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  • ¿Qué puedo hacer yo?
    La Atalaya 1969 | 1 de enero
    • invitada a la Escuela de Galaad para entrenamiento misional, y ahora ha estado en su asignación extranjera por más de veintidós años. Ella dice: “No querría cambiar un solo día de ello.”

      Y otro misionero aquí en el Uruguay se graduó en la primera clase de la Escuela de Galaad allá en 1943 y ha estado activo aquí desde entonces. ¿Se lamenta por la manera en que han resultado las cosas? “¿Por qué debería lamentarme,” dice él, “cuando he sido testigo presencial del crecimiento de la obra del Reino en este país? He visto la cifra de 33 Testigos aumentar hasta más de 2.400, y he participado en ese crecimiento.” Hasta este día se acuerda de cómo, cuándo comenzó la campaña de conferencias públicas, veinte personas a quienes había dado el testimonio acerca del Reino vinieron a oír. Hoy, varios de ese primer auditorio son Testigos activos.

      Pero todavía hay mucha oportunidad para ayudantes anuentes. Una Testigo misionera relata que ella y otras tres fueron asignadas en 1963 a trabajar una sección de Montevideo, un inmenso territorio que se extiende a lo largo de la costa e incluye la agradable zona residencial de Carrasco. Al principio cuando comenzaron a trabajar allí conducían un estudio bíblico en su apartamiento para provecho de un puñado de estudiantes animados. Ahora la asistencia por mucho ha sobrepasado al grupo de estudio que cabía en el apartamiento. E informan que aun ahora gran parte del territorio solo se alcanza una vez al año. Verdaderamente se necesita ayuda para poder concentrar mejor en las semillas plantadas de la verdad bíblica, si han de producir más alabadores de Dios.

      CONTESTANDO SU PREGUNTA

      De modo que hay algo que usted puede hacer, si está dispuesto, si está preparado para prescindir de las cosas no esenciales, si usted verdaderamente quiere llenar su vida de trabajo satisfactorio, trabajo que Dios siempre recuerde. (Heb. 6:10) Quizás no necesite salir de su propio país, si en éste hay zonas donde todavía haga falta proclamación más intensa del Reino. Usted pudiera, bajo la dirección de la oficina sucursal de la Sociedad en su país, mudarse a otra zona y hallar alguna clase de trabajo seglar de tiempo parcial con el cual mantenerse en un ministerio fructífero.

      Hasta quizás haya necesidad urgente de más actividad de predicación en su propio vecindario. En tal caso el que usted se matriculara como representante de tiempo cabal de la Sociedad le proporcionaría el tiempo extra. Es posible que su patrón actual considere mantenerlo empleado sobre una base de tiempo parcial, dejándole bastante tiempo para que usted lleve a cabo el vital ministerio del Reino. De no ser así, usted pudiera considerar seriamente cambiar de lugar y hasta de clase de trabajo seglar, simplemente para poder dar al Reino y sus intereses el primer lugar en su vida.

      Sin embargo, si usted puede mudarse a otro país, tiene el privilegio de escribir a Office of the President, Watch Tower Bible and Tract Society, 124 Columbia Heights, Brooklyn, New York 11201, y pedir información básica que les es necesaria a los que desean entrar en una tierra extranjera. También, ayudaría el escribir a la oficina sucursal de la Sociedad en el país al cual le gustaría a usted mudarse. Tal correspondencia debe enviarse a la Sociedad Watch Tower a la dirección apropiada que se publica en la página de conclusión del Anuario de los testigos de Jehová para 1969.

      Si usted explica sus circunstancias a la oficina sucursal, francamente informándoles acerca de su salud, su condición financiera, sus planes y su conocimiento del idioma, sus hermanos cristianos que están allí podrán justipreciar la situación y notificarle acerca de las posibilidades que hay disponibles para usted. Debe tenerse presente, por supuesto, que la oficina sucursal de la Sociedad no puede hacerse responsable de usted. Sin embargo, proporcionará plena cooperación en asuntos como el ponerlo en comunicación con Testigos locales, informarle acerca de las clases de trabajo seglar disponibles, darle a conocer los requisitos para los que entran en su país, etc.

      OTRAS CONSIDERACIONES

      Entretanto, usted pudiera obtener un libro elemental del idioma del país al cual piensa ir. Si usted ha estudiado previamente un idioma extranjero, tendrá la ventaja de saber cómo emprender el estudio. Si hay alguien que conozca el idioma, posiblemente usted pueda obtener su ayuda. Si usted puede asistir a clases del idioma en una escuela nocturna, sin que estorben su ministerio y estudios teocráticos, esto podría ser provechoso.

      Por supuesto, ha de esperarse que surjan obstáculos al dar pasos hacia una vida de mayor utilidad en el ministerio del Reino. ¿No es obvio que el “dios de este sistema de cosas” tratará de desanimarlo a usted en tal propósito? (2 Cor. 4:4) Pero persevere. Rehúse desanimarse fácilmente. Recuerde, la voluntad de Dios es que “en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas.” (Mar. 13:10) El ciertamente bendecirá el esfuerzo consistente de usted por aumentar su participación en este servicio sumamente altruista.

      Finalmente, ¿puede usted pensar en alguna respuesta más eficaz a la pregunta: ¿Qué puedo hacer yo? que la que se lee en la página 62 del Anuario de los testigos de Jehová para 1968? Dice:

      “En vista de la maravillosa expansión que ahora está aconteciendo en países extranjeros y la gran necesidad de más hacedores de discípulos, cada uno de los testigos de Jehová que tiene salud y la libertad para emprender el trabajo de misionero debería dar muy seria consideración a decir: ‘¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.’ La más elevada profesión que uno puede seguir es servir a Jehová de tiempo cabal. El servicio misional en particular es un privilegio que, si se efectúa celosamente entre ahora y el Armagedón, asegurará felicidad inconmensurable en las eras por venir. Considere el gozo de tener como experiencia, en el nuevo orden, la feliz compañía de aquellos a quienes usted ahora ayude a escapar de la destrucción de este sistema de cosas.”

      Aun si usted no llena los requisitos para el entrenamiento en Galaad como misionero, es muy posible que su madurez y años de experiencia como ministro del Reino lo hayan equipado para cumplir con alguna otra asignación donde es urgente la necesidad de predicar el Reino. ¿Por qué no contestar con acción positiva la pregunta: ¿Qué puedo hacer yo?

  • Preguntas de los lectores
    La Atalaya 1969 | 1 de enero
    • Preguntas de los lectores

      ● Si, como se expresa en Juan 18:31, los judíos en el tiempo de Jesús no tenían autoridad para ejecutar a los violadores de la ley, ¿cómo pudieron apedrear a Esteban?—H. H., EE. UU.

      El grado de autoridad que tenían los judíos en aquel tiempo tocante a la pena capital es algo incierto. Muchos doctos creen que cuarenta años antes de la destrucción del Templo (70 E.C.), o alrededor de 30 E.C., los judíos cesaron de pronunciar sentencias capitales o de muerte. Esto parecería estar en armonía con los comentarios que hicieron los miembros del Sanedrín cuando entregaron a Jesús al gobernador romano Poncio Pilato. Leemos: “Pilato les dijo: ‘Tómenlo ustedes mismos y júzguenlo según su ley.’ Los judíos le dijeron: ‘A nosotros no nos es lícito matar a nadie.’”—Juan 18:31.

      Sin embargo, es posible que los romanos les hayan permitido a las autoridades judías el derecho de ejecutar a violadores de la ley religiosa, pero no a violadores de la ley política. Según el historiador judío Josefo, el general romano Tito reconoció que los romanos concedieron a los judíos permiso para matar a los contaminadores del Templo. (Wars of

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