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  • ¿Le hará feliz el “ganar la delantera”?
    La Atalaya 1977 | 15 de octubre
    • estas cosas y lo juzgaron según el punto de vista corrompido de ellos.

      De modo que nadie debe criticar a otro que tiene dinero o lo gana. Es asunto suyo. Tampoco deben otras personas envidiar su puesto ni sus riquezas. Y si esa persona no es falta de honradez, y si controla su riqueza en vez de dejar que su riqueza la controle a ella, puede estar contenta. Esa persona ayudará a otras con lo que tiene. De hecho, el apóstol Pablo le recomienda a la gente que no ande sin interesarse en otros y sin rumbo, sino con dignidad personal y un propósito en la vida. Dijo que los cristianos ‘al trabajar con quietud coman alimento que ellos mismos ganen,’ y que la persona “haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que es buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad.”—2 Tes. 3:12; Efe. 4:28.

      Al aprender y aplicar los sabios principios de la Biblia, que son las palabras del Creador, que conoce plenamente la naturaleza humana, uno puede encontrar gran ganancia en forma de contentamiento y puede evitar las muchas ‘heridas con las cuales se acribilla’ el que busca riquezas y prestigio.—1 Tim. 6:6, 10.

  • Combatiendo el analfabetismo bíblico en Francia
    La Atalaya 1977 | 15 de octubre
    • Combatiendo el analfabetismo bíblico en Francia

      “ANALFABETISMO” y “Francia” quizás les parezcan palabras incompatibles a muchos lectores. Los franceses tienen la reputación de estar muy orgullosos de su cultura. Se comprende esto, pues la literatura francesa está entre las más ricas del mundo. En vista de la elevada norma de educación de Francia, el analfabetismo en el sentido general de ese vocablo casi no existe.

      Sin embargo, hay un campo donde hay una lamentable falta en la educación de los franceses, a saber, en el conocimiento de la Biblia. Sin embargo, a ellos no se les puede culpar por esta escasez de conocimiento bíblico. Entonces, ¿quiénes tienen la culpa?

      Los papas de Roma llamaron a Francia “la hija mayor de la Iglesia.” Aun hoy el 85 por ciento de los franceses se consideran católicos. Cuando uno se entera de que antes de la Revolución Francesa había un sacerdote por cada 110 hombres, mujeres y niños, y que hace tan poco tiempo como en 1970 había un sacerdote, monje o monja por cada 297 habitantes, uno queda inmediatamente de acuerdo con el hecho de que la Iglesia Católica Romana ha tenido una maravillosa oportunidad de enseñarle la Biblia al pueblo francés. Pero, en vez de eso, los ha mantenido en ignorancia de la Palabra de Dios.

      Sí, hasta hace poco, el analfabetismo bíblico entre los legos era la norma consistente de la Jerarquía Católica. En 1229, el Concilio de Tolosa (Francia) decretó: “Les prohibimos a los legos tener en su posesión ejemplar alguno de los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos.” En 1564, el papa Pío IV prohibió la lectura de la Biblia en la lengua común. En 1897, el papa León XIII declaró: “ . . . si se autorizan sin discernimiento las Biblias en la lengua común, . . . resulta más daño que bien.”

      Un Manuel Biblique de cuatro tomos que se publicó en París en 1905 para el uso de futuros sacerdotes católicos declara: “La Iglesia no permite la lectura sin restricciones de los Libros Santos, especialmente el Antiguo Testamento.” Tan recientemente como en 1955, Daniel-Rops, autor católico, dijo que era “cosa común oír a la gente repetir que . . . el católico no debe leer la Biblia.”

      Es verdad que desde los años 1950 se han publicado varias Biblias católicas francesas, como la Biblia de Jerusalén, pero éstas son bastante caras. En consecuencia, no han podido entrar en muchos hogares franceses. Todo lo cual explica el asombroso hecho de que uno de los pueblos más cultos de la Tierra esté compuesto, en su mayor parte, de analfabetas bíblicos.

      UNA CAMPAÑA EDUCATIVA BÍBLICA SIN PRECEDENTE

      Tal era entonces la situación en Francia cuando el grupito de menos de 2.000 testigos de Jehová reanudó su obra educativa bíblica después de la guerra, en 1946. ¿Cómo podía este grupo diminuto esperar que llegaría a los que entonces eran más de 40 millones de habitantes de este país católico?

      Hicieron lo que Cristo dijo a sus seguidores que hicieran, a saber: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes . . . enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.” (Mat. 28:19, 20, Biblia de Jerusalén [Je]) Valerosamente, “no cesaban de enseñar . . . por las casas,” y fueron de casa en casa para distribuir Biblias y literatura para el estudio de la Biblia.—Hech. 5:42, Je.

      Con el transcurso de los años este grupo de cristianos celosos ha aumentado en cantidad desde solo 1.985 en 1946 a 63.428 en 1976, cifras que son la cantidad de Testigos que como término medio participan mensualmente en la obra de educación bíblica. Durante este espacio de treinta y un años han dedicado más de cien millones de horas a derrotar el analfabetismo bíblico en Francia. Han distribuido a precio de costo 6.680.584 Biblias y manuales para el estudio de la Biblia, sin mencionar más de cien millones de folletos y revistas, cada uno de los cuales contiene explicaciones esclarecedoras de las Santas Escrituras.

      Aunque por años los testigos de Jehová en Francia utilizaron Biblias populares católicas y protestantes en francés para enseñar verdades bíblicas a la gente, desde 1974 sus esfuerzos han sido facilitados en gran manera. Ese año, la Sociedad Watch Tower (editores para los testigos de Jehová) imprimió la edición en francés de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras y la hizo disponible al público por una contribución voluntaria varias veces más baja que el precio de la más barata Biblia protestante y católica. Así, gracias a los esfuerzos incansables de los trabajadores voluntarios de la imprenta de la Watch Tower, la familia francesa más pobre puede obtener ahora un ejemplar no abreviado de la Palabra de Dios. Durante los pasados dos años y medio se han enviado aproximadamente 700.000 ejemplares de esta excelente traducción de la Biblia a las congregaciones francesas de testigos de Jehová para distribuirlos entre el público.

      Pero los esfuerzos de los testigos de Jehová por esparcir la educación bíblica en Francia no se han circunscrito a distribuir Biblias y literatura religiosa. Desde la segunda guerra mundial, han hecho no menos de 47.556.317 revisitas o nuevas visitas a la gente que ha mostrado interés en el mensaje de la Biblia, y al tiempo de escribirse este artículo están conduciendo consideraciones bíblicas semanales gratuitas en casi cuarenta mil hogares franceses.

      En comparación, ¿qué están haciendo los aproximadamente 44.000 sacerdotes católicos, los 22.000 monjes y las más de 100.000 monjas para combatir el analfabetismo bíblico en Francia? Muy poco, a juzgar por los siguientes testimonios dados

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