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Una cuestión zanjada que nunca volverá a surgirLa Atalaya 1974 | 15 de octubre
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Satanás el Diablo y sus demonios asociados han estado fuera de acción durante mil años, no pudiendo impedir la administración de derecho y justicia durante ese período. La población de la Tierra ha estado sin tal intervención del Diablo, aquel que, por medios violentos a su disposición, podía mantener a la humanidad en general ‘por temor de la muerte sujeta a la esclavitud durante toda su vida.’ (Heb. 2:14, 15) Ahora, con los propósitos de la prueba, Satanás será soltado por “un poco de tiempo.”—Rev. 20:1-3.
ALGUNOS ATACARÁN LA SOBERANÍA DE DIOS
La cuestión que Satanás hará surgir es la misma que hizo surgir en el Jardín de Edén, a saber, lo apropiado y recto de la soberanía de Jehová, la cual requiere obediencia absoluta de las criaturas humanas a las leyes y prohibiciones de Dios.
¿Quiénes son aquellos a quienes el Diablo extravía? Son personas de entre la humanidad perfeccionada que se hacen rebeldes. Son “como la arena del mar,” queriendo decir que parecen innumerables. Esto no da a entender que la mayoría de la humanidad se rebelará con el Diablo. La Biblia usa esta expresión tocante a un número indefinido pero bastante grande para dar la impresión de una muchedumbre grande.—Compare con Josué 11:4; Jueces 7:12.
A estos extraviados se les llama “naciones,” no en el sentido de que existan divisiones nacionales o raciales entre la población perfeccionada de la Tierra. Más bien, indica que estos rebeldes se separan de la mayoría leal, rehusando reconocer la soberanía de Jehová y esforzándose por establecer una soberanía terrestre propia, como una soberanía nacional. Quizás hasta estén desunidos entre ellos mismos, como se da el caso general con las personas egoístas que usurpan el poder. De modo que quizás tengan diversas soberanías de grupo. Sin embargo, están unidos en una sola cosa, a saber, en oponerse a la soberanía de Jehová, como las naciones habían hecho mil años antes en la guerra de Har-Magedón que destruyó al viejo sistema de cosas.—Rev. 17:13, 14.
Se dice que estas “naciones” están en los “cuatro ángulos de la tierra” porque están muy alejadas de la soberanía de Dios. En un sentido espiritual están muy lejos de los que son leales a Dios. Dios no viene a ser “todas las cosas para con todos” en el caso de ellas.
El ser llamadas ‘Gog y Magog’ es para describir el espíritu que tienen y la acción que emprenden, como la de “Gog de la tierra de Magog.” El profeta Ezequiel, siglos antes, había señalado que Gog (el Diablo), por medio de una muchedumbre de personas que componen las fuerzas políticas y militares de las naciones, atacaría al pueblo de Jehová. Esto tuvo lugar cuando el pueblo de Jehová había sido restaurado espiritualmente y estaba morando en paz, sin muros literales, pero confiando en Dios como su protección. Han pasado ya mil años desde que esa muchedumbre fue destruida en Har-Magedón. Pero ahora se hace un esfuerzo comparable. De modo que no es por una resurrección de personas de la naturaleza de Gog y Magog que se hace guerra contra la soberanía de Dios. Más bien, el mismo espíritu que manifestó la muchedumbre de Gog y Magog de mil años antes se despierta en algunos de los humanos perfeccionados.
CÓMO Y POR QUÉ EFECTÚAN SU ATAQUE
¿Qué atacan estas “naciones” semejantes a Gog y Magog? No pueden alcanzar a Dios en el cielo para atacar su soberanía. No, atacan la “santa ciudad.” Esta es la Nueva Jerusalén. Sin embargo, esta “ciudad,” también, es celestial, de modo que no pueden atacarla literalmente. Pero durante los mil años esta “ciudad” ha producido ciertos efectos, efectos buenos y justos sobre la Tierra. Las “naciones” reunidas por el Diablo quieren destruir estos efectos y así borrar la soberanía de Dios de la Tierra, volviendo a toda la humanidad contra ella.
La profecía dice que estas “naciones” rebeldes rodearán el “campamento de los santos y la ciudad amada.” Dios ama la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial, cuyo nombre está escrito en los 144.000 coherederos y asociados reales de Cristo. También hay “santos” en la Tierra que aman esta “ciudad,” a saber, los de la humanidad restaurada que mantienen su integridad a través de esta prueba decisiva. Estos no están en la “ciudad” en el cielo, sino que están en la Tierra, en el “campamento,” como en un campamento bélico fuera de una ciudad atacada por guerreros enemigos. El asiento terrestre del gobierno que representa a la “ciudad” celestial entre los “santos” durante el milenio se ha compuesto de los “príncipes.” Estos han sido los representantes visibles del cuerpo gobernante celestial.—Sal. 45:16; Isa. 32:1, 2.
Las “naciones” se reúnen para “guerra” contra los santos y la ciudad amada. ¿Es ésta una guerra que usa armas nucleares u otros medios sofisticados de destrucción? No, porque los habitantes de la Tierra no habrán almacenado tales armas ni habrán aprendido más tal guerra. (Isa. 2:2-4) Será una guerra de engaño, de propaganda extraviadora, de llamamientos al egoísmo en deslealtad al Soberano Universal.
¿Cómo podría cosa semejante lograr ganar adherentes entre personas que habían vivido bajo el justo gobierno del Reino mesiánico durante los mil años y que obedientemente habían progresado a la perfección? Tal como lo logró el esfuerzo de Satanás para con los perfectos Adán y Eva. Aunque perfectos, ejercieron su libertad moral al tomar una decisión incorrecta. No mantuvieron lealtad a la soberanía de Dios sino que se permitieron abrigar un deseo incorrecto, lo cual produjo el fruto del pecado y la muerte.—Sant. 1:13-15.
Los que optan por ponerse en contra de la soberanía de Dios cuando Satanás es soltado se habían dado cuenta, mientras todavía estaban bajo el gobierno mesiánico, de que necesitaban los beneficios del sacerdocio de Cristo y la aplicación del sacrificio de expiación para librarse del pecado y la imperfección que estaban en ellos. Si no hubieran estado enteramente anuentes y no hubieran sido enteramente obedientes, realmente genuinos, el Rey, Sacerdote y Juez Jesucristo habría vaciliado en entregarlos a la prueba final. De modo que están perfectos. Pero, tal como le fue presentado a Eva, así el Diablo hará parecer que aquí está la oportunidad ahora de independizarse, de decidir por ellos mismos lo que es correcto e incorrecto. Serán inducidos a creer que, con su perfección, y ya no estando sobre ellos el gobierno del Reino mesiánico, se les debe permitir gobernarse como gusten. Iniciarán su acción, como Adán y Eva, para conseguir independencia.
Mientras los “santos” permanecen firmes en pro de la soberanía de Jehová, deseando que continúe sobre ellos para siempre, Dios, por medio de Cristo, obrara contra los rebeldes. Fuego descenderá del cielo y los devorará.
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¡Corrió para “el premio de la llamada hacia arriba” y ganó!La Atalaya 1974 | 15 de octubre
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¡Corrió para “el premio de la llamada hacia arriba” y ganó!
El 30 de julio de 1974, a la edad de 86 años, Thomas James Sullivan terminó su carrera terrestre. Nació el 14 de mayo de 1888 en el condado de Kerry, Irlanda. Se bautizó en marzo de 1916, y en 1924 él y su esposa Evelyn emprendieron el servicio de tiempo cabal en el Betel de Brooklyn. Sus amigos íntimos lo llamaban cariñosamente “Bud,” y como superintendente de evangelistas por muchos años tuvo a su cargo el Departamento de Servicio de la Sociedad Watchtower. En calidad de superintendente visitó con regularidad a sus hermanos cristianos que a causa de su neutralidad estuvieron en prisión en los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial y después. El 31 de octubre de 1932 fue hecho miembro de la junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania; también fue uno de los once miembros del cuerpo gobernante de los testigos de Jehová. Cuando murió en la Hacienda Watchtower, donde había vivido por los pasados once meses, podía decir lo mismo que dijo el apóstol Pablo: “He peleado la excelente pelea, he corrido la carrera hasta terminarla, he observado la fe.”—2 Tim. 4:7; Fili. 3:14.
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