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  • ¿Realmente ascendió Jesús al cielo?
    ¡Despertad! 1973 | 8 de enero
    • hecho hacia afuera) —tal como sucedió en el caso de los astronautas— desde el lugar donde estaban los apóstoles. Después de lo cual Jesús lógicamente tomó la dirección que se requería para poder llegar a la presencia de su Padre. Es de interés que en ocasiones la Biblia usa el término “partir” al hablar de ángeles que se iban de la escena terrestre.—Luc. 2:15; Hech. 12:10.

      Sin embargo, hay que admitir que nuestro conocimiento del mundo espiritual es muy limitado. Por lo tanto parece apropiado pensar del ascender de Jesús, no solo en un sentido direccional, sino también en cuanto a esfera de actividad y nivel de existencia en la región espiritual, hasta la misma presencia de Dios. Después de todo, esa región no está limitada por leyes físicas o materiales, factores o limitaciones.

      ¿En qué cuerpo?

      ¿Significa el que sus apóstoles hayan presenciado la ida de Jesús al cielo que él ascendió a la presencia de Dios en un cuerpo humano? Esa es la opinión general en la cristiandad, pero no es así. ¿Por qué no? Por varias razones. Se nos dice que “Cristo murió una vez para siempre . . . habiendo sido muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu.” (1 Ped. 3:18) Es por eso que podía aparecer en medio de los apóstoles aunque las puertas estaban trancadas y es por eso que a veces “desapareció de ellos.” (Luc. 24:31; Juan 20:26) Además, se nos asegura que “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios.” Así es que Jesús no pudo haber entrado al cielo con un cuerpo de carne.—1 Cor. 15:50.

      Por otra parte, Jesús dijo que iba a dar su “carne a favor de la vida del mundo.” Puesto que Jesús sí entregó su cuerpo humano como “rescate correspondiente por todos,” se deduce que no pudo haber sido resucitado en un cuerpo humano con vida humana sin anular su sacrificio rescatador.—Juan 6:51; 1 Tim. 2:5, 6.

      Pero alguien quizás pregunte: ¿Cómo puede ser eso? ¿No son los espíritus invisibles al hombre, y no van y vienen como el viento, tal como Jesús le dijo a Nicodemo? (Juan 3:8) Sin embargo Jesús se apareció en forma humana a sus discípulos después de su resurrección. Eso es cierto, pero lo hizo meramente por medio de materializar un cuerpo humano para la ocasión. Es por eso que no fue reconocido por María ni por sus apóstoles en las orillas de Galilea. (Juan 20:15-17; 21:4) Esto no era algo extraño, porque vez tras vez los ángeles materializaron cuerpos humanos, como cuando uno se le “apareció” a Moisés, otro a Josué y otro a los padres de Sansón, para solo mencionar unas pocas ocasiones. (Jos. 5:13-15; Jue. 13:3-20; Hech. 7:35) Así, para tranquilizarlos, Jesús se comunicó con sus apóstoles apareciendo en un cuerpo que ellos podían ver, sí, y tocar, como en el caso de Tomás.—Juan 20:26-29.

      ¿Por qué ascendió Jesús al cielo?

      Todas las susodichas evidencias y razones son muy fortalecidas cuando consideramos el porqué Jesús sencillamente tenía que ascender al cielo. Era lo más apropiado. Jesús voluntariamente dejó la gloria celestial, vino a la Tierra como hombre, sufrió grandemente y entregó su vida humana como un sacrificio. (Fili. 2:5-8; Mat. 20:28; Heb. 5:8) ¿Hemos de llegar a la conclusión de que por todo esto Dios no lo premiaría sino que lo dejaría en la tumba o sencillamente sobre la Tierra? El apóstol Pablo nos asegura que Dios no se olvida de los sacrificios que hacen sus siervos. (Heb. 6:10) Así es que tenemos que concluir que Dios recompensaría debidamente a Jesús por su derrotero altruista.

      De hecho, Jesús esperaba regresar a la gloria que él tuvo con su Padre, como se puede ver de su oración la noche que fue traicionado: “Padre, glorifícame . . . con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuese.” (Juan 17:5) Dios no solo contestó esa oración sino que le dio a Jesús una gloria aun mayor: “Por esta misma razón también Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla . . . y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.”—Fili. 2:9-11.

      Y hay razones aun más poderosas. Jesús entregó su cuerpo y vida humanos como un sacrificio por los pecados del hombre, pero para poder aplicar los méritos de ese sacrificio como un sumo sacerdote a fin de que la humanidad pueda obtener el beneficio del mismo él tenía que ser levantado de los muertos y ascender al cielo. Y por eso leemos: “Cristo entró, no en un lugar santo hecho de manos . . . sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro.” Y también: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo.”—Heb. 9:24; 1 Juan 2:1.

      Además, para que las innumerables personas que han muerto y que están en las tumbas conmemorativas obtengan el beneficio del sacrificio de rescate de Cristo, es necesario que sean levantados de entre los muertos, y este privilegio Dios se lo ha dado a su Hijo. Es una persona espíritu con ‘todo poder en el cielo y en la tierra’ la que puede realizar tan grande milagro de resurrección.—Juan 5:28, 29; Mat. 28:18.

      Además, Jesús continuamente habló del reino de Dios; de hecho, ese fue el tema de su predicación. En su oración modelo indicó que el propósito del Reino era santificar el nombre de Dios y hacer que la voluntad de Dios fuera hecha sobre la Tierra como en el cielo. Para hacer posible la dominación de ese reino sobre la Tierra, Jesucristo y sus huestes celestiales primero tienen que poner fin al actual inicuo sistema de cosas, invisibles y visibles, lo cual la Biblia nos dice que él hará pronto.—Mat. 6:9, 10; Rev. 16:14, 16; 19:11-21.

      Por otra parte, se nos dice que “él tiene que gobernar como rey hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a la nada.” Eso significará que Dios por medio de Cristo, habrá limpiado toda lágrima de los ojos humanos, que no existirá más la muerte adámica, ni habrá más lamento, ni clamor ni dolor. Tal gloriosa consumación de los propósitos de Jehová Dios con respecto a la Tierra y al hombre solo se puede cumplir por medio de un rey celestial, el Rey celestial, Cristo Jesús.—1 Cor. 15:25, 26; Rev. 21:4.

      Verdaderamente, no puede haber duda de que la Palabra de Dios hace claro de manera explícita y con abundantes pruebas que Jesucristo realmente ascendió al cielo.

  • Autobuses ‘musicales’
    ¡Despertad! 1973 | 8 de enero
    • Autobuses ‘musicales’

      ● Es posible que a usted le parezca muy sorprendente el viajar por autobús en las secciones rurales del reino de Lesotho, un reino enclavado en la República Sudafricana. Allí los autobuses llevan un altoparlante montado sobre el techo. El altoparlante está conectado a un micrófono adentro del autobús. Cualquier pasajero o grupo con inclinación musical puede usarlo según le plazca al cantar o tocar instrumentos. Se dice que a veces los resultados pueden ser muy bulliciosos. Pero el pueblo de Lesotho que ama la música piensa que esa música es mucho mejor que pasar el viaje en mal humorado silencio. De modo que los viajeros del autobús y otros a lo largo del camino son agasajados con una extraordinaria experiencia por los autobuses ‘musicales’ de Lesotho.

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