ante Dios. Puesto que saben lo que significa sufrir como hombres y mujeres, verdaderamente pueden compadecerse de las imperfecciones humanas y brindar la ayuda que se necesita.

      Como personas espíritus inmortales, también tendrán el poder para ayudar a la humanidad. La muerte no podrá acortar los provechosos servicios de ninguno de ellos. Tendrán tiempo abundante para hacer que la raza humana logre la perfección. La Biblia muestra que Dios ha designado un período de mil años para esta tarea.—Rev. 20:6.

      Según la Palabra de Dios, Jesucristo y sus reyes-sacerdotes asociados usarán a representantes terrenales para ayudarlos en su tarea vital. (Sal. 45:16) ¿Qué clase de personas serán? El Rey Jesucristo ciertamente nunca usaría hombres arrogantes y egoístas. Él murió voluntariamente por la humanidad en expresión de su profundo amor y, por lo tanto, nunca toleraría como representante suyo a nadie que tratara de explotar a otros para ganancia personal. La actitud de Jesús será como la del antiguo rey David, quien dijo: “No tolerará al de altivos ojos y corazón soberbio. Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para tenerlos conmigo; los que andan por el camino de la rectitud serán ministros míos.”—Sal. 101:5, 6, Nácar-Colunga.

      Liberación segura de problemas graves

      Las cualidades de Jesucristo, las de sus reyes-sacerdotes asociados y las de los representantes terrenales del Reino garantizan que se salvaguardará el bienestar de todos los que aman la justicia. No tolerarán el desarrollo de un codicioso sistema comercial que se basa en lograr ganancias a fuerza de competencia. Tampoco permitirán que nadie interfiera con la distribución equitativa de los alimentos y otros artículos necesarios. Toda la humanidad, no solo unos pocos, estará libre de necesidad. Con referencia a la abundancia que entonces compartirán todos, la Biblia dice: “Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos . . . un banquete de vino mantenido sobre las heces, de platos con mucho aceite llenos de médula.”—Isa. 25:6.

      ¿Qué hay de la contaminación y de la mala administración actual de los recursos de la Tierra por parte del hombre? La Biblia nos dice que Jesucristo, en su existencia prehumana, trabajó junto con su Padre en la creación. (Juan 1:3; Col. 1:15, 16) Así es que él comprende los varios ciclos responsables del sostén de la vida vegetal y animal. Como Rey, por lo tanto, él puede impartir el conocimiento que impedirá la contaminación, así como la mala administración de los recursos de la Tierra. También puede proveerle al hombre la guía que necesita para transformar la Tierra a una condición de esplendor paradisíaco y para sacar el mayor provecho de su productividad.—Compare con Génesis 1:28; 2:15.

      Se terminarán los graves problemas de familia, las desavenencias y las ofensas que se deben a las debilidades y a las imperfecciones, a medida que Jesucristo y sus reyes-sacerdotes asociados ayuden a las criaturas humanas a lograr la perfección. Esto también resultará en quitar todos los otros problemas que se originan del pecado heredado, entre ellos la vejez, la enfermedad y la muerte. Por medio del Reino en las manos de su Hijo, Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:4.

      Entonces nadie tendrá que temer el llegar a ser la víctima del crimen, la guerra, la injusticia o la opresión. En todas partes la gente estará aprendiendo los caminos de la paz. (Isa. 2:4) A todos se les tratará equitativamente. Hablando proféticamente del modo en que Jesucristo tratará los asuntos, la Biblia nos dice: “Él no juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra.”—Isa. 11:3, 4.

      Nunca más se enfrentará la humanidad a la fiera competencia, a las frustraciones o a la monotonía que frecuentemente acompañan al trabajo en este viejo sistema. Las personas hallarán placer en hacer trabajo productivo, sabiendo que no están en peligro de ver todo quedar en nada debido a la adversidad. El lenguaje que usó el profeta Isaías revela que hay una base dada por Dios para esta convicción. Leemos: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal. No será para nada que se afanarán.”—Isa. 65:21-23.

      El reino de Dios por medio de Cristo ciertamente es la solución a los muchos problemas del hombre. Solo éste puede lograr condiciones de paz, seguridad y justicia para todos. Pero ¿cuándo tomará ese reino el control completo de los asuntos de la Tierra?

      [Ilustración de la página 13]

      El reino de Dios pronto hará de esta Tierra un paraíso

  • Cuando la solución se convierta en realidad
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • Cuando la solución se convierta en realidad

      NO HAY duda de que toda la raza humana necesita estar unida para que todos puedan trabajar juntos para el bien común, y vencer las dificultades que roban el gozo de la vida. Felizmente, Jehová Dios tiene un tiempo para hacer que todas las cosas estén en armonía con él mismo por medio de su Hijo, Jesucristo. Respecto a esto, leemos en la Biblia: “Es según su beneplácito que él [Dios] se propuso en sí mismo para una administración [un manejar, un mayordomear] al límite cabal de los tiempos señalados, a saber, de reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas que están en los cielos y las cosas que están sobre la tierra.”—Efe. 1:9, 10.

      Observe que esta unificación de las cosas con Cristo comenzó “al límite cabal de los tiempos señalados,” es decir, a un tiempo señalado con anticipación por Dios. Resultó ser el año 33 de la era común. Fue entonces, en el día de Pentecostés, que Jehová Dios comenzó a unificar a hombres y mujeres destinados a los cielos como cogobernantes de su Hijo. (Hech. 2:1-4, 14-21; 2 Cor. 1:20-22; Efe. 2:4-7) Pero su propósito no está limitado a esto. También quiere reunir todas “las cosas que están sobre la tierra” en una unidad perfecta con su Hijo.

      Por qué en nuestra generación

      Puesto que la etapa inicial de esta unificación bajo Jesucristo comenzó al tiempo señalado por Dios, ¿no deberíamos también esperar que sea así con la unificación final de “las cosas que están sobre la tierra”? Cuando observamos a este mundo dividido y cargado de problemas, ¿no es obvio que esta unificación se necesita desesperadamente ahora mismo?

      Verdaderamente vivimos en un período de la historia que es diferente a cualquier otro. Una fecha, 1914 E.C., sobresale como el comienzo de esta época de violencia, incertidumbre, desunión y problemas en aumento sin precedentes. Por lo tanto, no asombra el hecho de que en general los historiadores se refieran a 1914 como un “punto de viraje.” Escribe el coronel R. Ernest Dupuy:

      “En 1914 la estructura política de la sociedad de naciones, balanceándose en la cumbre del poder, se derrumbó estrepitosamente como un castillo de naipes. Antes que concluyera la I Guerra Mundial, se habían disuelto tres grandes imperios en un baño de sangre, borrando con ellos los últimos vestigios decadentes del Santo Imperio Romano, mientras que una nueva fuerza en la estructura de poder mundial venía levantándose lentamente sobre los medios provistos por las doctrinas de Karl Marx. . . .

      “La I Guerra Mundial fue un hito muy significativo en la carretera de los acontecimientos mundiales. Marcó el fin de una época y el comienzo de otra.”

      Mucho antes del estallido de la primera guerra mundial, los estudiantes sinceros de la Biblia, que ahora se conocen por todo el mundo como testigos cristianos de Jehová, llamaron la atención sobre 1914 como el punto de comienzo de enormes dificultades para el actual mundo impío. Lo hicieron sobre la base de la cronología y las profecías de la Biblia. Con el comienzo de la I Guerra Mundial, muchas personas reconocieron que lo que estos estudiantes de la Biblia habían estado proclamando no era algo que debiera tratarse a la ligera. El 30 de agosto de 1914 el periódico World de Nueva York, en su sección de revista, declaró:

      “El tremendo estallido de guerra en Europa ha cumplido una profecía extraordinaria. Durante el pasado cuarto de siglo, por medio de predicadores y por medio de la prensa, los ‘Estudiantes Internacionales de la Biblia’ . . . han estado proclamando al mundo que el Día de la Ira profetizado en la Biblia amanecería en 1914. ‘¡Tengan cuidado con 1914!’ ha sido el lema de centenares de evangelizadores viajeros que, en representación de este credo raro, han viajado por todo el país enunciando la doctrina de que ‘el Reino de Dios se ha acercado.’”

      Los acontecimientos que desde entonces han tenido lugar, en cumplimiento de la profecía bíblica, confirman el hecho de que 1914 señaló el comienzo de “los últimos días” del actual sistema de cosas.

      Los hombres bien informados tienen un profundo sentimiento de presentimiento y temor concerniente al futuro. Por ejemplo, el 5 de septiembre de 1974 el secretario general de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, señaló que hay una “sensación casi universal de aprehensión” ante la posible dirección de los asuntos mundiales. Lo tienen muy perturbado los sentimientos de “impotencia y fatalismo” que acompañan a este temor.

      Ciertamente, la situación actual ha demostrado ser exactamente como la predijo Jesucristo: “Sobre la tierra las naciones estarán desamparadas sin saber a dónde dirigirse . . . los hombres desmayarán con terror al solo pensar en todo lo que le sobreviene al mundo.”—Luc. 21:25, 26, New English Bible.

      ¿Qué indican estos acontecimientos acerca del futuro? Dentro del período de vida de muchas personas que presenciaron el comienzo de los “últimos días” los siervos devotos de Dios experimentarán una grandiosa liberación. Después de hablar acerca del temor y la ansiedad entre las naciones, Jesucristo continuó: “Cuando todo esto comience a suceder, erguíos y alcen en alto sus cabezas porque su liberación está cerca. . . . Observen la higuera, o cualquier otro árbol. Luego que brota, uno sabe por sí mismo que el verano está cerca. Del mismo modo, cuando vean suceder todo esto, podrán saber que el reino de Dios está cerca. Les digo esto: la generación actual vivirá para ver todo esto.”—Luc. 21:28-32, NE.

      Se ve, pues, que se está acercando mucho el tiempo para que el reino de Dios se encargue de todos los asuntos de la Tierra y efectúe una unificación perfecta de la humanidad bajo Cristo. Esto significa que se tendrá que eliminar toda oposición a esa grandiosa unificación, incluso al Diablo y a sus hordas demoníacas. El Rey Jesucristo será el principal en aplastar toda oposición, y él preparará el camino para comenzar la rehabilitación de la humanidad, haciendo que se aplique a ésta los beneficios expiatorios de su sacrificio.—2 Tes. 1:6-10; Rev. 19:11-21; 20:2, 3.

      Así todos los problemas a los que se enfrenta la humanidad y que la confunden están por solucionarse permanentemente y de un modo que verdaderamente beneficiará a los que aman la justicia. ¿No le gustaría estar entre los que disfrutarán de la grandiosa liberación que efectuará el reino de Dios por Cristo? Si es así, ciertamente querrá tomar una acción positiva. Identifíquese como un apoyador leal del camino de Dios para la unificación de “las cosas que están sobre la tierra.” Pero quizás se pregunte: ¿Cómo puedo hacerlo?

      [Ilustración de la página 15]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      TODO EN UNA SOLA GENERACIÓN

      1914

      GUERRAS MUNDIALES

      GRANDES HAMBRES

      ENFERMEDADES EN EPIDEMIAS

      CRÍMENES VIOLENTOS

      CONTAMINACIÓN GLOBAL

      Fin de este sistema

  • ¿Qué puede usted hacer ahora?
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • ¿Qué puede usted hacer ahora?

      USTED y sus amados tal vez pronto vean el fin de todos los graves problemas a los que se enfrenta la humanidad. Se está acercando rápidamente el momento para que el Rey Jesucristo y sus fuerzas angélicas destruyan al sistema de cosas actual agobiado de problemas. Ante todos está la oportunidad de obtener las bendiciones que el reino de Dios por medio de Cristo derramará después sobre la humanidad.

      No obstante, hay que satisfacer ciertos requisitos para poder estar entre los súbditos leales de ese reino. Se requiere algo más que aceptar mentalmente el hecho de que este gobierno es la solución de Dios para los problemas de la humanidad. Aun ahora nuestra conducta no debiera aumentar los problemas que enfrentamos debido al egoísmo humano y a los sistemas corruptos. No podemos ser como aquellos de quienes el apóstol Pablo escribió: “Declaran públicamente que conocen a Dios, pero por sus obras lo repudian, porque son detestables y desobedientes y no aprobados para obra buena de clase alguna.”—Tito 1:16.

      Separarse de los sistemas de la religión falsa

      Esto señala enfáticamente lo necesario que es asegurarnos de que nuestra conducta realmente esté aprobada por Dios y que no somos parte de un sistema religioso que ‘por sus obras lo repudia.’ Pero quizás algunos digan: ‘¿No tratan todas las religiones de ayudar a las personas a llevar vidas rectas?’ Cierto, las religiones del mundo no enseñan directamente como práctica regular que la gente sea ímproba, inmoral u odiosa. Sin embargo, ¿por qué es que la mayoría de las personas por lo general no se sienten más seguras al hacer negocios con un hombre que tenga una afiliación religiosa que con uno que no la tenga?

      ¿Ha hallado usted que muchas personas religiosas son tan corrompidas como muchas personas que no pertenecen a ninguna organización religiosa, y a veces hasta más? Quizás algunos afirmen que las iglesias de la cristiandad y otros sistemas religiosos están haciendo todo lo que pueden pero que sencillamente las personas no prestan atención. Pero, ¿qué hacen en el caso de los que rehúsan vivir de acuerdo con principios rectos? ¿No permanecen esas personas, por lo general, en una buena posición mientras presten apoyo financiero? En la cristiandad, ¿se dan los pasos para reprender a los clérigos que excusan abiertamente la inmoralidad y la perversión sexuales? ¿Son relevados, al menos, de sus responsabilidades para que no influyan a otros en el camino equivocado?

      La Biblia muestra claramente cómo manejar a los que rehúsan mantener conducta apropiada a pesar de todos los esfuerzos para ayudarlos. Bajo inspiración el apóstol Pablo les escribió esto a los cristianos de Corinto: “En la carta que les escribí les dije que no se asociaran con personas inmorales. Lo que quise decir es que no deben asociarse con un hombre que se llama hermano pero es inmoral, o avariento, o adora ídolos, o es injuriador, o borracho, o transgresor. Ni siquiera se sienten a comer con tal persona. Después de todo, no es asunto mío juzgar a los de afuera. Dios los juzgará. ¿Pero no debieran ustedes juzgar a los miembros de su propia asociación? Como dice la escritura: ‘Saquen de su grupo al malvado.’”—1 Cor. 5:9, 11-13, Today’s English Version.

      ¿Qué hay de las iglesias de la cristiandad con las cuales usted está familiarizado? ¿Expulsan a las personas que persisten en seguir un derrotero equivocado? ¿Cree usted que Dios podría aprobar un sistema religioso que dejara de hacer esto? Bueno, ¿sería razonable permanecer con una religión que ha adoptado la actitud del mundo y no ha ayudado a las personas a conformarse a los caminos de Dios? Seguramente una persona no podría servir a Dios y ser parte de un sistema que no apoya los buenos principios de Dios. Además, ¿no sería el adherirse a ese sistema un acto de deslealtad a Dios y a Cristo, un dejar de someterse a sus mandamientos?

      Identificando hoy a los verdaderos siervos de Dios

      Como ya se ha señalado en el artículo anterior, el propósito de Dios es reunir a personas en unidad bajo su Hijo Jesucristo. (Efe. 1:9, 10) ¿No muestra esto que en estos “últimos días” tiene que haber un grupo de cristianos dedicados sobre la Tierra que están gozando de esa unidad? En armonía con la voluntad de Dios, debieran estar ocupados en ayudar a otros a estar unidos bajo Cristo por medio de conformarse a la Palabra de Dios.

      Jesucristo reveló cómo se podría identificar prestamente a sus verdaderos seguidores. Dirigiéndose a sus fieles discípulos, dijo: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.” (Juan 13:34, 35) Note que esta clase de amor es completamente altruista, abnegada.

      ¿Ha observado usted esta clase de amor en las organizaciones religiosas con las que está familiarizado? ¿Se mantienen libres de las mismísimas cosas que causan los problemas de hoy día? ¿Señalan al reino de Dios como la solución de los problemas del hombre, y armoniza con esto su modo de vivir? O, ¿están atrapados en el espíritu egoísta y competidor de este sistema, y promueven las costumbres mundanas? ¿Son estas religiones realmente una fuerza poderosa para ayudar a las personas a vencer el prejuicio tribual, nacional y racial? ¿Gozan de unidad sus miembros por toda la Tierra y evitan envolverse en los conflictos del mundo?

      ¿Qué hay del grupo de cristianos conocidos como testigos de Jehová? ¿Participan de los conflictos del mundo? ¿Se oye que participen en tumultos, revoluciones u otros levantamientos? ¿No ha observado, más bien, que ellos no son parte del mundo, que rehúsan comprometerse en actividades que fomentan el orgullo nacionalista o el prejuicio tribual, nacional o racial? Aumenta el número de personas que han llegado a apreciar que los testigos de Jehová son completamente diferentes de muchos que dicen ser cristianos.

      Probablemente habrá notado que los testigos de Jehová tratan de mantener conducta ejemplar y mostrarse amor unos a otros. Pero quizás crea que debieran interesarse más en los problemas a los que actualmente se enfrenta la gente... hambre, enfermedad, pobreza y así por el estilo. Quizás piense que debieran emprender extensas obras de caridad. Verdaderamente, hay una razón bíblica por la cual no se oye mucho acerca de sus obras caritativas. Jesucristo les dijo a sus seguidores: “Cuando practiques caridad, tu mano izquierda no debe saber lo que está haciendo tu mano derecha, de modo que tu caridad sea en secreto. Y tu Padre que ve en secreto te recompensará.”—Mat. 6:3, 4, New Berkeley Version.

      Por lo tanto, los testigos de Jehová no solicitan dinero y otras cosas materiales de la gente y luego se acreditan las buenas obras que hacen posible esas contribuciones. Como fue cierto de Jesucristo, su principal interés es dar ayuda espiritual a cuantos puedan. (Luc. 4:18-21) Cuando una multitud de compatriotas estaban buscando a Jesucristo debido al pan que les había provisto milagrosamente, él les dijo: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna.” (Juan 6:26, 27) Aunque el dar cosas materiales puede traer alivio temporario, el dar cosas espirituales puede ayudar a la gente a gozar del mejor modo de vivir ahora y llegar a estar en vías de beneficiarse de la solución permanente de los problemas del hombre que solo el reino de Dios por medio de Cristo puede proveer.

      ¿Significa esto que los testigos de Jehová desatienden las necesidades materiales de los otros? De ningún modo. Reconocen que el dar cosas materiales es un rasgo de la adoración verdadera. Dice la Biblia: “La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es ésta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y mantenerse sin mancha del mundo.”—Sant. 1:27.

      Muchas personas han podido ver que los testigos de Jehová hacen eso, que acuden en ayuda de los necesitados, especialmente en tiempos de desastres. Las agencias legales usadas por los testigos de Jehová, la Sociedad Watch Tower y sus sucursales, están en contacto directo con todas sus congregaciones en toda parte de la Tierra y pueden, por lo tanto, organizar rápidamente medidas de socorro. Por eso, cuando suceden terremotos, huracanes, inundaciones y otros desastres, los testigos de Jehová están seguros de recibir la ayuda inmediata de sus hermanos. Al mismo tiempo las medidas de socorro tomadas en su favor los ponen en posición de ayudar a otros necesitados en la comunidad.

      Los comentarios apreciativos de un residente de Louisville, Kentucky, ilustra esto. Relatando lo que sucedió después que un tornado devastó la zona de Crescent Hill el miércoles 3 de abril de 1974, escribe: “Sobresalientes fueron los Testigos de Jehová que vinieron con sus cuadrillas de hombres equipados con sierras de cadena y camiones el jueves temprano por la mañana para auxiliar a muchas de las víctimas, incluso a mí. Se abrieron paso literalmente y despejaron un camino a través de tres calles (Bayly, Birchwood y Kennedy) para ayudar a evacuar a algunas de las víctimas y hacer accesibles las calles para otros autos y camiones. Estos hombres son diestros en el negocio de la construcción, pero dejaron sus trabajos para ofrecer sus servicios completamente gratis. Trabajaron de manera tan bien organizada que los espectadores quedaron sorprendidos.”

      Emprenda ahora la acción

      Los testigos de Jehová de la zona en que usted vive quisieran que usted investigara si se elevan a la altura de lo que Dios busca en las personas a quienes aprueba. Gustosamente quisieran ayudarle a aumentar su conocimiento bíblico. Si en la actualidad no tiene usted un estudio gratis de la Biblia en su casa, le alentamos a que lo tenga a una hora conveniente para usted y su familia.

      Quizás otras personas lo ridiculicen por aceptar un estudio bíblico en su casa. Al empezar a aplicar lo que usted aprende, puede que empiece a experimentar el cumplimiento de las siguientes palabras de la Biblia: “Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes.” (1 Ped. 4:4) Pero, recuerde, esas personas no pueden resolver siquiera sus propios problemas, mucho menos eliminar este presente sistema y traer liberación total de las imperfecciones humanas y sus penosas consecuencias. Mucho mejor sería hacerle frente al ridículo, aun al abuso, por causa del reino de Dios que mantener el favor de los hombres apegándose a un impío sistema que está condenado al fracaso.

      No demore en dar los pasos para obtener conocimiento bíblico exacto y conformar su vida a él. “Gusten,” dice la Biblia, “y vean que Jehová es bueno.” (Sal. 34:8) Averigüe personalmente cómo el vivir en armonía con la Palabra de Dios conduce a la mejor manera de vivir aun ahora. Usted también puede estar entre los que verán el fin del presente sistema impío. Aún más grandioso será el que usted vea cómo el reino de Dios después de eso resolverá de modo completo y para siempre los muchos problemas que por siglos han plagado a la raza humana.

  • La Biblia produjo resultados
    ¡Despertad! 1975 | 8 de octubre
    • La Biblia produjo resultados

      ● Una testigo de Jehová en el sur de los Estados Unidos aceptó el trabajo de conducir el autobús de una escuela integrada racialmente. En su primer día de trabajo algunos de los estudiantes empezaron a llamar a los otros con nombres denigrantes. En eso ella detuvo el autobús, sacó la Biblia y empezó a leerles Hechos 17:26: ‘Dios hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie de la tierra.’ Después de leer el texto, explicó que no había ‘motivo para empezar ningún desorden porque todos habían venido de aquel solo hombre y por lo tanto todos eran uno.’

      Alguien evidentemente trajo lo sucedido a la atención del superintendente de la escuela, de modo que él le preguntó a la Testigo acerca de la situación. Cuando le explicó de qué se trataba, contestó: “Está muy bien. Nunca antes tuvimos un conductor de autobús que hiciera eso.”

      Más tarde, puesto que iba a celebrarse una asamblea de circuito de los testigos de Jehová, la Testigo hizo arreglos para que una sustituta condujera el autobús. Esta sustituta se asombró de lo bien educados que eran los estudiantes. Comentó que eran los niños mejor educados que jamás había conducido y le preguntó a la Testigo qué les había hecho.

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