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  • El traidor “esclavo malo” y sus prototipos
    La Atalaya 1961 | 1 de diciembre
    • Sin embargo, como ya se ha dicho, no hemos de esperar que este esclavo malo sea un solo individuo, sino más bien un grupo de individuos. Así, Jehová, en Isaías 43:10, habla acerca de su nación de testigos de allá en aquel tiempo y de nuestro día no solo en la forma plural como “testigos,” sino también en la forma singular como “mi siervo.” Esto armoniza con el hecho de que el “esclavo fiel y discreto,” que Jesús mencionó en la misma ocasión, también es un grupo de personas. Como se ha notado vez tras vez en las páginas de esta revista, ese “esclavo fiel y discreto” consta de los que quedan o del resto del cuerpo de Cristo que todavía está en la Tierra y que está asociado con los testigos de Jehová de la sociedad del nuevo mundo.—Mat. 24:45-47.

      De las palabras de Jesús es evidente que el esclavo malo es un traidor. ¿Cómo lo muestra? Por medio de golpear a sus coesclavos y mediante el asociarse con los que son despreciables a la vista de Dios, “los borrachos consuetudinarios,” en sentido espiritual. ¿Golpea a sus compañeros con una vara literal? No, porque las leyes del país no se lo permitirían. Más bien, él procura causar dolor a sus coesclavos por medio del habla dura y amarga, mediante calumnia, propaganda falsa, mediante aseveraciones para las cuales ninguna prueba se da ni en realidad puede darse. Esto lo hace por medio de palabras tanto habladas como impresas. Es semejante a Diótrefes, respecto a quien el apóstol Juan escribió: “Le gusta tener el primer lugar entre ellos, [y] no recibe nada de nosotros con respeto... charlando acerca de nosotros con palabras maliciosas.”—3 Juan 9, 10.

      Los que componen la clase del “esclavo malo” piensan que tienen motivo de queja. Quizás hayan sido reprendidos, como lo fue Judas, o hayan sido despojados de privilegios de servicio, o tal vez no hayan podido seguir la corriente del progreso que se está logrando en cuanto a entendimiento de la verdad o métodos de llevar a cabo la obra de Dios. Pero si ellos examinaran su corazón honradamente se verían obligados a admitir que por mucho tiempo sus corazones no han sido puros y que ahora el egoísmo, en la forma de orgullo o el deseo de ganancia egoísta, les impulsa ciegamente.

      El que la ceguera espiritual y el amor a la ganancia propia van juntos Jesús lo indica: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es sincero, entonces, todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que está en ti es oscuridad, ¡cuán gran oscuridad es ésa! Nadie puede ser esclavo de dos amos . . . Ustedes no pueden ser esclavos de Dios y de las Riquezas.”—Mat. 6:22-24.

      ¿Deberían perturbarnos las tácticas de esta clase del “esclavo malo”? De ninguna manera. ¿No fue predicho que él aparecería en nuestro día? Y, recuerde, Jesús también dijo: “De necesidad tienen que venir los tropiezos, pero ¡ay del hombre por medio de quien viene el tropiezo!”—Mat. 18:7.

      De manera que cuando nos topamos con declaraciones hechas por algunos que estaban en un tiempo asociados con nosotros y que ahora se nos oponen, deberíamos preguntarnos: ¿Cuál es la disposición mental? ¿Está en armonía con 1 Corintios 13:4-8? ¿O respira el espíritu de malicia, duda y contienda? ¿Es un mensaje gozoso, constructivo, pacífico, o exactamente lo contrario? ¿Está relacionado con el mercantilismo? ¿Tiene compañerismo con los enemigos del pueblo de Dios, como en el caso de Ahitofel y de Judas Iscariote?

      El registro dejado por el “esclavo fiel y discreto” se publica para que lo lean todos en tales publicaciones como Jehovah’s Witnesses in the Divine Purpose y Faith on the March. Note el tono gozoso, amoroso y bondadoso, la lógica, las pruebas, tanto bíblicas como hechos admitidos. Note los frutos de la obra que se dirige por el “esclavo fiel y discreto”: la magnificación del nombre de Jehová, la expansión numérica en cuanto a ministros cristianos, la sociedad limpia del nuevo mundo. Si toda esta evidencia es convincente, y en realidad debería serlo, entonces haga caso de Romanos 16:17, 18 mediante el no tener nada que ver con los que atacan y tratan de desbaratar esta noble obra, porque por sus frutos ellos revelan que pertenecen a la clase del “esclavo malo.”

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1961 | 1 de diciembre
    • Preguntas de los lectores

      ● ¿Dice la Biblia algo en contra de dar uno sus ojos (después de morir) para que se los trasplanten a una persona viva?—L. C., EE. UU.

      El que uno ponga su cuerpo o partes de su cuerpo a la disposición de los hombres de ciencia o doctores para que los usen después que uno muera para propósitos de experimentación científica o para reemplazo en otras personas es un asunto que no cuenta con la aprobación de ciertos grupos religiosos. No obstante, no parece que esté envuelto en ello ningún principio ni ley bíblico. Por lo tanto es un asunto en que cada individuo tendrá que hacer su propia decisión. Si en su propia mente o conciencia está satisfecho de que el hacerlo es cosa correcta, entonces puede hacer tal provisión, y nadie debe censurar su proceder. Por otra parte, a nadie se le debe criticar por rehusar entrar en un acuerdo de esta clase.

      ● De vez en cuando se reciben cartas en que se pregunta si cierta circunstancia justificaría el hacer una excepción a la obligación cristiana de decir la verdad. En contestación se suministra lo siguiente:

      La Palabra de Dios manda: “Hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo.” (Efe. 4:25) Este mandato, no obstante, no significa que a todo el que nos pregunte le debemos decir todo lo que quiera saber. Debemos decir la verdad a quien tenga derecho a saberla, pero si alguien no tiene tal derecho podemos ser evasivos. Pero no debemos decir una falsedad.

      Así, una hermana debe decir la verdad en cuanto a su edad para que se tenga la información correcta en su tarjeta de registro de publicador, puesto que esto cae dentro de lo que se abarca en tener el derecho de saber. El temer hacer esto es señal de vanidad y falta de madurez. Tampoco debe ocultarse de la persona con quien uno pensara casarse si ésta considerara tan importante la información que la pidiera. Tal persona también tendría derecho a saber. De modo que depende de las circunstancias el que uno deba ser evasivo en cuanto a su edad o no.

      El mismo principio aplica en el caso de un paciente que sufriera de una enfermedad incurable. Tiene el derecho de saber el dictamen de un examen médico en cuanto a la duración de su vida. No se le debe negar el conocimiento que tan vital le es a él—exactamente cuán preciosos le son a él sus días debido a que son tan pocos. No produce confianza, comprensión y amor el engañar a tal persona, y el que practicara el engaño estaría continuamente perseguido por una conciencia culpable. Si el paciente está dedicado a Jehová ciertamente apreciará que sus tiempos están en las manos de Dios y por lo tanto no tendrá un temor mórbido de morir sino que se fortalecerá con la esperanza de la resurrección. Algunos que han retenido información de esa clase, pensando que así mostraban bondad, después han descubierto que tal bondad era equivocada.

      Hay, por supuesto, el tiempo y manera apropiados para divulgar tal información. El tiempo debe ser oportuno y la manera con comprensión compasiva pero no con pena indebida. Quizás no estaría fuera de lugar declarar que uno pudiera tener esperanzas en cuanto a su condición a pesar de tal pronóstico, puesto que el conocimiento médico no es infalible hoy. El amor, la sabiduría y el dominio de uno mismo ayudará a uno a presentar el asunto apropiadamente y el resultado puede ser un mayor vínculo de afecto que el que haya existido antes. En tal ocasión pudieran mencionarse la esperanza de resurrección, las bendiciones de que se disfruta ya como miembro de la sociedad del nuevo mundo y las que todavía están en el futuro.

      ¿Qué hay en cuanto a decirle a alguien con quien uno piensa casarse la verdad desfavorable acerca del pasado de uno, como el pasado de uno antes de que se hiciera testigo de Jehová? Si el asunto viene a la conversación y a uno se le pregunta,

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