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  • Una mujer de discreción despliega su altruismo
    La Atalaya 1979 | 15 de agosto
    • Mardoqueo y los judíos de Susa juntan oraciones y ayuno y acuden a Jehová Dios en busca de liberación.—Ester 4:15-17.

      26. Hoy, ¿qué quizás se permita que hagan los enemigos del pueblo de Dios, pero, en vista de esto, qué deben hacer los cristianos ungidos y sus asociados que se han dedicado?

      26 En tiempos modernos, también, los seguidores de Jesucristo ungidos con el espíritu, quienes son judíos espirituales, y los que se asocian con ellos, tienen que enfrentarse con valor a pruebas y enemigos. (Rom. 2:28, 29) El Rey reinante, Jesucristo, quizás permita que los enemigos del pueblo de Dios lleguen hasta el límite en sus esfuerzos por destruirlos. ¡Qué vital es, pues, que los cristianos ungidos y las personas dedicadas que se asocian con ellos obren con valor, al orar por sabiduría divina y manifestar fe victoriosa! Pero ¿continuará apoyando a su pueblo Jehová? Juzgue usted mismo, a medida que los acontecimientos dramáticos del día de Ester continúan desenvolviéndose ante nosotros.

  • Jehová no abandona a su pueblo
    La Atalaya 1979 | 15 de agosto
    • Jehová no abandona a su pueblo

      “Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia.”—Sal. 94:14.

      1, 2. ¿Qué dijeron el profeta Samuel y el salmista acerca de la relación de Jehová con Su pueblo?

      “JEHOVÁ no abandonará a su pueblo por amor de su gran nombre.” El profeta Samuel lo había dicho. De manera similar, el salmista había declarado: “Jehová no desamparará a su pueblo, ni dejará a su propia herencia.”—1 Sam. 12:22; Sal. 94:14.

      2 ¿Pone usted personalmente confianza en esas palabras? ¿Podían Ester, Mardoqueo y los judíos de su día estar seguros de que Jehová no abandonaría a su pueblo? Veremos.

      OBRANDO CON CONFIANZA EN JEHOVÁ

      3. (a) ¿Qué sucede cuando Ester, sin haber sido llamada, se presenta ante el rey Asuero? (b) ¿Cuál es la solicitud de Ester?

      3 Estamos ahora en el tercer día desde que los angustiados judíos que vivían en el imperio persa habían empezado a ayunar y a orar a Jehová. La valerosa y altruista reina Ester se ha vestido regiamente y, sin que se le haya llamado, está de pie en el patio interior de la casa del rey. Desde su trono, el rey Asuero ve a su reina. ¿Queda condenada a destrucción ella? No. Él le extiende el cetro de oro a medida que ella se acerca, y ella toca la parte superior del cetro. Ester se ha ganado el favor del rey, y le oye preguntar: “¿Qué tienes, oh Ester la reina, y cuál es tu solicitud? ¡Hasta la mitad de la gobernación real... que aun se te dé!” En respuesta, ella invita a Asuero y al primer ministro Hamán a un banquete, y éstos aceptan su gentil invitación.—Ester 5:1-5.

      4. Después del banquete de Ester, ¿qué echa a perder el gozo de Hamán?

      4 El monarca persa y Hamán el agaguita están presentes para el banquete de vino de Ester más tarde aquel día. Con el transcurso del tiempo, el rey pregunta a Ester: “¿Y cuál es tu solicitud?” Al responder, Ester invita a Asuero y Hamán a un banquete el día siguiente. Al partir de allí, Hamán está gozoso. Pero cuando el íntegro Mardoqueo el judío no retiembla ante él, el amalequita se encoleriza, aunque ejerce gobierno de sí mismo. Al entrar en su propio hogar, Hamán reúne a su esposa y sus amigos. No puede resistir el impulso de jactarse y decirles que Asuero lo ha ensalzado sobre todos los príncipes y siervos del rey.—Ester 5:6-11.

      5. ¿Qué recomiendan que Hamán haga en cuanto a Mardoqueo la esposa y los amigos de Hamán?

      5 “Lo que es más,” continúa Hamán, “a nadie introdujo Ester la reina con el rey al banquete que ella había hecho sino a mí, y también mañana estoy invitado a ella con el rey.” Sin embargo, algo molesta en gran manera al jactancioso agaguita, porque añade: “Pero todo esto... nada de ello me satisface en tanto que esté viendo a Mardoqueo el judío sentado en la puerta del rey.” Tanto Zeres la esposa de Hamán como sus amigos están seguros de que tienen la solución. “Que se haga un madero de cincuenta codos de altura”, dicen. “Entonces por la mañana dile al rey que cuelguen a Mardoqueo en él. Luego entra con el rey al banquete gozoso.” ¡Imagínese! ¡El cadáver de Mardoqueo colgando de un madero de 50 codos (22 metros) de altura! ‘¡Bien!’ piensa el orgulloso Hamán, y hace que se erija el madero.—Ester 5:12-14.

      6. Como Mardoqueo y Ester, los cristianos ungidos de hoy día despliegan ¿qué actitudes?

      6 Mientras esperamos ver lo que suceda el día siguiente, tenemos tiempo para meditar en el proceder de Mardoqueo y Ester. Ambos pusieron su confianza en Jehová y buscaron su guía. Por amor al pueblo de Jehová, Ester hasta arriesgó la vida y valerosamente se presentó ante el rey sin haber sido invitada a ello. Como Mardoqueo y Ester, los cristianos ungidos de hoy día muestran amor similar a todo el pueblo de Dios. Y a pesar de la persecución de ellos por los opositores religiosos, los siervos de Dios de la actualidad obran con confianza implícita en Jehová.

      LA MANO DE JEHOVÁ SE HACE MÁS PATENTE

      7. ¿Qué puede hacer Jehová con las autoridades gubernamentales para cumplir Su voluntad?

      7 Cuando Jehová opta por hacerlo, puede dirigir o controlar a autoridades gubernamentales para que se efectúe Su voluntad. Por lo tanto, apropiadamente declara un proverbio inspirado: “El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová. Adondequiera que se deleita en hacerlo, lo vuelve.” (Pro. 21:1; Dan. 2:21) Observe ahora cómo la mano del Altísimo se hizo más patente en los días de Mardoqueo y Ester.

      8. ¿Qué sucede en cierta ocasión cuando Asuero no puede dormir?

      8 Asuero no puede dormir la noche antes de este segundo banquete, probablemente porque la mano de Jehová está en función. El rey, posiblemente llegando a la conclusión de que de algún modo ha fallado en algo, hace que le lean el libro de los registros. Al fin, oye un informe de la lealtad que ha desplegado Mardoqueo al revelar la conspiración de los dos oficiales de la corte, Bigtana (Bigtán) y Teres, para asesinar al rey. Pero el rey se entera de que este acto de lealtad no ha sido recompensado. Por eso, el monarca persa se resuelve a honrar a Mardoqueo.—Ester 6:1-3.

      9. Pensando que se le va a honrar a él, ¿qué espléndida ceremonia describe y traza Hamán?

      9 Temprano en la mañana siguiente, se otorga al maquinador Hamán acceso al rey Asuero. Pero antes de que el agaguita pueda poner en efecto su maquinación asesina contra Mardoqueo, el rey pregunta: “¿Qué ha de hacérsele al hombre en cuya honra el rey mismo se ha deleitado?” Hamán dice en su corazón: “¿A quién le deleitaría al rey rendirle una honra más que a mí?” Entonces, sin duda visualizándose en el papel del hombre a quien se había de honrar altamente, Hamán dice: ‘Que saquen el caballo del rey con el adorno de realeza puesto sobre su cabeza. (¡Ningún caballo ordinario es lo suficientemente bueno para el altivo Hamán!) Que se vista al hombre con el propio ropaje real del rey. Entonces, que el hombre vaya montado sobre el caballo por la plaza pública de la ciudad, y que se proclame en voz alta delante de él: “Así se le hace al hombre en cuya honra el rey mismo se ha deleitado.”’—Ester 6:4-9.

      10. (a) ¿Qué devastador golpe emocional experimenta Hamán? (b) Después de la ceremonia que honra a Mardoqueo, ¿recibe consuelo alguno de su esposa y sus amigos el agaguita?

      10 “Apresúrate,” dice Asuero, “toma el ropaje y el caballo, tal como has dicho, y hazle así a Mardoqueo el judío que está sentado en la puerta del rey. No dejes que nada quede sin cumplirse de todo lo que has hablado.” ¡Qué golpe devastador para el orgulloso Hamán! Pero ¿qué puede hacer él? El no obedecer significaría muerte segura. Por eso, no pasa mucho tiempo antes de que Mardoqueo, vestido en ropaje real y montado sobre el caballo del rey, baje por la plaza pública mientras Hamán, humillado, clama delante de él: “Así se le hace al hombre en cuya honra el rey mismo se ha deleitado.” Después de esto, Mardoqueo regresa a la puerta del rey y Hamán se apresura a su casa, desconsolado y con la cabeza cubierta de vergüenza. Su esposa y sus amigos no lo consuelan, sino que dicen: “Si es de la descendencia de los judíos que es Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, no prevalecerás contra él, sino que sin falta caerás delante de él.” Sí, para la esposa y los amigos del agaguita, el hecho de que él haya tenido que conducir una ceremonia pública en honor de Mardoqueo es cosa que ellos ven como augurio de que Hamán caerá delante de este judío. Apenas ha oído Hamán estas terribles palabras cuando llegan los oficiales de la corte del rey y lo llevan al segundo banquete de Ester.—Ester 6:10-14.

      VALEROSA IDENTIFICACIÓN Y DENODADA DENUNCIA

      11, 12. (a) ¿Qué dice Ester acerca de sí misma y de su pueblo durante su segundo banquete, al que asisten Asuero y Hamán? (b) ¿Cómo reacciona Hamán cuando se le identifica como persona que representa en falsos colores a otros y como maquinador traicionero, pero por qué no cede Ester?

      11 Durante el banquete, Asuero pregunta: “¿Cuál es tu petición, oh Ester la reina?” Requiere valor contestar, pero la reina dice: “Si he hallado favor a tus ojos, oh rey, y si al rey de veras le parece bueno, que se me dé mi propia alma por petición mía y mi pueblo por solicitud mía. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que se nos aniquile, mate y destruya. Ahora bien, si se nos hubiera vendido para meros esclavos y meras siervas, me habría quedado callada. Pero la angustia no es apropiada cuando resulta en perjuicio para el rey.”—Ester 7:1-4.

      12 ¿Qué es esto? ¡Pues, la reina Ester es judía, y se ha decretado aniquilación para el pueblo de ella! Asuero desea saber quién es el responsable de esto. Denodadamente, Ester dice: “El hombre, el adversario y enemigo, es este malo Hamán.” La reina ha sido imparcial al haber tenido presente al amalequita ahora aterrorizado cuando lo denuncia. Valerosamente, Ester ha acusado a Hamán de la responsabilidad de haber representado a otros en falsos colores y lo ha identificado como persona que, traidoramente, ha tramado o maquinado contra el propio bien del monarca persa. Encolerizado, el rey entra en el jardín del palacio. El temeroso Hamán, sabiendo que no puede esperar misericordia de Asuero, se arroja sobre el lecho en el cual Ester ha estado reclinada. Suplica a favor de su propia vida. Pero Ester no cede, porque esto no agradaría a Jehová, quien ha decretado la destrucción completa de los amalequitas.—Ester 7:5-8.

      13. ¿Qué le sucede a Hamán por mandato del rey Asuero?

      13 Al regresar del jardín, Asuero ve al desesperado Hamán sobre el lecho de Ester y clama: “¿Acaso también se ha de forzar a la reina, estando yo en la casa?” Inmediatamente, el rey sentencia a muerte al inicuo agaguita. Pronto el cuerpo sin vida de Hamán cuelga del mismo madero que hizo levantar para el judío Mardoqueo. Solo entonces se apacigua la furia del monarca.—Ester 7:8-10.

      14. ¿Qué comparación del día moderno puede hacerse con relación al hecho de que Ester se identificara como judía y denunciara denodadamente a Hamán como enemigo del pueblo de Dios?

      14 En retrospección, notamos que la valerosa Ester no solo reveló su identidad como judía, sino que también denunció denodadamente a Hamán como enemigo del pueblo de Dios. En comparación con eso hoy, los que desde la I Guerra Mundial llegaron a ser seguidores ungidos de Jesucristo se han identificado valerosamente como judíos espirituales al lado de ungidos de antes de esa época y, así, como testigos de Jehová. (Isa. 43:10-12) Y ciertamente tienen enemigos. Por ejemplo, como Hamán, el clero de la cristiandad ha procurado la destrucción del pueblo de Jehová. Pero los cristianos genuinos han puesto al descubierto o denunciado denodadamente a estos enemigos llenos de odio, y las maquinaciones no tendrán para ellos más éxito que las de aquel amalequita sin escrúpulos, Hamán. Esto se debe a que los del pueblo de Jehová, que hablan la Palabra de Dios con denuedo, tienen apoyo divino al enfrentarse a intrigas y persecución.—Isa. 54:17; Hech. 4:29-31.

      UN CAMBIO DE ANGUSTIA A REGOCIJO

      15. ¿Qué se hace con la casa de Hamán, y a qué puesto se nombra ahora a Mardoqueo?

      15 Asuero da la casa de Hamán, que ha sido ejecutado, a Ester, quien le ha informado al rey la relación que existe entre ella y Mardoqueo. Además, el monarca se quita el anillo de sellar que le había sido quitado a Hamán y lo entrega a este judío leal, de modo que Mardoqueo llega a ser el primer ministro en lugar del agaguita. Ester, obrando de acuerdo con el grado de autoridad que el rey le ha dado, coloca a Mardoqueo sobre la casa de Hamán.—Ester 8:1, 2.

      16. En respuesta a la solicitud de Ester, ¿qué autorización otorga Asuero con relación a los judíos?

      16 Arriesgando de nuevo la vida a favor de su pueblo, Ester entra a donde está el rey, aunque éste no la ha invitado, y cae a sus pies llorando. Asuero le extiende el cetro de oro y Ester se levanta y dice: ‘Si al rey de veras le parece bueno y si he hallado favor ante él, que se prepare un manuscrito escrito para deshacer la trama de Hamán. ¿Cómo puedo soportar el ver la calamidad de mi pueblo y la destrucción de mis parientes?’ En vista de que las leyes de los medos y los persas son inmutables, Asuero autoriza a Ester y Mardoqueo a escribir en su nombre un documento oficial que contrarreste al anterior y favorezca a los judíos.—Ester 1:19; 8:3-8.

      17, 18. (a) ¿Qué hace Mardoqueo a favor de los judíos por todo el Imperio Persa, y qué derechos se les otorgan con relación al día 13 de Adar? (b) Entre los judíos, ¿qué respuesta hay al decreto que contrarresta al anterior?

      17 Por eso, el primer ministro recién nombrado entra en acción. El día 23 de Siván (mayo-junio), se convoca a los secretarios del rey y Mardoqueo dicta un decreto que contrarresta al anterior. Éste pronto ha de llegar a los judíos, a la demás gente y a los funcionarios gubernamentales —sátrapas (o virreyes), gobernadores subordinados y príncipes— en los 127 distritos jurisdiccionales de Persia. Mardoqueo pone marca de auténticos a los documentos sellándolos

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