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  • “La restauración de todas las cosas de que habló Dios”
    La Atalaya 1971 | 15 de abril
    • “La restauración de todas las cosas de que habló Dios”

      “Los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”—Hech. 3:21.

      1. La restauración ha de ser de cosas de que habló ¿quién? ¿Por qué podemos sentirnos alegres a causa de eso?

      ¡QUÉ alegres podemos sentirnos por el hecho de que la prometida restauración hubiera de ser, no de las cosas de que hubieran hablado políticos y filósofos humanos, sino de las “cosas de que habló Dios”! Esas cosas por lo tanto deben ser buenas para toda la humanidad. Debe ser cosa segura el que serán restauradas. Nosotros debemos querer que esas cosas sean restauradas, porque, mejor que cualquier otra persona, nuestro Creador sabe lo que es necesario que se nos restaure. Pero, ¿deseamos nosotros esas cosas?

      2. ¿Cómo deseamos contestar esa pregunta?, y por eso, ¿qué preguntas irrumpen como inundación en nuestra mente?

      2 No queremos contestar esta pregunta a ciegas, ignorantemente. Se nos ha dotado del derecho de libre albedrío. Primero deseamos saber cuáles son las cosas envueltas en esta cuestión, a fin de que podamos hacer una selección inteligente, iluminada. ¿Qué son todas esas cosas? ¿Cómo podemos averiguar que Dios haya hablado de todas ellas? ¿Quién lo oyó hablar? ¿Cuándo habló de ellas? ¿Y cómo? Preguntas como éstas irrumpen como inundación en nuestra mente. Merecen que se les den respuestas que cuenten con el apoyo de una autoridad digna de confianza. Se les pueden dar.

      3. ¿Quién trajo a colación este asunto de la restauración de todas las cosas, y cuándo, dónde y por qué?

      3 Un hombre que figuró prominentemente en el primer siglo de nuestra era común trajo a colación este asunto, y lo hizo en una ciudad cuyo nombre recibe mucha mención en las noticias mundiales de hoy día. Se ha dado el nombre de este hombre a muchos lugares en la Tierra. El nombre del hombre era Pedro, hijo de Juan, de una ciudad en el contencioso Oriente Medio. El lugar donde habló fue el templo de la ciudad de Jerusalén. Hoy no se encuentra en aquel local aquel templo construido por el famoso rey Herodes el Grande. Fue destruido en el año 70 del primer siglo, cuando los ejércitos romanos destruyeron toda la ciudad de Jerusalén. Ahora en aquel sitio se levanta un lugar de adoración de una creencia religiosa diferente. Pero allá en el tiempo en que habló Pedro, hijo de Juan, faltaban treinta y siete años para que aconteciera aquel suceso que constituyó noticias en el año 70 E.C. Una muchedumbre grande de adoradores se había reunido alrededor de Pedro. Lo que había sucedido con Pedro en función de agente hizo que surgieran preguntas en la mente de éstos. Fue en aquella ocasión que Pedro pronunció la significante frase: “los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”—Hech. 3:21.

      4, 5. (a) ¿Por qué no fueron falsos profetas aquellos hombres, y cómo se ha conservado lo que dijeron? (b) ¿Por qué difícilmente puede haber excusa para que no sepamos hoy día lo que dijeron aquellos hombres?

      4 Ah, aquí tenemos las respuestas a nuestras preguntas. Fue en “tiempo antiguo,” aun antes del tiempo de Pedro, que Dios habló. Fue por medio de “sus santos profetas” que él habló de estas cosas vitales. No fueron falsos profetas éstos, no, sino “santos profetas” de Dios. Él les habló, y ellos, a su vez, usaron su boca para decir a otros las cosas que Dios había hablado. Las voces de aquellos santos profetas dejaron de oírse hace más de veintitrés siglos. Sus voces no fueron conservadas en discos de fonógrafo o en cintas de magnetófonos. Los mensajes que Dios envió por boca de aquellos santos profetas fueron registrados en forma escrita. Esa escritura, que para quedar completa requirió más de mil años, ha sido protegida celosamente en los primeros treinta y nueve libros de la Versión Valera de la Santa Biblia. Pedro, hijo de Juan, leyó aquellos libros. Es por eso que sabía de qué hablaba.

      5 Nosotros también podemos saber las cosas que Dios habló por boca de sus santos profetas si leemos esos mismísimos libros. Difícilmente puede haber excusa para que no sepamos, porque la Santa Biblia es el libro de más extensa distribución y el que en mayor número de idiomas ha circulado en la Tierra. Este Libro imperecedero es nuestra autoridad fidedigna con la cual apoyamos lo que decimos.

      6. (a) ¿Por qué aceptó Pedro aquellos escritos de la manera en que lo hizo? (b) ¿Dónde hallamos lo que Pedro escribió y lo que dijo en el templo?

      6 Años después Pedro escribió una carta acerca de aquellas Santas Escrituras, y la dirigió a lectores de la Biblia. En ella escribió lo siguiente: “Ustedes saben esto primero, que ninguna profecía de la Escritura proviene de interpretación privada alguna. Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.” (2 Ped. 1:20, 21) Dado que sabía esto, Pedro no aceptó como palabra de hombres lo que profetizaron aquellos hombres llevados por espíritu, sino como palabra de Dios. Nosotros, aunque somos de este siglo veinte, debemos aceptar aquellos escritos inspirados de la misma manera que los aceptó Pedro, porque esos escritos permanecen hoy sin cambio. Lo que Pedro escribió en su carta y lo que habló en el templo de Jerusalén ha sido conservado para nosotros en los últimos veintisiete libros de la Santa Biblia.

      7. ¿De qué deseaba una explicación la muchedumbre que rodeó a Pedro y a Juan?

      7 Pero, ¿por qué se reunió aquella muchedumbre de adoradores en torno de Pedro y su compañero, Juan el hijo de Zebedeo? ¡La excitación de la curiosidad! Un mendigo cojo que estaba sentado a la entrada del templo había esperado recibir de Pedro dinero como regalo de caridad. Pedro le dio algo mejor. Dijo: “Plata y oro no poseo, pero lo que tengo es lo que te doy: ¡En el nombre de Jesucristo el nazareno, anda!” Pedro ayudó al mendigo, cojo desde su nacimiento, a ponerse de pie y andar. ¿No bastaba esto para hacer que se formara una muchedumbre? Sí. De modo que la muchedumbre quiso que Pedro le diera una explicación.

      8. ¿Qué le había sucedido a aquel a quien Pedro mencionó por nombre, para que el uso de ese nombre por Pedro obrara a favor del cojo?

      8 Recordemos, pues, que a principios de la primavera de aquel año 33 E.C. había ocurrido un asesinato en plena luz del día y en público, justamente fuera de los muros de Jerusalén. Fue el asesinato de aquel a quien Pedro mencionó por nombre, “Jesucristo el nazareno.” Eso quería decir Jesús el Mesías de la ciudad de Nazaret. Soldados romanos fueron empleados para clavarlo a un madero para que muriera como un criminal, pero sus amigos obtuvieron permiso para enterrarlo cerca de allí. Pero al tercer día de habérsele enterrado, la tumba sellada fue abierta por un ángel y se descubrió que estaba vacía. Para demostrar que Jesucristo no era un criminal culpable, el Dios Todopoderoso lo levantó de entre los muertos, a vida, no de nuevo en la carne, sino en espíritu. Pedro y Juan habían visto a Jesucristo ya resucitado aparecer varias veces después de aquello, pues en ciertas ocasiones se materializó en la carne delante de muchos testigos fidedignos durante cuarenta días. El día cuadragésimo Pedro y Juan y sus compañeros vieron a este Jesucristo ascender hacia el cielo y desaparecer. Ahora Pedro había empleado el nombre de Jesucristo el nazareno y esto había obrado a favor del cojo.

      9. ¿Con qué palabras rechazó Pedro todo crédito por el milagro, hablando a la vez acerca del cumplimiento de profecías?

      9 Pedro rechazó todo crédito por este maravilloso milagro. A la muchedumbre inquisitiva, Pedro dijo: “El Dios de Abrahán y de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su Siervo, Jesús, a quien ustedes, por su parte, entregaron y repudiaron ante el rostro de Pilato [el gobernador], cuando él había decidido ponerlo en libertad. Sí, ustedes repudiaron a aquel santo y justo, y pidieron que se les concediera de gracia un varón, un asesino, mientras que mataron al Agente Principal de la vida. Pero Dios lo levantó de entre los muertos, del cual hecho nosotros somos testigos. En consecuencia, su nombre, mediante nuestra fe en su nombre, ha hecho fuerte a este hombre a quien ustedes contemplan y conocen, y la fe que es por medio de él ha dado al hombre esta completa sanidad en presencia de todos ustedes. Y ahora, hermanos, yo sé que obraron en ignorancia, así como también lo hicieron sus gobernantes. Pero Dios ha cumplido de esta manera las cosas que él anunció de antemano por boca de todos los profetas, que su Cristo sufriría.”—Hech. 3:1-18.

      10. ¿Por qué, aunque se cometió en ignorancia, no era disculpable el asesinato de Jesús, ni sin consecuencias, para aquella muchedumbre judía?

      10 Aunque aquello se había hecho en ignorancia en lo que tocaba a aquella muchedumbre, se había cometido un crimen. Lo que era peor, se había cometido contra el propio Mesías o Cristo de Dios. El hecho de que Dios había predicho por sus profetas que su Mesías o Cristo sufriría no disculpaba a la muchedumbre. Conforme a la Ley de Dios según se dio a los judíos por medio del profeta Moisés, aun por el homicidio que se hubiese cometido sin intención o sin saberlo había que compensar, a fin de que la tierra no quedara contaminada con sangre inocente. (Núm. 35:9-34) Los que escucharon a Pedro sabían eso. Sabían que sobre ellos cargaba responsabilidad de comunidad por la muerte asesina de Jesucristo, el fiel Siervo de Dios. ¿Qué deberían hacer para escaparse de las consecuencias de este crimen? ¿Cómo podrían ser borrados sus pecados respecto a esto? Probablemente lo sabía este obrador de milagros, Pedro. Lo sabía. Por eso dijo a aquella muchedumbre:

      11. ¿Cómo podían conseguir aquellos judíos que sus pecados fueran borrados, y qué habría de venir después de ello a su debido tiempo?

      11 “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová y para que envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”—Hech. 3:19-21.

      CÓMO CONSEGUIR QUE SEAN BORRADOS LOS PECADOS

      12. ¿Qué modelo para conseguir que sean borrados los pecados fija esto para nosotros hoy día, y por qué?

      12 Aquellas palabras de Pedro fijaron el modelo para nosotros hoy día. Todos tenemos pecados que es menester que sean borrados conforme al amoroso arreglo de Dios, porque todos nacemos pecadores, al heredar el pecado de nuestros primeros padres humanos, Adán y Eva. (Gén. 3:1-24; Rom. 5:12, 18, 19) Es preciso que recordemos que “el salario que el pecado paga es muerte.” (Rom. 6:23) Si es nuestro deseo vehemente conseguir vida eterna, en el favor de Dios, entonces es menester que nos arrepintamos, es decir, que sintamos contrición y nos pese nuestra condición de pecaminosos y nuestra imperfección y nuestros pecados contra la ley de Dios. Si realmente lo sentimos y nos odiamos por ser pecadores contra Dios, trataremos de salirnos de ese estado pecaminoso y cesar de pecar. Pero, ¿cómo?

      13. ¿Qué, además del arrepentimiento, les era necesario a aquellos judíos, y qué proceder exigía esto que emprendieran aquellos judíos?

      13 Pedro dijo que es preciso que uno obre en armonía con su arrepentimiento. Añadió: “Y vuélvanse para que sean borrados sus pecados.” El meramente arrepentirnos no conseguirá que sean borrados nuestros pecados. Tenemos que ‘volvernos’ e ir en la dirección contraria al proceder de pecar, esforzándonos por cesar del pecado. Para aquellos judíos de entonces, eso quería decir dejar de resistir a Jesucristo y, por el contrario, empezar a andar en sus pisadas como el “Cristo [o, Mesías] nombrado para ustedes, Jesús.” (Hech. 3:19, 20) Aquellos judíos ya estaban dedicados a Jehová como Dios por haber entrado desde el nacimiento en el pacto que Jehová había hecho con los antepasados de ellos por medio de Moisés. Por eso ahora tenían que aceptar a aquel a quien Jehová había nombrado como Mesías o Cristo de ellos y tenían que presentarse a Jehová como personas que creían en Su Mesías y eran seguidores de él. Unos cuantos días antes, Pedro les dijo a unos tres mil judíos arrepentidos que era necesario que simbolizaran su arrepentimiento y conversión por medio de bautizarse en agua en el nombre de Jesús como quienes lo aceptaban ahora como su Mesías, el Hijo de Dios.—Hech. 2:37-42.

      14, 15. (a) ¿Qué excelente resultado le viene al perdonado por habérsele borrado sus pecados? (b) En cuanto a si quedan borrados los pecados como resultado del bautismo en agua, ¿qué dice Juan?

      14 ¿Qué excelente resultado dijo Pedro que vendría del volverse así del camino de obrar de manera contraria al propósito y el nombramiento de Dios e ir por el camino de su aprobación y voluntad? Esto: “para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová.”

      15 Ciertamente resultaría en gran refrigerio para ellos el que fueran borrados sus pecados, y que ya no tuvieran la condenación del pecado ni una conciencia que les remordiera delante de Dios, especialmente después de haber estado opuestos al Mesías o Cristo de Jehová. El que fueran borrados sus pecados no resultaba del agua en la cual se bautizaran, sino de la sangre derramada de Jesucristo como sacrificio humano perfecto por los pecados de toda la humanidad. Es tal como escribió más tarde el compañero de Pedro, Juan el hijo de Zebedeo, respecto a nuestro andar con Dios, diciendo: “Si estamos andando en la luz, como él mismo está en la luz, sí tenemos participación los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7) Así es que Dios ya no nos considera pecadores, y la relación pacífica con Dios que proviene de esta misericordia de parte de Dios verdaderamente nos aporta tremendo refrigerio.

      16. ¿Qué quiso decir Pedro cuando dijo que aquellos “tiempos de refrigerio” vienen “de parte de la persona de Jehová”?, y en cuanto a eso, ¿qué muestra la historia respecto a los judíos desde 70 E.C.?

      16 Puesto que se dice que estos “tiempos de refrigerio” vienen “de parte de la persona de Jehová,” eso significa que él tiene el rostro vuelto hacia nosotros con favor. Nos está dando su atención favorable. Su buena voluntad está hacia nosotros, durante el “año de la buena voluntad de parte de Jehová.” Hemos llegado a ser sus “hombres de buena voluntad.” (Isa. 61:1, 2; Luc. 2:14) En los días del apóstol cristiano Pedro les era urgente a aquellos judíos conseguir la buena voluntad de Jehová después del asesinato de Su Mesías en Jerusalén, puesto que estaba muy cerca la destrucción de la ciudad de Jerusalén y el desbaratamiento de la nación judía en la tierra de Judá. La lastimosa historia del pueblo judío después de la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 E.C. prueba que el pueblo judío disperso no ha disfrutado de “tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová [literalmente, del rostro de Jehová].”

      17. Con relación a esto mismo, ¿qué hay que decir acerca de la cristiandad, y qué indica para ella la destrucción de Jerusalén en 70 E.C.?

      17 También, al examinar la historia de la organización religiosa de la cristiandad desde su establecimiento en el siglo cuarto, nos vemos obligados a reconocer que la cristiandad no ha estado disfrutando de los “tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová” durante los más de dieciséis siglos de su existencia hasta el día actual. Durante toda su historia ha sido desgarrada por disputas y guerras religiosas internas, por divisiones sectarias y desunión y por confusión religiosa que siempre empeora. La destrucción de Jerusalén allá en el año 70 E.C. fue un tipo que prefigura la destrucción de la cristiandad en manos de enemigos seglares mundanos en el futuro cercano. El rostro de favor de Jehová no está vuelto hacia la cristiandad, y él no la protegerá de la destrucción venidera así como no protegió a Jerusalén en el año 70 E.C.

      18. Por eso, ¿qué consejo es urgente que toda la gente siga ahora, y quiénes ya lo han hecho y con qué resultado?

      18 Es por eso que ahora es asunto de urgencia el que la gente, tanto judíos como gentiles, haga lo que aconsejó el apóstol Pedro cuando dijo: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse para que sean borrados [o, perdonados] sus pecados.” Esto es lo que han hecho los testigos cristianos de Jehová, y toda la evidencia demuestra que están, en sentido espiritual, disfrutando abundantemente de los “tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová.” Por medio de presentarse a Él en plena dedicación mediante su Mesías, Jesús, han llegado a ser sus “hombres de buena voluntad.” Como galardón por esto están disfrutando de lo que dijeron los ángeles al alcance de los oídos de los pastores al tiempo de nacer Jesús en Belén, a saber: “Sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad.” Ellos no quieren ser destruidos con la cristiandad no pacífica ni con todo el resto del imperio mundial de la religión falsa en el futuro cercano. Sienten gran “refrigerio” porque han sido librados de participación de comunidad en los pecados de la cristiandad y del imperio mundial religioso, Babilonia la Grande.—Rev. 18:2-5.

      MESÍAS ENVIADO POR SEGUNDA VEZ, Y POR QUÉ

      19. ¿Cómo difieren la cristiandad y los judíos naturales en cuanto a la venida del Mesías? Para que la venida resulte en “refrigerio,” ¿qué tiene que hacer la cristiandad?

      19 La cristiandad afirma que aguarda la vuelta de Jesucristo, y espera experimentar “tiempos de refrigerio” como resultado de su vuelta. Pero para que esto suceda así, la cristiandad tendría que hacer lo que Pedro les dijo a los judíos culpables de pecado que hicieran, a saber: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse [o, conviértanse] para que sean borrados sus pecados.” Esos tiempos de refrigerio vienen después de proceder así, tal como pasó a mostrar Pedro, diciendo: “Para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová y para que envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:19-21) Los judíos naturales circuncisos que no creen que el Mesías vino hace diecinueve siglos esperan que venga por primera vez en el futuro. Pero Pedro y Juan y los otros judíos cristianizados esperaban que el Mesías volviera o viniera por segunda vez y con un propósito diferente. Pedro y Juan lo habían visto ascender de regreso al cielo.

      20. ¿Por qué era una necesidad la vuelta del Mesías, y por qué lo había enviado Dios la primera vez?

      20 Pedro y Juan recordaban las siguientes palabras de Jesús a los judíos: “¿Qué hay, pues, si contemplaran al Hijo del hombre ascender a donde estaba antes?” El día de su resurrección se le apareció a María de la ciudad de Magdala y dijo: “Todavía no he ascendido al Padre. Mas ponte en camino a mis hermanos y diles: ‘Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes.’” (Juan 6:62; 20:17) Ascendió de vuelta al cielo el día cuadragésimo después de su resurrección de entre los muertos. Pero para cumplir todas las profecías acerca del Mesías tenía que volver a venir. Por eso el apóstol Pedro, después de hablar de “tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová,” pasó a decir: “Y para que envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús.” La primera vez que Jehová envió a su Hijo a la Tierra, fue para que muriera como sacrificio de rescate para toda la humanidad. Por eso Pedro dijo a la muchedumbre de judíos que lo rodeaban: “Dios ha cumplido de esta manera las cosas que él anunció de antemano por boca de todos los profetas, que su Cristo sufriría.”—Hech. 3:18.

      21. ¿Qué otras cosas predijeron los profetas de Jehová acerca del Mesías, según lo indica Pedro en su carta? y ¿por qué lo envía Jehová por segunda vez?

      21 Otras cosas que fueron anunciadas de antemano por boca de todos los profetas de Jehová informaron acerca de su gloria venidera en el reino mesiánico. En su primera carta a los creyentes cristianos el apóstol Pedro escribió acerca de aquellos profetas, diciendo: “Siguieron investigando qué época en particular o qué suerte de época indicaba respecto de Cristo el espíritu que había en ellos cuando de antemano daba testimonio acerca de los sufrimientos para Cristo y acerca de las glorias que habían de seguir a éstos.” (1 Ped. 1:10, 11) Pedro recordaba las palabras de Jesucristo en su profecía acerca de la destrucción de Jerusalén, las cuales decían: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono.” (Mat. 25:31) Los sufrimientos de Jesús en la carne en la Tierra, según se predijeron para él por medio de los profetas, entonces habrían pasado para siempre. Cuando Jehová lo envía a la Tierra por segunda vez, es para que reine en gloria celestial para cumplir todas las otras profecías acerca del reino del Mesías.

      22. ¿Qué indican Salmo 110:1, 2 y Hebreos 10:12, 13 tocante a cuándo acontecería este cumplimiento de las profecías del Reino?

      22 Ahora bien, ¿precisamente cuándo sería eso? El rey David de Jerusalén, quien fue antepasado real de Jesucristo, dijo proféticamente acerca de la ascensión de éste al cielo: “La expresión de Jehová a mi Señor es: ‘Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies.’ La vara de tu fuerza Jehová enviará desde Sion, diciendo: ‘Ve sojuzgando en medio de tus enemigos.’” (Sal. 110:1, 2) Comentando sobre este salmo profético, Hebreos 10:12, 13 dice lo siguiente acerca de Jesucristo y su sacrificio humano perfecto: “Este hombre ofreció un solo sacrificio por los pecados perpetuamente y se sentó a la diestra de Dios, esperando desde entonces hasta que sus enemigos fuesen colocados como banquillo para sus pies.” Esta profecía quería decir que Jesucristo ya glorificado en el cielo a la diestra de Dios ganaría la victoria sobre todas las personas en la Tierra que se opusieran a que él reinara sobre toda la humanidad como Mesías de Jehová.

      23. Por eso, ¿qué pregunta vital hace bien cada uno en preguntarse, y por qué?

      23 Cada uno de nosotros hace bien, por lo tanto, en hacerse esta pregunta vital: ‘¿Soy yo enemigo del reino mesiánico de Jehová mediante Jesucristo?’ ¡La cristiandad lo es! ¡Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, lo es! También lo son las naciones políticas que componen la organización mundial para la paz y seguridad internacionales, las Naciones Unidas. ¡Todos estos enemigos han de ser sojuzgados, aplastados! Según las profecías de la Biblia y las condiciones del mundo, ¡esto está cerca!

      24. ¿Hasta qué “tiempos” habría el cielo de retener dentro de sí al Mesías Jesús?, de modo que ahora ¿cuál es la pregunta clave para nosotros?

      24 ¿Por qué estamos convencidos de que está cerca ese desastre mundial? Porque el apóstol Pedro profetizó que a este Jesucristo ascendido “el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosasa de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:21) La pregunta clave aquí es: ¿Cuáles son aquellas “todas las cosas” hasta los tiempos de la restauración de las cuales el cielo tiene que retener dentro de sí al Mesías Jesús ascendido, quien está sentado a la diestra de Jehová esperando que sus enemigos sean hechos un banquillo para sus pies?

      25. Brevemente, ¿cuáles son aquellas “todas las cosas,” y qué preguntas hace surgir esta respuesta breve?

      25 Aquellas “todas las cosas” son el reino mesiánico y sus intereses en la Tierra. ¿Es ésta una respuesta sorprendente a la pregunta? ¿Hay alguno de nosotros que se sienta inclinado a preguntar: ¿Cómo puede ser cierto eso, cuando, allá en el día del apóstol Pedro, aquel reino mesiánico de Jehová era algo que todavía no había tenido? Dado que aquel reino del Mesías no había sido establecido y entonces perdido, ¿cómo podría ser restaurado?

      26. ¿Acerca de la restauración de qué cosa le habían preguntado Pedro y sus coapóstoles a Jesús antes que ascendiera, y cuál fue su respuesta?

      26 El apóstol Pedro, sin embargo, sabía de qué hablaba. Él sabía cómo aquel reino podría ser restaurado. Él fue uno de los apóstoles que le preguntaron al resucitado Mesías Jesús, justamente antes de que ascendiera al cielo, lo siguiente: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” A esta pregunta el resucitado Mesías Jesús respondió: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; mas recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” Después de decir eso, y mientras los bendecía, fue tomado de sus discípulos en el monte de los Olivos y llevado al cielo.—Hech. 1:6-11; Luc. 24:5-53.

  • Cómo se efectúa “la restauración de todas las cosas”
    La Atalaya 1971 | 15 de abril
    • Cómo se efectúa “la restauración de todas las cosas”

      1. Debido a la situación política de los judíos en los días de Jesús, ¿qué pregunta fue apropiado que le hicieran sus apóstoles, y qué muestra la posición de Israel hoy día en cuanto a la acción de él?

      TODA persona que está familiarizada con la historia sabe que al tiempo de la ascención de Jesús la nación de Israel no tenía un reino. Por algunos años habían tenido un reino de los Macabeos, pero ése había sido un reino de sacerdotes judíos de la tribu de Leví y había sido derribado por el Imperio Romano en el año 63 antes de nuestra era común. Además, el reino posterior de Herodes el Grande no había sido un reino judío, sino un reino edomita y había sido impuesto a los judíos por el senado romano. Pero cuando Jesús ascendió al cielo, Jerusalén estaba bajo el gobernador romano Poncio Pilato, que había entregado a Jesús para que le dieran muerte; y en cuanto a la provincia de Galilea, la regía Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. (Luc. 3:1, 2; 23:6-15) Por eso apropiadamente podían preguntar los discípulos a Jesucristo antes de que ascendiera: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” (Hech. 1:6) Él no lo hizo en aquel entonces, y hasta el día de hoy Israel no tiene reino. El gobierno de Israel en el Oriente Medio es una República y es miembro de la organización para la paz y seguridad mundiales, las Naciones Unidas.

      2. ¿Cuál es la actitud de las N.U. para con el reino mesiánico de Jehová, pero quiénes quieren que sea restaurado?

      2 La organización de las Naciones Unidas no quiere que venga el reino mesiánico por medio de la República de Israel. De hecho, la organización de las Naciones Unidas de ninguna manera desea ni pide en oración el reino mesiánico de Jehová. No es la cristiandad, sino los testigos cristianos de Jehová, quienes de veras desean ese reino mesiánico y le han prometido su lealtad.

      3. ¿Cómo mostraron los apóstoles por su pregunta que el establecimiento del reino mesiánico en aquel entonces sería una restauración, y cómo esperaban ellos que él la efectuara?

      3 El establecimiento de ese reino mesiánico, no en la Tierra, sino en el cielo, significa una “restauración,” según las Santas Escrituras. ¿Por qué? Recordemos que los apóstoles de Jesucristo sabían y reconocían que él era el Mesías o el Cristo nombrado por Jehová para Su pueblo. En una ocasión el apóstol Natanael le dijo a Jesús: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.” Y en una ocasión posterior el apóstol Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.” (Juan 1:49; Mat. 16:16) El título Cristo es la palabra griega para la palabra hebrea Mesías. Por consiguiente, cuando los apóstoles le preguntaron al resucitado Jesús: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?” preguntaban si el Mesías verdadero restauraría el reino. Puesto que él realmente era el Mesías o Cristo, esperaban que él “restaurara” el reino. ¿Cómo? Llegando a ser Rey él mismo sobre Israel en aquel tiempo.

      4. Por eso, ¿qué clase de reino debe haber sido el reino judío hasta el año 607 a. de la E.C., y por qué nació en la línea de David el Hijo de Dios procedente del cielo?

      4 Ah, ¿caemos en la cuenta ahora? El antiguo reino de Israel hasta que lo derribó el Imperio Babilónico en el año 607 a. de la E.C. fue un reino mesiánico. Aquel reino era el gobierno de la familia real de David de Belén. Cuando Dios envío a su Hijo unigénito desde el cielo, éste nació en la familia del rey David y se le puso el nombre de Jesús, nombre que significa “Jehová Es Salvación.” Por eso Jesús era heredero del trono del rey David. (Mateo 1:1 a 2:6; Luc. 3:23-31) Hasta un ángel del cielo declaró que Jesús era el Cristo o Mesías. La noche que Jesús nació en Belén, este ángel enviado por Jehová dijo lo siguiente a unos pastores temerosos de Dios: “No teman, porque, ¡miren! les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.”—Luc. 2:8-11.

      5. ¿En qué clase de línea, entonces, nació Jesús, y qué hay que pruebe que se hacía referencia a los reyes de Israel como Mesías?

      5 Este Jesús, que habría de ser el “Señor” del rey David, nació en una línea mesiánica. ¿Por qué se dice eso? Porque el adjetivo mesiánico significa “teniendo que ver con el Mesías.” Bueno, pues, ¿se les llamaba “Mesías” a los reyes de la línea de David en el Israel antiguo? O, ¿los llamarían “Cristos” los judíos de habla griega? Sí, porque el título Mesías significa El Ungido, y Cristo significa El Ungido. Este título les aplicaba a estos reyes de la línea real de David porque habían sido ungidos por el sumo sacerdote de Jehová en Israel con el aceite de unción santa para el puesto de rey sobre el pueblo escogido de Jehová. (1 Rey. 1:34-39) Repetidas veces David llamó al rey Saúl, el primer rey de las doce tribus de Israel, el “ungido [o, Mesías] de Jehová.” Así también, a David mismo cuando fue rey constantemente se le llamó el ungido o Mesías de Jehová. (1 Sam. 24:6, 10; 26:9-23; 2 Sam. 1:14-16; 19:21; 22:51; 23:1) Aun a Sedequías, el último rey de la línea de David en el trono de Jerusalén, se le llama “el ungido [o, Mesías] de Jehová.”—Lam. 4:20, nota en la edición en inglés de 1958.

      6. ¿Por qué exigiría la promesa que Dios le hizo al rey David que el reino mesiánico fuera restaurado, y esto en vista de qué suceso de 607 a. de la E.C.?

      6 Después que fue derribado el rey Sedequías en la destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C., no hubo rey mesiánico en el trono de Israel. Pero 463 años antes de esto, Jehová, en un pacto solemne que hizo con el rey David, le hizo la siguiente promesa: “Tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido.” (2 Sam. 7:16) Esto quería decir, por lo tanto, que el reino mesiánico en la línea real de David tenía que ser restaurado.

      7. ¿Por qué era Jesucristo aquel en quien hacer la restauración del reino mesiánico?

      7 Jesucristo era aquel por medio de quien hacer esta restauración del reino mesiánico, porque Jesús nació en la línea del rey David. Antes de su nacimiento humano un ángel dijo esto acerca de Jesús: “Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” Y al tiempo que Jesús nació en Belén un ángel anunció que él habría de ser “Cristo [o, Mesías] el Señor.” (Luc. 1:32, 33; 2:11) Eso concretó los asuntos; la restauración del reino mesiánico habría de ser con Jesús.

      8. Aunque no fue ungido por el sumo sacerdote en Jerusalén, ¿por qué fue Jesús el Mesías de todos modos, y por qué puede él reinar ahora para siempre?

      8 Es cierto que Jesús no fue ungido para ser rey sobre Jacob o Israel por haberle derramado el aceite de unción santa sobre la cabeza el sumo sacerdote en Jerusalén. Al contrario, en el año 33 E.C. el sumo sacerdote de Jerusalén pidió que le dieran muerte a Jesús por ejecución a manos de los romanos. Pero esto no probó que Jesús no fuera El Ungido o Mesías. (Luc. 24:20; Juan 19:6, 15, 21) Jesús fue ungido por alguien más alto que el sumo sacerdote de Israel. Él fue “El Ungido de Jehová” en un sentido muy especial, porque fue ungido por Jehová mismo, y no con el aceite de unción santa, sino con el espíritu de Jehová. Esto aconteció después que Jesús fue bautizado en agua por Juan el Bautista. (Mat. 3:13-17; Hech. 10:38) Su muerte en un madero de ejecución fuera de Jerusalén no impidió que él llegara a ser el Heredero Mesiánico del rey David para siempre, porque, al tercer día de su muerte, el Dios Todopoderoso lo resucitó y lo recompensó con la inmortalidad, con vida incorruptible en el espíritu. (Rom. 1:3, 4; 1 Cor. 15:3-8; 1 Ped. 3:18-22) Por eso, a causa de su vida sin fin en el cielo puede reinar como Rey Mesiánico para siempre.

      PREDICHO POR MOISÉS Y PROFETAS POSTERIORES

      9, 10. (a) ¿Cómo indicó Pedro quién habría de ser el Profeta semejante a Moisés, pero mayor? (b) ¿Cómo es mayor que Moisés aquél, y por qué, pues, no queremos resistirlo?

      9 A fin de mostrar lo grande que es este Jesús, el apóstol Pedro pasó a decirle esto a la muchedumbre de judíos que lo rodeaba en el templo: “De hecho, Moisés dijo: ‘Jehová Dios les levantará a ustedes de entre sus hermanos un profeta semejante a mí. Tienen que escucharle conforme a todas las cosas que les hable. En verdad, cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruida de entre el pueblo.’” (Hech. 3:22, 23) Pedro citaba allí las palabras del profeta Moisés que se hallan en Deuteronomio 18:15-19.

      10 Jesucristo es ese Profeta prometido, que habría de ser semejante a Moisés pero mayor que Moisés. Hizo más y mayores milagros que Moisés, y media en el Nuevo Pacto entre Jehová y la congregación cristiana, un pacto que es mucho mejor que el Pacto de la Ley en que medió Moisés en el monte Sinaí de Arabia. (Hech. 2:22; Jer. 31:31-34; Heb. 8:6; 9:15; 12:24; 13:20) Ciertamente, pues, no deseamos que se nos halle entre los que se oponen a la restauración del reino mesiánico en la persona de Jesucristo, el Rey Profeta que es mayor que Moisés. El que se nos halle entre ellos significaría nuestra destrucción completa.

      11. Según las palabras de Pedro, ¿quiénes aparte de Moisés habían declarado aquellos días y la bendición que tenían en perspectiva los israelitas?

      11 Sin embargo, Moisés no fue el único que profetizó bajo inspiración divina acerca de este Jesús el Mesías. Hubo muchos otros, y por eso el apóstol Pedro pasó a decir lo siguiente a los judíos amontonados alrededor de él en el templo: “Y todos los profetas, de hecho, desde Samuel en adelante y los que siguieron en sucesión, cuantos han hablado, también han declarado estos días patentemente. Ustedes son los hijos de los profetas y del pacto que Dios pactó con sus antepasados, diciendo a Abrahán: ‘Y en tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra.’ A ustedes primero Dios, habiendo levantado a su Siervo, lo envió para bendecirlos, apartando a cada uno de sus hechos inicuos.”—Hech. 3:24-26.

      12. (a) ¿Cómo fueron ciertas aquellas palabras en cuanto a los profetas? (b) ¿Cómo arregló las cosas Jehová para que Mesías bendijera primero a Israel?

      12 El profeta Moisés fue quien registró el pacto que Jehová hizo con el patriarca Abrahán para que todas las familias y naciones de la Tierra fueran bendecidas por medio de su Descendencia. (Gén. 12:3; 22:18) El profeta Samuel fue el primero que ungió a David de Belén para que llegara a ser rey de todo Israel; y esto en sí mismo fue un acto profético que señalaba adelante a Jesucristo. (1 Sam. 16:11-13) Toda la sucesión de profetas hebreos después de Samuel dijeron algo acerca del reino mesiánico de Jehová. Estas profecías nos ayudan a comprender con aprecio cuánto significará para toda la humanidad el reino mesiánico del Hijo de Dios. Jesucristo fue principalmente aquella Descendencia prometida de Abrahán que habría de bendecir a todas las familias y naciones. (Gál. 3:3-16) Dios lo levantó y lo comisionó como “su Siervo” para que la gente recibiera bendiciones por medio de él. Dios envió a este Siervo ungido para bendecir primero a los judíos naturales, circuncisos, haciendo que su Hijo Jesús naciera como judío en la línea de la familia del rey David. Para conseguir la bendición aquellos judíos tenían que volverse de sus obras inicuas.

      13. Cuando Pedro pidió que se arrepintieran aquellos judíos, ¿estaba poniendo ante ellos una esperanza terrestre o una celestial, y por qué?

      13 Por eso, al pedir que aquellos judíos ‘se arrepintieran y se volvieran’ o convirtieran, el apóstol Pedro no estaba poniendo ante aquellos judíos una esperanza terrestre, una esperanza de heredar un Paraíso terrestre bajo el reino mesiánico de los cielos. No estaba señalándoles adelante al futuro muy lejano con la perspectiva de ser restaurados a la vida humana perfecta y a salud en un Jardín de Edén restaurado a la Tierra. Más bien, Pedro estaba señalándoles la oportunidad de llegar a estar asociados con aquel Jesucristo que era la principal Descendencia de Abrahán y así participar con Jesucristo en bendecir a todas las familias y naciones de la Tierra. Esto significaría que ellos también estarían asociados con él en su reinado mesiánico, reinando con él en los cielos para la bendición de toda la humanidad. De modo que ellos, también, recibirían la unción con el espíritu de Jehová y llegarían a ser hijos espirituales de él. El que fueran israelitas naturales circuncisos ya no valía con Dios. Era preciso que llegaran a ser israelitas espirituales, circuncisos de corazón, y formando el ‘Israel espiritual de Dios.’—Gál. 6:15, 16.

      14. (a) Cuando la gran mayoría de los judíos rechazaron la oportunidad del Reino, ¿a quiénes se les permitió valerse de ella? (b) ¿Por qué se regocija hoy un resto de estos herederos del Reino?

      14 Cuando la gran mayoría de los judíos rehusaron valerse de esta magnífica oportunidad de llegar a estar asociados con Jesucristo en su reinado mesiánico celestial, la oportunidad se les ofreció a todas las naciones no judías. El número predeterminado por Dios está valiéndose de esta oportunidad. (Hechos 10:1 a 11:18; 15:7-14; 13:46-48) Un resto de estos herederos del reino mesiánico engendrados del espíritu están en la Tierra hoy día, y esperan con gran anhelo participar con el Mesías Jesús en su reino celestial. (Rom. 8:14-17; 2 Tim. 2:10-12; Rev. 20:4-6) Especialmente se regocijan hoy día porque saben que los “tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” les han sobrevenido. (Hech. 3:21) ¡El reino mesiánico ha sido restaurado! ¿Desde cuándo?

      15. ¿Desde cuándo ha sido restaurado el reino mesiánico, y por eso, debido a persistir en qué proceder serán destruidas las naciones?

      15 Desde el fin de los “tiempos de los gentiles,” o, “los tiempos señalados de las naciones,” en el año 1914 E.C. (Luc. 21:20-24) Jesucristo no ‘restauró el reino’ al tiempo de su ascensión al cielo en el año 33 E.C. Él sabía que tenía que esperar, y esperó, sí, hasta que aquellos Tiempos de los Gentiles terminaron en aquel año en que estalló la primera guerra mundial sobre la humanidad. En aquel tiempo él estaba autorizado para hacerle una petición a Jehová, y Jehová predijo que él entonces concedería la petición de su Mesías. Daría al Mesías o Cristo las naciones políticas por herencia suya y los “cabos de la tierra” por posesión suya. Hoy día estas naciones están interesadas en la dominación mundial por políticos no ungidos con el espíritu de Jehová. Están entregándose al nacionalismo egoísta junto con soberanía nacional, a pesar de ser miembros de la organización de las Naciones Unidas. Aun en las circunstancias desesperadas en que se hallan hoy, no buscan ni piden en oración el reino mesiánico restaurado de Jehová. Su persistencia en este proceder significará su aniquilación.—Sal. 2:1-9.

      RESTAURACIÓN DE LA SOBERANÍA UNIVERSAL

      16. Con debido respeto a Dios, ¿qué desearíamos ver restablecido?

      16 Pero, ¿qué hay de nosotros? Tenemos nosotros fe en la Santa Biblia y en sus profecías y su horario para los asuntos humanos? Nos regocijamos nosotros en estos “tiempos de la restauración de todas las cosas” de que habló el Dios de la Biblia? Si de veras tenemos fe y por lo tanto nos regocijamos, entonces la primera cosa que altruistamente debemos desear con debido respeto a Dios es el restablecimiento de la soberanía universal de Jehová de modo que incluya nuestra Tierra. Esto querría decir que Jehová demostraría de modo positivo que él como Dios el Creador todavía es dueño de la Tierra y la controla al igual que el resto del ilimitado dominio de la creación, celestial y terrenal.

      17. ¿Qué cambio significará en las cosas un restablecimiento como éste, y con qué refrigerio para nosotros?

      17 Esto significaría un cambio totalmente abarcador de las cosas. Significaría el restablecimiento de paz por todo el universo celestial y terrenal. ¡Qué gran “refrigerio” será para nosotros el que el mayor de todos los perturbadores de la paz, Satanás el Diablo, y sus demonios sean atados por el reino mesiánico de Jehová y sean lanzados en el abismo para que no puedan desviar y oprimir a los habitantes de la Tierra! (Rev. 20:1-6) Al destruir toda la organización de Satanás, el reino de Dios vindicará la soberanía universal de Jehová.

      18. ¿Qué está incluido en las “todas las cosas” que han de ser restauradas?

      18 El reino mesiánico de Dios tiene intereses legítimos en la Tierra. Estos intereses pertenecen a las “todas las cosas” de que habló Dios por boca de sus profetas de tiempo antiguo y las cuales tienen que tener una restauración aquí. De modo que se incluyen súbditos. Todas las criaturas humanas que viven en esta Tierra tienen que llegar a ser súbditos de ese reino a fin de hallarse bajo la soberanía universal de Jehová.

      19, 20. (a) ¿Quiénes ya se someten a este reino mesiánico, y con qué perspectivas para después del fin de este sistema? (b) ¿Cómo describe al Rey de éstos Isaías 11:1-5?

      19 Una “grande muchedumbre” de personas de disposición de oveja hoy reconocen que ese reino mesiánico fue establecido en los cielos al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C. y se someten a él, aun ahora antes de la destrucción de la organización visible e invisible de Satanás. Después del fin desastroso de este inicuo sistema de cosas, ya no experimentarán oposición ni persecución por seguir sometiéndose al gobierno mesiánico que entonces estará en poder y control plenos y no disputados. (Rev. 7:9-17) Unidamente adorarán al Soberano divino del universo, Jehová. Como sus “hombres de buena voluntad” recibirán toda ayuda y bendición de Su reino mesiánico, así como también de sus semejantes. ¡Qué refrescante será la paz que entonces reinará sobre toda la Tierra! ¡Qué Rey más sabio, justo y misericordioso tendrán en el Mesías Jesús! Refiriéndose a él como descendiente de Jesé de Belén, quien también fue el padre directo del rey David, la profecía de Isaías 11:1-5 dice:

      20 “Y tiene que salir una ramita del tocón de Jesé; y procedente de sus raíces un renuevo será fructífero. Y sobre él tiene que asentarse el espíritu de Jehová, el espíritu de sabiduría y de entendimiento, el espíritu de consejo y de poderío, el espíritu de conocimiento y del temor de Jehová; y habrá disfrute por él en el temor de Jehová. Y él no juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. Y con justicia tiene que juzgar a los de condición humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a favor de los mansos de la tierra. Y tiene que golpear la tierra con la vara de su boca; y con el espíritu de sus labios dará muerte al inicuo. Y la justicia tiene que resultar ser el cinto de sus caderas, y la fidelidad el cinto de sus lomos.”

      21, 22. (a) ¿Cómo golpeará el Rey con la “vara de su boca” y dará muerte con el “espíritu de sus labios”? (b) ¿La condición pacífica de quiénes en la Tierra hoy día pasará al nuevo sistema, y cómo describe su belleza Isaías 11:6-9?

      21 Con la “vara de su boca,” o con las órdenes autoritativas que salen de su boca para golpear, habrá hecho añicos la organización terrestre visible del gran enemigo de la humanidad, Satanás el Diablo. También, con el “espíritu de sus labios,” o con la irresistible fuerza activa que sus labios expresan al pronunciar los juicios de Dios, habrá dado muerte a todos los inicuos de la Tierra. (Compare con Revelación 19:15, 16, 21.) Esto dejará vivos en la Tierra únicamente a los verdaderos amadores de paz. La paz refrescante que ya existe entre los “hombres de buena voluntad” de Dios por todo el mundo aun ahora antes de aquella destrucción venidera de todos los inicuos, no pacíficos, pasará al justo sistema de cosas bajo el reino del Mesías. La belleza de esa paz y armonía, además de cumplir ahora en sentido espiritual las palabras adicionales del profeta Isaías, se hará más concreta en un cumplimiento literal de aquellas mismas palabras proféticas, que leemos en Isaías 11:6-9:

      22 “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.”

      ¡POR FIN PAZ Y SEGURIDAD POR TODA LA TIERRA!

      23, 24. (a) ¿Qué condiciones que existieron bajo el reinado del antiguo rey Salomón serán restauradas? (b) ¿A quiénes llamará de vuelta el Salomón Mayor para que disfruten de estas condiciones terrestres que entonces existirán?

      23 Bajo el Mesías Jesús, que es “algo más que Salomón,” será restaurada la paz que existió bajo el reino unido del sabio rey Salomón, hijo de David, acerca de cuyo reinado está escrito lo siguiente: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar por su multitud, comiendo y bebiendo y regocijándose. Y Judá e Israel continuaron morando en seguridad, cada uno debajo de su propia vid y debajo de su propia higuera, desde Dan hasta Beer-seba, todos los días de Salomón.” (1 Rey. 4:20, 25; Mat. 12:42) Es a esta paz próspera que existirá por toda la Tierra que serán resucitados todos los muertos rescatados de la humanidad. El Mesías Jesús, que tiene por uno de sus títulos “Príncipe de Paz,” no llamará a los hombres de todas las naciones y familias para que vuelvan del sepulcro a reanudar bajo el reino de él las riñas y guerras interraciales, internacionales, intertribuales e interfamiliares en las cuales participaban antes de morir y hasta el mismo tiempo de su muerte. Profetizó acerca de su reinado:

      24 “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, . . . a una resurrección.”—Juan 5:28, 29.

      25. ¿Por qué resultará la resurrección de algunos bajo el reino mesiánico en juicio o condenación, y la resurrección de otros en vida?

      25 ¿Qué resultado tendrá la resurrección de cada uno a vida en la Tierra bajo el reino mesiánico? Esto dependerá del proceder de cada uno. Habrá una oportunidad para que cada uno obtenga vida sin fin en la Tierra hecha un Paraíso, y la manera de valerse de ésta será rindiendo obediencia sincera al gobierno mesiánico. Los que rehúsen rendir plena sumisión y obediencia al restaurado reino mesiánico sobre la Tierra serán juzgados absolutamente indignos de vida y serán destruidos, condenados a la extinción absoluta. Pero los que aprendan a practicar la obediencia recibirán el beneficio pleno del sacrificio humano perfecto de Jesucristo como rescate. Ellos mismos serán elevados a la perfección de la vida humana, como hijos obedientes del Rey Mesiánico. Así podrán disfrutar de él como su Padre dador de vida, pues otro de sus títulos dados proféticamente es Padre Eterno.—Isa. 9:6.

      26. ¿Qué territorio será restaurado al reino mesiánico de Jehová, y en qué será transformado?

      26 El reino mesiánico de los reyes del antiguo Israel solo tenía el territorio que Dios había dado en la Tierra Prometida allá en el Oriente Medio. El reino mesiánico del Hijo de Dios, Jesucristo, tendrá ese territorio, porque le será restaurado. También tendrá a África, Asia, Europa, Australia, las Américas del Norte, Central y Sur, la Antártida y todas las islas de los siete mares, sí, toda la Tierra. Todos estos lugares serán transformados en un Paraíso de Placer, un Jardín de Edén, porque todos los intereses que le pertenecen a la soberanía universal de Jehová en aquellas partes de nuestro planeta serán restaurados a Su Rey Mesiánico, Jesucristo. (Luc. 23:43) Ese Gobierno Mesiánico se encargará de que todos estos intereses terrestres que le pertenecen al Creador sean conservados para siempre, para la alabanza de Jehová y el bien eterno del hombre.

      27. ¿Qué “tiempos” nos han sobrevenido ya? Debemos asegurarnos de que sean ¿qué, para nosotros?

      27 Por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo Dios habló de todas estas cosas que han de ser restauradas. (Hech. 3:21) Ya nos han sobrevenido los prometidos “tiempos de la restauración de todas las cosas.” Asegurémonos de que sean una bendición para todos nosotros.

      [Ilustración de la página 241]

      Dios le prometió al rey David que su reino sería establecido hasta tiempo indefinido. Esto quiso decir que el reino mesiánico en la línea real de David tendría que ser restaurado

  • Preguntas que hace la gente sobre los testigos de Jehová
    La Atalaya 1971 | 15 de abril
    • Preguntas que hace la gente sobre los testigos de Jehová

      EL AUMENTO notable de los testigos de Jehová en años recientes ha atraído la atención de los periodistas en todas partes del mundo. Aunque a menudo se escriben relatos imparciales acerca de su aumento, sin embargo parece que los reporteros rara vez pueden expresar con exactitud lo que creen los testigos de Jehová. Por lo tanto, muchas personas preguntan directamente a los Testigos, o escriben a la Sociedad Watch Tower, deseando saber lo que realmente creen los testigos de Jehová. Aquí están las respuestas a algunas de las preguntas que se hacen con más frecuencia.

      En este día en que están cambiando las actitudes hacia la Biblia, ¿qué actitud tienen los testigos de Jehová hacia la Biblia?

      Los testigos de Jehová creen que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, la revelación de Dios a la humanidad. Están convencidos de que la Biblia es auténtica,

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