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  • Cómo los censuradores sabios ayudan a los que yerran
    La Atalaya 1977 | 1 de junio
    • dirigir preguntas o interrogar al individuo, haciendo que quede probado su mal, o refutar por argumento convincente su punto de vista equivocado acerca de alguna acción cuya comisión ha admitido, así probándole su culpa en su propia mente y corazón. Y todo esto con la mira de llevarlo al arrepentimiento, para que no solo desista de su práctica mala, sino que no vuelva a ella.

      18. ¿Puede ser censurada una persona por su propio corazón, y, si puede serlo, cómo?

      18 Sin embargo, en la situación que acabamos de mencionar del individuo que se arrepiente de su pecado y lo abandona, ¿no se ha censurado ya, en realidad, el malhechor a sí mismo? Sí, su propia conciencia lo acusa, la Palabra y espíritu de Dios lo convencen de su culpa y su corazón lo impele a arrepentirse y a apartarse del mal proceder. No necesita que otra persona le ‘ponga al descubierto su culpa’ para conseguir que reconozca y corrija su mal proceder.—Compare con Salmo 16:7; Jeremías 2:19.

      19. ¿Qué ejemplo hallamos de esto en cosas que hizo Pedro?

      19 Esto evidentemente fue lo que le sucedió al apóstol Pedro. Jesús le había advertido a Pedro que negaría tres veces a su Señor. Cuando se presentaron las difíciles circunstancias del arresto y juicio de Jesús, Pedro mostró debilidad y ciertamente negó a Jesús en tres ocasiones. Sin embargo, solo bastó con que Jesús le diera una mirada para que aquello llegara al corazón de Pedro e hiciera que Pedro saliera y se pusiera a llorar amargamente en arrepentimiento por lo que había hecho. Su propio corazón y el recuerdo de las palabras anteriores de Jesús lo habían censurado. El proceder de Pedro desde entonces en adelante dio testimonio de que se había resuelto a no ser culpable de nuevo de un grave mal como aquél. Unas semanas después a Jesús le pareció apropiado usar a Pedro como una de las ‘piedras de fundamento’ en la formación de la congregación cristiana.—Luc. 22:54-62.

      20, 21. (a) Aunque se haya resuelto a no volver al mal proceder, ¿de qué provisión puede aprovecharse sabiamente la persona? (b) ¿Por qué necesitó censura David, y cómo se la administró Natán?

      20 Esto no significa que uno no pueda necesitar ayuda en tales casos. Aunque exista la determinación de no volver a cometer el mismo mal, bien puede suceder que se necesite la ayuda de otros para fortalecer esa resolución. Jehová Dios ha suministrado hermanos que nos pueden ayudar de esa manera.—Pro. 17:17; Luc. 22:31, 32; Gál. 6:2.

      21 A diferencia de lo que sucedió en el caso de Pedro, mucho tiempo antes de aquello el rey David necesitó que alguien lo censurara. Había cometido fechorías de una clase muy seria que resultaron en que otros salieran muy perjudicados. Sin embargo, no había admitido el error de su proceder y, en cambio, había buscado maneras de encubrir su mal proceder. Por esa razón Dios envió al profeta Natán para censurar a David. Natán hizo esto por medio de usar una vigorosa y gráfica ilustración que describía una situación paralela a la de David. Encolerizado por el egoísmo del hombre pintado en la ilustración de Natán, David condenó la cruel falta de compasión de aquel hombre. Entonces Natán sacudió a David al decir: “¡Tú mismo eres el hombre!” Al ver sus acciones como realmente eran, y comprendiendo y sintiendo vivamente lo ruines que en realidad habían sido, ahora David se arrepintió. De no haberse arrepentido se hubiera hecho merecedor de la muerte, como él mismo había confesado.—2 Sam. 12:1-13.

      22. ¿De qué manera expresa David una actitud excelente para con la censura y también muestra los grandes beneficios que produce el arrepentimiento?

      22 En uno de sus salmos, David expresó la actitud apropiada para con la censura, al decir: “Si me golpeara el justo, sería una bondad amorosa; y si me censurara, sería aceite sobre la cabeza, que mi cabeza no querría rehusar.” (Sal. 141:5) Además, en Salmo 32:1-6, David describió el sufrimiento angustioso que experimentó personalmente por no haber buscado el perdón de Jehová por los pecados que había cometido y el bendito alivio que le trajo el arrepentirse y confesar su culpa a Dios.

      23. ¿Qué reconocen los censuradores sabios, y cómo ilustran esto los textos que se citan en este párrafo?

      23 Para que los pastores de la congregación sean censuradores sabios, también tienen que tener presente que, tal como el mal proceder puede tener extensa variedad de gravedad, así también la censura puede tener una amplia serie de grados de severidad. (Compare Gálatas 6:1; 2 Timoteo 2:24-26 con Tito 1:13.) Hasta los que están haciéndose un excelente registro como siervos de Dios a veces necesitan censura sobre algún punto de vista, habla o acción fuera de lo correcto.

      24, 25. ¿Es posible que siervos fieles de Dios también necesiten censura? ¿Qué buenos resultados obtienen de esto?

      24 Eso le aplicó a Pedro en una ocasión posterior. En Gálatas 2:11-14 se relata que cuando fue a Antioquía de Siria confraternizó con individuos incircuncisos, no judíos, y participó en comidas con ellos. Pero cuando ciertos varones de la congregación de Jerusalén (hombres que evidentemente se adherían todavía a la idea de que los judíos debían estar separados) vinieron a Antioquía, Pedro dejó de asociarse con los cristianos gentiles. El apóstol Pablo, al ver este proceder erróneo y los malos efectos que estaba causando en otros creyentes judíos, se sintió obligado a censurar a Pedro. Con argumento sólido le mostró a Pedro que su proceder era incorrecto, y lo hizo públicamente a oídos de los presentes. No puede haber duda de que Pedro aceptó esta censura, y más tarde él se refiere a Pablo con aprecio afectuoso.—2 Ped. 3:15, 16.

      25 Sí, como dice Proverbios 9:8, 9: “Da una censura a un sabio y te amará. Da a un sabio y se hará aún más sabio.” “Debe dirigírsele censura al entendido, para que discierna conocimiento,” como sucedió con Pedro. Entonces, que siempre tengamos abiertos nuestros oídos para recibir las sabias “censuras de la disciplina” que son el “camino de la vida” para todos los que aman a Dios y su justicia.—Pro. 19:25; 6:23; 25:12.

  • Censurando a las personas que practican el pecado
    La Atalaya 1977 | 1 de junio
    • Censurando a las personas que practican el pecado

      “Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.”—1 Tim. 5:20.

      1, 2. ¿Qué instrucciones le dio Pablo a Timoteo mientras Timoteo estaba en Éfeso, y qué preguntas surgen debido a esto?

      CUANDO el apóstol Pablo estuvo aconsejando a su colaborador Timoteo en cuanto a cómo tratar con los problemas que había en Éfeso, donde algunos estaban suscitando discusiones infructuosas y enseñanzas contradictorias, incluyó estas palabras: “Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.”—1 Tim. 5:20; 1:3-7; 6:3-5.

      2 ¿Qué quiso decir el apóstol por ‘practicar el pecado’? Si uno participara en alguna acción incorrecta más de una sola vez, ¿lo haría eso automáticamente un ‘practicante’ del pecado?

      DETERMINANDO QUIÉNES SON LOS ‘PRACTICANTES’ DEL PECADO

      3, 4. ¿Qué significado tiene la expresión griega que Pablo usó aquí, y por lo tanto qué dicen ciertas traducciones?

      3 Volviendo al lenguaje (griego) en el cual escribió Pablo, hallamos que la expresión “practican el pecado” es hamartánontas, el participio activo, o del presente, del verbo “pecar” en griego. ¿Qué nos da a entender eso? Note lo que dicen algunos comentarios bíblicos (se da uso a letras cursivas para énfasis):

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