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  • Cojeando con dos opiniones
    La Atalaya 1968 | 1 de enero
    • vine a poner paz, sino espada. Porque vine a causar división, y estará el hombre contra su padre, y la hija contra su madre.”—Mat. 10:34-36.

      EN NUESTRO PROPIO DÍA

      Pero, ahora, ¿qué hay del día presente? ¿Podemos observar el mismo espíritu de indecisión y transigencia? ¡Ciertamente nadie puede negar que vivimos en una era de transigencia, cuando la catolicidad o el ecumenismo está en boga, cuando la unión de fes trata de edificar una gran religión conglomerada, cuando el ser franco y directo en cuanto a la verdad bíblica se desaprueba! La súplica “paz a cualquier precio” se oye en todas partes. Las semillas de la transigencia se están esparciendo por todo el mundo por los vientos de la doctrina falsa y están encontrando acogida en mentes inestables, indecisas.

      La gente que ama a Dios necesita estar alerta. Necesitan examinarse ellos mismos y sus motivos de vez en cuando, para estar seguros de no infectarse. A sus adoradores verdaderos Jehová no se revela como “Señor” indefinido, cuyo nombre personal puede olvidarse y suprimirse a favor de una religión artificial que agrade a todos. Él no es el Dios de todas las sectas desorientadas con sus enseñanzas contradictorias. Él no es el Dios de los que niegan, de los que agregan o quitan de las palabras de su santo Libro, la Biblia. Tampoco es el Dios de los que carecen de ánimo en su adoración. Abrahán, Moisés, Josué, Daniel y Nehemías son unos cuantos ejemplos de los adoradores que Jehová se deleita en poseer como siervos suyos.

      Hoy lo que hace la situación más urgente es que Dios ha aclarado que el tiempo de su ejecución de juicio sobre “Babilonia la Grande,” el imperio mundial de la religión falsa, está a las puertas. Este no es tiempo de estar cojeando con dos opiniones diferentes. La advertencia del cielo para nuestro día es: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.” (Rev. 18:4) No hay tiempo para tardarse. Dios no perdonará a las organizaciones de la religión falsa así como no perdonó al templo glorioso que edificó Salomón en Jerusalén.

      Y no solo tiene usted que estar alerta en cuanto a los asuntos más grandes en que está envuelto el apoyo activo de las religiones de Babilonia la Grande. Algunos de los asuntos más pequeños son aquellos que parecen inofensivos y no obstante revelan dónde está el corazón de usted. Probablemente la esposa de Lot pensó que ningún daño podría resultar de simplemente mirar atrás a Sodoma. No obstante ella pereció.—Gén. 19:26; Luc. 17:32.

      A algunos padres, aunque ya no son miembros de un sistema eclesiástico babilónico, les parece bien enviar a sus hijos a la escuela dominical en uno de esos sistemas. Se imaginan que cualesquier relatos bíblicos que oigan no los perjudicarán. Pasan por alto el peligro de que el fundamento de alguna doctrina falsa bien pudiera colocarse en sus mentes jóvenes y que los jovencitos están siendo expuestos a asociación con los que se amoldan a ritos y deberes religiosos babilónicos.

      Luego, por otra parte, hay algunos que creen que personalmente pueden asistir a servicios religiosos de la cristiandad de vez en cuando solo para mantenerse al día con lo que está pasando o para agradar a algún pariente o conocido mundano. No obstante, el apóstol Pablo, después de su conversión a la fe verdadera, públicamente denunció las actitudes de unión de fes: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz [la enseñanza bíblica verdadera] con la oscuridad [la superstición y la tradición humana]? . . . ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros [el apóstol y compañeros cristianos ungidos que acatan la Palabra de Dios] somos templo de un Dios vivo . . . ‘“Por lo tanto sálganse de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová, “y dejen de tocar la cosa inmunda.”’”—2 Cor. 6:14-17.

      A aún otros quizás les parezca cosa pequeña el prestar tiempo y atención a leer literatura publicada por las religiones falsas de Babilonia. Quizás se sientan lo bastante fuertes para no ser movidos fácilmente de su posición a favor de la verdad bíblica. Sin embargo, probablemente se pregunten por qué no obtienen el mismo entendimiento claro y la misma actitud positiva que otros que son celosos en la adoración del Dios verdadero. El hecho es que no obran de todo corazón, cosa que tanto le agrada a Jehová, y por eso no pueden esperar disfrutar de su bendición más plena. Se hallan en peligro de desarrollar un cojear en su modo de pensar.

      HACE FALTA ACCION RESUELTA

      A los que quieren agradar a Jehová y conseguir la vida no les conviene, en estos “últimos días,” titubear mucho en cuanto a la selección entre la luz y las tinieblas, la verdad y el error, la congregación de siervos de Dios y las organizaciones de sus opositores. Tienen que evitar la división de lealtad que resulta en “un hombre indeciso, inconstante en todos sus caminos.” (Sant. 1:8) Solo hay que interesarse un poco en la enseñanza de la religión falsa para echar a perder la actitud y capacidad de uno a favor de la adoración pura. (Gál. 5:9; Mat. 16:6, 12) “Sigan haciendo sendas rectas para sus pies,” es el consejo urgente del apóstol Pablo.—Heb. 12:13.

      Ya no debe uno tener curiosidad acerca de la dieta no nutritiva de las religiones de Babilonia la Grande ni apetecerla. Especialmente es cierto esto puesto que se necesita todo el tiempo disponible para dedicarse a un estudio diligente de la Biblia y su mensaje a fin de tener uno sus pies firmemente asentados en la senda que conduce a la vida. Podemos evitar el peligroso cojear con dos opiniones diferentes si reconocemos humildemente que la verdad salvavidas nos llega de parte de Jehová por medio de la organización llena de espíritu en la que preside Cristo Jesús. (Mat. 24:45-47) El progreso y la felicidad serán el galardón inmediato para los que no son indecisos.

      De modo que se requiere acción resuelta en este tiempo vital de decisión. Absolutamente no podemos quedarnos como espectadores en este tiempo cuando Cristo Jesús está conduciendo la gran obra de dividir a las “ovejas” de las “cabras.” Si queremos ser reunidos al lado derecho del favor del Rey, tenemos que mostrar ser “ovejas” que rehúsan escuchar a pastores falsos o vagar y depender de nuestros propios recursos escasos. (Mat. 25:31-40) Tenemos que prestar atención al consejo encarecido implícito en la pregunta desafiadora de Elías y actuar en armonía con él: “¿Hasta cuándo irán cojeando, sobre dos opiniones diferentes?”—1 Rey. 18:21.

  • “Una iglesia quebrantada”
    La Atalaya 1968 | 1 de enero
    • “Una iglesia quebrantada”

      ◆ Al mundo “no le importa nada” de Jesucristo, declaró el presidente saliente del Concilio Nacional de Iglesias. ¿Quién tiene la culpa? Las propias iglesias, dijo Rubén H. Mueller, obispo más antiguo de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos, en la VII asamblea trienal general del concilio. Las iglesias, explicó él, todavía muestran el efecto de la imposición de la religión por el emperador romano Constantino. “Debido al valor político de los cristianos, [Constantino] obligó a sus soldados a punta de espada a bautizarse y adaptó el cristianismo como la religión oficial del imperio.” Después afirmó que “la cosecha de la tragedia” de aquel acontecimiento, que se siguió segando a través de los siglos, ha incluido “la unión de la religión con la política y de la iglesia con el estado,” así como también “el uso del poder militar para imponer la voluntad de ambos.” El resultado, lamentó el obispo, “es una iglesia quebrantada.”—El Sun de Baltimore, 5 de diciembre de 1966.

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