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BautismoLa Atalaya 1959 | 15 de enero
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de Jesús: “Si ustedes me aman, observarán mis mandamientos.” “Si observan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he observado los mandamientos del Padre y permanezco en su amor.”—Juan 14:15; 15:10.
19 Por otra parte, alguien muy entrado en años puede pensar que está demasiado anciano para la dedicación y el bautismo. En esto, de nuevo, la edad no es importante. Si una persona está concentrada en su determinación de llevar a cabo los mandamientos de Dios como los declara Jesús, y quiere servir a Jehová y quiere vida eterna, entonces la persona que está envejeciendo o ha envejecido también está lista para el bautismo en símbolo de su dedicación y no debe demorarlo.
20. ¿Qué trae felicidad verdadera y duradera?
20 El que ama la vida la quiere a medida plena como sólo Jehová puede otorgarla con todas sus bendiciones concomitantes. Es este amor y devoción altruísta lo que hace que esta persona se ofrezca voluntariamente para servir a Dios eternamente, con existencia eterna en felicidad.
TIEMPO APROPIADO PARA EL BAUTISMO
21. ¿En qué ocasiones puede uno hacer arreglos para bautizarse?
21 Como regla general la oportunidad para bautizarse se hace disponible en las grandes asambleas o convenciones de los testigos de Jehová así como en las asambleas de circuito que se celebran dos veces al año. Si por casualidad es imposible que una de estas asambleas celebradas regularmente presente ocasión propicia para uno, o débase esto a alguna enfermedad o debilidad, pueden hacerse arreglos para otra ocasión. Prescindiendo del tiempo o ubicación, un siervo dedicado de Jehová debe ser asignado para efectuar la inmersión.
22, 23. (a) ¿Qué preguntas importantes debe hacérseles a los candidatos para el bautismo? (b) ¿Qué respuesta manifiesta que el candidato está listo para el bautismo?
22 Es esencial que con la boca se haga una declaración pública de la fe. Por lo tanto se hacen dos preguntas a los candidatos: (1) ¿Se ha reconocido usted delante de Jehová Dios como un pecador que necesita salvación, y le ha confesado usted que esta salvación procede de él, el Padre, por medio de su Hijo Jesucristo? (2) Sobre la base de esta fe en Dios y en su provisión para la salvación, ¿se ha dedicado usted sin reservas a Dios para hacer su voluntad de ahora en adelante según se la revela a usted por medio de Jesucristo y por medio de la Biblia bajo el poder esclarecedor del espíritu santo?
23 Todo el que pueda responder “Sí” a estas preguntas es elegible para el bautismo y debe dar este paso sin titubeo o demora.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1959 | 15 de enero
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Preguntas de los lectores
● En la página 86 del libro “Nuevos cielos y una nueva tierra”, el párrafo 5 explica por qué Jehová Dios no destruyó a Satanás el Diablo, la gran Serpiente, inmediatamente en el jardín de Edén después que éste hubo descarriado a Eva y Adán al pecado. Entonces concluye el párrafo, diciendo: “Hasta ese tiempo [es decir, hasta la rebelión de Satanás en el jardín de Edén] no había muerto ningún ángel ni se le había dado muerte a ninguno de ellos, y la Palabra de Dios dice claramente que eso no habrá de suceder antes de la ‘guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,’ en nuestro día.” ¿Significa esto que el abismar a los ángeles caídos en la venidera batalla del Armagedón quiere decir matarlos?
Sí, evidentemente eso es lo que el libro quiere decir por medio de esa declaración. Satanás el Diablo es el príncipe o gobernante de todos los demonios espíritus. El será echado al abismo con ellos en el final de la batalla del Armagedón en cumplimiento de la profecía que se halla en Apocalipsis 20:1-3, la cual dice: “Y vi a un ángel descender del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y le ató por mil años. Y le arrojó al abismo el cual cerró y selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que terminaran los mil años. Después de estas cosas es menester que sea soltado por un corto tiempo más.”
Este acto de abismar a Satanás y a sus legiones de demonios en el Armagedón evidentemente es el magullamiento a que Jehová Dios se refirió en el jardín de Edén, cuando dijo a la serpiente: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella. Él [es decir, la simiente de ella] te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15) El magullar una serpiente en la cabeza significaría matarla, o darle muerte. El que el magullamiento de la “Serpiente original,” Satanás el Diablo, ha de efectuarse en la batalla del Armagedón, y significa su muerte, es evidente de lo que el apóstol Pablo escribe a los cristianos en Romanos 16:20. Aunque fué hace mil novecientos años, no obstante el apóstol Pablo escribió allí: “Por su parte, el Dios que da paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes en breve.”
Los cristianos ungidos, o seguidores en las pisadas del Señor Jesucristo, son parte de la simiente de la mujer de Dios, simiente bajo cuyos pies pronto será aplastada la cabeza de la “Serpiente original,” Satanás. De estos cristianos ungidos hay sólo un resto de unos cuantos miles sobre la tierra hoy en día, según registros auténticos que están disponibles. Si el aplastamiento de Satanás bajo los pies de ellos por Jehová Dios, por medio de su Rey Jesucristo, ha de efectuarse en breve, entonces tiene que ser en la batalla del Armagedón que se acerca, la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” El aplastamiento de Satanás o el magullarlo en la cabeza y el abismar a Satanás y sus demonios tienen que ser cosas idénticas.
Este acto de abismar a Satanás el Diablo, quien es tanto dios como rey invisible de la Babilonia antitípica, se mencionó proféticamente en el capítulo catorce de Isaías. En ese capítulo el rey ambicioso de Babilonia, que aspiraba a hacerse semejante al Altísimo Dios, representa figurativamente a Satanás el Diablo. Comenzando con el versículo 15, Jehová Dios dice respecto al derrocamiento del rey de Babilonia: “¡Pero ciertamente al infierno serás abatido, a los lados del hoyo! . . . Todos los reyes de las naciones, sí, todos ellos yacen con gloria cada cual en su propia casa; ¡mas tú, arrojado estás fuera de tu sepulcro, como un retoño despreciado; cubierto de muertos traspasados a espada, que descienden a las piedras del hoyo; como un cadáver pisoteado! No serás unido con ellos en sepultura; porque has destruído tu tierra, has hecho perecer a tu pueblo. ¡No se nombre nunca jamás la estirpe de los malhechores!”—Isa. 14:15-20, Mod.
Verdaderamente se le dió muerte al rey de la antigua Babilonia al tiempo del derrocamiento de la ciudad en 539 a. de J.C. El cumplimiento de esta profecía de manera literal en el rey de la Babilonia antigua al dársele muerte fué por lo tanto una confirmación del hecho de que esta profecía se cumplirá en su sentido cabal al ser arrojados al abismo Satanás el Diablo y todos sus ángeles demonios en la batalla del Armagedón. El hecho de que se hace referencia al lugar donde se tiene restringido por mil años al Diablo como el abismo no debiera estorbar el que se entienda que se le da muerte. En Romanos 10:6, 7, se usa el vocablo “abismo” para designar el lugar de la muerte del cual se trae la persona a la vida otra vez. Allí el abismo debe referirse a la tumba memorialesca en la cual el Señor Jesucristo yació muerto durante partes de tres días y de la cual fué resucitado por el poder de Jehová; porque Romanos 10:6, 7 dice: “La justicia que resulta de la fe habla de esta manera: ‘No digas en tu corazón: “¿Quién ascenderá al cielo?” es decir, para traer abajo a Cristo; o, “¿Quién descenderá al abismo?” es decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos.’”
Jesucristo estuvo muerto durante partes de tres días en ese abismo, porque la Serpiente original lo había magullado en el talón. Si en el caso de Jesucristo el abismo significó el lugar de la muerte del cual él fué restaurado a la vida, entonces el abismo al cual él echará a Satanás el Diablo y sus demonios en la batalla del Armagedón y los aprisionará por mil años de igual modo tiene que referirse a un lugar de muerte del cual Satanás y sus demonios serán sacados al fin del reinado de mil años de Cristo, para traer la prueba final sobre la humanidad elevada y obediente, con la mira de probar su lealtad e integridad indivisas. El abismar a la Serpiente original, Satanás el Diablo, al final de la batalla del Armagedón tiene que ser por lo tanto el cumplimiento de la profecía edénica en la cual se dijo que la simiente de la mujer de Dios lo magullaría en la cabeza. Puede decirse que eso es matarlo.
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