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¿Qué es la “revolución verde”?¡Despertad! 1972 | 8 de noviembre
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¿Qué es la “revolución verde”?
HACE solo unos cuantos años, se informó que el hambre estaba afectando gravemente a cientos de millones de personas en varios países. Se decía que diariamente ocurrían miles de muertes debido a la escasez de alimentos.
Esto era especialmente cierto en la India. Allí, dos años consecutivos de escasas lluvias, en 1965 y 1966, produjeron una sequía que dañó severamente a las cosechas. La pérdida de vidas debido al hambre fue grande. Solo debido a los enormes embarques de alimentos de otros países se pudo impedir una completa catástrofe.
Como resultado, muchas fuentes comenzaron a anunciar espantosas predicciones de hambre mundial. Algunas autoridades calcularon que para mediados de los años 1970 con seguridad se vería esa hambre. Hubo hasta aquellos que dijeron que el hambre mundial ya había comenzado.
Sin embargo, hoy ya no se habla tanto acerca de gente muriéndose de hambre alrededor del mundo como se hacía entonces. De hecho, ahora oímos de ‘sobrantes’ de alimentos en algunos lugares donde hace apenas unos cuantos años acostumbraba haber gran escasez.
¿Cuál es la razón de esto? Se debe a que se ha estado efectuando una ‘revolución’ en la producción de granos alimenticios. Este fenómeno se tiene en tan alta estima que se le ha dado el nombre de la “revolución verde.”
Sin embargo, también ha hecho surgir preguntas como las siguientes: ¿Cómo llegó a existir esta “revolución verde”? ¿Hay peligros asociados con ella? ¿Está en realidad ayudando a los pobres y hambrientos del mundo? ¿Es ésta la solución a los problemas alimenticios del hombre? Examinemos cada una de estas preguntas.
La “revolución verde” tiene que ver más específicamente con el desarrollo con buen éxito de tipos de trigo y arroz muy productivos. Es tan importante porque estos dos granos, especialmente el arroz, son el alimento principal para la mayor parte de la población de la Tierra.
Esta “revolución verde” empezó alrededor del año 1965. Tuvo su comienzo más temprano en un programa conjunto realizado en México entre el Ministerio de Agricultura de ese país y la Fundación Rockefeller.
La primera brecha se produjo como resultado de los esfuerzos de un equipo de expertos agrícolas encabezados por el Dr. Norman E. Borlaug. Esto fue después de estar experimentando unos veinte años. ¡Desarrollaron variedades de trigo que producían hasta ciento cuarenta litros de trigo donde antes solo habían crecido treinta y cinco litros!
El nuevo trigo era de caña corta y muy rígida. Esto era importante, pues evitaba que la planta se quebrara bajo el peso de los granos de gran tamaño de la espiga. Además, no era sensible a la duración del día. Esto significaba que podía ser plantado aun en aquellas partes de la Tierra donde la duración de las horas del día era diferente a la de la zona donde la semilla había sido desarrollada. Además, respondía muy favorablemente a la fertilización y al riego.
Alrededor del mismo tiempo, se desarrolló en las Filipinas una nueva planta de arroz que era muy fecunda. La agencia responsable de esto fue el Instituto Internacional de la Investigación del Arroz. Este descubrimiento hizo por el arroz lo que los experimentos mexicanos habían hecho por el trigo.
En 1965 estos nuevos granos fueron plantados experimentalmente en escala mayor en Asia. Centenares de hectáreas fueron sembradas. Hoy día, solo siete años más tarde, ¡decenas de millones de hectáreas han sido plantadas con las nuevas variedades en diversas zonas de la Tierra! Esto es cierto particularmente de las zonas trigueras en la India y Paquistán. En las Filipinas y otras zonas arroceras del sudoeste asiático, también han aumentado las siembras de las nuevas variedades.
¿Cuán eficaz ha sido?
La producción de granos ha pasado por importantes cambios debido a las nuevas variedades. En varios países ha habido grandes aumentos en la producción de grano. La revista BioScience del 1 de noviembre de 1971 destacó particularmente a la India y Paquistán, “donde se dice que los granos están disipando el espectro de una extensa hambre o por lo menos posponiéndola tal vez por una generación.”
Con anterioridad la mejor cosecha para la India fue durante la cosecha de 1964 a 1965. En ese entonces se produjo 89 millones de toneladas de grano. Pero para 1970 a 1971 se informaron 107 millones de toneladas. El aumento más espectacular se obtuvo en la cosecha de trigo. En seis años llegó a ser más del doble, de alrededor de 11 millones de toneladas a 23 millones de toneladas. La producción de arroz no aumentó tan espectacularmente. Sin embargo, algunos funcionarios de la India predijeron que 1972 podría ver la “autosuficiencia” de ese alimento básico.
Como resultado de los grandes aumentos en la producción de las cosechas, actualmente se informa que algunas zonas del mundo propensas al hambre que anteriormente tenían que importar grandes cantidades de grano, ahora tienen suficiente, o que hasta lo están exportando. Este éxito con los nuevos granos ha inducido a que cada año más y más agricultores los planten.
De esto uno podría concluir de que la ciencia por fin ha encontrado la solución a los problemas alimenticios del hombre. Parece que la gente hambrienta del mundo solo tiene que plantar las nuevas variedades y la inanición puede ser evitada.
Sin embargo, muchos expertos agrícolas advierten en contra de tal conclusión. Dicen que la “revolución verde” no está resolviendo los problemas de hambre de la humanidad ahora, ¡y que tampoco lo hará!
Por ejemplo, en el libro The Survival Equation, un artículo por el economista agrario Wolf Ladejinsky dice lo siguiente:
“Por aproximadamente cinco años la ‘revolución verde’ ha estado en marcha en varios países agrícolamente subdesarrollados de Asia. Su advenimiento a sociedades rurales atadas por la tradición fue proclamado como la refutación a las predicciones espantosas de que el hambre acechaba a extensas partes del mundo.
“Pero aún más, los que se dejaron llevar por la euforia de los cambios inminentes vieron en ellos un remedio para la pobreza de la vasta mayoría de los agricultores. . . .
“No obstante, las circunstancias propicias en las cuales medra la nueva tecnología no se obtienen fácilmente y por lo tanto hay limitaciones inevitables sobre el alcance y el progreso de ésta. Prescindiendo de esto, donde ha triunfado, la revolución ha iniciado una gran cantidad de problemas sociales y políticos. En breve, la revolución verde puede ser, como el Dr. Wharton lo señaló correctamente en ‘Foreign Affairs’ de abril de 1969, tanto un cuerno de la abundancia como una caja de Pandora.”
¿Por qué es que tantas autoridades advierten en contra de optimismo indebido, en el mismo medio de la “revolución verde”? ¿Cuáles son algunos de los problemas que se presentan? ¿Cómo afectan éstos a las posibilidades que la “revolución verde” tiene para poder superar al hambre?
Hay un problema que guarda un gran peligro en potencia. Tiene que ver con el antecedente genético de las nuevas variedades de grano.
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Peligro: demasiado de una clase¡Despertad! 1972 | 8 de noviembre
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Peligro: demasiado de una clase
LA REVISTA BioScience recientemente advirtió: “Otro espectro, el de una extensa enfermedad epidémica, ronda a la ‘revolución verde.’” ¿A qué se debe esto?
Cuando se cultivan grandes zonas con una sola familia de granos, la entera cosecha queda expuesta a un riesgo muy grave. Si atacara un nuevo tipo de insecto o una nueva enfermedad de las plantas, toda la zona plantada con esa clase de grano puede ser afectada. Pero por lo general no sucede así cuando hay una variedad de tipos de grano.
Los expertos están de acuerdo con que ésta es una posibilidad definida con los nuevos granos de gran rendimiento. Estos nuevos tipos provienen de una base genética muy limitada. La Fundación Rockefeller informa que la entera familia de trigo que hoy ocupa más extensión de cultivo en Asia que cualquier otro tipo ha provenido de un solo linaje.
No obstante, debido a la fecundidad de los nuevos tipos, se les da la preferencia. Los agricultores quieren ganar dinero. Plantarán cualquier cosa que les haga ganar dinero rápidamente. Por eso plantan más y más de la clase de gran rendimiento y reemplazan los menos fecundos granos locales. Sin embargo, la tolerancia de las nuevas variedades hacia ciertas enfermedades se desconoce, pues los granos no han sido desarrollados en las zonas locales.
Debido a esto un artículo en el New Scientist de Londres hace sonar la alarma: Si las pocas nuevas variedades sucumbieran ante una enfermedad, los resultados serían catastróficos. Por un tiempo habría muy poco con qué reemplazarlas, pues se requiere tiempo para desarrollar nuevos linajes resistentes a la nueva enfermedad. El artículo llegó a la conclusión de que ahora la posibilidad de desastre puede haber aumentado en vez de haber disminuido debido a la intervención del hombre en la creación natural.
Sin embargo, ¿es ése solo un temor teórico? De ningún modo. Le ha sucedido antes a cultivos que tenían una base genética muy limitada.
Un ejemplo de esto fue la epidemia que atacó a las patatas durante el siglo pasado. Se le conoció como la enfermedad del tizón tardío. En 1845 ocurrió una severa irrupción de la enfermedad en Europa. Fue seguida en 1846 por más pérdidas en Europa, y por un desastre en Irlanda.
Los irlandeses habían convertido la mayor parte de sus tierras a la producción de la patata, cultivando predominantemente cierta variedad. El tizón devastó esta cosecha de patatas. Dice The World Book Encyclopedia lo que sucedió como resultado: “El hambre patatera de los años 1840 ocasionó el mayor desastre de la historia irlandesa. . . . alrededor de 750.000 personas murieron por inanición y enfermedad. Durante esos años, cientos de miles de personas abandonaron Irlanda.”
Ocurrió un ejemplo más reciente en este siglo, hace unos veinte años. Los cultivadores de avena de los Estados Unidos comenzaron a producir una variedad nueva de avena que era muy fecunda. Comprendía cruzas en una familia de avena llamada Victory. Estas variedades fueron extensamente aceptadas y plantadas. Pero entonces ocurrió un aumento en un hongo en particular que le costó caro a la cosecha de avena. Al cabo de dos años, este hongo llegó a estar tan extendido que no fue posible cultivar sin riesgo las avenas del tipo Victory.
En los años 1930 se desarrolló una variedad de trigo llamada el gen Hope. Prometía resolver el problema de las pérdidas por el añublo (honguillo parasitario del tallo). En unos pocos años extensas zonas del oeste de los Estados Unidos, desde Texas hasta Dakota del Norte, fueron plantadas con él. Pero para fines de los años 1940 surgió un nuevo hongo muy virulento. Todo el trigo candeal y el fanfarrón cultivado en los Estados Unidos y el Canadá, era susceptible al hongo. El nuevo hongo se esparció rápidamente por las principales zonas de cultivo ocasionando gran pérdida. Por varios años resultó en la casi paralización de la producción del trigo fanfarrón en las grandes llanuras del norte.
En 1971 el Times de Nueva York publicó este encabezamiento: “Triunfo genético amenaza con desastre.” El artículo hablaba de los tipos mejorados de maíz híbrido introducidos en los Estados Unidos desde 1950. Estos habían más que duplicado el rendimiento de maíz.
Pero, en 1970 atacó de repente una nueva enfermedad virulenta llamada tizón sureño de la hoja de maíz. Este demostró la vulnerabilidad del maíz especializado que la mayoría de los agricultores habían plantado. ¡Entre julio y el tiempo de la cosecha en 1970 unos 245 millones de hectolitros de maíz fueron destruidos! Eso representaba el 15 por ciento de la totalidad de la cosecha de maíz, ¡y equivalía a aproximadamente mil millones de dólares!
Del desastre de este maíz, el Times de Nueva York comentó:
“La básica vulnerabilidad surge del hecho de que todos los agricultores quieren plantar las mejores variedades de cada cosecha al mismo tiempo. La resultante uniformidad amenaza con el desastre cuando algún nuevo enemigo mutante —como la última variedad del tizón sureño de la hoja de maíz— aparece.
“Como en tantas otras zonas del mundo moderno, aquello que en poco tiempo produce buenos resultados económicos a la larga presenta graves problemas, tanto ecológicos como económicos.”
Sin embargo, ¿han sufrido de esta manera algunas de las más nuevas variedades de grano? Sí. El nuevo arroz ya ha sido afectado. En el libro The Environmental Crisis se hizo el siguiente comentario: “Los arroces IR-8 ya han tenido gran cantidad de inconvenientes debido a este problema, pero se siguen creando monocultivos aun mayores.”
“Monocultivo” es el cultivo de una sola producción en el que por lo general no se usa la tierra para ningún otro propósito. Así es que aunque se están experimentando problemas, parece que la regla sigue siendo aun mayores monocultivos de los nuevos granos debido a que los agricultores quieren ganar dinero rápidamente.
En febrero de 1972, el Consejo Nacional de la Alimentación y la Agricultura dio a conocer nuevas cifras acerca de la situación en las Filipinas. Indicaban que un nuevo virus mortífero de las plantas llamado tungro había plagado unas 57.000 hectáreas de arrozales en Luzón y en Mindanao. El presidente Ferdinand Marcos dijo al Congreso filipino: “Fue un año desastroso [1971] para la agricultura filipina.”
Debido al nuevo y fecundo arroz plantado después de 1966 las Filipinas habían conseguido la autosuficiencia y un pequeño excedente hasta el año 1970. Pero el año pasado, 1971, se hizo necesario importar cantidades enormes... 460.000 toneladas métricas de arroz. Y el gobierno predice que el país se enfrenta en 1972 a un gran déficit de casi 640.000 toneladas métricas y casi otro tanto en 1973.
De manera que el plantar mayores y mayores extensiones de un cultivo con una base genética muy limitada es un procedimiento muy peligroso y falto de perspicacia. Pero ése no es el único problema.
[Ilustración de la página 6]
Contraste entre un maíz híbrido plagado (derecha) y un maíz de polinización abierta no afectado (izquierda)
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¿Quién se beneficia más de la “revolución verde”?¡Despertad! 1972 | 8 de noviembre
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¿Quién se beneficia más de la “revolución verde”?
¿A QUÉ conclusión llega la persona de término medio al leer acerca de la manera espectacular en que la “revolución verde” ha aumentado los rendimientos? Probablemente piensa que más y más personas pobres están siendo alimentadas y que el número de éstas está decreciendo.
¿Es ése el caso? Desafortunadamente no lo es. No son los más necesitados los que más se benefician. Podemos ver el porqué cuando los expertos agrícolas explican lo que hay que hacer para producir los nuevos cultivos de gran rendimiento.
Entre otras cosas, explica Dean Fraser, profesor de virología de la Universidad de Indiana, las nuevas semillas producen abundantemente “solo si se les aplica grandes cantidades de fertilizantes.” Por lo tanto los fertilizantes también deben estar disponibles. Pero los abastecimientos de fertilizantes no siempre son abundantes en los países subdesarrollados.
Aun cuando tales abastecimientos sí están disponibles, el agricultor tiene que tener los medios para comprar el fertilizante. En la mayoría de los países más pobres los mismos agricultores son pobres. Por consiguiente, es el agricultor que ya está en mejor situación y que tiene los medios para comprar el fertilizante el que por lo general extrae los mayores beneficios, no el que sufre de mayor hambre.
Hay algo más que es necesario y que es aun más crítico que los fertilizantes. En India’s Green Revolution el autor F. R. Frankel declara: “El cultivo con buen éxito de los trigos enanos depende aun mucho más de abastecimientos de agua seguros. De hecho, el riego es algo esencial en el ciclo de crecimiento de la planta para la realización de su potencial fecundidad.” Y el arroz necesita aun más agua que el trigo.
El riego no es lo mismo que la caída de lluvia. Las nuevas variedades no pueden depender de las inconstantes lluvias. Requieren riego con regularidad. Por lo tanto un seguro abastecimiento de agua es una necesidad. El agua de riego puede venir por un sistema de canales de río. Pero en los países más pobres, a menudo éstos no han sido construidos. En la mayoría de los casos se requiere el uso de bombas para extraer el agua de la profundidad de la tierra.
Para hacer todo esto se necesita tecnología; se necesitan máquinas para excavar los canales, y fábricas para hacer bombas. Además, dice Frankel: “Los nuevos trigos también requieren un equipo agrícola más complicado para producir los rendimientos óptimos: mejores arados, discos y gradas de dientes para nivelar la tierra apropiadamente [de otro modo el riego no sería práctico]; máquinas para sembrar y fertilizar, y para plantar a poca profundidad y para espaciar exactamente las semillas; y equipo para proteger a las plantas del añublo y otras enfermedades.”
¿Quién tiene los medios para comprar todo esto? De nuevo, es el agricultor que ya es más próspero.
Note que se necesita equipo para la protección. Esto incluye el uso de grandes cantidades de insecticidas para proteger los nuevos granos. No solo se necesita dinero para obtenerlo, sino que éste también es un agente contaminador. Sin embargo, se excusa su uso en grandes cantidades como el menor de dos males. Se piensa que un hombre hambriento no está tan preocupado por los daños a plazo largo que el insecticida produce. Quiere poner alimento en su estómago. Sin embargo, a la larga de todas maneras hay que pagar el precio.
Resumiendo estas necesidades, U.S. News & World Report declaró: “Sin embargo, las nuevas semillas de por sí no pueden revolucionar la agricultura. Todo su pleno potencial genético no se puede realizar sin riego y grandes cantidades de fertilizantes e insecticidas.” Todo eso requiere dinero. No son los pobres y los hambrientos los que lo tienen.
Debido a estas razones, el libro India’s Green Revolution declara: “Los beneficios de la nueva tecnología han sido distribuidos muy desigualmente.”
Esta conclusión está respaldada en el libro The Survival Equation, que dice:
“Hay que decir que la revolución es muy ‘selectiva,’ . . . Es suficiente con recordar que las tres cuartas partes de la tierra cultivada de la India no tiene riego, y predomina la agricultura ‘seca.’ Si no fuera por ninguna otra razón, vastas extensiones del país no han sido alcanzadas en absoluto por la transformación e igualmente vastas extensiones solo se pueden jactar de tener ‘pequeñas islas dentro de sí.’ . . .
“La revolución verde afecta a los pocos más bien que a los muchos no solo debido a las condiciones ambientales sino porque a la mayoría de los agricultores les faltan recursos . . . El esperar ser parte de ésta y sin embargo no poderlo lograr, crea situaciones sociales, económicas y políticas potencialmente perturbadoras. Y éste es el otro lado de la moneda en cualquier avalúo del curso de la revolución verde.”
Por consiguiente, aunque el total de las cosechas e ingresos puede aumentar, éstos no están distribuidos equitativamente Por ejemplo, en dos de las más grandes zonas trigueras de la India, Bihar y Uttar Pradesh, se calcula que 80 por ciento de todas las granjas tienen menos de tres hectáreas de extensión. Esto quiere decir que por lo general no tienen los recursos necesarios para aprovecharse de la nueva tecnología. Así es que solo se beneficia un porcentaje relativamente pequeño de los verdaderamente necesitados. De hecho, en toda la India, se dice que 185 millones de personas viven en granjas que tienen menos de dos hectáreas de extensión.
Además, en muchos países más pobres hay granjeros que no son dueños de sus granjas sino que las arriendan a los terratenientes. Y en años recientes el valor de la tierra ha aumentado. En zonas cercanas a donde la “revolución verde” ha estado en evidencia, los valores a veces aumentaron tres, cuatro o cinco veces. Como consecuencia, los alquileres subieron hasta las nubes, lo cual hace las cosas más difíciles para el arrendatario. Y algunos terratenientes, al ver las ganancias que se pueden obtener de las nuevas cosechas, deciden cultivar la tierra por sí mismos. Así es que echan al arrendatario de la tierra, reduciéndolo a la condición de trabajador sin tierra.
Es asombroso el número de trabajadores sin tierra en las zonas rurales. Se dice que tan solo en la India el número de los que no tienen tierra sobrepasa los 100 millones. Esto es sin contar a las millones de personas pobres apiñadas en las ciudades.
Estos trabajadores sin tierra de la India, junto con los 185 millones de los que cultivan menos de dos hectáreas, ¡representan casi 300 millones de personas! Esa es la mayoría de la población rural de la India. Y la mayoría de ellos viven en la más abyecta pobreza. El ingreso promedio de ellos se dice que es de solo 200 rupias (unos 21 dólares) por persona al año.
¿Con qué resultados? India’s Green Revolution declara que esto “de hecho ha conducido a la absoluta deterioración de la condición económica” de la gente más pobre. Y un economista escribe en The Survival Equation que ‘el rico se hace más rico, pero el pobre más pobre.’
Por lo tanto, la misma gente a la que la “revolución verde” iba a ayudar, es a la que menos está ayudando. Y en los países subdesarrollados del mundo, ese es un problema de enormes proporciones.
Puede volverse “roja”
El alcance del problema se puede ver al reparar en las palabras de la primer ministra de la India, Indira Gandhi. Dirigiéndose a los principales ministros de todos los estados de la India, dijo: “La advertencia de los tiempos es que a menos que la revolución verde sea acompañada por una revolución basada en la justicia social puede ser que la revolución verde no permanezca verde.”
Lo que se implica es que podría volverse “roja,” es decir, comunista, como una reacción en contra de la continua pobreza, hambre e injusticia. Eso ha sucedido antes cuando los pobres han visto deteriorarse su situación mientras que otros, especialmente los más adinerados, se beneficiaban.
Tampoco debe uno llegar a la conclusión de que ésta es solo la situación aislada de un país. Es la regla más bien que la excepción. Un funcionario agrícola de Colombia dijo a los invitados a una conferencia sobre nutrición en aquel país: ‘La “revolución verde” está pasando por alto a la gente, a la gente que más la necesita. Está ensanchando la brecha entre los que “tienen” y los que “no tienen.”’
También, The Bulletin, una revista semanal de Australia, dijo: “El fracaso de los alimentos en adelantarse a la población no es primariamente un problema agrícola sino un problema económico. La verdad del caso es que la mayoría de la gente es demasiado pobre para comprar los alimentos mejores que necesita, aun cuando éstos están disponibles.” Y esto hasta cierto punto también sucede en los Estados Unidos, donde el gobierno paga a los agricultores para mantener la tierra sin producir mientras que al mismo tiempo millones de americanos no reciben suficiente alimento, por no poder costear una dieta adecuada para la buena salud.
Resumiendo esta situación, un reciente informe suministrado por A. H. Boerma, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, declara: “Si ha habido algún cambio en la distribución de los beneficios adicionales en agricultura, es que ha llegado a ser más desigual, con el resultado de que con los años ha aumentado la población hambrienta y mal alimentada.”
[Ilustración de la página 8]
El libro “India’s Green Revolution” declara que solo una minoría se beneficia y que la mayoría de los pobres se hace más pobre
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¿Bastará con la “revolución verde”?¡Despertad! 1972 | 8 de noviembre
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¿Bastará con la “revolución verde”?
HOY día el problema del hambre es bastante malo. Pero los expertos concuerdan en que pronto se pondrá peor.
¿Por qué? Porque hay algo más que considerar. Y ese algo está conceptuado como el mayor problema de todos.
Georg Borgstrom, un profesor de la ciencia de nutrición en la Universidad del Estado de Michigan, señala lo que es: “Cualquiera que piense que la actual crisis mundial de proteína se desvanecerá y se hará cargo de sí misma, debe recordar que: los hambrientos del mundo se están multiplicando dos veces más rápidamente que los bien alimentados.”
De hecho, un informe reciente de las Naciones Unidas muestra que en la actualidad las personas hambrientas del mundo están aumentando dos veces y medio más rápidamente que las que están bien alimentadas. Por eso, aunque es verdad que más personas comen mejor debido al aumento de población en los países ‘prósperos,’ también es verdad que en los países pobres la cantidad de personas que no comen lo suficiente aumenta mucho más rápidamente. Eso es lo que más preocupa a las autoridades cuando hablan acerca de la “explosión demográfica.”
Así es que a pesar de la “revolución verde,” el problema del hambre no ha sido resuelto. U.S. News & World Report del 6 de marzo de 1972 declara: “El auge de la población mundial no muestra señales de ir más despacio y es posible que hasta acelere en los años por venir. . . . Ahora la población está aumentando a razón de 75 millones por año... suficiente para crear en 12 meses el equivalente a un nuevo Bangladesh. . . . El crecimiento es tan explosivo que las autoridades en demografía temen que el hambre se extienda a muchos de los países del mundo en desarrollo.”
Cada año la actual población de la India de unos 570 millones de personas aumenta en unos 14 millones. Con relación a esto dice el Times de Nueva York: “A no ser que la proporción se reduzca en gran manera, la India tendrá mil millones de personas para el año 2000, lo cual sobrepasa por mucho cualquier aumento en la producción de alimentos.”
Sin embargo, otra fuente previene que aun si la India gradualmente consiguiera el “extraordinario logro de reducir a la mitad su proporción de nacimientos” en los años venideros, esto todavía no bastaría. ¡De cualquier modo su población excedería los mil millones alrededor del año 2000!
No es que la Tierra no puede mantener a 3.500 ó 4.000 millones de personas, o más. Puede. Pero la estructura económica, social y política del mundo está arreglada de tal modo que cada año encierra a más gente en quebrantadora pobreza y hambre.
No más ‘milagros’
Lo que también perturba a algunas autoridades es reconocer que en el futuro los grandes aumentos en la producción de alimentos serán más difíciles de obtener. Mucha de la mejor tierra en los países más pobres ya ha sido plantada con las nuevas semillas.
Es por eso que una reconocida autoridad de la “revolución verde,” Lester R. Brown del Consejo de Desarrollo de Ultramar, dice: “Aunque la ‘revolución verde’ nos ha dado una tregua, no podemos continuar aumentando para siempre la producción de alimentos. Hay ciertos límites finitos de cuánto podemos aumentar la producción.” Y el profesor Fraser dice en The People Problem:
“Temo que muchos considerarán la mejora temporaria de la crisis de alimentos como una evidencia de que la ciencia siempre nos rescatará. . . .
“Habrá otras mejoras, pero no se volverán a producir quánticos [grandes] aumentos en la producción. Los genetistas . . . están firmes en sus declaraciones de que no se deben esperar ‘milagros’ futuros, mientras que los actuales eran cabalmente predecibles.”
Aun durante los recientes años, en los cuales la “revolución verde” tuvo su más grande éxito, la población del mundo creció tan rápidamente que casi neutralizó los aumentos en las cosechas. Y cuando en los países más pobres llegue el tiempo en que sea imposible aumentar el rendimiento por hectárea mientras que al mismo tiempo la población continúa “explotando,” ¿qué sucederá?
El ingeniero químico Norbert Olsen dijo a principios de 1972: “Podría trabajar 24 horas al día creando fertilizantes y nuevos métodos para ayudar a producir alimentos, y a pesar de eso no satisfaría la necesidad.” Y Chemical Week del 15 de marzo de 1972, informa: “Un equipo de cuatro hombres del Instituto Tecnológico de Massachusetts [llegó a la conclusión de que] . . . solo por medio de estabilizar la población y la producción industrial puede el hombre sobrevivir más allá de los próximos 100 años.”
En algunas zonas, el aumento de la población ya ha resultado en el continuo desnudar de la vegetación natural. Se dice que en la India occidental el despoblar de árboles y el excesivo pastoreo de las tierras ha creado regiones que sufren de prolongadas sequías y vendavales de polvo. Y muchas parcelas de tierra han sido divididas y subdivididas a través de generaciones dentro de los grupos de familia tan a menudo que ya no se les puede seguir dividiendo y todavía cultivarlas económicamente.
El Bulletin de Australia afirma que: “En menos de un siglo se ha duplicado la extensión de terrenos baldíos debido a la forma de cultivo que produce regiones que sufren de prolongadas sequías y vendavales de polvo, (y la destrucción continúa), mientras que en cada uno de los continentes los agricultores (y la industria) están extrayendo del vital capital del abastecimiento de agua subterránea para sus cultivos, a veces a una proporción peligrosa.”
¿Acertó Malthus?
Concluye The Bulletin diciendo: “Ese sombrío y viejo pesimista del siglo 18 Thomas Malthus se está probando acertado después de todo. Desde que él escribió se han abierto enormes extensiones de tierra y la ciencia ha aumentado espectacularmente los rendimientos; sin embargo el resultado neto es más gente hambrienta y muriéndose de inanición que nunca antes.”
El libro The Environmental Crisis también declara: “Actualmente el número de personas hambrientas y debilitadas en este planeta supera al número de seres humanos que había en 1850.” ¡En 1850 había mil millones de personas sobre la Tierra!
¿Cuántas personas, en este momento, de hecho están muriendo como resultado del hambre? Paul Ehrlich de Stanford, dice: “Si tomamos la única definición inteligente de inanición —que una persona ha muerto de hambre si una dieta adecuada hubiera asegurado su supervivencia— entonces el nivel de muertes debido a la inanición en el mundo hoy día es verdaderamente colosal, entre 5 millones y 20 millones de personas al año.” ¡Casi 55.000 personas muriendo de hambre diariamente!
Por supuesto, algunos funcionarios pondrían reparos a tal interpretación de la situación. Pero hay que recordar que a pocas autoridades gubernamentales les agrada reconocer que en su país la gente se está muriendo de hambre. No obstante, un sinnúmero de personas en los países pobres cuyas muertes son alistadas como resultado de alguna enfermedad realmente mueren como resultado indirecto del hambre. Si hubieran podido tener una dieta adecuada, no se habrían muerto.
Pero, ¿qué hay sobre la “revolución verde”? ¿Están los observadores interesados, tal como Ehrlich, pasando por alto los progresos hechos hasta ahora? Él contesta:
“Hemos producido a una generación de agricultores que pueden cultivar hermosamente a Iowa; pueden sacar hermosas publicaciones en los periódicos, pero no pueden contar y no se dan cuenta de la situación mundial. . . .
“Se ponen de pie en las reuniones y dicen, ‘Pero, usted sabe que podemos obtener una gran producción de esto y una gran producción de aquello.’ Yo contesto, ‘Vuelvan otra vez cuando puedan alimentar a las 3.500 millones de personas que viven en la actualidad y entonces hablaremos acerca de continuar hacia los 7.000 millones. Hasta entonces, siéntense y cállense, porque no están haciendo ningún bien.’”
Esto nos hace recordar la predicción hecha hace varios años por dos agrónomos, William y Paul Paddock. En su libro Famine... 1975! declararon que el hambre mundial era inevitable para mediados de los años 1970. Pero entonces comenzó la “revolución verde” con su optimismo inicial, y muchos comenzaron a hablar con desprecio de esas predicciones de hambre.
Sin embargo, ahora las autoridades no están tan inclinadas a ridiculizar. Un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación da esta apreciación apegada a la realidad: “Aún no sabemos con seguridad. . . . Quizás todavía descubramos que los Paddocks no se equivocaron... simplemente fueron prematuros al dar sus fechas.”
Muchos piensan igual que Ehrlich quien dice: “Pienso que la fecha en sí es un subterfugio. . . . Me inclino francamente hacia un tremendo pesimismo. La gente me dice: ‘¿Cuáles cree que son nuestras probabilidades [de evitar el hambre mundial]?’ Contesto que nuestras probabilidades pueden ser de 2 por ciento ahora, y que si trabajamos verdaderamente duro, podemos aumentarlas a un 3 por ciento.”
Lo que es significante es el hecho de que tales predicciones espantosas se están haciendo ahora, en medio de la “revolución verde.” Además, los últimos años han visto condiciones relativamente favorables para los cultivos, con buenas lluvias. Pero el patrón natural no continúa favorable. Hay sequías periódicas, tales como la que experimentó la India en 1965 y 1966. Desde ese entonces la población mundial, especialmente los pobres, ha aumentado tanto que sequías similares producirían inmensas catástrofes en el futuro.
¿Cuál es la solución?
No, la “revolución verde” no es la solución a los problemas del hambre de este mundo. Y no son solo los expertos agrícolas los que reconocen esto. Una fuente mucho más elevada, el Creador del hombre, Jehová Dios, dice que no es la solución.
La misma Palabra de Dios, las Santas Escrituras, contiene muchas profecías que nos dicen lo que encierra el futuro. La profecía bíblica llama a nuestro tiempo “los últimos días.” (2 Tim. 3:1) Da las muchas evidencias que marcan este tiempo significante en la historia. Una evidencia predicha fue que “habrá escaseces de alimento . . . en un lugar tras otro.”—Mat. 24:7.
Por consiguiente, cualquier éxito que puedan tener los nuevos tipos de granos será de corta vida. El actual sistema de gobierno entre las naciones no puede detener la escasez de alimentos por mucho tiempo.
¡Pero las escaseces de alimento serán detenidas, y pronto! Jehová Dios garantiza en su Palabra que él solucionará permanentemente los problemas del hombre, incluso el del hambre.
Ante todo, lo que se necesita es una nueva administración para gobernar esta Tierra y sus pueblos. El nacionalismo divisivo, el comercialismo egoísta y las guerras destructivas tienen que ser eliminados para que los recursos de la Tierra puedan ser usados apropiadamente.
¿Cómo logrará eso Dios? Por medio de intervenir directamente en los asuntos humanos. Su Palabra promete que él removerá por la fuerza todos los arreglos gubernamentales y económicos de este actual sistema de cosas. Eso abrirá el camino para un enteramente nuevo orden aquí sobre la Tierra. Ese nuevo orden será gobernado por el gobierno celestial por el que Jesucristo enseñó a orar a sus seguidores, el reino de Dios. De hecho, ese gobierno celestial es lo que Dios usará para ‘triturar y poner fin a todos estos reinos’ que existen hoy día.—Dan. 2:44; Mat. 6:9, 10.
Bajo el gobierno del reino de Dios se le promete a la gente que entonces viva sobre la Tierra “un banquete de platos con mucho aceite” en una era en la que “no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” Este gobierno celestial de Dios garantiza una distribución apropiada de las riquezas de la Tierra.—Isa. 25:6; 2:4.
Por lo tanto, no se deje engañar por las sugerencias de que los humanos resolverán el gigantesco problema actual de la alimentación. No lo harán. No son los científicos y su “revolución verde,” sino “el Hacedor del cielo y de la tierra” El que satisfará las necesidades de toda la humanidad. (Sal. 146:6, 7) ¿Cuándo? Promete su Palabra: ¡pronto! Por cierto, dentro de esta misma generación el reino de Dios gobernará sin rival, para la bendición eterna de todo el que adora al Dios verdadero.—Mat. 24:34.
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¿Piensa mudarse a la América del Sur?¡Despertad! 1972 | 8 de noviembre
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¿Piensa mudarse a la América del Sur?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Ecuador
SI USTED disfruta de un desafío, entonces a usted le va a gustar la América del Sur. Nuevos lugares que ver, gente interesante que conocer y alimentos exóticos que lo deleitarán. Todo eso está aquí. Más y más personas están descubriendo este desafío por medio de mudarse a la América del Sur.
Entre las varias razones por las que la gente fija su residencia aquí están el traslado de empleo, el retiro y la salud. Otros vienen con un espíritu misionero cristiano. Prescindiendo del motivo, hay ciertos aspectos de este cambio que uno debe considerar.
El desafío del idioma
Tal vez el desafío más inmediato al que uno se enfrenta es el del idioma. Uno puede toparse cara a cara con este problema tan pronto como pasa por el puerto de entrada
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