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Fracasa chusma dirigida por sacerdotes en ChipreLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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que concurrieron al discurso y más tarde los hermanos mismos salieron del cine. Sin embargo, los acomodadores todavía tuvieron que vigilar las puertas y más policías fueron enviados para mantener el orden durante la sesión de la tarde, ya que todavía había afuera algunos elementos desordenados.”
Quizás sorprenda a algunas personas el observar que unos clérigos que se ven tan santurrones con sus túnicas negras se opondrían tan violentamente al derecho de otros de adorar a Dios conforme a los dictados de su conciencia. Pero los cristianos bien informados no se sorprenden. Ellos saben que Jesús declaró que sus seguidores recibirían la misma clase de trato que él recibió. Y, no hay duda acerca de ello: Jesús fué violentamente perseguido por el clero de su día, los escribas y fariseos del judaísmo. Tal como él dijo: sus seguidores semejantes a ovejas están recibiendo la misma clase de trato por parte de ciertos elementos semejantes a cabras siempre que dichos elementos tienen poder suficiente para darlo.—Mat. 10:16-31; 25:31-46.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1953 | 15 de marzo
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Preguntas de los lectores
● En el caso de un padre o madre o hijo o hija que es expulsado, ¿cómo debe ser tratada dicha persona por miembros de la familia en su relación familiar?—P. C., Ontario, Canadá.
No vivimos hoy entre naciones teocráticas donde dichos miembros de nuestra relación familiar carnal podrían ser exterminados por apostatar de Dios y su organización teocrática, como era posible y se ordenó en la nación de Israel en el desierto de Sinaí y en la tierra de Palestina. “Irremisiblemente le matarás, tu mano será la primera que se levante contra él para hacerle morir, y la mano de todo el pueblo después. Y le apedrearás para que muera, por lo mismo que procuraba apartarte de Jehová tu Dios, . . . Y todo Israel oirá y temerá, y no volverá más a hacer semejante maldad en medio de ti.”—Deu. 13:6-11.
Estando limitados por las leyes de la nación mundana en que vivimos y también por las leyes de Dios mediante Jesucristo, podemos obrar contra apóstatas sólo hasta cierto grado, es decir, de un modo consistente con ambas clases de leyes. La ley del país y la ley de Dios mediante Cristo nos prohiben matar a apóstatas, aun cuando sean miembros de nuestra propia relación familiar de carne y sangre. Sin embargo, la ley de Dios nos exige reconocer el que ellos están expulsados de Su congregación, y esto a pesar del hecho de que la ley del país en que vivimos nos exige bajo alguna obligación natural vivir y tratar con tales apóstatas bajo el mismo techo.
La ley de Dios no permite que un cónyuge despida al otro debido a que aquél sea expulsado o apóstata. Ni permitirá la ley del país en la mayoría de los casos el que se conceda un divorcio sobre tal base. El creyente fiel y el cónyuge apóstata o expulsado legalmente tienen que continuar viviendo juntos y rendir los debidos deberes matrimoniales el uno al otro. Un padre no puede legalmente despedir a su hijo menor de su casa debido a apostasía o expulsión, y un hijo o hijos menores no pueden abandonar a su padre o a su madre sólo porque dicha persona llegue a ser infiel a Dios y su organización teocrática. El padre, por las leyes de Dios y del hombre, tiene que cumplir sus obligaciones paternales al hijo o hijos mientras sean menores dependientes, y el hijo o hijos tienen que rendir sumisión filial al padre mientras legalmente sean menores de edad o mientras no tengan consentimiento paternal para abandonar la casa. Por supuesto, si los hijos son mayores de edad, entonces puede haber una salida y rompimiento de vínculos familiares de una manera física, porque los vínculos espirituales ya han sido rotos.
Si los hijos son mayores de edad y continúan asociándose con un padre expulsado debido a recibir sostén material de él o ella, entonces ellos tienen que considerar hasta dónde sus intereses espirituales están siendo puestos en peligro por continuar bajo este arreglo desigual, y decidir si ellos pueden hacer arreglos para sostenerse a sí mismos viviendo separados del padre apóstata. El hecho de que siga recibiendo sostén material no debe hacerlos transigir de modo que pasen por alto el estado de expulsión del padre. Si, debido a obrar conforme a la orden de expulsión de la compañía del pueblo de Dios, se les amenaza con quitárseles el sostén paternal, entonces ellos deben estar anuentes a aceptar tales consecuencias.
La influencia de Satanás ejercida a través del miembro expulsado de la familia estará encaminada a hacer que el otro miembro o miembros de la familia que están en la verdad se unan al miembro expulsado en su curso o en su posición para con la organización de Dios. El hacer esto sería desastroso, y por eso el miembro fiel de la familia tiene que reconocer la orden de expulsión y obrar en conformidad con ella. ¿Cómo se haría o podría hacerse esto mientras se estuviera viviendo bajo el mismo techo o se estuviera diariamente en contacto personal y físico con el expulsado? De esta manera: Rehusando tener relación religiosa con el expulsado.
El otro cónyuge rendiría los deberes matrimoniales conforme a la ley del país y en pago debido por todos los beneficios materiales otorgados y aceptados. Pero tener comunión religiosa con la persona expulsada—no, ¡no habría nada de eso! El cónyuge fiel no discutiría religión con el apóstata o expulsado y no lo acompañaría a su lugar de asociación religiosa ni participaría en las reuniones con el tal. Como Jesús dijo: “Si él no escucha ni siquiera a la congregación [que tuvo que expulsarlo], que él sea para usted como un hombre de las naciones y como un recaudador de impuestos [para la nación santificada de Jehová].” (Mat. 18:17, NM) No estaría autorizado el hacer daño a tal persona, pero no habría compañerismo espiritual o religioso.
La misma regla aplicaría a los que están en la relación de padre e hijo o de hijo y padre. El padre fiel o el hijo fiel accederán a cualquiera obligación natural que caiga sobre ellos conforme a la ley del hombre y la ley de Dios. Pero en cuanto a rendir más de eso y tener compañerismo religioso con el tal en violación de la orden de expulsión de la congregación—no, ¡nada de eso para el fiel! Si el fiel sufre de alguna manera material u otra por la fiel adhesión a la ley teocrática, entonces él tiene que aceptar esto como sufrimiento, por causa de la justicia.
El propósito de observar la orden de expulsión es hacer que el expulsado comprenda el error de su camino y se avergüence, si es posible, para que pueda recobrarse, y también proteger la salvación de usted mismo a la vida en el nuevo mundo en vindicación de Dios. (2 Tes. 3:14, 15; Tito 2:8) Debido a estar en estrechos vínculos familiares, naturales e indisolubles, y ser de la misma casa bajo el mismo techo posiblemente tenga que comer alimento material y vivir físicamente con el tal en casa, en cual caso 1 Corintios 5:9-11 y 2 Juan 10 no podrían aplicar; pero no derrote el propósito de la orden de expulsión de la congregación comiendo alimento espiritual o religioso con el tal o recibiéndolo favorablemente de manera religiosa y despidiéndolo deseándole prosperidad en su curso apóstata.
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¿Por qué estar en el estadio Yanqui?La Atalaya 1953 | 15 de marzo
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¿Por qué estar en el estadio Yanqui?
¿ESTÁ usted debatiendo consigo mismo si debe o no asistir a la asamblea internacional de los testigos de Jehová en el estadio Yanqui, del 19 al 26 de julio de 1953? Esto no debe ser un punto a discutirse, sino una conclusión sobreentendida. ¿Por qué? Porque es mandato divino el que los cristianos se reúnan. Nunca nos ponemos a debatir si debemos comer o no, o si debemos estar decentemente vestidos y abrigados. Estas necesidades materiales se reconocen sin que haya necesidad de pensar mucho en ellas, y el pensar en la conservación nos mueve a hacer las provisiones necesarias para éstas. Pero estas provisiones sólo son para una existencia temporal. ¿Qué hay de nuestras necesidades espirituales? Dijo Jesús: “Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna.” (Juan 6:27, NM) También declaró: “El hombre ha de vivir, no sólo de pan, sino de toda declaración que procede de la boca de Jehová.” “Por eso nunca estén ansiosos y digan: ‘¿Qué habremos de comer?’ o, ‘¿Qué habremos de beber?’ o, ‘¿Qué habremos de vestir?’ Porque todas éstas son cosas que las naciones buscan con anhelo. . . . Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mat. 4:4; 6:31-33, NM.
Si tenemos nuestro tesoro en el depósito del Reino nuestro corazón también estará allí, y haremos arreglos para asistir a las asambleas para que podamos ser ricos espiritualmente, llegando a ser instrumentos sanos para el servicio de Jehová. Mientras proveemos concienzudamente para nuestro nutrimento y comodidad físicos, que el mismo sentido de responsabilidad moral nos dirija a orar, planear y proveer para nuestras necesidades espirituales, así como para las de nuestra familia. Es importante que asistamos a las asambleas. Es la voluntad de Dios que lo hagamos. (Heb. 10:25) ¿Se necesita alguna otra razón?
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