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  • ¿Inmortalidad inherente, o resurrección?... ¿cuál?
    La Atalaya 1982 | 1 de octubre
    • ¿Inmortalidad inherente, o resurrección?... ¿cuál?

      Le invitamos a examinar detenidamente la serie de cuatro artículos que comienza en esta página. En ésta se presenta el punto de vista bíblico en cuanto a lo que le pasa al alma cuando uno muere, la resurrección, el Día de Juicio de Dios y la tribulación final, enlazando todo esto con el Reino, el tema de la Palabra de Dios.

      CADA año, en marzo o abril, más de la cuarta parte de los habitantes de la Tierra celebran la Pascua Florida, que se conoce como la “fiesta de la resurrección de Cristo.” Esto significa, entonces, que los millones de personas que conmemoran la resurrección de Cristo el Domingo de Resurrección están en efecto expresando su esperanza de que con el tiempo ellas serán levantadas de la muerte. Pero, aunque parezca extraño, la mayor parte de estas personas no creen que la vida después de la muerte depende de la resurrección, sino, más bien, de la supervivencia de su “alma inmortal.”

      Centenares de millones de otras personas, que no celebran la Pascua Florida, creen también que su esperanza de vida después de la muerte depende, no de una resurrección, sino de la supervivencia de su “alma.” A todas estas personas, tanto dentro como fuera de la cristiandad, evidentemente les parece que tiene que haber algo más después de la corta duración de su vida en la Tierra. Les haría sentirse frustradas el creer que el hombre vive y muere como un animal. El que deseen una vida futura es muy natural. Quizás usted comparta dicho deseo. Pero, ¿cómo es posible la vida después de la muerte?

      La vida después de la muerte... ¿cómo se realiza?

      En la mayor parte de los casos, los “libros sagrados” de varias religiones ofrecen dos soluciones a este problema. Algunos de tales libros relatan acerca de la supervivencia automática del “alma,” o “espíritu,” del difunto. Por otra parte, la Biblia enseña que los muertos vuelven a vivir por medio de una resurrección.—Hebreos 11:17-19; Lucas 20:37, 38; Juan 5:28, 29; 11:24.

      No es sorprendente que las religiones orientales enseñen la supervivencia automática del “alma,” o “espíritu,” pues registros históricos dignos de confianza muestran que esta creencia tiene su origen en el Oriente. Los antiguos babilonios creían en un mundo de los muertos poblado por las almas de los difuntos y dirigido por el dios Nergal y la diosa Ereskigal. Los antiguos egipcios creían también en la inmortalidad del alma, y tenían su propio “mundo de los muertos.” Adoraban a Osiris como “dios de los muertos.” Al igual que los egipcios, los antiguos persas creían en una “evaluación de las almas” después de la muerte. Muchos filósofos griegos de la antigüedad adoptaron este concepto oriental de un alma inmortal, concepto que finalmente definió Platón en el cuarto siglo a. de la E.C.

      Lo sorprendente es que el judaísmo y las religiones de la cristiandad hayan adoptado la idea de que la vida futura depende de tener un alma inmortal. Esta simplemente no es una enseñanza bíblica, como lo revela The Concise Jewish Encyclopedia (1980): “La Biblia no presenta doctrina alguna de la inmortalidad del alma, ni surge ésta de manera clara en la literatura rabínica [judía] primitiva. ... Con el tiempo la creencia de que alguna parte de la personalidad humana es eterna e indestructible llegó a ser parte del credo rabínico y se aceptó casi universalmente en el judaísmo de años posteriores.”

      Los teólogos de la cristiandad siguieron el ejemplo de los rabinos judíos al adoptar el concepto babilonio, egipcio, persa y griego de que el hombre posee un alma inmortal. No obstante, debido a que las iglesias de la cristiandad afirman aceptar la Biblia, ellas se crearon un dilema al adoptar esta enseñanza no cristiana. El dilema es éste: ¿Cómo pueden las iglesias adherirse a la enseñanza bíblica de la resurrección y, a la misma vez, enseñar que la persona sobrevive a la muerte por medio de tener un alma inmortal?

      ¿Cómo se escapan mañosamente de este dilema las iglesias de la cristiandad? La Catholic Encyclopedia nos dice cómo: “El Cuarto Concilio de Letrán enseña que todos los seres humanos, ya sean elegidos o réprobos, ‘se levantarán de nuevo con sus propios cuerpos que actualmente llevan consigo.’ En el lenguaje de los credos y profesiones de fe este regreso a la vida se llama resurrección del cuerpo.” (Las cursivas son nuestras.) En otras palabras, se afirma de esta manera que la resurrección de los muertos es meramente el proceso de volver a vestir de un cuerpo carnal a un alma que no muere. Pero, eso no es lo que enseña la Biblia.

      La verdadera esperanza de la resurrección

      Muchos eruditos de la Biblia admiten que las doctrinas de la inmortalidad inherente y la “resurrección del cuerpo” no se enseñan en la Biblia. Georges Auzou, profesor católico francés de la Sagrada Escritura, escribe: “El concepto de que hay un ‘alma,’ que es una realidad puramente espiritual e inmaterial que existe separada del ‘cuerpo,’ ... no se encuentra en la Biblia.” “El Nuevo Testamento nunca habla de la ‘resurrección de la carne,’ sino de la ‘resurrección de los muertos.’”

      De igual manera, el profesor protestante francés Oscar Cullmann, en su libro Immortality of the Soul or Resurrection of the Dead?, escribe: “Hay una diferencia radical entre la expectativa cristiana de la resurrección de los muertos y la creencia griega en la inmortalidad del alma. ... Aunque en años posteriores el cristianismo estableció una relación entre estas dos creencias, y hoy el cristiano de término medio las confunde por completo, no veo razón alguna para ocultar lo que yo y la mayor parte de los eruditos consideramos que es la verdad. ... la fe en la resurrección domina enteramente la vida y el pensamiento de las personas sobre quienes se habla en el Nuevo Testamento. ... el hombre entero, que realmente está muerto, vuelve a la vida por medio de un nuevo acto creativo de Dios.”—(Según se tradujo al inglés de la edición original en francés.)

      Sí, la verdadera esperanza bíblica para una vida futura depende de la resurrección, o del “levantarse de nuevo de entre los muertos,” no de la supervivencia automática de un alma inmortal. La Biblia declara con claridad: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hechos 24:15) En el siguiente artículo se considera exactamente cómo llegó a haber tanta confusión religiosa en cuanto a la vida después de la muerte.

  • La resurrección, el Día del Juicio y la apostasía
    La Atalaya 1982 | 1 de octubre
    • La resurrección, el Día del Juicio y la apostasía

      LAS iglesias Católica Romana, Ortodoxa y Protestante han dado la espalda a las verdades claras de la Biblia con respecto a la condición de los muertos y la esperanza para vida después de la muerte. Prefieren la antigua creencia en un alma inmortal, que no tiene base en las Escrituras. Como acabamos de ver, esta creencia se originó en Babilonia y la simplificó el filósofo griego Platón en el cuarto siglo a. de la E.C.

      Los teólogos de la cristiandad afirman que todo hombre, mujer y niño que ha vivido tiene un alma que sale del cuerpo cuando la persona muere. Para acomodar esta enseñanza, han inventado lugares tales como el limbo, el purgatorio y un infierno ardiente. Se supone que ahí van a parar las almas separadas del cuerpo que no son dignas del “paraíso,” que según dicen ellos está en el cielo.

      Las iglesias también dicen que los muertos no están realmente muertos. Más bien, afirman ellas, el alma sigue viviendo. Ellas no pueden por lo tanto enseñar la verdadera doctrina bíblica de la resurrección, que se define como “un regreso a la vida.” De modo que sus teólogos inventaron la llamada resurrección del cuerpo, y afirmaron que en el Día del Juicio los cuerpos de los justos y de los inicuos se volverán a unir con sus respectivas almas para tener parte en la dicha celestial o la condena del infierno ardiente. Además, puesto que creen que tales “almas” no tienen que aguardar el Día del Juicio para que se les asigne al “cielo,” el “infierno” o ‘salas de espera,’ tales como el “limbo” o “purgatorio,” los teólogos de la cristiandad también inventaron la enseñanza de los dos juicios. El primero de éstos se llama el Juicio Particular, que tiene lugar, según se supone, cuando el “alma” sale del cuerpo al momento de la muerte. El segundo se llama el Juicio General, y tiene lugar cuando los cuerpos son “resucitados” y, según se dice, vuelven a unirse a las “almas” en el Día del Juicio.

      La resurrección y la apostasía

      Todos los inventos teológicos mencionados arriba resultaron de que la Iglesia Católica Romana, y en ciertos puntos básicos la Iglesia Ortodoxa y la Protestante, no se adhirieron a las claras enseñanzas bíblicas sobre la resurrección ni a los temas relacionados con ésta, a saber, la muerte, el alma humana y el juicio final.

      A este respecto, la apostasía comenzó a principios de la historia del cristianismo. Solo poco más de 20 años después de la muerte y resurrección de Cristo, el apóstol Pablo escribió desde Éfeso a la congregación joven de Corinto, Grecia: “Ahora bien, si de Cristo se está predicando que él ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos entre ustedes [cristianos ungidos] dicen que no hay resurrección de los muertos?”—1 Corintios 15:12.

      Puede que algunos de los cristianos de Corinto, a quienes Pablo escribió, todavía estuvieran bajo la influencia de la filosofía griega. Unos cuantos años antes Pablo había declarado “las buenas nuevas de Jesús y de la resurrección” a los filósofos griegos de Atenas. Pero “al oír de una resurrección de muertos, algunos empezaron a mofarse.” (Hechos 17:18, 32) Los epicúreos y los estoicos tenían sus propias teorías en cuanto a lo que sucedía al alma después de la muerte. Otros filósofos griegos, que seguían a Sócrates y Platón, creían en la inmortalidad del alma. Ninguno de ellos creía en la resurrección, como se enseña en la Biblia.

      Puede ser también que algunos cristianos de Corinto ya se adherían al punto de vista apóstata sobre la resurrección, punto de vista que el apóstol Pablo condenó 10 años más tarde. Recordemos que al escribir a Timoteo, quien probablemente estaba en Éfeso en aquel entonces, Pablo advirtió: “Evita las vanas palabrerías que violan lo que es santo; porque avanzarán a más y más impiedad, y su palabra se esparcirá como gangrena. Himeneo y Fileto son de ese grupo. Estos mismos se han desviado de la verdad, diciendo que la resurrección ya ha ocurrido; y están subvirtiendo la fe de algunos.”—2 Timoteo 2:16-18.

      Estos apóstatas, al decir que “la resurrección ya ha ocurrido,” no estaban afirmando que los cristianos difuntos ya habían sido levantados de entre los muertos. Ellos aparentemente creían que los cristianos que estaban vivos ya habían sido resucitados, pues se trataba meramente de una resurrección simbólica, de índole espiritual. Negaban que hubiera resurrección alguna en el futuro. Tales ideas estaban “subvirtiendo la fe” de algunos, de modo que el apóstol Pablo dio fuerte advertencia en contra de dichas enseñanzas apóstatas.

      La apostasía ‘se esparce como gangrena’

      Este Himeneo sin duda era el mismo que Pablo mencionó en su primera carta a Timoteo. A ese hombre se le había expulsado de la congregación cristiana, junto con cierto Alejandro, debido a que habían “experimentado naufragio respecto a su fe.” Pablo aconsejó a Timoteo que ‘siguiera guerreando el guerrear excelente’ contra tales apóstatas.—1 Timoteo 1:18-20.

      Mientras los apóstoles todavía estaban vivos, pusieron el ejemplo respecto a combatir la apostasía. Pero tan pronto como ya no estaban presentes para ‘obrar como restricción,’ se confirmaron los temores de Pablo, y la “palabra” de los apóstatas ‘se esparció como gangrena.’—2 Tesalonicenses 2:3-12; Hechos 20:29, 30.

      Más tarde, los gnósticos desarrollaron ideas respecto a una resurrección puramente simbólica, como la que enseñaron Himeneo y Fileto en Éfeso. Durante el segundo siglo y a principios del tercer siglo E.C., los gnósticos (de la palabra griega gnosis, “conocimiento”) combinaron el cristianismo apóstata con la filosofía griega y el misticismo oriental. Afirmaban que toda materia es inicua y recalcaban que la salvación venía por medio de “conocimiento” (gnosis) místico más bien que mediante fe en Cristo como redentor.

      Pero el gnosticismo no fue la única forma de apostasía que ‘se esparció como gangrena.’ Para el cuarto siglo, otros hombres que se habían “desviado de la verdad” corrompieron el cristianismo verdadero que enseñaron Cristo y sus fieles apóstoles y discípulos. La publicación erudita New International Dictionary of New Testament Theology admite que durante el “transcurso de la historia eclesiástica se absorbieron en el concepto del paraíso muchos temas, descripciones e ideas que no tenían base bíblica.” Luego este diccionario de la Biblia menciona “el hecho de que la doctrina de la inmortalidad del alma llegó a reemplazar la escatología [el estudio del destino final del hombre y el mundo] del N[uevo] T[estamento], que incluía la esperanza de la resurrección de los muertos.”

      Como hemos visto en lo susodicho y en el artículo previo, al negar que la persona realmente muere y al aceptar la idea pagana de la supervivencia automática del alma inmortal, las iglesias Católica y Ortodoxa se alejaron cada vez más de las claras enseñanzas bíblicas sobre la resurrección y el juicio. Esto resultó en el dogma del infierno ardiente y el purgatorio, dogma que deshonra a Dios, y en la idea absurda de que cuerpos carnales son resucitados para flotar en el cielo o para recibir tormento eterno en el “infierno.”

      La “gangrena” no dejó de esparcirse al llegar a ese punto. En siglos posteriores reformadores protestantes añadieron sus propias teorías no bíblicas sobre la muerte, la resurrección y el juicio final. La mayor parte de ellos siguieron el dogma católico sobre la inmortalidad inherente del alma, lo cual les obligó a aceptar también la doctrina de la “resurrección del cuerpo.” Muchas iglesias protestantes también enseñan que hay un infierno ardiente. Pero los teólogos protestantes también han mostrado su ingenio por medio de inventarse otras doctrinas que no se enseñan en la Biblia. Por ejemplo, en algunas iglesias calvinistas reformadas se enseña que Dios predestina a ciertas almas para la salvación y a otras para la condenación eterna. Otros protestantes creen en la salvación universal, es decir, en que finalmente todas las almas se salvarán, aun las de los inicuos.

      El adherirse a la verdad bíblica

      Después de advertir en contra de la apostasía de Himeneo y Fileto respecto a la resurrección, Pablo agregó: “Con todo, el fundamento sólido de Dios queda en pie, teniendo este sello: ‘Jehová conoce a los que le pertenecen.’”—2 Timoteo 2:19.

      Después de haber examinado el desarrollo histórico de las ideas apóstatas respecto al alma, la muerte, la resurrección y el juicio final, y después de haber visto la confusión entre las creencias de la actualidad sobre estos temas vitales, ¿cómo procederá usted? El cristiano sincero quedará más convencido que nunca de que es necesario adherirse al “fundamento sólido de Dios” en estos asuntos, según se delinean en Su Palabra, la Biblia.

      No obstante, algunos cristianos, aunque aceptan la clara enseñanza bíblica sobre el alma humana, la muerte y la resurrección, tal vez por motivos de emoción tengan ideas en cuanto al juicio final que aparentemente exaltan la bondad amorosa de Jehová, pero que en sí arrojan dudas sobre su justicia y derecho de destruir a los inicuos. A fin de aclarar las preguntas sobre dichos asuntos, en los siguientes artículos se examinará lo que la Biblia dice en cuanto a la verdadera esperanza de la resurrección y la relación que ésta tiene con el reino de Dios y el día de juicio de Dios. Invitamos al lector a leer lo que sigue.

      [Recuadro en la página 17]

      Lo que la Biblia dice en cuanto al alma, la muerte, la resurrección y el juicio final

      El hombre no posee un alma; él ES un alma.—1 Corintios 15:45.

      El alma, o toda la persona, muere.—Ezequiel 18:4.

      La muerte es un enemigo, no un amigo.—1 Corintios 15:26.

      La vida después de la muerte puede realizarse únicamente mediante una resurrección.—Juan 5:28, 29.

      El galardón por la fidelidad es la vida eterna.—Juan 10:27, 28.

      El castigo por el pecado deliberado es muerte eterna, no tormento eterno.—Romanos 6:23.

      [Recuadro en la página 18]

      Enseñanza oficial de las iglesias de la cristiandad

      El Credo de Atanasio, oficialmente aceptado por las iglesias Católica Romana, Anglicana y otras iglesias protestantes, declara: “[Jesús] ascendió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre, Dios Todopoderoso. Desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. En cuya venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y darán cuenta de todas sus propias obras. Y los que hayan hecho bien irán a la vida eterna, y los que hayan hecho mal al fuego eterno.”

      [Recuadro en la página 19]

      Punto de vista eclesiástico de la resurrección

      “La resurrección general apenas puede probarse por medio de la razón, aunque tal vez demostremos su congruidad [lo apropiado que es]. (a) Dado que el alma tiene una propensión natural al cuerpo, el que el alma se separara perpetuamente del cuerpo parecería poco natural. (b) Puesto que el cuerpo participa en los delitos del alma, y acompaña a ésta en sus virtudes, la justicia de Dios parece exigir que el cuerpo comparta el castigo y el galardón del alma. (c) Dado que el alma separada del cuerpo es naturalmente imperfecta, la consumación de su felicidad, repleta de todo lo bueno, parece exigir una resurrección del cuerpo.”—Catholic Encyclopedia (Las cursivas son nuestras.)

  • El Reino y la esperanza de la resurrección
    La Atalaya 1982 | 1 de octubre
    • El Reino y la esperanza de la resurrección

      “Solemnemente te encargo delante de Dios y de Cristo Jesús, que está destinado a juzgar a los vivos y a los muertos, y por su manifestación y su reino:”—2 Timoteo 4:1.

      1. En vista de la cantidad de humanos que han vivido, ¿por qué es tan importante la esperanza de la resurrección, pero qué preguntas vienen a la mente?

      LOS cálculos que se han hecho sobre cuántos seres humanos han vivido en la Tierra varían entre catorce mil millones y veinte mil millones. Cualquiera que sea la cantidad correcta, dos hechos son seguros: (1) Jehová Dios conoce la cantidad precisa de personas que han vivido, y tiene el poder para hacer que vuelva a vivir quienquiera que él escoja; (2) la actual población mundial, sin precedente, de unos 4.400 millones de personas evidentemente es solo una pequeña fracción del número total de humanos que han vivido. La siguiente conclusión es inescapable: por mucho la mayor cantidad de humanos están muertos, y en el caso de ellos cualquier esperanza de una vida futura depende de la resurrección. ¿Pero por qué murieron? ¿Y qué esperanza hay de que vuelvan a vivir alguna vez?

      2. ¿Qué declaró Pedro en cuanto a la resurrección de Cristo y lo que éste tiene que ver con la esperanza de la resurrección?

      2 En el año 36 E.C. el apóstol Pedro declaró: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto. ... Dios levantó a Este [Jesucristo] al tercer día y le concedió manifestarse, no a todo el pueblo, sino a testigos nombrados de antemano por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con él después que se levantó de entre los muertos. También, nos ordenó que predicásemos al pueblo y que diésemos testimonio cabal de que éste es El decretado por Dios para ser juez de vivos y de muertos. De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que pone fe en él consigue perdón de pecados por medio de su nombre.”—Hechos 10:34-43.

      3. (a) ¿Por qué han muerto tantos miles de millones de personas? (b) Explique cómo la muerte y resurrección de Cristo constituyen la base para la esperanza de la resurrección.

      3 Sí, se debe al pecado heredado del primer hombre, Adán, el que se hayan acumulado miles de millones de humanos muertos en el sepulcro. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres. ... Por la ofensa del un solo hombre la muerte gobernó como rey.” (Romanos 5:12, 17) Pero Cristo murió y fue “hecho vivo en el espíritu.” (1 Pedro 3:18) Mediante fe en su sangre derramada, ‘todos,’ de entre ‘los vivos y los muertos,’ pueden conseguir “perdón de pecados” y ser librados de la gobernación tiránica del rey Muerte. Para que esto sea así la mayoría de la humanidad necesita una resurrección. Por eso Pablo escribe: “Dado que la muerte es por medio de un hombre [Adán], la resurrección de los muertos también es por medio de un hombre [Jesús].” (1 Corintios 15:21) Cristo confirmó esto cuando declaró a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (Juan 11:25) La muerte y resurrección de Cristo son la base para la esperanza de la resurrección.

      La “primera resurrección”

      4, 5. (a) ¿Qué escribió Juan sobre la “primera resurrección,” y qué poder y puesto se les da a los que toman parte en esta resurrección? (b) ¿Qué dijo Jesús a los once apóstoles fieles acerca del puesto que tendrían?

      4 La Biblia muestra que Cristo no obrará a solas al juzgar “a los vivos y a los muertos.” El apóstol Juan describió una visión inspirada cuando escribió: “Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje [la organización política de Satanás] ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre su frente y sobre su mano. Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años. Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Revelación 20:4, 6.

      5 Entre los primeros de estos reyes y jueces futuros que murieron como testigos fieles de Jesús y su Padre, Jehová, estuvieron los once apóstoles leales. En Lucas 22:28-30 Jesús describe a éstos y dice que están sentados en tronos con él en su Reino “para juzgar a las doce tribus de Israel [no sacerdotales, que representan al resto de la humanidad].”

      6. ¿Cuántos jueces asociados ayudarán a Cristo cuando juzgue a los vivos y a los muertos, y qué transformación experimentan éstos cuando se les resucita?

      6 Otros textos de la Biblia muestran que este privilegio singular de ser reyes y jueces asociados con Cristo en su reino está limitado a un “rebaño pequeño” de 144.000 cristianos fieles que han sido “comprados de la tierra,” “comprados de entre la humanidad.” (Lucas 12:32; Revelación 14:1-4) Estos renuncian a la esperanza normal y natural de vivir para siempre en la Tierra a fin de estar “unidos con él [Cristo] en la semejanza de su resurrección.” (Romanos 6:5) Respecto a éstos, Pablo también escribió: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción. ... Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. ... Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios ... Esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad.”—1 Corintios 15:42-53.

      7. ¿Qué dice cierto diccionario respecto a la inmortalidad, y qué escribieron Pablo y Pedro acerca de la esperanza celestial?

      7 Es de interés que The New International Dictionary of New Testament Theology muestre que es falsa la idea antibíblica de que toda persona tiene un alma inmortal, pues declara: “La inmortalidad no es algo que todos los hombres poseen al presente, sino algo que los cristianos adquirirán en el futuro. Según 1 Cor. 15:42, 52 ff., no es sino hasta después de la transformación que ocurre en la resurrección que los creyentes ‘visten’ la prenda de la inmortalidad. ... no puede haber inmortalidad sin que primero haya una resurrección.” En realidad, el premio de la inmortalidad no se concede a todos los cristianos, sino únicamente a los que tienen parte en “la resurrección más temprana de entre los muertos.” Estos tienen “una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible ... reservada en los cielos.”—Filipenses 3:10, 11; 1 Pedro 1:3, 4.

      El tiempo de la “primera resurrección”

      8. (a) Según las Escrituras, ¿cuándo habría de suceder la “primera resurrección”? (b) Explique el significado de 1 Tesalonicenses 4:14-17 y 1 Corintios 15:51, 52.

      8 Las Escrituras enlazan esta “primera resurrección” con la “presencia [griego, parousía]” de Cristo. (1 Corintios 15:23) El apóstol Pablo escribe: “El Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo [desde el primer siglo y hasta la venida de Cristo al templo espiritual en 1918] se levantarán primero.” Entonces Pablo pasa a decir que los cristianos ungidos ‘que sobreviven hasta la presencia [parousía] del Señor,’ y que por lo tanto mueren durante la parousía, serán resucitados inmediatamente y serán “arrebatados ... en nubes al encuentro del Señor en el aire.” (1 Tesalonicenses 4:14-17) Estos no tienen que ‘dormir’ en el sepulcro ni esperar la resurrección. Al morir son “cambiados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos.”—1 Corintios 15:51, 52, Versión Hispano-Americana.

      9. (a) ¿Cuándo empezó la presencia invisible de Cristo? (b) ¿Qué habría de suceder durante su presencia, y por qué se puede considerar “felices” a los cristianos ungidos que mueren durante la presencia de Cristo?

      9 Los acontecimientos que han tenido lugar en cumplimiento de profecías bíblicas indican que la presencia, o parousía, de Cristo empezó en el año trascendental de 1914. (Mateo 24:3, 7-14) Entonces, “el reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor [Jehová] y de su Cristo.” Después de aquel acontecimiento de enormes consecuencias para todo el mundo, llegó “el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados.” Esta obra de juzgar y recompensar a los dignos empezó a realizarse con los participantes de la “primera resurrección” desde la llegada de Cristo al templo en adelante. (Revelación 11:15-18) Se les llama “felices” a los cristianos ungidos que mueren fieles después del establecimiento del reino de Dios. ¿Por qué? Porque la resurrección de ellos se efectúa instantáneamente, lo cual les permite emprender inmediatamente sus nuevos deberes con Cristo Jesús en el cielo.—Revelación 14:13.

      10. ¿Por qué razones se llama la resurrección de los 144.000 la “primera resurrección”?

      10 Es apropiado que a la resurrección del entero número de 144.000 cristianos ungidos que han sido llamados para reinar con Cristo en el cielo se le llame la “primera resurrección.” Esto se debe a que precede en tiempo a la resurrección de la humanidad en general para vida en la Tierra, pues los 144.000 ungidos llegan a ser “primicias para Dios y para el Cordero.” (Revelación 14:1, 4; Santiago 1:18) Esto los coloca en una posición de importancia, puesto que ninguno de los demás humanos pueden ser “hechos perfectos aparte de” estos 144.000 sacerdotes, reyes y jueces. (Hebreos 11:40b; Revelación 22:1, 2) Además, la “primera resurrección” es superior a cualquier resurrección terrestre, puesto que a los 144.000 se les resucita “en la semejanza de su resurrección [la de Cristo]” a la vida incorruptible e inmortal como hijos de Dios con vida de espíritu.—Romanos 6:5.

      La resurrección terrestre

      11. ¿Qué otra resurrección se menciona en el capítulo 20 de Revelación?

      11 Si hay una “primera resurrección,” es lógico que haya una resurrección posterior. Describiendo lo que acontecerá durante el día de juicio milenario, que se mencionó anteriormente en el mismo capítulo, el apóstol Juan escribió:

      “Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos.”—Revelación 20:12.

      12, 13. (a) ¿Por qué es ilógico decir que a los demás de los muertos no se les resucitará sino hasta después del milenio? (b) Entonces, ¿qué significa la expresión “llegaron a vivir” que se usa en Revelación 20:5? (c) ¿Cómo se determinará los nombres de quiénes han de registrarse finalmente en “el rollo de la vida”?

      12 Estos “muertos” y “los demás de los muertos” que se mencionan en el versículo cinco del mismo capítulo, y de quienes se dice que “no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años,” son las mismas personas. Esto no puede significar que no se les resucite sino hasta después del día de juicio milenario, porque a los que tienen parte en la “primera resurrección” se les da “poder para juzgar” y serán “sacerdotes” y “gobernarán como reyes” con Cristo “por los mil años.” (Revelación 20:4-6) ¿A quiénes juzgarán, y sobre quiénes gobernarán como reyes, y en beneficio de quiénes obrarán como sacerdotes, si no se resucita a “los demás de los muertos” sino hasta el fin del milenio?

      13 Por consiguiente, la expresión “llegaron a vivir” tiene que referirse a la situación al fin del Día del Juicio, que dura 1.000 años. Significa que estas personas ‘llegan a vivir’ en el sentido de que finalmente alcanzan la perfección humana. Estarán en el mismo estado perfecto en que estuvieron Adán y Eva en el jardín del Edén. ¿Cómo determinará Jehová en aquel entonces los nombres de quiénes han de escribirse en el “rollo de la vida,” o “libro de la vida”? Será mediante una prueba final a la que se someterá a la humanidad. (Revelación 20:7-10, 12, 15) Los que resulten fieles a Dios en la prueba final serán ‘declarados justos’ por Jehová mismo y entrarán en “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” en la Tierra. (Romanos 8:21, 33) Recibirán la garantía divina de vida eterna, a diferencia de Adán, que falló bajo prueba y por eso Dios envió querubines que le impidieron acceso al “árbol de la vida.”—Génesis 2:9; 3:22-24.

      14. ¿En qué sentido será la resurrección de la gente en la Tierra durante el milenio una resurrección a mejores oportunidades?

      14 Puesto que todos “los demás de los muertos” que sean resucitados durante el reinado de 1.000 años de Cristo tendrán la oportunidad de demostrar que son dignos de que se escriba permanentemente su nombre en el “rollo de la vida” de Jehová y que merecen vivir para siempre bajo el reino de Dios, la resurrección de ellos será una resurrección a mejores oportunidades que aquellas de que disfrutaron las pocas personas a quienes se resucitó en tiempos bíblicos, pero que volvieron a morir. (1 Reyes 17:17-24; 2 Reyes 4:17-37; 13:20, 21; Mateo 9:18, 23-26; Lucas 7:11-15; Juan 11:38-44; Hechos 9:36-41; 20:7-12) Fue a fin de conseguir una “resurrección mejor” bajo el reino, o “ciudad,” del Mesías que hombres y mujeres de la antigüedad permanecieron fieles a Jehová hasta la muerte.—Hebreos 11:10, 13, 14, 35.

      Resurrección y juicio

      15, 16. (a) ¿Es el Día del Juicio algo que se deba temer? Explique. (b) ¿Quién efectuará la obra de juzgar, y sobre qué base?

      15 Hemos visto que a “los demás de los muertos” se les resucita durante el milenio a fin de que sean “juzgados ... según sus hechos” en aquel entonces. (Revelación 20:12) La horrenda idea de que haya un día de juicio final en el que todos los que hayan vivido en tiempo alguno tengan que responder de los pecados que hayan cometido en el pasado carece de apoyo bíblico. El contexto muestra que se abrirán “rollos” divinos, o libros de leyes, y que se juzgará a los muertos resucitados “de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos,” es decir, según su obediencia o desobediencia a esas instrucciones divinas.

      16 ¿Quién efectuará la obra de juzgar? El apóstol Pablo escribió que Cristo Jesús “está destinado a juzgar a los vivos y a los muertos,” y al mismo tiempo habló de la “manifestación [de Cristo] y su reino.” (2 Timoteo 4:1) Durante el reino milenario de Cristo habrá 144.000 jueces asociados sentados en “tronos” con él. (Lucas 22:28-30; Revelación 20:4, 6) Pablo escribió: “¿No saben ustedes que los santos juzgarán al mundo?”—1 Corintios 6:2.

      17, 18. (a) ¿Hay alguna contradicción entre Juan 5:29 y Revelación 20:12? Explique. (b) ¿En qué sentido “saldrán [algunos] a una resurrección de juicio”?

      17 Refiriéndose a lo que sucederá durante su reino milenario, que también es un Día de Juicio de 1.000 años, Jesús declaró: “Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha encargado todo el juicio al Hijo. ... No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”—Juan 5:22-29.

      18 ¿Contradice esto a Revelación 20:12, donde leemos que los muertos serán “juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos,” los cuales rollos no se ‘abrirán’ sino hasta que esté en progreso el milenio? De ninguna manera. Hay que entender las palabras de Jesús en el capítulo cinco de Juan a la luz de su posterior revelación a Juan. (Revelación 1:1) Tanto “los que hicieron cosas buenas” como “los que practicaron cosas viles” estarán entre “los muertos” que serán “juzgados individualmente según sus hechos,” hechos que realicen después de su resurrección. (Revelación 20:13) Al contrastar “resurrección de vida” con “resurrección de juicio [griego, anástasis kríseos],” Jesús estaba refiriéndose al resultado final de dichas resurrecciones. Thayer’s Greek-English Lexicon define anástasis kríseos como resurrección “seguida por condenación.” No se resucita a la persona a fin de condenarla automáticamente, antes bien, un juicio condenatorio sigue a su resurrección si la persona rehúsa atenerse a las “cosas escritas en los rollos” y por eso no consigue que su nombre sea “escrito en el libro de la vida.” Entonces moriría “la muerte segunda,” sin ninguna esperanza futura de una resurrección.—Revelación 20:14, 15; 21:8.

      19. y nota al pie de la página (a) ¿Cómo traduce cierta Biblia en francés el texto de Juan 5:29, y solamente cuándo se hará patente que una resurrección fue una resurrección “de vida” o “de juicio”? (b) ¿Salen respectivamente a una “resurrección de vida” y a una “resurrección de juicio” los “justos” y los “injustos” que se mencionan en Hechos 24:15? Explique.

      19 Es de interés notar que la Ecumenical Translation, francesa, (publicada por un grupo de eruditos católicos y protestantes) traduce Juan 5:29 así: “Los que han hecho bien saldrán para la resurrección que lleva a vida; los que han practicado lo malo, para la resurrección que lleva a juicio.” Solo cuando se haga patente el resultado final de la resurrección de la persona, podrá saberse si su resurrección fue una “resurrección de vida” o una “resurrección de juicio.”a

      20. (a) ¿Quiénes tendrán que beber del “agua de vida,” y por qué? (b) ¿Qué pregunta se considerará en el artículo siguiente?

      20 Tanto las personas que serán resucitadas como la “grande muchedumbre” que sobrevivirá a la “grande tribulación” ya tan cercana tendrán que beber del “agua de vida,” es decir, aceptar agradecidamente el sacrificio de rescate de Cristo y todo lo demás que Jehová disponga para librar a la humanidad del pecado y de la muerte. (Revelación 7:9, 10, 14, 17; 22:1, 2) Cristo y sus 144.000 jueces sacerdotales asociados administrarán estas disposiciones durante el Reino milenario. Pero, ¿volverán todos los muertos para ser juzgados, incluso las víctimas de la venidera “grande tribulación”? El artículo siguiente considerará eso.

      [Nota a pie de página]

      a No debe considerarse que las personas que son levantadas a una “resurrección de vida” o a una “resurrección de juicio” sean lo mismo que los “justos” y los “injustos” que Pablo mencionó en Hechos 24:15. Pablo se refiere a la condición de las personas cuando se les resucita, basada en su conducta antes de morir. Los “justos” tendrán que persistir en su proceder justo mediante obediencia a las cosas escritas en los “rollos.” De otro modo su resurrección pudiera resultar ser una “de juicio.” A la inversa, si cualesquiera de los “injustos” se arrepienten, aceptan el sacrificio de rescate de Cristo y obedecen las cosas escritas en los “rollos,” su resurrección pudiera resultar ser una resurrección “de vida.”

      PREGUNTAS DE REPASO

      ◻ ¿De qué manera es Cristo “la resurrección y la vida”?

      ◻ ¿Quiénes tienen parte en la “primera resurrección,” y en qué actividades ayudarán al rey Jesucristo?

      ◻ ¿Por qué es apropiado el término “primera resurrección”?

      ◻ ¿De qué manera ‘llegan a vivir’ después del milenio “los demás de los muertos,” y en qué sentido es superior la resurrección de ellos a la de personas que, en tiempos bíblicos, fueron levantadas a vida en la Tierra?

      ◻ ¿Sobre qué base se juzgará a los muertos que sean resucitados, y qué necesitarán para ser librados del pecado y la muerte?

      [Comentario en la página 21]

      “La inmortalidad no es algo que todos los hombres poseen al presente, sino algo que los cristianos adquirirán en el futuro. ... no puede haber inmortalidad sin que primero haya una resurrección.”—The New International Dictionary of New Testament Theology

      [Ilustración en la página 23]

      La Biblia muestra que muchas personas resucitarán para vivir en la Tierra

  • Supervivencia o destrucción en la “grande tribulación”
    La Atalaya 1982 | 1 de octubre
    • Supervivencia o destrucción en la “grande tribulación”

      “Estos partirán al cortamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.”—Mateo 25:46.

      1, 2. ¿Qué opinan algunas personas, por qué es esto peligroso y por qué ha de evitarse?

      PARA algunas personas les es repulsiva la idea de que ciertos individuos serán destruidos eternamente. Esto es cierto en el caso de los universalistas, quienes creen que finalmente todo el mundo se salvará. Allá en el tercer siglo de la E.C., el escritor religioso Orígenes acarició la idea de la salvación final para todos. Sin llegar al extremo de creer eso, hoy algunos que alegan ser cristianos opinan que quizás todos los seres humanos serán resucitados, incluso todas las víctimas futuras de la “grande tribulación.”—Mateo 24:21, 22.

      2 Inconscientemente, los que piensan así se acercan de modo peligroso a la doctrina de la cristiandad de una “resurrección general.” Las iglesias principales enseñan que los cuerpos sin vida de TODOS los muertos serán levantados para reunirse con sus respectivas almas en el cielo o en el “infierno.” Sin embargo, la Biblia no enseña que habrá una “resurrección general” tal como lo enseña la cristiandad, ni que TODOS los muertos, hasta los inicuos, serán resucitados o levantados a la vida.

      No todos los muertos resucitarán

      3. ¿Cómo indicó Jesús que no toda persona sería resucitada?

      3 Jesús señaló que no todo el mundo sería resucitado. Él estaba contestando una pregunta capciosa que le hicieron los saduceos, quienes creían que nadie resucitaría. Habló sobre “los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos.” (Lucas 20:35) Sus palabras indican que no todos se habrán probado dignos de ser resucitados en el prometido nuevo sistema de cosas de Dios.

      4. Según el capítulo 20 de Revelación, ¿de dónde saldrán los muertos, pero qué lugar simbólico no entregará sus muertos?

      4 En el capítulo 20 de Revelación, que trata el asunto de la resurrección de “los demás de los muertos” que no participan en la “primera resurrección,” la Biblia dice que el “mar” y el “Hades” entregan los muertos que hay en ellos. No dice que los muertos salen del “lago de fuego,” o “muerte segunda,” que en los demás lugares se llama “Gehena” (Gei Hinnom, en hebreo). (Lucas 12:5) Tal como la palabra “mar” representa el acuoso sepulcro colectivo de los que murieron en las profundidades del mar y cuyos cuerpos nunca fueron recobrados para ser enterrados, así la palabra griega hades no se refiere a ninguna tumba individual, sino, más bien, al sepulcro terrestre común de la humanidad. Corresponde con la palabra “Seol” que está en las Escrituras Hebreas. Jesús declaró: “Llegué a estar muerto, pero, ¡mira! vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Revelación 1:18) Durante su reinado milenario él usará estas “llaves” para librar de la muerte a “los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos.”

      5. ¿Qué simboliza el “Gehena”?

      5 Por otro lado, en ninguna parte de las Escrituras se declara que Cristo tiene las llaves del Gehena. Él dijo acerca del Gehena: “No se hagan temerosos de los que matan el cuerpo mas no pueden matar el alma; sino, más bien, teman [a Jehová] al que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el Gehena.” (Mateo 10:28) Al comentar sobre este pasaje en su libro ¿Inmortalidad del alma, o resurrección de los muertos? (en francés), el profesor Oscar Cullmann escribió: “aquí psykhé [alma] no significa el concepto griego del alma, sino, más bien, debe traducirse ‘vida.’ ... W. G. Kümmel ... también escribe con buena razón: Mat. 10:28 ‘no procura destacar la inmortalidad del alma, sino que subraya el hecho de que Dios es el único que puede destruir no solo la vida terrestre, sino, también, la vida celestial.’” Sí, Gehena representa la destrucción total de la cual no es posible que haya resurrección. The New Bible Commentary (segunda edición, página 786) define Gehena como “descripción de la ‘muerte segunda.’”—Revelación 21:8.

      6. Muestre con la Biblia que algunos van al Gehena antes del Día de Juicio de 1.000 años, por lo cual no tienen esperanza de resucitar.

      6 Ahora bien, la Biblia muestra claramente que algunos van a parar al Gehena simbólico antes de que comience el Día de Juicio de 1.000 años. Jesús dijo a los impenitentes escribas y fariseos que ellos y los prosélitos gentiles que habían hecho eran ‘sujetos para el Gehena’ o, literalmente, ‘hijos del Gehena.’ (Mateo 23:15, 33-35; vea también Juan 9:39-41; 15:22-24.) Si hasta un prosélito de los fariseos llegaba a ser sujeto para el Gehena ‘dos veces más que ellos,’ ¡cuánto más lo sería Judas Iscariote, quien hizo un trato nefando con ellos para traicionar al Hijo de Dios! Jesús dio a entender esto cuando llamó a Judas “el hijo de destrucción.” (Juan 17:12) De manera similar, cuando los impenitentes apóstatas mueren, no van al Seol, o Hades, sino al Gehena. (Hebreos 6:4-8; 2 Pedro 2:1) Lo mismo ocurre con los cristianos dedicados que persisten en pecar voluntariosamente o a los que ‘se retraen.’ (Hebreos 10:26-31, 38, 39) Estos son solo ejemplos que muestran que algunos, aun en “este sistema de cosas,” han cometido el pecado por el cual no hay perdón, ni siquiera en el sistema de cosas “venidero.” (Mateo 12:31, 32; compare con 1 Juan 5:16.) Por consiguiente, no serán resucitados.

      Los juicios de Jehová son definitivos

      7. ¿Qué otra cosa prueba que Jehová pronuncia juicio final contra algunos aun durante el sistema de cosas actual?

      7 El mismo hecho de que Jesús haya declarado que la “blasfemia contra el espíritu santo” no sería perdonada ni “en este sistema

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