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La homosexualidad... ¿remunera como modo de vivir?¡Despertad! 1980 | 8 de noviembre
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La homosexualidad... ¿remunera como modo de vivir?
“La condición homosexual rara vez es cosa de selección, si es que acaso puede serlo.” Esa es una declaración oficial de la Iglesia Católica Romana en las Islas Británicas.
Ante opiniones como ésa, muchos pierden la esperanza. Les parece que, si están envueltos en el modo de vivir homosexual, se les hace absolutamente imposible efectuar una transformación. Pero eso no es cierto. A los ojos del cristiano, nada es imposible con la ayuda de Dios. Como lo expresó el apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.”—Fili. 4:13.
Considere la experiencia personal de un hombre de las Islas Británicas que contribuyó el siguiente artículo, y entonces llegue a su propia conclusión.
SIEMPRE me ha agradado estar en la compañía del sexo opuesto, y cuando era adolescente tuve una buena cantidad de amigas. No obstante, aun en mi juventud me sentía atraído hacia los miembros de mi propio sexo, pero me rebelaba contra toda idea de adoptar el modo de vivir de los homosexuales. No me llamaba la atención, especialmente cuando tomaba en consideración las consecuencias de lo que pudiera significar aquello durante toda una vida.
En los años cincuenta el movimiento de ‘Liberación homosexual’ era desconocido. Sin embargo, al entrar los años sesenta un nuevo espíritu empezó a desarrollarse y no había tantas personas que se opusieran a la homosexualidad. De todos modos, la práctica era más aceptable en una ciudad grande como Londres. Así y todo, me retuve de ella y rechacé muchas oportunidades de participar en la homosexualidad que se me presentaron.
Homosexual, pero no hipócrita
Era idealista, como lo son tantos jóvenes. Tenía visiones de un mundo bueno con moralidad y normas elevadas. Fue solo cuando empecé a abrirme paso en el mundo que me vi cara a cara con la realidad de lo que el mundo era. Descubrí que el mundo es corrupto, y que muchas veces hasta las personas que dicen ser honradas y normales obran muy inmoralmente de diferentes maneras.
Puesto que mis ideales juveniles obviamente no iban a dar resultado, recuerdo que pensé: “¿Qué importa? ¿Qué gano por abstenerme? Más vale que deje de vacilar y viva como homosexual y saque de ello el mejor partido posible.” Una vez que tomé esta decisión, emprendí un curso de vida que continuaría por muchos años.
Al principio sentí algún alivio al poder admitir con franqueza: “¡Pues bien, soy homosexual, y eso es todo!” Aunque algunos consideraran inmoral mi modo de vivir, a mí no me parecía que yo fuera peor que otros que participaban en diferentes formas de corrupción. De hecho, me parecía que en ciertos modos yo era mejor que ellos, porque por lo menos no era un hipócrita que tratara de vivir detrás de alguna clase de fachada. Una vez que emprendí el modo homosexual de vivir, no me importó quién lo supiera. Abundaban las oportunidades de entregarme a aquella vida y nadie se oponía.
Puesto que las relaciones sexuales casuales y las aventuras que terminan fácilmente parecían ser la norma en los círculos “homosexuales,” en poco tiempo me di cuenta de que me sería más ventajoso cultivar relaciones con hombres que pudieran elevarme en la escala social. Muchos homosexuales hacen eso y, si son suficientemente atractivos, no les faltan proposiciones de hombres influyentes y ricos. Como resultado, tenía muchos amigos varones que me sacaban a pasear y me hacían pasar un buen rato.
Viví en la opulencia
Por fin logré conseguirme un amigo muy rico. Me compró ropa elegante y me introdujo en la vida de la alta sociedad donde el dinero no era lo importante. Este hombre tenía un apartamento en una vecindad selecta de Londres y otro en el sur de Francia. Me llevaba al extranjero a pasar vacaciones extravagantes, y el codearme con personas ricas y famosas me parecía excitante. Puesto que era joven en aquel tiempo, todo era nuevo y emocionante para mí.
En Londres hay muchos clubes donde los homosexuales pueden conocerse. De hecho, me sorprendió ver a cuántas personas de los ‘círculos más altos’ pude conocer... entre ellos banqueros, abogados y políticos. ¡Que aliciente fueron todas estas experiencias para que yo siguiera siendo homosexual!
En cuanto a religión, nunca había tomado la religión en serio. No era ateo de ninguna manera, pues razonaba que tenía que haber algún poder supremo, pero nunca me molestaba en pensar mucho en ello. Descubrí que era un tema del cual los homosexuales rara vez tratan.
Durante los años en que fui homosexual, recibí varias insinuaciones inmorales de sacerdotes y clérigos. Por eso, en cuanto a lo que estaba relacionado con la religión, no tenía razón para tomarla en serio. El cristianismo que yo veía no difería del mundo en el cual vivía.
La vida de homosexual “independiente”
Pero el resplandor de la vida homosexual no dura. El mismísimo hecho de que exige juventud y encanto interminables ha llevado a muchos a la desesperación y hasta al suicidio, como bien lo sé yo. El tener que cumplir con ciertas normas y siempre presentarse como una atracción encantadora puede tener sus desventajas. En mi caso sabía que cuando el encanto se agotara, o mi buena apariencia empezara a desaparecer, aquello sería el fin para mí, me echarían a un lado, como les había sucedido a tantos otros. De modo que opté por la independencia y decidí dejar a mi amigo rico.
Habiendo gustado de una vida de lujo, no se me hizo fácil ajustarme a un modo de vivir común. Se me hacía difícil conservar cuanto empleo comenzaba, y empecé a vagar con mala gente. Por fin me entregué a la prostitución homosexual a fin de sostenerme.
Esto presentaba un verdadero riesgo de contraer alguna enfermedad venérea, pues es bien sabido que debido a la promiscuidad sexual de los homosexuales hay una muy elevada cantidad de casos de estas enfermedades entre ellos. Mi propio médico era homosexual (por eso mismo lo había escogido), de modo que yo sabía que no tendría problema alguno en conseguir tratamiento para estas enfermedades. Así y todo, aquél no era un modo de vivir que yo recomendaría a persona alguna, puesto que representaba muchos otros peligros además de las enfermedades venéreas.
Una vida estable de “casado”
Fue en esta época desdichada de mi vida cuando llegué a conocer al hombre con quien viví por los siguientes 10 años. Desde el mismo principio, mi nuevo socio y yo nos llevamos muy bien. Le tomé mucho cariño y nos pusimos a establecer un hogar juntos de manera muy parecida a como lo haría un matrimonio normal. Considerábamos nuestra relación como algo muy singular y especial. El vivir así no nos comunicaba el sentimiento de que fuéramos extraños o anormales.
Como pareja de compañeros vivíamos muy felices. Había entre nosotros una relación intensa, profunda y amorosa. De hecho, nos parecía que el amor que teníamos era más profundo que el que observábamos entre muchas parejas que compartían relaciones heterosexuales. Aunque se nos presentaron muchas oportunidades de irnos con otras personas, y alicientes para hacerlo, siempre permanecimos juntos. Aquellos 10 años que él y yo pasamos juntos estuvieron entre los más felices de mi vida hasta entonces.
El desafío de la verdad
Entonces, un día conseguí una publicación de la Watch Tower. Tan pronto como empecé a leerla, desde la mismísima primera oración, no hubo duda en mi mente de que me hallaba ante la verdad. A medida que seguí leyendo, no hallé nada que criticar en lo que la publicación decía. No tuve dificultad en entender. Yo nunca había estudiado la Biblia, pero esto simplemente parecía ser la verdad, y recuerdo que pensé: “¡Esto tiene que ser la verdad!”
Se me abrieron los ojos a posibilidades que no había sabido que existieran. El enterarme de la esperanza que la Biblia ofrece a la humanidad arrojó una luz enteramente nueva sobre todo. Yo tenía mucho tiempo libre en el cual pensar. Al recordarlo ahora, supongo que lo que sentía era un anhelo de cosas espirituales, aunque no reconocía que fuera tal cosa. Siempre me había parecido que tenía que haber un mejor modo de vivir, no solo para mí, sino para todo el mundo. La oportunidad de escoger un modo de vivir que verdaderamente tuviera propósito y fuera satisfaciente, con la vida eterna como meta, tenía sentido para mí.
No tardé mucho en reconocer que me hallaba en la encrucijada de mi vida. Al intensificarse el aprecio que le tenía a la verdad de la Biblia durante mis estudios, me di cuenta de que tendría que cambiar de modo de vivir, pero ¿podría enfrentarme al desafío?
La mayor decisión de mi vida
Para este tiempo yo sabía todo lo que la Biblia decía acerca de la homosexualidad. Aunque nunca antes me había encarado a lo que la Biblia declara, sabía por instinto que lo que la Biblia decía era correcto. Mi vida ciertamente no era una vida natural. Pero necesitaba un motivo sumamente fuerte que me moviera a cambiar de modo de vivir. Fue mi amor creciente a Jehová Dios lo que me dio el deseo de cambiar.
Mi primera reacción fue empeñarme en lograr que mi compañero aprendiera los caminos de Dios. Yo quería que él también cambiara de patrón de vida. Los miembros de la congregación de testigos de Jehová de nuestra localidad frecuentemente nos invitaban a comer con ellos y a reuniones sociales. Nos mostraron gran comprensión. Mi compañero tuvo ante sí toda razón para ver que no se le excluía. En realidad, a él se le animó tanto como a mí. Pero, triste como sea decirlo, él no aceptó la verdad como yo había esperado que lo hiciera.
Por fin dividimos nuestro apartamento, y cada uno tuvo su propia habitación. Pero poco después tuvimos que admitir que el único remedio era una separación total. ¿Cómo podría lograr yo aquello? Recuerdo que pensé: “Bueno, Jehová me lo hará posible.” Cifré mi confianza en él.
Llegó el momento en que decidimos separarnos. Fue como si me hubiera cortado un lado entero de mi carácter, y lo hubiera dejado sobre el suelo.
Consolidando mi fe
Usted, igual que yo, ha oído decir: “El que es homosexual siempre lo será.” Pero no fue así en mi caso. Desistí, de una vez por todas. Con todo, todavía tengo que trabajar para efectuar cambios en mi patrón de vida. ¡Cuánto me ha tranquilizado el tener presente que la comprensión que Jehová tiene de mis problemas abarca todo detalle! He llegado a comprender que él es el único que conoce las circunstancias y antecedentes de cada persona y que él toma en cuenta el daño que cada uno ha recibido de su ambiente y de otras maneras cuando suministra dirección amorosa por medio de su espíritu santo.
Muchas veces me pareció que tendría que ceder a las presiones. Sin embargo, sabía que la verdad me había beneficiado de muchísimas otras maneras. Después de todo, el deseo sexual no es todo lo que hay en la vida de uno. La vida encierra mucho más que eso, y descubrí que, por tener la verdad de la Palabra de Dios, otros caminos se abrieron ante mí, lo cual me ayudó a realizar el deseo de ver cambios en mí mismo. No obstante, el resolver problemas requiere tiempo. La homosexualidad no es excepción a esto.
Cuando el apóstol Pablo escribió su carta a los corintiosa se refirió a la homosexualidad como un pecado craso, pero no subrayó esa práctica de modo especial como el único pecado craso, o como peor que los demás que mencionó allí. Lo alistó junto con otros graves defectos humanos, y ciertamente si fallamos respecto a cualquiera de éstos entramos en una condición desaprobada ante Dios. Pero he descubierto que, cuando tratamos de vencer nuestras debilidades, Jehová nos fortalece. Sería incorrecto el que uno esperara recibir una curación instantánea. Pero con la ayuda del espíritu de Jehová en cuanto a ejercer dominio de mí mismo, he aprendido que es posible seguir trabajando en el camino de la verdad y manifestar perseverancia cristiana.—Rom. 5:1-5.
El saber que, en su grandeza, Jehová me ha permitido servirle me ha dado consciencia de mi pequeñez, y a pesar de mis imperfecciones él sigue fortaleciéndome.
Muchos de mis hermanos cristianos han sido muy animadores y bondadosos. Verdaderamente agradezco las oportunidades amorosas y la guía que Jehová me ha dado por medio de su Palabra, su espíritu y su congregación cristiana. Tengo el deseo sincero de conformarme a la personalidad cristiana dadora de vida y de vivir para producir más alabanza al nombre de Dios.—Efe. 4:22-24.
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La moderna “liberación” de los homosexuales¡Despertad! 1980 | 8 de noviembre
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La moderna “liberación” de los homosexuales
HASTA 1861 la homosexualidad era una ofensa que se castigaba con la muerte en Inglaterra. De hecho, la posibilidad de ser encarcelado por actos homosexuales persistió en esa nación hasta una fecha reciente, 1967. Muchos otros países occidentales tienen una historia similar.
Sin embargo, en los últimos años las leyes y actitudes han cambiado mucho. A modo de ejemplo: en California una candidata para la alcaldía de San Francisco prometió nombrar a homosexuales a juntas y comisiones municipales en proporción con el porcentaje de homosexuales en la población, lo cual, según cálculos, ascendía a aproximadamente el 15 por ciento. Como resultado, los homosexuales apoyaron a la candidata en la votación.
Hombres y mujeres que se destacan en la vida pública ya pueden ser homosexuales bastante abiertamente. Muchos clérigos declaran francamente que son homosexuales y abogan libremente a favor de ese modo de vivir. Para muchas personas la homosexualidad ya no tiene el estigma que antes tenía. La vida homosexual ha logrado cierto grado de “respetabilidad.”
Desde la primera guerra mundial se ha desafiado la autoridad de los sacerdotes y clérigos de la cristiandad. La gente ya no está dispuesta a aceptar como indisputable lo que las iglesias dicen. La gente ha exigido mayor libertad, especialmente en lo que se refiere a moralidad.
Un blanco principal en la lucha por mayor libertad ha sido la posición tradicional de las iglesias en contra de la homosexualidad. Con frecuencia se dice ahora que las declaraciones de la Biblia sobre este asunto no tienen significado práctico en este siglo veinte. Como resultado de la presión, muchas autoridades religiosas han cedido, han abandonado la Biblia y han aceptado abiertamente esta ‘nueva moralidad.’
Un ejemplo típico de esto es el modo en que el primado de la Iglesia Anglicana del Canadá abordó la situación. Él comentó: “No hemos modificado las Escrituras. Hemos hecho un esfuerzo por comprenderlas a un nivel más profundo. . . . La orientación homosexual no es pecaminosa, excepto en el sentido de que quizás se haya condicionado dentro de un mundo pecaminoso.”
Cuánta “liberación”
¿No ha llegado el tiempo para quitar por completo toda restricción religiosa? ¿Para erradicar el oprobio social? Eso expresa el sentir de muchos que buscan emancipar a hombres y mujeres de lo que consideran un entremetimiento en la vida personal. Ha sido en este ambiente de cambio que se han concebido y fomentado los movimientos de liberación homosexual.
Sin embargo, para muchos esta libertad recién hallada es de corta duración. Las “bendiciones” que produce son contradictorias y la felicidad que promete es una ilusión.
Francis Cormier, pastor de una pequeña iglesia evangélica independiente que se halla en Montreal, Canadá, dio un resumen de su vida de homosexual. Él, quien actualmente sirve de consejero para homosexuales, confesó que “la mayoría de los homosexuales no son felices ni están bien adaptados como algunos afirman, sino que son personas desesperadamente desdichadas.” Añadió: “Muchos hasta se suicidan.”
En confirmación de estos hallazgos, An Introduction to the Pastoral Care of Homosexual People (Introducción al cuidado pastoral para homosexuales), publicado en las Islas Británicas por la Iglesia Católica Romana, dice lo siguiente: “Los homosexuales comúnmente sufren de una falta de respeto de sí mismos y una soledad que a los heterosexuales se les hace difícil comprender, si acaso no imposible. En la sociedad mixta de todos los días, los homosexuales se sienten extraños.” Además: “Para muchos homosexuales la soledad que hay en su vida es una carga.” Ciertamente hay gran diferencia entre inadaptaciones como éstas y la “liberación” que con tantas ansias buscan algunos.
¿Por qué se hacen homosexuales?
¿Por qué, pues, se hacen homosexuales algunas personas? ¿A qué se debe que la cantidad de homosexuales siga aumentando? Pocas cuestiones se han discutido con más ardor que ésta en los últimos años.
El informe católico romano antes mencionado hace el siguiente comentario: “Parece que la mayoría de los jóvenes pasan por una fase en que la tendencia homosexual se hace dominante; pero puede ser que el desarrollo emocional se detenga en esa etapa.” Los años de la adolescencia son años difíciles. En esa época de la vida, a menudo sucede que a los muchachos y las muchachas jóvenes se les hace difícil relacionarse unos con otros sin sentir vergüenza. Por eso, frecuentemente vemos que se separan en grupos compuestos exclusivamente de muchachos o de muchachas.
La mayoría de los jóvenes pueden hacer los ajustes necesarios y lograr un equilibrio en su vida sexual. Sin embargo, lamentablemente, hay muchos escollos. Refiriéndose a algunos de éstos, el secretario de la Sociedad Responsable, de Inglaterra, dijo: “Nos tienen muy preocupados los persistentes y vehementes esfuerzos que los propagandistas homosexuales militantes están haciendo por ganarse prosélitos entre los adolescentes. En el estudio americano hecho por Masters y Johnson se presenta prueba arrolladora de que la homosexualidad es comportamiento aprendido.”
Las escuelas de segunda enseñanza y las universidades son terreno natural para el desarrollo de la homosexualidad. La publicación The Little Blue Book (El librito azul), que se pasa a los alumnos de Oxford, Inglaterra, dice lo siguiente: “Muchos homosexuales ‘salen’ (es decir empiezan a ser francos acerca de ser homosexuales) cuando están en el colegio o la universidad. Al irse del hogar, quizás por primera vez, a menudo escapan de cierta presión y de ciertas expectativas. Además, los estudiantes tienden a ser más tolerantes y liberales para con los homosexuales, por lo menos superficialmente.”
En la Universidad de Glasgow, en Escocia, hay una guía gratuita para homosexuales intitulada “Escena homosexual,” en la cual se ofrece el siguiente consejo: “Si usted descubre que siente atracción sexual hacia personas de su mismo sexo, lo mejor que puede hacer es aceptarlo.” Se informa que un padre airado dijo: “Hay muchos alumnos jóvenes a quienes esta clase de material pudiera corromper.” En otras palabras... la homosexualidad se puede evitar, al igual que se puede aprender.
Enfrentándose a los hechos
Hay otro aspecto de la homosexualidad que a menudo queda relegado a último plano. Este tiene que ver con los frecuentes casos de enfermedades venéreas entre los homosexuales. ¿Es grave este problema?
A las clínicas de Inglaterra que tratan las enfermedades venéreas acude una cantidad inesperadamente alta de homosexuales. Un visitante interesado en asuntos de la salud dijo: “Creo que eso se debe a la mayor promiscuidad sexual que hay entre ellos, pues tienen más encuentros casuales que otras personas.” En comprobación de la realidad de que éste es un problema mundial, se cita el hecho de que en la ciudad de Nueva York el 55 por ciento de los casos de sífilis infecciosa en 1977 ocurrieron entre varones homosexuales. Terry Alan Sandholzer, escritor independiente sobre asuntos médicos, informó: “Se ha calculado que, de los casos de sífilis que se informan en las ciudades grandes, hasta el 50 por ciento tienen que ver con varones homosexuales, lo mismo que aproximadamente la tercera parte de los casos que hay en toda la nación.” Ciertamente eso es pagar un precio alto por la “liberación” sexual.
A la vez que la homosexualidad se ha exteriorizado, se ha hecho un esfuerzo concertado por presentar tal práctica bajo un nuevo aspecto. Entre los de habla inglesa se ha considerado con desaprobación la palabra “homosexual,” que coloca el acento sobre lo “sexual.” En su lugar se ha hecho resaltar el término “gay,” que quiere decir “alegre.” En The Concise Oxford Dictionary se nos dice que esta palabra, usada con este sentido, es un eufemismo, es decir, una palabra suave que sustituye por una severa o directa.
Si alguien estuviera pensando entrar en el mundo homosexual, entonces sería prudente que se enfrentara a los hechos acerca de las enfermedades venéreas estrechamente relacionadas con ese mundo.
Escrituras precristianas
¿Puede ayudarnos la Biblia de alguna manera? ¿Tiene ésta algo que decir sobre el modo de vivir moderno y sobre los cambios en las actitudes para con la moralidad? Puesto que muchas personas todavía respetan la autoridad de la Biblia, consideremos lo que ésta dice.
La ley de Moisés se expresa sin ambigüedades. La prohibición contra la homosexualidad (y en el mismo contexto contra el incesto y la bestialidad) se declara llanamente dos veces en el libro de Levítico. La traducción de Levítico 18:22 en la Nueva Biblia Española dice: “No te acostarás con un hombre como con mujer. Es una abominación.” En su paráfrasis de este mismo versículo, The Living Bible lo expresa así: “La homosexualidad está absolutamente prohibida, porque es un pecado enorme.”
¿Qué castigo se imponía entonces por esta ofensa? De nuevo, el paráfrasis de The Living Bible dice: “La pena por actos homosexuales es la muerte para ambas personas. Ellas mismas se la han acarreado.” (Levítico 20:13) Explicando con más detalles la palabra “abominación,” que frecuentemente se usa en traducciones literales de ese versículo, The Amplified Bible sugiere las siguientes palabras como sustitutos “... perverso, contranatural, aborrecible y detestable” y la Versión Popular dice “acto infame.”
De los dos textos citados queda patente que hace casi 4.000 años se entendía cabalmente lo que era la homosexualidad y había gente que la practicaba. También es evidente que Jehová Dios se declaró firmemente en contra de esa práctica en lo que tenía que ver con la adoración verdadera. Nunca fue un modo de vida aprobado por Dios.
Testimonio de las Escrituras Griegas Cristianas
¿Qué posición adoptó la congregación cristiana primitiva respecto a este asunto importante? El apóstol Pablo fue honrado y directo en su modo de hablar acerca de la homosexualidad. Esto fue lo que dijo, según lo que está registrado en 1 Corintios 6:9-11 en la New International Version: “¿No saben ustedes que los inicuos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: Ni los que sexualmente son inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los prostitutos [griego: malakos] ni los ofensores homosexuales [griego: arsenokoites], ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y eso es lo que algunos de ustedes eran.”
Malakos proviene de la palabra “suave.” Metafóricamente significa “afeminado,” y ‘en este sentido malo’ se refiere a la práctica de formas de lascivia sexual, como lo explica el Expository Dictionary of New Testament Words de W. E. Vine. Es de interés que malakia es la palabra griega moderna para “masturbación.”
Pablo vuelve a usar la palabra arsenokoites al escribir a Timoteo en 1 Timoteo 1:10. Las traducciones naturalmente varían en su modo de verter la palabra... “homosexuales” (Versión Popular), “sodomitas” (Biblia de Jerusalén) e “invertidos” (Nueva Biblia Española) son unos cuantos ejemplos. No cabe duda de que los cristianos primitivos veían desde un punto de vista muy serio estas desviaciones hacia la homosexualidad y el lesbianismo. Una última referencia a lo que Pablo escribió, esta vez a los cristianos de Roma, sirve para explicar por qué veían el asunto así.
“Por eso, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza; de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones vergonzosas, y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión.”—Rom. 1:26, 27, Versión Popular.
El muy disputado informe Homosexual Relationships, emitido por la Iglesia Anglicana, hace el siguiente comentario acerca del texto bíblico citado: “Lo que Pablo quiere decir por ‘contra la naturaleza’ es ‘contra la naturaleza’ del género humano con relación al patrón de Dios en su obra de creación. Todo comportamiento homosexual es una divergencia del proyecto creativo de Dios, y, en las palabras de un escritor: ‘cuando se ponen en el contexto de la creación, todas las relaciones homosexuales son relaciones contra la naturaleza.’”
Ese informe concluye así: “La evidencia que hay parece condenar claramente el comportamiento homosexual. Para muchos, esto resuelve el asunto. Tales personas sostienen que la Biblia indica tan claramente que esta clase de comportamiento recibe la desaprobación divina que debe ser incorrecta en toda circunstancia, y especialmente para los cristianos, quienes reconocen la Biblia como una colección de escritos inspirados que da guía autorizada para la conducta de la vida humana.”
Las Santas Escrituras son bastante claras. Aunque muchos tratan de justificar el modo de vivir homosexual, los hechos bíblicos hablan por sí mismos. ¿No es lógico que el Creador del hombre sepa lo que es mejor para éste? ¿No deberíamos acudir a la Fuente de la vida para aprender cómo vivir de una manera que le sea grata a él?
En el transcurso de los años, los testigos de Jehová han tenido el privilegio de ayudar a un número bastante grande de homosexuales a abrazar un modo de vivir más feliz, y a comportarse de una manera que Dios aprueba. Se puede proporcionar esta ayuda a cualquiera que la necesite.
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“Sin precedentes” la merma en las iglesias¡Despertad! 1980 | 8 de noviembre
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“Sin precedentes” la merma en las iglesias
En un artículo de “Theology Today,” Dean R. Hoge, miembro del Departamento de Sociología de la Universidad Católica de América, escribe acerca de la merma en asistencia a las iglesias. Dice: “La reciente baja en miembros en muchas denominaciones no tiene precedente en la historia estadounidense, lo cual indica que algo fundamental está sucediendo en las iglesias y en la sociedad estadounidense. Sea lo que sea, lo que está causando la baja actual en la cantidad de miembros en el protestantismo es algo nuevo que no estaba presente en la sociedad estadounidense en los años cuarenta y cincuenta.”
Penetrando más en el asunto, él declara: “A base de datos procedentes de la iglesia y datos suministrados por una encuesta hecha en escala nacional, quedó claro que la merma de miembros es . . . de manera desproporcionada, un fenómeno de la juventud y de adultos jóvenes. En resumen, los adultos jóvenes no están viniendo a las iglesias a un paso tan acelerado como en los años cincuenta. . . . El problema es profundo, y continuará.”
¿Pudiera ser que las iglesias no estén dando a los jóvenes la clase de alimento espiritual y guía de la Palabra de Dios, la Biblia, que ellos necesitan en estos tiempos críticos?
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