-
El vivir juntos sin haberse casado¡Despertad! 1981 | 8 de junio
-
-
El vivir juntos sin haberse casado
“LO MEJOR de estar viviendo juntos sin estar casados,” declaró una universitaria de 21 años de edad, “es que ustedes dos saben que todavía les falta mucho para conocerse a sí mismos, y entienden que si uno de los dos cambia mucho, si en unos cuantos meses o en un par de años ustedes descubren que no son compatibles, no han entrado en un compromiso permanente.”
Un creciente número de personas concuerdan con ella. ¿Tiene razón esa joven? ¿Es este arreglo mejor que el matrimonio? ¿Por qué lo están practicando tantas personas?
Un gran aumento
Ha habido un aumento fenomenal en el número de personas que viven juntas sin haberse casado, es decir, sin haber entrado en un acuerdo ante testigos ni haber registrado debidamente su unión. En los Estados Unidos se ha visto un aumento de 100 por ciento en siete años. En el Japón, el número de madres cuyo matrimonio no está legalmente registrado aumentó a más del doble en cinco años.
Entre los años 1950 y 1970 el número de personas que cohabitan ha aumentado en casi 35 por ciento en Suecia. En el Brasil, la cantidad de los que viven sin casarse ha aumentado de unos dos millones en 1970 a casi cuatro millones en la actualidad.
Es patente que ha habido un cambio dramático en la actitud hacia el matrimonio. ¿A qué se debe esto?
¿Por qué es tan popular?
Son muchas las razones. Una es que para muchos el matrimonio resulta una experiencia dolorosa, como lo indica el número creciente de divorcios. Algunas personas que han tenido un matrimonio infeliz y han quedado agotadas por esta experiencia están renuentes a repetirla.
El adelanto en los métodos de controlar la natalidad y la legalización de los abortos han hecho más fácil la adopción de este estilo de vida en muchas partes del mundo. También, el hecho de que la sociedad está más dispuesta a tolerar los diferentes estilos de vida hace más fácil emprender este proceder. Y a veces hay ciertas ventajas económicas, como las leyes relativas a los impuestos que favorecen a la persona soltera.
Hay también fuerzas internas que funcionan a favor de este arreglo. Muchas de las mujeres de hoy día temen la dominación masculina. Temen comprometerse hasta el grado de sumergir su propia identidad. Además, las mujeres hoy en día han logrado ganar mayor igualdad y muchas están más interesadas en emprender una carrera que en criar una familia. También existe el temor de deterioro en la personalidad del cónyuge en el futuro.
Algunas personas se rebelan contra sus padres, o contra un código moral estricto. Otras buscan diversidad en las relaciones sexuales, pero sin responsabilidad. Muchas escogen este estilo de vida como alternativa a la soledad. Sicológicamente, algunos piensan que el sentido de fracaso personal es menos severo cuando una pareja “rompe” la relación que cuando un matrimonio fracasa. Y hay quienes sinceramente creen que despliegan más consideración al no estar legalmente obligados a responsabilidades cada uno para con el otro.
Pero, ¿es cierto que el vivir juntos sin casarse proporciona el sentido de satisfacción y felicidad que se espera? Por lo general, ¿se logra un modo de vida mejor que el del matrimonio? Considere cuidadosamente el caso de una mujer cuya experiencia de ningún modo es rara entre las personas que escogen este modo de vivir.
-
-
Aprendí por dolorosa experiencia¡Despertad! 1981 | 8 de junio
-
-
Aprendí por dolorosa experiencia
La siguiente experiencia viene de una madre australiana que, después del fracaso de su matrimonio, intentó algo diferente
VIVÍ por casi tres años con un hombre sin haberme casado con él. ¿Qué resultado tuvo esto? Sinceramente puedo decir que emocional y sicológicamente aquellos fueron los peores tres años de mi vida.
Entramos en este arreglo con el mismo parecer que aparentemente muchas personas tienen ahora, y ése es: ‘El gato escaldado del agua fría huye,’ y también: ‘No se llega a conocer a una persona hasta que se vive con ella.’ De modo que pensé que, si las cosas no salían bien, sería más fácil separarnos que tener que acudir a los tribunales para divorciarnos.
La inseguridad causa problemas
Pero son esas mismas ideas las que causan problemas. Desde el principio se crean sentimientos de inseguridad. ¿Cómo puede una persona sentirse segura sin saber si la otra estará con ella dentro de un año, o dentro de un mes?
¡Una relación de facto suena tan temporal! Siempre existe el temor de que otra persona se presente y la relación pueda transferirse fácilmente a ésta. Por eso los celos, esa horrible y destructiva emoción, siempre están presentes, listos para hacer erupción como un volcán.
Otros problemas
Sí, siempre hay tensión. Nadie puede estar tranquilo nunca; cada persona tiene que vigilarse constantemente para no decir o hacer algo que haga que la otra persona se vaya. Y hay temor, porque casi siempre todo desacuerdo termina con chantaje emocional, cuando uno de los dos dice: ‘Me voy.’
La expresión de facto era lo que me causaba el mayor problema. Cuando por alguna razón oficial tenía que explicar que yo era esposa de facto, lo cual sucedía a menudo, me sentía como una mujer baja y perdía la dignidad. Desesperadamente quería poder explicar que yo realmente no era una persona inmoral, que no era la clase de mujer que va pasando de un hombre a otro. Pero, por supuesto, fuera que estuviera viviendo con un solo hombre o con varios, yo sí era inmoral, y mi conciencia no me dejaba tranquila.
Empecé a tener problemas sicológicos también. Estos problemas se manifestaron en depresión, sentimientos de carecer de dignidad y, finalmente, tendencias suicidas. Aun ahora, a pesar de que hace cinco años que terminé con esa relación, me siento tan avergonzada e inmunda que quisiera borrar de mi mente para siempre todo recuerdo de la experiencia. Pero no puedo, porque, como dice el Creador, ‘segamos lo que sembramos.’ Mi hijito, que es el producto de este último enlace romántico, me sirve de recuerdo diario de él.
Además de mi hijito hay otras cosas que me traen esta experiencia a la memoria: cuando él nació, por su bien me cambié el apellido al de su padre. Pensé que así podría proteger contra cualquier prejuicio tanto a este hijo como a los dos que tenía de mi primer matrimonio. Esto da a otros la impresión de que he estado casada dos veces. Pero solo sirve para que cada vez que me llaman por ese apellido me parezca que he desplegado falta de honradez.
Retrospectivamente
En retrospección, reconozco que hice más que simplemente causar daño a mi reputación. Hice que mis tres hijos quedaran expuestos a los ataques de otros niños de su escuela, todo debido a la conducta inmoral de su madre, algo que, por cierto, ellos no podían negar. Esto tiene que haber causado mucha vergüenza a ellos también.
-
-
Pesando la alternativa¡Despertad! 1981 | 8 de junio
-
-
Pesando la alternativa
LA MAYORÍA de las personas concuerdan en que experiencias como la que se acaba de relatar realmente suceden. Pero estas personas señalan que muchos matrimonios también están llenos de problemas y ansiedades.
Eso ciertamente es verdad. El aumento en el número de divorcios en casi todo país del mundo es prueba de ello.
Sin embargo, ¿significa esto que el vivir juntos sin haberse casado es más tolerable que el matrimonio, y mejor camino hacia la felicidad?
¿Cuál es más fuerte?
Se afirma que una relación que se escoge es más fuerte que una relación por obligación. Pero, realmente, ¿cuál es más fuerte? ¿una relación que ofrece la expectativa de durar solo un día a la vez hasta que surja una circunstancia a la cual una de las personas no esté dispuesta a enfrentarse, o una relación en que las personas estén dispuestas a ajustarse a las circunstancias imprevistas, y que dure tanto tiempo como sea posible?
En ambas circunstancias, muchos de los problemas son los mismos. Por ejemplo, el tomar decisiones en tales asuntos como dónde vivir, cuánta independencia debe tener cada uno, qué prácticas sexuales se van a aceptar, y si la pareja tendrá hijos o no, son asuntos a los que se enfrentan tanto las personas casadas como las que viven juntas sin haberse casado.
Pero, sin el compromiso del matrimonio, otros problemas se agravan. Por ejemplo, ¿qué artículos grandes se deben comprar, y con el dinero de quién? ¿Quiénes deberían saber que ellos no están casados, y quiénes no deberían saberlo? ¿A qué amigos personales pudieran invitar al hogar, y de qué manera se van a presentar a otras personas? ¿De qué manera van a hacer frente a los familiares y parientes cercanos? Estas son solo algunas de las cosas que se hacen más difíciles cuando no existe el sentido de obligación que impone el matrimonio.
El valor del sentido de obligación
Un maestro de 28 años de edad que terminó por casarse con la mujer con la cual estaba viviendo dijo: “Después de un par de años, comencé a sentir que vivía en un vacío. El vivir juntos no suministraba ningún sentido de orientación para el futuro. . . . No podíamos decidir si queríamos comprar una casa o no, si íbamos a gastar nuestro dinero en vacaciones costosas o ahorrar dinero para formar una familia. Ahora, ninguno de los dos está libre para recoger sus cosas e irse, pero el cambio ha hecho posible que podamos hacer planes.”
Una escritora de 34 años de edad hizo la siguiente declaración: “Quizás estoy chapada a la antigua, pero el sentido de obligación que ofrece el matrimonio me hace sentir más segura. Comencé tantas relaciones en las que los hombres terminaban por irse abruptamente que la preocupación en cuanto a si J‐‐‐‐‐ también me abandonaría me dejaba sin energías para poder trabajar. Me encanta el alivio que proviene de haber admitido el uno al otro, y al mundo, que tenemos la intención de permanecer juntos.”
Es cierto que el compromiso total del matrimonio no protege de los problemas a las personas. Pero sí les ayuda a sentirse más obligadas a trabajar para resolver los problemas, en vez de aceptar rápidamente el fracaso. Un esposo, que solía discutir continuamente con su compañera antes de casarse con ella, dijo: “Desde que nos casamos, hemos estado esforzándonos cada vez más por no pelear. Ambos estamos haciendo el esfuerzo. Puesto que hemos entrado en un compromiso, no hay razón para estar peleando en cuanto a ello. Antes, nos amenazábamos el uno al otro con la separación, pero parece que ya no hacemos eso.”
La Dra. Nancy Clatworthy, de la Universidad Estatal de Ohio (E.U.A.), halló que las parejas que no habían vivido juntas antes de casarse eran “un poco más felices y tenían más éxito. Había menos divorcios entre ellas.” Un estudio que se hizo de 211 parejas en Australia reveló que “los que vivían juntos discutían en cuanto a terminar la relación entre ellos . . . con mucha más frecuencia que los casados.” En el informe se hizo el comentario de que en el caso de personas que no se sentían comprometidas a seguir con la relación había “menor grado de cariño y amor para con el compañero, así como menor grado de fidelidad sexual para con el compañero, que en el caso de los casados.”
Cuando hay niños
¿Qué clase de relación ha resultado ser la mejor para el bienestar mental y físico del niño? Sin duda es la de un matrimonio estable de padre y madre que suministra cariño, apoyo e instrucción.
Muchos de los que viven juntos sin estar casados prometen casarse en caso de embarazo. Pero, ¿es un embarazo imprevisto un buen fundamento sobre el cual edificar un matrimonio? Muy a menudo, cuando hay embarazo, el compañero rehúsa casarse. ¿Es realmente muestra de madurez hacer que los hijos de uno lleven el estigma de ser ilegítimos?
La evidencia muestra que, en general, los niños que saben que son de padres no casados, al igual que los que vienen de hogares que se han deshecho, se crían desconfiando de la gente. Ellos mismos no están preparados para entablar relaciones permanentes con otras personas y pudieran ser muy cínicos acerca del valor del amor.
Un padre y una madre amorosos significan una gran diferencia en el desarrollo y la estabilidad del niño. Arthur Graham, siquiatra de niños británico, dijo: “No hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia, y todos nuestros esfuerzos deben tener como meta el hacer que los padres sean más aptos en el desempeño de este trabajo.”
Toda indicación señala a una sola conclusión: mientras mayor grado de compromiso exista, mayor probabilidad hay de que la relación tenga éxito para todos. Pero, ¿a qué se debe esto?
Una razón más profunda
Hay una razón mucho más profunda por la cual el matrimonio es el mejor arreglo para todos los que tienen que ver con éste, y por qué, como dijo el Dr. Graham, “no hemos podido hallar mejor manera de criar a un niño que dentro del marco de la familia.” Esta tiene que ver con la manera en que estamos hechos.
Es obvio que la mente y las emociones humanas son muy complejas. ¿Quién, entonces, pudiera decirnos cómo funcionan mejor la mente y las emociones en las relaciones entre hombre y mujer, así como también en las situaciones que tienen que ver con los niños?
Bueno, ¿no está el Creador del hombre y la mujer, el que diseñó la capacidad para engendrar hijos, en la mejor posición para saber esto? De seguro el Hacedor de los dos sexos puede decirnos por qué los creó y lo que llevaría al mejor resultado en la relación entre ellos.
Por lo tanto, cuando la Biblia nos dice de Dios que “macho y hembra los creó,” podemos estar seguros de que había un propósito tras ello. (Gén. 1:27) Un propósito fue el de proveer compañerismo, y otro tenía que ver con producir prole, pues se dice que la mujer es ‘un complemento’ del varón. (Gén. 2:18) ¿Sería la relación de ellos una relación provisional, o de prueba? La Palabra del Creador responde que no: “El hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa y tienen que llegar a ser una sola carne.” (Gén. 2:24) Además, una relación matrimonial de esta índole proveería el mejor ambiente para criar a los hijos.—Gén. 1:28; Efe. 6:4.
Sí, Dios creó los dos sexos y se propuso que ellos se unieran en un matrimonio honorable y se adhirieran uno al otro para formar una familia. De hecho, Jesucristo después dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9) Más adelante, la Biblia dice: “Esto es voluntad de Dios . . . que se abstengan de la fornicación.”—1 Tes. 4:3.
Por lo tanto, el vivir juntos sin entrar en un compromiso ante testigos y sin que este compromiso esté propiamente registrado significa sencillamente que la pareja está viviendo en fornicación. Dios no puede bendecir tal unión ilícita, y esta unión no puede resultar en que los que quisieran hacer lo que es correcto tengan una conciencia limpia.—1 Cor. 6:9, 10; Rev. 21:8; 22:15.
A algunas personas tal vez les parezca que las leyes morales de Dios les privan de diversos placeres de la vida. Pero de ninguna manera es así. Las leyes de él se hicieron para el bien de los seres humanos, no para privarlos de felicidad. El enorme aumento en las enfermedades venéreas, las preñeces no deseadas, los abortos y las angustias que resultan de pasar por alto desenfrenadamente las leyes morales de Dios muestran que el burlarse de las leyes de Dios no produce ningún bien duradero a los seres humanos.
Con todo, si el matrimonio es un arreglo de Dios, entonces, ¿por qué han experimentado tantas personas casadas tanta angustia, especialmente en nuestra generación? ¿Qué se requiere para hacer un éxito del matrimonio?
[Comentario en la página 6]
La evidencia muestra que, en general, los niños que saben que son de padres no casados se crían desconfiando de la gente
[Comentario en la página 7]
Toda indicación señala a una sola conclusión: mientras mayor grado de compromiso exista, mayor probabilidad hay de que la relación tenga éxito para todos
[Comentario en la página 7]
Jesucristo dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra comete adulterio”
-
-
Cómo hacer un éxito del matrimonio¡Despertad! 1981 | 8 de junio
-
-
Cómo hacer un éxito del matrimonio
PUESTO que nuestro Creador dio origen al arreglo matrimonial, ¿por qué fracasan tantos matrimonios? ¿Qué pueden hacer las personas que verdaderamente quieren tener éxito en el matrimonio?
Las causas básicas de los fracasos en el matrimonio pueden clasificarse en una de dos categorías. La más fundamental tiene que ver con el que uno de los cónyuges pase por alto las leyes y los principios para la felicidad matrimonial que Dios nos ha dado en su guía inspirada, la Biblia.—2 Tim. 3:16, 17.
Pero algunas personas presentarán la siguiente objeción: ‘¡Mire, la Biblia ha existido por siglos en países “cristianos,” y esto no ha impedido que los matrimonios fracasen!’
Es verdad. Pero hay una gran diferencia entre tener algo y usarlo. Ante usted puede colocarse la comida más nutritiva del mundo, pero si usted no la come, su cuerpo no se beneficiará de ella de ninguna manera. Igualmente, el que alguien meramente tenga la Biblia, la lea y cite de ella no significa que esté viviendo en armonía con ella. Por lo tanto, si usted ve fracasar un matrimonio, puede estar seguro de que uno de los dos cónyuges, o ambos, no ha puesto en práctica las leyes y los principios de Dios para el matrimonio.
Hasta personas que no leen la Biblia, pero que sin darse cuenta de ello siguen normas similares a las que ésta establece, tienen mayor éxito que otras en el matrimonio. Pero el contar con hallar accidentalmente la clave al éxito en el matrimonio es como embarcarse en una nave que no tiene
-