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  • Asombrosos juicios de Dios
    La Atalaya 1977 | 15 de octubre
    • de Judá en el tiempo de Habacuc. La cristiandad está llena de desafuero e injusticias. La gente forma gran parte del mundo en palabra, actitud y acción. Por lo tanto, Santiago 4:4, que dice como sigue, se puede aplicar apropiadamente a la cristiandad: “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?” Siendo así las cosas, las organizaciones religiosas de la cristiandad muestran que forman parte de un sistema religioso mundial llamado en la Biblia una “ramera,” “Babilonia la Grande.” (Rev. 17:1-5) Esa “ramera” se hará objeto de odio a los ojos de los gobernantes políticos. En lenguaje simbólico, el libro de Revelación describe lo que sucederá. Leemos: “Los diez cuernos que viste, y la bestia salvaje, éstos odiarán a la ramera y harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:11-16.

      Al recurrir a esa clase de violencia contra las organizaciones religiosas del mundo, incluso las de la cristiandad, la “bestia salvaje” y sus “diez cuernos,” o gobernantes políticos, no estarán obrando porque sientan amor para Jehová Dios. Como los babilonios, obrarán de manera maligna y bestial, sin considerar al Dios verdadero.

      Como sucedió con los babilonios, los que participen en la destrucción de la religión falsa no escaparán de la ejecución del juicio de Dios. Su día vendrá cuando Jesucristo, al mando de ejércitos angélicos, avance contra ellos. Tocante a esto, la Palabra de Dios declara: “Vi el cielo abierto, y, ¡miren! un caballo blanco. Y el que iba sentado sobre él se llama Fiel y Verdadero, y juzga y lleva a cabo guerra en justicia. . . . Y vi a la bestia salvaje y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba sentado en el caballo y contra su ejército.” ¿Qué les sucede a los gobernantes y sus ejércitos? El relato muestra que sufren derrota, que son “muertos con la espada larga del que iba sentado en el caballo.” “Y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.”—Rev. 19:11-21.

      Increíble como les suene a muchos hoy día, las organizaciones religiosas de la cristiandad perecerán a manos de los sistemas políticos, y los sistemas políticos opuestos a Dios no escaparán de la espada ejecutora del “Rey de reyes,” el Señor Jesucristo. (Rev. 19:16) ¿No indica esto que es necesario que uno se asegure de si está aprobado o no por Dios? ¿Se ha separado usted de lo que Jehová Dios desaprueba? ¿Está usted esforzándose por amoldarse a Sus caminos justos? Si así es, puede obtener consuelo de las palabras animadoras de Sofonías 2:3: “Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.”

  • Regresa un pródigo
    La Atalaya 1977 | 15 de octubre
    • Regresa un pródigo

      CONOCÍ a los testigos de Jehová por primera vez en 1956, cuando tenía trece años de edad. Eso fue cuando mi padrastro empezó a estudiar con un Testigo que trabajaba con él en el mismo empleo. Cuando yo tenía unos quince años de edad me bauticé. Luego, cuando tenía dieciséis años de edad, empecé a obrar de manera tonta, como lo hacen muchos adolescentes, y me vi envuelto en inmoralidad con una muchacha de la escuela. Poco después de eso me expulsaron de la congregación cristiana, y después ingresé en las fuerzas armadas. Después de estar allí dos semanas, decidí declararme de parte de los principios bíblicos. Dos de nosotros adoptamos aquella posición en el Fuerte Ord, y se nos maltrató mental y físicamente. Entre las maneras en que se nos maltrató estuvieron golpeaduras, estar incomunicados, racionamiento para que experimentáramos hambre, etcétera. Después de tres meses me dieron de baja honorablemente. Esto no lo entendí hasta años después, cuando supe que mi verdadero padre, que forma parte del mundo y es muy poderoso, logró este licenciamiento honorable.

      Mi verdadero padre era muy ladino y astuto, y en muy poco tiempo consiguió controlar mi vida. Llegué a verme envuelto en la estructura política y del poder, en los intereses del juego de azar, en manipular grandes cantidades de dinero, en otras palabras, lo que se conoce como el “crimen organizado.” Pero siempre que veía a los Testigos o sus publicaciones anhelaba tener las bendiciones de Jehová y la asociación de su pueblo. Sentía ganas de decirles: “Vigilen su espiritualidad, no dejen que nada les impida servir a Jehová.”

      En agosto de 1974, unos quince años después que fui expulsado, mi padrastro, ahora superintendente de circuito de los testigos de Jehová, llamó al superintendente presidente de la Congregación del Oeste de Palm Springs y le pidió que uno de los ancianos me visitara y me dejara el número de The Watchtower del 1 de agosto de 1974 [La Atalaya del 15 de diciembre de 1974], que daba prominencia especial al artículo: “La misericordia divina señala la senda de regreso a los que han errado.” Para ese tiempo yo me había establecido y me había envuelto en la industria de la televisión, y ahora era el vicepresidente de una estación de televisión en California. Cuando un anciano de la congregación vino a mí y me habló y me trajo este número especial de La Atalaya, pensé en cuánto me gustaría volver a la congregación, pero qué ingenuo era este hermano. Yo todavía tenía relaciones con el mundo del hampa y estaba tan arraigado en el mundo que pensaba que jamás podría salir.

      Averigüé después que el anciano pensó que yo tenía vivo interés. Asistí a algunas reuniones, y durante los siguientes siete meses él me visitó con regularidad en la estación de televisión.

      En diciembre de 1975 este anciano nuevamente entró en mi oficina. Lo primero que pensé fue: “¿Dónde ha estado usted?” Me dio muchísimo gusto verlo, y sentí que de nuevo se había encendido en mí un deseo espiritual. Con mucho gusto ayudé a los Testigos a obtener tiempo en el aire para que se expresaran sobre la situación en Malawi. En esta ocasión me resolví a hacer algo acerca de la verdad, y el anciano me ayudó a ver la importancia de orar y confiar en la misericordia y bondad amorosa de Jehová.

      Durante los meses siguientes empecé a limpiar mi vida. Primero, efectué cambios en los tratos comerciales para ser honrado. Al poco tiempo se me hizo necesario buscar otro trabajo. Mis ingresos bajaron más del 60 por ciento. Corté toda relación con el crimen organizado, y cedí una pequeña fortuna en acciones que provinieron de dinero del juego de azar. Entonces empecé a limpiar mi vida moralmente. Mi esposa respondió al principio, pero después me dejó. Todas estas cosas me suministraron una excelente oportunidad para hacer que oyeran la verdad políticos, ejecutivos de corporaciones y muchas otras personas que de otra manera quizás no hubieran recibido un testimonio. Lo más difícil era hablarles de la Tierra paradisíaca de Jehová, pero luego decirles que en ese tiempo yo no podía ser testigo de Jehová.

      Tras eso, en abril de 1976, después de haber estado expulsado por casi diecisiete años, fui restablecido como testigo cristiano de Jehová. El poder llevar ese nombre es el mayor privilegio en el mundo, y poder hablar a otros acerca de los maravillosos propósitos de Jehová. El llegar a estar limpio, libre, y otra vez tener la bendición de Jehová ha sido una experiencia inolvidable.

      He tenido el privilegio de distribuir mucha literatura bíblica y establecer algún interés excelente. Pero la más sobresaliente experiencia tiene que ver con mi secretaria particular en la estación de televisión. Porque había sido mi secretaria por algunos años, se sorprendió al ver el rápido cambio. Esto le despertó el interés y, en febrero de 1976, empezó a estudiar la Biblia, junto con dos hijos adolescentes. Y en una asamblea de circuito de los testigos de Jehová, el 12 de septiembre de 1976, llegó a ser Testigo dedicada y bautizada.—Contribuido.

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1977 | 15 de octubre
    • Preguntas de los lectores

      ● Cuando una hermana estuviera interpretando para los sordos, ¿tendría que cubrirse la cabeza debido al consejo de Pablo en 1 Corintios 11:3-16?

      Puesto que la hermana que sirve de intérprete no estaría dando origen a los pensamientos que se expresan, no estaría enseñando en la congregación de modo que se exigiera que se cubriera la cabeza. Simplemente estaría transmitiendo información en otro lenguaje, en este caso la dactilología. Lo mismo aplicaría a cuando interpretara una oración. Pero quizás

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