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Ponderando las noticiasLa Atalaya 1974 | 15 de abril
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Pero hoy los acontecimientos mundiales la están obligando a hacer concesiones que revelan que su posición se está debilitando constantemente. Parece que se está desarrollando una paz entre las naciones occidentales y el Oriente comunista. Para mantener alguna fuerza política, la iglesia se ve obligada a reconciliarse con su viejo enemigo ateo.
Así, una iglesia de gran poder mundano está perdiendo su agarro en las riendas del control político. Su voz en los asuntos mundiales es ahora conciliatoria. Todo esto recuerda el cuadro profético que se presenta en el Rev. capítulo 17 del libro bíblico de Revelación. Allí se pinta a toda la religión falsa como una mala mujer que, perdiendo el mando sobre las naciones bestiales, finalmente es destruida por esas mismas naciones.
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¿Qué es la “primera resurrección”?La Atalaya 1974 | 15 de abril
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¿Qué es la “primera resurrección”?
¿CREE usted en una resurrección? Es decir, ¿qué los muertos serán traídos de vuelta a la vida? La Biblia dice: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15) ¿Le parece a usted traída por los cabellos esa idea?
Realmente, no debería parecer raro. Es cierto que todos sabemos que somos muy complejos en nuestra estructura física y mental. Pero realmente toda nuestra estructura básica está representada en nuestras células corporales, particularmente en los cuarenta y seis cromosomas que hay en el núcleo de cada célula. Además, nuestro ambiente y experiencias se combinan con nuestra herencia genética para hacernos lo que somos. ¿Por qué deberíamos considerar demasiado difícil, entonces, que el Creador rehiciera este modelo... exactamente el mismo arreglo químico y estructural de las células, junto con el modelo de la memoria? Sería más fácil de lo que fue diseñar las células al tiempo de la creación del hombre, poniendo allí el “mecanismo” original y la potencialidad de producir rasgos individuales y la capacidad de transmitir las combinaciones genéticas a los hijos. Esto lo hizo el Creador al principio.—Sal. 139:13-15; Gén. 5:3.
Pero ¿qué hay del “alma”? Bueno, ante todo tenemos que reconocer el hecho bíblico de que toda criatura viviente tiene un organismo o cuerpo, sea celestial o terrestre. (1 Cor. 15:40) Por lo tanto no hay tal cosa como un ‘espíritu separado del cuerpo,’ como del que hablan los mediums espiritistas. El “alma” es la persona, que incluye tanto la personalidad como el organismo. A través de las Escrituras, se muestra que el alma viviente, la persona viviente, manifiesta todos los atributos humanos: mentales, físicos y espirituales. (Lev. 7:18, 20, 21; 23:30; Sal. 105:18) Es el funcionamiento del organismo o cuerpo lo que expresa la personalidad. El cuerpo muerto, sin “espíritu” o fuerza de vida, o sin el aliento que sostiene a la fuerza de vida, no tiene ninguna personalidad, ninguna actividad. (Gén. 7:22; Sant. 2:26; Ecl. 9:5, 10) Por lo tanto ya no es un alma viviente. El alma ha muerto, ha cesado de existir.—Eze. 18:4.
EL “ALMA” RESUCITADA
En consecuencia, para que Dios resucitara a una persona, ¿qué tendría que hacer? Tendría que hacer un cuerpo que tuviera los mismos rasgos, restaurando también la memoria, que le ha suministrado a la persona las características que ha adquirido durante toda su vida. Así sería restaurada toda el alma. Entonces la persona podría identificarse. De otra manera, sería como una víctima de amnesia, que no podría decir quién es o qué había hecho en el pasado.
El salmista escribió, dirigiéndose a Jehová: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días cuando fueron formadas y no había todavía ni una entre ellas.” (Sal. 139:16) Si Jehová puede ver y tener un registro de los rasgos del hijo tan pronto como se efectúa la concepción y acontecen las combinaciones genéticas, ¿por qué no puede tener un registro exacto por el cual reconstruir a una persona que ha muerto?—Compare con Génesis 25:23; Romanos 9:11-13.
¿Qué hay del cuerpo de una persona? Sabemos que los átomos que forman cuerpos humanos simplemente son bloques de construcción. No tienen ninguna personalidad. ¿Tiene entonces que ser el mismo el cuerpo resucitado, es decir, ser el mismo cuerpo conservado, o formado de los mismos átomos juntados de nuevo? Es obvio que no. Por ejemplo, quizás una persona haya muerto, y los elementos atómicos de su cuerpo deteriorado quizás hayan alimentado a un árbol frutal que crecía cerca de su sepulcro. Quizás otras personas se hayan comido el fruto. Por lo tanto los cuerpos de muchas personas contendrían ahora esos átomos. Claramente, en la resurrección no todos los cuerpos podrían tener de nuevo esos mismos átomos.
Quizás algunos pongan objeción a esto, diciendo que, en ese caso, la persona solo sería una “copia,” no la verdadera persona misma. Sería algo semejante a una fotografía en cinta de video, simplemente una “grabación” de la memoria de Dios, dicen ellos. Pero se olvidan de que, aun ahora, la mayor porción de nuestros cuerpos está gastándose y está siendo reemplazada constantemente. Es por eso que tenemos que comer alimento. En siete años más o menos el organismo del individuo es virtualmente un cuerpo diferente. Hasta tiene una apariencia diferente. Sin embargo, ¿no es cierto que lo consideramos todavía como el mismo individuo? Por supuesto que sí. Cuando una madre ve a un hijo que haya perdido por largo tiempo, aunque su apariencia haya cambiado y él haya adquirido nuevos rasgos, sus características básicas son las mismas, y en poco tiempo la madre lo reconoce. Y lo acepta como su hijo.
Pudiéramos ilustrarlo de otra manera: Una persona muere. Quizás quedó horriblemente mutilada en un accidente, o sus pulmones, hígado u otros órganos fueron destruidos parcialmente por alguna enfermedad. Obviamente, tiene que volver con un cuerpo renovado o restaurado si va a seguir viviendo después de su resurrección. No es una simple “copia” sino, más bien, es la misma persona restaurada de modo que pueda funcionar como “alma.” El cuerpo de Lázaro, por ejemplo, sufrió considerable descomposición, pues, como dijo a Jesús Marta la hermana de Lázaro en el sitio del sepulcro: “Señor, ya debe heder, porque hace cuatro días.” (Juan 11:39) Sin embargo, cuando Jesús lo resucitó, no fue una copia, sino Lázaro, y Jesucristo lo reconoció como Lázaro, y también él mismo se reconoció como Lázaro y su familia lo reconoció así.
PUNTOS DE VISTA CORRECTOS E INCORRECTOS DE LA “PRIMERA RESURRECCIÓN”
Sin embargo, ¿qué se da a entender por la expresión “primera resurrección”? “Primera” puede significar primera en tiempo y/o primera en calidad. Esta resurrección, pues, tiene que estar separada como algo especial. ¿Quiénes reciben esa resurrección?
Brevemente expresado, la “primera resurrección” aplica a los primeros que vuelven a la plenitud de la vida. Las personas que fueron resucitadas por los profetas primitivos, y más tarde por Jesucristo y los apóstoles, no recibieron esa plenitud de vida. Volvieron a morir. Esto se debió a que Jesucristo todavía no había venido en el poder del Reino para juzgar a la gente y recompensar a sus siervos fieles.
Considere ahora la descripción que da la Biblia de la “primera resurrección” como fue dada en una visión al apóstol Juan. Juan informa:
“Vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido
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