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  • El valor y la necesidad de gobierno de uno mismo
    La Atalaya 1969 | 15 de diciembre
    • Por otra parte, muchas personas no pueden ejercer gobierno de sí mismas en cuanto a la adquisición de cosas materiales. El habla aduladora de los vendedores influye fácilmente en ellas y en consecuencia hacen compras imprudentes y así llegan a estar endeudadas a los acreedores.

      25. ¿Qué se nos ha llamado a la atención en lo ya dicho en cuanto al valor y la necesidad de ejercer gobierno de uno mismo?

      25 Verdaderamente sería difícil dar demasiado énfasis al valor y la necesidad del gobierno de uno mismo. A menos que lo ejerzamos, es posible que todas nuestras labores cristianas resulten haber sido en vano “de algún modo.” La falta de gobierno de sí mismo hizo que la raza humana emprendiera el camino del pecado y de la muerte y ha causado la caída de muchos siervos de Jehová y les ha acarreado desdicha. Pero es posible ejercerlo, como lo han demostrado muchos fieles personajes bíblicos. En particular, cuando se trata de placeres, cosas de las cuales el mismo efectuarlas es un disfrute, como el comer y el beber, las relaciones sexuales y la diversión, necesitamos gobierno de nosotros mismos si queremos hacer lo prudente, lo amoroso y lo correcto.

  • “Suministren a su . . . conocimiento gobierno de sí mismos”
    La Atalaya 1969 | 15 de diciembre
    • “Suministren a su . . . conocimiento gobierno de sí mismos”

      “Por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe virtud, a su virtud, conocimiento, a su conocimiento gobierno de sí mismos.”—2 Ped. 1:5, 6.

      1, 2. (a) ¿Por qué es tan apropiada la exhortación de Pedro de que suministremos a nuestro conocimiento gobierno de nosotros mismos? (b) ¿Por qué el ejercer gobierno de uno mismo no es cosa que se logre con facilidad?

      LA Palabra de Dios pone gran énfasis en que adquiramos el conocimiento que contiene. Tal conocimiento es indispensable para que consigamos vida eterna, tal como dijo Jesús: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3) Pero como acabamos de ver, el conocimiento sin el gobierno de nosotros mismos no nos conseguirá la vida, y por eso muy apropiadamente el apóstol Pedro nos da el siguiente consejo: “Por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe virtud, a su virtud conocimiento, a su conocimiento gobierno de sí mismos.”—2 Ped. 1:5, 6.

      2 Es grande el valor y grande la necesidad de ejercer gobierno de uno mismo, pero pudiera decirse que es igual de grande el esfuerzo que se requiere para lograrlo. ¿Por qué? ¿Por qué será que hasta los cristianos maduros siempre tienen que mantenerse alerta para ‘seguir andando de una manera digna de Dios,’ aunque se reconoce que se requiere un esfuerzo mayor de parte de algunos que de parte de otros? (1 Tes. 2:12) Porque, en medio de las condiciones actuales, el adherirse al derrotero de rectitud es exactamente lo contrario de proceder de la manera que requiere el menor esfuerzo, un proceder que, a su vez, se debe a los tres enemigos que nosotros como cristianos tenemos en contra de nosotros: la carne, el mundo y el Diablo.

      3. ¿Qué enemigo dentro de nosotros hace difícil el gobierno de nosotros mismos, según se deja ver por qué testimonio bíblico?

      3 Ante todo hay las degeneradas tendencias de la carne caída que hemos heredado. Sí, tal como hemos heredado diversas enfermedades físicas de nuestros antepasados, así también hemos heredado debilidades morales o defectos de personalidad. No podemos eludirlo: “Los padres fueron los que comieron el agraz, pero fueron los dientes de los hijos los que tuvieron dentera.” Como Jehová mismo dijo acerca de la humanidad inmediatamente después del Diluvio: “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.” Y parece que mientras más talentosa o enérgica es la personalidad, más dificultad tiene su dueño en ejercer gobierno de sí mismo; un hecho confirmado un sinnúmero de veces no solo por la historia seglar, sino también por ejemplos bíblicos. En particular el apóstol Pablo expresa bien el problema que tienen todos los siervos de Jehová en cuanto a ejercer gobierno de sí mismos: “Porque sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno mora; porque la habilidad para desear está presente conmigo, mas la habilidad para obrar lo que es excelente no está presente. Porque lo bueno que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico.” No hay duda, Pablo reconoció que tenía una lucha entre manos en cuanto a ejercer gobierno de sí mismo. Pero es evidente tanto por sus propias palabras como por su registro que nunca desistió de guerrear contra las debilidades de la carne y que éstas no lo dominaron, pues de otra manera no pudiera haber escrito: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro ministerio.” El trató severamente su cuerpo, gobernándolo. Se pudiera decir que al persistir en nuestra lucha contra el egoísmo, contra la falta de gobierno de nosotros mismos en cosas pequeñas, no será muy probable que causemos tropiezo cediendo a pecados crasos.—Jer. 31:29; Gén. 8:21; Rom. 7:18, 19; 2 Cor. 6:3; 1 Cor. 9:27; Sal. 51:5; Mar. 14:72.

      4, 5. (a) ¿A qué enemigos visibles tenemos que enfrentarnos en nuestros esfuerzos por tener gobierno de nosotros mismos? (b) ¿A qué enemigos invisibles?

      4 Y segundo, alineado contra nuestros esfuerzos por ejercer gobierno de nosotros mismos tenemos a este inicuo sistema de cosas compuesto de hombres impíos, egoístas. Se esfuerzan por explotarnos valiéndose de nuestras debilidades, las cuales excitan para su ganancia personal. (1 Juan 2:15, 16) Redunda en beneficio para ellos el que cedamos a nuestras pasiones, que comamos con exceso y bebamos con exceso, que participemos en conducta inmunda, relajada, que leamos literatura lasciva, que asistamos a películas inmorales, que nos hagamos fanáticos en los deportes o nos abrumemos innecesariamente de deudas por comprar cosas cuando realmente no tenemos con qué hacerlo. Y entonces hay el ejemplo de los que nos rodean que ceden a tales tentaciones.

      5 En tercer lugar, también tenemos que luchar contra los que ejercen gobierno invisiblemente sobre este inicuo sistema de cosas actual, a saber, Satanás su dios, junto con sus demonios. (2 Cor. 4:4; Efe. 6:12) El logró que Eva actuara sin gobierno de sí misma e hizo cuanto pudo para hacer que Jesús obrara de manera semejante. (Mat. 4:1-10) Nunca debemos olvidar que no solo tenemos enemigos visibles a los cuales enfrentarnos, sino, ante todo, enemigos invisibles, el principal de los cuales “anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.”—1 Ped. 5:8.

      EL ESPÍRITU Y LA PALABRA DE DIOS NUESTROS AYUDANTES

      6. (a) ¿Qué fuerza poderosa ha provisto Jehová para ayudarnos a adquirir gobierno de nosotros mismos? (b) ¿Cómo se puede obtener en particular esa fuerza?

      6 Pero así como tenemos fuerzas poderosas que obran contra el que ejerzamos gobierno de nosotros mismos, tenemos ayudas aun más poderosas para favorecernos en cuanto a ejercerlo, entre las cuales las principales son el espíritu santo de Dios y su Palabra. Como leemos: “No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu,” dice Jehová. (Zac. 4:6) El hecho

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