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Aguante mediante esperanzaLa Atalaya 1955 | 1 de enero
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fe naufrague. (1 Tim. 1:19) Con fe firme nuestra “ancla del alma” no se perderá; no conducirá a desilusión.
13, 14. ¿Cómo podemos evitar gran peligro a nuestro barco de fe?
13 Pero aun con un cable fuerte, si un ancla no es lo suficientemente fuerte un barco puede ser impelido por el viento al mar otra vez y bambolearse con un fin desastroso. Sucede lo mismo con nuestro apoyo espiritual, el “ancla del alma.” Tenemos el mejor terreno o base para aferrar nuestra “ancla”—en las promesas de Jehová. Pero si nuestra “ancla del alma” es débil, ni aun la buena base puede mantener inmutable nuestro barco de fe durante violentas tempestades de tribulación. Por lo tanto una palabra de precaución: Jamás piense que podemos asistir a estudios de La Atalaya y luego, durante la reunión, cabecear y dormitar, creyendo que “solo una siestecita” no debilitará nuestra “ancla del alma.” Si uno está dormitando al tiempo que se están explicando verdades vitales, el barco de fe de uno no está siendo fortalecido; se está hundiendo. Además, ¿cómo puede uno defender su barco de fe, el cual está conectado a su esperanza, a menos que use todas las armas que se hallan en el arsenal de verdades reveladas de la Palabra de Dios? “Pongámonos las armas de la luz.” “Siempre [estén] listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes.”—Rom. 13:12; 1 Ped. 3:15, NM.
14 Tampoco debemos pensar que podemos asistir a cualquier reunión teocrática y esperar que ésta fortalezca nuestra esperanza si dejamos que nuestra mente se desvíe a intereses personales, “las ansiedades de este sistema de cosas.” (Mar. 4:19, NM) Jamás permita que los pensamientos tengan rienda suelta, sino dirija la mente para que pueda concentrarse en el mensaje que se está dando. Las mentes soñolientas no pueden concentrarse bien. Por eso, despierte la mente. Esta tiende a ser perezosa. Y si el no estar alerta en los estudios del pueblo de Jehová es un peligro innegable, entonces ¿qué sucederá a la esperanza de los que se hacen negligentes en cuanto a asistir a banquetes espirituales? Exactamente esto: Su “ancla” no sostendrá. Buscarán sus propios intereses, y finalmente se deslizarán de vuelta al mundo. Puede que sufran naufragio irreparable. (2 Ped. 2:20) “Por eso es necesario que pongamos más que la acostumbrada atención a las cosas que nosotros escuchamos, para que nunca nos deslicemos.” (Heb. 2:1, NM) No olvide que la atención acostumbrada no es suficiente. Tenemos que dar la atención más cuidadosa “a las cosas que nosotros escuchamos” “a fin de que ya no seamos niños, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de la trampería de los hombres.”—Efe. 4:14, NM.
“ANCLA” FRÁGIL CONDUCE AL NAUFRAGIO
15. ¿Por qué es tan serio hoy el asunto de mantener nuestra fe y esperanza?
15 Después del Armagedón no habrá más “mar.” (Apo. 21:1) Pero mientras exista el “mar” agitado por los demonios podemos esperar que nuestro barco de fe sea atacado por todos lados. En tiempo de guerra los barcos son atacados hoy desde abajo, por submarinos. El que Satanás use todos los medios clandestinos que pueda para torpedear nuestro barco de fe ha de esperarse, dado que esto es guerra. “El dragón se airó contra la mujer, y se fué para hacer guerra contra los que quedan de su simiente, los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar el testimonio de Jesús.” (Apo. 12:17, NM) Sólo es mediante el hacer la guerra de la clase correcta, la cual no es una guerra carnal, que nuestro barco de fe puede rechazar los ataques del Diablo. Sigan “haciendo la guerra correcta, reteniendo la fe y una buena conciencia, la cual algunos han echado a un lado, y han experimentado naufragio respecto a su fe”—1 Tim. 1:18, 19, NM.
16. ¿Qué parte de “la armadura completa que proviene de Dios” es la esperanza que está delante? ¿Cómo es un poder protector?
16 El apóstol halló la esperanza tan poderosa que se refirió a ella no sólo como un “ancla del alma” sino también como un yelmo protector para un soldado. Pónganse “como yelmo la esperanza de salvación.” (1 Tes. 5:8, NM) La esperanza es un poder que protege; por eso, ¿por qué no usarla como yelmo? El yelmo de un soldado protege la cabeza, por consiguiente la mente. La esperanza de los cristianos, entonces, realmente es parte de la “armadura completa que proviene de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo,” porque la orden de batalla es ‘aceptar el yelmo de salvación.’ (Efe. 6:11, 17, NM) Verdaderamente, Jehová se puso el “yelmo de salvación,” y ahora el mandato aplica a sus testigos fieles. (Isa. 59:17) ¿Cómo usamos el yelmo? Por medio de pensar en la esperanza que está delante, llenando la mente de ideas teocráticas, estudiando los textos diarios y comentarios publicados en La Atalaya, discutiendo las actividades teocráticas. La esperanza suministra material para meditación y así protege la mente de pensar a la manera del viejo mundo. La esperanza de salvación nos mantiene pensando hacia adelante, “olvidando las cosas que están atrás.”—Fili. 3:13, NM.
17. ¿Es posible que echemos a pique nuestro propio barco de fe? ¿Cómo?
17 Hacemos guerra de la clase incorrecta y socavamos nuestra esperanza cuando abrigamos pensamientos retrógrados. La persona que es un “naufragio” potencial en cuanto a la fe se quita su yelmo y comienza a regocijarse en las atracciones y lujos de este mundo en vez de en la esperanza que está delante. Se olvida que el “mar” está lleno de remolinos de embrolladoras actividades comerciales y placeres cautivadores. Considere el caso de Demas, un colaborador del apóstol Pablo. Demas no era nuevo en la verdad; hasta había estado con el apóstol durante su primera encarcelación. (Col. 4:14) Pero algo le pasó a Demas. Se quitó su “yelmo”; ya no tenía una mente que mirara hacia adelante. Dijo Pablo: “Demas me ha abandonado porque amó el presente sistema de cosas.” (2 Tim. 4:10, NM) Demas evidentemente llegó a ser un “naufragio.” Y ¿por qué? Porque Demas dejó de pensar en la esperanza que está delante y desarrolló una esperanza que estaba atrás en el viejo mundo. Sin duda Demas pensó que el sólo tener lo necesario en la vida era “demasiado fuerte.” Las cosas “finas” de la vida llegaron a ser una atracción abrumadora, su verdadera esperanza. Esa esperanza retrógrada empujó a Demas al “naufragio.”
18. ¿Qué manifestó Jesús que era una de las más grandes amenazas a nuestro barco de fe? Por eso, ¿qué consejo dió Pablo?
18 ¡Cómo tenemos que vigilar, entonces, contra tener pensamientos retrógrados! No podemos regocijarnos con la esperanza que está delante y al mismo tiempo tratar de regocijarnos con los intereses del viejo mundo. Hoy pocas cosas ponen en peligro nuestro barco de fe tanto como lo que Jesús llamó las “ansiedades por la subsistencia.” (Luc. 21:34, NM, nota al pie de la página) Si nuestra esperanza verdaderamente está puesta en el nuevo mundo, no permitiremos que estas “ansiedades por la subsistencia” socaven nuestra esperanza. Los esfuerzos que se hagan por sentarse en el regazo del lujo pueden resultar en un proceder semejante al de Demas. “Teniendo pues alimento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas,” comprendiendo el peligro de esforzarse por más: “Los que se resuelven a ser ricos caen en la tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos que hunden a los hombres en destrucción y ruina.” (1 Tim. 6:8, 9, NM) El peligro de naufragar es inminente cuando cesamos de hacer la guerra de la clase correcta: “Ningún hombre que sirve como soldado se envuelve en los negocios comerciales de la vida, a fin de que pueda alcanzar la aprobación de aquel que lo alistó como soldado.”—2 Tim. 2:4, NM.
SOCAVANDO LA ESPERANZA POR “PROPIOS INTERESES”
19. ¿Qué característica que obra en dirección de socavar la esperanza observó el apóstol Pablo en ciertos cristianos, y qué significa esto para nosotros hoy día?
19 La valiosa esperanza de vida eterna puede ser socavada muy fácilmente por nosotros mismos, por desear hacer lo que queremos. El rey Salomón dió énfasis a este peligro. (Pro. 14:12; 16:25; 21:2) Era un obstáculo común para la madurez en los días de los apóstoles. Pocos había que de todo corazón daban el primer lugar en su vida a los intereses del Reino. Pablo observó esto, y al hablar acerca de Timoteo comentó: “Porque no tengo a nadie más de una disposición como la de él que genuinamente cuide de las cosas que tienen que ver con ustedes. Porque todos los demás están buscando sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.” (Fili. 2:20, 21, NM) ¡Imagínese! ¡De ciertos cristianos que Pablo conocía en ese tiempo en Roma, todos salvo Timoteo tenían algunas tendencias egoístas que estorbaban la obra de Cristo Jesús! Cuando Timoteo se dedicó a Jehová sumergió completamente su propia voluntad para que la obra de Dios pudiera tener prioridad en su vida. Genuinamente dijo: “¡Aquí estoy yo; envíame a mí!” (Isa. 6:8) Puesto que las tendencias egoístas predominaban en el día de Pablo, ¡cuánto más probable que se manifiesten hoy cuando los intereses mundanos y las cosas “finas” de la vida son tan variados y tantos! Precursores, siervos, publicadores de congregación—¿dónde se hallan ustedes tocante a sus “propios intereses”? ¿Están ellos en su lugar teocrático de modo que no estorben la obra de Cristo Jesús? “Sigan, pues, buscando primero el reino.”—Mat. 6:33, NM.
20, 21. (a) Ilustre lo que se da a entender por los “propios intereses” de uno. (b) ¿Podrían los “propios intereses” de uno llevarlo al naufragio? Explique.
20 No vayan a entender esto mal. Lo que Pablo llamó nuestros “propios intereses” pueden ser actividades perfectamente legítimas; si no son antibíblicas, son “lícitas.” Pero como el apóstol explicó: “Todas las cosas son lícitas; pero no todas las cosas edifican.” (1 Cor. 10:23, NM) El deseo de tener cosas “finas” y el interesarse en la diversión (televisión, radio, cine, etc.) pueden, si no se ejerce cuidado, derribar nuestra esperanza; pues ciertamente que no la edifican. Necesitamos fortalecer nuestra esperanza para que llegue a ser nuestro verdadero “gozo,” como llegó a serlo para Jesús. Muchos otros intereses no teocráticos abundan en el mundo, tales como las llamadas “aficiones.” Estas pueden suministrar placer y recreación, aun provecho en bienes mundanos. Pero las aficiones, igual a las actividades comerciales, muy fácilmente pueden enredar a uno y socavar su esperanza.
21 Las aficiones son tan variadas hoy que se extienden desde la filatelia sosegada hasta el ejercicio atlético vigoroso. Por vía de ilustración consideraremos la afición común llamada “fotografía.” Un hermano halla que esta afición le proporciona mucho placer. Su cámara conserva un registro de muchas asambleas teocráticas y experiencias personales deleitables. Sus “propios intereses” le dicen que debe mantenerse enterado de todos los aspectos de esta afición. Compra numerosas revistas y las lee. Pronto empieza a leer libros sobre esta afición, empleando más y más tiempo en una actividad “lícita.” Puede que falte a las reuniones para poder mantenerse enterado del contenido de la más reciente revista sobre “cámara.” Hasta puede hallar necesario asociarse con los que están fuera de la verdad para aprender más acerca de su afición. Este interés “lícito” del hermano ha crecido a tal grado que amenaza socavar su esperanza. Si su “propio interés” no es restringido y puesto en su lugar teocrático, el naufragio está delante.
22. (a) ¿Cómo estimó Pablo la esperanza que está delante? (b) ¿Qué peligro que debilita la esperanza está asociado con el buscar los “propios intereses” de uno?
22 Pablo estimó su esperanza en Cristo tan elevadamente que pudo decir: “He aceptado la pérdida de todas las cosas y las considero un montón de basura.” (Fili. 3:8, NM) Si nuestra esperanza es fuerza tan poderosa en nuestra vida, jamás permitiremos que tales cosas como “ansiedades por la subsistencia” o aficiones o “propios intereses” arruinen nuestra esperanza de salvación. Otro peligro asociado con el ‘buscar propios intereses’ es que tarde o temprano uno halla razón para mezclarse con las personas mundanas. Una persona mundana, no interesada en la verdad, no puede edificar la esperanza de usted, porque no tiene ninguna. Ella socavará las costumbres teocráticas provechosas que usted tenga y hasta su esperanza misma. Asóciese con los que se ‘regocijan en la esperanza que está delante,’ que están inclinados al Nuevo Mundo. “No sean engañados. Las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas.”—1 Cor. 15:33, NM.
23. ¿Por qué tenemos razón impelente para cultivar mentes que miren hacia adelante?
23 El derrotero seguro que debemos escoger es el cultivar una mente que mire hacia adelante. La esperanza nos ayuda a hacer esto. Hay tanto en qué esperar, tanto que mantenga la mente mirando hacia adelante; para el resto ungido: ¡gloria celestial, incorruptibilidad y el sublime privilegio de reinar como reyes y sacerdotes y jueces durante mil años con el Rey del nuevo mundo, Cristo Jesús, viéndolo “tal como es”! (1 Juan 3:2, 3, NM; 1 Cor. 15:53, 54; Apo. 20:4, 6) Para las otras ovejas: ¡vida eterna sobre la tierra, participando en la obra de transformar la tierra en un paraíso global, teniendo parte en el cumplimiento representativo del mandato de procreación, ejerciendo dominio sobre la creación animal, presenciando la resurrección general de los muertos! (Gén. 9:1; Ose. 2:18; Mar. 10:30; Luc. 23:43; Juan 5:28) Y la esperanza rematadora para el resto espiritual y las otras ovejas: ver la destrucción completa de todos los enemigos de Jehová para que el glorioso nombre y palabra de Jehová sean vindicados eternamente. (Jue. 5:31; Rom. 3:4) Verdaderamente, la esperanza de la sociedad del Nuevo Mundo se resume en esto: Que esperemos “en Jehová, desde ahora y hasta la eternidad.”—Sal. 131:3.
24. ¿Qué beneficio edificante viene del regocijarnos en la esperanza que está delante?
24 Por eso póngase el yelmo de salvación. Regocíjese en la esperanza que está delante. Piense en su esperanza; es verdadera, merecedora de seria consideración, justa y digna de ser tenida en amor. (Fili. 4:8, NM) Mientras más a menudo nos regocijemos en la esperanza que está delante más a menudo pensaremos en el Dios de la esperanza, Jehová. Esto es edificante: “Jehová escuchó, y los oyó; y fué escrito un libro de memoria delante de él, a favor de los que temen a Jehová, y de los que piensan en su nombre.”—Mal. 3:16.
LA PLENA SEGURIDAD DE LA ESPERANZA
25. ¿Qué es necesario si la esperanza que está delante ha de realizarse?
25 ¿Cuándo es válida nuestra esperanza? Es válida ahora si estamos haciendo declaración pública de ella. La fe sin obras es muerta. Por eso la esperanza sin ser proclamada es inválida: “Con la boca se hace declaración pública para salvación.” “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear.” (Rom. 10:10; Heb. 10:23, NM) De modo que nuestra esperanza apoyada por el espíritu de Jehová y hecha válida por nuestra declaración pública de ella es un poder. Nos ayuda a pensar hacia adelante, vivir hacia adelante y trabajar por la esperanza que está delante: “Con este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos puesto nuestra esperanza en un Dios viviente.” (1 Tim. 4:10, NM) Nuestro trabajo diligente y esfuerzos resueltos para predicar las buenas nuevas nos aseguran que nuestra obra no se hace en vano y que nuestras esperanzas serán realizadas.—1 Cor. 15:58; Heb. 6:11, 12.
26. Resuma el poder de la esperanza. Con su ayuda, ¿qué podemos hacer?
26 De modo que vigilen esa “ancla del alma.” Impedirá el naufragio. Nuestra esperanza logra aguante. Trae gozo. Nos anima a ‘perseverar en la oración.’ Nos hace pensar en el nombre de Jehová. Por eso, entonces, regocíjense triunfalmente, ustedes los de la sociedad del Nuevo Mundo. La esperanza del mundo es negra; la esperanza de ustedes es brillante. La esperanza del mundo se está derrumbando; la esperanza de ustedes se acerca a su cumplimiento. La esperanza del mundo está fundada en credulidad; la esperanza de ustedes está fundada en fe. La esperanza del mundo lleva a la desilusión; la esperanza de ustedes lleva al éxito. Pues con el nuevo mundo, ¡oh, tan cerca!, nuestras esperanzas más acariciadas, ya sean celestiales o terrestres, pronto se realizarán para nuestra satisfacción eterna. Por lo tanto nosotros podemos con aguante firme vivir “con mente sana y justicia y devoción piadosa en medio de este presente sistema de cosas, mientras aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran Dios y de nuestro Salvador Cristo Jesús.”—Tito 2:12, 13, NM.
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Asambleas europeas de 1955La Atalaya 1955 | 1 de enero
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Asambleas europeas de 1955
Cuando la asamblea internacional que los testigos de Jehová celebraron en el estadio Yanqui en la ciudad de Nueva York en 1953 estaba al punto de terminar se hizo el anuncio de que iba a celebrarse una serie de asambleas internacionales en el Canadá, los Estados Unidos y Europa durante 1955. A esta fecha ya muchos miles de personas fuera de Europa han indicado que piensan asistir a una o más de las asambleas europeas. Los delegados vendrán no sólo de los Estados Unidos sino de la América del Sur y el África y otros continentes, lo que hará que estas asambleas sean verdaderamente internacionales.
Los lugares donde se celebrarán las asambleas y las fechas de cada una son como sigue: Londres, Inglaterra, del 27 al 31 de julio; París, Francia, del 3 al 7 de agosto; Roma, Italia, del 5 al 7 de agosto; Nuremberg, Alemania, del 10 al 14 de agosto; Estocolmo, Suecia, del 17 al 21 de agosto y La Haya, Holanda, del 17 al 21 de agosto. Muchos de los delegados procedentes de diferentes países asistirán a no sólo una de estas asambleas sino a dos o tres, y algunos hasta abarcarán la entera serie por medio de estar parte del tiempo en cada una de las asambleas.
En el estadio Yanqui hubo entre los concurrentes representantes de 97 países, ¡y en el último día el número de concurrentes ascendió cual cohete a más de 165,000! Esto sirvió para dar un testimonio tremendo no sólo a Nueva York sino a la nación y al mundo. Fué un espectáculo que la gente todavía recuerda y del cual todavía se hacen comentarios. ¿Por qué no hacer que las asambleas de Europa sean igualmente notables a causa de ser tan internacionales, poniendo de manifiesto que la sociedad del Nuevo Mundo no conoce ninguna barrera nacional? Es cosa segura que Jehová bendecirá a los que hagan el esfuerzo por asistir. ¿Se contará usted entre las decenas de miles de personas que estarán presentes?
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