-
Sombras del pasadoLa Atalaya 1952 | 1 de diciembre
-
-
porque todos habían pecado—. No obstante, la muerte rigió como rey desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la manera de la transgresión de Adán, el cual se asemeja al que había de venir.” (Rom. 5:12, 14, NW) Habiendo originalmente inducido al hombre a perder su libertad en la casa teocrática de Dios, Satanás, el dios inicuo de este viejo mundo malo, ha tratado además de mantener a la humanidad en cautiverio a sí mismo así como también en cautiverio a la muerte. Satanás ha venido a ser el gran carcelero y capataz de esclavos de su entera organización de hombres y demonios. Por esta razón los más de dos mil millones de personas que ahora viven en la faz de la tierra se hallan en un vasto cautiverio a sus dos amos opresivos, el “dios Satanás” y su aliado el “rey Muerte”.—2 Cor. 4:4, NW.
REDENCIÓN EN REALIDAD
19. ¿Hay esperanza alguna de ser libertados de esta esclavitud? ¿Quién es el pariente del hombre? Explique.
19 ¿No hay esperanza de ser libertados de esta esclavitud? Sí, la hay. Y es por razón de la posiblidad de redención tal como se prefiguró en la ley patriarcal que hizo provisión para la compra de los que se entregaron a esclavitud. Recuerde que era un pariente el que tenía el derecho de redimir o comprar a su pariente de la servidumbre. Además, el pariente tenía que pagar un precio de rescate. ¿Quién, entonces, posiblemente podría ser el pariente cercano del hombre pecador que pagaría el altísimo precio exigido para su redención? Ese pariente cercano redentor no es otro sino el Perfecto, Jesucristo, que vino a ser carne humana para que pudiera ser pariente del hombre fiel. La Biblia le llama el “postrer Adán”. Jesús se refiere a sí mismo como el “Hijo del hombre”. (Juan 1:14; 1 Cor. 15:45; Mat. 16:13, NW) Así que hay una abundancia de evidencia para manifestar que Jehová Dios misericordiosa y amorosamente envió a su amado Hijo a la tierra para que fuera el pariente cercano del hombre para librar a los fieles de la destrucción. “Porque Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna.”—Juan 3:16, NW.
20, 21 (a) ¿Cuál era el precio de la redención? (b) ¿Cómo y cuándo pagó Jesús el precio?
20 Las Escrituras también manifiestan que el hombre fiel fué comprado con un precio rescatador, porque dicen, “porque fueron comprados con un precio.” (1 Cor. 6:20, NW) Entonces, ¿qué fué ese precio? Conforme a los principios divinos de ‘vida por vida’ y la ‘vida está en la sangre’ la justicia de Dios exigía que el precio rescatador correspondiera perfectamente a la cosa que Adán perdió, a saber, la vida de un hombre perfecto. (Éxo. 21:23; Lev. 17:11) En otras palabras, el precio sería la sangre de un hombre perfecto, sangre que equivaliera a la del perfecto Adán antes de entrar él en cautiverio a la muerte. Y eso es exactamente lo que la Biblia indica. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre Cristo Jesús, el cual se dió a sí mismo como rescate correspondiente para todos—esto es a lo que se dará testimonio a sus propios tiempos particulares.”—1 Tim. 2:5, 6, NW.
21 Jesús mismo expresa que uno de los propósitos de venir él a la tierra fué el de derramar su sangre vital perfecta en muerte como un precio rescatador para comprar la liberación de multitudes de la esclavitud. “El Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28, NW) Jesucristo suministró ese precio rescatador en Jerusalén, el viernes 14 de nisán (1 de abril) de 33 d. de J.C., cuando sus enemigos, la jerarquía judía y sus aliados romanos, lo ejecutaron en el madero de tormento. Pero la victoria de sus enemigos duró poco, porque el 16 de nisán (3 de abril) Jehová Dios ejecutó su mayor milagro resucitando a su fiel Hijo a la vida inmortal. Cuarenta días después él entró al cielo y pagó el mérito de su sacrificio rescatador donde el valor está accesible, listo para ser aplicado a la humanidad fiel dándole vida eterna.—Mat. 27:1-50; Heb. 9:25-28, NW.
22. ¿Qué hombres son libertados, y a qué libertad entran ellos?
22 Para más prueba de que Jesús es el gran emancipador o libertador de la servidumbre note el siguiente texto donde se hace referencia a los redimidos como “niños jóvenes”. “Siendo que los ‘niños jóvenes’ son participantes de sangre y carne, él [Jesús] también participó igualmente de las mismas cosas, para que por medio de su muerte pudiera destruir al que tiene los medios para causar la muerte, es decir, al Diablo, y pudiera emancipar a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.” (Heb. 2:14, 15, NW) La verdadera liberación de la esclavitud en la que el hombre se encuentra se concentra alrededor de Cristo Jesús, el redentor de la humanidad. Por eso los que ejercen fe en esta provisión rescatadora hecha por Jehová Dios aun ahora entran a una libertad relativa del dominio de Satanás y de los temores de la muerte. Además, ellos tienen la esperanza de ser librados por completo de la muerte ya sea por medio de la resurrección o pasando vivos al nuevo mundo al tiempo del Armagedón.
23. ¿Qué lucha se requiere para retener la recién hallada libertad de uno?
23 Habiendo obtenido libertad de la servidumbre que oprime a la humanidad, sigue una lucha vigorosa para retener esa libertad relativa que la verdad de Dios nos trae. “Para tal libertad Cristo nos libertó. Por lo tanto manténganse firmes, y no se dejen restringir otra vez en el yugo de esclavitud.” (Gál. 5:1, NW) Esto significa seguir un curso nuevo y limpio en dirección opuesta al del sistema de servidumbre mortífero que se halla en la sociedad del viejo mundo. Tenemos que resistir las acciones pecaminosas de la carne y aceptar las nuevas acciones de la libertad, lo cual significa abrazar la justicia y ser obedientes a la voluntad de Dios. “¿No saben que si siguen presentándose a cualquiera como esclavos para obedecerlo, ustedes son esclavos de él porque le obedecen, ya sea del pecado con muerte en perspectiva o de la obediencia con justicia en perspectiva?” (Rom. 6:16, NW) Ya hemos servido suficiente tiempo como siervos esclavizados a las naciones gentiles al ejecutar hechos de conducta relajada, y éstos han dejado su cicatriz. Pero ahora que la liberación ha llegado vivamos por el resto de nuestros días con un objetivo superior en mira, el de ser siervos que agradan a nuestro Dios. Pedro insta al verdadero cristiano a tomar este curso. “Con el fin de vivir el resto de su tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo que ha pasado basta para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en obras de conducta inmoral.”—1 Ped. 4:2, 3, NW.
24. Contraste las obras de uno mientras está bajo servidumbre con el fruto manifestado después de ser libertado.
24 Las obras y hechos que los cristianos acostumbraban ejecutar mientras se hallaban en servidumbre a la organización de Satanás y que ahora han sido abandonados se describen bien por Pablo, quien también comenta sobre ellos. “Ahora las obras de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a estas cosas les estoy previniendo, del mismo modo que les previne, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” En contraste note ahora lo que la nueva liberación que el cristiano goza de la esclavitud satánica significa para él y cuál es el fruto que produce. “Por otra parte, el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, gobierno de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley. Además, los que pertenecen a Cristo Jesús empalan la carne junto con sus pasiones y deseos.”—Gál. 5:19-24, NW.
25, 26. (a) ¿Qué comisión reciben los librados, y cómo se efectúa ésta? (b) ¿Qué separación completa tienen que hacer ahora los que desean redención?
25 No sólo nos libertamos de la servidumbre a Satanás sino que también tenemos la comisión de librar a otros, para que ellos también acepten a Cristo Jesús como su redentor y hallen esa verdadera libertad. La comisión del ministro cristiano es igual a la de Jesús cuando él dijo, citando de Isaías, “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos.” (Luc. 4:18, NW; Isa. 61:1) Por medio de predicar a Cristo Jesús como el único redentor del hombre estamos instando a los presos y esclavos a que salgan y acepten la libertad. “‘Por tanto salgan de entre ellos, y sepárense,’ dice Jehová, ‘y ya no toquen la cosa inmunda.’”—2 Cor. 6:17, NW.
26 “Y oí otra voz desde el cielo decir: ‘Salgan de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.’” (Apo. 18:4, NW) Esto significa que todos los librados tienen que apartarse completamente de la organización del viejo mundo de Satanás. Tienen que mantenerse separados de ella física, moral, social y espiritualmente. Cuando llegue la hora crítica para la destrucción total de la casa de servidumbre de Satanás en el Armagedón, los cristianos librados no se hallarán cautivos en ella para sufrir un destino común con los no librados en la aniquilación de esa organización inmunda a manos de Dios. Ya que estas sombras del pasado oscuro nos amonestan concerniente a nuestro curso presente, no nos hallemos entre los que pasan por alto las amonestaciones claras que se expresan en las Escrituras para gobernar nuestro bienestar presente y futuro.
-
-
Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1952 | 1 de diciembre
-
-
Preguntas de los lectores
● La Atalaya del 15 de septiembre sobre “La ceremonia matrimonial”, dispone que el hombre que se casa repita después del ministro que él amará y cuidará a su esposa “mientras los dos vivamos o hasta la terminación divina del arreglo marital”. ¿Qué se entiende por las palabras “hasta la terminación divina del arreglo marital”?—L. K., Nueva York.
Algunos han especulado sobre esa frase, diciendo que significa hasta que el matrimonio se termine bíblicamente mediante un divorcio conseguido por motivo de adulterio. Pero tal conclusión infeliz del matrimonio jamás sería imaginada al tiempo feliz de la ceremonia matrimonial. Esa no es una terminación iniciada por Dios, sino que es una terminación trágica causada por la impureza del adúltero o la adúltera. Otros han interpretado que la expresión se refiere al caso cuando un cónyuge ungido de uno que es de la clase terrestre es finalmente llevado al cielo para reinar con Cristo. La muerte física del cónyuge ungido termina ese matrimonio. De modo que ésa no es la idea que se intenta expresar. Ni debe entenderse, como todavía otros lo han entendido, que esto definitivamente quiere decir que el matrimonio terminará cuando el mandato divino para llenar la tierra se haya completado.
La expresión se usa sólo para cubrir una posibilidad, para dar lugar a alguna terminación futura que pueda efectuarse por medio de la providencia divina. Cuando el mandato para llenar la tierra se cumpla, cuando el parto cese, quizás los cónyuges continúen su asociación juntos como compañeros de vida, o quizás no, dependiendo de la voluntad divina en ese tiempo futuro, distante. Nosotros
-