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  • ‘Ofrezca a Dios un sacrificio de alabanza’
    La Atalaya 1957 | 1 de abril
    • ‘Ofrezca a Dios un sacrificio de alabanza’

      “Nosotros ofrecemos como novillos la ofrenda de nuestros labios.”—Ose. 14:2, AN.

      1. ¿Cómo decían los sacerdotes judíos que la mesa de Jehová era despreciable, y cuál fué la reacción de Jehová?

      JEHOVÁ acusó a los sacerdotes judíos del siglo cinco antes de Cristo de despreciar su nombre y de decir: “¡La mesa de Jehová es cosa despreciable!” (Mal. 1:6, 7) Fingiendo sobresalto y asombro, aquellos líderes religiosos preguntaron en qué sentido habían ellos hecho eso. Jehová contestó: “Cuando ustedes ofrecen en sacrificio animales ciegos, ¿no es eso malo? Y cuando ofrecen los que están cojos o enfermos, ¿no es eso malo? Presenten eso a su gobernador; ¿se complacerá con ustedes o les mostrará favor?” El pacto de la ley requería sacrificios animales, y los sacerdotes los estaban ofreciendo. Pero también requería que se ofrecieran animales sanos, sin mancha, y esto los sacerdotes no lo estaban haciendo. En vez de eso ellos escogían los animales de condición inferior, los enfermos y los cojos y los ciegos, y los ofrecían en el altar o mesa de Jehová. De esa manera menospreciaban su nombre y trataban su mesa con desprecio. No pensarían siquiera por un instante en presentar tales ofrendas enfermizas a su gobernador humano cuando trataran de agradarle y conseguir su favor. Sin embargo cuando pedían el favor del Altísimo Dios retenían los animales sin mancha y le ofrecían las selecciones inferiores que les costaban poco o nada, pues casi no tenían valor de todos modos. ¿Surtiría efecto esto? Jehová dijo que no: “Con tal dádiva de la mano de ustedes, ¿mostrará él favor a alguno de ustedes?” Fueron maldecidos como timadores, porque ellos habían hecho un voto, tenían los medios con que pagarlo, pero egoístamente rehusaban hacerlo: “Maldito sea el timador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete solemnemente, y no obstante sacrifica al Señor lo que está dañado.”—Mal. 1:8, 9, 14, Norm. Rev.

      2, 3. ¿Qué sacrificios comparables a sacrificios animales ofrecen los cristianos hoy día?

      2 ¿No era crasamente pecaminoso y presuntuoso el que hiciera eso una nación que pretendía ser el pueblo de Jehová? El que el pueblo trajera sacrificios enfermos y el que los sacerdotes los ofrecieran en la mesa de Jehová era una manera sumamente despreciativa de tratar al Todopoderoso Dios, era el colocarlo muy por debajo de sus gobernantes humanos a quienes ellos ni siquiera pensarían en tratar tan ruin e insultantemente. Si usted hubiese vivido en esos días, usted no hubiera mostrado tal desprecio a la mesa de Jehová, ¿no es verdad? O ¿lo hubiera mostrado usted? ¿Lo muestra usted ahora? Muchas, muchas personas lo muestran. Pero ¿cómo pueden hacerlo, usted pregunta, cuando ya no se ofrecen sacrificios animales en un altar? Hay ofrendas que deben hacerse ahora que se comparan a los sacrificios animales que se hacían en ese entonces, y los sacrificios que se hacen ahora tienen que ser tan limpios y sanos e inmaculados como se requería que fueran los antiguos sacrificios animales. ¿Cuáles son estos sacrificios modernos? ¿Los está haciendo usted? Y ¿son sus sacrificios enfermos o saludables, cojos o enteros, ciegos o iluminados?

      3 Oseas 14:2 (AN) declara: “Tomen con ustedes palabras, y vuelvan a Jehová: díganle: Quita toda la iniquidad, y acepta lo que es bueno: así ofreceremos como novillos la ofrenda de nuestros labios.” Si poco a poco hemos ido perdiendo el favor de Jehová por nuestras acciones debemos tomar palabras que expresen arrepentimiento y pidan perdón y con éstas volver a él, ofreciendo estas palabras como novillos de sacrificio. Y no sólo para expresar arrepentimiento han de ofrecerse palabras, sino también para declarar públicamente el nombre y alabanza de Jehová, así como se ofrecían frutos de la cosecha bajo la ley mosaica: “Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre.” De modo que hoy han de ofrecerse a Jehová como sacrificio de alabanza palabras, los novillos y frutos de nuestros labios. El cristiano tiene que ofrecer palabras de verdad y doctrina sana, palabras que magnifiquen a Jehová y sus propósitos, y especialmente ahora el cristiano tiene que ofrecer palabras correctas acerca de las buenas nuevas del justo nuevo mundo de Dios.—Heb. 13:15, NM.

      4. En este asunto de sacrificio, ¿cómo se asemeja la cristiandad a los sacerdotes judíos dignos de censura?

      4 Los cristianos afirman que siguen en las pisadas de Cristo, lo cual incluiría un voto de ofrecer los frutos y novillos verbales que él ofreció. Semejantes a los israelitas con animales aceptables en sus rebaños, los millones que dicen ser cristianos tienen a su disposición palabras aceptables. La Biblia, que circula extensamente en cientos de idiomas, está llena de estas palabras. Para ofrecerlas de sus labios los cristianos sólo necesitan pagar el tiempo y el esfuerzo que se requieren para transmitirlas a la mente y al corazón. Pero la mayoría de los millones de personas de la cristiandad considera este costo muy elevado, así como los israelitas infieles pensaron que era muy elevado el costo de sacrificar animales sin mancha y por eso los substituyeron con los animales sin valor, con las sobras. Los israelitas daban animales finos a los gobernantes humanos para conseguir su favor, y los millones de la cristiandad dedican lo mejor de su tiempo y esfuerzo a servir a los líderes nacionales y patrones mundanos para conseguir favor y prestigio, recompensa y comodidades carnales. Jesús dijo: “Devuelvan las cosas de César a César, pero las cosas de Dios a Dios.” La tendencia moderna es pagarle todo a este mundo y sus obras de la carne, incluyendo lo que pertenece a Dios. Sólo de las sobras y migajas de su tiempo y energía siquiera considerarán dar a Jehová. De estas sobras tal vez ofrezcan una pizca de esfuerzo para dar la apariencia de devoción a Dios.—Luc. 20:25, NM.

      5. ¿Cómo contaminan la mesa de Jehová muchos que dicen ser cristianos?

      5 ¿A qué equivale esto? A decir: “¡La mesa de Jehová es cosa despreciable!” A decir que su mesa tendrá sólo las migajas y las sobras. Las palabras sacrificadas en su mesa deben constituir alimento espiritual nutritivo, pero si su habla cristiana no es más que el repetir como loro los credos y las tradiciones religiosas aprendidos de memoria que Jesús dijo que invalidaban la Palabra de Dios, entonces usted ciertamente está contaminando la mesa de Jehová. (Mat. 15:6) Si los novillos de sus labios son palabras que enseñan tales doctrinas paganas como el alma inmortal, aunque la Biblia dice: “El alma que pecare, ésa es la que morirá”; y el tormento eterno para los pecadores, cuando la Palabra de Dios dice: “El salario que paga el pecado es muerte”; y la trinidad, a pesar de la declaración que hizo Jesús: “El Padre es mayor que yo,” entonces esos novillos verbales están enfermos y cojos y ciegos y el que se alimente de ellos estará espiritualmente enfermo y lisiado y no iluminado. (Eze. 18:4; Rom. 6:23; Juan 14:28, NM) Millones de personas que creen que son cristianas repiten palabras sin entendimiento verdadero y efectúan formalismos y rituales y ceremonias religiosos, así como los antiguos judíos efectuaban el formalismo del sacrificio por medio de ofrecer animales dañados. Personas de esta clase se acercan a Jehová con la boca y lo honran con los labios, pero su corazón está muy lejos de él; por consiguiente Jehová dice acerca de ellas: “Su religión es una burla, una mera tradición aprendida de memoria.”—Isa. 29:13, Mo.

      6. ¿Qué esfuerzo diligente harán los testigos cristianos verdaderos de Jehová?

      6 Los testigos cristianos verdaderos de Jehová no actuarán tan desdeñosamente para con la mesa de Jehová. Constituyen como primer interés suyo el tomar las palabras selectas de la Biblia y ofrecerlas como los frutos y novillos de sus labios. Ellos usan las palabras que son sanas e iluminadoras y productoras de salud espiritual, aun cuando en estos últimos días los de la mayoría apóstata “no aguantarán la enseñanza sana.” (2 Tim. 4:3, NM) Todavía hay una minoría de muchos miles que está consciente de su necesidad espiritual, y a medida que estas personas se apartan de las ofrendas doctrinales de las religiones ortodoxas que han sido contaminadas con paganismos antiguos y filosofías modernas y especulaciones científicas, y se dirigen a la verdad bíblica que les sirven los testigos de Jehová, serán alimentadas y satisfechas espiritualmente. De modo que tenemos que estar seguros de que hemos estudiado para conseguir las respuestas correctas, las palabras potentes y las explicaciones claras que magnificarán a Jehová y su Palabra y propósitos. Es esencial que no sean inciertas y enfermizas y débiles, sino tan poderosas que venzan y echen fuera de la mente de nuestro oyente las palabras falsas implantadas allí. Las palabras necesarias están en la Biblia; tenemos que sacarlas y usarlas como un sacrificio de alabanza.

      LECTURA BÍBLICA

      7. ¿Qué tenemos que hacer para conseguir sabiduría sana de la Biblia?

      7 Si nuestros sacrificios verbales no son los buenos sacrificios disponibles en la Biblia, si somos demasiado perezosos mentalmente para averiguar cuáles son los mejores, entonces el alimento espiritual que pongamos en la mesa de Jehová no será adecuado y les parecerá despreciable a otros, siendo algo que no puede contrarrestar sus creencias o argumentos antagónicos. Sólo si estudiamos previamente podemos contestar eficazmente: “El corazón del justo estudia para responder.” Y hay que estudiar la Biblia con ahinco para conseguir estas verdades así como el minero tiene que cavar para conseguir metales preciosos: “Hijo mío, ¡oh si tú recibieras mis palabras, y atesoraras mis mandamientos dentro de ti; de modo que hagas atento a la sabiduría tu oído, e inclines tu corazón hacia la inteligencia! Porque si clamares tras el entendimiento, y a la inteligencia levantares tu voz; si la buscares como a plata, y cavares por ella como por tesoros escondidos; entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca proceden la ciencia y la inteligencia. Para los rectos tiene guardada la sana razón; escudo es para los que andan en integridad.” Jehová ha atesorado la sabiduría sana para nosotros en la Biblia; si la buscamos diligentemente él promete que la hallaremos.—Pro. 15:28, VA; 2:1-7.

      8. ¿Qué precedentes hay para la lectura regular de la Biblia?

      8 Debemos leer la Biblia regularmente. Al rey de Israel se le mandó que escribiera “en un libro para sí mismo una copia de esta ley” y “él debe leer en ella todos los días de su vida.” En aquellos días eran contadas las copias de las Sagradas Escrituras que había y pocas personas tenían copias individuales; por eso se ordenaba que se celebraran lecturas públicas: “Leerás esta ley en frente de todo Israel a oídos de él.” En una ocasión especial poco después que Israel entró en Canaán “resultó que no hubo ni una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado que Josué no leyera en voz alta en frente de toda la congregación de Israel, junto con las mujeres y los pequeñitos y los residentes temporarios que andaban en medio de ellos.” Siglos después el rey Josías “comenzó a leer a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que se había hallado en la casa de Jehová,” y el resultado fué una purga nacional contra la adoración demoníaca. Después de muchos siglos todavía se hacía lectura pública con regularidad: “Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad aquellos que le predican, porque es leído en voz alta en las sinagogas cada sábado.”—Deu. 17:18, 19; 31:11; Jos. 8:35; 2 Rey. 23:2; Hech. 15:21, NM.

      9. ¿Por qué no basta el sólo leer la Biblia, y qué otra ayuda está disponible?

      9 Hoy somos más afortunados, con prensas rotativas que imprimen millones de ejemplares de la Biblia. Cualquiera que tiene sed fácilmente puede beber las aguas de vida por medio de tener su propia Biblia y leerla. Pero a veces no basta con sólo leerla. Puede que uno necesite ayuda para entenderla, como el etíope a quien Felipe el evangelista vió leyendo el libro de Isaías. “¿Sabe usted verdaderamente lo que está leyendo en voz alta?” preguntó Felipe. “¿Verdaderamente cómo podría saberlo, a menos que alguien me guiara?” contestó. Felipe dió la guía necesaria para que lo entendiera correctamente. (Hech. 8:26-38, NM) Hoy Jehová provee instrucción para suplementar la lectura bíblica usando para ello su organización del “esclavo fiel y discreto” que él prometió serviría “alimento [espiritual] al debido tiempo.” Mucha de esta ayuda se da por medio de la distribución de ayudas impresas para el estudio de la Biblia, y con éstas la persona puede obtener un entendimiento ensanchado de su lectura de la Biblia. En unas cuantas páginas una de estas ayudas puede recoger todos los textos que están esparcidos a través de la Biblia sobre cierto tema, y ahorrarle tiempo de esta manera al estudiante y también servir de garantía de que él no pasará por alto ninguno de los textos que son esenciales para un entendimiento pleno. Aun con estas ayudas impresas el nuevo estudiante a menudo necesita la ayuda de otra persona, y Jesús prometió su ayuda aun cuando sólo dos se reunieran para aprender: “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”—Mat. 24:45; 18:20, NM.

      10. ¿Qué casos muestran que cuando se leía la Biblia en público esto incluía explicaciones?

      10 Así como el que lee en privado puede necesitar ayuda, así los que escuchan la lectura pública derivan provecho de explicaciones concomitantes. Durante su reinado el rey Josafat envió príncipes y levitas y sacerdotes “para que enseñaran en las ciudades de Judá”: “Y comenzaron a enseñar en Judá y con ellos estaba el libro de la ley de Jehová, y ellos continuaron recorriendo todas las ciudades de Judá y enseñando entre la gente.” Ciertamente este programa de educación en las Escrituras implicaba más que sólo leer la ley; sin duda incluía explicaciones y aplicaciones de la ley y exhortaciones a la obediencia. Después del cautiverio el gobernador Nehemías hizo que la ley se leyera en voz alta desde el amanecer hasta el mediodía y la gente escuchó atentamente, pero se decían palabras aparte de las escritas para estar seguros de que todos entendieran: “Y ellos continuaron leyendo en voz alta del libro, de la ley de El Dios [verdadero], siendo explicada ésta, y poniéndosele significado [a ella], y continuaron haciendo explicaciones en la lectura.” Jesús hizo lectura pública en la sinagoga de Nazaret, y, cuando terminó, él explicó: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír.” Es probable que él haya dicho más que lo que el breve registro conserva. Después de escuchar la lectura pública en una sinagoga, el apóstol Pablo, al ser invitado por los funcionarios que presidían, discursó largo rato, y tanto se apreció esto que la gente le pidió de favor que hablara el siguiente sábado también, y “el sábado siguiente casi toda la ciudad se congregó para oír la palabra de Jehová.” Pablo dió instrucciones al joven Timoteo para que exhortara y enseñara junto con la lectura pública: “Continúa aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza.”—2 Cró. 17:7-9; Neh. 8:3, 8; Luc. 4:16-21; Hech. 13:15-44; 1 Tim. 4:13, NM.

      ASISTIENDO A LAS REUNIONES

      11. ¿Por qué es vital la asistencia a las reuniones de congregación hoy en día?

      11 El leer la Biblia, tanto privada como públicamente, acompañado esto de una consideración y explicación, sean éstas impresas u orales, contribuye mucho hacia conseguir de la Biblia las palabras que necesitamos para ofrecer novillos verbales aceptables. Pero hoy Jehová por medio de su organización visible proporciona ayuda adicional por medio de arreglar reuniones de congregación. En estas reuniones él nos pone una mesa espiritual, y al no asistir decimos que esta mesa es despreciable, la menospreciamos como si no tuviera valor verdadero. No obstante, nos es esencial esa mesa para nuestra alimentación y fortaleza espirituales, tanto a nosotros individualmente como a nosotros como una congregación de cristianos. En las reuniones podemos declarar nuestra esperanza ante otros por medio de comentar, y por medio de los comentarios de ellos podemos oír declarada su esperanza; podemos estimular a otros por medio de comentar, y por medio de los comentarios de ellos nosotros mismos podemos ser estimulados. Esto es especialmente vital en este presente tiempo del fin: “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras rectas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.”—Heb. 10:23-25, NM.

      12. ¿Qué reuniones son patrocinadas por la congregación?

      12 Las congregaciones de los testigos de Jehová se reúnen varias veces a la semana. Una de las reuniones es aquella en que se presenta un discurso público diseñado especialmente para los recién interesados, pero la entera congregación debe asistir; todos aprenderán algo. Y ¿quién daría la bienvenida al público si la congregación no estuviera presente? Si usted está asociado con la congregación usted debe estar allí para dar la bienvenida a los nuevos y para contestar sus preguntas. El estudio de La Atalaya es vital. Todos los de la congregación deben estudiar la lección, asistir, escuchar, comentar y mostrar amistad para con todos, especialmente para con los nuevos. La escuela del ministerio teocrático entrena a la congregación en cuanto a qué decir, cómo formularlo, y cómo presentarlo a otros en el servicio ministerial. El leer la Biblia sistemáticamente es parte del curso de estudio. La reunión de servicio es otra sesión de entrenamiento, que se especializa en dar instrucción sobre el testificar de casa en casa, presentar sermones a las puertas y conducir estudios bíblicos dentro de los hogares. Nadie que esté profundamente interesado en ofrecer novillos y frutos de los labios sin mancha faltará a la reunión de servicio. Otra reunión patrocinada por la congregación es el estudio de libro que se celebra en casas particulares situadas estratégicamente en todas partes del territorio de la congregación. En estos pequeños grupos de estudio se usan libros que son ayudas para el estudio de la Biblia, y la pequeñez de estos grupos hace fácil que los que asisten lleguen a conocerse, comenten y se ayuden unos a otros a ofrecer a Dios sacrificios de alabanza inmaculados.

      13. ¿Cómo nos mejorarán como cristianos las reuniones de congregación?

      13 Las congregaciones, con sus siervos nombrados y las reuniones señaladas, están organizadas para hacernos crecer y llegar a ser cristianos maduros, capaces de resistir las olas sucedientes de impiedad por medio de las cuales Satanás trata de derribarnos. Así es como fué en los días de los apóstoles: “Y él dió algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como misioneros, algunos como pastores y maestros, teniendo como mira el entrenamiento de los santos para la obra ministerial, para la edificación del cuerpo del Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad en la fe y en el conocimiento acertado del Hijo de Dios, a un hombre ya crecido, a la medida de crecimiento que pertenece a la plenitud del Cristo; a fin de que ya no seamos niños, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de la trampería de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.” Por medio de asistir a las reuniones y comentar usted puede ‘seguir examinándose para ver si está en la fe.’ Si sus comentarios se extravían otras personas más maduras pueden traerlo de nuevo al pensamiento correcto. ¿De qué otra manera pueden ustedes como congregación llenar el requisito divino de que “todos ustedes deben hablar de acuerdo” y “estén aptamente unidos con la misma mente y con la misma forma de pensar”?—Efe. 4:11-14; 2 Cor. 13:5; 1 Cor. 1:10, NM.

      14, 15. ¿Por qué les es importante a los testigos de Jehová el asociarse en las reuniones de congregación?

      14 Pero el valor de asistir a las reuniones de congregación no termina con el aprender y llegar a una unidad de mente y mejorar el sacrificio de alabanza que ofrecemos a Jehová. Hay un valor en tan sólo el asociarnos. Parece que allí se halla una concentración del espíritu de Jehová que sostiene nuestro propio ánimo teocráticamente. La mayoría de nosotros tenemos que emplear tanto tiempo en el mundo asociándonos con personas corruptas, oyendo su habla irreverente y obscena y observando sus prácticas viles, que cuando vamos a las reuniones de congregación es semejante a pasar de un barrio bajo de una ciudad a un refrescante lugar de descanso en las montañas. “Las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas,” pero las buenas asociaciones borran las costumbres perjudiciales y ponen en su lugar buenas costumbres. (1 Cor. 15:33, NM) Esparcidos en los mares de la humanidad alejada de Jehová somos semejantes a diminutas islas en constante peligro de ser gastadas y dejadas al mismo nivel que el mar por el oleaje interminable, pero cuando nos congregamos nos fortalecemos mutuamente y llegamos a ser una tierra firme e impenetrable ante los mares acometedores. Adquirimos valor e impavidez frescos, renovando nuestra fuerza para resistir al mundo. Pero si cedemos a lazos sutiles que nos mantienen lejos de las reuniones pronto nos rendiremos: “Por lo tanto, no desistamos de hacer lo que es recto, porque segaremos al tiempo debido si no nos rendimos.”—Gál. 6:9, NM.

      15 Si estamos solos y padeciendo de los golpes y maltratamiento del mundo es probable que perdamos ánimo, pensando que estamos solos en nuestra integridad y que ciertamente seremos anonadados. Hace mucho tiempo el profeta Elías había sido celoso por Jehová y para escapar del cumplimiento de una amenaza horrenda contra él huyó por su vida. Mientras estaba metido en una cueva solo, Jehová le preguntó a Elías: “¿Qué estás haciendo aquí, Elías?” El profeta contestó: “No he tolerado absolutamente ninguna rivalidad contra Jehová el Dios de ejércitos, pues los hijos de Israel han abandonado tu pacto, tus altares los han derribado y a tus profetas los han muerto con la espada, de modo que he quedado yo solo y ellos empiezan a buscar mi alma para quitármela.” Elías creía que él era el único que quedaba que se interesaba en la causa de Jehová; pero no era así: “He dejado que siete mil permanezcan en Israel, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y toda boca que no lo ha besado.” (1 Rey. 19:13, 14, 18, NM) El asistir con regularidad a las reuniones nos mantendrá en contacto fortalecedor con nuestros hermanos.

      16. ¿Por qué es insensatez el que un cristiano se aisle para tratar de seguir solo?

      16 A Satanás le gusta dividir y conquistar, dispersar el rebaño y llevarse a los individuos extraviados. La congregación tiene que permanecer junta para que sus miembros se ayuden mutuamente. Si estamos solos, ¿quién nos ayudará cuando caigamos? Si estamos solos es más difícil mantener caluroso nuestro celo por Jehová. Juntos podemos ayudar a recalentar el celo enfriado de los inactivos. Se exponen estos principios en Eclesiastés 4:9-12 (NC): “Más valen dos que uno solo, porque logran mejor fruto de su trabajo. Si uno cae, el otro le levanta; pero ¡ay del solo, que si cae, no tiene quien le levante! También si duermen dos juntos, uno a otro se calientan; pero el solo, ¿cómo podrá calentarse? Si uno es agredido serán dos a defenderse, y la cuerda de tres hilos no es fácil de romper.” Si caemos, si nuestro celo se enfría; si sucumbimos cuando Satanás ataca, no podremos ofrecer sacrificios públicos de alabanza a Jehová. Para evitar esta calamidad no debemos dejar de congregarnos. No sea una oveja solitaria, porque una oveja alejada del rebaño es una oveja perdida. Los fieles siervos pastores de la congregación se esfuerzan diligentemente por restaurar las ovejas perdidas al rebaño de la sociedad del nuevo mundo. (Mat. 18:12-14) De modo que no sobreestime su fuerza espiritual y piense que usted puede seguir solo tras intereses egoístas, tratando con desprecio el principio sano de congregarse: “El solitario busca sus propios intereses egoístas; él riñe contra todo principio sano.”—Pro. 18:1, UTA.

      17. ¿Cómo tenemos que recibir instrucción de Jehová?

      17 Si hemos de adquirir frutos aceptables y novillos de los labios sin mancha tenemos que recibir instrucción de Jehová. Recíbala por medio de leer la Biblia. Recíbala por medio de estudio sistemático. Tómela en las reuniones de congregación. Especialmente allí Jehová sirve una comida espiritual en su mesa. ¡Venga y cómala! ¿Se le sirven a usted sus comidas mientras yace en la cama? Si usted las considera de suficiente valor como para ir a la mesa por ellas, ¿no considera de tanto valor como eso el alimento espiritual, que es más importante? Jehová no complace a la pereza sirviendo comidas espirituales en la cama o en casas fuera de los lugares de reuniones de congregación. ¡Vaya hasta la mesa, vaya hasta el Salón del Reino! A menos que hagamos todas estas cosas necesarias no estamos siendo diligentes en obtener las palabras que necesitamos para sacrificios de alabanza sanos, saludables e iluminadores. Quedaremos vergonzosamente deficientes en cuanto a cumplir la exhortación inspirada: “Haz todo lo posible para presentarte aprobado a Dios, un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.”—2 Tim. 2:15, NM.

  • Ofrezca acertadamente sus sacrificios de alabanza
    La Atalaya 1957 | 1 de abril
    • Ofrezca acertadamente sus sacrificios de alabanza

      “Que lo que digan siempre sea con gracia, sazonado con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno.”—Col. 4:6, NM.

      1. ¿Qué se simboliza por la sal?

      LA LEY mosaica requería que los sacrificios fueran sazonados con sal: “Sazonarás con sal toda ofrenda de tus ofrendas de grano, y no debes dejar que falte de tu ofrenda de grano la sal del pacto de tu Dios. Junto con toda ofrenda tuya presentarás sal.” ¿Por qué? La sal es un preservativo y evita la putrefacción. Era prohibido el ofrecer cualquier cosa fermentada, y la sal con la ofrenda impedía esto. Previniendo el cambio por la descomposición, la sal aseguraba la permanencia, y se usaba en unión con un pacto para mostrar la invariabilidad de él, la permanencia de él. Entre los pueblos antiguos el comer sal juntos era señal de amistad y simbolizaba fidelidad y lealtad perpetuas. Al que sacrificaba ofrendas de comunión en el altar de Jehová se le consideraba como partícipe con Jehová; de modo que el uso de sal con los sacrificios indicaba el participar de sal con él, lo cual simbolizaba lealtad perpetua.—Lev. 2:13, NM.

      2. ¿Qué significa el que los cristianos sazonen con sal sus sacrificios verbales?

      2 A causa de que los seguidores verdaderos de Jesús, por su ejemplo y por predicar serían una influencia que tendría el efecto de preservar contra putrefacción y corrupción moral, Jesús los llamó “la sal de la tierra.” La sal también se menciona en relación con sus palabras de predicación: “Que lo que digan siempre sea con gracia, sazonado con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno.” (Mat. 5:13; Col. 4:6, NM) Los cristianos no ofrecen sacrificios de grano o carne a Jehová como lo hacía la nación de Israel, pero sí ofrecen un sacrificio de alabanza por las palabras de sus labios, y éstas se comparan a novillos y frutos. Así como los sacrificios materiales de Israel habían de estar acompañados de sal, así las palabras del cristiano, los novillos simbólicos de sus labios, han de estar sazonadas con sal. Esto significa que las declaraciones han de ser de verdad pura, han de tener un efecto preservativo sobre el orador y el oyente, y han de ser leales y fieles a Jehová, no declaraciones en que se desprecie su nombre ni se haga que su mesa parezca despreciable. Las palabras que se ofrecen han de ser apetitosas para los que aman la justicia. La sal es un condimento apetitoso tanto en el alimento del hombre como en el de las bestias: “¿Gusta lo insípido, sin sal?” “Los bueyes y los asnos que labran la tierra comerán forraje salado.” (Job 6:6; Isa. 30:24, NC) De modo que los sacrificios verbales de los cristianos han de ser sazonados con sal espiritual; no han de ser desabridos, insípidos y corrompidos, sino apetitosos, amigables, fieles y con poder preservativo.

      SERMONES DADOS ESTANDO A LAS PUERTAS

      3. ¿Por qué es necesario considerar y preparar con anticipación los sermones que se pronuncian estando a las puertas?

      3 ¿Sabe usted cómo debería responder, cómo ofrecer sacrificios espirituales, con gracia, sazonados con sal? Tal como era el caso en los días de Cristo y los apóstoles y los primeros discípulos, igualmente sucede hoy: es estando a las puertas y en las casas de la gente que estos sacrificios verbales se ofrecen más frecuentemente y más eficazmente. ¿Da usted consideración anticipada a los sermones que va a pronunciar estando a las puertas y los prepara desde antemano ‘para que sepa cómo debe dar una respuesta a cada uno’ que encuentra usted a la puerta? En esta visita inicial es especialmente importante encontrar palabras que sean llanas, sencillas y agradables, no polemísticas: “La mira del orador era encontrar palabras agradables, aun mientras él asentaba llanamente lo que era verdad.” Sin embargo, si surge alguna controversia, estén “siempre listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y respeto profundo.” “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser prudente para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos, pues quizás Dios les conceda arrepentimiento que lleve a un conocimiento acertado de la verdad.”—Ecl. 12:10, Mo; 1 Ped. 3:15; 2 Tim. 2:24, 25, NM.

      4, 5. ¿Qué consejo se da acerca de sermones en cuanto a la presentación de ellos y nuestra actitud, y por qué es importante?

      4 No debemos ser tímidos en nuestro modo de presentarnos y comportarnos ante la gente, o en nuestro porte, ni dar la idea de que nos estamos disculpando, sino recordar que representamos al Creador del universo y tenemos su apoyo. Usted está convencido de que está hablando la verdad, ¿no es así? Entonces que esa convicción se muestre en su presentación. Usted es sincero, ¿verdad? Que su sinceridad resplandezca y se deje ver. Usted está entusiasmado acerca de la verdad, ¿no? Manifiéstelo a ellos por su tono de voz y la expresión de su semblante. Ciertamente usted va a ellos como amigo; así que sea cordial y amistoso, hable con ellos como en conversación y de manera directa. Introdúzcalos en la conversación por medio de hacer preguntas, por medio de invitar a que hagan comentarios. Aproxímese a cada puerta con el pensamiento de que la persona que está detrás de ella es una oveja, un amigo, y deje que el interés y preocupación que siente por ella se muestren. Acérquese con esta actitud positiva a todo amo de casa; antes de que usted piense de manera diferente acerca de éste deje que pruebe su diferencia. No permita que la cabra que encontró en la última puerta lo indisponga y lo haga llegar con una actitud negativa a la siguiente puerta. Cada puerta merece lo mejor que usted pueda hacer y no se debe recibir allí menos simplemente porque el lugar esté situado en medio de un territorio difícil.

      5 ¿Ha leído usted alguna vez un párrafo de modo que los ojos hayan visto cada palabra y no obstante al final usted no haya podido recordar nada de lo que leyó? Su mente había divagado. O ¿se ha sentado usted alguna vez durante un discurso y oído las palabras, y de súbito se ha dado cuenta de que usted no recuerda nada de lo que el orador ha dicho durante los pasados diez minutos porque su mente se extravió? Asimismo, cuando una persona viene a la puerta tal vez parezca que le está escuchando a usted, pero su mente está ocupada pensando en excusas, o notando la indumentaria de usted, o considerando su personalidad. Puede que se esté formando una impresión de usted, y por eso las palabras que usted habla llegan a sus oídos pero realmente no penetran en su mente. Sin embargo, así como la mente de usted no divaga si el párrafo que usted está leyendo es interesante y además está bien escrito, y así como no se extravía si el orador a quien usted está escuchando expresa buenos pensamientos con sinceridad y entusiasmo, así la mente de la persona de la casa estará concentrada en el sermón de usted si éste es considerado, claro e informativo y si lo presenta con sinceridad calurosa y convicción profunda. La gente se forma impresiones y hace decisiones no sólo por las cosas que decimos, sino también por la manera en que las decimos y cómo nos vemos al decirlas.

      6, 7. ¿Qué sugestiones se dan en cuanto al contenido de los sermones?

      6 Dándose por supuesto que nos vistamos nítidamente pero no ostentosamente, y que nos olvidemos de nosotros mismos y dejemos que nuestro interés amistoso, sinceridad, convicción y entusiasmo brillen y se den a ver a la persona de la casa, el contenido del sermón mismo demanda nuestra atención. Tiene que ser bueno a nuestros propios ojos, tiene que entusiasmarnos con sus puntos, si hemos de pasar algún entusiasmo a otros. Si nos deja desanimados jamás entusiasmará a otra persona. De modo que, por causa de su presentación, consiga un sermón que le agrade a usted muchísimo. Usted puede obtener ideas de otros, pero no las use a menos que lo llenen de entusiasmo. De otra manera usted pronunciará su sermón sin vigor y lo recibirán de la misma manera. Tenga un tema, siga dirigiendo sus puntos a este blanco. Haga el sermón práctico, de aplicación personal a la persona de la casa. Todo el mundo está interesado en sí mismo; muchos no están profundamente interesados en otros. Usted puede hablar acerca de las condiciones mundiales—guerras, hambres, pestes, calamidades—pero si estas cosas no han tocado a la persona de la casa personalmente o no amenazan tocarla pronto no le llamarán mucho la atención. La gente ha llegado a encallecerse al sufrimiento en grande escala, a la condición penosa en masa. Si la persona a quien habla o miembros de su familia inmediata sufren de estas angustias, se interesan en ello personalmente. Por eso si usted habla sobre las angustias mundiales trate de traerlas hasta el nivel personal de la persona con quien habla. Si usted trata de la delincuencia por parte de los jóvenes que se ha esparcido tanto, por ejemplo, hágasela ver claramente mostrando la manera de salvaguardar a sus propios hijos de ese mal. El Reino es el remedio para todas las dificultades, pero muéstrele que éste resolverá sus pequeñas preocupaciones personales, no sólo las grandes angustias globales. A menudo estas últimas son demasiado grandes y gigantescas y estremecedoras para que la gente las comprenda.

      7 En el sermón del monte Jesús consideró las preocupaciones y ansiedades cotidianas que atribulaban a la gente, lo que comería y bebería y se pondría. Jehová sabe que estas cosas son necesarias y se las suministrará a los humanos así como se las suministra a los pájaros y hasta a la vegetación, dijo Jesús. “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” Haciendo esto, las ansiedades personales se desvanecerán y en cambio usted tendrá “la paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se pueda pensar.” De modo que, tal como lo hizo Jesús, nosotros tenemos que reconocer las preocupaciones e inquietudes personales, individuales, de la gente y abarcarlas en nuestros sermones. Estos sermones deben ser tales que podamos adaptarlos a los niveles y actitudes mentales de nuestros oyentes, como fueron los de Pablo: “Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos.”—Mat. 6:33; Fili. 4:7; 1 Cor. 9:22, NM.

      8. Después que nuestros sermones están preparados, ¿cómo debemos fijarlos en nuestra mente para presentarlos al estar a las puertas?

      8 Si aprendemos de memoria nuestros sermones carecerán de flexibilidad y adaptabilidad. Si han de ser versátiles y manejables de modo que podamos amoldarlos a las diferentes situaciones que surgen a las puertas no debemos aprender de memoria más que un bosquejo breve. Hay muchos textos muy conocidos que podemos considerar por unos cuantos minutos sin notas. Hablamos de ellos sin pensarlo con facilidad y confianza. De modo que escoja tres o cuatro de estos textos muy conocidos, aprendiendo de memoria sólo dónde se encuentran en la Biblia. Luego búsquelos en orden a la puerta, leyendo cada uno y comentando brevemente sobre ellos. Descargada de palabras aprendidas de memoria que sonarían mecánicas, su mente está libre para habérselas con ideas mientras que usted suministra extemporáneamente las palabras que se necesitan, así como usted lo hace diariamente en la conversación. Sólo entonces se pondrán de manifiesto la sinceridad y el entusiasmo de usted; sólo entonces podrán brillar su personalidad natural y celo y entusiasmo de modo discernible a su oyente. Usted puede tener textos que puedan substituir a otros en su sermón, para usarlos en diferentes situaciones. Usted puede alistar en la parte de atrás de la Biblia que usa en el servicio del campo varios grupos de textos, de manera que cada grupo le sirva de notas para un sermón.

      COMENZANDO SU SERMÓN

      9. ¿Qué sugestión se da para hacer frente a excusas comunes?

      9 Muchas personas van de puerta en puerta con diferentes propósitos, y cuando el timbre suena la persona de la casa a menudo se siente un poco molesta por la interrupción y viene a la puerta determinada a despedir a uno rápidamente. Ella tiene varias excusas estereotipadas o fijas, pero probablemente no se decida por una hasta que haya dado un vistazo rápido y haya escuchado y haya llegado precipitadamente a una conclusión acerca de usted. Entonces interrumpe con una de estas excusas. Usted las ha oído a menudo y quizás pueda refutarlas muy lógicamente, pero después que la persona la haya dicho es probable que se apegue a ella, pues el orgullo quizás no la deje retractarse. Si usted pudiera prever la excusa y refutarla antes de que ella la expresara su orgullo no estaría implicado y quizás lo oyera a usted. Quizás después de una presentación muy breve de usted mismo usted pudiera decir repentinamente, antes de que ella haya escogido una de las excusas comunes: “¿Sabe usted que cuando llamamos a las puertas algunas personas inmediatamente dicen, . . .?” y declarar una de estas excusas. Quizás no sea la excusa que ella hubiera usado esta vez, pero muy probablemente la ha usado mucho y tal vez le cause sorpresa momentáneamente cuando usted la cite. Puede que ella sienta algo de curiosidad acerca de las siguientes palabras que usted dirá al tratar con esta excusa que ella usa a veces. Que sean buenas, atractivas, de modo que siga interesada, y quizás ella oiga su sermón de principio a fin.

      10. ¿Cómo pudiera usted tratar con la declaración: “Yo no necesito nada hoy”?

      10 Después de declarar brevemente por qué la está usted visitando, usted pudiera decir: “¿Sabe usted una cosa? Cuando hacemos visitas como ésta algunas personas dicen: ‘Oh, no necesito nada hoy.’ Pero escuche lo que Jesús dijo acerca de los que dicen que no necesitan nada: ‘Tú dices: “Soy rico y he adquirido riquezas y no necesito absolutamente nada,” pero no sabes que eres miserable y digno de compasión y pobre y ciego y desnudo.’ Por supuesto, él no quiso decir que eran eso literalmente, porque eso les hubiera sido obvio a ellos. Él quiso decir que de manera espiritual ellos estaban en esta condición indigente.” Entonces, después de usar Apocalipsis 3:17 (NM) para habérselas con la excusa, usted usa dos o tres textos adicionales para completar su sermón. Usted pudiera usar Amós 8:11 para mostrar que el hambre espiritual está extensamente esparcida y que a pesar de la existencia de muchas iglesias la gente no está siendo alimentada espiritualmente, aunque muchos creen que sí. Lea Mateo 5:3 para mostrar que los que están conscientes de su necesidad espiritual serán satisfechos. Al llegar a este punto usted pudiera presentar la oferta de literatura y declarar que estas publicaciones suministran alimento espiritual, y probarles esto por medio de escoger un párrafo específico y leérselo, uno que contenga un punto de información particularmente sabroso.

      11, 12. ¿Cómo pudiera usted usar en su sermón y refutar la excusa: “Estoy ocupado”?

      11 Otro ejemplo: “Muy frecuentemente cuando llamamos a las puertas la gente nos dice que está muy ocupada. Es bueno estar ocupado, porque Dios aborrece a los holgazanes. Pero no debemos estar tan ocupados con asuntos menores que rehusemos dar tiempo a las cosas más importantes. En una ocasión Jesús estaba en la casa de dos hermanas. María estaba escuchándolo explicar la verdad de Dios, y Marta se quejó de que ella no la estaba ayudando con los quehaceres de la casa. Aquí está el relato: ‘Marta, por otra parte, estaba distraída atendiendo a muchos deberes. Así que se acercó y dijo: “Señor, ¿no le importa a usted que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dígale, por lo tanto, que me ayude.” En respuesta el Señor le dijo: “Marta, Marta, estás inquieta y perturbada en cuanto a muchas cosas. Sin embargo, sólo se necesitan unas cuantas cosas, o una nada más. Por su parte, María escogió la porción buena, y no se le quitará.”’ Jehová y Jesús nos hablan por medio de la Biblia. Si no queremos escucharles a ellos, ¿por qué esperar que nos escuchen a nosotros cuando estamos en dificultad y clamamos a ellos por ayuda?”—Luc. 10:40-42, NM.

      12 O uno pudiera decir esto: “Algunas personas vienen a la puerta y dicen que están demasiado ocupadas; pero, ¿sabe usted una cosa? Si yo les ofreciera una buena cantidad de dinero no estarían demasiado ocupadas para aceptarlo. Sin embargo escuche lo que la Biblia dice: ‘Dichoso el hombre que halla la sabiduría, y el hombre que adquiere la inteligencia; porque su ganancia vale más que la ganancia de plata, y mejor es su rédito que el oro puro. Porque más preciosa es que los rubíes, y todo cuanto puedas desear no podrá compararse con ella. En su mano derecha trae la larga vida, y en su izquierda riquezas y honores. Sus caminos son caminos de dulzura, y todos sus senderos paz: es árbol de vida para los que echan mano de ella, y dichoso es todo aquel que la tiene asida.’ Si no están demasiado ocupadas para recibir dinero, seguramente no deben estar demasiado ocupadas para adquirir conocimiento que lleva a la vida eterna.”—Pro. 3:13-18.

      13. ¿Cómo pudiera usted refutar la excusa: “Eso no me interesa”?

      13 Después de decir que muchos le dicen a usted, antes de averiguar por qué usted está allí, que eso no les interesa, usted pudiera continuar: “Pero ¿sabe usted lo que la Biblia dice acerca de personas que contestan antes de oír una cosa? Escuche: ‘El que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.’” Usted no desearía usar esto después que una persona dice que no está interesada. Sería demasiado brusco entonces; sería igual que llamarla fatua o insensata y manchada de oprobio. Pero si usted suscita primero este punto usted puede usar el texto supracitado, Proverbios 18:13 (Val), porque usted lo está aplicando a otra gente que hace esto, no a la persona a quien usted está dirigiendo la palabra. Lo mismo es cierto del ejemplo siguiente.

      14. ¿Qué se dice frecuentemente en los países en que hay abundancia, y cómo puede uno hacer frente a esta objeción?

      14 En algunos países materialistas donde hay gran abundancia la gente lo despide a uno diciendo que está satisfecha. “¿Sabe usted una cosa? Algunas personas rehusan escuchar y dicen: ‘Bueno, conmigo todo marcha bien; yo estoy satisfecho.’ Bueno, Dios no está interesado en personas que están satisfechas. Él está interesado en las que no están satisfechas. Hace mucho tiempo él marcó a algunas para ser preservadas, diciendo: ‘¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem, y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!’ Hoy Jehová está interesado en los que aman la justicia, y dichas personas ciertamente no están satisfechas con las condiciones corruptas, inicuas, que existen en la tierra hoy día. ¿Qué persona honrada podría estar satisfecha con estas condiciones corrompidas? Estas personas quieren gobierno limpio, el fin de la inmoralidad, que se acabe la hipocresía. A ellas también les gustaría la salud y la vida para ellas mismas y sus familias, para todos los que aman la justicia. Las presentes condiciones malas las hacen gemir y angustiarse y anhelar algo mejor.” Después de usar así Ezequiel 9:4, usted pudiera usar Mateo 5:4 para mostrar que estos que gimen serán consolados, que Dios ahora está satisfaciendo el deseo de alimento espiritual de ellos y que en el nuevo mundo de justicia Jehová satisfará todos sus deseos; use el Salmo 145:16 y Apocalipsis 21:4 para establecer estos puntos.

      15. ¿Qué otras sugestiones se dan?

      15 Usted hasta puede sacar a relucir algunas reacciones religiosas que son comunes, como: “A veces las personas nos dicen: ‘Yo creo que si soy sincero Dios me salvará; eso es todo lo que él requiere de mí, el que haga lo que a mí me parezca correcto.’ Pero eso no es lo que la Biblia dice: ‘Camino hay que al hombre le parece recto, cuyo fin son caminos de muerte.’” Después usted pudiera usar tales textos como Gálatas 1:8 y Juan 17:3 para mostrar que tenemos que seguir la verdad, no las ideas humanas de lo que es correcto. En la refutación susodicha de esta excusa de sinceridad se usó Proverbios 14:12. También vienen al caso y pueden usarse tales textos como Juan 16:2, Hechos 26:9 o Romanos 10:2, 3. Hay mucha variedad que podemos introducir en nuestros sermones. Piense en las excusas que se usan, en las objeciones religiosas que se citan comúnmente, en cualquier cosa que atraiga el interés, luego dé con una refutación rápida y úsela, preferiblemente un texto bíblico, ya que eso lo introducirá a usted a su sermón bíblico rápidamente. Los ejemplos que se han presentado aquí se han dado para mostrar posibilidades, no necesariamente para que usted los use. Prepare maneras definitivas de empezar a hablarle a la gente y desarrolle puntos con textos bíblicos que le agraden a usted, que lo hagan sentirse entusiasmado, para que usted pueda presentar su sermón con entusiasmo y convicción personales. Lo que se ha dicho acerca del sermón que se presenta cuando uno está a la puerta también aplica al sermón de revisita. La única diferencia es que usted puede usar uno o dos textos bíblicos más y explayarse en ellos un poquito más. El mismo consejo que se dió concerniente a la presentación y los bosquejos mentales de los sermones que se pronuncian a las puertas aplica al sermón de revisita más largo que se pronuncia dentro de la casa.

      16. ¿Qué haremos ahora?

      16 Hagamos todo lo posible para ser ministros aprobados de Jehová Dios, estudiando diligentemente su Palabra para obtener de ella los sacrificios aceptables de alabanza, los novillos y frutos sin mancha, de labios dedicados a él. Medite en Su verdad, repasándola en su mente, modelándola para presentarla en público, poniéndola en la mejor forma para que atraiga a las otras ovejas que todavía están dispersas, de modo que no pueda trastornarla la oposición de las cabras. Preséntela con gracia, apacibilidad, tacto y con la sal simbólica que se ordenó debe acompañar a nuestros sacrificios espirituales de alabanza. Entonces serán palabras leales y verdaderas y fieles a Jehová, palabras de permanencia, palabras con poder preservador para los que las oyen y las aceptan y las obedecen. Con tales palabras sacrificatorias jamás seremos culpables de hacer despreciable la mesa de Jehová. Tendremos el privilegio de repartir de ella el banquete de manjares pingües de Jehová para todas las personas de buena voluntad en todas las naciones.

  • La actividad ministerial de los testigos de Jehová
    La Atalaya 1957 | 1 de abril
    • La actividad ministerial de los testigos de Jehová

      “JEHOVÁ . . . merece que se le alabe muchísimo,” cantó con exultación el salmista David. Él sabía que Jehová es el Dios que hizo “los mismísimos cielos,” y que “los dioses de los pueblos son dioses inútiles.” No sólo aclamó David al Dios verdadero, sino que invitó a que hicieran lo mismo todos los que apreciaran Sus maravillosas obras y respetaran Su dignidad y esplendor. “Canten a Jehová, bendigan su nombre. Digan de día en día las buenas nuevas de salvación por él.”—Sal. 96:2-6, NM.

      Mil años después, en los días del apóstol Pablo, Jehová era el “Dios no conocido” para con la gran mayoría de los habitantes de la tierra. (Hech. 17:23) Lo mismo es cierto hoy día. No obstante, Jehová merece ser conocido por todos y lo será. “¡Conozcan todos que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra!” (Sal. 83:18) Para que todos conozcan a Dios como Jehová, el Soberano del universo, es preciso que los que lo conocen, Sus testigos, lleven conocimiento a las familias de la tierra acerca de este nombre y todo lo que representa y les expliquen Su Palabra escrita, mostrándoles cómo adorar a este santo y fuerte y glorioso Dios Jehová. Los que rehusan conocerlo ahora en amistad tendrán que conocer su poder destructivo en el Armagedón. Hablando de esa guerra final, Dios mismo dice: “Me haré glorificar, y me haré santificar, y seré conocido a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.” (Eze. 38:23) Esto completará el conocimiento de él que sus testigos sobre la tierra han estado tratando con ahinco de dar a la gente durante toda esta generación.

      Los testigos de Jehová de esta generación tienen el mismo deseo que tuvo el salmista David, de ver que cuantos quieran hacerlo “digan de día en día las buenas nuevas de salvación por él.” Por eso están organizados para llevar a cabo su obra de testimonio ordenadamente por toda la redondez de la tierra y para ayudar a otros y enseñarles a decir las mismas buenas nuevas. Durante el año de 1956 las dijeron 591,556 publicadores del Reino cada mes en 162 países. Dedicaron 87,353,772 horas durante el año

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