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Apoyo celestial a la predicación del ReinoLa Atalaya 1970 | 15 de agosto
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estable y la paz que la humanidad necesita tan desesperadamente. Por lo tanto, sin importar los obstáculos que haya, no permita que le hagan aflojar el paso ni le hagan dejar de predicar “estas buenas nuevas del reino.” Recuerde siempre: Jehová Dios y sus ángeles celestiales lo están respaldando a usted en esta obra. Usted es colaborador de Dios. (1 Cor. 3:9) Por lo tanto nunca se atemorice, ni se desanime ni se desespere. Más bien, ‘tenga buen ánimo y diga: “Jehová es mi ayudante.”’ Él realmente está apoyándolo a usted.—Heb. 13:6.
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La batalla por la mente de los hombresLa Atalaya 1970 | 15 de agosto
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La batalla por la mente de los hombres
LAS páginas de la historia están llenas de los relatos de grandes batallas que se han librado para la adquisición egoísta de riquezas y poder. Pero, ¿sabía usted que se ha librado una continua batalla a través de los casi seis mil años de la historia humana, con intereses más importantes en mira? Se ha usado toda clase de estrategia, toda clase de armas que pueda imaginarse. ¿Y el botín de esta batalla? No expansión territorial, no la riqueza literal del comercio, sino la mente de los hombres.
¿Quién es el que está combatiendo para poseer la mente de los hombres? Un enemigo invisible que, empleando poderes sobrehumanos, trata de incluir toda mente humana dentro de la esfera de su influencia malévola. El enemigo es Satanás el Diablo, al que se describe aptamente en la Biblia como “el gran dragón” y “la serpiente original.” (Rev. 12:9) Estos términos revelan inmediatamente los métodos y la mira de esta amenaza invisible. “Serpiente” sugiere la falacia furtiva, escurridiza y viscosa de su campaña, mientras que “dragón” o “devorador” expone su mira de engullirse a todos los que se oponen a él, de engordar a costa de ellos, pues la sumisión alimenta su propio ego.
¿Cómo le afecta a usted esta batalla? ¿No es un hecho que la mente de usted es uno de los botines que Satanás quisiera adquirir? De hecho, ya la ha sitiado, ha levantado montículos intelectuales contra ella, pues ha hecho cuanto ha podido por minarla en su mismísimo fundamento. El que usted sucumbiera a su ataque furioso podría resultar en que usted fuera de él. Y eso significaría para usted la desaprobación de Dios y la condenación final. ¡Qué importante, entonces, estar en guardia contra ese ‘león rugiente que trata de devorar’!—1 Ped. 5:8.
EL COMIENZO DE TODO
Note cómo esta campaña para capturar mentes comenzó en Edén. Nuestra primera madre, Eva, estaba tan versada en la ley de Dios tocante al fruto prohibido que pudo citarla palabra por palabra a la serpiente. Sutilmente la serpiente arguyó: ‘¿Es realmente cierto que Dios te ha privado del privilegio de comer de este fruto perfectamente excelente? La razón por la que no quiere que comas de él es que no quiere que seas tan inteligente como él. Por eso, ¡hazte lista! ¡Come! Realmente no morirás.’—Génesis, capítulo 3.
En aquella primera acometida de él, Satanás tuvo buen éxito. Eva sucumbió al razonamiento torcido de él, a su gran mentira. Él se llevó la mente de ella como botín. Y el apóstol Pablo describe aptamente el éxito de Satanás como sigue: “Mas tengo miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de ustedes sean corrompidas y alejadas de la sinceridad y castidad que se le deben al Cristo.”—2 Cor. 11:3.
Las Escrituras nos dicen que Eva fue engañada. (1 Tim. 2:14) Pero, ¿cómo? ¿Fue engañada de modo que pensara que estaba haciendo lo correcto? No, más bien el engaño estribó en el hecho de que se le prometió algo que no obtuvo. Había sido defraudada. El apoderarse egoístamente de algo no autorizado la puso en oposición desastrosa con la ley de Dios. Justamente fue sentenciada a muerte.
Adán, por otra parte, no fue engañado. Él no tuvo ninguna razón para creer en la promesa falsa del Diablo a su esposa. Él, como muchas otras personas aun en la actualidad, optó por irse con su cónyuge a la destrucción, más bien que ponerse de parte de la justicia. Sí, Adán también sucumbió a la batalla de Satanás por su mente. El adversario explotó el deseo egoísta de Adán de seguir teniendo a Eva a cualquier precio. Y así todo el mundo de la humanidad fue lanzado al pecado y la muerte.—Rom. 5:12.
A través de los siglos la batalla ha continuado. Satanás libró una campaña obstinada por la mente de los israelitas, a quienes Jehová había escogido como su pueblo típico. En el caso de ellos el adversario produjo diferentes armas de su arsenal. Valiéndose de la idolatría e inmoralidad degradadas de las naciones paganas de alrededor se esforzó, mediante ejemplos, por corromperles la mente. Con el tiempo, tuvo buen éxito. Los israelitas llegaron a desapreciar los mandamientos de Jehová, a contaminar su lugar de adoración verdadera.
LA CAMPAÑA SE INTENSIFICA
Con el tiempo Dios envió a la Tierra a su Hijo unigénito como el principal testigo de Su verdad. Este Hijo amado llegó a ser el blanco de una campaña intensificada de parte de Satanás. ¿Puede alguien dudar de que el Diablo haya estado combatiendo para controlar la mente de Jesús cuando lo sometió a tentación, hasta ofreciéndole la gobernación de todo el mundo a cambio de la adoración de Jesús? (Luc. 4:5-8) ¡Imagínese! Jesús pudo haber ido a Roma y realmente haberle dicho a César: “¡Fuera! Yo tengo el mando ahora.” Pero el Hijo de Dios no deseó parte alguna del sistema de cosas corrompido y marchito del Diablo. ¡Quiso el reino de Dios!
Los discípulos de Jesús de los primeros siglos fueron sometidos a una campaña atroz de persecución a medida que pelearon para frustrar los esfuerzos de Satanás por controlar su modo de pensar. Fueron echados a las bestias en la arena, fueron usados como antorchas humanas, sus familias fueron desbaratadas y desterradas a países remotos. A medida que los años pasaron, las presiones y zalamerías diabólicas tuvieron su efecto. Se desarrolló una religión pagana formalista con una apariencia cristiana. Continuó la guerra inexorable de Satanás por la mente de los hombres.
SE ACERCA LA ACCIÓN DECISIVA Y FINAL
Hoy vivimos en el tiempo del más grave peligro. Hemos llegado a los “últimos días” de este sistema de cosas. (2 Tim. 3:1-5) Desde que fue echado del cielo a la Tierra, Satanás sabe que su tiempo es corto antes de la acción decisiva. Su batalla por la mente de los hombres es total.—Rev. 12:12.
Considere lo atrincherado que está el poder del Diablo. Él controla y autoriza a todo sistema político de la Tierra. (Rev. 13:1, 2, 7) Promueve métodos autoritarios. Por medio del temor ha capturado la mente de muchos. Temen ser diferentes. Y
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