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Obteniendo riqueza para el nuevo Rey de la TierraLa Atalaya 1974 | 1 de junio
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se inclinara a aceptar a Jesús como el Mesías prometido. Así había un campo preparado para los discípulos de Jesús donde ellos podrían funcionar, para edificar y animar a la madurez en judíos la disposición de creer o persuadirse de que Jesús era el Ungido de Jehová debido a lo que Jesús enseñó e hizo en cumplimiento de la profecía bíblica. Era un campo que los discípulos de Jesús podían hacer muy productivo al ocuparse en lo que Jesús les dijo que hicieran. En la parábola uno de los diez esclavos lo comparó a un campo o finca cuando este esclavo le dijo al rey que había regresado: “Siegas lo que no sembraste.” (Luc. 19:21) Jesús también lo ilustró antes cuando dijo a sus discípulos mientras estaba en Samaria: “Es verdadero el dicho: Uno es el sembrador y otro el segador. Yo los despaché a segar aquello en que ustedes no han hecho labor. Otros han labrado, y ustedes han entrado en el provecho de su labor.”—Juan 4:37, 38.
21. (a) ¿De qué quería Jesús más? (b) Si el campo judío no resultaba suficientemente productivo, ¿qué habían de hacer los discípulos?
21 Así los discípulos de Jesús tenían algo útil, algo valioso, algo adaptable, eficaz, con lo cual comenzar a trabajar o ‘negociar’ y obtener aumento. No era más plata ni oro lo que Jesús deseaba obtener por medio de sus discípulos-esclavos. Aquello de lo que quería más era discípulos que siguieran en sus pisadas y estuvieran a favor de él como el Rey Mesiánico. Y si el campo judío ya cultivado no los producía a todos, especialmente a los 144.000 herederos del Reino con Jesús, entonces los discípulos podían engrandecer el campo de sus actividades penetrando en la región gentil o no judía. De esta manera aumentarían el campo cultivado que produciría cinco o diez veces más que la zona bajo cultivo para producir adherentes al reino de Cristo.
22. Por ser diez, los “esclavos” representan ¿a quiénes, en el cumplimiento completo de la parábola?
22 Los “diez esclavos suyos” de la parábola de Jesús no tuvieron su cumplimiento completo en los apóstoles y discípulos del primer siglo de nuestra era común. Apropiadamente, el número de “esclavos” se fijó en “diez,” puesto que diez se usa en las ilustraciones bíblicas para representar totalidad o lo completo, particularmente respecto a cosas terrestres. Así, los “diez esclavos” de la parábola representarían bien a todos los esclavos engendrados por espíritu y ungidos de Jesucristo que son herederos en perspectiva con él del reino celestial y que han sido producidos a través de todos estos pasados diecinueve siglos hasta la entrada de Cristo en el poder real al terminar los Tiempos de los Gentiles en el año 1914 E.C. y hasta ahora. Tiene que ser así, porque los apóstoles y otros discípulos del primer siglo E.C. no han sobrevivido en la carne hasta el regreso invisible de Cristo con poder del Reino en este siglo veinte.
23. (a) Los rasgos culminantes de la parábola tienen sus correspondencias en el caso de los discípulos de Cristo de ¿qué período? (b) En vista del degüello inminente de los enemigos del Rey, ¿qué será para nuestro bien hacer en cuanto a la parábola?
23 Por consiguiente, los rasgos culminantes finales de la parábola de Jesús acerca de los “diez esclavos” con diez minas tienen que tener sus correspondencias en el caso de los discípulos bautizados, engendrados por espíritu y ungidos de Jesucristo que están vivos en la Tierra durante este siglo veinte. La investigación revela que hay un resto de aproximadamente diez mil de ellos todavía en la Tierra, que están ‘negociando’ con las diez minas simbólicas para aumentar la riqueza del nuevo Rey de la Tierra. Estos diez mil son en verdad solo una cantidad pequeña que queda, cuando los comparamos con el número completo de 144.000 discípulos que han de ser unidos con Jesucristo en reinar con él por mil años para gloria de Dios y bendición eterna de toda la humanidad. La manera en que todos estos diez esclavos figurativos han negociado o traficado con las “diez minas” del Rey en perspectiva suministra una historia interesante. En vista del degüello inminente de todos los enemigos del legítimo Rey Mesiánico de la Tierra, será para bien nuestro el que consideremos la historia hasta su fin y veamos qué parte apropiada podemos desempeñar en el cumplimiento moderno de la parábola de Jesús.
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No degollados con los enemigos del ReyLa Atalaya 1974 | 1 de junio
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No degollados con los enemigos del Rey
1. El que rechacemos ahora al nuevo Rey de la Tierra puede significar ¿qué consecuencias, según qué ejemplo amonestador de hace mucho tiempo?
VIVIENDO como lo hacemos en el “tiempo del fin” del “sistema de cosas” actual, el que rechacemos al nuevo Rey de la Tierra puede resultar en las más graves consecuencias para nosotros. (Dan. 12:4; Mat. 24:3) Hace mil novecientos años las consecuencias fueron muy graves para los israelitas que vivían en el fin del sistema de cosas judío que giraba alrededor de Jerusalén y su templo. (Heb. 9:26) Aquél fue un ejemplo amonestador para nosotros hoy. Esta amonestación recibe énfasis para nosotros en la parábola de Jesús acerca del hombre de noble nacimiento que confió diez minas de plata a diez de sus esclavos.
2. ¿Cuándo partió Jesús como el Rey en perspectiva, y quiénes fueron sus ‘conciudadanos’ que habían de enviar una delegación tras él para oponerse a su adquisición de poder real?
2 En la parábola Jesús pasa a decir: “Pero sus ciudadanos lo odiaban y enviaron tras él un cuerpo de embajadores a decir: ‘No queremos que éste llegue a ser rey sobre nosotros.’” (Luc. 19:14) Fue después de su resurrección de entre los muertos que Jesús como el que había sido ungido con el espíritu santo de Dios para llegar a ser el Rey Mesiánico ascendió desde la Tierra al cielo, precisamente diez días antes del día de la fiesta del Pentecostés de 33 E.C. Según la nacionalidad carnal de Jesús, “sus ciudadanos” eran los israelitas o judíos. En armonía con este
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