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¿Cómo vendrá el reino de Dios?La Atalaya 1957 | 1 de marzo
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ejércitos celestiales que están con él librarán guerra en justicia. Él herirá a las naciones con una larga espada afilada y “las pastoreará con una vara de hierro.” Después de destruir a las naciones inicuas de la tierra él arrojará a sus enemigos invisibles, Satanás y sus demonios, al abismo de la inactividad parecida a la muerte para que permanezcan allí mil años.—Apo. 16:14, 16; 19:11-15; 20:1-3, NM.
Los hechos físicos muestran que estamos viviendo en los días del cumplimiento de estas profecías. Por consiguiente Dios está haciendo que las buenas nuevas de su reino se prediquen por toda la tierra para que todos los hombres de buena voluntad puedan ‘buscar a Jehová, a la justicia y a la mansedumbre,’ y así ser salvados durante la batalla del Armagedón así como Noé y su familia fueron salvados durante el Diluvio y salieron del arca sobre una tierra limpia. Estos formarán el núcleo de la región terrenal del reino de Dios. Durante el reinado de mil años de Cristo se hará de la tierra un paraíso, se resucitará a todos los que están en las tumbas memorialescas y a todos los obedientes de entre la humanidad gradualmente se les restaurará a la perfección.—Sof. 2:2, 3.
Entonces se soltará a Satanás y sus demonios para una prueba final y todos los que manifiesten egoísmo serán destruídos junto con Satanás y sus demonios. De este modo el reino de Dios efectuará el propósito de Dios haciendo que su voluntad se haga en la tierra como en el cielo y lo vindicará como el legítimo Soberano del universo.—Apo. 20:7-10.
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Una carta de felicitaciónLa Atalaya 1957 | 1 de marzo
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Una carta de felicitación
En mayo de 1956, en una subasta de Londres, se vendió por £640 (1,792 dólares) una carta original que se había escrito hace casi 400 años. Se consiguió este alto precio por la carta debido a su valor como documento histórico. Fechada el 5 de septiembre de 1572, es una carta de felicitación que el papa Gregorio XIII le envió al rey Carlos IX de Francia sobre la matanza de los hugonotes protestantes el Día de San Bartolomé. Esa matanza empezó el 24 de agosto de 1572. Una campana de iglesia repicó a las 2 de la mañana para dar la señal designada. Los asesinos, con cruces blancas en los sombreros y pañuelos blancos en el brazo izquierdo, salieron a matar. Pronto se pidió que la gente de París participara en la matanza. “Maten a todo hombre que sea de ellos—es la orden del rey,” gritaban los líderes de la corte mientras cabalgaban por las calles y animaban a los ciudadanos armados a entrar en la matanza. Los hugonotes fueron degollados en sus camas sin importar su sexo, edad o condición. Muchos católicos también cayeron como víctimas de venganzas secretas y odios personales y murieron a manos de los asesinos católicos. El degüello siguió en París hasta el 17 de septiembre y en las provincias hasta el 3 de octubre. Se calcula que 50,000 hugonotes fueron muertos. En Roma el regocijo no conoció límites. Se cantó un tedéum por orden del papa; se disparó una salva desde el castillo de San Angelo; las campanas repicaron, ardieron hogueras. El papa mandó acuñar una medalla para conmemorar el suceso y envió al cardenal Orsini a comunicar personalmente sus felicitaciones a la reina madre. En la carta de 1572 el papa Gregorio XIII escribe al rey francés: “Nos regocijamos con ustedes de que con la ayuda de Dios hayan librado al mundo de esos desgraciados herejes.”—El Times de Nueva York del 29 de mayo de 1956.
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