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El desolador de la cristiandad prefigurado históricamenteLa Atalaya 1971 | 1 de junio
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y su templo fueran desolados. Esto suministró una oportunidad para llevar las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios no solo a las naciones gentiles, sino también a los judíos circuncisos esparcidos por toda la Tierra, antes de que su capital religiosa, Jerusalén, fuera destruida por los romanos en el año 70 E.C. De esta manera podían evitar ser destruidos con Jerusalén por medio de evitarla, no subiendo a sus fiestas religiosas cada año. No serían sacudidos cuando “el fin” efectivamente le viniera a la Jerusalén judía.
LA TÍPICA “COSA REPUGNANTE” IDENTIFICADA POR JESÚS
11, 12. (a) Después que se lograra la predicación, ¿qué podría sobrevenirle a Jerusalén? (b) ¿Qué palabras de Jesús, en Marcos 13:14-20, muestran si el “principio de dolores de aflicción” habría de servir o no como notificación final de que el fin de Jerusalén estaba peligrosamente cerca?
11 Después que se lograra la predicación del reino de Dios en todo el mundo como se había predicho, podría esperarse que le viniera el “fin” a Jerusalén y su templo. Pues bien, después de esta predicación y después de ocurrir las cosas que habían de ser un “principio de dolores de aflicción,” ¿habría alguna indicación especial de que finalmente “el fin” se había acercado para Jerusalén y su templo? Sí, y Jesús predijo lo que sería aquella indicación y lo que los cristianos que estuvieran en el territorio amenazado por el peligro deberían hacer sin falta. Según Marcos 13:14-20, Jesús pasó a decir:
12 “Sin embargo, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación estar en pie donde no debe (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. El que esté sobre la azotea no baje, ni entre a sacar nada de su casa; y el que se halle en el campo no vuelva a las cosas atrás para tomar su prenda exterior de vestir. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Sigan orando que no ocurra en tiempo de invierno; porque aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha su cedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder. De hecho, a menos que Jehová hubiese acortado los días, ninguna carne se salvaría. Mas por causa de los escogidos que él ha escogido él ha acortado los días.”
13. (a) Según los relatos de Marcos y Mateo, ¿qué había de sobrevenirles entonces a Judea y Jerusalén? (b) Según el relato de Lucas, ¿la venganza de quién había de expresarse entonces, y la ira de quién había de descargarse?
13 En vista de esa profecía, la provincia de Judea, incluso su capital religiosa Jerusalén, había de tener una tribulación como la cual nunca había tenido una antes y no tendría de nuevo. En el relato de la profecía de Jesús en Mateo 24:21, 22 se le llama una “tribulación grande.” Según el relato como se da en Lucas 21:22, 23, Jesús dijo: “Estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. . . . Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo.” Aquellos “días” serían de una “tribulación grande” que se merecería con justicia. Serían “días para hacer justicia,” o, literalmente, “días de venganza,” siendo ésta la “venganza” de parte de Dios. Sería la “ira” de Dios lo que se expresaría contra los habitantes de Judea y Jerusalén. Jesucristo estaba cumpliendo aquí la profecía de Isaías 61:1, 2 al proclamar el “día de la venganza de parte de nuestro Dios.”—Vea Kingdom Interlinear en Lucas 21:22.
14. Para evitar ser destruidos con Jerusalén, ¿qué habían de hacer los cristianos judíos que estaban en Judea y Jerusalén, y cuándo?
14 De la posibilidad de ser destruidos en esta “tribulación grande” los cristianos judíos que estaban en Judea y Jerusalén habían de huir con la mayor velocidad. ¿Cuándo? Tan pronto como vieran surgir alrededor de Jerusalén la situación por la cual entenderían “que la desolación de ella se ha acercado.” (Luc. 21:20) Pero, ¿quién efectuaría esta “desolación” de Jerusalén? Manifiestamente aquellos “ejércitos acampados” con los cuales la ciudad sería “cercada.” A aquel medio de causar desolación Jesús lo llamó una “cosa repugnante,” según Marcos 13:14, donde se informa que Jesús dijo: “Sin embargo, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación estar en pie donde no debe (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.”
15, 16. (a) ¿Cuál es el lugar donde la “cosa repugnante” no debería estar de pie? (b) En aquel tiempo, ¿qué clase de ciudad se consideraba que era Jerusalén? ¿La salvó de ser destruida el disfrutar de esta condición?
15 ¿Cuál es, sin embargo, el lugar donde la “cosa repugnante” no debería estar de pie? Una cosa repugnante no tiene el derecho de estar en un lugar que se considere santo; y eso es lo que Mateo 24:15, 16 llama el lugar, diciendo: “Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo, (use discernimiento el lector,) entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.” Ese lugar santo era Jerusalén y sus inmediaciones.
16 Por ejemplo, Mateo 4:5 y Mat. 27:53 dicen que Jerusalén es “la ciudad santa.” Después que los judíos se rebelaron en 66 E.C. y las legiones romanas bajo el general Cestio Galo fueron derrotadas, los judíos de Jerusalén acuñaron algunos nuevos siclos de plata en los cuales, por un lado, se inscribieron las palabras “Jerusalén la Santa.” Pero la condición de santa de que Jerusalén había disfrutado hasta el martirio de Jesucristo precisamente fuera de sus muros no la salvó de ser desolada en el año 70 E.C., ni siquiera a su templo que era considerado específicamente santo. (Hech. 21:28) La agencia por la cual Dios había de ejecutar “venganza” era la “cosa repugnante.”
17, 18. (a) ¿Por qué profeta fue predicha esta “cosa repugnante,” y dónde en el texto hebreo de la profecía? (b) ¿Dónde se usa también esa expresión en el texto de la Versión de los Setenta griega?
17 Es importante notar que la “cosa repugnante que causa desolación” es aquella de que se habló “por medio de Daniel el profeta.” (Mat. 24:15) No hay duda de que los apóstoles de Jesucristo sabían lo que se había predicho acerca de “la cosa repugnante que está causando desolación” en el texto hebreo de la Biblia en Daniel 11:31 y Dan. 12:11. Y puesto que los relatos de la vida de Jesucristo según los dan Mateo y Marcos se escribieron en griego, la referencia de ellos a “la cosa repugnante que está causando desolación” también incluiría la lectura de la Versión de los Setenta griega de Daniel 9:27, donde aparece la expresión similar griega y donde leemos:
18 “Ahora bien, una semana confirmará un pacto para muchos y a la mitad de esa semana Mi sacrificio y libación serán quitados. Y sobre el templo será una abominación de las desolaciones, y al fin de un tiempo, un fin se le pondrá a aquella desolación.”—La Biblia de los Setenta, por Charles Thomson; vea también la de Bagster.
19. (a) Así, la “cosa repugnante” tenía cierta conexión con ¿qué, y en vista de eso, por qué era apropiado el que Jesús lo mencionara? (b) Sin embargo, ¿cómo leía el texto hebreo de Daniel 9:27?
19 La profecía de Daniel aquí, que fue dada hacia el fin de los setenta años de desolación de Jerusalén, tenía que ver específicamente con la ciudad de Jerusalén y la venida del Mesías. De modo que era muy apropiado el que Jesucristo se refiriera a esta profecía particular, en Mateo 24:15. Por lo tanto, la profecía de Daniel aquí tenía algo que ver con el templo reconstruido en Jerusalén, según se indica en la lectura de la profecía de Daniel en la Versión de los Setenta griega. Ésta indica que la “abominación de las desolaciones,” o “la cosa repugnante que causa desolación,” tiene algo que ver con el templo de Jerusalén, en el cual el Mesías había de presentarse. El texto hebreo de la profecía de Daniel, según se da en el texto masorético, lee de manera algo diferente. La última parte de Daniel 9:27 dice: “Y sobre el ala de cosas repugnantes [el ala de abominaciones, Young] habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.”
20. Por lo tanto, esta profecía de Daniel 9:26 indica que la “cosa repugnante que está causando desolación” es ¿quién?
20 El “que cause desolación” habría de venir, pues, “sobre el ala de cosas repugnantes [o, abominaciones].” Por consiguiente aquel desolador sería una “cosa repugnante que está causando desolación,” o una “abominación de las desolaciones.” (LXX) Lo que esta “cosa” causó fue desolación a Jerusalén y su templo. Esto fue profetizado en la última parte del versículo anterior (26) de la profecía de Daniel, que dijo: “Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin de él será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” (Dan. 9:26) Esta profecía identifica la “abominación de las desolaciones,” o “la cosa repugnante que causa desolación,” como el “caudillo que viene,” junto con el “pueblo” que él dirige.
21. ¿Quiénes, según lo muestra la historia, son el “pueblo” y el “caudillo” que trajeron desolación, en concordancia con Lucas 21:20, 21?
21 ¿Quién, según lo muestra la historia, es el “pueblo de un caudillo que viene,” el pueblo que sí vino después que Jesús fue ungido como “Mesías el Caudillo” en 29 E.C. y que sí arruinó y desoló la ciudad de Jerusalén y el lugar santo de su templo? Fue el “pueblo” militar bajo el “caudillo,” el general Tito, el hijo del emperador romano Vespasiano. Este hecho armoniza con estas palabras de Jesús a sus apóstoles inquisitivos: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas.”—Luc. 21:20, 21.
22. (a) Los “ejércitos acampados” alrededor de Jerusalén fueron los de ¿quién? (b) Por eso, ¿qué cosas mencionadas en la profecía de Daniel y en la profecía de Jesús son, según se muestra, la misma cosa?
22 Los “ejércitos acampados” que cercaron a Jerusalén en el año 66 E.C. y los “ejércitos acampados” que la cercaron en 70 E.C. eran, en ambos casos, ejércitos de la Sexta Potencia Mundial, a saber, de Roma. Los que la cercaron en 66 E.C. eran los soldados que el general Cestio Galo había traído desde Siria. Después de la sorprendente retirada de este “pueblo” militar bajo el general Galo, los judíos cristianos de Jerusalén y Judea siguieron el consejo de Jesús y empezaron a “huir a las montañas,” estando estos judíos convertidos entre los ungidos “escogidos” de Dios. Los “ejércitos acampados” que cercaron a Jerusalén en el año 70 E.C. fueron las cuatro legiones romanas bajo el general Tito, la legión duodécima al oeste, la quinta y la decimoquinta al norte y la décima al este. Estas legiones fueron finalmente complementadas con un muro fortificado que los romanos construyeron alrededor de toda la ciudad para hacer que el hambre obligara a los judíos resistidores a salir. Así pues, los “ejércitos acampados” romanos mencionados en Lucas 21:20 y la “abominación de las desolaciones” mencionada en Daniel 9:27 (LXX) y la “cosa repugnante que causa desolación” mencionada en Mateo 24:15 y Marcos 13:14 son la misma cosa.
23. ¿Cómo se puede mostrar si el Imperio Romano mismo era la “cosa repugnante” o no?
23 De modo que se puede ver que el Imperio Romano como la Sexta Potencia Mundial no era la “cosa repugnante que causa desolación.” El Imperio Romano había ocupado Judea desde el tiempo del general Pompeyo en 63 a. de la E.C. (excepto de 40 a 37 a. de la E.C.) y tenía soldados romanos estacionados en Jerusalén, aun en el tiempo en que el apóstol cristiano Pablo fue víctima de un ataque de chusmas en Jerusalén alrededor de 56 E.C. y hasta la rebelión judía de 66 E.C. (Hechos 21:31 a 23:31) Durante los pocos años en que los judíos de Judea disfrutaron de independencia después de su rebelión no hubo soldados romanos en Jerusalén ni alrededor de ella.
24. (a) Así, el papel de la “cosa repugnante” fue cumplido por ¿quiénes, específicamente? (b) ¿Le ganó esto el favor de Dios al desolador?
24 Por supuesto, en 70 E.C. los “ejércitos acampados” bajo el general Tito eran agentes del Imperio Romano y sí representaban a aquel imperio, la Sexta Potencia Mundial. Pero aquellos “ejércitos acampados,” por efectuar directamente la desolación de la ciudad que era considerada “santa” y con la cual habían estado conectados el nombre y la adoración de Dios, eran la “cosa repugnante que causa desolación.” Aunque estaban cumpliendo las profecías de los profetas de Jehová, esto no les ganó ningún favor ante él. Eran todavía ejércitos paganos, que llevaban los estandartes militares romanos que los soldados adoraban como dioses.
25. ¿Qué se puede decir en cuanto a si los ejércitos de Roma hoy son la “cosa repugnante que causa desolación” de tiempos modernos o no?
25 Hoy, en este siglo veinte de nuestra era común, Roma todavía permanece como ciudad, pero los ejércitos de Roma no constituyen, ni en su totalidad ni en parte, la “abominación de las desolaciones” de tiempos modernos ni “la cosa repugnante que causa desolación.” Esto no se debe a que Roma haya alegado ser “cristiana” desde los días del emperador Constantino en el cuarto siglo. Hace mucho tiempo que el Imperio Romano ha dejado de existir. Ha sido reemplazado por la Séptima Potencia Mundial, la potencia mundial binaria de Gran Bretaña y los Estados Unidos.
26. ¿Qué pregunta surge en cuanto a la Séptima Potencia Mundial, especialmente en vista de las profecías de Daniel 11:31 y Dan 12:11?
26 ¿Resultarán los ejércitos de esta Séptima Potencia Mundial ser la “cosa repugnante que causa desolación” de tiempos modernos, aunque esta Séptima Potencia Mundial afirme ser cristiana? Según la profecía divina (Daniel 11:31 y Dan. 12:11), una “cosa repugnante que causa desolación” habría de desempeñar un papel sacudidor en este siglo veinte. ¿Qué es esto? ¿Resultará ser el predicho desolador de la cristiandad religiosa? Tenemos que seguir investigando para ver.
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La desolación de la cristiandad por la “cosa repugnante”La Atalaya 1971 | 1 de junio
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La desolación de la cristiandad por la “cosa repugnante”
1. ¿En vista de qué surge una pregunta de duda en cuanto a la desolación de la cristiandad?
LA CRISTIANDAD está representada por sus centenares de sectas religiosas. Se le atribuye como número de miembros más de novecientos millones de personas que son miembros de las iglesias. ¿Cómo podría una organización religiosa tan numerosa y poderosa ser jamás desolada, ser arruinada? ¡Y sin embargo lo será!
2. ¿Quién sugirió una cosa casi increíble como ésa, y cómo?
2 Pero, ¿quién sugirió una cosa casi increíble como ésa? Uno cuyas profecías no han fallado ni en un solo caso hasta ahora. Es el Dios Todopoderoso, Jehová Dios, el Autor de la Santa Biblia. Él predijo esto por varios profetas suyos, aun por medio de su Hijo Jesucristo. La destrucción de la cristiandad fue pintada proféticamente hace mil novecientos años. Pronto se verá que ese cuadro fue una profecía verdadera. El lector quizás se pregunte: ¿Por qué? ¿Cómo?
3. ¿Cuál fue el tipo del primer siglo de la cristiandad de tiempos modernos, y cómo fue tipificada su desolación?
3 El nombre cristiandad no se encuentra en ninguna profecía de la Santa Biblia. Pero ella tuvo su tipo allá en los tiempos bíblicos. Su tipo, la figura profética de ella, es la Jerusalén infiel del primer siglo de nuestra era común. Los judíos consideraron santa a aquella Jerusalén hasta su destrucción en 70 E.C, y ésta fue el tipo, el ejemplo amonestador. (1 Cor. 10:6, 11) La cristiandad es el antitipo o la cosa que fue tipificada tanto tiempo atrás. Por eso, aunque no se le menciona directamente en la profecía bíblica, está tipificada o representada proféticamente. La desolación de la Jerusalén judía no creyente en el año 70 E.C. es un tipo o cuadro profético de la desolación de la cristiandad de tiempos modernos, que igualmente es no creyente en lo que tiene que ver con la Santa Biblia y su Autor, Jehová Dios.
4. ¿Qué terminó plenamente al ser destruida Jerusalén en 70 E.C., y cómo puede mostrarse eso?
4 En la primavera del año 33 E.C. Jesucristo dio su profecía acerca de la desolación de la Jerusalén judía que mostraba tal descreencia en cuanto a él como el Mesías o Cristo. Pronunció aquella notable profecía con relación a la predicción de la “señal de . . . la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 24:3) La desolación de Jerusalén en 70 E.C. puso fin a un sistema de cosas judío que jamás ha sido restaurado. El templo que fue construido para la adoración de Jehová como Dios nunca ha sido reconstruido, y nunca lo será. El sacerdocio en la familia de Aarón, el hermano de Moisés, que efectuaba los servicios religiosos en aquel templo ya no existe. Ningún judío puede probar que satisface los requisitos como verdadero miembro de aquella familia sacerdotal. El pacto nacional con Dios, establecido sobre la base de obediencia a la ley de Dios según fue dada por medio del profeta Moisés, no existe, ya no está en vigor. Verdaderamente el sistema de cosas judío con aquellos rasgos terminó plenamente con la desolación de la antigua Jerusalén en 70 E.C.
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