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Dios conoce y protege a los suyosLa Atalaya 1951 | 15 de febrero
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agua. Jehová conoció a los que pertenecían a él, y los preservó a través de ese gran diluvio que destruyó al viejo mundo.
6 Por lo tanto, mediante la Palabra del Señor se ve claramente que los que renuncian la injusticia pueden conseguir el favor de Jehová Dios. Por esa razón Pablo dijo a Timoteo, “A pesar de eso, el fundamento sólido de Dios queda firme, teniendo este sello, ‘Jehová conoce a los que le pertenecen,’ y, ‘Que todos los que mencionan el nombre de Jehová renuncien la injusticia.’” (2 Tim. 2:19, NM) Se hace necesario, entonces, que cada criatura que ama la vida ‘haga todo lo posible para presentarse aprobado a Dios, un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente’. (2 Tim. 2:15, NM) Ahora es tiempo para evitar los discursos vacíos de los que tienen mucho que decir pero que no tienen el apoyo de Dios, muy parecidos a Coré y los 250 ancianos influentes de entre los israelitas, todos los cuales estaban luchando en contra de los siervos de Dios. Individualmente, cada uno tiene que encargarse de entender la Palabra del Señor, de estudiarla bien y de seguir prestándose a Dios en servicio para así ser una persona aprobada. Desempeñar el trabajo que se le ha asignado a usted es lo importante. Si usted hace lo que es propio a la vista del Señor, él lo bendecirá ricamente y usted encontrará que tiene una abundancia. ¡El servicio en cualquier parte de la organización de Dios satisface! Cuando uno se dirige al Padre de toda misericordia y al Dios de todo consuelo y confía en Jehová, haciendo su voluntad, descubre que hay grandes cantidades de bendiciones para él. Uno tiene que tener un verdadero interés en la obra de Dios y tener deseos de conocerlo bien. “Jehová conoce a los que le pertenecen,” y nosotros, sus criaturas, ciertamente debemos tener deseos de conocerlo a él. El hacer esto significa vida eterna.
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Aumento de la TeocraciaLa Atalaya 1951 | 15 de febrero
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Aumento de la Teocracia
1. ¿Por qué tenia el joven un cordel de medir? ¿Qué se le dijo al ángel que le dijera?
EL PROFETA Zacarías, un individuo usado por Jehová, tuvo una visión de un hombre con un cordel de medir. El relato, de acuerdo con el capítulo dos de Zacarías, nos dice que este joven que tenía en su mano un cordel de medir, salió para medir a Jerusalén y ver cuánta era su anchura y cuánta era su longitud. En el momento que se retiraba el ángel que había estado hablando con el joven, otro ángel vino a su encuentro y le dijo: “Corre, habla a ese mancebo, diciendo: ¡Jerusalem será habitada como las aldeas sin muros, a causa de la muchedumbre de hombres, y de bestias que habrá en medio de ella: porque yo mismo, dice Jehová, le seré un muro de fuego en derredor; y para gloria seré yo en medio de ella!” (Zac. 2:4, 5) Este joven ciertamente estaba interesado en Jerusalén, de otro modo no hubiera tomado el tiempo para averiguar cuánta era su anchura y cuánta su longitud.
2. ¿Qué fué prefigurado por el joven? ¿Por qué no tiene muros la ciudad?
2 Hoy día encontramos sobre la tierra un grupo de hombres y mujeres cristianos que, así como este joven, están interesados sinceramente en la Jerusalén, que está arriba y que es la madre de todos nosotros. (Gál. 4:26, NM) Tienen verdadero interés en la organización de Dios y en su expansión. Sus límites no se indican con muros. No, es una ciudad creciente parecida a una aldea sin muros. Sería difícil tomar medidas exactas, porque su crecimiento es constante debido a las muchedumbres que van entrando. La clase de fieles cristianos que fué prefigurada por este joven era una organización bastante pequeña durante los años de 1914 a 1918, porque en ese entonces sólo un resto del pueblo fiel de Dios estaba verdaderamente examinando las profecías y tratando de determinar su significado para descubrir cuál sería su trabajo en esta gran organización de Jerusalén. Querían saber su tamaño y deseaban conocer más acerca de la obra de Dios.
3 ¿Cómo era diferente el interés de los religiosos mundanos al interés de la clase del “joven”?
3 El mundo había entrado en la guerra. Nación se había levantado contra nación y reino contra reino. Había enfermedad y pena y dolor, esparcidos desde un punto de la tierra hasta el otro, como se predijo en Mateo, capítulo 24. Las naciones y los pueblos de la tierra eran extremadamente egoístas e interesados solamente en conseguir las cosas que ellos deseaban. Ellos no tenían tiempo para Dios ni estaban tratando de ajustarse a los principios de Dios en cuanto a la verdad y a la justicia. Hasta los religiosos de las grandes organizaciones protestantes y católicas, las órdenes religiosas judías y paganas, todas estaban envueltas en los asuntos del mundo, dedicando después su atención a la Sociedad de las Naciones y a los problemas de este sistema de cosas viejo y moribundo. Se les había olvidado la declaración en la Palabra de Dios: “Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.” (Sant. 4:4, NM) No, las naciones del mundo no tenían tiempo para buscar el reino de Dios como la única esperanza para la humanidad. Esta buscada se dejó a un resto del pueblo de Dios, a solamente unos pocos seguidores fieles prefigurados por este joven en la visión de Zacarías. Ellos estaban listos para usar el cordel de medir en la organización de Dios.
4. ¿Cómo, después de 1918, comenzó la expansión de la organización como la de una ciudad sin muros?
4 Esta ciudad de Jerusalén no había de ser como una ciudad con muros, teniendo fronteras limitadas para que nadie pudiese entrar o salir si se cerraran las puertas; sino que sería como una aldea sin muros y sin límites. Había de ser una ciudad creciente debido a la muchedumbre de hombres y de bestias que vendrían para habitar en ella. Había de seguir extendiéndose y alcanzando nuevos campos. Esto es precisamente lo que ahora le está sucediendo a la organización de Dios. Desde 1918 en adelante este resto pequeño del pueblo de Dios siguió proclamando persistentemente que el reino de Dios se había acercado. Las naciones no estaban interesadas en ese reino. Ellas se hallaban opuestas a él. Pero, por otra parte, miles de personas de buena voluntad de entre todas estas naciones escucharon el mensaje de los ungidos de Dios y vinieron a la organización de Dios, a Jerusalén, a esta ciudad creciente, y buscaron consejo e instrucción en ella. Según los registros de la misma Sociedad, allá por el año de 1918 sólo había 3,868 personas que estaban proclamando el mensaje del Reino a los pueblos del mundo, invitándolos a buscar refugio, consuelo y consolación dentro de Jerusalén. El espíritu del Señor estaba sobre esta banda pequeña de siervos fieles y ellos predicaron y se extendieron firmemente hasta los cabos de la tierra con estas buenas nuevas. No pasó mucho tiempo antes que muchas de las personas que estaban escuchando y estudiando con los testigos de Jehová para aprender de Jehová se pusieran de parte de él. La ciudad siguió creciendo.
5, 6. ¿Cómo siguió cumpliéndose Isaías 54:2, 3 a pesar de la Guerra Mundial II? ¿Cómo llegó a ser “un solo rebaño, un solo pastor”?
5 Cuando las naciones del mundo
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