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  • El milagro de la transfiguración
    La Atalaya 1952 | 15 de diciembre
    • no habrá fin; se sentará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo, y para sustentarlo con juicio y justicia, desde ahora y para siempre.” (Isa. 9:6, 7) A la primera venida de nuestro Señor, Israel esperaba al ungido de Dios, el que sería su rey. La piedra angular de Sión había de ser puesta y Jehová lograría esto, porque está escrito: “Este es el día que ha hecho Jehová; . . . ¡Bendito aquel que viene en el nombre de Jehová!” (Sal. 118:22-26) “Díganle a la hija de Sión, ‘¡Mira! tu Rey está viniendo a ti, de genio apacible, y montado sobre un asno, sí, sobre un pollino, hijo de una bestia de carga.’ . . . ‘¡Salva, rogamos, al Hijo de David! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová!’” (Mat. 21:5, 9, NW) Esto significa que no sólo había prometido Jehová uno mayor que Moisés y Elías sino también uno mayor que David, uno que sería el Hijo de Dios. Esto se comprueba por el registro al cual ahora dirigimos nuestra atención.

      EL HIJO Y HEREDERO DE DIOS

      16. Dé apoyo bíblico manifestando que el hijo de David es el propio hijo de Dios.

      16 Al tiempo que María concibió, el ángel dijo: “Has hallado favor con Dios; y, ¡mira! concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y habrás de llamarlo Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y él será rey sobre la casa de Jacob para siempre, y no habrá fin de su reino. . . . Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te sombreará. Por esa razón también lo que nace será llamado santo, el Hijo de Dios.” (Luc. 1:30-35, NW) Al tiempo que nació el hijo, el ángel de Jehová fué enviado para anunciarlo a los pastores del campo. “Y de repente el ángel de Jehová se puso junto a ellos y la gloria de Jehová centelleó en derredor de ellos, y se asustaron mucho. Pero el ángel les dijo: ‘No teman, porque, ¡miren! les estoy declarando a ustedes las buenas nuevas de un gran gozo que toda la gente tendrá, porque les nació a ustedes hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.’” (Luc. 2:9-11, NW) Luego tenemos el registro del testimonio de Simeón: “Él no vería la muerte antes que hubiese visto al Cristo de Jehová. . . . ‘Este es puesto para la caída y el levantamiento de nuevo de muchos en Israel y para señal en contra de la cual se hablará.’” (Luc. 2:26, 34, NW) Fué cierto que él llegó a ser una “piedra de tropiezo” y “roca de caída” para ambas casas de Israel.

      17-19. ¿Cómo sabemos que Cristo es el heredero de Dios?

      17 A Juan el Bautista los judíos, mediante sus sacerdotes y levitas, le hicieron algunas preguntas: “‘¿Quién es usted?’ . . . ‘No soy el Cristo.’ . . . ‘¿Qué, entonces? ¿Es usted Elías?’ . . . ‘No lo soy.’ ‘¿Es usted El Profeta?’ . . . ‘¡No!’ . . . ‘¿Por qué, pues, bautiza usted si usted mismo no es el Cristo ni Elías ni El Profeta?’” (Juan 1:19-25, NW) Note en lo susodicho cómo se mencionan en unión a los mismos tres siervos. Natanael expresó el asunto concisamente en una oración: “Rabí, usted es el Hijo de Dios, usted es Rey de Israel.” (Juan 1:49, NW) Porque Jesús era el Hijo de Dios era el heredero de aquellas cosas que Jehová prometió. Ciertamente él era algo más que el hijo y heredero de David. Jesús preguntó a los judíos: “‘¿Qué piensan ustedes acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?’ Ellos le dijeron: ‘De David.’ Él les dijo: ‘¿Cómo, entonces, es que David por inspiración le llama “Señor”, diciendo: “Jehová dijo a mi Señor, ‘Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’”? Por lo tanto, si David le llama “Señor”, ¿cómo es él su hijo?’” (Mat. 22:42-45, NW) “Así que la Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece a un hijo unigénito por parte de un padre.” (Juan 1:14, NW) “Lo he visto y he dado testimonio que éste es el Hijo de Dios.” (Juan 1:34, NW) Al tiempo del bautismo Jehová lo reconoce como su Hijo, “Y una voz salió del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado.’”—Luc. 3:22, NW.

      18 Se nos proporciona más corroboración en los escritos de Pablo a los hebreos: “Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas, al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien él ha nombrado heredero de todas las cosas.” (Heb. 1:1, 2, NW) De nuevo tenemos la ilustración que Jesús dió: “‘Enviaré a mi hijo el amado. Probablemente respetarán a éste.’ Cuando los cultivadores alcanzaron a verlo se pusieron a razonar uno con otro, diciendo: ‘Este es el heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra.’” (Luc. 20:13, 14, NW) Al quedar establecido así por este registro, no hay duda alguna de que el que es identificado como el Hijo de Dios es heredero del mundo cuyo reino durará para siempre.

      19 Resumiendo entonces lo que está implicado en la transfiguración, podemos ver (1) que Moisés prefiguró a uno que vendría después de él y quien sería un mayor líder, legislador, libertador y rey para Israel; (2) que Elías, quien fué uno de los más grandes profetas, prefigura a uno aun mayor que vendría, el que lograría efectuar ciertas obras en conexión con el rey y el reino del poder de Dios; (3) la promesa del Mesías que es el Cristo de Dios, aquel a quien Dios ha escogido y aprobado, ungido para ser rey y sacerdote; y (4) a Jesucristo el Hijo de Jehová Dios y heredero al Reino y el nuevo mundo.

  • Poder y presencia de nuestro Señor Jesucristo
    La Atalaya 1952 | 15 de diciembre
    • Poder y presencia de nuestro Señor Jesucristo

      1. ¿Cuáles grandes verdades recordarían después estos tres testigos al reflexionar acerca de la transfiguración?

      ESTOS tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, estaban bien informados tocante a las Escrituras, no sólo teniendo conocimiento de las profecías sino teniendo un corazón que estaba en armonía con el gran Dios de los cielos, y ellos habían aprendido mucho por mediación de Jesús. Por eso cuando vieron su transfiguración ésta no fué como un cuadro pasajero. Habían subido a un monte alto y estaban cansados y con sueño. Sin embargo, despertaron completamente y contemplaron esa escena maravillosa y también oyeron algo de la conversación. ¡Cuán a menudo volverían a captar mentalmente estos tres hombres ese resplandor de gloria, ese brillo que nunca podría ser olvidado, y contemplar su significado, uniendo profecía con profecía, promesa con promesa, y, coronándolo todo, la voz de Dios! En Moisés vieron representada la ley, el pacto, la organización teocrática, el Reino, la liberación de la nación y el ser trasladados a salvo a la Tierra Prometida. Para ellos, Moisés significaba esto y mucho más. En Elías verían al fiel defensor de la adoración pura y verdadera, un odiador verdadero de la adoración falsa, un defensor del servicio de Jehová, un censurador de reyes, destructor de sacerdotes falsos, restaurador de muertos a vida y uno quitado del servicio terrestre sin la determinación de hombres. Luego vieron al Hijo de Dios en gloria, y tal gloria ellos sabían que pertenecía al Cristo de Dios. Seguramente la visión, pues eso era, representó en miniatura casi a manera de cuadro al vivo, aunque no sin vida, al Hijo del hombre en gloria, con su poder del Reino. ¡De qué mejor modo o forma podrían haberlo visto, ya que esa visión lo abarcó todo!

      2. ¿Es esclarecedora la conversación del trío en la visión? ¿Por qué?

      2 Allí tenían también la conversación entre Moisés, Elías y Jesús. Y ¿de qué estuvieron hablando? Probablemente de muchas cosas no registradas, pero sí sabemos que discutían la partida de Jesús en Jerusalén. (Luc. 9:31, NW) Por lo tanto nos interesa saber lo que estaba implicado en ella. Es necesario que recordemos que sólo una semana antes Jesús abiertamente había dicho a sus discípulos: “El Hijo del hombre tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos de influencia y los principales sacerdotes y escribas y ser muerto y al tercer día ser levantado.” (Luc. 9:22, NW) El uso de la palabra “partida” es muy esclarecedor, y sumamente importante. En la versión de Nácar-Colunga se usa la palabra “muerte”, que no transmite la idea completa. Cuando la palabra “muerte” se usa, sólo pensamos en dejar de existir; pero partida transmite la idea de salir, de ir a alguna parte. La palabra griega de la cual se traducen las palabras “partida” y “muerte” en este texto es éxodos. Cuando pensamos en éxodo se abarca más que “muerte”.

      3. ¿Cómo tuvo Moisés una partida? y ¿estuvieron incluídos otros?

      3 Moisés y la nación teocrática típica experimentaron un éxodo y éste se obtuvo sobre la base de la promesa de Jehová, la muerte de los primogénitos de Egipto, el cordero muerto y la sangre rociada. La muerte estuvo envuelta en el primogénito de Egipto y en el cordero degollado que tomó el lugar de Moisés. Esa fué la muerte de ellos, pero también la partida de Moisés, quien prefiguró a Cristo. La liberación no vino sólo a Moisés sino a por lo menos otros dos millones de personas. Fué su salida, su marcha, un éxodo, una partida. El libro hebreo del Éxodo nos da un relato de las primeras etapas en el cumplimiento de la promesa que Jehová hizo a los fieles de antes del día de Moisés con referencia al desarrollo de Israel, realmente desde una familia hasta una nación. Su éxodo fué el logro de la liberación, tiempo durante el cual no tuvieron ciudad permanente sino que estuvieron en marcha del mundo de Satanás a su herencia. Jehová llamó a su pueblo de Egipto y finalmente lo constituyó un reino.

      4. ¿De qué modo tuvo Elías una partida, y está él vivo en los cielos?

      4 Elías tuvo un éxodo, aunque su partida fué sumamente diferente. El registro declara: “Y aconteció que mientras ellos seguían andando y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego, que los separaron al uno del otro; y subió Elías en un torbellino al cielo. Y Elíseo le vió, y clamó repetidamente: ¡Padre mío! ¡padre mío! ¡carro de Israel y su gente de a caballo!” (2 Rey. 2:11, 12) No debe considerarse que esta partida quiere decir que Elías está en el cielo todavía activo en forma corporal, porque Pablo dice en Hebreos 11:13 (NW): “En fe murieron todos éstos, aunque no recibieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos.” El Señor Jesús dijo: “Además, ningún hombre ha subido al cielo sino el que

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