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  • Hombres de bondad amorosa y el Reino
    La Atalaya 1959 | 1 de junio
    • David Mayor de Jehová. A todos los hombres que respetan ese pacto y que sostienen el Reino prometido por él mostremos bondad amorosa y fidelidad. Dice Proverbios 3:3, 4: “No se aparten de ti la bondad amorosa y la fidelidad mismas. Átalas a tu cuello. Escríbelas en la tabla de tu corazón, y así halla favor y buen discernimiento a vista de Dios y del hombre terrestre.” Por hacer eso, hallaremos que Jehová Dios mismo ejercerá estas mismas cualidades preciosas para con nosotros por medio de su Rey Jesucristo, y nuestra alma se mantendrá viva para siempre. “Todas las sendas de Jehová son bondad amorosa y fidelidad para los que observan su pacto y sus recordatorios.”—Sal. 25:10.

  • Parte 11—“Hágase tu voluntad en la tierra”
    La Atalaya 1959 | 1 de junio
    • Parte 11—“Hágase tu voluntad en la tierra”

      En armonía con su título el capítulo 4 ha presentado “vistas anticipadas del reino de Dios,” llamando la atención a la manera en que el rey y sacerdote Melquisedec de Salem y los reyes David y Salomón de Jerusalén fueron prefiguraciones proféticas de Jesucristo, el Gobernante ungido de Jehová del Reino venidero de Dios. Desde el principio Jehová Dios era el Rey invisible de la nación de Israel, pero él le concedió a esa nación el derecho de tener reyes visibles humanos como representantes terrestres de él sobre el “trono de Jehová” en Jerusalén. Debido a la devoción piadosa que el rey David le mostró a Él, Jehová Dios hizo un pacto para el reino y de acuerdo con este pacto el puesto de rey habría de continuar en la línea real de David hasta que viniera la Simiente prometida de la mujer de Dios a quien pertenecería para siempre el puesto de rey. En 607 a. de J.C., a causa del mal comportamiento de los sucesivos reyes de Israel, el reino terrestre fué trastornado, y nunca jamás habría de ser restablecido. Aun cuando Jesús entró en Jerusalén cabalgando triunfalmente, no se volvió a establecer el reino en esa ciudad. Después de la resurrección de Jesús de entre los muertos y justamente antes que ascendiera de nuevo al cielo, sus discípulos le preguntaron pero él rehusó decirles cuándo sería restaurado el reino.

      24. ¿Por qué no esperaron los discípulos de Cristo en Jerusalén para que fuera establecido el reino, y cómo manifiesta Apocalipsis 12:17 que Satanás no fué aplastado bajo sus pies al tiempo que Jerusalén fué destruída?

      24 Los fieles discípulos de Cristo no se quedaron en Jerusalén esperando que el reino de Dios fuera restaurado allí a Israel. Ellos sabían que el Heredero legítimo del reino de Dios entonces estaba sentado a la diestra de Jehová en el cielo. De manera que salieron testificando acerca de Cristo, saliendo fuera de Jerusalén. En el año 70 (d. de J. C.) los ejércitos romanos bajo el general Tito destruyeron a Jerusalén y su templo de Herodes; pero con bastante tiempo antes de esa horrible destrucción los cristianos que todavía estaban en Jerusalén huyeron de la ciudad condenada y así no perecieron juntamente con ella. Ellos obraron en armonía con las instrucciones de Jesús, en Lucas 21:20-24. El apóstol Pablo había escrito antes de eso a la congregación cristiana en Roma: “El Dios que da paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes en breve.” (Rom. 16:20) Pero el aplastamiento del gran adversario de Dios bajo los pies de ellos no aconteció al tiempo que fué destruída la infiel Jerusalén en 70 d. de J. C. Más de veinticinco años después de eso la Revelación que se le dió a Juan concerniente a “cosas que tienen que efectuarse dentro de poco” advirtió a los cristianos que la Serpiente original perseguiría a la “mujer” de Dios ferozmente y que haría guerra contra los hijos espirituales que ella tenía

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