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    La Atalaya 1975 | 1 de agosto
    • afuera en la carne. Mas es judío el que lo es por dentro, y su circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito. La alabanza de ése viene, no de los hombres, sino de Dios.”—Rom. 2:28, 29.

      De modo similar, Jesucristo señaló a los líderes religiosos del judaísmo que lo habían rechazado: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43) Esa nación resultó ser la nación del Israel espiritual, compuesta tanto de judíos como de no judíos que aceptaron a Jesucristo como su Señor. Concerniente a esta nación, el apóstol Pedro declaró: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque en un tiempo ustedes no eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se les había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se les ha mostrado misericordia.”—1 Ped. 2:9, 10.

      De acuerdo con el libro de Revelación, el número de miembros en esta nación espiritual está limitado a 144.000. El apóstol Juan escribe: “Oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel.” (Rev. 7:4) Por varias razones esto sencillamente no podría referirse al Israel según la carne. Sabiendo que la revelación le fue presentada en “señales” y que Jehová Dios estaba tratando con la nueva nación del Israel espiritual, Juan habría entendido que la referencia a toda “tribu de los hijos de Israel” era simbólica El mismísimo hecho de que la lista de las tribus no corresponde plenamente con la del Israel natural, como se da en Números, capítulo 1, confirmó esto. (Rev. 7:5-8) Además, le fue revelado a Juan que los 144.000 “fueron comprados [no únicamente de entre el Israel natural, sino] de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Rev. 14:1, 4) Revelación 5:9, 10 aclara esto todavía más: “Con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación, e hiciste que fuesen un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y gobernarán como reyes sobre la tierra.”

      En consecuencia, cuando la mayoría de los israelitas naturales no se aprovecharon de la oportunidad de llegar a ser miembros del Israel espiritual durante el tiempo que les fue asignado exclusivamente (con el pacto de Dios con Abrahán como base), Jehová Dios presentó la oportunidad que permitía que los no judíos llegaran a ser miembros de esa nación. (Compare con Daniel 9:27; Lucas 1:68-79; Hechos 3:19-26.) El introducir a los gentiles en la nación espiritual fue la manera mediante la cual Dios se propuso salvar a todo “Israel,” como dijo el apóstol Pablo: “No quiero, hermanos, que ignoren este secreto sagrado, para que no sean discretos a sus propios ojos: que un embotamiento de las sensibilidades le ha sucedido en parte a Israel [los judíos literales] hasta que el número completo de las gentes de las naciones haya entrado, y de esta manera [“así,” Kingdom Interlinear] todo Israel será salvo.”—Rom. 11:25, 26.

      Si la oportunidad de llegar a formar parte del Israel espiritual no se hubiera extendido a la humanidad en general, “todo Israel” no pudiera haber sido salvo. ¿Por qué no? Esto se debe a que, debido a la desobediencia de los israelitas naturales, el número de miembros del Israel espiritual no se hubiera completado dentro del tiempo que Dios había fijado. Jehová Dios vio que esto sucedería y por lo tanto se propuso que la nación del Israel espiritual fuese tomada de entre la humanidad, es decir, tanto de entre judíos como de no judíos. Esto era un “secreto sagrado.” Como se nos dice en Efesios 3:5, 6: “En otras generaciones este secreto no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por espíritu, a saber, que gentes de las naciones hubiesen de ser coherederos y miembros de un mismo cuerpo y participantes con nosotros [judíos creyentes como el apóstol Pablo] de la promesa en unión con Cristo Jesús mediante las buenas nuevas.”

      Por supuesto, debe tenerse presente que el que Jehová desechara al Israel natural como nación escogida no cerró a individuos de dentro de esa nación la oportunidad de llegar a reconciliarse con él. Junto con todos los demás hombres, los israelitas naturales fueron comprados con la preciosa sangre de Jesucristo. (1 Tim. 2:5, 6; Heb. 2:9) Por consiguiente, estos israelitas o judíos naturales pueden reconciliarse con Dios como discípulos devotos de su Hijo. Es por eso que el apóstol Pablo pudo decir: “Si el desecharlos significa reconciliación para el mundo, ¿qué significará el recibirlos [a los judíos individuales] sino vida de entre los muertos?”—Rom. 11:15.

      Manifiestamente, no todo el mundo gentil ha optado por ser reconciliado con Dios y jamás lo será. De otra manera, no habría ninguna razón para que Jesucristo y sus ángeles obraran contra los impíos. Pero esa acción se tomará. Leemos: “Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación a ustedes, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros en la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9) Es digno de notarse que los cristianos de Tesalónica experimentaron tribulación a manos tanto de judíos como de no judíos. (Hech. 17:5-9) Por consiguiente, no hay base alguna para alegar que todos los judíos serán convertidos y que por lo tanto solo los no judíos experimentarán juicio adverso a manos de Jesucristo.

      Hasta el tiempo en que se ejecute ese juicio divino, tanto los judíos como los no judíos tienen la oportunidad de reconciliarse con Dios. Los miembros del Israel espiritual que todavía están en la Tierra y una “grande muchedumbre” de otros siervos dedicados de Jehová Dios y de su Hijo Jesucristo sobrevivirán la ejecución de juicio. (Rev. 7:2, 3, 9-17) Así se salvará la entera nación del Israel espiritual; nada impedirá que esa nación tenga su número completo, predeterminado, de miembros.

  • El reino de mil años de Dios se ha acercado
    La Atalaya 1975 | 1 de agosto
    • El reino de mil años de Dios se ha acercado

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