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    Anuario de los testigos de Jehová para 1976
    • en Labrador City in 1964, a la formación de otra congregación en Carbonear en 1967, y a otra más en Shoal Harbour en 1968. Los esfuerzos diligentes de los precursores especiales produjeron otras nuevas congregaciones en Springdale y Baie Verte en 1969. La historia ha sido de progreso teocrático desde entonces.

      El mirar al pasado y examinar el registro del pueblo de Jehová aquí en Terranova ciertamente hace que nuestro corazón rebose de gratitud a Jehová. Desde el tiempo en que el hermano Macmillan organizó la primera congregación en 1916, hasta el año 1974, los registros muestran que más de 3.600.000 ejemplares de literatura han sido distribuidos por todos los pueblos, aldeas y puertos exteriores, por toda Terranova. Más de tres millones de horas se han dedicado a esta obra. Para nutrir el interés, más de 1.000.000 de revisitas se han efectuado. ¿Con qué resultado? ¡Pues, tan solo durante los pasados veinticinco años, más de 1.180 personas han dedicado su vida a Dios y han simbolizado esto por bautismo en agua! Un punto máximo de 1.131 publicadores informaron actividad durante mayo de 1975. Sin embargo, muchos más están siendo atraídos a la organización de Dios, porque 2.041 asistieron a la celebración de la Cena del Señor el 27 de marzo de 1975.

      La mano de Jehová se puede ver en la manera en que se ha alcanzado aquí a personas humildes que se encuentran en aislamiento, y ellas, en cambio, han predicado a otras. (Compare con Hechos 11:19-21) Las buenas nuevas han sido esparcidas a lugares remotos. Es estimulante darse cuenta de que nuestro Dios todavía se complace en usar a los hermanos de Terranova en su gran obra de la proclamación del Reino. ¡Y, en cambio, ellos se alegran de recibir tan maravilloso favor!

  • República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 1)
    Anuario de los testigos de Jehová para 1976
    • República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 1)

      Venga con nosotros a un país de intrigantes contrastes... ciudades agitadas y lugares remotos en la maleza, moradas modernas y humildes chozas africanas. Camine entre gente de muchas razas. Escuche y oirá a millones de personas hablar inglés o afrikaans (derivado del holandés antiguo). Otros de los 26.000.000 de habitantes de esta tierra hablan lenguas como xhosa y zulú.

      Esta es la República Sudafricana o República de Sudáfrica. Abarca aproximadamente 1.222.000 kilómetros cuadrados y es hogar de gente interesante y a menudo amable. Entre estas personas hay muchas que anhelan cosas buenas de clase espiritual, y sus deseos están siendo satisfechos con la verdad bíblica que proclaman los testigos cristianos de Jehová.

      Primero, un poco de historia: Durante los siglos dieciocho y diecinueve, el África austral fue escena de mucho guerrear. A medida que la “oleada” de población negra se movió hacia el sur desde el África central y la “oleada” blanca se extendió hacia el norte desde El Cabo, chocaron en fieras y cruentas guerras. La peor fue la guerra de 1899 a 1902 entre los ingleses y los bóers, los agricultores holandeses. Como resultado de ésta, las cuatro colonias de Natal, el Estado Libre de Orange, el Transvaal y El Cabo llegaron a estar bajo dominio inglés. En 1910 llegaron a ser una sola nación. Medio siglo después, en 1961, el país se convirtió en la República Sudafricana. Esto fue por un voto de mayoría de los blancos. Los negros no tienen voto excepto en algunas de sus “tierras nativas,” grandes territorios apartados para cada tribu africana.

      UN VIAJE BREVE

      Ahora, pues, hagamos un rápido viaje a través del África austral, o Sudáfrica. Comenzamos en Ciudad del Cabo, cerca del extremo meridional del continente. El Cabo o Ciudad del Cabo es la capital legislativa, la ciudad más antigua del país. A más de 800 kilómetros al nordeste está Bloemfontein, la capital del Estado Libre de Orange, y a esta ciudad se le considera la capital judicial del país. Pretoria, más al nordeste todavía, es la capital del Transvaal y es la capital administrativa de la república.

      El principal rasgo topográfico de Sudáfrica es la meseta interior. Desde un llano costanero al este la tierra se levanta agudamente hasta formar macizos montañosos, cuya altura varía desde más de 1.500 metros hasta más de 3.300. La meseta va bajando gradualmente hacia el oeste. Hubo un tiempo en que la mayor parte de ésta era tierra de hierba ondulante que rebosaba de grandes hatos de cervicabras, cebras, gacelas y otras hermosas criaturas. Hoy gran parte del interior del país es tierra de cultivo, y la mayoría de los animales silvestres se encuentran solo en terrenos reservados para animales de caza, como el mundialmente famoso Parque Nacional Kruger. Pero hacia el norte, en la sección interior, la tierra es más seca y se convierte en el desierto de Kalaharí. Al nordeste se encuentra la bushveld (pronunciado “bush-felt”), con su abundancia de arbustos.

      Kimberley, en el Estado Libre de Orange, es de fama mundial como centro de minería de diamantes. En el Transvaal se encuentra Johannesburgo, la más grande ciudad del país y conocida como la “reina” del “Filón,” una serie de pueblos mineros e industriales. El Filón llegó a existir debido al descubrimiento de oro en aquella zona allá en 1886. A poco más de 480 kilómetros aéreos al sudeste de Johannesburgo se encuentra Durban, en las orillas del océano Índico, y aquí uno ve a muchas mujeres de la India en sus coloridos saris.

      En la República Sudafricana viven doce millones y medio de africanos que pertenecen a por lo menos nueve tribus. Las tribus mayores —los pueblos xhosa y zulú— tienen una población de más de tres millones cada una. Después vienen los basutos, entonces los tswanas, tsongas, swazis, ndebeles, vendas y otros. Poco más de la mitad de la población africana vive en las “tierras nativas” africanas, los grandes territorios que se han designado para cada tribu africana individual. Por lo general el modo de vida en estas “tierras nativas” y en las reservas es bastante primitivo y la mayoría de la gente vive en chozas que tienen paredes hechas principalmente de lodo, y techos cubiertos de hierba. Lo demás de la población africana vive en municipios africanos, como Soweto con sus pequeños hogares de concreto y ladrillo construidos por la municipalidad. Estos están a unos cuantos kilómetros fuera de las ciudades y pueblos europeos. La norma gubernamental es que cada grupo racial se desarrolle por separado e independiente. La República Sudafricana ha recibido mucha crítica por su norma de “apartheid,” o segregación.

      Aparte de las principales sectas de la cristiandad, los africanos tienen sus propias religiones. Entre ellos no están representadas solamente las principales fes de la cristiandad, sino que también muchos predicadores africanos han comenzado sus propias pequeñas sectas. Por consiguiente, la República Sudafricana tiene el mayor número de sectas del mundo... ¡por lo menos 2.000! Aparte de que afirman que se adhieren a una de las iglesias de la cristiandad, la mayoría de los africanos todavía participan en alguna forma de adoración de los antepasados y viven en temor de los muertos. Esto no es solo cierto en las “tierras nativas.” Muchos africanos modernos, aunque manejan un automóvil de último modelo, a veces sacrifican una cabra para apaciguar a los espíritus de sus antepasados muertos.

      VOLVIENDO AL PRINCIPIO DEL SIGLO

      Al principio del siglo, la población de Sudáfrica era menor, se iba a paso más lento, y la vida era más sencilla. El país empezaba a recobrarse de la guerra entre los ingleses y los bóers cuando el tiempo resultó apropiado para que las buenas nuevas llegaran a este fascinante campo.

      En el año 1902 cierto clérigo de la Iglesia Reformada de Holanda fue enviado desde Holanda a una asignación en Klerksdorp, un pueblo del Transvaal. Trajo consigo una caja grande de literatura religiosa de segunda mano, incluso Estudios de las Escrituras, un ejemplar de la Torre del Vigía de Sión y el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca del infierno? Frans Ebersohn y Stoffel Fourie conocieron a este clérigo en Klerksdorp. Se les permitió examinar su biblioteca y encontraron de gran interés estas publicaciones, y se les permitió llevárselas de la colección. Estos hombres quedaron tan profundamente impresionados por las verdades que estas publicaciones contenían que decidieron formar una nueva congregación. La llamaron “Volheid van Christus” (Plenitud de Cristo). Esta fue la primerísima posición establecida del mensaje del Reino en Sudáfrica.

      Estos dos hombres empezaron a celebrar reuniones y a trabajar de casa en casa para esparcir las buenas nuevas. En 1903 Frans Ebersohn le escribió al primer presidente de la sociedad Watch Tower Bible and Tract, C. T. Russell, y pidió que se enviara a Sudáfrica un “peregrino,” o representante especial de la Sociedad. El hermano Russell respondió que en aquel tiempo las circunstancias no permitían esto, pero que tan pronto como fuera posible se harían arreglos para ello.

      En 1906 dos hermanas que emigraron de Glasgow, Escocia, y vinieron a Durban mostraron mucho entusiasmo en cuanto a esparcir las buenas nuevas. Dentro de poco tiempo, otras personas se interesaron en la verdad en aquella ciudad, y, para el fin de 1906, había cuarenta suscriptores a La Torre del Vigía de Sión en Sudáfrica.

      En 1907 cierto “reverendo” Joseph Booth apareció en el escenario del drama del Reino en el África austral. Este hombre, que nació en Inglaterra, se mudó a Nueva Zelanda a la edad de veintinueve años para criar ovejas y más tarde emprendió un negocio en Australia. Se unió a los bautistas y después de algún tiempo sintió una llamada a hacerse misionero en África y por eso llegó a Niasalandia (ahora Malawi) en 1892 como misionero independiente. Booth llegó a estar encendido con la idea de igualdad para los africanos y “África para los africanos.” Estableció varias “misiones industriales.”

      Para el año 1900 Booth había roto con la mayoría de sus misiones y había hecho unos cuantos viajes a los Estados Unidos, donde se convirtió a la fe de los bautistas del séptimo día. Poco después de eso regresó a Niasalandia para establecer una misión para aquella organización sabataria. Poco tiempo después se encontró en dificultades con los bautistas del séptimo día. Entonces se adhirió a los adventistas del séptimo día y estableció una misión para ellos. También perdió el favor de las autoridades gubernamentales, puesto que a éstas no les gustaban del todo sus proyectos de cambio social para África. Parece que en 1906 Booth empezó a interesarse en las Iglesias de Cristo y, aunque fue rechazado por las Iglesias de Cristo británicas, halló alguna respuesta en la sucursal de Ciudad del Cabo de las Iglesias de Cristo sudafricanas. Booth desempeñó una parte en ayudarles a establecer una misión en Niasalandia. Según la publicación Independent Africa, Booth se transportaba de confesión religiosa a confesión religiosa como un “viajero que pidiera transportación a todo vehículo que pasara.”

      Para el fin de 1906, Booth, ahora en Escocia, leyó algunos de los libros del hermano Russell. Pronto partió para los Estados Unidos. Booth hizo arreglos para entrevistarse con el hermano Russell y esta entrevista resultó ser una conversación muy interesante y crítica. El hermano Russell sabía muy poco acerca de los antecedentes de Booth y de su objetivo principal de devolver el África a los africanos. No podía haber sabido que Booth ya era visto como persona indeseable por funcionarios y blancos en Niasalandia y que ya había usado a varias organizaciones religiosas para apoyar sus propios proyectos. Además, el hermano Russell estaba muy deseoso de hallar a alguien que abriera un amplio nuevo campo. Por eso, la Sociedad, por cierto tiempo, pagó los gastos de Booth como su misionero a los pueblos con los cuales él estaba familiarizado.

      Poco se daba cuenta el hermano Russell de que esto resultaría en muchas dificultades y en causar mucho oprobio al nombre de la Sociedad. De todos modos, temprano en 1907 Joseph Booth estaba de regreso en África y comenzó operaciones en Ciudad del Cabo y en otras partes del país. Por ser persona non grata en Niasalandia, parece que Booth no regresó a aquel lugar por un tiempo bastante largo, aunque por cartas y mensajeros personales se mantuvo en estrecho contacto con el campo de Niasalandia y tuvo efecto profundo en él.

      En el número del 1 de junio de 1908 de Zion’s Watch Tower, una carta firmada por L. de Beer y escrita al hermano Russell arrojó alguna luz sobre lo que estaba desarrollándose. Dice, en parte: “Estoy profundamente interesado en sus seis libros, y tengo dos hermanos que tienen el mismo interés; uno es clérigo de la Iglesia de Holanda; no solo lector, sino pensador. Es emérito; reside en Pretoria, Transvaal, y publica un periódico de la Iglesia de Holanda, además de predicar cuando se le solicita. . . .

      “Además hay un amigo mutuo del hermano Booth y mío, el Revdo. J. H. Orr, ministro de la Iglesia Congregacional Independiente, Wynberg (uno de nuestros suburbios), que ya está predicando algunas de las nuevas verdades que contienen sus libros.

      “Como habrá oído, una muy excelente pequeña compañía, de la cual yo era uno, todos interesados en el mensaje del Milenio, nos congregamos en la Iglesia del hermano Orr para celebrar la Pascua... cinco europeos, 29 nativos, conducida en tres idiomas. Fue una hora importante e impresionante, y una nueva era en nuestra vida.”

      Hay más noticias de la obra en Sudáfrica en The Watch Tower del 15 de enero de 1909. Dice el informe: “Hay tres hermanos negros predicando la Verdad a los nativos. Uno de éstos ha viajado unos tres mil doscientos kilómetros al norte a región nativa para llevar allá el mensaje. Este hermano, aunque es joven, habla varios idiomas nativos, y escribe el inglés con buena afluencia. El informe más reciente de él es muy estimulador. Parece que los nativos tienen los oídos abiertos para recibir las Buenas Noticias de Gran Gozo, el mensaje de Restitución.”

      El joven africano del cual se mencionó que viajaba 3.200 kilómetros hacia el norte a su región nativa era Elliot Kamwana. Kamwana era de la tribu de los tongas y había sido educado por la Misión de Livingstonia (presbiteriana escocesa) de Bandawe en las playas occidentales del lago Nyassa. Sin embargo, él había conocido a Booth en Blantyre, Niasalandia, en 1900, y dos años más tarde había sido bautizado en una de las misiones del séptimo día que Booth había establecido. Él había bajado a Sudáfrica más tarde, trabajado en las minas por un tiempo y entonces se había encontrado con Booth de nuevo en El Cabo. Parece que Kamwana permaneció con Booth varios meses mientras obtenía algunas instrucciones, y entonces volvió a su país nativo, Niasalandia. En The Watch Tower del 1 de julio de 1909, Booth describe la distribución de tratados en Johannesburgo y Pretoria entre los africanos y entonces dice:

      “Están rebosantes de gozo porque se les haya traído el mismo mensaje que han oído que estaba proclamando allá arriba en su país nativo, Niasalandia, el hermano Elliott Kamwana.

      “Uno que ha estado aquí solo tres meses dice que vio a Elliott bautizar a 300 personas en un solo día; otro avisa que en un solo lugar hay 700 adherentes. Y se me informa además que hay alrededor de 3.000 personas en ese país en unos 30 lugares diferentes que han aceptado el Plan Divino en preferencia al presbiterianismo y la Iglesia de Inglaterra. El hermano Elliott mismo informa que hay unas 9.000 personas que tienen algún interés, aunque no todas al grado mencionado arriba.”

      Hacia el fin de este informe, el hermano Russell incluyó unas noticias que se acababan de recibir acerca del arresto de Elliott Kamwana por instigación de los Misioneros Calvinistas Escoceses de Bandawe, lago Nyassa. El hermano Russell concluye el informe con la breve declaración: “El hermano Kamwana bautizó a 9.126 personas el año pasado.”

      No se da ningún comentario en cuanto a esta fantástica cifra. ¡En aquel tiempo había mucho menos de esa cantidad de bautizados en todos los Estados Unidos! Pero, ¿cómo logró aquello Kamwana? ¿Qué métodos usó?

      COMIENZAN LOS “MOVIMIENTOS WATCHTOWER”

      En realidad, ni Booth ni Kamwana habían realmente salido de Babilonia la Grande, o la religión falsa; nunca llegaron a ser Estudiantes de la Biblia o testigos cristianos de Jehová. Su relación con la Sociedad Watch Tower fue corta y superficial. La Sra. Marjorie Holliday, cuyos recuerdos acerca de la verdad se remontan hasta los primeros años de este siglo, dice que Joseph Booth a menudo se esforzó por sabotear las reuniones que los hermanos celebraban en la habitación superior que tenían en Durban. Dice nuestra hermana cristiana Holliday: “Por ejemplo: mientras cantábamos ‘Libres de la ley,’ él se plantaba afuera y respondía con ‘no libres de la ley.’”

      Por eso no es sorprendente que Elliott Kamwana, aprendiz espiritual de Booth, tuviera una idea bastante alterada de las verdades que se presentaban en las publicaciones de la Sociedad. Pero ahora es imposible decir exactamente qué predicó de hecho cuando regresó a Niasalandia. Ciertamente parece verdad que un rasgo señalado de su campaña fue sus dramáticos bautismos al aire libre. Pero esos bautismos ejecutados por Kamwana no tenían ninguna relación con el verdadero bautismo cristiano de los siervos de Jehová. Sea lo que sea que haya dicho o sean cuáles hayan sido los métodos que usó, la campaña de Kamwana duró solo corto tiempo, desde aproximadamente septiembre de 1908 hasta junio de 1909, cuando el gobierno intervino y lo encarceló, para deportarlo más tarde a las islas Seychelles. No se le permitió volver a Niasalandia sino hasta 1937, cuando siguió adelante como líder de uno de los falsos “movimientos Watchtower.”

      Muy desafortunadamente, como resultado de la obra de Kamwana surgió en el África central una situación que por mucho tiempo fue terriblemente confusa. Se desarrollaron movimientos que usaron a pequeño grado los libros del hermano Russell. Estos mezclaban alguna verdad con muchas de sus propias ideas y métodos. Así, se extravió a muchas personas. No todos estos movimientos usaron los nombres “Watchtower” o “Sociedad Watchtower”; de hecho, el movimiento que Kamwana dirigió desarrolló con el tiempo el nombre de “The Watchman Mission” (La Misión del Vigilante).

      Muchos años después, en 1947, debido al hecho de que estas falsas sectas Watchtower todavía causaban alguna confusión, los hermanos que estaban a cargo de la obra de predicar el Reino en Niasalandia le escribieron a Kamwana. En una respuesta escrita y firmada por Kamwana, él dice: “La Misión del Vigilante (Mlonda Mission) no tiene tiempo para perderlo en rumores porque los negros y los europeos de Niasalandia saben que la Misión del Vigilante es separada y distinta de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de los europeos.”

      De manera que los hechos aclaran que Kamwana nunca fue un verdadero siervo dedicado de Jehová, y parece que él dio comienzo a los varios falsos “movimientos Watchtower,” o causó la formación de éstos. Parece que todo esto comenzó con su “ardorosa” campaña de 1909. El hermano Nguluh, un hermano africano de Johannesburgo que estaba en Niasalandia en aquel tiempo, ha comparado la campaña de Kamwana a un “fuego irrefrenable que consumía la hierba.” En aquellos días hubo una considerable inmigración desde Niasalandia por nativos que buscaban trabajo y mejor paga. Evidentemente, pues, de esa manera se esparcieron “los falsos movimientos Watchtower” por toda las Rodesias, el Congo y abajo en Sudáfrica.

      DURBAN OYE EL MENSAJE

      Volvamos ahora a Durban en el año 1906. Marjorie Holliday y su madre vivían al lado de una Sra. Morton. La hermana Arnott, de Glasgow, Escocia, constantemente enviaba tratados y hojas sueltas a su hermana carnal, la Sra. Morton. En cambio, la Sra. Morton pasaba aquellos tratados a la madre de Marjorie Holliday, la Sra. Agnes Barrett, y con el tiempo ambas aceptaron la verdad. En este tiempo también había allí una hermana Taylor, de Escocia. Poco tiempo después la hermana Arnott y su familia decidieron partir de Glasgow y establecerse en Durban. Por eso, según la hermana Holliday, fueron las hermanas Arnott, Taylor, Morton y Barrett quienes realmente dieron principio a la obra en Durban. Uno de sus métodos principales de esparcir la verdad era entregar tratados y hojas sueltas a la gente en las playas.

      Marjorie Holliday misma se declaró de parte de la verdad a la edad de diez años al escribir una carta de renuncia a la Iglesia Presbiteriana, y así desasociarse de Babilonia la Grande. Ella también dice que en 1910 el hermano Whiteus, una persona de color de los Estados Unidos, se unió al grupito de Durban. La hermana Holliday nos dice que él tuvo muy buen éxito en Durban. Entonces menciona un incidente muy sorprendente. Aparentemente, el hermano Whiteus fue llamado de nuevo a los Estados Unidos, posiblemente por el hermano Russell. ¡Pero poco antes que el barco saliera de Durban, Booth secuestró a Whiteus y lo encerró con llave en un cuarto! (No se entiende por qué Booth hizo esto.) En todo caso, las hermanas locales se las arreglaron para descubrir dónde estaba encerrado con llave el hermano Whiteus, y la hermana Barrett pudo soltarlo y entonces lo llevó con seguridad a los muelles para que él pudiera abordar su barco.

      Para el año 1910 se había sembrado alguna buena semilla, pero cosas extrañas estaban sucediendo en el África austral. La situación no era buena en Niasalandia, y Booth estaba causando dificultades en Durban. Era muy necesario que alguien maduro y confiable tomara la superintendencia de la obra del Reino en este campo vasto.

      UN PUNTO DE VIRAJE

      En el año 1910 se abrió un nuevo capítulo en la obra del Reino en Sudáfrica. Para aquel tiempo Booth había terminado en lo que tenía que ver con la Sociedad. Para mediados de aquel año el hermano Russell envió a Willian W. Johnston, quien probablemente tenía poco más de treinta años de edad. Era un escocés de Glasgow, de mente equilibrada, cuidadoso y confiable, un verdadero contraste con el volátil y errático Booth. El hermano Johnston había sido anciano en Glasgow por varios años, era un profundo estudiante de la Palabra de Dios y un excelente orador. Era uno de los que son “dones en la forma de hombres,” muy necesitados en el campo africano, que había sido muy sacudido por las notorias hazañas de Booth. (Efe. 4:8) La misión principal del hermano Johnston era ir a Niasalandia, investigar la situación que reinaba allí, y dar ayuda a los hermanos.

      El primer blanco que descubrió el lago Nyassa había sido el famoso explorador y misionero David Livingstone, en 1859. Después de eso, misioneros de la Iglesia Presbiteriana de Escocia y la Iglesia Católica Romana sirvieron de precursores en el país para el establecimiento y colonización por los blancos. El país llegó a ser un protectorado inglés en 1891, y parte del África Central Británica. Cuando el hermano Johnston hizo su viaje la población de Niasalandia era de aproximadamente un millón de personas, y había muy pocos residentes blancos en la localidad.

      El hermano Johnston pasó unos cuatro meses en Niasalandia e informó que había aproximadamente cien iglesias en el mismo número de aldeas y miles de nativos que se adherían a la “verdad presente.” (2 Ped. 1:12, Val) Halló que algunos tenían un “buen entendimiento de la Verdad.” Pero quedó muy desilusionado por el espíritu general.

      “Parecía que algunos pensaban también que yo había salido con un bolsillo lleno de dinero para dotar a todos los pastores y maestros y darles empleo lucrativo bajo la Sociedad,” dijo el hermano Johnston. “Tuve que quitar de la mente de ellos aquella idea. . . . Lamento decir que en casi todo caso en que traté con hermanos individualmente, sus entrevistas terminaron con una solicitud de ayuda financiera de alguna manera o forma.” También descubrió que la influencia de Booth era “señaladamente manifiesta en la obra en Niasalandia.” Algunos estaban observando el sábado del séptimo día. “Hice lo que pude para presentar la verdad en cuanto a esta cuestión,” declaró el hermano Johnston, “y por la gracia de Dios pude librar de la esclavitud por lo menos a algunos.”

      El hermano Johnston hizo un esfuerzo por establecer alguna forma de organización y escogió a varios nativos para que obraran como maestros después que les había aclarado la cuestión del sábado. También se alegró de descubrir que parecía que muchos estaban “llenos de un fuerte deseo de estar más íntimamente familiarizados con la Palabra de Dios.” Por algún tiempo después de regresar a Sudáfrica, recibió informes de algunas de estas personas que estaban en Niasalandia, pero después de unos cuantos años hubo muy poca comunicación con éstas. Por quince años el movimiento que comenzaron Booth y Kamwana quedó en gran medida sin atención. No sorprende que aquella situación diera origen a los falsos “movimientos Watchtower” indígenas.

      UNA SUCURSAL PEQUEÑA CON MUCHO TERRITORIO

      Poco después de su regreso a Durban en 1910, el hermano Johnston recibió del hermano Russell la instrucción de abrir una sucursal de la Sociedad Watch Tower allí. Esta nueva sucursal compuesta por un solo hombre era sencillamente una pieza pequeña en School Lane, Durban. Servía de oficina y, a veces, de lugar para reuniones. Pero el territorio sobre el cual tenía jurisdicción era tremendo. En términos generales, toda África al sur del ecuador era su campo. De hecho, algunos de los territorios que estaban bajo esta sucursal, tales como el Congo, Uganda y Kenia, se extendían hasta muy al norte del ecuador. El territorio también incluía la isla de Mauricio lejos en el océano Índico, la enorme isla de Madagascar (República Malgache) a las afueras de la costa de Mozambique, Santa Elena a centenares de kilómetros afuera en el Atlántico, y la isla de Santo Tomé en el golfo de Guinea. Sin embargo, como escribió el profeta Zacarías: “¿Quién ha despreciado el día de cosas pequeñas?”—Zac. 4:10.

      LOS ESFUERZOS DAN FRUTO

      No es bueno despreciar la obra de personas humildes, como el hermano Whiteus. En cierta ocasión visitó un hogar en Durban y dejó allí un juego completo de los Estudios de las Escrituras. La señora que los obtuvo no los leyó ella misma, pero poco después de aquello, su hija, la Sra. Thompson, llevó consigo los libros en un viaje en barco a Glasgow y los leyó mientras viajaba. Mientras estaba en Glasgow alguien llegó a su puerta y le dejó una hoja suelta que anunciaba un discurso que pronunciaría Charles T. Russell. La Sra. Thompson fue, pero el lugar estaba tan atestado que no pudo entrar. Sin embargo, en aquel momento los hermanos decidieron abrir el lugar donde se sentaba la orquesta, de modo que la Sra. Thompson consiguió un asiento de primera clase para el discurso público. Le gustó mucho. Una de las hermanas locales anotó la dirección de ella en Sudáfrica y con el transcurso del tiempo el hermano W. Johnston le hizo una revisita. La Sra. Thompson aceptó la verdad y se bautizó poco después de eso. Ella misma fue publicadora fiel y activa por muchos años, hasta 1965, cuando murió a la edad de noventa y ocho años. Su hija y dos nietas también llegaron a ser Testigos celosas. Como se ve, aquella visita que hizo el hermano Whiteus resultó muy fructífera.

      Mientras tanto, en Durban, el hermano Johnston estaba pronunciando discursos bíblicos con regularidad en el Salón Masónico, en la calle Smith, todos los domingos por la noche. El grupo de oyentes todavía era muy pequeño, pero entre ellos estuvo un noruego llamado Myrdal. La esposa de éste era una firme adventista del séptimo día. Ambos tenían discusiones en cuanto a puntos doctrinales noche tras noche. Sin embargo, el Sr. Myrdal ganó las discusiones, y poco tiempo después él y su esposa y su hijo Henry estuvieron asistiendo con regularidad a las conferencias del hermano Johnston. También comenzaron a asistir a las reuniones matinales del domingo llamadas “estudios bíblicos para todos.”

      También desde el año 1911 hay un registro definitivo de verdadero interés entre los africanos de Sudáfrica. Jeremiah Khuluse, de Ndwedwe, un pequeño municipio nativo a unos cuarenta y ocho kilómetros de Durban, recuerda que un hombre llamado Johannes Tshange vino a aquel lugar desde Ciudad del Cabo. Tshange había obtenido conocimiento de la verdad en El Cabo y deseaba esparcirlo en su pueblo nativo de Ndwedwe. El padre de Jeremiah Khuluse se interesó mucho, especialmente en la nueva enseñanza acerca del infierno. Por eso, se comenzaron estudios bíblicos que se celebraron todas las noches. Muchos se asociaron con el grupito. Usaban los Estudios de las Escrituras para sus estudios bíblicos, y en pocos meses, puesto que ya estaban predicando a otras personas que asistían a las iglesias, el clero local empezó a preocuparse. Como resultado de esto, los miembros de la Iglesia Wesleyana Metodista se reunieron para considerar el problema. Después de muchas discusiones estas personas que recientemente se habían interesado en la verdad fueron excomulgadas de la iglesia. Esta fue probablemente la primera congregación africana de adoradores verdaderos que se formó en Sudáfrica.

      El hermano Johnston estuvo muy ocupado en 1911. Hizo un viaje especial a Johannesburgo en el Transvaal y a Parys en el Estado Libre de Orange. En Johannesburgo hizo muchas visitas y, como resultado, se hicieron arreglos para reuniones de “clase bíblica.” En el Ayuntamiento de Parys se celebró una muy excelente reunión en la cual el alcalde presentó al conferenciante, el vicealcalde tradujo sus declaraciones al holandés, y unas 250 personas escucharon. Se ve claramente que el hermano Johnston estaba ocupado en la obra de extender las clases, una obra que el pueblo de Dios estaba efectuando por todo el mundo en aquel tiempo. Pronto se estuvieron celebrando reuniones también en Pretoria, Balfour, Port Elizabeth y Ndwedwe.

      Aunque eran pocos, los siervos de Jehová hacían un gran esfuerzo por esparcir el importante mensaje de la Biblia. En un informe acerca de la obra en Sudáfrica para 1912, el número del 1 de febrero de 1913 de The Watch Tower muestra que distribuyeron 28.808 tratados intitulados El púlpito de la gente en inglés, 30.000 tratados intitulados “El periódico de todos,” en inglés, y 3.000 tratados El púlpito de la gente en holandés. Es interesante, también, una breve nota en The Watch Tower del 15 de noviembre de 1913 que muestra que había literatura disponible en zulú. Las buenas nuevas se estaban extendiendo a muchas personas en este país.

      Además, para este tiempo los sermones del hermano Russell se estaban publicando en los periódicos con regularidad. The Watch Tower del 15 de diciembre de 1913 muestra que unos 600 periódicos en la Gran Bretaña, Sudáfrica y Australia imprimían artículos semanalmente. Por todo el mundo la cifra era de aproximadamente 2.000 periódicos. El hermano Johnston había organizado una agencia de publicidad para los sermones en Sudáfrica, y para el fin de 1913 once periódicos del país los publicaban en cuatro idiomas.

      ¡LLEGA 1914!

      Los meses siguieron pasando y se convirtieron en 1914. Por todo el mundo en aquel tiempo los hermanos tienen que haberse preguntando qué traería aquel año. Los hermanos de Sudáfrica estaban muy alerta en cuanto a la fecha. Entre ellos estaban los Myrdals allá en Durban. Henry Myrdal dice: “Bien recuerdo la fecha del 4 de agosto de 1914, cuando mi madre, leyendo el periódico, nos dijo, a la familia: ‘¡Aquí está! La Guerra ha venido, tal como dijo el pastor Russell en sus libros.’”

      Allá en Inglaterra muchos estaban observando los acontecimientos mundiales con interés y reconociendo la “señal.” Entre éstos estaba un joven hermano llamado George Phillips, que entonces era un muchacho de dieciséis años que hacía el servicio de repartidor de literatura en Barrow in Furness, Inglaterra. ¡Poco sabía entonces George que él desempeñaría un papel importante en el desarrollo de la obra del Reino en el África austral!

      Arriba en Niasalandia muchos africanos que estaban sinceramente interesados en la verdad también vigilaban aquella fecha. Los alemanes estaban precisamente al otro lado de la frontera en Tangañica (que entonces era el África Oriental Alemana) y los soldados británicos estaban preparándose para defender la frontera. Algunos se daban cuenta de que la profecía bíblica estaba cumpliéndose.

      Dice el libro Independent African, página 230: “Los africanos mismos dejaron su propio registro de la agitación en que los había puesto la Guerra. Para muchos ciertamente parecía que la profecía de la Watch Tower de que el mundo terminaría para octubre de 1914 estaba por realizarse.” Confirma esto una carta de un hermano Achirwa de Niasalandia al hermano Russell (publicada en The Watch Tower del 1 de septiembre de 1914). Entre otras cosas, la carta dice: “De seguro estamos viviendo en el Tiempo del Fin, según las Escrituras. . . . Pero leemos en la Biblia que el Libertador vendrá, y el Reino de Dios vendrá, y todas las naciones sabrán el Camino de nuestro Dios; pero a los inicuos Él los destruirá.” Entonces pasa a describir sus reuniones, a las cuales, en ocasiones especiales, asistían centenares de personas a la vez.

      “PRIMERA ASAMBLEA SUDAFRICANA”

      Bajo este encabezamiento The Watch Tower del 15 de agosto de 1914 publicó una carta del hermano Johnston. Él escribió:

      “La primera Asamblea Sudafricana de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia ha pasado ya a la historia, dejando con los que tuvimos el privilegio de asistir a ella un glorioso recuerdo que nos servirá de estímulo y de inspiración hasta que lleguemos a la mayor de todas las Asambleas, más allá del velo [en el cielo].”

      Johnston entonces pasó a describir lo que aconteció el 10 de abril en Durban. De todas partes del subcontinente había venido gente. Especialmente mencionó a “una amada hermana que viajó unos mil seiscientos kilómetros.” Johnston también dijo: “Ciertamente éramos un muy ‘pequeño rebaño.’ Nuestra mayor concurrencia fue de 34 personas.” El hermano Johnston quiso decir treinta y cuatro Estudiantes de la Biblia, pero para el discurso bíblico la concurrencia fue de unas cincuenta personas. Considerando la concurrencia, el número de personas que se bautizó fue bastante alto, un total de dieciséis. También tuvieron el Memorial de la muerte de Cristo en aquel mismo fin de semana, y treinta y dos personas participaron de los emblemas. ¡Poco se daban cuenta aquellos hermanos de que cincuenta y siete años después (en 1971) habría en Johannesburgo una asamblea con una concurrencia total de casi 50.000 personas! Esto ciertamente hace recordar la profecía que dice: “El pequeño mismo llegará a ser mil.”—Isa. 60:22.

      ACUSACIONES SIN BASE

      Las primeras semanas de 1915 fueron muy tristes para Niasalandia. Para aquel tiempo los británicos y alemanes ya habían tenido un serio encuentro en la frontera, y los británicos habían resultado victoriosos. Muchos africanos fueron muertos o heridos en esta batalla, pero el futuro traería peores cosas. El 23 de enero hubo un serio levantamiento entre los africanos dirigidos por John Chilembwe, un líder educado de una secta africana. Este mató a unos cuantos europeos locales y trató de causar un levantamiento general. Sin embargo, esto fue rápidamente aplastado por soldados africanos, oficiales europeos y voluntarios.

      Subsiguientemente, sin embargo, se hicieron acusaciones de que la Sociedad Watch Tower había tenido que ver con la revuelta. De hecho, una historia oficial, la History of the Great War (Historia de la Gran Guerra), llama a Chilembwe un “fanático religioso . . . de la llamada secta de la ‘Watch Tower.’” Investigación cuidadosa ha probado desde entonces que los que se interesaban en la verdad en Niasalandia y hasta los del movimiento de Kamwana, un falso “movimiento Watchtower,” como tales, no tuvieron conexión directa con este alboroto ni responsabilidad por él. El libro Independent African examina muy cuidadosamente la evidencia en cuanto a esto y, en la página 324, llega a esta conclusión: “Chilembwe mismo aparentemente no tenía conexión con el movimiento estadounidense de la Watch Tower y los esfuerzos que se han hecho para conectar sus proyectos de insurrección con esta organización de los Estados Unidos aparentemente son mal aconsejados.” Por supuesto, puesto que Chilembwe había sido uno de los conversos de Booth, y en cierto tiempo Booth tuvo alguna conexión con la Sociedad, los enemigos de la verdad usaron estos hechos para levantar acusaciones y hacer que la Sociedad sufriera la pena por otros. En pura realidad, Chilembwe y sus tenientes eran miembros de las muy respetadas misiones ortodoxas. Estas, también recibieron mucho criticismo del gobierno.

      El libro Independent African, página 232, también da este interesante comentario acerca de la falsa acusación de que las publicaciones de la Sociedad Watch Tower ejercieron influencia en algunos africanos e hicieron que participaran en los levantamientos: “Pero también se debe notar que en ningún lugar en los libros de Russell [la letra cursiva es nuestra] se sugirió que los que creían en sus enseñanzas deberían dar pasos activos para apresurar el derribo de estas instituciones en preparación para la Era Milenaria: más bien se les recomendaba que esperaran pacientemente la intervención divina.”

      CONTINÚA EL CRECIMIENTO

      Unos cuantos meses después, abajo en Durban, los hermanos tuvieron otra muy excelente asamblea. Esta de nuevo estuvo enlazada con la celebración del Memorial, y cuarenta y siete personas participaron de los emblemas. Para la clase zulú en Ndwedwe hubo treinta y ocho presentes, además de quince en Johannesburgo, ocho en El Cabo, seis en Douglas y dos en Balfour.

      El año 1914 había venido y se había ido. Aunque los acontecimientos mundiales cumplían las profecías de manera notable, la obra no había terminado todavía y parecía que aún había mucho que hacer. El hermano Johnston dijo en una carta al hermano Russell: “El año pasado ha sido un año de pruebas y dificultades continuas, tanto para los individuos como para las Clases [o congregaciones].” Sin embargo, el informe de la actividad en Sudáfrica para el año 1915 muestra que se habían distribuido más de 4.700 libros impresos, 75.131 ejemplares de literatura se habían puesto en circulación gratuitamente y se habían celebrado 312 reuniones. De ninguna manera se había detenido la obra.

      EL FOTO-DRAMA DE LA CREACIÓN

      En 1916 llegó a Sudáfrica el Foto-Drama de la Creación. Esta combinación de diapositivas, películas y sonido bosquejaba el propósito de Dios para la Tierra y el hombre. Aparentemente tropezó con dificultades en la Provincia del Cabo y fue proscrita por las autoridades de allí como cosa que probablemente “ofendería las susceptibilidades religiosas” del público.

      Sin embargo, como indicio de lo que abarcó la obra con el Foto-Drama, para principios de 1918 el hermano Johnston calculaba que en dieciocho meses él había viajado más de 16.000 kilómetros para exhibirlo en muchas partes del país. El Drama atraía grandes auditorios dondequiera. Aunque en la Provincia del Cabo se negó permiso para la exhibición, había sido exhibido en Durban, Johannesburgo, Pretoria y varios otros lugares del Transvaal, el Estado Libre de Orange y Natal. La exhibición del Drama no resultó en un gran recogimiento de personas, pero había dado un testimonio muy amplio y vigoroso.

      PRIMERAS NOTICIAS DE RODESIA Y EL TRANSVAAL

      En 1916 oímos por primera vez alguna mención de la actividad del Reino en Rodesia. William W. Johnston dijo en una carta al hermano Russell: “Su comunicación en cuanto a la obra en Rodesia, al Sr. Nodehouse, fue debidamente recibida. He escrito a ese caballero pidiéndole detalles y estoy esperando su respuesta.”

      La obra de testificación en Sudáfrica en aquel tiempo no estaba de ninguna manera limitada a las ciudades. En el pueblecito de Koster, en el Transvaal occidental, había un hombre llamado Japie Theron que se mantenía ocupado estudiando la verdad. Theron, un abogado capacitado, se había dado cuenta de que las religiones del mundo eran falsas. Cierto día leyó en el periódico acerca de la sobresaliente profecía sobre 1914 que la Sociedad Watch Tower había publicado décadas antes. Por lo tanto Theron pidió literatura y recibió los libros Estudios de las Escrituras. Muy pronto vio la verdad y sintió un deseo consumidor de ayudar a otros. A menudo tuvo debates con el clero, y desafió a los clérigos a probar sus enseñanzas falsas, como la de un infierno de fuego literal.

      El hermano Theron ciertamente tenía mucha iniciativa. Hubo un tiempo en que testificó con regularidad en el trencito que pasaba por su pueblo cada día. Él subía al tren en la estación, comenzaba desde la máquina y seguía trabajando hasta la parte trasera del tren, ofreciendo las publicaciones a todos los pasajeros, mientras el tren subía lentamente la empinada cuesta. ¡Él calculaba el tiempo de modo que cuando el tren llegara a la culminación de la subida hubiera terminado su “territorio” sobre ruedas, y entonces saltaba fuera! El hermano Theron llegó a ser extensamente conocido en el Transvaal occidental y en el Estado Libre de Orange y ayudó a muchas personas a aceptar la verdad.

      En la parte norte del Transvaal la luz había estado brillando sobre una zona bastante amplia y mucha de la literatura estaba siendo enviada por correo de una persona a otra. Llegó a las manos de dos jovencitos que iban a la escuela en el pueblecito de Nylstroom en el norte del Transvaal. Según uno de estos jóvenes, Paul Smit, la publicación que le llegó al corazón y lo movió a hacerse activo fue el folleto ¿Qué dicen las Escrituras acerca del infierno? Para usar las propias palabras del hermano Smit: “Créame, Nylstroom se convirtió en un centro de conmoción como si hubiera sido azotado por un ciclón, cuando nosotros dos, muchachos de escuela, hicimos saber, de manera bien clara, que las doctrinas de la iglesia eran falsas. Hicimos aquello sin arredrarnos. En aquel tiempo había solo las tres Iglesias Reformadas de Holanda y la Iglesia Anglicana que tenían la ‘libertad de la ciudad’ para ejecutar sus obras sin perturbación. Por eso, ¡imagínese el humo de tormento que subió cuando ‘le echamos agua al infierno’! Dentro de poco tiempo lo que se consideraba entre la gente era esta nueva religión en el pueblo y el distrito. El clero, por supuesto, como instrumentos de la oscuridad, desempeñaron su bien conocido papel de representar falsamente a los que hablaban la verdad y perseguirlos. Por meses, sí, hasta años, sus sermones semanales giraron en torno de esta ‘falsa religión.’”

      PROSPERIDAD ESPIRITUAL A PESAR DE DIFICULTADES

      En aquel tiempo las reuniones eran conducidas por “ancianos” que eran elegidos por votación de manos levantadas en la congregación. También se votaba por los diáconos, cuya obra consistía en abrir las ventanas, enderezar las sillas, pasar los libros de cánticos y prestar ayuda en general. Este era el arreglo de congregación de aquel tiempo.

      El 31 de octubre de 1916 murió C. T. Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower, activo y fiel hasta el fin. Las noticias de esto causaron angustia y consternación entre el pueblo de Jehová. Entre los hermanos de Durban surgió el clamor de: “¿Qué vamos a hacer ahora?” Después del primer efecto de dolor, comenzó el período de prueba. La personalidad y actividad del hermano Russell habían dominado a tal grado la obra del Reino para aquel tiempo, y muchos estaban tan profundamente apegados a él personalmente, que se resintieron ante los cambios que tuvieron que venir después de su muerte. En Durban, el hermano Myrdal recuerda que vez tras vez se produjeron discusiones en las reuniones y un grupo comenzó a manifestarse contra la Sociedad y a causar mucha dificultad. Las divisiones y los problemas no se resolvieron fácilmente. No obstante, la obra siguió adelante con evidencia clara de la bendición divina.

      En algún tiempo en 1917 la sucursal de la Sociedad en Sudáfrica fue transferida de Durban a Ciudad del Cabo, casi a la sombra de la gran masa rocosa de la montaña Table. Esto se hizo para la conveniencia del embarque, y el local pequeño en 123 Plein Street, El Cabo, llegó a ser la sucursal por los siguientes seis años.

      El número de hermanos en Sudáfrica iba aumentando constantemente. El hermano Johnston informó que se calculaba entre 200 y 300 el número de “hermanos” blancos. La mayoría de éstos estaban en los cuatro principales grupos o congregaciones —Durban, Johannesburgo, Pretoria y El Cabo— y muchos otros estaban aislados. En Ndwedwe había una congregación floreciente de unos ochenta zulúes. Había también un grupito de basutos que se reunían en un lugar llamado Bank, y algunos hermanos xhosas que se reunían en East London.

      En un informe, el hermano Johnston hizo estas muy interesantes declaraciones acerca de los hermanos africanos:

      “A pesar del hecho de que no tenemos literatura en los idiomas nativos, el entendimiento que tienen estos hermanos nativos de la Verdad Presente es fenomenal. Solo podemos decir: ‘Esto es obra del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos.’ Puesto que todos le tienen profundo respeto a la Biblia como la Palabra de Dios, han escuchado con gran interés la Verdad que les han impartido maestros nativos que pueden leer los libros en inglés y traducir lo que leen en el idioma vernáculo. Puesto que casi no tienen nada que desaprender, han abrazado fácilmente el Mensaje del Señor cuando se les ha presentado. La inteligencia y la sinceridad de su consagración [dedicación] ha tenido el testimonio de sus sufrimientos por causa de la conciencia. Casi todos estos amados hermanos nativos han sido excomulgados solemne y públicamente de Babilonia... echados de las Reservas Misionales en las cuales nacieron, e infamados como personas peligrosas en sus Localidades [municipios africanos], que son su mundo. Sin embargo, ninguna de estas cosas los mueve; y consideran todo gozo el que se les permita sufrir por causa de Cristo.”

      La obra en Niasalandia ya había despertado la oposición del gobierno, incitado por misioneros envidiosos, debido a que sus escuelas se habían vaciado y sus iglesias se habían quedado sin gente. “Como resultado,” dijo Johnston, “varios de los hermanos principales han sido deportados, y ahora están detenidos en Flat Island, Mauricio.”

      SE ABRE UN CAMPO NUEVO

      Desde el siglo diecisiete, Stellenbosch ha sido un centro de educación, especialmente para el entrenamiento de clérigos de la Iglesia Reformada de Holanda. En 1917, Piet de Jager estudiaba allí en la universidad antes de ir a la misión eclesiástica reformada de Holanda en Nigeria. Parece que uno de sus compañeros de estudio ya había aceptado la verdad y estaba estudiando la literatura de la Sociedad. Esto naturalmente preocupó a las autoridades eclesiásticas y por eso asignaron a Piet de Jager para que hablara a este compañero de estudios y le invitara a asistir al estudio bíblico semanal organizado por la Asociación de Estudiantes Cristianos. ¿En qué resultó esto? Piet de Jager mismo aceptó la verdad. ¡Uno puede imaginarse la consternación que esto causó en aquellos círculos eclesiásticos! Poco tiempo después de eso, Piet de Jager tuvo muchos vigorosos debates con los profesores en cuanto al alma y el infierno y otros puntos, y no pasó mucho tiempo antes que abandonara el seminario.

      Más tarde se hicieron arreglos para un debate público entre el hermano Piet de Jager y un doctor de teología de la Iglesia Reformada de Holanda, Dwight Snyman, con un auditorio de 1.500 estudiantes. El hermano A. Smit describe lo que sucedió: “Piet inmovilizó a este educado doctor en todo punto y probó con la Biblia que la iglesia tenía doctrinas antibíblicas. Uno de los estudiantes resumió el resultado en unas cuantas palabras: ‘¡Si yo no supiera que Piet de Jager estaba equivocado, juraría que tenía razón debido a que lo probó todo con textos de la Biblia!’”

      Aparte de su trabajo en la oficina, el hermano Johnston mientras estaba en El Cabo pasaba mucho tiempo en el campo, y cierto día hizo una visita al pueblecito de Franschhoek cerca de Stellenbosch. Este es otro de los pueblos más antiguos de la República Sudafricana y originalmente fue poblado por refugiados hugonotes en 1688. También tenía una población de mestizos (descendientes de blancos y negros que se mezclaron) y ahora era el tiempo apropiado para que la semilla del Reino cayera en buen terreno aquí. Varios años antes unas cuantas personas bajo la guía de Adam van Diemen, maestro de escuela mestizo de la localidad y hombre de mente brillante y elevados principios, se habían separado de la Iglesia Holandesa Reformada y habían formado su propio grupo religioso. Tiene que haber sido a fines de 1917 o a principios de 1918 cuando el hermano Johnston visitó a Van Diemen y le dejó literatura. El Sr. Van Diemen no solo consiguió literatura para sí mismo, sino que tomó un buen abastecimiento para pasarlo a sus amigos. Entre éstos estaba un hombre llamado Daniels, y así un ejemplar de El Plan Divino llegó a las manos de su hijo, G. Daniels, de diecisiete años de edad. Para el joven Daniels aquello fue el principio de una vida de servicio a Jehová. Van Diemen también aceptó la verdad y se hizo muy activo en el esparcimiento del mensaje. Visitó otros lugares, como Wellington, Paarl, Bellville, Parow, Elsie’s River, Wynberg y Retreat, en la vecindad de El Cabo. Esta celosa actividad hizo que tuviera que renunciar a su puesto de maestro de escuela y hacerse predicador de tiempo cabal de las buenas nuevas. El mensaje del Reino había tenido un buen principio en este campo.

      En 1918, William W. Johnston, el superintendente de sucursal, recibió una nueva asignación. La Sociedad había decidido que el campo en Australia y Nueva Zelanda necesitaba la superintendencia de un buen hermano que estuviera espiritualmente fuerte y por eso le pidió al hermano Johnston que fuera allí. Su sucesor como superintendente de sucursal fue Henry Ancketill, quien había recibido la verdad en Pietermaritzburgo y anteriormente había sido miembro de la asamblea legislativa de Natal. Era de descendencia irlandesa y en aquel tiempo era un caballero ya retirado y avanzado en años, de corta estatura y con pelo y barba blancos y una expresión de bondad en el rostro. Debido a su edad, la carga de trabajo le parecía un poco pesada. No obstante, el hermano Ancketill se encargó de su nueva responsabilidad fiel y eficazmente durante los siguientes seis años.

      SE DESPLIEGA FE EN TIEMPOS DE PRUEBA

      El nuevo superintendente de sucursal, Henry Ancketill, emprendió sus deberes en un tiempo difícil. Los oficiales de la Sociedad estaban en prisión en los Estados Unidos, la obra de testificar estaba muy vacilante y se estaban manifestando personas desleales. Esto se hizo muy manifiesto en Durban. Las discusiones y dificultades que habían empezado poco después de la muerte del pastor Russell habían continuado aumentando todo el tiempo, y ahora alcanzaron una culminación bajo la guía de un hombre llamado Jackson que pensaba mucho de sí mismo y de su habilidad. Él y otros dos, Pitt y Stubbs, aparentemente eran líderes de la oposición.

      Se produjo una división en 1919 y un grupo grande de los que asistían a las reuniones, de hecho la mayoría, se hicieron opositores y decidieron celebrar sus propias reuniones por separado. Se llamaron los “Estudiantes Bíblicos Asociados” y establecieron su propia organización. Esto dejó solo un grupo de doce, la mayoría de los cuales eran hermanas. Henry Myrdal se encontró en una posición difícil en aquel tiempo debido a que su padre se unió a la oposición, mientras que su madre permaneció leal a la Sociedad Watch Tower. Sin embargo, él pensó cuidadosamente en la situación y oró y llegó sabiamente a la conclusión de que la Sociedad tenía que ser la agencia que el Señor bendecía y por eso se puso de parte de su madre.

      Continuó aumentando el número de personas de habla afrikaans que llegaron a conocer la verdad. Willem Fourie es un ejemplo. Era sobrino de Stoffel Fourie, quien originalmente obtuvo la verdad en Klerksdorp con Frans Ebersohn. De hecho, su padre había obtenido un ejemplar de El Plan Divino de las Edades en holandés aproximadamente en 1906 y se había dado cuenta de que las religiones del mundo eran falsas. Willem Fourie oyó que Japie Theron, el abogado de Koster, había debatido con el clero y les había presentado un desafío especial: Les daría £1.000 (2.800 dólares) si podían probar con la Biblia que el alma era inmortal. En aquel tiempo Fourie era todavía miembro de la Iglesia Reformada de Holanda y, puesto que necesitaban fondos para construir una nueva iglesia, al predikant (“predicador”) de ellos se le pidió que aceptara este desafío. Pero él rehusó, y esto desilusionó a Fourie, quien más tarde abandonó la iglesia. Para 1919 él recibió las publicaciones de la Watch Tower, las estudió cuidadosamente y vio que ésta era la verdad. No pasó mucho tiempo antes que estuviera participando en el servicio del campo.

      ¿Recuerda a aquellos dos muchachos de escuela de Nylstroom que causaron una sensación al decirle a todo el mundo que las enseñanzas eclesiásticas acerca del infierno estaban equivocadas? Tanto Paul Smit como el otro joven fueron despreciados por sus mejores amigos. Algún tiempo después la junta escolar le suministró empleo al compañero de Paul y se ejerció intensa presión en él para que abandonara su religión. Él sucumbió. Paul lloró mucho por la pérdida de su compañero, pero oró sin cesar a Jehová, y por Su bondad inmerecida nunca vaciló en cuanto a la verdad. Persistió en predicar por testificación incidental y prestando publicaciones a otros. Tan aislado estaba que no se daba cuenta de que había una organización, y tenía que confiar enteramente en Jehová en cuanto a ayuda y guía. Poco tiempo después sí recibió visitas personales del hermano Piet de Jager y otros repartidores. ¡Qué maravillosa ayuda deben haber sido en aquellos días aquellas visitas personales!

      Paul Smit, aunque era muy nuevo y todavía joven, empezó a recibir la bendición de Jehová en la forma de “cartas de recomendación.” (2 Cor. 3:1-3) Su primera ‘carta’ fue el hijo de un agricultor de la vecindad que aceptó la verdad. En 1922, Paul comenzó un estudio con una familia llamada Vorster, usando el libro El Arpa de Dios, que acababa de ser publicado. La familia Vorster se componía de siete miembros y vivían a más de seis kilómetros de los Smits. Paul caminaba aquella distancia cada semana a través de los campos hasta la hacienda de ellos. Con el transcurso del tiempo los padres y uno de los hijos se hicieron Testigos. Por eso, para 1924 Paul había logrado organizar un excelente grupo de trece personas en Nylstroom, y ésta fue la primera clase o grupo en la parte norte del Transvaal.

      Pero, ¿cómo iban las cosas en el África central, en Niasalandia? M. Nguluh estaba en Niasalandia en aquel tiempo, y era predicador de la Iglesia Presbiteriana. Pero él relata que después de la I Guerra Mundial había personas interesadas en la verdad en Niasalandia que se mantenían ocupadas esparciendo la verdad, y para aquel tiempo, en 1920, recibió el libro Millones que ahora viven no morirán jamás. Dice que el libro “sacudió mi entendimiento de la Biblia como predicador.”

      Otro hombre que recibió la verdad en Niasalandia para aquel mismo tiempo fue un joven africano llamado Junior Phiri. Sin embargo, el bautismo de éste tuvo que celebrarse secretamente, puesto que el temor y la sospecha en cuanto a las sectas no ortodoxas que causó el levantamiento de John Chilembwe, en 1915, todavía estaba haciendo difícil el efectuar ciertas actividades religiosas. Después de su bautismo, uno de los hermanos le dio la mano a Junior y le advirtió que desde entonces en adelante estaría en peligro, pero que debía seguir caminando fielmente en el nombre de Jesús.

      El hermano Phiri sí se encontró con seria oposición procedente del clero bautista local que logró que el jefe lo arrestara y lo llevara delante del magistrado, donde lo acusaron de pertenecer a la secta proscrita de John Chilembwe. Cuando el magistrado le preguntó por qué había abandonado su anterior religión bautista, Junior explicó que no concordaba con la enseñanza acerca de los muertos y le preguntó al magistrado qué punto de vista tenía él en cuanto a aquello. El magistrado dijo: “Hasta donde yo puedo ver los muertos están en sus sepulcros.” Junior concordó con él y citó Juan 3:13, y esto, después que el magistrado lo había investigado en su propia Biblia, hizo una buena impresión. Junior le aseguró al magistrado que él no pertenecía a la secta de John Chilembwe, sino que pertenecía a la religión llamada “Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia.” Fue puesto en libertad, para gran sorpresa y desilusión de los líderes bautistas locales.

      Bajemos ahora casi 3.200 kilómetros desde Niasalandia a la Provincia del Cabo de Sudáfrica para ver cómo le iba al grupo mestizo de Franschhoek. Para este tiempo la Iglesia Reformada de Holanda estaba dándose cuenta de la presencia de este grupo nuevo y vigoroso y empezó a hacer algo en cuanto a ello. Un compañero de escuela del joven hermano Daniels, llamado Van Niekerk, un estudiante bíblico prometedor, se hizo maestro de escuela capacitado y le ofrecieron un buen empleo con la condición de que él y su familia volvieran a unirse a la Iglesia Reformada de Holanda. Ellos cedieron a esta presión y volvieron al “cautiverio espiritual.” Más tarde, cuando Van Niekerk salió de aquella zona, a Daniels le hicieron la misma oferta, pero él rehusó. Desde esta etapa en adelante, comenzó la persecución y se hizo tan cruel que al fin la familia tuvo que mudarse. Los opositores no los dejaron tranquilos; cierta noche vinieron a la casa y le dijeron a la familia Daniels que si no se ajustaban a lo que ellos querían usarían brujería para acabar con la familia entera. En respuesta, Daniels citó de un himno basado en el Salmo 23, mostrando que confiaban en la protección de Jehová.

      Después de eso, el odio y la oposición aumentaron y llegó a ser arriesgado para los hermanos el salir solos de noche. Les ponían toda clase de apodo, como “russelistas,” “el grupo sin alma de Van Diemen,” “falsos profetas” y cosas parecidas. Pero los hermanos se mantuvieron firmes. Estaban experimentando el cumplimiento de lo que Jesús había dicho acerca de sus discípulos verdaderos, a saber: “Serán objetos de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre.”—Luc. 21:17.

      NUEVO LOCAL PARA LA SOCIEDAD

      Para este tiempo (1923) la sucursal se mudó a un nuevo local en el número 6 de la calle Lelie, donde solo había una pieza grande en el piso principal. La congregación de Ciudad del Cabo ocupaba aproximadamente el 95 por ciento del espacio para sus reuniones y el hermano Ancketill usaba una pequeña porción cúbica en la parte trasera del salón como su oficina. El año siguiente, 1924, la congregación se mudó a otro lugar. Se hizo una división del espacio para tener una oficina cerca de la puerta del frente, y el espacio para envíos, almacenaje e imprenta quedó todo hacia la parte trasera de la pieza. Se levantaron anaqueles y se preparó lugar para la prensa de imprimir cuando llegara.

      LO QUE SUCEDÍA EN JOHANNESBURGO

      Veamos cómo estaban las cosas en Johannesburgo, donde el hermano Johnston había formado la primera clase varios años antes. La hermana Iris Tutty de aquella ciudad tenía unos cinco años de edad cuando empezó a participar en distribuir los tratados por medio de meterlos debajo de las puertas de las casas de la gente. También recuerda que estaba de pie por horas al lado del escritorio de su madre mientras ésta escribía cartas y tarjetas que enviaba a los diferentes “hermanos” en las ocasiones de muertes, nacimientos, bodas y cualquier otra ocasión especial. La madre de la hermana Tutty hacía esto porque era la secretaria de la “Liga de Filadelfia,” instituida por el hermano Russell, para mantenerse en comunicación con los hermanos y las hermanas en sus gozos y aflicciones por medio del vínculo de amor fraternal.

      En cuanto a lo social, había muy poca comunicación entre blancos y negros, aunque en aquellos días las leyes más estrictas en cuanto a apartheid no habían sido adoptadas todavía. Pero esto no evitaba la testificación del Reino. Un hermano africano, Enoch Mwale, obtuvo la verdad con ayuda de la madre de la hermana Tutty en 1921, y al año siguiente empezó a participar en el servicio del campo. El hermano Mwale estudió con los hermanos europeos por un tiempo, y más tarde, después de recibir El Arpa de Dios, los hermanos africanos comenzaron su propio grupo.

      LA CAMPAÑA DE LOS “MILLONES”

      En 1921, la Sociedad empezó una extensa campaña de reuniones públicas que duró varios años. La famosa conferencia “Millones que ahora viven jamás morirán,” pronunciada por primera vez por el hermano Rutherford en febrero de 1918, empezó a ser utilizada ampliamente en Sudáfrica. El hermano Ancketill, superintendente de sucursal, auxiliado por el hermano Piet de Jager, que entonces estaba en el servicio de tiempo cabal, y un hermano de habla inglesa llamado Parry Williams, visitaron todos los pueblos de tamaño mayor en Sudáfrica y pronunciaron esta conferencia en inglés y afrikaans. Hubo muy buenos resultados. Para la primera conferencia, en la Opera, Ciudad del Cabo, hubo un auditorio de 2.000 personas. Se colocó una cantidad considerable de literatura y se manifestó mucho interés. Estas conferencias se celebraban tanto en holandés como en inglés, y el libro Millones se colocaba en manos de la gente en inglés, holandés y afrikaans. En esta gira extensa de 1921, estos hermanos visitaron a Bulawayo y Salisbury, en Rodesia del Sur (ahora Rodesia).

      Auditorios grandes y pequeños escucharon el discurso. “Viajamos centenares de kilómetros para hablar a pueblos de los cuales solo se presentan unos ochenta oyentes en las conferencias en inglés, y la misma cantidad en las conferencias en holandés,” escribió el hermano Parry Williams. Los hermanos P. J. de Jager y William Dawson, asignados como el conferenciante y el repartidor respectivamente, se encargaron de 70 conferencias durante el año, según un informe fechado el 31 de agosto de 1923. Esto fue un promedio de casi seis por mes, y el total de la concurrencia había sido de 9.376 personas. Varios temas se utilizaron además del famoso “Millones que ahora viven no morirán jamás,” incluso títulos atrayentes como “La resurrección pronto,” “El nuevo mundo que ha empezado” y “Todas las naciones marchan a Armagedón.” Usando las direcciones que se entregaron en cada conferencia, hicieron 2.483 visitas en los hogares y colocaron miles de ejemplares de literatura en manos de la gente.

      Las iglesias de la cristiandad empezaron a sentir el calor directo del mensaje. “De hecho,” dice el informe anual de 1923, “en cierto pueblo una Iglesia Apostólica fue cerrada debido al efecto penetrante de nuestro mensaje y esto alegra el corazón de todos los que tienen que ver con la obra. Un escritor del ‘Kerkbode,’ un periódico de la Iglesia Holandesa, habló bien de la I.B.S.A. [Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia] el otro día al declarar que, aunque no concordaba con nuestras doctrinas, sin embargo recomendaba a los adherentes de la Iglesia Reformada de Holanda el celo de los seguidores de la I.B.S.A.”

      ACTIVIDAD DE REPARTIDORES

      La obra de precursor o repartidor, como se conocía entonces, también estaba tomando forma. En 1923 hubo seis personas en la obra de tiempo cabal y éstas efectuaron la mayor parte de la obra de testificar del país, pues los demás hermanos y las personas que mostraban interés participaban principalmente en la testificación incidental. Uno de estos trabajadores de tiempo cabal era el hermano Edwin Scott, quien fue asignado a distribuir ejemplares impresos de la resolución que había sido adoptada en la asamblea internacional de Cedar Point, Ohio, en septiembre de 1922. Por toda la cristiandad se distribuyeron treinta y cinco millones de ejemplares de este tratado. ¡Este fiel hermano llevaba un saco grande sobre la espalda con los tratados en inglés y afrikaans y una vara en la mano para defenderse contra los perros feroces! Visitó a 64 pueblos en las cuatro provincias de Sudáfrica y distribuyó 50.000 ejemplares en seis meses. Además de eso, este tratado fue enviado por correo a clérigos de toda confesión religiosa en Sudáfrica y Rodesia. “Anunciad, anunciad, anunciad, al Rey y su Reino” había sido el grito de batalla que expresó el hermano Rutherford en aquella famosa asamblea de 1922, y el puñado de hermanos que había en Sudáfrica se resolvieron a hacer precisamente aquello.

      A principios de 1923 dos jóvenes hermanas, que por algún tiempo habían sido miembros de la ecclesia (congregación) de Johannesburgo, entraron en el servicio de tiempo cabal. Eran Lenie Theron (la hermana carnal del hermano Theron, el abogado de Koster) y Elizabeth Adshade. Ellas abandonaron sus empleos de maestras y emprendieron juntas la obra en el campo de los repartidores. Durante una gira de tres meses en la parte septentrional o norte de Natal y el Transvaal, estas dos hermanas colocaron 3.188 libros en manos de la gente, ¡unos 500 libros cada una por mes! Una carta de una de estas hermanas que se cita en The Watch Tower del 1 de enero de 1924, dice, en parte:

      “Parece que he estado yendo a velocidad máxima siempre, abordando toda suerte de trenes . . . A menudo he llegado tarde en la noche debido a que el tren se ha tardado indebidamente, a una estación solitaria; pero, el Señor, fiel a su promesa, nunca deja a una abandonada en un apuro. En toda ocasión ha puesto en el corazón de alguien ayudarme. Esto fortalece la fe de una y aumenta el amor de una al ver su cuidado devoto y providencia.

      “Cierto día mientras leía de nuevo aquel bello artículo sobre ‘El servicio es esencial,’ me emocioné tanto que no pude dormir. Al fin me levanté, saqué el mapa, y descubrí que estábamos dejando fuera a Barberton y otros lugares en una línea que salía como una rama desde nuestra ruta, y al momento resolví que no deberíamos dejar aquellos lugares fuera. Mencioné esto a mi compañera; y decidimos que ella iría a aquellos lugares mientras yo seguía adelante y terminaba mi sección. El lugar que visité después fue un lugar muy pequeño; solo hice dieciocho visitas, pero [coloqué] cuarenta y nueve tomos [de Estudios de las Escrituras], dieciséis ‘Millones,’ y trece grandes ARPAS. La noche antes había dormido muy poco, solo tres horas; porque estuve hablando desde las 11:30 de la noche a unas personas que mostraban mucho interés y entonces empaquetando desde las 2:00 de la madrugada y de nuevo me levanté para tomar un tren a las 5:30 de la mañana. Quisiera contarles todas las pequeñas experiencias que tenemos, y lo obviamente que nuestro Salvador nos está dirigiendo; pero no tengo el tiempo.” ¿No es ése un ejemplo maravilloso para nosotros hoy?

      CAMBIOS IMPORTANTES EN EL CABO

      Sobre una zona extensa y de muchas maneras progresaba la obra. Pero el hermano Ancketill, en El Cabo, estaba envejeciendo ahora y la carga del trabajo se le hacía pesada. Por eso el presidente de la Sociedad, el hermano Rutherford, decidió enviar un nuevo superintendente de sucursal. El hermano Ancketill había hecho buen trabajo, “manteniéndose firme” durante un período difícil en el desarrollo de la obra del Reino. Ahora se acumulaban nubes de más dificultad sobre los territorios de Sudáfrica, pero el sucesor del hermano Ancketill se enfrentaría con buen éxito a esta situación.

      Para el año 1924, cambios importantes estaban aconteciendo en El Cabo. La Sociedad había enviado una prensa impresora, con tipo y equipo. Además, nuevos hermanos llegaron desde Inglaterra. Uno era Thomas Walder, que había sido por algún tiempo auxiliar del superintendente de sucursal en la sucursal británica. Era un joven de unos treinta años de edad, de agradable presencia y algo grueso, y fue enviado para reemplazar al hermano Henry Ancketill como superintendente de sucursal para Sudáfrica. Su compañero, George Phillips, varios años más joven que él, era un escocés alto y de pelo rubio procedente de Glasgow.

      Durante mayo de 1924, cuando el hermano Rutherford visitó a Glasgow para una asamblea, George Phillips fue su presidente el domingo por la mañana. Mientras estaban sentados juntos antes de subir a la plataforma, el hermano Rutherford le dijo a George: “Me oíste anunciar anoche que enviaría al hermano Walder a Sudáfrica. ¿Quisieras ir con él?” La respuesta fue: “Aquí estoy yo; envíame.” Así, pues, a George le dieron dos semanas para preparar sus maletas, despedirse de sus amigos y los hermanos de Glasgow, y estar listo para partir. El hermano Rutherford también le dijo: “Quizás sea por un año, o quizás por más tiempo, y recuerda, George, no hay licencia en tiempos de guerra. Sacarás boleto de ida nada más.”

      Cuando estos dos hermanos recién asignados llegaron a Sudáfrica, había solo seis personas en el servicio de tiempo cabal allí y escasamente cuarenta efectuando algún servicio en el campo. En cuanto a territorio, era arrolladoramente extenso. Abarcaba a Sudáfrica, Basutolandia, Bechuanalandia, Suazilandia, África del Sudoeste, las Rodesias del Norte y el Sur, Niasalandia, Mozambique, Tangañica, Kenia, Uganda, Angola, y varias islas de los océanos Índico y Atlántico, como Santa Elena, Madagascar y Mauricio.

      Pronto una pequeña prensa de platina que se alimentaba a mano llegó desde Brooklyn. Bajo la guía de un hermano de la Ciudad del Cabo que era impresor, los hermanos Walder y Phillips obtuvieron en cinco meses un aprendizaje de cinco años. Descubrieron lo que quería decir para un impresor el “vigilar sus pes y sus cus.” No pasó mucho tiempo antes que la pequeña prensa estuviera produciendo miles de hojas sueltas, tratados y formularios de servicio. Además de eso, se preparó otra literatura en afrikaans y en los diferentes idiomas africanos. Un hermano del Estado Libre de Orange, un agricultor llamado Izak Botha, al oír que El Arpa de Dios estaba siendo traducido al afrikaans, inmediatamente hizo una donación de £500 (1.400 dólares) para ayudar a sufragar la impresión.

      ESTALLA LA DIFICULTAD

      Una de las primeras cosas que hizo el nuevo superintendente de sucursal, el hermano Walder, fue dar atención a las Rodesias (Rodesia del Norte y Rodesia del Sur) y también a Niasalandia. La literatura de la Sociedad ya había llegado a estos territorios, aunque la situación en aquella parte del África era incierta.

      En este tiempo es difícil formarse un cuadro preciso de lo que en realidad estaba sucediendo en las Rodesias a principios de los años veinte. De todos modos, el clero de la cristiandad estaba expresando gran alarma. En The Rhodesia Herald del 6 de junio de 1924 hubo un largo informe acerca de una conferencia misional que se celebró en Rodesia del Sur, durante la cual se consideraron el “movimiento Watchtower” y la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Como Elimas el hechicero, quien ‘torcía los caminos de Jehová’ en un esfuerzo por estorbar la obra cristiana del apóstol Pablo, el clero de la cristiandad arrojó acusaciones falsas contra los modernos testigos cristianos de Jehová. (Hech. 13:6-12) Un clérigo, C. E. Greenfield, acusó a la Sociedad Watch Tower de propagar “bolchevismo eclesiástico.” Dijo que esta propaganda venía de Rusia y preguntó si debería tolerarse en África. De modo que presentó la siguiente resolución: “Que en la opinión de esta conferencia de los misioneros de Rodesia la enseñanza de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract subvierte la verdadera religión en la Iglesia y la ley en el Estado, y como tal su propaganda entre los nativos de este país es particularmente peligrosa; que se solicite del Gobierno, por lo tanto, que vigile y controle sus operaciones.”

      Otros hablaron en apoyo de esta resolución. El administrador de la Mina de Carbón de Wankie (en Rodesia del Sur), Sr. Thomson, dijo que ‘montones’ de veinte a treinta personas estaban siendo bautizadas en una charca. Se informó que los esfuerzos que se habían hecho por controlar aquel movimiento resultaron en un gran aumento de conversos, de los cuales se decía que entonces eran unos 1.500. Según Greenfield, la propaganda prometía el derribo del poder del hombre blanco. La conferencia aprobó la resolución, con poca oposición.

      En aquel tiempo, era una treta favorita de los misioneros y clérigos asustar a otros con el viejo espanto del comunismo. Sin embargo, aunque descontemos las referencias a Rusia y al bolchevismo, no se puede estar seguro de que aquellos 1.500 adherentes que afirmaban ser de la Watch Tower en Wankie eran hermanos nuestros o miembros de uno de los falsos “movimientos Watchtower.” El informe, sin embargo, sí sirve para mostrar que el nombre “Watchtower” ya era bien conocido en las Rodesias para 1924 y que era necesario hacer una aclaración del asunto.

      Por eso, para fines de 1924 el hermano Walder hizo un viaje a las Rodesias, y vio a funcionarios gubernamentales tanto en Rodesia del Norte como en Rodesia del Sur para averiguar qué estaba sucediendo en el nombre de la “Watchtower.” Los funcionarios le dijeron lo suficiente como para que él se diera cuenta de que había que entrar en acción inmediatamente para separar a los que estaban sinceramente interesados en nuestra obra de los que pertenecían a los movimientos indígenas. El año siguiente, 1925, un hermano europeo, William Dawson, fue enviado a esta zona desde Sudáfrica. Él visitó todos los centros que alegaban tener alguna relación con la Sociedad Watch Tower tanto en Rodesia del Norte como en Rodesia del Sur.

      El informe de este hermano indicó que la gran mayoría de estas personas no tenía un verdadero entendimiento de la verdad como se explica en la literatura de la Sociedad. Por otra parte, algunos estaban sinceramente interesados, y éstos necesitaban ayuda y guía maduras. El hermano Walder, en El Cabo, prontamente repudió los movimientos indígenas que estaban dando mal uso al nombre de la Sociedad, y los gobiernos a quienes esto interesaba recibieron notificación de ese hecho. Él envió cartas a las autoridades responsables en las Rodesias y Niasalandia especificando con claridad que la Sociedad no aceptaba ninguna responsabilidad por los falsos movimientos que ciertos elementos religiosos estaban conectando con la Sociedad.

      Para aproximadamente el mismo tiempo que el hermano Dawson visitó a las Rodesias, un individuo llamado Mwana Lesa causó terror entre los africanos de Rodesia del Norte. Mwana Lesa (que significa “Hijo de Dios”) era un africano de Niasalandia; su verdadero nombre era Tom Nyirenda y vino a Rodesia del Norte por vía del Congo. Informes lo describen como un adherente de uno de los “movimientos Watchtower” indígenas que se hizo a sí mismo profeta. Según el relato del Sunday Times el 1 de julio de 1934, por Scott Lindberg, él consiguió un ejemplar del Book of Martyrs (Libro de los mártires) de Foxe. De éste vio que los blancos de tiempos pasados ataban a las “brujas” en un banquillo de inmersión y las ahogaban. Aparentemente esto le causó gran impresión. Viajando de aldea en aldea, predicó y les dijo a los nativos “que África pertenecía a los africanos y que hombre blanco debe ser echado.”

      Nyirenda entonces se alió con Chiwila, un subjefe de Lala (la parte sudeste de la actual Zona del Cobre). Estos dos idearon un proyecto por el cual Nyirenda acabaría con los enemigos políticos de Chiwila por medio de llamarlos “brujos” y ahogarlos por bautismo para que él pudiera ganar las elecciones para el puesto de rey. El Sr. Lindberg dice: “A Tom le dieron entonces todos los nombres de todos los enemigos de Chiwila. Él convocó a los subjefes y les dijo que había sido enviado por Dios para limpiar de brujería a la tribu, y que todo hombre, mujer y niño tenía que ser bautizado en el río.

      “Los supersticiosos nativos fueron llevados a un lugar donde un río rápido se abría paso a través de un serpentino barranco entre los cerros, y allí, sobre un peñasco en medio del río, estaba de pie Tom, vestido en largas vestiduras blancas.

      “Le dijo a la gente que Dios lo había enviado para separar a las ovejas de las cabras. Entonces bautizó a cada persona por medio de hundirla en el río, con la ayuda de los firmes apoyadores de Chiwila, quienes mantuvieron a sus enemigos bajo el agua, con la cabeza de frente a la corriente del río, hasta que se ahogaron.

      “La gente cantaba himnos mientras observaban a cada víctima inanimada, y durante toda la noche en el bosque se oyó el eco de las exhortaciones frenéticas de Mwana Lesa.

      “Tom, habiendo ahogado a veintidós nativos aquella noche, decidió cruzar la frontera y establecerse en la provincia de Katanga, en el Congo Belga, donde las autoridades de Rodesia no podrían echarle mano.”

      ACLARACIONES NECESARIAS Y AYUDA

      En el Congo, Tom Nyirenda cometió otras atrocidades antes de ser arrestado por la policía de Rodesia del Norte, sometido a juicio, hallado culpable y colgado en la Plaza de la Prisión de Broken Hill enfrente de los jefes nativos. Estas fechorías fueron conectadas con el nombre “Watch Tower.” Pero Mwana Lesa no tenía ninguna conexión en absoluto con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, ni con los Estudiantes de la Biblia, como se conocía a los testigos de Jehová entonces. Al contrario, el Sr. Lindberg informó que Tom Nyirenda “había sido recibido dentro de la Iglesia Católica Romana y recibido absolución mientras estuvo en prisión” antes de ser ejecutado. A pesar de esto los enemigos del reino de Dios, el clero de las confesiones religiosas de la cristiandad, hicieron cuanto pudieron para pasar la culpa de esto a la Sociedad Watch Tower Bible and Tract genuina y despertar prejuicio en las autoridades y el público contra nosotros en un esfuerzo por mantener fuera del país a los Testigos. Así, podemos comprender lo enorme del obstáculo que tenía que ser vencido para establecer la obra del Reino en Rodesia del Norte.

      También en Niasalandia era necesario aclarar nuestra posición y las personas que mostraban interés en la verdad necesitaban ayuda. En The Watch Tower del 15 de diciembre de 1923 se encuentra el siguiente informe del representante de la Sociedad: “Recientemente me visitó el comandante———, comisario principal de la policía. Él es un hombre de excelentes prendas, un moderno Gamaliel. Ha estado investigando nuestra obra en Niasalandia. Le disgustan las sorprendentemente inicuas mentiras que se riegan acerca de nosotros y que le ha dicho el clero. Declaró que se había disfrazado y que había asistido a nuestras reuniones entre los nativos. Conoce individualmente a todos los líderes. Me dice que la verdad se está esparciendo como un fuego entre los nativos.”

      En todo caso, fue bueno que la Sociedad enviara a John Hudson y su esposa a Niasalandia en 1925 para investigar y arreglar las cosas. Su visita fue útil. John Hudson relata que durante los quince meses que pasó en Niasalandia hizo un recorrido de muchas partes del país y pronunció discursos en muchos lugares. Descubrió que la mayoría de los hermanos tenía muy poco conocimiento o entendimiento de la verdad. En sus discursos el hermano se esforzó por ayudarles a apreciar la importancia de mantenerse en comunicación con la Sociedad y aceptar su guía y dirección.

      El hermano Junior Phiri también dice que el hermano Hudson les dio consejo en cuanto al punto de que los esposos se sentaran con las esposas en las reuniones. En la vida tribual africana el esposo no come con la esposa, y cuando la familia va a la iglesia o a reuniones religiosas los hombres se sientan en un lado del pasillo central y las mujeres en el otro; de modo que parece que el hermano Hudson dio buen consejo en cuanto a este punto.

      Pero, como relata el hermano M. Nguluh, ciertos grupos se dijeron: “No vamos a recibir nuestra enseñanza de hombres que están en El Cabo, sino que haremos lo que nos parezca bien.” De modo que la visita del hermano Hudson tiene que haber causado una separación entre los que estaban dispuestos a seguir la guía de la Sociedad y los que no estaban dispuestos a ello. Lo desafortunado fue que los que no estaban dispuestos a seguir la guía de la Sociedad todavía insistieron en usar el nombre “Watch Tower,” y aparentemente uno de los líderes principales fue un tal Sr. Willie Kavala. Uno de los rasgos especiales de aquel movimiento era que no creía en la resurrección de los muertos. El hermano Nguluh dice que estos elementos falsos rehusaban pagar sus impuestos, ¡y decían que eran los gobernantes del reino de Dios!

      Después que el hermano Hudson dio un informe de su visita, la oficina de la Sociedad Watch Tower en El Cabo envió una carta a las autoridades gubernamentales de Niasalandia. En parte, decía:

      “En nombre de la susodicha Sociedad quisiera informarle que nuestros representantes en Niasalandia han sido retirados . . . La razón que tuvimos para enviar al Sr. Hudson y su esposa a Niasalandia fue las actividades de ciertas iglesias que a sí mismas se llaman ‘Watch Tower’ entre los nativos. No podemos respaldar ese movimiento. Pervierte absolutamente las enseñanzas de la Sociedad y en su mayoría sus seguidores no muestran ninguna inclinación a someterse a dirección o autoridad procedente de nosotros. Por lo tanto enteramente nos desasociamos de él.”

      ¡Por algún tiempo los que estaban genuinamente interesados en la verdad tuvieron que batallar por su propia cuenta sin la guía de un representante de la Sociedad en Niasalandia! Mientras tanto, ¿cómo progresaba la verdad en Sudáfrica, donde los hermanos disfrutaban de la plena dirección de la organización?

      AYUDANDO A LOS AFRICANOS EN SUDÁFRICA

      En Johannesburgo, otros africanos estaban adquiriendo conocimiento de la verdad, y las buenas nuevas se estaban esparciendo a los que vivían en las ubicaciones y los poblados cercados de las minas (residencias para los africanos). Uno de éstos fue Yotham Mulenga. Él recuerda que un hermano blanco vino con el Foto-Drama de la Creación al poblado donde él estaba alojado. Esto tuvo un efecto profundo en el hermano Mulenga, que compró el primer tomo de Estudios de las Escrituras y poco después empezó a asistir a las reuniones de Johannesburgo donde conoció a otros hermanos africanos.

      Algunos de los hermanos europeos locales estaban ayudando a los africanos en aquel tiempo. Uno de éstos era el hermano V. Futcher, que entonces era administrador auxiliar del poblado cercado. Ayudó a muchos africanos a aceptar la verdad. Entre éstos estuvo Albino Mhelembe del sudeste de Mozambique. Este supo de la verdad en 1925 por medio de la predicación del hermano Futcher. Antes que terminara el año 1925, Mhelembe regresó a Lorenzo Marqués, la ciudad capital de Mozambique, y entonces siguió a su pueblo nativo en Vila Luiza. Allí empezó a predicar la verdad a miembros de la Iglesia de la Misión Suiza en Marracuene. Mhelembe tuvo buen éxito, y no pasó mucho tiempo antes que la verdad se hubiera afirmado fuertemente en Mozambique. Hasta cuarenta personas asistían a las reuniones, y algunas viajaban más de treinta kilómetros para hacerlo. Sí, la obra del Reino había empezado a echar raíces en otro campo más.

      SIN ARREDRARSE POR LA PERSECUCIÓN

      En Sudáfrica los representantes principales de Babilonia la Grande son los líderes de la Iglesia Reformada de Holanda. En muchas ocasiones éstos han perseguido enconadamente a los que se han puesto a favor de la verdad, y los han hostigado de una ciudad a otra tal como judíos no creyentes del primer siglo les hicieron a los apóstoles Pablo y Bernabé. (Hech. 14:2, 5-7, 19) Un ejemplo interesante de eso ocurrió en el Estado Libre de Orange. A mediados de los años veinte un bien conocido abogado y su esposa asistieron a una conferencia dictada por el hermano De Jager en el pueblo de Boshof. Muchos dignatarios locales asistieron a la reunión pública, y algunos de éstos fueron después con el orador a un salón de té para hacer preguntas bíblicas. El abogado, el Sr. Theo Denyssen y su esposa, quedaron muy impresionados, obtuvieron literatura, y con el transcurso del tiempo se convencieron de que esto era la verdad. Pronto empezaron a dar testimonio a amigos y parientes y esto inmediatamente despertó resentimiento en el ministro local de la Iglesia Reformada de Holanda. Poco después de esto, el hermano Denyssen y su esposa renunciaron de la iglesia; y para fines de 1925 tres de sus parientes y once de sus amigos también renunciaron y sus cartas de renuncia fueron leídas desde el púlpito.

      El hermano Denyssen era un hombre bien conocido en aquella parte del Estado Libre de Orange y por eso la posición que adoptó en cuanto a la verdad causó una verdadera sensación y dio un amplio testimonio. En 1927 él y un grupito en Boshof participaron en la obra postal, enviando por correo, por una muy amplia zona de la provincia, unos 10.000 folletos y publicaciones pequeñas, incluso la resolución “Un testimonio a los gobernantes del mundo.” En abril de 1927, toda la congregación de Boshof asistió a la asamblea nacional que se celebró en Johannesburgo y no menos de trece de ellos, incluso el hermano T. C. Denyssen y su esposa, se bautizaron. En aquel mismo año, para mantenerse al paso con los hermanos que por todo el mundo estaban entonces empezando la obra de casa en casa los domingos por la mañana, el grupito también empezó este rasgo del servicio. Los ministros locales de la religión falsa, obviamente muy preocupados, pronunciaron una serie de sermones en sus iglesias contra el “russelismo.” Más tarde se celebró un debate público entre dos hermanos y tres clérigos de la localidad; y, como resultado, un sargento de la policía que estaba en el auditorio vio la verdad, se declaró de parte de ella, y permaneció firme en ella hasta la muerte.

      Airado por el buen éxito de los Testigos, el ministro local de Boshof dio a sus diáconos y ancianos la instrucción de visitar a todos los miembros de la iglesia y ordenarles que dejaran de patrocinar al hermano Denyssen y así hacerle imposible ejercer la abogacía. Para el fin de 1927, la familia Denyssen tuvo que mudarse de aquel lugar, y se fueron al pueblo de Wellington, no lejos de El Cabo. Pero allí el ministro local también empezó una campaña de persecución y los Denyssens tuvieron que mudarse el año siguiente a El Cabo.

      Ahora, ¿cómo iban las cosas en aquellos territorios lejanos del norte donde la situación entre los africanos estaba siendo causa de grave preocupación? En 1926, George Phillips, de la sucursal de El Cabo, fue enviado junto con Henry Myrdal a hacer una gira por Rodesia del Sur. En la frontera se les detuvo y se les dijo que solo se les permitiría entrar en el país si no trabajaban entre los africanos. ¡Parecía que las autoridades habían aceptado la ya mencionada Resolución de la Conferencia Misional y estaban poniéndola en vigor!

      El método que usaron los hermanos Phillips y Myrdal en aquel viaje fue el de ir al pueblo o ciudad, alquilar un galón, imprimir hojas sueltas de invitación con su propio equipo pequeño de imprimir con sello de goma, y entonces invitar a la gente a venir. En la reunión apuntaban el nombre y la dirección de los que mostraban interés y entonces hacían su propia obra de atender el interés con juegos de Estudios de las Escrituras y El Arpa de Dios. Las bicicletas eran el único medio de transportación que tenían con el cual hacer todas estas visitas. Pero para ir de pueblo en pueblo viajaban por tren. Cuando llegaban a cada nuevo lugar invariablemente los recibía un “comité de recepción” enviado por la policía. El Departamento de Investigación Criminal estaba manteniendo bajo vigilancia cuidadosa a estos dos europeos de la Sociedad Watch Tower. Así, de aquella manera visitaron a Bulawayo, Que Que, Gatooma, Gwelo, Salisbury y Umtali. En Umtali el Sr. Gunn y su esposa aceptaron la verdad. Los dos hermanos también visitaron a Wankie, el centro minero de carbón. Mientras estaban allí disfrutaron de un viaje a las hermosas cataratas Victoria no lejos de allí, una de las más magníficas vistas de cualquier parte del mundo, y también recorrieron el interior de una mina de carbón. Pero ellos se apegaron a las restricciones que la policía les había impuesto y no hicieron esfuerzo por comunicarse con los africanos “Watchtower” que trabajaban en la mina. Después de una visita de varios meses, en la cual colocaron más de 4.200 ejemplares de literatura, y despertaron interés en varios lugares, regresaron a Sudáfrica a tiempo para asistir a la asamblea anual de El Cabo al fin de diciembre de 1926.

      OTRO CAMBIO EN EL CABO

      Abajo en El Cabo, en la pequeña sucursal, las cosas no iban muy bien. El hermano Walder, superintendente de sucursal, había estado anteriormente en la oficina de la sucursal británica y estaba acostumbrado a encargarse del campo británico, que era comparativamente grande, y a celebrar grandes reuniones en el viejo “Tabernáculo” de Londres. Desde el mismo momento en que llegó a Ciudad del Cabo, todo le había parecido totalmente diferente y mucho más pequeño. En el poco tiempo durante el cual fue superintendente de sucursal en Sudáfrica hubo algún progreso, pero, para él, parecía lento y la misma pequeñez de las cosas era una prueba. Partió para fines de 1927, después de haber estado en el país por tres años y medio.

      Sin pérdida de tiempo el hermano Rutherford nombró sucesor de él en la sucursal a su auxiliar, George Phillips, y la obra siguió adelante. El hermano Phillips estaba bien preparado para sus nuevas responsabilidades. Para 1927 ya tenía trece años en el servicio de tiempo cabal y era un hombre de experiencia en el campo y en la oficina. Le tenía profundo aprecio a la organización de Jehová, y tenía un sentido firme de lealtad a la Sociedad, una mente clara y excelentes cualidades de combatiente, que le serían muy útiles en los difíciles tiempos del futuro.

      La obra en Sudáfrica pronto empezó a cobrar velocidad. El hermano Phillips había empezado a servir de tiempo cabal a una edad temprana él mismo, y durante toda su vida ha estimulado a otros a disfrutar de los gozos de servir a Jehová como precursores. Por eso no sorprende el que las filas de los repartidores pronto empezaran a aumentar.

      Al leer acerca de la obra que hicieron, su perseverancia frente a oposición y sus esfuerzos incansables por penetrar en nuevo territorio, uno no puede menos que recordar las experiencias similares de los apóstoles de Jesucristo según están registradas en el libro bíblico de Hechos.

      ESTALLA LA VIOLENCIA

      Entre los siervos de tiempo cabal de aquellos días estaban Piet de Jager y Henry Myrdal, quienes para este tiempo servían como compañeros y recorrían el país pronunciando conferencias y haciendo la obra de atender el interés. Aunque en muchos lugares el clero local agitaba oposición y lanzaba ataques desde el púlpito o por medio de la prensa, rara era la vez que aquello culminaba en violencia. Sin embargo, cuando los hermanos De Jager y Myrdal llegaron al pueblecito llamado Dewetsdorp, en el Estado Libre de Orange, la oposición sí se hizo violenta. Como de costumbre, ellos alquilaron un salón, prepararon las hojas sueltas de invitación con su pequeño equipo de sello de goma, y anunciaron el discurso. Se había alquilado el teatro local para aquella ocasión, pero en la mañana del día en que se había de pronunciar el discurso el dueño les dijo a los hermanos que cancelaba el uso del local. El ministro de la Iglesia Reformada de Holanda le había informado que, si permitía que se presentara la conferencia, la congregación boicotearía su teatro.

      Esto puso a los hermanos en una situación difícil. No obstante, fueron a las autoridades municipales y obtuvieron permiso para pronunciar un discurso en la plaza del mercado. Inmediatamente prepararon nuevas hojas sueltas de invitación, las distribuyeron tan rápidamente como pudieron, y tuvieron la conferencia aquella noche. Unas setenta y cinco personas asistieron.

      Antes que el discurso hubiera adelantado mucho, la muchedumbre empezó a acercarse al discursante y a interrumpirlo con preguntas molestas. La interrupción aumentó. De súbito, el hermano Myrdal, que estaba al lado del discursante, sintió que recibía un fuerte golpe en la cabeza, que casi le hizo perder el sentido. Felizmente, había allí un policía vestido como ciudadano común y vio lo que estaba sucediendo. Al fondo del grupo estaba el ministro de la Iglesia Reformada de Holanda, incitando a su gente y causando deliberadamente este acto de violencia. Ciertos individuos fueron arrestados, acusados en el tribunal al día siguiente y multados. Sin desalentarse, los dos hermanos continuaron su gira de conferencias.

      En 1928, la asamblea de Detroit, Michigan, había adoptado entusiásticamente la resonante resolución “Declaración en contra de Satanás y de adhesión a Jehová,” poniendo fin así a una serie de siete mensajes anuales. En aquella misma asamblea en Detroit, el electrizante discurso del hermano Rutherford “El Gobernante para la gente” fue transmitido por una red telefónica de 107 radioemisoras por la Sociedad Watch Tower. En la lejana Ciudad del Cabo un grupito recuerda que escuchó aquel discurso por transmisión de onda corta. Pero además de la transmisión desde los Estados Unidos, se hicieron arreglos para que se transmitieran conferencias a los radioescuchas por vía de la Compañía de Radiodifusión Africana, la única compañía de radiodifusión en Sudáfrica. Se otorgó permiso para transmitir siete conferencias durante 1928 desde los tres estudios de la compañía situados en El Cabo, Johannesburgo y Durban. De este modo las buenas nuevas llegaron a lugares remotos y solitarios y muchos escucharon por primera vez el mensaje del Reino.

      Además, hacia fines de los años veinte, los hermanos efectuaron por todo el país una campaña de envíos por correo para dar un testimonio a la gente que no podía ser alcanzada en la obra de casa en casa. Frank Smith, uno de los hermanos de El Cabo, pagó el costo de enviar 50.000 folletos a todos los granjeros, vigilantes de los faros, guardabosques y otros que vivían en lugares aislados. Todo el trabajo de envolver y poner direcciones para esta obra de envío por correo fue hecho por miembros de la ecclesia (congregación) de Ciudad del Cabo. Como resultado de esto, se recibieron muchos pedidos de publicaciones junto con cartas estimuladoras que mostraban que las buenas nuevas, enviadas de esta manera poco usual, estaban llevando consuelo y gozo a personas aisladas. Los religiosos ortodoxos, por supuesto, reaccionaron como de costumbre y hubo muchos ataques fieros en las revistas eclesiásticas por todo el país.

      EL ÁFRICA DEL SUDOESTE OYE LAS BUENAS NUEVAS

      Fue esta obra de envíos por correo lo que hizo que el mensaje del Reino también llegara al territorio de África del Sudoeste, es decir, a la mayor porción de sus casi 822.900 kilómetros cuadrados de, o desierto, o tierra semiárida. Por toda la costa occidental y unos ciento cuarenta y cinco kilómetros tierra adentro está el gran desierto de Namib. La muy dispersa población de 610.000 personas, de las cuales 60.000 son blancos, se compone de sudafricanos, alemanes y británicos del lado europeo, y hereros, ovambos, namas u hotentotes, damaras y bosquimanos del lado africano. Además de éstos hay un grupo que se llama orgullosamente basters (literalmente “híbridos”), debido a que se originaron de la mezcla de los primeros colonos blancos con los hotentotes.

      En 1928, este país estaba absolutamente sin tocar todavía en cuanto a la obra de testimonio. Pero durante aquel año, cuando se organizó la campaña de los envíos por correo, se obtuvo una guía al día de las direcciones del país y se envió un ejemplar del folleto El amigo de la gente a toda persona cuyo nombre aparecía en la guía. Una de estas semillas del Reino cayó en buen terreno de manera poco usual.

      Un hombre llamado Bernhard Baade trabajaba en una mina en aquel tiempo y acostumbraba comprarle huevos a un agricultor vecino. Cierto día los huevos vinieron envueltos en algunas de las primeras páginas del folleto El amigo de la gente. Él empezó a leer, y mientras leía, su interés crecía. Pero tuvo que esperar más suministros de huevos, envueltos en el resto de las páginas del folleto, para continuar su lectura. Escribió en solicitud de literatura y poco después de eso se puso de parte de la verdad.

      El año siguiente, 1929, la hermana Lenie Theron fue enviada desde Sudáfrica a Windhoek, África del Sudoeste. Desde allí ella trabajó todos los pueblos principales por todo el país por tren y diligencia, haciendo un viaje de más de 8.000 kilómetros en total. Mucha de la gente que había recibido el folleto que se había enviado el año anterior expresaron aprecio por él. Sus propias colocaciones fueron fenomenales. En cuatro meses colocó 6.388 libros y folletos en inglés, afrikaans y alemán en manos de la gente.

      Mientras la hermana Theron se mantenía ocupada en África del Sudoeste, su compañera, Elizabeth Adshade, fue enviada a Rodesia del Sur. Aunque se encontró con bastante oposición de parte de la policía y los magistrados en varios lugares, ella efectuó su trabajo valerosamente y abarcó todos los centros de población europeos del país.

      Para 1929, el mensaje del Reino estaba llegando a una zona de gran amplitud en el vasto campo bajo la sucursal de Sudáfrica. Hablando de esto, el Year Book para 1930 dice: “Por correo se ha solicitado literatura desde tan lejos en el norte como la Colonia de Kenia, en el África Oriental Inglesa; Tangañica y Niasalandia, en el África Central Inglesa, y el Congo Belga.”

      LOS PROBLEMAS NO IMPIDEN EL PROGRESO

      El hermano Paul Smit, cuya experiencia como muchacho de escuela en Nylstroom ya mencionamos, estuvo en Pretoria para fines de los años veinte. Él relata que el grupo de Pretoria estaba pasando por una crisis, y, entre otras cosas, dice: “No había progreso en el grupo y el organizar la compañía para el servicio sacudió al grupo, y dos se fueron. En aquel tiempo uno de los ancianos (el hermano Möller) se hallaba ocupado escribiendo un libro, y aunque la Sociedad expresó que no aprobaba esto, y yo le solicité que dejara de hacerlo, él persistió en su proceder equivocado. Cierto domingo por la mañana, después de la publicación del libro, trajo unos libros al salón y solicitó que la clase ayudara a distribuirlos. Esto me causó enorme sorpresa y me levanté y declaré denodadamente que la Sociedad no aprobaba aquella publicación y que yo me opondría a cualquiera que se opusiera a la norma de la Sociedad.” Aquello sacudió a los ancianos y ellos se fueron, con sus seguidores. Los únicos que permanecieron fueron una hermana anciana inválida y los hermanos Smit.

      Poco después de aquello, un matrimonio, los hermanos Steynberg, se mudaron a la zona de Pretoria. Esto fue un gran estímulo para el grupo reducido de Pretoria y resultó muy bueno para los Steynbergs. El grupo de Pretoria había pasado por un difícil período de limpieza, pero desde entonces el progreso fue firme y sólido.

      Esa era la situación en cuanto al grupo europeo en Pretoria. ¿Qué hay de los africanos allí? El hermano Hamilton Kaphwitt se mudó de Bulawayo a Pretoria en 1927; pero, puesto que no había reuniones africanas allí en aquel tiempo, asistía a las reuniones de los africanos en Johannesburgo. Entonces, en 1931, un hermano llamado Mulauzi bajó de Niasalandia y se unió a Kaphwitt. Estos dos comenzaron a estudiar juntos El Arpa de Dios. Por un tiempo bastante largo las reuniones de los hermanos africanos en Pretoria se celebraron en el hogar de Hamilton Kaphwitt. Aun hoy día muchas de las congregaciones africanas de los municipios o “localidades” cerca de las ciudades europeas se reúnen en hogares privados. Las autoridades gubernamentales y municipales se han opuesto hasta ahora a la construcción de Salones del Reino para los africanos.

      En enero de 1930 el hermano Phillips se casó, y su esposa se unió al personal de la sucursal. También llegaron más refuerzos para la oficina en 1930... Llewelyn Phillips y George Spence. Llewelyn Phillips vino de Gales; no era pariente de George Phillips, pero también había tenido buena experiencia en el servicio de precursor y había servido por varios años en el Betel de Londres.

      También fue a principios de los años treinta que la sucursal de Ciudad del Cabo empezó a producir folletos en los idiomas vernáculos como xhosa, zulú y sesotho. El Arpa de Dios salió en xhosa y El Reino, la esperanza del mundo salió en zulú.

      PENETRANDO EN EL ÁFRICA ORIENTAL

      En 1931 comenzó a abrirse otro vasto campo en África, el África Oriental Inglesa. Esto estaba compuesto de lo que ahora es tres países separados, Kenia, Uganda y Tanzania (que consiste en Tangañica y la isla de Zanzíbar). A principios de los años treinta todos estos lugares estaban bajo jurisdicción británica. Con el surgimiento del nacionalismo en el África, estos estados, uno por uno, obtuvieron su independencia de la Gran Bretaña. En 1962, Tangañica llegó a ser la república independiente de Tanzania dentro de la comunidad británica de naciones. Uganda se hizo independiente en aquel mismo año, y Kenia en 1963. Debido a las muchas nacionalidades y tribus que componen la población de estos lugares, hay una confusión políglota, pero, felizmente, el lenguaje swahili sirve de medio común de expresión por toda el África Oriental.

      En sentido religioso la designación “África Tenebrosa” ha sido apropiada. La mayoría de los nativos han sido seguidores de religiones paganas. Las misiones de la cristiandad, tanto católicas como protestantes, han estado activas aquí por muchos años, pero como en otros lugares en África, no produjeron cristianos que ‘adoren con espíritu y con verdad.’ (Juan 4:24) Pero, ¿cuándo comenzaron a brillar los primeros rayos de verdadera luz en esta región espiritualmente oscura?

      En Ciudad del Cabo para este tiempo, un nuevo hermano llamado Gray Smith estaba participando en servicio de repartidor auxiliar. Su hermano mayor, Frank, fue el primero que consiguió la verdad, pero en 1928 Gray también empezó a estudiar seriamente. Se bautizó en 1929 y casi inmediatamente comenzó a efectuar trabajo de repartidor auxiliar. Más tarde, acompañó a Frank en un viaje muy interesante al África Oriental.

      En 1931, los dos fueron enviados a Kenia a explorar las posibilidades de esparcir las buenas nuevas en África Oriental. En aquel tiempo Kenia era un protectorado británico con una población de aproximadamente 4.000.000 de personas, de las cuales unos 25.000 eran europeos. Llevaron con ellos un automóvil, que habían convertido en coche habitación, y partieron en el “Saxon Castle” hacia Mombasa, el puerto marítimo de Kenia. Desde allí viajaron con su coche habitación los 640 kilómetros de allí a Nairobi, la capital, a la cual habían enviado cuarenta cajas de libros. Debido a las malas carreteras, les tomó ocho días hacer este viaje. Trabajaron toda Nairobi y colocaron todos los libros en aproximadamente un mes. Colocaron muchos libros en las manos de indios de Goa, pero la mayoría de estas publicaciones fueron recogidas y quemadas por los sacerdotes católicos.

      En el viaje de regreso a Sudáfrica estos dos hermanos contrajeron paludismo. En aquellos días esto era un verdadero peligro para la salud. Obtuvieron pasaje en un barco que salía desde Dar es-Salam, pero llegaron a estar tan enfermos y delirantes que los bajaron en Durban y los pusieron en un hospital. Frank Smith jamás volvió en sí, y murió. Gray Smith escasamente logró sobrevivir y tuvo que pasar cuatro meses en el hospital. Sin embargo, para el fin de 1931 regresó a Ciudad del Cabo.

      Para este tiempo, allá en Inglaterra, un joven llamado Robert Nisbet acababa de abandonar un buen empleo en un laboratorio farmacéutico de Londres y se disponía a emprender el servicio de precursor. El hermano Rutherford, que estaba en Londres en aquel tiempo, lo mandó llamar y le dijo: “Estamos buscando a alguien que vaya a Ciudad del Cabo; ¿quisiera ir usted?” Robert concordó en ello e inmediatamente empezó a prepararse para el viaje.

      ¡Al llegar a la oficina de Ciudad del Cabo, al hermano Nisbet le mostraron otro embarque de literatura que estaba listo para ser despachado por barco a África Oriental, esta vez 200 cajas de literatura! Se enteró del viaje que habían hecho los hermanos Smith y la tragedia que sufrió Frank. A pesar de eso, muy gustosamente aceptó la asignación de ir a África Oriental. Se unió a él David Norman, e hicieron el viaje a su asignación. Iban a trabajar todos los territorios de Kenia, Uganda, Tangañica y Zanzíbar... ¡un campo realmente vasto!

      Protegiéndose contra el paludismo por medio de dormir bajo mosquiteros y tomando diariamente dosis grandes de quinina, que se podía conseguir en todas las oficinas de correo en el África Oriental al costo, así como usando cascos protectores contra el sol durante el día, lanzaron su campaña de testificación en Dar es-Salam, capital de Tangañica, el 31 de agosto de 1931. Esto no era una asignación fácil, como lo muestra el comentario del hermano Nisbet: “El resplandor del sol reflejado en las calles de pavimento blanco, el intenso calor húmedo y el tener que llevar grandes cargas de literatura de visita en visita eran solo algunas de las dificultades a las cuales teníamos que enfrentarnos. Pero éramos jóvenes y fuertes y disfrutábamos de aquello.”

      Dentro de dos semanas estos enérgicos precursores habían colocado casi mil libros y folletos en manos de la gente, entre ellos muchas “Colecciones Arco Iris,” así llamadas por los diferentes colores de los libros. Esto agitó la ira del clero, y en el tablero de información de la iglesia católica se colocó un aviso que llamaba la atención de todos los feligreses al artículo número 1399 de la Ley Canónica que prohibía a los católicos siquiera tener en sus hogares aquella literatura. La mayoría de estos libros se colocaron en manos de indios. Por no tener literatura en swahili y debido a que estos africanos carecían de educación académica, los hermanos no pudieron trabajar entre ellos.

      Desde Dar es-Salam siguieron adelante a Zanzíbar, una isla a unos treinta y dos kilómetros de la costa, que en el pasado había sido centro de la venta de esclavos. Esta ciudad con sus estrechas y serpenteantes calles, donde fácilmente pudiera perderse un extranjero, estaba envuelta en un aroma constante de clavo de especia, pues Zanzíbar le suministra a casi todo el mundo clavo de especia. Tenía una población de un cuarto de millón de personas, de las cuales unas 300 eran europeos... en aquel tiempo los gobernantes. La gran mayoría eran swahilis y unos 45.000 eran de la India y árabes. Se colocaron muchos libros en manos de estos indios y algunos en manos de los árabes, pero una vez más la mayoría de la población, que era swahili, no fue alcanzada por el mensaje del Reino.

      Después de permanecer diez días en Zanzíbar, subieron a un barco y viajaron a Mombasa, el puerto marítimo de Kenia, en ruta a las sierras de Kenia, con su abundancia de vegetales y frutas frescos, y un clima moderado. Viajaron por tren y trabajaron los pueblos a los lados de la línea del ferrocarril hasta el mismo lago Victoria. Aquí cruzaron este mar interno de 400 kilómetros de largo y 240 kilómetros de ancho, hasta Kampala, la capital de Uganda. Distribuyeron un gran número de libros aquí y obtuvieron suscripciones para The Golden Age. Ochenta kilómetros dentro de la selva un caballero vio a un amigo que leía entusiásticamente el libro Gobierno. Vino a Kampala a buscar a los jóvenes que distribuían esta literatura. Llevó consigo un ejemplar de todos los libros y se suscribió a The Golden Age.

      Antes de comenzar su viaje de regreso por automóvil visitaron otro pueblo a unos cuarenta kilómetros más adentro y se emocionaron de haber sido usados como instrumentos para llevar el mensaje impreso del Reino, por primera vez, tan adentro en el interior de África. Regresaron de este pueblo por otra ruta y tuvieron la gozosa experiencia de visitar las cataratas Ripon, la fuente del río Nilo. Mientras regresaban a Mombasa trabajaron unos cuantos pueblos más a lo largo de la línea del ferrocarril. Después de testificar en Mombasa en medio de un calor indescriptible, colocando mucha literatura y pronunciando dos discursos para los cuales hubo buena concurrencia, fueron a un lugar más por la costa y entonces, a bordo del “Llandovery Castle,” regresaron a El Cabo, Sudáfrica, un viaje de casi cinco mil kilómetros.

      En estos primeros dos viajes dentro del África Oriental se colocaron más de 7.000 libros y folletos y se obtuvieron muchas suscripciones para The Golden Age. Algunas de estas semillas indudablemente cayeron en buen terreno, porque cierto caballero que había recibido unos folletos escribió a la oficina de la Sociedad en Ciudad del Cabo y pidió una colección completa de los libros y folletos del juez Rutherford. Este hombre administraba una mina de oro en el bundu (una zona aislada) de Tangañica. Y así, a gran costo en dinero, esfuerzo y hasta vida misma por parte de los precursores devotos y celosos, el mensaje estaba penetrando en el África Oriental Inglesa y la obra del Reino progresaba.

      Sí, en 1931 unos cuantos fieles en Sudáfrica en aquel tiempo alcanzaron un campo tremendo. Aquel año se colocaron un total de 68.280 libros en el campo sudafricano y se celebraron ocho asambleas de servicio para fortalecer la fe de los hermanos. ¿Cuántos hubo para lograr toda esta obra sobre tan amplio campo? ¡Solo aproximadamente cien publicadores en toda África austral!

      ¡ADELANTE, COMO TESTIGOS DE JEHOVÁ!

      Para coronar el año 1931, de la asamblea de Columbus, Ohio, en los Estados Unidos, vinieron las emocionantes noticias acerca de la adopción del nombre “testigos de Jehová.” Esto produjo gran gozo en el pueblo de Jehová alrededor del mundo, incluso el grupito enérgico de Sudáfrica. Muchos hermanos se sintieron sobrecogidos ante el pensamiento de usar el nombre ilustre de Dios, pero esto los ayudó a comprender más profundamente el privilegio que tenían de declarar el nombre de Jehová por toda África austral. La obra del Reino y su desarrollo en el África austral había alcanzado otro punto de viraje.

      Estimulados por su nombre bíblico de “testigos de Jehová,” los hermanos del África austral siguieron adelante con gran celo y resolución a principios de los años treinta. Se estaban suministrando cada vez más armas espirituales e instrumentos teocráticos, y en 1932 el más poderoso fue sin duda alguna el folleto especial El Reino, la esperanza del mundo. En todos los países los testigos de Jehová estuvieron ocupados colocando este folleto y participando en la campaña de visitar a todo clérigo, político y hombre de los grandes negocios del territorio. A muchos de éstos nunca antes se había llegado personalmente, pero ahora se les dio su oportunidad.

      Por supuesto, a menudo es muy difícil comunicarse con funcionarios gubernamentales encumbrados y miembros del parlamento. Por lo tanto, los hermanos aprovecharon el hecho de que en ciertas ocasiones del año los miembros del parlamento se mudan de El Cabo, la capital legislativa, a Pretoria, la capital administrativa. Precisamente al tiempo apropiado, cuando estos caballeros esperaban en la estación de Ciudad del Cabo antes de partir en su viaje, los hermanos vinieron y les presentaron su ejemplar de este folleto especial. Estas personas tenían buena oportunidad de leer el contenido de la publicación y pensar en ella en el largo viaje de casi 1.600 kilómetros en que iban.

      Otro instrumento que comenzó a usarse durante 1933 consistió en discursos grabados por el hermano Rutherford. La Corporación Radiodifusora Africana concordó en que el poderoso mensaje de estas grabaciones eléctricas podía transmitirse una vez al mes desde sus tres principales estaciones en Ciudad del Cabo, Johannesburgo y Durban. De este modo el mensaje llegó a muchos hogares —y, sin duda, a muchos corazones también— en Sudáfrica, Rodesia del Sur y en lugar tan distante en el norte como Rodesia del Norte, a 3.200 kilómetros arriba en el continente africano. Habiendo oído los discursos, muchas personas aceptaron la literatura con mayor presteza. Un año después, sin embargo, se formó un comité consultivo en cuanto a radiodifusiones religiosas. Este comité estaba compuesto de clérigos procedentes de las religiones ortodoxas, y éstos se encargaron de que el mensaje del Reino que se transmitía por el aire fuera silenciado.

      No obstante, era imposible detener a los publicadores celosos de aquellos días. En los pueblos pequeños, donde la gran iglesia de la Iglesia Reformada de Holanda era el edificio principal por kilómetros a la redonda, los agricultores solían reunirse en la plaza de la iglesia los domingos cuando se celebraba la comunión (en afrikaans esto se llama nagmaal, que de hecho significa “cena”). Acampaban allí con sus tiendas y carros tirados por bueyes. A menudo los hermanos circulaban entre ellos, y esto resultaba en muchas discusiones. Los hermanos de habla afrikaans, especialmente, se deleitaban en una lucha espiritual con las armas de la verdad. Más tarde, estos encuentros se relataban de nuevo con gran gusto en sus reuniones de testimonio.

      Bien temprano en sus experiencias de precursor en el Transvaal septentrional, Fred Ludick fue víctima de un grave ataque de fiebre palúdica. Algunos africanos le ayudaron y confeccionaron una preparación de una fruta silvestre, y esto lo sanó. Pero en otra ocasión no le fue tan bien al compañero del hermano Ludick, Sidney McLuckie. Este hermano enfermó de fiebre tifoidea. Dice Fred: “Este fuerte muchacho de más de 74 kilogramos bajó a 40 kilos en solo unas cuantas semanas, y murió. Lo enterramos cerca de las montañas en Cala en Transkei (provincia del Cabo).” Así otro siervo fiel de Jehová había dado la vida en el desarrollo de la obra del Reino en el África austral.

      Por un tiempo el hermano Ludick sirvió en el Bushveld del Transvaal septentrional y allí trabajó con un grupo aislado del cual eran parte el hermano Muller y su familia. A principios de los años treinta, el hermano Muller hizo una obra tremenda por todo el Transvaal septentrional y hasta en la parte norte del Cabo y ayudó a muchas personas a adquirir conocimiento de la verdad.

      Por supuesto, también tuvieron sus dificultades, incluso la ocasión en que Fred Ludick visitó una estación misional católica. Allí se encontró con el sacerdote y empezó a explicar el propósito de su visita pero notó que el rostro del sacerdote se ponía cada vez más rojo. De repente el sacerdote entró apresuradamente en el edificio, regresó con una pistola y la apuntó contra el hermano Ludick. Sin embargo, Fred se mantuvo en calma y sencillamente dio la vuelta y caminó de regreso al auto, pero con un frío bajándole por la espina dorsal.

      Para este tiempo el hermano Ludick se había “graduado” de su bicicleta y usaba un automóvil Fiat modelo 1928 con ruedas de rayos de madera. Con esto él y el hermano Muller trabajaron una amplia zona del Bushveld silvestre. Pero muchas veces tuvieron que pasar la noche bajo un árbol, oyendo el rugido de los leones. Pero después de un duro día en el campo, viajando por aquellas muy ásperas carreteras, remendando los neumáticos, pinchazo tras pinchazo, dormían como lirones... ¡hubiera o no hubiera leones! Los frenos del auto también les causaban dificultades. En cierta ocasión, mientras pasaban por el peligroso paso Soutpans Berg, tuvieron que atar un pedazo de soga de cuero a los rayos de las ruedas del frente y darles fuertes halones al bajar por lugares inclinados... ¡una difícil tarea acompañada por el olor a caucho que se quemaba! Después de una experiencia como aquélla, los dos hermanos se alegraban de estar de regreso en la hacienda de Muller, donde les esperaba una cálida bienvenida de parte de la hermana Muller y los niños. Estos niños ya estaban recibiendo buen entrenamiento en casa y algunos de ellos más tarde emprendieron el servicio de tiempo cabal. Dos de ellos todavía sirven en la sucursal de Sudáfrica; uno de ellos, Frans Muller, es el superintendente de la sucursal hoy.

      SANTA ELENA RECIBE UN TESTIMONIO

      Mientras esta emocionante actividad se efectuaba en el Transvaal, había precursores preparándose para un viaje a la isla de Santa Elena, un puntito en el océano Atlántico, a 1.900 kilómetros, aproximadamente, de la costa occidental de África. Esta isla tiene un área de solo 122 kilómetros cuadrados y menos de 5.000 habitantes, la mayoría mestizos y muy pobres. Esta isla remota fue considerada un lugar seguro para el destierro de Napoleón desde 1815 hasta 1821, cuando pertenecía a los británicos.

      Gray Smith, que para entonces se había recobrado de su terrible enfermedad después del viaje a África Oriental, estaba listo para otro verdadero esfuerzo de precursor y preparado para una visita a Santa Elena. Su compañero esta vez fue Hal Ancketill, hijo del anterior superintendente de sucursal, Henry Ancketill. Ellos llevaron consigo una buena cantidad de literatura y trabajaron cabalmente la isla entera, colocando casi 1.000 ejemplares de literatura.

      Como resultado de esta visita, un agente de la policía, Thomas Scipio, aceptó la verdad y empezó a publicar el mensaje del Reino. Cuando se retiró de la fuerza policíaca, Scipio, de sesenta años de edad, se hizo precursor y se ganaba la subsistencia cultivando vegetales. Su hijo George Scipio llegó a ser el primer superintendente presidente de la congregación que más tarde se formó en aquella isla.

      El hermano Scipio padre apreció desde el mismo principio su responsabilidad de compartir las buenas nuevas del Reino con otros. Dio un testimonio denodado y amplio a sus parientes y a los demás isleños. Un año más tarde algunos se habían unido a él en la obra de testificar, y tan pronto como hubo fonógrafos y discursos bíblicos grabados disponibles, él obtuvo este equipo. Por años después éste resultó su método más eficaz de dar testimonio a los que estaban dispuestos a escuchar.

      Para 1935 se formó un grupito de seis publicadores en Jamestown, el único pueblo de la isla. Las actividades fieles del grupito de publicadores allí dieron resultado, y el grupo creció. Uno de los nuevos hermanos que era dueño de un café también obtuvo un fonógrafo y nunca perdió la oportunidad de tocar las grabaciones para sus clientes. Para 1939 había dos grupos organizados uno en Jamestown y el otro unos cuantos kilómetros más allá, en Longwood, donde Napoleón había estado bajo custodia.

      REGRESO AL ÁFRICA DEL SUDOESTE

      Después de esta muy fructífera visita a Santa Elena, el hermano Smith decidió ir al África del Sudoeste en 1935. Para este viaje, el hermano Smith llevó consigo a su esposa y uno de sus hijos. Tenían un vehículo equipado con una de las nuevas máquinas de reproducción de sonido y algunas grabaciones.

      Ciertamente tuvieron un tiempo maravilloso, pues colocaron no menos de 13.000 libros y folletos en las manos de la gente en solo cinco meses y obtuvieron 70 suscripciones a The Golden Age. Al clero, mayormente luterano, católico y reformado holandés, no le gustó esto. En cierto lugar el ministro de la Iglesia Reformada de Holanda acusó al hermano Smith de vender libros sin licencia, pero el magistrado simplemente se rió de esto y tomó alguna literatura él mismo.

      De nuevo algunas de las semillas de la verdad cayeron en el terreno apropiado. Cierto hombre del sur, Abraham de Klerk, que obtuvo alguna de la literatura, la leyó y casi inmediatamente se convenció de que era la verdad. Se apegó a su fe recién hallada y enseñó a su familia de la mejor manera que pudo. Jehová bendijo sus esfuerzos porque su esposa y algunos de sus hijos aceptaron la verdad. Y en cuanto a “Oom” (tío) Abraham, uno de los primeros Testigos del África del Sudoeste, continuó sirviendo fielmente a Jehová hasta que murió a fines de los años sesenta.

      SUAZILANDIA DURANTE LOS AÑOS TREINTA

      Crucemos ahora al lado oriental de Sudáfrica y visitemos otro país lleno de colorido, Suazilandia. Está rodeado en tres lados por el Transvaal y al este tiene frontera común con Mozambique. Esta área es de aproximadamente 17.350 kilómetros cuadrados, y tiene una población de aproximadamente 420.000 personas, de las cuales solo unos cuantos miles son europeos.

      Suazilandia fue visitada por precursores a principios de los años treinta y se dio un maravilloso testimonio en aquel país. Además de visitar a los europeos que vivían en los pueblos, los precursores también visitaron al jefe principal de la nación suazi, el rey Sobhuza II. Este hombre fue muy amigable con los Testigos y les dio una bienvenida real en su kraal. Congregó su guardia personal de cien guerreros para que escucharan una selección musical y un discurso grabado por el presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford. ¡Además, el hermano F. Ludick, quien estaba allí, dice que fue una experiencia bastante extraordinaria darle testimonio al rey, quien estaba rodeado por unas cincuenta de sus esposas!

      En otra ocasión, Robert y George Nisbet también le testificaron a este rey. Después de oír varias grabaciones hechas por el hermano Rutherford, el rey quedó tan deleitado que quiso comprar la máquina, las grabaciones y el altavoz. ¡Una situación confundidora para los precursores! Al fin lograron satisfacer al rey dejándole una gran cantidad de literatura.

      LLEGANDO A MAURICIO Y MADAGASCAR

      En 1933 la sucursal de Sudáfrica decidió enviar dos precursores experimentados a Mauricio y Madagascar (República Malgache). Robert Nisbet y Bert McLuckie recibieron la fascinadora asignación de visitar estas dos islas a las afueras de la costa oriental de África. Primero fueron a Mauricio.

      Antes de partir de Durban hacia Mauricio, pasaron algún tiempo tratando de aprender francés, pues pensaban que ése sería el idioma principal. Cuando llegaron a su destino, sin embargo, descubrieron que la mayoría de los habitantes hablaban criollo, una clase de dialecto o patois francés. De modo que los precursores no podían entender a la gente, y la gente no podía entender a los precursores. De hecho, el problema para el hermano Nisbet fue más complicado, puesto que él tenía un pronunciado acento escocés. Sucedió que en cierta ocasión un amo de casa le dijo: “¡Hábleme en inglés, por favor, pues yo no entiendo ese idioma!”

      Puesto que la principal influencia y poder en la isla era católica, no sorprende que estos dos hermanos pronto se encontraran en dificultades. La policía, al recibir quejas inspiradas por los sacerdotes, se comunicó con Sudáfrica para recibir confirmación en cuanto a la identidad de los hermanos. La policía defendió el derecho de los hermanos a predicar, pero les advirtió que el celebrar reuniones sin permiso estaba prohibido y que en el caso de ellos no se otorgaría tal permiso. Además, el periódico local, La Vie Catholique (La vida católica), dio una advertencia en cuanto a estos dos “falsos profetas.” Aunque esto causó una disminución en sus colocaciones de literatura, no disminuyó el gozo y la resolución de ellos al buscar a las “ovejas” en perspectiva.

      Visitaba a Mauricio al mismo tiempo que estos dos precursores el cardenal católico romano Hinsley, de la Gran Bretaña, con el propósito de oficiar en la instalación de un sacerdote como el nuevo obispo de la isla. El lugar estaba lleno de dignatarios católicos visitantes y sacerdotes que habían venido para esta ocasión especial. Esto dio a los precursores una excelente oportunidad para ofrecer el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Fue Robert Nisbet quien ofreció el folleto al cardenal Hinsley mismo, y éste lo aceptó sin alharaca. Bert McLuckie trató lo mismo con el obispo recién instalado James Leen, ¡quien tranquilamente tomó el folleto, lo hizo trizas y lo lanzó en el canasto de los papeles de desechos!

      En aquellos días, en la isla de Mauricio, costaba muy poco viajar, probablemente menos que en todo otro lugar del mundo. Por ejemplo, se podía dar la vuelta por completo a la isla por tren, y de nuevo por autobús y tren por tan poco como media corona (35 centavos de dólar). De esa manera los precursores trabajaron toda parte de la isla. Además de colocar literatura en francés, colocaron folletos en chino y en varios lenguajes de la India, tales como tamil, urdu e hindi. En una ocasión el director de un periódico indio disfrutó de un largo artículo de The Golden Age que denodadamente denunciaba las malas acciones de la jerarquía católica romana. El director empezó a publicar este artículo como serie. Pero antes que terminara, la policía intervino y le dio al director una seria advertencia de posibles consecuencias, y esto hizo que él dejara de publicar aquel material. Sin embargo, a pesar de mucha oposición procedente de los sacerdotes, los dos precursores terminaron su asignación.

      Su visita a Mauricio dio un amplio testimonio en esta isla y ellos dejaron un grupito que continuó efectuando alguna testificación informal. ¡Qué felices deben haberse sentido los hermanos Nisbet y McLuckie con este fruto de sus labores! ¿Pero qué hay de su visita a Madagascar?

      Esta enorme isla (la cuarta entre las más grandes del mundo) a las afueras de la costa sudeste de África tiene aproximadamente 1.610 kilómetros de largo. La costa oriental recibe de frente el azote pleno de los vientos de monzón y tiene intensa precipitación. Pero otras partes de la isla son mucho más secas y por eso la flora del país varía desde los tipos desérticos hasta lujuriante vegetación tropical.

      Madagascar tiene una población de unos seis millones de personas de orígenes muy diversos. Parece que árabes e hindúes establecieron factorías en Madagascar en tiempos muy remotos. Desde entonces, los portugueses, franceses e ingleses hicieron su parte en tratar de colonizar la isla. Finalmente, fueron los franceses quienes se hicieron dueños de ella y en 1896 llegó a ser colonia de Francia. Desde entonces la cultura francesa y el lenguaje francés han tenido gran influencia en la isla y sus habitantes. Esto significaba que en los años treinta, cuando los testigos de Jehová visitaron por primera vez aquella isla con el mensaje del Reino, la religión católica era la predominante.

      Robert Nisbet y Bert McLuckie llegaron a Madagascar por embarcación en 1933. Empezaron su obra cautelosamente, comenzando en Tamatave, el puerto principal, donde desembarcaron. Rápidamente trabajaron el territorio, colocando mucha literatura en manos de la gente al hacerlo, y entonces siguieron adelante a la capital, Tananarive, situada en el interior.

      Al llegar a Tananarive establecieron comunicación con un dueño de tienda griego que tenía alguna literatura de la Sociedad en su propio idioma. Había recibido esto de parientes que vivían en Brooklyn, Nueva York. Esto estimuló mucho a los hermanos, y se deleitaron cuando el hospitalario griego les dio alojamiento gratis en una habitación sobre su tienda.

      Los hermanos Nisbet y McLuckie no pudieron establecer ningún grupo ni congregación en esta visita. Por supuesto, tenían un muy grande problema con el idioma, puesto que muy pocas personas entendían inglés. Pero permanecieron en Tananarive hasta que hubieron colocado toda su literatura antes de regresar a Sudáfrica. Así, muchas semillas de la verdad se sembraron en esta isla.

      PRIMEROS ESFUERZOS EN MOZAMBIQUE

      Otro campo amplio donde poco se había hecho todavía era la posesión portuguesa llamada Mozambique. Esta zona es de casi 777.000 kilómetros cuadrados y principalmente de terreno llano y bajo. Ahora tiene una población de 6.650.000 personas, de la cual solo un porcentaje pequeño es población blanca. La ciudad capital es Lorenzo Marqués, un importante puerto situado en el extremo meridional cerca de la frontera de la República Sudafricana. El otro puerto y ciudad importante es Beira, a unos centenares de kilómetros más al norte.

      La Iglesia Católica ha dominado el campo religioso por siglos, aunque se supone que haya libertad de religión, y hay un buen número de sectas protestantes pequeñas funcionando en las ciudades. En las granjas o haciendas se usaba trabajo forzado, y por esto los trabajadores africanos conseguían muy poca remuneración. Además, el castigo impuesto a los africanos era severo. Un aspecto menos triste de la situación es el hecho de que el África Oriental Portuguesa no tiene barreras oficiales debido a color. No hay carteles que indiquen: “Europeos solamente” y no hay segregación en la transportación, los bancos, las tiendas, ni en ningún otro lugar. Lo que sí tienen es distinción entre los africanos mismos, entre africanos “no civilizados” y lo que llaman assimilados, o africanos “civilizados.” Cualquier africano puede subir desde su condición de “no civilizado” y llegar a ser “civilizado” por un proceso de ley. Pasa ciertas pruebas y llega a ser un “blanco” en vez de “negro,” sin importar el color que tenga. El africano que desee hacer esto hace una solicitud a un tribunal local y tiene que probar que puede leer y escribir en portugués, pertenece a la fe cristiana (católica), tiene cierta posición financiera, y está dispuesto a vivir a la manera europea. Lo principal es que debe poder adoptar el modo de vivir del hombre blanco. Entonces tiene derecho a un pasaporte, sus hijos pueden recibir educación gratuitamente y él tiene derecho a votar, pero puede ser llamado al servicio militar, y tiene que pagar altos impuestos sobre los ingresos. Solo una muy pequeña proporción de africanos puede calificar.

      En 1925, la semilla del Reino había hallado buen terreno entre los africanos en esta parte de la Tierra, y por varios años creció constantemente sin estorbo. Pero a fines de los años treinta las autoridades comenzaron a investigar a los que eran suscriptores de La Atalaya y un número bastante grande de ellos fue arrestado. Los que fueron arrestados en el sur de Mozambique se encontraron en prisión con otros hermanos que habían bajado de Niasalandia, de modo que había un grupo bastante grande en total. Fue solo después de dos o tres años que finalmente tuvieron un juicio, con el resultado de que algunos fueron deportados a la colonia penal de Santo Tomé por doce años, mientras que otros fueron enviados a campamentos de trabajo en la parte septentrional de Mozambique por diez años. En la sentencia se declaró que no deberían estar juntos en un solo sitio, porque entonces aquellas zonas se ‘envenenarían con la enseñanza de ellos debido a que es una cosa muy vigorosa.’

      En el grupo sentenciado había un hermano llamado Mahlanguana. Él recuerda que entre los lugares donde trabajó en el norte estaba una gran plantación de cocos cerca del pequeño puerto de Antonio Enes. Cierto día el jefe de la policía vino a investigarlo y lo halló preparando un sermón bíblico. El jefe le informó esto al director de la colonia penal, pero éste dijo que esto no causaría ningún daño. Sin embargo, el jefe de la policía golpeó al hermano Mahlanguana y lo puso en prisión por cuatro meses. Años más tarde, habiendo completado su sentencia, el hermano Mahlanguana regresó a Vila Luiza. La obra de predicar el Reino había quedado sin adelanto allí. Pero el regreso de él ayudó a las personas que se interesaban en la verdad en la localidad a hacerse activas de nuevo y la obra creció bien.

      De esa manera se había logrado un excelente comienzo en el campo africano de Mozambique meridional. Pero, ¿qué hay de los europeos?

      Fue en 1929 que llegó el primer europeo a Lorenzo Marqués y empezó a testificar entre los blancos portugueses. Este fue Henry Myrdal, quien se había salido del servicio de precursor para casarse con Edith Thompson. Estos dos siguieron trabajando por su cuenta, experimentando algunas dificultades a veces. Pero en 1933 Piet de Jager, quien para este tiempo se había casado con la celosa repartidora Lenie Theron, fue enviado por la Sociedad para que diera ayuda a la obra en el campo europeo en Mozambique. El hermano De Jager y su esposa trabajaron todo el territorio europeo de aquel lugar y colocaron grandes cantidades de literatura, tanto en inglés como en portugués, en manos de la gente.

      En 1935 otros dos precursores visitaron a Lorenzo Marqués, pero en verdad permanecieron allí muy poco tiempo. Los precursores eran los hermanos Fred Ludick y David Norman. Ellos se alojaron en casa de la familia Myrdal. He aquí su historia: “Al quinto día de estar efectuando nosotros nuestra obra, mientras estábamos sentados como dos visitantes que se comportan bien, bebiendo té en la plaza pública, el hermano David me dijo: ‘Fred, no mires para allá, pero a la izquierda, allá, hay dos hombres que nos han estado vigilando ya por casi media hora’ . . . Cuando llegamos a casa aquel mismo día, la hermana Edith Myrdal dijo: ‘La policía secreta ha estado aquí varias veces buscándolos a ustedes dos.’ Apenas acababa de decir aquello cuando se escuchó el sonido de la sirena del vehículo policíaco al doblar la esquina, e inmediatamente nos metieron en María la Negra (el vehículo policíaco que se usa para recoger o transportar a los delincuentes).”

      Los dos hermanos fueron llevados ante un funcionario de alto rango, el señor Teixeira, a quien David Norman le dijo denodadamente que él sabía que el obispo estaba detrás de toda la conspiración. Esto tocó un lugar muy sensitivo en los sentimientos de Teixeira y éste saltó y dijo con un rugido: “Si ustedes fueran mis ciudadanos en este mismo momento haría que fueran desterrados a la isla de Madeira, pero porque son ciudadanos sudafricanos los deportaré inmediatamente.” Aquel mismo día los hermanos salieron de Lorenzo Marqués hacia la frontera de Sudáfrica con un vehículo lleno de policías al frente y otro detrás, todos armados hasta los dientes con armas de fuego y espadas. ¡Al llegar a la frontera, los hermanos, que todavía tenían con ellos alguna literatura, les testificaron a los policías, dejaron literatura en manos de ellos y entonces se despidieron de todos con apretones de manos!

      El obispo de Mozambique se expresó en acciones de nuevo en 1937, cuando el hermano Myrdal fue llamado para que se entrevistara con el jefe de la policía, quien dijo que había recibido del obispo una queja. La queja del obispo había sido que la literatura de la Sociedad que se distribuía en el país resultaría en que el pueblo se levantara en armas y causara una revolución. El hermano Myrdal trató de suministrar una explicación, pero el funcionario no quiso escuchar y le informó que si continuaba distribuyendo literatura sería deportado inmediatamente.

      Sin embargo, el hermano Myrdal combatió aquella orden. Hizo arreglos para entrevistarse con el gobernador-general para apelar de la decisión de la policía. El gobernador, aunque fue bondadoso, puso el asunto en manos de su auxiliar, el señor Mano. Sucedió que el Sr. Mano era una persona muy razonable, nominalmente católico, pero en desacuerdo con muchas de las doctrinas de la Iglesia. Él leyó cuidadosamente la literatura de la Sociedad y llegó a la conclusión de que la acusación de que fomentaría revolución era falsa. El señor Mano quedó muy impresionado con los libros y dijo que no tomaría más acción. Así, el plan del obispo para librarse de los testigos de Jehová había quedado frustrado.

      Mientras tanto, los patronos del hermano Myrdal se habían molestado mucho por la posibilidad de que él fuera deportado. Debido a la actitud de ellos, el hermano Myrdal entregó su renuncia; pero en vez de aceptarla, la firma decidió al fin transferirlo a su tienda de Johannesburgo, y esto se efectuaría más tarde, en 1939.

      En 1938 se hizo otro esfuerzo por enviar precursores europeos a Lorenzo Marqués. David Norman vino de nuevo, esta vez con un nuevo compañero, el hermano Frank Taylor, que recientemente había llegado de Inglaterra. Pero dentro de pocos días de su llegada, la policía estaba de nuevo haciendo su labor. Se dieron instrucciones de que los dos precursores dejaran de trabajar o serían deportados inmediatamente. La sucursal de Ciudad del Cabo avisó que los precursores deberían regresar a Sudáfrica, pero dejar su gran existencia de literatura en portugués a cargo de los Myrdals.

      Mientras tanto el gobernador-general, que había sido amigable y comprensivo, y quien era bien amado por el pueblo, fue rebajado de categoría por el gobierno portugués y transferido a la pequeña colonia portuguesa de Goa, en la India. Un fanático funcionario católico romano ocupó su lugar.

      La Sociedad, dándose cuenta de que los Myrdals no podrían quedarse en Mozambique mucho tiempo más, sugirió que ejemplares de la literatura fueran enviados por correo a cada funcionario gubernamental por todo el país. Los Myrdals prepararon sobres con literatura en portugués y el mismo día antes de salir del país enviaron estos centenares de paquetes desde varios buzones.

      Aunque no se había establecido ningún interés definitivo en el campo europeo en Mozambique, poco a poco se estaba logrando progreso en el campo africano a pesar de la persecución. Para 1940 el número de publicadores africanos en Mozambique había alcanzado un máximo de treinta y ocho. Tenían reuniones en cuatro diferentes centros.

      ORGANIZÁNDOSE EN NIASALANDIA

      Después de la visita del hermano Hudson a Niasalandia en 1925, los pocos que continuaron acudiendo por guía a la Sociedad se mantuvieron en comunicación con la oficina de El Cabo. Entonces, en 1933, se hizo patente que había un núcleo de personas sinceramente interesadas que necesitaban ayuda. Por eso se hizo una solicitud de tener un representante europeo en Niasalandia. El gobernador recibió favorablemente la solicitud. Por consiguiente, en mayo de 1934 se abrió un almacén de literatura en aquel país, en Zomba, bajo la superintendencia de la sucursal sudafricana. Hasta donde podía juzgar la oficina de El Cabo, había entonces unas cien personas sinceramente interesadas en Niasalandia. Bert McLuckie fue enviado desde Sudáfrica para organizar la obra en aquel campo.

      Su destino era el hogar de Richard Kalinde, donde permaneció por aproximadamente un mes. Este hermano africano llegaría a ser su compañero en estrecha asociación durante el tiempo en que el hermano McLuckie permaneciera en Niasalandia. El hermano McLuckie apenas había empezado cuando sufrió un serio ataque de paludismo, que lo puso en el hospital por dos semanas. Después de recobrarse pudo obtener dos cuartos para usarlos como el almacén de la Sociedad en Niasalandia. Él usó uno como la oficina y el otro como lugar donde dormir.

      Su trabajo principal al principio fue poner orden en las condiciones caóticas que habían causado los llamados “movimientos Watchtower.” Esto no resultó tan difícil como él había esperado. Entre otras cosas, el jefe de la policía de Niasalandia reconocía que aquellos movimientos africanos falsos no tenían nada que ver con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Además, la sucursal de Ciudad del Cabo le había dado al hermano Bert McLuckie una orientación o guía clara en cuanto a encargarse de aquella situación. Él visitó grupo tras grupo en todas partes de Niasalandia. Después de pronunciar un discurso en cada lugar con el hermano Kalinde de intérprete, sencillamente leía la resolución según aparecía en el folleto El Reino, la esperanza del mundo. Esta resolución tenía que ver con el nombre bíblico de testigos de Jehová. Se pedía que todos los que estaban a favor de esta resolución lo indicaran por medio de levantar la mano. La mayoría sí levantó la mano, pero muchos no eran sinceros, según se probó por acontecimientos posteriores.

      El hermano McLuckie hizo otras visitas a las congregaciones de vez en cuando, y de esta manera se ayudó a muchos a dejar de dar apoyo a los falsos “movimientos Watchtower” y sus líderes. Mientras hizo este trabajo, el hermano McLuckie tuvo muchas interesantes experiencias, puesto que algunas de las congregaciones estaban muy alejadas de los caminos frecuentemente transitados. A veces los hermanos locales de hecho hicieron carreteras que se extendían por kilómetros dentro de la maleza, para que el carro de él viajara sobre ellas y él pudiera llegar a sus lugares de reunión. A un grupo muy aislado solo se podía llegar por canoa. Este era un viaje muy peligroso de más de una veintena de kilómetros por aguas infestadas de cocodrilos. El hermano McLuckie se sentó en una silla en el centro de la canoa, ejerciendo cuidado para no menearla, y los hermanos africanos remaron por turno. Él ciertamente apreció el que los hermanos le suministraran alojamiento y alimento y mostraran su aprecio por las cosas espirituales.

      El hermano McLuckie también trabajó entre los europeos de Niasalandia y en cierta ocasión visitó un lugar llamado Karonga. Para llegar a aquel lugar tuvo que bajar en auto la montaña Livingstonia por una carretera que tenía varias curvas tan agudas que él tenía que detener el auto para poder pasarlas por medio de lentamente dar marcha atrás y entonces adelante. Entre las personas con las cuales se comunicó estuvieron dos hombres de negocio griegos que aceptaron publicaciones en su propio idioma. Más tarde, uno de ellos se bautizó.

      En noviembre de 1934, dos precursores de Sudáfrica hicieron un viaje a través del África Oriental Portuguesa y entraron en Niasalandia. Pudieron testificar a las pequeñas poblaciones europeas de Zomba, Blantyre, Limbe y otros lugares. Los registros muestran que colocaron setecientos libros y folletos en las manos de la gente en aquel viaje. Aparentemente ésa era la primera vez que se había hecho algún trabajo sistemático de casa en casa entre la gente europea allí.

      De modo que al fin se estaba estableciendo en Niasalandia una organización teocrática sólida. Informes del servicio del campo se estaban recogiendo también y para 1934 el número promedio de publicadores fue de veintiocho. Poco después de esto el hermano McLuckie fue llamado de nuevo a trabajar en la sucursal de El Cabo. Su hermano, Bill McLuckie, lo reemplazó a cargo del almacén de literatura en Niasalandia el 17 de marzo de 1935, y sirvió allí fielmente por muchos años.

      A medida que la organización teocrática se estableció entre las muchas personas interesadas en Niasalandia la cantidad de personas que participaban en el servicio del campo e informaban actividad creció muy rápidamente. ¡En el año 1935 el número de publicadores aumentó de 28 en 1934 a 340! Mientras tanto, la oposición local aumentaba y algunos de los misioneros de la cristiandad estaban incitando a los funcionarios gubernamentales a interferirse en las actividades de los hermanos. Lograron que uno de los folletos y la revista The Golden Age fueran proscritos en aquel país desde noviembre de 1934. Pero el aumento continuó y para 1937 el número de congregaciones había aumentado a 48, y el máximo de publicadores se elevó a 1.319.

      Poco después de eso se grabaron ciertos discursos en cinyanja y éstos fueron muy apreciados por los hermanos africanos. Muchas congregaciones estaban cooperando para comprar equipo de altoparlantes, y algunas hicieron arreglos para ir de pesca al lago Nyassa, entonces llevar sus pescados al mercado y añadir el dinero que obtuvieran a su “fondo para fonógrafos.” En algunas zonas del norte compraban un árbol enorme, y entonces lo cortaban y lo transportaban flotando a su aldea. Allí se ponían a ahuecar el tronco del árbol y darle la forma de una canoa. Entonces vendían esto, y con el dinero podían conseguirse un fonógrafo. Esto significaba meses de duro trabajo para los publicadores, pero les hacía posible conseguir un fonógrafo y hacer más eficaz su actividad del Reino. El libro Riquezas se publicó en cinyanja aquel año, y esto suministró a las congregaciones maravilloso alimento espiritual. Por consiguiente, el siervo del almacén de literatura pudo informar que nunca antes había habido tanta unidad entre los hermanos.

      ESFUERZOS RENOVADOS EN EL ÁFRICA ORIENTAL INGLESA

      Como ya se mencionó, el África Oriental Inglesa fue visitada en 1931 por los hermanos Gray y Frank Smith, y más tarde por Robert Nisbet y David Norman. Durante estas visitas se había colocado mucha literatura y se había dado un testimonio amplio. Pero era tiempo para otra visita.

      La tercera campaña dentro del África Oriental la efectuaron en 1935 cuatro precursores sudafricanos. Estos fueron Gray Smith, su esposa y dos hermanos Nisbet, Robert y George. Esta vez estaban bien equipados con camiones de entrega de tres cuartas de tonelada arreglados como habitaciones, con camas, cocina, suministro de agua y un tanque de petrol (gasolina) de reserva, además de alambreras de tela metálica removibles para protegerse de los mosquitos. Esta movilidad les permitía llegar a lugares en los cuales no se había testificado anteriormente, aunque a veces la hierba había crecido sobre los caminos hasta alcanzar más de tres metros de altura. A menudo dormían en el despoblado silvestre y podían ver, oír y sentir el latido del corazón de África con su abundancia de vida silvestre... leones rugientes de noche, cebras que pacían apaciblemente, jirafas y la presencia amenazadora de rinocerontes y elefantes.

      Al llegar a Tangañica se separaron. El hermano Smith y su esposa permanecieron en Tangañica por algún tiempo, mientras que los hermanos Nisbet siguieron hacia Nairobi, donde más tarde los Smiths habían de encontrarse con ellos. Mientras estaban en Tangañica los Smiths fueron arrestados y se les ordenó que regresaran a Sudáfrica. Pero el hermano Smith decidió seguir adelante hacia Nairobi puesto que tenía un pasaporte sudafricano endosado: “súbdito británico de nacimiento.” Al llegar a Nairobi, Kenia, él y su esposa inmediatamente fueron a los oficiales de la policía y obtuvieron permiso para permanecer allí, al depositar £100 (280 dólares), suma que se les devolvió cuando regresaron al sur.

      Pasaron a Uganda. Al llegar a Kampala, descubrieron que era un lugar hostil donde la policía los mantenía bajo vigilancia continua. No obstante, lograron colocar muchísima literatura en manos de la gente antes que se vieran obligados a salir de Uganda debido a una orden de deportación procedente del gobernador. De modo que regresaron a Nairobi, donde de nuevo se asociaron con los hermanos Nisbet.

      Aquí, también, experimentaron oposición de las autoridades, pero se dio un testimonio excelente, pues distribuyeron más de 3.000 libros y aproximadamente 7.000 folletos y obtuvieron varias suscripciones a The Golden Age. Protestaron vigorosamente contra las órdenes de deportación, pero las autoridades no dieron ninguna explicación satisfactoria.

      Durante esta campaña Robert Nisbet contrajo la fiebre tifoidea y quedó atrás en el hospital de Nairobi mientras los demás del grupo empezaron su viaje de regreso. El hermano Smith y George Nisbet trataron de entrar en Zanzíbar, pero se les negó el permiso; por eso, regresaron a Sudáfrica. Robert Nisbet recobró la salud y más tarde, en 1955, llegó a ser el primer superintendente de sucursal de Mauricio. Su hermano George, después de un período de servicio misional en Mauricio, fue enviado de regreso a Sudáfrica y empezó a servir en la sucursal sudafricana en 1958.

      Estos precursores que abrieron el camino en el “África Tenebrosa” realmente tenían gran fe cuando afrontaron todas las dificultades y peligros que representaba esta actividad. De los seis precursores, cuatro estuvieron por mucho tiempo hospitalizados... el resultado de la fiebre debido a aguas contaminadas, paludismo y fiebre tifoidea. Por sus esfuerzos se distribuyó una cantidad tremenda de literatura, y se colocó el fundamento para la obra de edificación espiritual que los graduados de la Escuela de Galaad habían de empezar en los años cincuenta.

      MÁS PROGRESO EN RODESIA DEL SUR

      La última visita a Rodesia del Sur (ahora Rodesia) la había hecho en 1929 una sola precursora, la hermana Adshade, que se había enfrentado a muchos obstáculos que le presentaron las autoridades. La siguiente visita de precursores procedentes de Sudáfrica fue en mayo de 1932. Los que visitaron fue un grupo de cuatro precursores en dos automóviles, el hermano Piet de Jager y su esposa y los hermanos Robert Nisbet y Ronald Snashall. Este grupo llegó a la frontera en la tarde de un sábado, cuando los funcionarios estaban disfrutando de un juego de tenis. Los hermanos declararon que representaban a la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia, y los funcionarios quizás deseosos de continuar con su juego, no hicieron más investigación; por eso, no se dieron cuenta de que estaban permitiendo la entrada de representantes de la verdadera Sociedad Watch Tower en el país. Pero pronto comenzó a arder el fuego. Después de trabajar solo unos cuantos días en Bulawayo, los precursores fueron llamados al cuartel del C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) y al cuartel de la policía y tuvieron que hacer largas declaraciones escritas.

      Varios días después, por orden del gobernador, se les dijo a los hermanos que salieran dentro de cuarenta y ocho horas, y no se les permitió apelación. Ellos consultaron con un hombre amigable que tenía experiencia jurídica y, siguiendo su consejo, insistieron en hacer una apelación y rehusaron irse hasta que se hubiera tomado una decisión. Presentaron su apelación al jefe de la C.I.D. para que fuera transmitida al gobernador. El mismo siguiente día los periódicos de Inglaterra y Sudáfrica publicaron informes del incidente. El Cape Times del 30 de mayo de 1932 dijo: “BULAWAYO, sábado. Cuatro visitantes europeos procedentes de la Unión, que llegaron aquí hace tres semanas con la intención de efectuar obra misional, han recibido la orden de salir de la colonia para el próximo lunes, por ser considerados por las autoridades como ‘habitantes o visitantes no deseables.’

      “Se dice que las autoridades no aprueban las doctrinas que creen que los misioneros tienen la intención de propagar.”

      Mientras tanto, los hermanos se habían comunicado con la sucursal de Londres, y desde allí la Sociedad envió un cable al alto comisionado para Rodesia del Sur. Como resultado de esto, la decisión fue alterada y se le permitió al grupo permanecer seis meses, con la condición de que no trabajaran entre los africanos. Esta fue ahora la tercera vez que se dio un excelente testimonio a la población europea en Rodesia del Sur. Aunque no hay registro de que se despertara ningún interés sobresaliente en aquella ocasión, se dio un testimonio personal y ejemplares del libro Vindicación y el folleto El Reino, la esperanza del mundo se dieron a casi todos los gobernantes de este país.

      Mientras estuvo en Rodesia del Sur, el hermano P. de Jager le hizo una visita especial al Sr. Moffat, el primer ministro de Rodesia, en la granja de éste. Aparentemente tuvieron una muy amigable conversación. Como resultado de esto, el hermano De Jager escribió cartas a las autoridades, solicitando permiso para enviar representantes europeos de modo que la obra de la Sociedad Watch Tower entre los africanos llegara a estar bajo supervisión apropiada. Hizo esto en octubre de 1932. Ya la sucursal de Ciudad del Cabo había enviado una carta con ese propósito al secretario colonial del gobierno de Rodesia del Sur, con fecha de 14 de septiembre de 1932. Sin embargo, este esfuerzo combinado por parte de la sucursal de El Cabo y el hermano De Jager fracasó. Parece que las autoridades de Rodesia, incitadas por el clero local, habían cerrado la puerta a los testigos de Jehová en Rodesia.

      La sucursal de Ciudad del Cabo no se dio por vencida. Escribió otra larga carta al secretario colonial de Rodesia en octubre de 1932, presentando el caso muy vigorosamente. La respuesta vino rápidamente y sin rodeos: “El Gobierno no puede considerar de nuevo la decisión que anteriormente se le comunicó, de que ciertos representantes de su sociedad quedaran declarados inmigrantes prohibidos a esta Colonia.” Otro intento más, una carta dirigida al ministro de asuntos interiores de Rodesia un año más tarde en noviembre de 1933, recibió la misma respuesta.

      La sucursal de El Cabo siguió sin cesar sus esfuerzos, y cada año por varios años escribió una larga carta a las autoridades de Salisbury solicitando permiso para enviar representantes especiales de la Sociedad para organizar y dirigir la obra del Reino. El gobierno, en cambio, respondió con regularidad rehusando el permiso. El hecho de que en 1934 las autoridades de Niasalandia dieron permiso para que se abriera allí un almacén y para que un hermano europeo organizara la obra en aquel lugar, y que un arreglo similar se hizo en Rodesia del Norte en 1936, le dio a la sucursal de El Cabo nuevos pertrechos para usarlos en esta lucha. En 1938 aparentemente se hicieron dos solicitudes y, en respuesta a la segunda, una carta fechada el 16 de noviembre de 1938, del secretario para asuntos nativos, dijo: “Tengo instrucciones de informarle que el Gobierno no está en disposición de reconocer a la Sociedad hasta haber tenido más tiempo para observar el efecto del reconocimiento en Rodesia del Norte y en Niasalandia. Y además que no es probable que el Gobierno concuerde en otorgar reconocimiento a la Sociedad hasta que su literatura sea menos inadecuada para los nativos de esta Colonia.”

      Sin embargo, los esfuerzos por dar adelantamiento a la obra del Reino en Rodesia del Sur tomaron formas que pasaron de ser solo un intercambio regular de correspondencia entre la Sucursal de El Cabo y el gobierno de Rodesia del Sur. El 25 de octubre de 1935, el periódico Southern Rhodesia Government Gazette publicó el texto de dos proyectos de ley formulados para controlar la predicación. A uno se la llamaba el “Acta sobre predicadores nativos, 1936” con el propósito de controlar movimientos religiosos entre los nativos por medio de la emisión de certificados a los predicadores y maestros nativos. Después de mucha discusión y debate este proyecto de ley no fue aprobado como ley. Otro proyecto, al que se llamó “Acta de sedición, 1936,” tenía el propósito de suprimir las expresiones, periódicos, libros, ilustraciones y grabaciones de gramófono sediciosos. Discusiones y debates que se desarrollaron después manifestaron claramente que este proyecto de ley estaba particularmente dirigido contra la obra de la Sociedad. Puesto que antes de ser aprobado como ley este Proyecto de Ley sobre Sedición era tan obviamente un arma forjada contra la obra del Reino, se atrajo la atención adversa de la oficina de la Sociedad en Brooklyn. El presidente Rutherford mismo escribió una carta al primer ministro de Rodesia del Sur y a todos los miembros de la asamblea legislativa en la cual les advirtió acerca del proceder peligroso que estaban siguiendo. La sucursal de El Cabo imprimió 25.000 copias de esta carta y estos ejemplares fueron enviados a todo europeo cuyo nombre aparecía en la guía del correo de Rodesia del Sur.

      Pero, a pesar de esto, el Proyecto sobre Sedición se convirtió en ley y muy poco después de aquello catorce de las publicaciones de la Sociedad fueron declaradas sediciosas (siete libros encuadernados y siete folletos). Como caso de prueba, inmediatamente se le enviaron por correo ejemplares a un hermano africano, el hermano Kabungo, que estaba visitando las congregaciones de Rodesia del Sur en aquel tiempo. Los funcionarios de la aduana se apoderaron de estos ejemplares al llegar a Bulawayo, y la Sociedad respondió solicitando que fueran soltados. El caso llegó al tribunal superior de Rodesia del Sur en mayo de 1937. El abogado de la Sociedad, el Sr. Beadle (quien más tarde fue juez presidente en Rodesia), había hecho un estudio cuidadoso de la literatura. Éste, en una conversación con el hermano George Phillips, el superintendente de sucursal de Sudáfrica, por dos días antes que comenzara el caso, mostró que estaba muy bien familiarizado con el contenido de los libros. El mérito de los libros fue considerado cabalmente en el tribunal por varios días. El hermano Phillips, que había subido de Ciudad del Cabo, tuvo la poco usual e interesante experiencia de estar sentado al lado del abogado en el tribunal y ayudarle a hallar textos bíblicos pertinentes y a hacer la explicación apropiada de porciones de los catorce libros que estaban siendo considerados. Después de la audiencia, el juez, el presidente de sala Sr. J. Hudson, intimó que leería los libros antes de dar su fallo. Rindió su fallo el 23 de septiembre de 1937. El juez consideró los puntos a favor y en contra de los argumentos de la defensa, entonces resumió su opinión diciendo: “Todas pueden caracterizarse como publicaciones escritas de buena fe con la intención de llamar atención al remedio a los defectos fundamentales en la organización y administración de todos los gobiernos terrestres. . . . Mi opinión entonces es que ninguna de las publicaciones es sediciosa.”

      Esta fue una victoria importante para la Sociedad. Sin embargo, la respuesta del gobierno a eso fue hacer una apelación. Esta llegó ante la División de Apelaciones del Tribunal Supremo de la Unión Sudafricana el 15 de marzo de 1938. El juez N. J. de Wet pronunció la decisión sobre el asunto el 22 de marzo de 1938, y en ella se sostuvo el fallo del tribunal de Rodesia del Sur. El caso recibió mucha publicidad en los periódicos de Rodesia y Sudáfrica. De hecho, el Chronicle de Bulawayo citó la opinión de la corte en su plenitud. De esta manera se dio un testimonio excelente y las publicaciones de la Sociedad quedaron libres para distribución.

      La obra entre los hermanos iba teniendo buenos aumentos. Para 1938 el número de proclamadores del Reino había aumentado a 321, y 20 fonógrafos se usaban en el campo. El número de organizaciones de compañía, o congregaciones, era entonces de 34.

      A principios de 1938 la Sociedad solicitó permiso para enviar dos representantes europeos de nuevo a la obra y estimular el campo europeo y esto se otorgó, “a condición de que, cada uno, antes de llegar o al momento de llegar, escriba una declaración en el sentido de que no va a distribuir ninguna literatura ni conducir reuniones públicas ni llevar a cabo ninguna propaganda entre la población nativa de Rodesia del Sur.” Por eso, aunque la batalla estaba volviéndose a favor de la Sociedad, de ninguna manera había terminado.

      Los dos precursores enviados por la Sociedad en 1938 fueron Robert Nisbet y Jim Kennedy, un sudafricano que era relativamente nuevo en el servicio de precursor. En el puesto fronterizo de Beitbridge las autoridades los detuvieron, los interrogaron y finalmente les permitieron entrar en el país por seis meses. Ellos pasaron un tiempo muy excelente trabajando entre los europeos y dejaron mucha literatura dondequiera que fueron. En cierto lugar, una zona de minas de oro, colocaron casi 200 libros encuadernados en manos de la gente en un solo día. La policía, por supuesto, los vigilaba y ellos tenían que presentarse constantemente en el cuartel de la policía local. Casi en todas partes parecía que la gente había oído acerca de ellos y esperaba su visita. Los granjeros en la mayoría de los casos eran amigables y hospitalarios, pero, en algunas ocasiones, cuando oían el nombre “Watchtower” era como haber invitado a un toro a venírsele encima a uno.

      En Bulawayo se encontraron con un hermano McGregor, que había estado en la verdad en Escocia pero que se había enfriado espiritualmente. Los precursores lo animaron mucho y después de algún tiempo empezó de nuevo a participar en la obra. Los precursores también hallaron a la familia Gunn, con quienes habían hablado George Phillips y Henry Myrdal unos doce años antes. Ellos también estaban inactivos, pero fueron revivificados espiritualmente por los dos precursores. Así, en 1938, pudieron organizar un grupo en Bulawayo. Fue el primer estudio de grupo europeo de Rodesia del Sur, y unas diecisiete personas mostraban interés. Con el tiempo, el hermano McGregor fue representante de la Sociedad en Rodesia y efectuó mucho trabajo útil en cuanto a recoger informes y atender los intereses del Reino en aquel país.

      AFRONTANDO DIFICULTADES EN RODESIA DEL NORTE

      Los Testigos iban ganando la batalla en Rodesia del Sur. Pero, ¿cómo les iba en el país vecino de Rodesia del Norte (Zambia), donde, allá en 1925, Mwana Lesa había causado tanta dificultad?

      Los años que vinieron después del episodio de Mwana Lesa fueron difíciles. Grupos de personas interesadas se encontraban en la mayoría de los centros principales a lo largo de la línea del ferrocarril. La línea se había tendido desde Livingstone, en la frontera del sur, hasta los terrenos de la Zona del Cobre y la frontera del Congo adyacente a la Zona del Cobre. Estos grupos se formaron de entre personas que habían desarrollado alguna correspondencia escrita con la oficina de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, o con la oficina de El Cabo. Las comunicaciones se habían limitado a pedidos de literatura y donaciones. El que se encargaba de la correspondencia había llegado a ser reconocido como el líder del grupo y los que se asociaban con el grupo lo reconocían como tal.

      Debido a que las autoridades seglares hostigaban de continuo, y a falta de dirección en cuanto a organización, la mayoría de las reuniones se limitaban a grupitos en hogares. De todos modos, cristianos sinceramente devotos estaban haciendo un serio estudio de la Palabra de Dios con el limitado material disponible.

      Un joven que buscaba dirección era Thomson Kangalē. En 1931, Thomson, de poco más de veinte años, se vio buscando empleo después del cierre de la Mina Bwana Mkumwa debido a la depresión económica mundial. Así, él buscó y halló nuevo empleo en la Mina Nkana en Kitwe. Pronto lo asignaron a superentender dos equipos de balompié de empleados de las minas. Compartía el alojamiento con él un jovencito, que servía de guardameta. Cierto domingo, por casualidad este muchacho se vio en una reunión local de los testigos de Jehová, y regresó con una edición de bolsillo de un tomo de Estudios de las Escrituras. Thomson, estimulado por la resolución del muchacho en cuanto a entender el contenido del libro, decidió ir a estas reuniones y ver por sí mismo qué había en ellas. En las reuniones a las cuales asistió, se dio énfasis especial al uso de El Arpa de Dios, y Thomson consiguió un ejemplar. Dice que devoró el contenido de su nuevo libro, y pronto “entregó todos sus sentimientos de todo corazón a hacer la obra de Dios,” calificando para bautismo en agua en aquel mismo año. El hermano Thomson Kangalē entró en el servicio de precursor el 13 de octubre de 1937, y ha servido de siervo para los hermanos, y siervo de distrito (superintendentes de circuito y distrito), y llevó las buenas nuevas a las zonas de Tangañica y Uganda por asignaciones de la sucursal de Rodesia del Norte.

      No obstante, al remontarnos a unos años antes que el hermano Kangalē se pusiera en contacto con la verdad, vemos que en Rodesia del Norte había gran oposición a la obra de predicar. Todo esfuerzo de la Sociedad desde 1927 hasta 1934 por enviar representantes europeos a aquel lugar para que permanecieran allí y superentendieran la obra en Rodesia del Norte fue o rechazado o pasado por alto. Las dos últimas solicitudes que se hicieron en aquel período fueron, una el 12 de octubre de 1932, y la otra el 20 de septiembre de 1934, la última de las cuales recibió reconocimiento pero sin que se enviara respuesta considerada. Sucesos subsecuentes probaron que entonces se estaba preparando un proyecto para suprimir por completo la obra.

      Para este tiempo alguna de la literatura de la Sociedad como El Arpa de Dios y varios folletos habían sido traducidos y publicados en cinyanja. El Arpa de Dios era el libro de texto que usaban para sus estudios los africanos interesados en la verdad. Un informe incompleto en el 1935 Yearbook of Jehovah’s Witnesses mostró que 11.759 ejemplares de literatura fueron distribuidos durante 1934 por un puñado de publicadores en las dos Rodesias. Esta actividad despertó la ira de los falsos religiosos y los elementos políticos, que acusaron a los representantes de la Sociedad de las creencias y malos hechos de miembros de movimientos nativos, y se las arreglaron para causar daño por medio de la ley.—Sal. 94:20.

      ‘PENOSO AFÁN FORJADO POR DECRETO’

      Esta maldad se forjó por una enmienda al Código Penal de Rodesia del Norte que fue conducida a través del consejo legislativo por el procurador general Fitzgerald, un ardoroso católico romano, el 3 de mayo de 1935. Esta ley llegó a ser conocida como Ordenanza 10 de 1935. Era obvio que estaba dirigida contra la literatura de la Sociedad Watch Tower. Dijo el Sr. Fitzgerald: “Hace que sea una ofensa vender o distribuir periódicos sediciosos; también da poder a ciertos funcionarios para que busquen en los paquetes que estén en el correo con el fin de ver si contienen material sedicioso; y, finalmente, una sección muy importante, da al gobernador poder por proclamación para prohibir que en el territorio se importe cualquier periódico, libro o documento.” ¡También confesó que habían seguido el consejo de otros, indudablemente el de una conferencia de misioneros que se celebró en Victoria Falls! Algunos de los miembros del Concilio que amaban la libertad se opusieron a este proyecto. No obstante, la ley fue aprobada y resultó ser un útil instrumento en las manos de los enemigos de modo que el súbito estallido de los alborotos de 1935 en la Zona del Cobre les dio precisamente lo que esperaban para atacar a los testigos de Jehová.

      Desde el mismo principio era patente que los enemigos de los testigos de Jehová estaban resueltos a hacer que ellos pagaran por las culpas de otros. Cuando hubo aquellos alborotos solo había 350 testigos de Jehová en ambas Rodesias. En un esfuerzo por hacer que la obra en Rodesia del Norte se conformara a la manera en que se hacía en otros países, los Testigos africanos habían celebrado una asamblea no oficial en Lusaka, del 10 al 12 de mayo, para considerar la obra de predicar y la necesidad de vivir una vida cristiana limpia. Sin duda porque se pensó que la reunión de Lusaka tenía alguna conexión con las perturbaciones que se habían producido en la Zona del Cobre para fines de mayo, por todo Rodesia del Norte y Rodesia del Sur el C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) hizo incursiones contra los testigos de Jehová. En Luanshya seis testigos de Jehová fueron arrestados el 5 de junio, y mantenidos en prisión por tres días, después de lo cual se les puso en libertad sin que se levantara acusación contra ellos. En Ndola un practicante que trabajaba en el hospital del gobierno perdió su empleo debido a ser testigo de Jehová. Por todo el país se sometió al mismo trato a los testigos de Jehová por instigación de funcionarios gubernamentales. En una carta fechada 1 de julio de 1935, al secretario principal del gobierno de Rodesia del Norte, el superintendente de sucursal de Ciudad del Cabo defendió a los testigos de Jehová contra todas estas acusaciones falsas y le pidió que tomara los pasos necesarios para detener la persecución contra los testigos de Jehová.

      La evidencia que recogió la Comisión de Investigación en cuanto a las perturbaciones y que fue publicada en dos libros probó que ni siquiera un testigo de Jehová estuvo implicado en el levantamiento. Al contrario, el Sr. J. L. Keith, comisionado de distrito para Ndola, dijo, según los registros: “Los Testigos de Jehová y la Watch Tower misma como organización no tomaron parte en la huelga.”

      La evidencia que se dio probó claramente que los awembas, que eran predominantemente católicos y muy opuestos a los testigos de Jehová, habían agitado los motines y que las causas principales eran el aumento en la capitación y la manera en que éste fue introducido. Dijo el administrador de la mina de cobre Roan Antelope (Luanshya): “Parecía que cada vez que le preguntábamos a alguien cuál era la causa de los motines, todo constantemente se devolvía al aumento en los impuestos.”

      Precisamente antes de la audiencia de la Comisión, que empezó el 8 de julio de 1935, la sucursal de El Cabo de la Sociedad Watch Tower recibió una respuesta a sus solicitudes persistentes de permiso para enviar un representante europeo a Rodesia del Norte. Una carta procedente del gobierno de Rodesia del Norte, con fecha de 24 de junio de 1935, declaró: “El Gobierno . . . ahora no levantará objeción a ningún movimiento que conduzca a mejor superintendencia y control de sus seguidores en este país.” Se decidió enviar a Piet de Jager, pero el gobierno de Rodesia del Norte objetó a esto, declarando que querían “algún miembro de más categoría del personal de la Sociedad.” Cuando se les aseguró que se le estaba enviando solo para hacer investigaciones y someter un informe y que con el tiempo habría un hombre de extracción británica a cargo de la obra, concordaron. Pero debido a que la Sociedad Watch Tower y los testigos de Jehová habían sido llevados ante la Comisión de Investigación por medio de falsas acusaciones y el Gobierno había sometido una cantidad de “porciones” especialmente seleccionadas de algunas de nuestras publicaciones para determinar su “carácter subversivo,” se decidió enviar al hermano De Jager de modo que llegara a tiempo para dar prueba a favor de la Sociedad. Él dio un excelente testimonio y explicó todas aquellas “porciones” llamadas subversivas, de las cuales hasta el Sr. J. L. Keith, un funcionario gubernamental, admitió que no eran más subversivas que porciones tomadas de la Biblia.

      El fallo de la Comisión se publicó el 2 de octubre de 1935. Resumiendo, dijo: “La Comisión halla que la causa impulsora inmediata del motín de Mufulira fue el súbito gritar de la policía de la mina en la noche en el sentido de que el impuesto había sido aumentado en total a 15s.; y que fue el falso anuncio del buen éxito de la huelga en Mufulira, junto con el desafío a los nativos para que mostraran que no eran unas viejas, lo que fue la causa impulsora inmediata para las perturbaciones o motines en Nkana y Luanshya.” Pero los enemigos de los testigos de Jehová se complacieron tremendamente por la siguiente declaración acerca de la Sociedad Watch Tower: “La Comisión halla que la enseñanza y la literatura de la Watch Tower produce desprecio para la autoridad civil y espiritual, especialmente a autoridad nativa; que es un movimiento peligrosamente subversivo; y que es una importante causa que predispone para los motines recientes.”

      Esto era precisamente lo que deseaban, y por eso el 4 de octubre de 1935 el gobernador, Hubert Young, usó los poderes que le daba la Ordenanza 10 de 1935 y proscribió una lista completa de nuestros libros, entre ellos El Arpa de Dios, el único libro en cinyanja que los nativos usaban extensamente, ¡y otro cuyas existencias se habían agotado diez años atrás! Al fin todas las publicaciones excepto dos folletos escritos por J. F. Rutherford fueron proscritas.

      La prensa pública dio mucha publicidad acerca del informe de la Comisión y la subsiguiente proscripción de nuestra literatura. La mayor parte de esta publicidad mostraba prejuicio y era adversa, pero la sucursal de El Cabo defendió la verdad en todo caso. Se dio un excelente testimonio por medio de un número especial del Northern Rhodesia Advertiser, del 16 de octubre de 1935, de Ndola, que publicó la evidencia de la Sociedad ante la Comisión, la representación escrita y la correspondencia en pleno. En esta edición el publicador extendió a la gente la invitación de venir y ver los libros proscritos en su oficina. “Tenemos todo el grupo de ellos para consulta en nuestra oficina. El que desee consultarlos puede verlos aquí . . . No tema; venga y vea de qué se está hablando tanto y forme su propia opinión.” Tan pronto como se publicó el informe de la Comisión, ejemplares de los folletos Gobierno e Intolerancia con una carta explicativa, llegaron a las manos de todo europeo de Rodesia del Norte.

      SE LOGRA ALGÚN BUEN ÉXITO

      El Northern Rhodesia Advertiser, llamando atención a alguna inconsistencia en la administración de Rodesia del Norte, dijo: “Concordemos o no con los Testigos de Jehová, es claro que hay algo que está radicalmente malo en la administración de este país si el gobernador de Niasalandia aceptó a esta gente en 1933, mientras que como gobernador de Rodesia del Norte él (el mismo hombre) los permite después de mucha vacilación. Entonces, después de dos meses les solicita que salgan del país sin razón válida alguna, y eso mientras que las prácticas malas de parte de los nativos de los llamados ‘Watch Tower indígenas,’ se debieron al hecho de que el gobierno no los había permitido en el territorio antes.”

      El publicador del periódico se refería al hecho de que el gobierno de Rodesia del Norte le había pedido a la Sociedad que retirara al hermano De Jager del país después de dos meses “en vista de que residentes europeos de Ndola habían protestado formalmente contra su presencia allí, y sus actividades parecen tener efecto perturbador.” En respuesta a esto, la sucursal de Ciudad del Cabo señaló que el gobierno de Rodesia del Norte había otorgado permiso para enviar un representante europeo “después de madura consideración de toda la situación,” y que la misión del hermano De Jager a Rodesia del Norte era solo un paso preliminar antes de establecer control permanente sobre la obra allí. Entonces se propuso que la Sociedad enviara el representante europeo, Llewelyn Phillips, de quien deseaba que tomara el control permanente de la obra y abriera inmediatamente un almacén de literatura en Lusaka, que para este tiempo era la nueva capital de Rodesia del Norte. Recibieron una carta que declaraba “que el asunto estaba bajo consideración y que al debido tiempo se le comunicará una decisión.” Este tema fue mencionado de nuevo por el superintendente de sucursal en una carta con fecha de 25 de noviembre de 1935, al secretario de estado de Rodesia del Norte “para preguntar si puedo completar mis arreglos para el envío del Sr. L. V. Phillips para que obre como nuestro representante en ese país.” La respuesta: “No parece probable que usted haya de recibir una respuesta definitiva por algún tiempo.”

      Mientras tanto, el hermano De Jager, un denodado luchador por la verdad, siguió en Ndola y, deseando someter a prueba la validez de la ley que proscribía nuestra literatura, ofreció ejemplares de dos de estos libros al publicador del periódico local el 21 de octubre de 1935, lo cual llevó a que fuera acusado bajo la proclamación, convicto y multado en £2 por el magistrado de Ndola. El caso fue en apelación al Alto Tribunal de Rodesia del Norte.

      Mientras todavía estaba pendiente este caso de apelación, el asunto de los testigos de Jehová y la Watch Tower se presentó para consideración en la Cámara de los Comunes en Inglaterra, cuando el Sr. Thurtle pidió “seguridad de que se trataría imparcialmente en Rodesia del Norte a los Testigos de Jehová y los adherentes del movimiento de la Watch Tower.” El Sr. J. H. Thomas, secretario de estado para las Colonias, “declaró que estaba consultando con el gobernador de Rodesia del Norte en cuanto a la norma que había de seguirse.”

      La sucursal de El Cabo obró inmediatamente enviando el siguiente cable al secretario de estado para las Colonias: “Respetuosamente solicitamos oportunidad enviar representaciones de nuestra obra a Rodesia del Norte antes que usted decida norma futura. Escribiéndole correo aéreo.” Aquel mismo día una larga carta le fue enviada con explicaciones detalladas del complot que se había hecho para aplastar nuestra obra en Rodesia del Norte, comenzando con las conferencias misionales, abarcado el episodio de Mwana Lesa, los motines de la Zona del Cobre, y narrando la lucha por establecer un representante europeo para dirigir la obra y ayudar a los africanos sinceros. También se describió la persecución que los Testigos africanos tuvieron que aguantar. Entonces vino la solicitud: “Señor, le pido que tome pasos para terminar la injusta discriminación que se está efectuando contra los testigos de Jehová en Rodesia del Norte; hacer que se remueva la prohibición de la literatura, y encargarse de que se permita que nuestros adherentes genuinos ejerzan sus derechos dados por Dios de adorar a Jehová Dios según los dictados de su propia conciencia, sin interferencia.”

      Esto tuvo los resultados deseados, porque el superintendente de sucursal de Ciudad del Cabo recibió una carta del secretariado de Rodesia del Norte en marzo de 1936. El secretario principal escribió: “He recibido instrucciones de . . . invitarle a enviar al Sr. L. V. Phillips como representante suyo en lugar del Sr. P. J. de Jager, para establecer un Almacén en Lusaka. . . . También de referirme a su carta fechada 11 de diciembre y dirigida al secretario de estado de las Colonias y decir que el secretario de estado ha considerado cuidadosamente los asuntos que se presentan en ella. Su excelencia el gobernador ya ha recomendado que un representante europeo sea admitido en Rodesia del Norte y el secretario de estado ahora ha aprobado la proposición.” ¡Qué victoria después de una larga batalla!

      CONTINÚA OTRA BATALLA

      Pero de ninguna manera había terminado la lucha por libertad de adoración, puesto que nuestra literatura todavía estaba prohibida y el caso en apelación estaba pendiente. El caso llegó ante el Alto Tribunal el 20 mayo de 1936, y el 18 de junio se entregó la decisión. Rechazaba la apelación. El hermano De Jager inmediatamente solicitó permiso para apelar al Consejo Privado. El 15 de septiembre de 1936, el Alto Tribunal de Rodesia rehusó el permiso de apelación. No obstante, la Sociedad no dejó nada sin hacer en esta lucha a favor de la libertad de adoración. Se consiguió la ayuda de un abogado en Londres para que trabajara con el abogado de la Sociedad en Rodesia del Norte para tratar de hacer que el caso llegara ante el Consejo Privado. Sin embargo, el resultado final fue que el comité judicial del Consejo Privado de Londres rehusó oír el caso.

      En enero de 1936 se enviaron también a los miembros de Rodesia del Norte en el Consejo Legislativo, al gobernador y la Prensa ejemplares de una carta especial escrita por el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, dirigida a los miembros de la Asamblea Legislativa de Rodesia del Sur.

      Durante 1936 los testigos de Jehová en la Unión Sudafricana estuvieron también muy activos en la distribución de 50.000 ejemplares de The Golden Age, Núm. 425, y 20.000 ejemplares de una publicación especial que contenía la misma información se distribuyeron en las Rodesias. Aquí se daban los hechos que establecían la inocencia de los testigos de Jehová en Rodesia del Norte, incluso una muy vigorosa carta procedente del presidente de la Sociedad, el hermano Rutherford, enviada a Alison Russell, el presidente de la Comisión de Investigación, después de haberse publicado el informe de esa comisión. De modo que el público quedó plenamente informado en cuanto a los proyectos de los enemigos de la verdad con el fin de suprimirla.

      SE EMPRENDE OTRA TAREA

      ¡Por fin los esfuerzos de la Sociedad por tener un almacén de literatura en Rodesia del Norte fueron coronados con éxito! El almacén fue abierto el 16 de julio de 1936 en Lusaka, precisamente enfrente del cuartel policíaco, y el hermano Llewelyn Phillips fue el siervo de almacén nombrado. Pero quedaba por hacer una tarea tremenda. Eso era: limpiar a la organización de todo elemento indeseable que se debía a la influencia de los “movimientos Watchtower” indígenas y a la falta de superintendencia, educar a los sinceros en la sana doctrina bíblica y organizar la obra sobre una base apropiada.

      Lo primero que hizo el hermano Llewelyn Phillips fue visitar muchos de los centros principales. Allí, por arreglo con funcionarios gubernamentales, conoció a muchas de las personas que afirmaban estar asociadas con la Sociedad Watch Tower. ¿Qué halló él? Nos dice: “Quedó muy claro que la vasta mayoría eran como la gente de Nínive del día de Jonás, que ‘no sabían la diferencia entre su mano derecha y su mano izquierda.’ Muchos eran sinceros; algunos, más orgullosos, pensaban que la Sociedad tenía una medida de autonomía que sobrepasaba la de cualquier otra organización religiosa. Algunos, según Judas lo expresó, eran ‘hombres impíos, que tornaban la bondad inmerecida de nuestro Señor en una excusa para conducta relajada’ (¡como tener esposas de comunidad, lo que llamaban ‘el bautismo de fuego’!).”

      Aparte de la confusión que causaron los “movimientos Watchtower” indígenas, había el problema de la falta de literatura debido a la proscripción y el analfabetismo de la mayoría de los hermanos. Había muchas costumbres tribuales no bíblicas. Las mujeres, por ejemplo, se sentaban aparte de los hombres en las reuniones. Además, el africano ve a su mujer como la madre de sus hijos, la cocinera, la hortelana, la que carga las cargas y la que en parte edifica su hogar. Rara vez, si alguna, se le considera una verdadera compañera o “complemento de él.”—Gén. 2:18.

      Además, a la mayoría de los hermanos se les hacía difícil relacionar con la vida cotidiana las verdades que estaban aprendiendo. Los hermanos habían leído nuestra literatura y sabían que el Reino se había establecido en los cielos en 1914, pero si se les preguntaba cuántos años atrás era aquello, no tenían ninguna idea. Muchos sabían que los gobiernos mundanos estaban, bajo el control de Satanás, pero no entendían su relación correcta con esos gobiernos. Debido al aislamiento en aldeas pequeñas en las regiones selváticas y poco o ningún contacto con el mundo exterior, muchas de las cosas que aparecían en las publicaciones de la Sociedad eran incomprensibles para ellos. Por ejemplo, el único contacto que muchos aldeanos tenían con el gobierno era por medio del comisionado local del distrito y su propia corte o tribunal nativo. El único contacto del africano con la religión pudiera ser una escuela misional local y todo lo que sabía de negocio, aparte de su propio trueque de objetos, era la tienda local. Así, cuando en las publicaciones de la Sociedad se consideraba que la religión, la política y el comercio eran fuerzas mundiales, lo que venía a la mente de estos hermanos era la escuela misional local, el comisionado del distrito y la tienda.

      Hubo que hacer un nuevo cálculo de la cantidad de verdaderos publicadores del Reino, porque muchos, aunque tenían un espíritu muy dispuesto, no calificaban bíblicamente para participar en la obra debido a su falta de entendimiento y su modo de vivir. El primer informe completo de año de servicio bajo el arreglo del almacén de literatura mostró que hubo un promedio mensual de 756 publicadores, con un máximo de 1.081, durante 1937. Estos hermanos fueron visitados por precursores que servían de superintendentes regionales, y que primero habían recibido entrenamiento en el almacén, con instrucciones detalladas acerca de asuntos sobre doctrina, la moral y organización.

      Estos hermanos visitantes necesitaban un verdadero amor a Jehová para apegarse a su asignación, porque tenían que encararse a muchas dificultades. Algunas de las aldeas estaban situadas a una distancia de hasta 1.600 kilómetros de la línea del ferrocarril, puesto que había una sola línea de ferrocarril que atravesaba el país, sin ramales aparte del que iba a la Zona del Cobre. Estos hermanos tenían que viajar durante la mayor parte del tiempo por bicicleta o caminar centenares de kilómetros por terreno árido, caliente y peligroso hasta los grupos esparcidos de personas que mostraban interés. Además, necesitaban mucha paciencia y amor para dar comienzo a nuevas congregaciones. A veces tenían que permanecer por lo menos por dos meses con una nueva congregación antes que pudiera lograrse algo que se pareciera a una organización. Tenían que luchar contra la tendencia que existía entre algunos de ser un “jefe” en la organización del Señor, cosa que hacía que éstos vacilaran en cuanto a aceptar el arreglo de la Sociedad. Pero la dura labor de estos hermanos fue bendecida, porque para 1939 el número promedio de publicadores había aumentado a 1.191, con 7 precursores, y un nuevo máximo de 2.378 en 1940, y 88 congregaciones en funcionamiento.

      UNA ORGANIZACIÓN MÁS FUERTE EN SUDÁFRICA

      Mientras en los territorios norteños se efectuaba esta batalla, los hermanos africanos abajo en Johannesburgo estaban, en una escala mucho más pequeña, ganando la batalla contra malos elementos del “movimiento Watchtower” allí.

      Además, en la sucursal de Ciudad del Cabo habían estado ocurriendo cambios. En marzo de 1933 la Sociedad hizo arreglos para que la sucursal de Sudáfrica se mudara a un local mayor en El Cabo. Este local consistía en dos cuartos para oficinas en el sexto piso de una gran manzana de oficinas, el Núm. 623 de Boston House, y el sótano para almacenamiento en una manzana vecina, Progress Chambers, Progress Lane, que se usó para tener allí la pequeña prensa de imprimir, y para almacenaje de literatura y envíos. El hermano Phillips, y también un hermano local de El Cabo, se encargaban de la pequeña cantidad de impresión que se hacía en aquel tiempo. Este nuevo local estaba en un lugar más central y más cómodo, y había de ser el centro de la organización teocrática para el África austral por casi veinte años.

      Dos años más tarde, en 1935, un hermano que sabía de imprenta fue enviado por el hermano Rutherford para que ayudara a efectuar la impresión en la sucursal de El Cabo. Este fue Andrew Jack, quien, además de ser un impresor calificado, había estado en el servicio de tiempo cabal en los estados bálticos de Lituania, Latvia y Estonia. Habiendo sido proscrita la obra allí, él fue deportado y regresó a su país nativo de Escocia. Al llegar a Sudáfrica, Andrew Jack pronto hizo arreglos para obtener más tipo y otro equipo de imprenta y no pasó mucho tiempo antes que esta pequeña fábrica de un solo hombre y una sola máquina estuviera funcionando a plena velocidad. En el año 1937 se instaló la primera prensa automática. Esta ha producido millones de hojas sueltas y formularios en los últimos treinta y ocho años y todavía está funcionando hoy en la sucursal de Elandsfontein, República Sudafricana.

      SERVICIO DE ALTAVOCES PRODUCTIVO

      Afuera en el campo, máquinas de transcripción que tenían los vigorosos discursos del hermano Rutherford, ya fuera en manos de las congregaciones o en autos con altavoces suministrados por la Sociedad, estaban efectuando una obra tremenda. Por ejemplo, en Pretoria la congregación había obtenido permiso para transmitir los discursos cada domingo por la noche en la plaza llamada Church Square, el mismo centro de la ciudad. Con el tiempo el consejo de la ciudad recibió quejas, y los hermanos tuvieron que quitar de la plaza la máquina de reproducción de sonido. Pero ese problema fue resuelto pronto. El hermano Smit tenía un amigo que vivía en un apartamiento que dominaba la plaza y desde una ventana abierta de su apartamiento el programa de los domingos por la noche continuó sin estorbo.

      A mediados de los años treinta, Robert Nisbet manejaba uno de los autos con altavoces de la Sociedad, y lo usó extensamente entre los africanos del territorio cercano de Zululandia. Esta es una zona grande del Natal septentrional y por muchos años ha sido la patria de la nación zulú. Especialmente en los ingenios o trapiches y las minas de carbón del Natal septentrional, grandes cantidades de africanos se reunían para escuchar la música y los discursos que presentaba el auto con altavoz. Esto llevaba a la colocación de grandes cantidades de literatura. De hecho, más tarde, cuando se presentó el libro Riquezas, el coche-habitación del hermano Nisbet llegó a ser conocido como “Imoto Yobucebi” (“El auto de las riquezas”).

      En 1935 los hermanos de todos los países se emocionaron por la nueva luz acerca del tema de la “grande muchedumbre” de Revelación 7, y los que no eran de los ungidos rebosaron de gozo ante la expectativa de vivir para siempre en felicidad en la Tierra. Al recibirse este mayor entendimiento de la clase de las “otras ovejas” y dirigirse más atención a la “grande muchedumbre” de entonces en adelante, estas cantidades pronto aumentaron.—Juan 10:16; Rev. 7:9.

      Mientras trabajaba en la sección minera conocida como el Filón, la precursora Iris Tutty tuvo el privilegio de servir en uno de los vehículos con altavoz, y ella lo describe de esta manera: “Este era un aparato muy elegante, negro y bien pulido, y encima llevaba un altavoz. En cada uno de los lados estaban las palabras: ‘Mensaje del Reino, Sirva a Dios y a Cristo el Rey,’ y sobre la puerta trasera colgaba un anuncio en tela de lino del más reciente discurso por J. F. Rutherford. Este camión llegó a ser bien conocido por todo Johannesburgo y el Filón como el ‘Camión de la Biblia.’” Varias congregaciones del Filón habían preparado un horario para el uso de este camión. En los fines de semana este horario era muy apretado, puesto que el camión se usaba para abarcar una zona amplia, y presentar las conferencias grabadas en muchos diferentes lugares, entre ellos hogares de huérfanos, hospitales, plazas de mercado, y los escalones del Ayuntamiento de Johannesburgo.

      En cierta ocasión, en este último lugar, durante el período inmediatamente antes del comienzo de la II Guerra Mundial, y cuando aumentaba la tensión política, la conferencia que me tocó fue “Fascismo o libertad.” Aquella noche hubo un auditorio particularmente grande. Cuando ya el discurso había adelantado, hubo un estallido de gritos y chillidos. Alguien arrojó botellas y tomates contra los publicadores. La chusma se disponía a causar daño al equipo cuando de súbito llegó la policía. Lanzádondose a la carga y usando sus garrotes sacaron a la gente de todo aquel lugar, rodearon a los hermanos y les ayudaron a empaquetar y salir de la zona de peligro. Los hermanos agradecieron mucho a Jehová su protección.

      No hay duda de que los autos con altoparlantes hicieron una obra maravillosa en aquellos días; abarcaron todas las partes del país y llegaron a muchos personas con sus poderosos altavoces. Para 1937 se estaban usando constantemente cinco automóviles con altavoces, y dos precursores viajaban en cada vehículo. Además, había doce grandes máquinas de reproducción de sonido en funcionamiento en varias partes del país. Fue en el mismo año que se comenzó con verdadera intensidad el trabajo con los fonógrafos portátiles después de instar a ello especialmente el hermano Rutherford. La sucursal de Ciudad del Cabo se mantuvo ocupada preparando grabaciones en afrikaans, cinyanja, sesotho, xhosa y zulú.

      Para 1938 la Sociedad trataba con literatura en treinta diferentes idiomas, y había establecido congregaciones en ochenta centros. Las publicaciones principales de aquel tiempo, como el libro Riquezas, el folleto Descubierta y otras, se expresaban francamente contra la Jerarquía Católica, y estos líderes religiosos estaban preocupándose. Sus periódicos advertían a la gente contra las hojas y los folletos del juez Rutherford que estaban inundando el país. La prensa católica hizo la sugerencia de que se debería negar el uso de salones a los testigos de Jehová para que no pudieran celebrar sus reuniones públicas.

      LOS PRECURSORES PERSEVERAN

      Para 1938 los precursores de Sudáfrica habían alcanzado el total de 30, y entre éstos, como ya se ha mencionado, estaba Iris Tutty, de Johannesburgo. En cierta ocasión la hermana Tutty tuvo que subir muchos escalones para llegar a una puerta. Cuando llegó arriba, una mujer abrió de par en par la puerta. Esta señora, con la cara enrojecida de furia y gritando insultos, empujó a la hermana Tutty escalones abajo y entonces cerró la puerta violentamente. Mientras la hermana Tutty se levantaba y recogía sus cosas, que estaban esparcidas alrededor, sintió ganas de llorar, pero decidió que orar era la mejor solución. Sucedió que en la misma siguiente casa un hombre y su esposa fueron la bondad personificada. Le dieron a la hermana Tutty una taza de té, y dijeron que estaban muy sorprendidos por lo que había sucedido en la casa de su vecina, especialmente cuando aquella señora era la esposa del ministro de ellos. Esto resultó ser una visita muy fructífera, y con el tiempo llevó a que esta pareja se bautizara como testigos de Jehová.

      Junto con otros publicadores, los precursores descubrieron que las minas que había a lo largo del Filón eran un campo muy fructífero para la colocación de literatura. Solían ponerse de pie a la entrada del tiro o pozo de la mina y ofrecer las publicaciones cuando los mineros, blancos y negros, subían después de terminar su tanda. Los hombres todavía llevaban sus lámparas brillando sobre sus cascos, y estaban húmedos con el lodo de los pasajes subterráneos. A los mineros africanos les gustaba mucho obtener literatura en sus propios idiomas y a veces los precursores tenían una fila de hombres que esperaban su turno. Tenían grandes deseos de obtener Biblias y libros para enviarlos a sus familias e hijos en casa. Años más tarde, en Johannesburgo, la hermana Tutty tuvo el placer de encontrarse con un grupito de africanos que la reconocieron. Uno de ellos, con una amplia sonrisa, dijo: “¿Recuerda de mí? Yo comprar Biblia, y ahora yo ir a reunión de Biblia.”

      ENFRENTÁNDOSE AL CLERO

      A fines de los años treinta el mensaje del Reino empezó a arraigar en una comunidad muy conservadora en la parte oriental de la provincia del Cabo. Esto fue en la vecindad de King William’s Town, a casi sesenta y tres kilómetros al norte de East London. Muchos de los granjeros y habitantes locales eran descendientes de alemanes que se habían establecido allí a mediados del siglo diecinueve. Como resultado de esto, la religión dominante de aquella zona es luterana, y fue mientras efectuaba trabajo de construcción en la casa que pertenecía a un clérigo luterano que cierto Sr. Kieck obtuvo literatura de un publicador del Reino. El Sr. Kieck disfrutó de lo que leyó y pidió más, y pronto comenzó a esparcir el mensaje entre sus parientes y amigos, la mayoría de los cuales pensaron que se había vuelto loco. Con el tiempo, sin embargo, varios de sus parientes empezaron a interesarse. En 1938 hicieron arreglos para un debate público entre tres de sus clérigos luteranos y el Sr. Kieck, ante un auditorio de un centenar de miembros de la iglesia. Durante el debate el Sr. Kieck presentó una Biblia alemana que se usaba bajo el régimen de Hitler y en la cual los Salmos y otros versículos de la Biblia faltaban. Esto les causó alguna vergüenza a los clérigos; pero eso no fue nada en comparación con lo que sintieron cuando se les leyeron poderosos textos bíblicos. En un punto uno de los ministros de hecho arrojó la literatura de la Sociedad sobre la mesa y dijo: “¡Estos malditos libros!” Como resultado de este episodio, seis de los miembros de aquella iglesia que ya estaban interesados en el mensaje se convencieron de la verdad y se pusieron de parte de Jehová.

      Esto tiene una muy interesante secuela. En 1938 el ministro de lo interior para Sudáfrica prohibió la importación del libro Riquezas y varios folletos diciendo que eran “inaceptables.” Esto se hizo a pesar del hecho de que en marzo de 1938 el más alto tribunal de Sudáfrica, en Bloemfontein, había decidido que la literatura de la Sociedad no era sediciosa ni tenía intentos subversivos. Es bueno tener presente que el libro Riquezas y otras publicaciones muestran claramente la confabulación entre el fascismo, el nazismo y la Iglesia Católica. Más tarde salió a luz que ciertos clérigos luteranos fueron responsables de hacer que el gobierno proscribiera esta literatura. Pero poco después de esto estos mismos clérigos fueron encerrados en prisión, puesto que aparentemente habían estado fomentando el nazismo en el país durante la II Guerra Mundial.

      La Sociedad apeló al ministro de lo interior, protestando contra la decisión de proscribir las publicaciones; pero él no quiso cambiar de opinión, ni dar explicación, ni permitir apelación al tribunal. Por consiguiente, la sucursal de Ciudad del Cabo publicó un folleto grande de cuatro páginas intitulado “Protesta.” Este tenía encabezamientos de letra muy visible que decían: “Intolerancia religiosa en Sudáfrica, Proscripción del libro para estudio de la Biblia ‘Riquezas.’” El folleto contenía prueba convincente de que los clérigos luteranos alemanes de la provincia oriental del Cabo habían provocado esta proscripción y que el libro Riquezas había sido incluido en la lista de junio de 1938 de revistas prohibidas de sexo y delincuencia. El folleto publicado en inglés y afrikaans fue distribuido ampliamente por todo el país y se recibieron muchos pedidos del libro Riquezas.

      COMIENZA LA OBRA DE ZONA

      En aquel mismo año, 1938, se organizó la obra de zona. Por este arreglo, representantes viajeros de la Sociedad visitaban a las congregaciones y los publicadores aislados y les daban instrucción y estímulo.

      Uno de los primeros siervos de zona de Sudáfrica fue Frank Taylor, cuya esposa Christine había llegado de Inglaterra poco antes. Para Christine el trabajo entre los africanos fue una experiencia extraña pero interesante, y su esposo dice que él nunca olvidará la expresión que apareció en el rostro de ella cuando ella colocó su primer folleto en manos de una zulú que estaba vestida solo con cuentas y una falda. ¡La zulú sacó la contribución por el folleto, una moneda llamada “tickey” (3d), de entre su crespo cabello!

      Poco después de haber empezado a efectuar la obra de zona Frank y Christine fueron a East London, donde tuvieron el gozoso trabajo de recoger aquel grupito de familias interesadas, los Kiecks, los Horrmanns y los Schanknechts. Estos se habían apartado de la Iglesia Luterana Alemana de King William’s Town. Con el transcurso del tiempo se formó la congregación europea de East London con estos nuevos, la mayoría de los cuales todavía están vivos y activos hoy.

      ACELERA Y CRECE LA OBRA DEL REINO

      En el mes de enero de 1939 la sucursal de Sudáfrica dio otro paso adelante, pues la revista Consolación fue publicada en afrikaans por primera vez. Piet de Jager, quien hasta ese tiempo había estado traduciendo los libros de la Sociedad a afrikaans mientras servía de precursor, ahora fue llamado a Betel para servir de traductor de tiempo cabal a afrikaans.

      Esto significó más trabajo para Andrew Jack en el pequeño departamento de impresión de la sucursal, puesto que el texto tenía que ser compuesto de tipo colocado a mano. Esta fue la primera revista de la Sociedad que se imprimió en Sudáfrica. Hasta aquel tiempo no se habían producido revistas en los idiomas africanos locales.

      Sí, la obra del Reino en Sudáfrica estaba realmente desarrollándose con rapidez ahora. En 1939 hubo un nuevo máximo de 555 publicadores en Sudáfrica. Es digno de notarse que de éstos, solo 180 eran mestizos y africanos. El promedio mensual de publicadores en Sudáfrica fue de 439; en Rodesia del Sur, 473; en Rodesia del Norte, 1.198; en Niasalandia, 1.041; en el África Oriental Portuguesa, 17; y para Santa Elena, 11. Esto llegaba a un total combinado de 3.179 publicadores en el campo para todos los territorios bajo la sucursal de El Cabo, y en aquel año éstos dedicaron 1.042.078 horas a la predicación. Esto muestra claramente que desde que se recibió clarificación acerca de la “grande muchedumbre” en 1935 el aumento vino con más rapidez y muchos nuevos estaban declarándose de parte de la verdad.

      LA GUERRA AGITA A LOS PUBLICADORES DEL REINO

      Cuando Hitler empezó su blitzkrieg contra Polonia en septiembre de 1939, el mundo fue sumido en un período de violencia y sufrimiento desconocidos hasta entonces. A medida que la maquinaria de guerra nazi-fascista se apoderó de país tras país, la obra del Reino en Europa sufrió terriblemente. Sudáfrica, bajo su nuevo primer ministro, Jan Smuts, entró en conflicto contra Alemania, y muchos sudafricanos se vieron en acción en el norte del África y en Italia.

      Sudáfrica, puesto que estaba lejos del principal escenario del conflicto, no sufrió mucho debido a las condiciones bélicas que había en muchos otros países. Con el transcurso del tiempo, hubo escasez de algunos artículos alimenticios y otras restricciones. Pero la obra del Reino en el África austral para 1940 entró en un período de crecimiento y expansión desconocido antes. Los tremendos acontecimientos de la guerra sacudieron la complacencia de muchas personas y dirigieron su mente al cumplimiento de la profecía bíblica.

      Para este tiempo la revista Consolación en afrikaans estaba teniendo gran éxito. Por eso, la sucursal de la Watch Tower en El Cabo decidió que era tiempo de publicar la revista La Atalaya en afrikaans. En enero de 1940, el Informador (más tarde llamado Ministerio del Reino) describió brevemente una nueva obra con las revistas... obra en las calles, obra de casa en casa y rutas de revistas. Era obvio que se necesitarían mayores cantidades de revistas. Se instaló una nueva máquina de linotipo así como una máquina de doblar. Además, se llamó a un hermano de Durban que tenía experiencia en la impresión para que ayudara al hermano Jack en el pequeño departamento de impresión. Así, para el 1 de junio de 1940 Die Wagtoring (La Atalaya en afrikaans) fue producida por primera vez por la sucursal de El Cabo.

      El tiempo para la publicación de este primer número fue perfecto para ello, y obviamente se hizo bajo la guía de Jehová. Aunque los primeros meses de 1940 fueron bastante tranquilos en cuanto a la guerra en Europa, de súbito las divisiones “panzer” de Hitler empezaron su ataque contra la Europa occidental. Hasta aquel tiempo los hermanos de habla afrikaans en Sudáfrica habían dependido de la edición de La Atalaya en holandés, la cual venía de Holanda. Pero en mayo la sucursal de la Sociedad en Holanda tuvo que ser cerrada repentinamente y el suministro de revistas cesó. Los hermanos de El Cabo no sabían que esto iba a suceder. Pero exactamente para cuando los ejemplares holandeses de La Atalaya dejaron de venir, ¡la nueva traducción de La Atalaya en afrikaans ocupó aquel espacio!

      Los hermanos emprendieron gozosa y entusiásticamente la obra con las revistas, y por eso, como resultado, la distribución mensual de las revistas subió a 17.000. Como en otros países donde la obra no era clandestina, en las calles comenzaron a aparecer las bolsas de revistas, y los publicadores hacían oír sus lemas.

      Para fines del año de servicio de 1940 el hermano Phillips, en su oficina de El Cabo, pudo informarle al hermano Rutherford un aumento sobresaliente en el número de los publicadores. El nuevo máximo para Sudáfrica fue de 881 publicadores, con un número promedio de 656, lo cual fue un aumento de 50 por ciento considerando como base el promedio del año anterior. La guerra realmente había agitado la actividad de los publicadores del Reino en Sudáfrica.

      LA MALA VOLUNTAD CATÓLICA CONDUCE A PROSCRIPCIÓN

      La principal publicación de la Iglesia Católica en Sudáfrica, la Southern Cross, en su número de 2 de octubre de 1940, presentó un artículo principal que llamaba atención a lo que había sucedió en el Canadá (donde en julio de 1940 se había impuesto una proscripción total a la obra del Reino) y entonces hizo la siguiente malévola declaración: “Las actividades de estas personas [los testigos de Jehová] que condenan la lealtad a la autoridad del Estado o la Iglesia son más peligrosas aún en un país como Sudáfrica, con su enorme población nativa. El gobierno ciertamente debe restringir el esparcimiento de su propaganda aquí.” Inmediatamente después de eso las autoridades de la censura comenzaron a apoderarse de los ejemplares de La Atalaya y Consolación de los suscriptores, y cuando la sucursal escribió para averiguar por qué, las autoridades rehusaron dar explicación alguna.

      Puesto que se sabía que la Iglesia Católica estaba detrás de todo esto, se preparó un ejemplar especial de Noticias del Reino en respuesta al ataque católico en el Southern Cross y hubo una distribución rápida de 200.000 ejemplares en todas partes de Sudáfrica. A esto siguió una declaración que suministraba los hechos acerca de los testigos de Jehová y su obra. Se enviaron ejemplares a todo miembro del parlamento, la judicatura y la prensa. Para los miembros del parlamento y la judicatura se incluyeron también ejemplares del artículo que trataba el tema de la neutralidad cristiana, en The Watchtower del 1 de noviembre de 1939. Algún tiempo después la policía recibió instrucciones de apoderarse de todos los ejemplares de este artículo de La Atalaya. Se apeló al primer ministro, y se recibió una respuesta del principal oficial de control de la Unión. Entre otras cosas, decía: “Aunque sus intenciones hayan sido y son, las mejores, no puede aceptarse el que se les permita frustrar los pasos que ha tomado el Gobierno para llevar a cabo con buen éxito la guerra. Si la Sociedad prospera en sus esfuerzos por convertir a toda persona de este país a este punto de vista el enemigo no encontraría ninguna oposición activa, y, por lo tanto, es difícil ver cómo ustedes pudieran esperar que el Gobierno permanezca quieto y se abstenga de tomar alguna acción contra ustedes.”

      El paso siguiente de la sucursal fue preparar una petición dirigida al gobierno. En ella se expresaba una queja contra la confiscación de las publicaciones de la Sociedad y respetuosamente se le solicitaba al gobierno que soltara para circulación esta literatura cristiana y así restaurara la libertad de cultos en el país. En el corto espacio de diez días se obtuvieron las firmas de 50.000 europeos que vivían en todas partes de la Unión. Para aproximadamente el mismo tiempo se hizo el anuncio oficial de que La Atalaya y Consolación habían sido proscritas por el gobierno.

      Otra acción que tomó el gobierno fue apoderarse de envíos completos de las revistas a medida que éstos llegaron. Pronto quedó claro que se había colocado una proscripción total sobre la importación de literatura de la Sociedad Watch Tower. El mismo primer folleto que fue confiscado fue Teocracia. En rápida sucesión, seis o siete envíos de literatura corrieron la misma suerte. La razón que se dio para la confiscación fue que a estas publicaciones se les consideraba “inaceptables.”

      Todo esto se debió a la influencia de la Iglesia Católica y también a la situación de emergencia de la guerra, puesto que muchas de las publicaciones que estaban bajo proscripción habían sido admitidas en el país por muchos años sin dificultad alguna. La sucursal dio pasos para pedir la literatura confiscada, y esto llevó a acción en los tribunales. El caso se vio ante el Tribunal Supremo en El Cabo. Aunque las circunstancias parecían estar muy en contra de la Sociedad Watch Tower, los hermanos que asistieron a la audiencia se emocionaron al ver que el juez desplegó una actitud de imparcialidad y decidió que el ministro que había sido responsable de la proscripción debería dar razones para su acción y también otorgar una entrevista para que se presentaran más representaciones.

      La lucha jurídica continuó por algún tiempo, y no fue sino hasta abril de 1942, después de haberse luchado por un año entero, que se presentaron las razones por las cuales se suponía que las publicaciones eran inaceptables. La sucursal recibió catorce días para responder a estos puntos, y esto se hizo, y al mismo tiempo el hermano Phillips expresó su deseo de hacer representaciones personales en armonía con la decisión del tribunal. Sin embargo, la corte no había fijado el límite de tiempo para que se hicieran o recibieran estas representaciones, y los meses siguieron pasando. Pasaron dos años antes que se resolviera el asunto.

      Durante agosto de 1941, toda la correspondencia que salió de la sucursal de Ciudad del Cabo fue confiscada por las autoridades de la censura. La sucursal no ge dio cuenta de esto sino hasta vanas semanas después, cuando los hermanos que estaban en el campo enviaron cartas, y se presentó una protesta. La protesta recibió reconocimiento, pero no se dio explicación. Quedó claro que las sospechas de las autoridades en el sentido de que la Sociedad estuviera participando en correspondencia que tuviera que ver con el esfuerzo de guerra eran sospechas muy injustificadas.

      En septiembre de 1941, el ministro de lo interior emitió una orden bajo los reglamentos de emergencia para apoderarse de todas las publicaciones de la Sociedad en Sudáfrica. Los resultados de esto en la sucursal fueron muy emocionantes. A las diez en punto de la mañana, los del C.I.D. (Departamento de Investigación Criminal) llegaron para ejecutar la orden. Vinieron con camiones con el propósito de remover toda la existencia de literatura de la Sociedad. Pero el superintendente de sucursal estaba alerta. Rápidamente examinó la orden y vio que no esta en armonía con los reglamentos. Entonces tomó pronta acción haciendo que los oficiales del C.I.D. esperaran en la oficina de la Sociedad mientras él personalmente solicitaba del Tribunal Supremo un entredicho que restringiera al ministro de lo interior de confiscar la literatura. Se le otorgó lo solicitado. ¡A las doce en punto se obtuvo el entredicho y la policía tuvo que subir de nuevo en sus camiones vacíos e irse! Cinco días después el ministro retiró la orden después de pagar los costos de la Sociedad. ¡Uno se puede imaginar lo complacida que estuvo la familia de Betel de la sucursal de El Cabo ante esta importante victoria!

      CONTINÚA LA BATALLA

      Nuestra lucha continuó. La edición de Consolación en afrikaans fue proscrita bajo el Acta de Aduana, que gobierna la importación. Puesto que la revista se imprimía y publicaba en Sudáfrica, era obvio que esto era una equivocación. No obstante, un precursor fue convicto en Kroonstad por distribuir la revista. Se apeló del caso y el Tribunal Supremo revocó el fallo. Más tarde, el 12 de septiembre de 1941, el periódico Government Gazette dio a entender que la proscripción había sido retirada. ¡Otro triunfo para la Teocracia!

      Los periódicos informaron plenamente en cuanto a mucha de esta emocionante acción, y esto hizo que se diera tremenda publicidad al mensaje del Reino y a la obra de los testigos de Jehová. La sucursal, dándose cuenta de que el público en general necesitaba esclarecimiento en cuanto a este asunto, publicó dos folletos especiales: ¿Por qué suprimir el mensaje del Reino?, y Los testigos de Jehová: ¿Quiénes son? ¿Qué obra hacen? Estos folletos recibieron muy amplia distribución en inglés y afrikaans durante octubre de 1941.

      Era muy necesario que los testigos de Jehová hicieran una explicación en tan amplia escala acerca de su obra debido a que muchos de los periódicos estaban dando informes torcidos acerca de ellos, y se estaban esparciendo rumores y acusaciones de que eran “quintacolumnistas” y “nazis.” Uno de los diarios principales, el Daily Dispatch de East London, publicó un artículo que lanzó un ataque difamador contra el presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford. Puesto que el publicador rehusó publicar una carta de explicación, se comenzó un pleito jurídico por libelo y el periódico fue demandado por £5.000 en daños. Cuando el publicador del periódico vio que los hermanos estaban resueltos, rápidamente se retrajo, publicó una disculpa y pagó todos los costos del caso.

      RESPUESTA A LA PROSCRIPCIÓN

      La respuesta de los hermanos a la proscripción que se impuso a algunas de las publicaciones fue esconder la literatura proscrita en sus hogares. Fueron “cautelosos como serpientes.” (Mat. 10:16) En Johannesburgo la policía hizo varias incursiones contra los hogares de los publicadores, pero un individuo que se interesaba en la verdad y que era detective por lo general les daba aviso por adelantado en cuanto a aquellas incursiones. En Pretoria, Frans Muller, todavía un muchachito que estaba en la escuela, arrastró caja tras caja de literatura, bajo la dirección de sus padres, a pasajes estrechos debajo del bajo piso de madera de su hogar donde la familia sabía que los preciosos libros estarían bien seguros. Todo esto significaba que los publicadores tenían menos literatura con la cual trabajar en el campo, pero publicaciones que se imprimían localmente, como el libro Hijos, se usaban extensamente. Como dice un hermano mestizo de El Cabo: “Los abastecimientos eran limitados, pero esto no retardó la obra. Se nos dijo que prestáramos libros a la gente y comenzáramos estudios con ellos. Hicimos esto y fue sorprendente ver cómo aumentaron nuestros estudios bíblicos. Muchas personas empezaron a entrar en la verdad durante este período.”

      El máximo de publicadores aumentó a 1.253, y estaban trabajando vigorosamente. Aquel año la asistencia a la asamblea de Johannesburgo subió a alrededor de 800 personas, y 186 se bautizaron. Muchas nuevas congregaciones se organizaron, y la cifra subió de 127 en 1940 a 172 en 1941.

      Aunque la revista La Atalaya que venía desde los Estados Unidos estaba en la lista de publicaciones proscritas, Jehová amorosamente suministró alimento espiritual. Los hermanos de Ciudad del Cabo nunca carecieron de material para imprimirlo en sus prensas y enviarlo bajo el nombre de “Alimento conveniente.” Uno de los que, durante la guerra, nunca perdió ni un solo ejemplar de su suscripción de La Atalaya y que siempre la enviaba a la oficina de El Cabo después de leerla él mismo fue un hermano J. J. van Zyl, puesto que sus ejemplares venían dirigidos a “Sargento J. J. van Zyl, Policía Sudafricana, Kranskop, Natal.”

      ¡VICTORIA AL FIN!

      Ciertamente, la lucha contra Dios y su obra del Reino en Sudáfrica no fue próspera. Desde 1941 la lucha para la remoción de la proscripción y para que nuestra literatura se nos diera de nuevo para distribuirla continuó sin cesar. Para el fin de 1943, la existencia de literatura en la sucursal estaba muy baja y los hermanos oraban ansiosamente pidiendo que se nos devolviera para distribución la literatura que había sido confiscada. Entonces empezaron a suceder las cosas. Un nuevo ministro de lo interior fue nombrado. El superintendente de la sucursal envió otra al controlador de la censura solicitando que se removiera . Proscripción. Una copia de la carta fue enviada al nuevo ministro, junto con una solicitud de una entrevista personal algo en lo cual había convenido el ministro anterior pero que nunca había otorgado.

      En enero de 1944 se efectuó la entrevista y el ministro concordó en devolver los envíos confiscados, remover la proscripción de las revistas, y hacer disponibles las otras publicaciones que habían sido confiscadas. También prometió anular la orden que se emitió bajo los Reglamentos de Emergencia que declaraba que toda la literatura era subversiva. Una semana después la sucursal recibió confirmación de esto por escrito, y pocos días después de aquello, aquella enorme existencia de literatura (unas 1.800 cajas) fue entregada a la sucursal. No estaba en malas condiciones después de haber estado detenida tres años. ¡Qué dichosos se sintieron los hermanos en la sucursal y en el campo debido a esto! ¡Qué maravillosa victoria en respuesta a sus oraciones!

      LA PROSCRIPCIÓN DE LOS LIBROS EN OTROS LUGARES

      A principios de la II Guerra Mundial hubo una verdadera manía de proscribir los libros en muchas partes del Imperio Británico y otros países. Fue tal como mucho tiempo antes Jehová había hecho que el profeta Daniel predijera... el ‘cuerno pequeño’ (del cual la Comunidad Británica de Naciones era parte) estaba ‘dándose grandes ínfulas,’ “arrojando la verdad a la tierra” y cometiendo “transgresión” contra las cosas santas de Dios. (Dan. 8:9-12) Esto se extendió a los protectorados británicos en el África austral... Basutolandia, Bechuanalandia y Suazilandia. En febrero de 1941 se impuso una proscripción oficial en la literatura de la Sociedad. Permaneció en vigor hasta 1960 a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron para que fuera removida. Hasta la Biblia del Rey Jaime fue proscrita, si sucedía que hubiese sido impresa por la Sociedad Watch Tower. Esto ocurrió a pesar del hecho de que en aquellos tres países en 1941 no había ni siquiera un testigo de Jehová.

      AÑOS FRUCTÍFEROS EN ÁFRICA DEL SUDOESTE

      El memorable año de 1939 abrió otro capítulo en la historia de la obra en África del Sudoeste. En aquellas partes no se habían formado grupos todavía y este amplio campo quedaba abierto para la obra. Un matrimonio de precursores, Barry Prinsloo y su esposa Joan, se sintieron impelidos a ir y testificar a la gente de aquel territorio.

      Barry compró un camión y lo transformó en un coche-habitación. Sobre él también montó una instalación para llevar gasolina, esperando de antemano, correctamente, una escasez de gasolina debido a la guerra. Para llegar al África del Sudoeste desde Johannesburgo, tenían que viajar a través del desierto de Kalahari. Casi no había carreteras y tenían que seguir las huellas dejadas por un auto que anteriormente hubiera pasado por aquel lugar o por una carreta de burros, y a veces hasta estas huellas eran completamente borradas.

      Finalmente llegaron a Windhoek. y desde allí siguieron más hacia el norte, predicando y colocando literatura. Por algún tiempo la policía los siguió y recogió la literatura que ellos habían, colocado. Al fin fueron aprehendidos y se les acusó de vender sin licencia. Por consejo de la Sociedad, hicieron que el caso les fuera pospuesto, hasta que se resolvieran ciertos casos de naturaleza similar en Sudáfrica. Pocas semanas después el hermano Prinsloo compareció ante el tribunal y recibió un veredicto favorable.

      Las noticias de una asamblea que se celebraría en Johannesburgo les llegaron, y aunque aquello significaba un viaje difícil de aproximadamente 1.600 kilómetros, decidieron ir. Pero los azotó la tragedia. La mayoría de los ríos en África del Sudoeste no son más que riachuelos secos y arenosos que solo fluyen cuando hay una precipitación excepcionalmente fuerte. Mientras trataban de cruzar uno de estos ríos, su vehículo se les atascó. Aquella noche el río bajó en inundación, y les llevó el coche-habitación unos cuantos metros corriente abajo. Allí lo hallaron la mañana siguiente, partido en dos y con la estructura externa enterrada profundamente en la arena. Sacaron del vehículo lo que pudieron y le notificaron a la Sociedad el desastre y su desilusión al no poder asistir a la asamblea. Pero, muy prontamente, recibieron un regalo que les envió el superintendente de sucursal, y un telegrama explicando que era para que tuvieran “unas vacacioncitas.”

      Después de la asamblea regresaron y acamparon cerca del coche-habitación descompuesto para repararlo. Al mismo tiempo testificaron a los obreros de las granjas de Ovambo, usando a Johannes de intérprete. Johannes era un bosquimano a quien habían alquilado para que los acompañara en sus viajes por el territorio, y es muy probable que él haya sido el primer bosquimano que haya aceptado la verdad. Los bosquimanos son una tribu nómada de moradores del desierto que se ganan la vida principalmente por medio de cazar con arco y flechas envenenadas. Estos cazadores, por mucho los más pequeños de todos los africanos de la parte del sur de África, comparables en tamaño a los pigmeos del África Central, son extremadamente primitivos en sus costumbres de vida. La comunicación entre ellos y otros se hace muy difícil no solo debido a los lugares inaccesibles en los cuales habitan sino también a que su lenguaje tiene un vocabulario limitado y un incesante fluir de chasquidos. Sin embargo algunos de ellos sí llegan a ser obreros en las granjas. Debido a las proscripciones de literatura y la situación en general, la Sociedad con el tiempo llamó a los Prinsloos para que estuvieran en la Unión Sudafricana.

      Así, aunque durante 1929, 1935, y 1942 hubo precursores que entraron en el África del Sudoeste y colocaron muchos ejemplares de literatura, no hubo verdadero cultivo del campo, y como resultado se produjo poco fruto. Sin embargo, en el año 1950 hubo un punto de viraje en la historia de la obra en África del Sudoeste. La Sociedad ahora envió cuatro misioneros, graduados de la Escuela de Galaad, a saber, George Koett, Fred Hayhurst, Gus Eriksson y Roy Stephens. A principios de 1950 se estableció un hogar misional en Windhoek.

      Aunque estos hermanos no habían de concentrarse meramente en la colocación de literatura, sino en hallar y alimentar a las “otras ovejas” del Señor, todavía lograron excelentes colocaciones. (Juan 10:16) Al mismo tiempo pudieron comunicarse con cinco hermanos africanos que se habían mudado desde la Unión Sudafricana a aquel lugar africano cercano, y éstos fueron organizados en una compañía (congregación). Uno de los misioneros también empezó no menos de veinticinco estudios en este lugar africano. Según todas las apariencias la obra en este territorio, especialmente entre los africanos, empezaba excelentemente y con buenas expectativas de aumento.

      [Ilustración de la página 93]

      George Phillips componiendo tipo a mano en la sucursal de El Cabo

      [Ilustración de la página 98]

      Un hogar zulú

      [Mapa de la página 77]

      (Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

      ÁFRICA AUSTRAL

      ZAIRE (Congo Belga)

      UGANDA

      KENIA

      TANZANIA (Tangañica)

      ANGOLA

      ZAMBIA (Rodesia del Norte)

      MALAWI (Niasalandia)

      RODESIA (Rodesia del Sur)

      MOZAMBIQUE

      ÁFRICA DEL SUDOESTE

      BOTSWANA (Bechuanalandia)

      SUAZILANDIA

      REPÚBLICA SUDAFRICANA

      Johannesburgo

      Durban

      El Cabo

      LESOTHO (Basutolandia)

  • República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 2)
    Anuario de los testigos de Jehová para 1976
    • República Sudafricana y territorios vecinos (Parte 2)

      TRANSICIÓN SIN ASPEREZAS

      A fines de 1941 el hermano Rutherford, que había servido fiel y celosamente de presidente de la Sociedad por veinticinco años, estaba ya muy enfermo. Entonces tenía setenta y dos años de edad y por muchos años no se había abstenido de gastarse en el servicio de Jehová. El 8 de enero de 1942 selló su servicio terrestre del Reino en la muerte. Dentro de pocos días la junta de directores de la Sociedad se reunió en el Betel de Brooklyn eligió a Nathan H. Knorr como nuevo presidente. La respuesta desde el campo fue muy diferente, después de la muerte del hermano Rutherford, de la manera en que se sintieron los hermanos después de la muerte del hermano Russell. En 1942 no hubo clamor de “¿Qué vamos a hacer ahora?” Por supuesto. cuando el hermano Rutherford murió, los enemigos de la verdad se alegraron mucho, y decían: “Ahora que su líder y vocero se ha ido, pronto se desintegrará la obra de ellos.” Pero pronto quedaron desilusionados en cuanto a eso.

      En agosto de 1941, no mucho antes de su muerte, el hermano Rutherford había estado presente en la asamblea de Saint Louis, Misuri, E.U.A., donde uno de los puntos principales había sido el “Día de los niños” y se había presentado para circulación el nuevo libro Hijos. Los rasgos de esta sobresaliente asamblea se copiaron en miniatura en una asamblea que se celebró en Johannesburgo, en abril de 1942. Esta vez la concurrencia subió a 1.700 personas, entre ellas 340 niños que recibieron gozosamente ejemplares del nuevo libro. En aquella asamblea 400 personas simbolizaron su dedicación para hacer la voluntad de Dios, más del doble del máximo anterior. La organización de asamblea, por primera vez, operó una cafetería que sirvió 6.000 comidas, lo cual fue un sobresaliente éxito, y les dio más tiempo para buena asociación. Todos los hermanos fueron muy fortalecidos y se sintieron muy refrescados y volvieron a casa muy, muy felices.

      Esta asamblea animó especialmente a varios jóvenes precursores que acababan de empezar su servicio. En 1942 el número precursores aumentó a sesenta y cinco en Sudáfrica. Uno de ellos era el hermano Piet Wentzel, quien se había declarado de parte de la verdad en el pueblecito de Bonnievale en la provincia de El Cabo. Para diciembre de 1941 él empezó a rendir servicio de precursor en Kimberley. En 1945 le vino a hacer compañía Frans Muller, quien, a la edad de dieciséis, acababa de salir de la escuela y ya tenía algún buen entrenamiento y experiencia en la obra con la congregación de Pretoria. Los dos jóvenes hermanos fueron asignados al pueblo de Vereeniging, a aproximadamente cuarenta y ocho kilómetros al sur de Johannesburgo. Trabajaron con empeño, pues uno de ellos tuvo como promedio 210 horas al mes aquel año.

      A pesar de las predicciones pesimistas de los opositores, la obra del Reino no aminoró en 1942 después de la muerte del hermano Rutherford. En vez de eso, adelantó a un paso acelerado de modo que, al fin del año de servicio, George Phillips pudo informar un nuevo máximo de publicadores de 1.582, un aumento de 26 por ciento sobre la cifra máxima lograda el año anterior. ¡Qué maravillosa diferencia al considerar el pequeño grupo de unos 100 en 1931!

      SIERVOS PARA LOS HERMANOS

      Cuando el hermano Knorr, el nuevo presidente de la Sociedad, empezó a dirigir el progreso de la obra, entre los primeros desenvolvimientos estuvo la obra de siervo para los hermanos. Esta empezó en Sudáfrica en febrero de 1943. (La obra de zona había terminado en 1942.) Los siervos para los hermanos tenían que ser hombres solteros y era preciso que tuvieran buena salud y mucho vigor para sostenerse firmes en su horario de intenso trabajo. Al principio los lugares pequeños recibían solo una visita de un día, y las congregaciones mayores dos o tres días. Esto envolvía mucho viaje, en medio de condiciones difíciles, y subir a trenes y ómnibuses en horas muy raras del día y la noche. El trabajo no era de solo investigar los registros de las congregaciones cuidadosamente, sino principalmente de pasar mucho tiempo en el campo con los hermanos y entrenarlos en el servicio del campo.

      Uno de los nuevos siervos para los hermanos que recibió su nombramiento en 1943 fue el hermano Gert Nel, quien había conocido la verdad como maestro de escuela en el Transvaal septentrional en 1934, y como publicador del Reino había sido muy celoso y activo. Como siervo de zona y siervo para los hermanos, el hermano Nel tuvo el privilegio de ayudar a muchos publicadores, tanto africanos como europeos, y muchos hermanos todavía recuerdan su servicio fiel y leal. Fue llamado a Betel en 1946 para servir de traductor para las publicaciones en afrikaans.

      Un hermano africano que llegó a ser siervo para los hermanos fue Thomas M’kele. Fue el viejo hermano Mulenga, uno de los primeros precursores africanos de Sudáfrica, quien le ayudó a conocer la verdad. El hermano Mulenga estaba en el campo cierto domingo por la mañana cuando halló un grupo de hombres que dormían en el suelo. Al preguntarles qué pasaba, dijeron que no habían dormido la noche anterior debido a que habían pasado toda la noche orando en la iglesia. En aquel momento el ministro de ellos, entonces el “reverendo” Thomas M’kele, le pregunto al hermano Mulenga qué llevaba en su maletín. Aceptó el folleto ¿Dónde están los muertos? La semana siguiente tomó varios libros, y la semana después de eso asistió a una asamblea. No pasó mucho tiempo antes que renunciara de su iglesia, y se bautizara, y dentro de un año estuvo sirviendo de precursor con el hermano Mulenga. Más tarde, como se ha mencionado, llegó a ser uno de los siervos para los hermanos. Murió fiel al fin de 1945.

      UNA NUEVA ESCUELA TIENE EFECTO IMPORTANTE

      Uno de los nuevos arreglos instituidos por el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, que ha tenido gran efecto en el campo, es la semanal Escuela del Ministerio Teocrático. En poco tiempo este muy excelente arreglo logró ayudar a muchos hermanos que se habían imaginado que nunca serían discursantes públicos a hacerse muy eficientes en la plataforma y más eficaces en el campo. En todas partes de Sudáfrica los hermanos recibieron con gusto esta nueva provisión de Jehová y la pusieron en función con entusiasmo. Esto lo hicieron no solo los publicadores europeos, sino también los hermanos africanos, a pesar de grandes obstáculos lingüísticos y falta de entrenamiento académico.

      Uno que llegó a ser superintendente de escuela en 1943 fue el hermano Samuel Mase. Allá en 1938 él había sido miembro del partido comunista. ¡Para aquel tiempo compró el libro Riquezas esperando que le daría un buen conocimiento del comercio! Samuel se sentía hostigado también por espíritus inicuos y pasaba noches aterradoras. Varias visitas a hechiceros no le ayudaron. Pero tan pronto como comenzó a asistir al estudio de la revista La Atalaya, toda su vida cambió y mejoró. Lo que más le impresionó fue el amor de los hermanos que pertenecían a diferentes tribus. Halló entre ellos una maravillosa unidad que nunca había hallado entre sus asociados políticos. Llegó a ser superintendente de la escuela en una congregación africana del Filón y más tarde sirvió de precursor y fue útil como superintendente de circuito.

      La Escuela del Ministerio Teocrático ayudó al campo africano a desarrollarse más rápidamente. En Pretoria el grupito formado por Hamilton Kaphwitt se había desarrollado para 1945 en una gran congregación de 181 asociados. Para aquel tiempo el gobierno comenzó a mudar a los africanos a poblaciones nativas lejos de la ciudad de Pretoria misma. Ya la congregación africana tenía casi el doble del tamaño de la congregación europea. Esto muestra el maravilloso desarrollo que aconteció en el campo africano durante la II Guerra Mundial. Al principio de la guerra el número de publicadores europeos sobrepasaba al de los publicadores africanos por la proporción de dos a uno, pero para el fin de la guerra la condición estaba cambiando, y, en muchos lugares, el número de los africanos sobrepasaba al de los hermanos europeos.

      Para 1945 Johannesburgo tenía una congregación europea de 113 asociados y cuatro congregaciones africanas con un total de más de 500 hermanos africanos asociados.

      También estaba produciéndose expansión abajo en El Cabo. Mientras que el total de hermanos europeos asociados era de 135, la congregación mestiza de Salt River en El Cabo había ascendido a 138 asociados. Poco después de eso la congregación mestiza fue dividida y se establecieron cuatro congregaciones nuevas.

      Un hombre que conoció la verdad para aquel tiempo fue Nicholson Makhetha, un africano albino. Él se bautizó en una asamblea en 1944. El hermano Makhetha se hizo precursor en 1946 y más tarde rindió servicio por varios años como superintendente de circuito. Puesto que dominaba bien el inglés, en las asambleas grandes se le usó con gran frecuencia como intérprete de inglés a sesotho. También ha tenido el privilegio de traducir las publicaciones de la Sociedad a la lengua sesotho, en su propio país nativo de Lesotho.

      ADELANTO EN NIASALANDIA

      Para 1940 el número de congregaciones cristianas en Niasalandia había aumentado a sesenta. También iba aumentando la aposición religiosa a la predicación del Reino. Los sacerdotes católicos romanos le decían a la gente que si el país estuviera bajo gobernación romana nuestra obra hubiera sido detenida mucho tiempo antes. De todas maneras, decían, el papa pronto destruiría la obra de la Sociedad y “echaría a Rutherford y todos los testigos de Jehová en medio del mar.”

      Lo que sucedió en una ocasión ilustra los métodos solapados de los maestros de la religión falsa: Una grabación que se tocó en cinyanja, perturbó a cinco maestros católicos romanos africanos. Estos hombres enviaron un informe al comisionado del distrito con la queja de que alguien con un gramófono estaba yendo por las aldeas diciéndole a la gente que el Armagedón había llegado y que todos los europeos iban a ser destruidos. Esto, por supuesto, se hizo deliberadamente para despertar la ansiedad y animosidad de los funcionarios blancos, pero las investigaciones que hicieron las autoridades probaron que el informe era falso y por lo tanto no se dio más consideración al asunto.

      Por lo general la superstición desempeña un gran papel en la vida del africano. Pero la verdad lo liberta de estas cadenas mentales. En cambio, los esclavos de la superstición a menudo usan sus armas especiales contra los siervos de Jehová. Por ejemplo, una vez cuando una congregación de testigos de Jehová estuvo predicando de aldea en aldea, un león vino detrás de ellos, quitando vidas en las aldeas. ¡Esto hizo que los supersticiosos culparan a los testigos de Jehová de llamar la atención del león a ellos! Por supuesto, los maestros católicos romanos aprovechaban esta tendencia supersticiosa.

      Al estallar la II Guerra Mundial se ejercieron más presiones contra la obra del Reino en Niasalandia, pero la actitud del gobierno continuó siendo imparcial. Esto se refleja en la declaración que hizo el gobernador, Sir H. C. D. Mackenzie-Kennedy, quien dijo: “He conocido por veinticinco años a la gente de la Watchtower. En algunos países sé que han sido perseguidos y no se les ha otorgado reconocimiento. En este país no voy a impedirles su obra mientras observen la ley.” Algunas autoridades africanas también desempeñaron su papel en mantener la vía abierta para la entrada del mensaje del Reino.

      Para 1943 la obra había aumentado tan bien que la cifra mensual promedio para los publicadores había subido ahora a 2.464, y había 144 congregaciones en función. Sin embargo, en aquel año vino el nombramiento de un nuevo gobernador y también un nuevo comisario de la policía. El gobierno se apoderó de un gran envío del libro Riquezas en cinyanja. En junio de 1943, la Nota Gubernamental Núm. 77 anunció que se imponía una proscripción total en la importación de todas las publicaciones de la Sociedad. Sin embargo, esto no afectó mucho la obra en el país, puesto que ya había considerable literatura en existencia en Niasalandia.

      Lo que sí tuvo un efecto poderoso fue la existencia de los “movimientos Watchtower” que todavía operaban y causaban oprobio al nombre de la Sociedad. En 1937 Elliott Kamwana fue soltado del exilio en las islas Seychelles y regresó como líder de uno de estos movimientos falsos. Willie Kavala también estaba presentando su pequeña función, afirmando falsamente que estaba bajo la dirección del juez Rutherford. En vista de aquella situación que existía, fue bueno el que la Sociedad suministrara identificaciones especiales para los que eran reconocidos como publicadores y suministrara al gobierno el nombre de las personas a quienes se suministraban aquellas identificaciones. De esta manera se hizo una distinción clara entre los testigos de Jehová, bajo la dirección de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, y movimientos paganos que llevaban un nombre similar.

      Durante 1944 la expresión “el nuevo mundo de Jehová” causó una gran impresión en la población de Niasalandia. Un hermano, al pronunciar un discurso sobre el nuevo mundo, explicó: “Cuando Adán pecó no le nacieron hijos en el jardín; todos nacieron en la ‘maleza’ y, amigos, todavía estamos en la ‘maleza.’ Todavía no hemos regresado al jardín. Pero ya está cerca el tiempo en que dejaremos este mundo ‘matekenya’ (de garrapatas) y entraremos en el nuevo mundo de Jehová plenamente establecido.” En cierta parte del país las personas que mostraban interés en el mensaje seguían a los testigos de Jehová de lugar en lugar, bebiendo de las promesas de la Palabra de Dios.

      Para el año siguiente el glorioso calor de la verdad bíblica estaba secando los húmedos campos de la religión falsa. Varios clérigos africanos, después de oír un discurso acerca del nuevo mundo, fueron todos juntos a un misionero europeo y le dijeron: “¿Por qué nos escondió estas cosas? ¡Hoy vemos a jovencitos y jovencitas que visitan a la gente y les hablan de las más maravillosas cosas que la gente jamás ha oído! ¡Y usted nos ha dado, para predicar, doctrinas que ahora resultan falsas! ¡Y cuando estamos delante de la gente para predicarles parecemos tontos y no tenemos ningún fundamento!”

      VENCIENDO LAS DIFICULTADES EN RODESIA DEL SUR

      En 1939 la cantidad de publicadores europeos en Rodesia del Sur era de unos 15, mientras que la cifra de los africanos era de unos 460. Una gran ayuda para los hermanos africanos se había suministrado en la forma del primer folleto en cishona, el principal idioma africano del país.

      Nuestro publicador aislado en su propia mina de oro, Jack McLuckie, mientras tanto estaba criando a su familia en la verdad. Su hogar era una casa muy sencilla hecha de palos en zarzo y lodo, con un piso de senga... estiércol de vaca hecho líquido con agua y dejado hasta secarse y hacerse duro. Cuando se hace duro, no hay hedor, y puede ser barrido diariamente. Jack estaba educando fielmente a sus hijos en la verdad, y uno de sus métodos era leer unos cuantos versículos de la Biblia y entonces hacerles preguntas para ver lo que habían entendido. Ian, el más joven de los muchachos, era muy jovencito entonces, pero recuerda estas sesiones de estudio. Este entrenamiento temprano lo puso en buena condición cuando más tarde fue precursor y graduado de la Escuela de Galaad y misionero.

      Fue en 1939 también que otra familia McLuckie apareció en el escenario en Rodesia del Sur. Ésta consistía en Bert McLuckie y su esposa Carmen, su infante Peter y dos niñitos del matrimonio anterior de él. Bert McLuckie se puso en contacto con la verdad primeramente en 1927 y había ayudado a muchos de sus parientes a aceptarla. De hecho, el “clan” McLuckie es muy bien conocido en el África central y austral.

      Poco después del estallido de la II Guerra Mundial en 1939 las dos familias McLuckie y otros publicadores de Rodesia del Sur se encontraron en dificultades. El gobierno proscribió la importación y distribución de la literatura de la Sociedad el 15 de noviembre de 1940. Hasta la traducción en inglés de las Escrituras Griegas Cristianas intitulada “Emphatic Diaglott” fue proscrita. La falsa razón para que se impusiera la proscripción fue que fomentaría oposición al esfuerzo de guerra. La oficina de Ciudad del Cabo envió sin pérdida de tiempo una apelación al rey de Inglaterra, el primer ministro británico, el secretario de estado para las colonias, el gobernador de Rodesia del Sur y todos los miembros del parlamento. No se recibió reconocimiento oficial de esta carta. Unos días después un miembro del C.I.D. visitó a George Phillips en Ciudad del Cabo en representación del gobierno de Rodesia del Sur. ¡Estaban deseosos de tener información acerca de los antecedentes del escritor!

      Bert McLuckie dice que algunos hermanos sí se retiraron debido al temor cuando se impuso esta prohibición a la literatura, pero la mayoría de ellos siguieron adelante con mayor empuje resueltos a someter a prueba lo legal de aquella ley por medio de distribuir la literatura, viniera lo que viniera. Esto resultó en arrestos, juicios y fallos de culpabilidad inevitables. Libros, Biblias, fonógrafos y grabaciones eran confiscados y más tarde quemados por orden del tribunal. Algunos de estos casos fueron llevados al Alto Tribunal de Rodesia del Sur, pero en aquellos años, bajo la presión y la fiebre de la guerra, el fallo iba contra la Sociedad.

      Según Jack McLuckie, había unos dieciséis Testigos europeos en aquel tiempo y la mayoría de ellos fueron a prisión en una ocasión u otra por distribuir la literatura proscrita. Algunos fueron a prisión dos o tres veces. Para aquel tiempo, también, muchos hermanos fueron enviados a prisión por su posición de neutrales con relación a la guerra. Usaron el tiempo que pasaron en la prisión para dar un buen testimonio y algunos de los guardas asistieron a estudios bíblicos con los Testigos después que los hermanos fueron puestos en libertad.

      En cierta ocasión la esposa de Bert McLuckie, Carmen, fue arrestada también y sentenciada al pago de la acostumbrada multa de £25 o tres meses en prisión. Ella estaba encinta en aquel tiempo. Un caso en apelación que no prosperó retardó los asuntos y mientras tanto Carmen dio a luz una niñita. Con el transcurso del tiempo una agente de la policía vino a arrestar a Carmen, Y el hermano McLuckie tuvo la triste experiencia de ver que Se llevaban a su esposa y su nena a la prisión en Gwelo. Pudieron haber dejado que la niñita se quedara en casa, pero decidieron que sería mejor tanto para la madre como para la niñita el que estuvieran juntas. Mientras estuvo en la cárcel con su madre, la infantil Estrella tuvo como niñera a una asesina que lloró amargamente cuando la madre y la criatura fueron puestas en libertad después de cumplir la sentencia de tres meses.

      El hermano Bert McLuckie mismo estuvo en la cárcel dos veces. En la cárcel, el hermano McLuckie estuvo en compañía de personas a quienes se había hallado culpables de obras sucias e inicuas y dijo que nunca antes ni desde entonces ha oído lenguaje más vil. No obstante, dos de aquellos individuos prestaron un oído que oía al mensaje del Reino. Por eso dentro de la misma prisión se celebró una ceremonia pequeña de bautismo, y el hermano McLuckie bautizó a dos prisioneros mientras todos los demás tuvieron que ir afuera al patio a hacer ejercicios.

      En 1942, los hermanos europeos de Rodesia del Sur publicaron el folleto Los testigos de Jehová: ¿Quiénes son? ¿Qué obra hacen? Enviaron ejemplares al gobernador y otros funcionarios y empezaron una distribución general. El hermano Bert McLuckie recuerda esto muy bien. De hecho, su esposa fue arrestada de nuevo mientras participaba en esta obra cierto día. Pero su caso no siguió adelante y no la acusaron.

      Para 1943 el número promedio de publicadores había aumentado a 1.090, y la muchedumbre de publicadores del Reino crecía rápidamente en Rodesia del Sur. Un año después se hicieron arreglos para asambleas de los hermanos africanos. En la asamblea africana de Bulawayo hubo una concurrencia de 1.028 personas y en Mrewa tuvieron 347 personas para el discurso público. Cincuenta nuevos se bautizaron en estos dos lugares. La asamblea europea también fue en Bulawayo y tuvo una concurrencia máxima de 73 personas. Allí se animó a los hermanos a seguir adelante con la obra mientras esperaban anhelantemente el tiempo en que se otorgara permiso a la Sociedad para abrir un almacén de literatura, y tuvieran un representante oficial en este país.

      CELO FRENTE A LA PERSECUCIÓN

      Durante 1940 hubo otro alboroto en la Zona del Cobre en Rodesia del Norte y en un centro varios africanos resultaron muertos. Esta vez el enemigo no pudo echar la culpa a los testigos de Jehová. Los cabecillas eran todos católicos romanos, pero el gobierno no mencionó esto. Para aquel tiempo los testigos de Jehová en la Zona del Cobre eran mucho más fuertes y mostraban más celo que en cualquier tiempo antes.

      En diciembre de 1940, el gobierno hizo una proclama en la que prohibía la importación y distribución de toda la literatura de la Sociedad. Hubo incursiones en los hogares de los hermanos, y varios de ellos fueron enviados a prisión por poseer literatura. En cierto caso, dos hermanos, Gibson Chembe y Lamond Kandama, fueron gravemente golpeados varias veces porque rehusaron quemar sus libros en la presencia de muchas personas, incluso jefes. Estos actos se cometieron con conocimiento de ello por el jefe de la policía y el magistrado de la localidad. El informe que se envió a la sucursal de El Cabo fue retenido por los censores y Llewelyn Phillips fue llamado ante el jefe de la seguridad. Cuando se presentaron los hechos del caso, el jefe prometió hacer una investigación. Se envió una protesta tanto a la central gubernamental en Lusaka como a la Oficina Colonial en Londres. El gobierno nombró una comisión de investigación. Estos reprendieron al magistrado y al jefe de la policía y ya no se hicieron más esfuerzos por obligar a quemar los libros.

      Entonces vino una notificación del gobierno que se publicó en marzo de 1941 y que exigía que todos los europeos y africanos entregaran todas las publicaciones de la Watch Tower al Boma (tribunal) más cercano dentro de dos meses, de no hacerse lo cual se sometería a juicio a los ofensores. No hay que decir que todos los testigos de Jehová genuinos rehusaron hacer aquello, y esto condujo a más arrestos. La policía entró por sorpresa en el almacén de literatura de la Sociedad. El siervo del almacén, Llewelyn Phillips, respondió denodada y firmemente y rehusó entregar la literatura que poseía. Fue sentenciado a seis meses de prisión. En aquel mismo año, algún tiempo antes, Llewelyn Phillips había estado en prisión por un mes por haber rehusado rendir servicio militar.

      No hubo ningún alivio durante el año siguiente. Llewelyn Phillips fue arrestado nuevamente con relación a la cuestión militar, pero apeló. Pasó otros tres meses en prisión antes que se oyera su apelación. Él cuenta su propia historia de esto: “La vista de la apelación, que vino tres meses después, fue un asunto de toda formalidad con el señor presidente del tribunal en el banco y el procurador general (entonces K. C. [consejero del rey]) haciéndola de fiscal. El juez sacó una Biblia de la cual sobresalían varias tiras de papel que señalaban a diferentes capítulos. Empezó preguntando qué derecho tenían los testigos de Jehová a negarse a ir a la guerra cuando Moisés fue guerrero. Cuando se le recordó que este hombre fiel no pudo haber sido cristiano debido a que vivió 1.500 años antes de Cristo, el entusiasmo por las preguntas bíblicas menguó y no pasó mucho tiempo antes que la Biblia fuera puesta a un lado. Cuando se sugirió que, si los apóstoles hubieran estado vivos, probablemente hubieran estado en el banquillo de los acusados también, se pudo ver que esto afectó emocionalmente al juez.” La sentencia del hermano Phillips fue entonces reducida al tiempo que ya había pasado en la cárcel de modo que pudo salir del tribunal como hombre en libertad. Por ocho de los doce meses del año de servicio de 1942 él estuvo en prisión.

      A pesar de las dificultades que se debían a la persecución, la escasez de alimento y la falta de literatura producida por la proscripción, la obra siguió adelante. Para contrarrestar la escasez de literatura, se habían preparado preguntas y respuestas con textos bíblicos relacionados para que los hermanos los usaran en los estudios bíblicos. Debido a la guerra había también escasez de partes de bicicletas y llantas. Esto significaba que la mayoría de los africanos se veían privados de su principal medio de transportación por los caminos primitivos de la maleza. No obstante, la obra en Rodesia del Norte iba progresando maravillosamente el número promedio de publicadores en 1944 subió a 3.062, ¡un aumento de 116 por ciento desde 1941! Y a pesar de todas sus dificultades estaban pasando un promedio de 30 horas al mes en el servicio del campo. Para este tiempo las buenas nuevas también habían penetrado en el cercano Congo.

      Hasta este punto ningún europeo de Rodesia del Norte se había asociado francamente con los testigos de Jehová. ¿Por qué? Una razón que se sugería se presentó en el 1943 Yearbook: “Hay un temor profundamente arraigado en la mente de muchos europeos que aprecian nuestro mensaje, porque creen que si dan a conocer esto franca o activamente verán en peligro los puestos que ocupan.” Sin embargo, varios europeos, incluso funcionarios gubernamentales, habían manifestado considerable bondad a los Testigos. De hecho, un comisionado de distrito pagó a dos Testigos 5 chelines a cada uno como compensación por haber sido detenidos impropiamente en prisión por su predecesor. ¡Otro funcionario fue a buscar en su automóvil a su sirviente (que había sido puesto en prisión por poseer nuestra literatura) cuando la sentencia de éste se hubo cumplido, y lo llevó de regreso a su trabajo! Este cambio de actitud por parte de muchos europeos sin duda se debía al excelente testimonio que los hermanos daban por medio de su conducta, como se informó en el 1944 Yearbook: “Los que se adhieren a la Sociedad tienen la mejor reputación de todos en este cuerpo [de trabajo] y es bien conocido que granjeros y otros patronos especifican que especialmente quieren a éstos.”

      En 1945 el hermano Bridger y su esposa, una pareja que conoció la verdad para 1916 en el Estado Libre de Orange por la obra de Japie Theron, se mudaron de Johannesburgo a Luanshya, donde el hermano Bridger empezó a servir de precursor entre los europeos. Él relata que trabajó el pueblo entero, colocando 1.000 folletos. Aquí habló a una familia, una Sra. Scheepers y su hija la Sra. Joubert, con las cuales había estudiado anteriormente en Johannesburgo. Toda esta familia, hasta los bisnietos de hoy, han aceptado la verdad. El hermano Bridger también se entero de que había ciertas personas que “no tenían fe en las celebraciones de las navidades.” Logró ponerse en comunicación con ellas y así encontró a otras cuatro personas que habían estado asociadas con nuestra obra en Sudáfrica. Comenzó un estudio con estas personas, y esto formó el núcleo de la primera congregación europea en Rodesia del Norte. El hermano Bridger y su esposa también trabajaron entre los africanos en los poblados cercados.

      ADELANTE A BAROTSELANDIA

      En 1945 vino más ayuda desde la Unión Sudafricana en la persona del hermano C. Holliday (esposo de la hermana M. Holliday mencionada antes en esta historia). George Phillips, el superintendente de la sucursal de El Cabo, lo invitó a servir de “siervo viajero y ayudar al hermano Llewelyn Phillips.” Mientras estuvo en Rodesia del Norte, él visitó a Barotselandia, una zona de 735.000 kilómetros cuadrados situada en los alcances superiores del gran río Zambeze, al oeste de las cataratas Victoria. Lo acompañaba un europeo que había mostrado interés en el mensaje y un “siervo para los hermanos” africano que servía de guía e intérprete.

      Fue un viaje bastante difícil. Primero viajaron en un tren maderero particular a Massesse, donde hicieron una parada, se reunieron con algunos Testigos e hicieron arreglos para formar el núcleo de una congregación. La siguiente porción de su viaje la hicieron en un tranvía prestado de un capataz, empujado por la vía del ferrocarril por dos africanos hasta un punto donde los viajeros pudieron conseguir transportación en un camión gubernamental. Esto les llevó a Katima Molilo, donde otro transporte los tomó para llevarlos a Ngwesi. Allí los recibieron unos hermanos que habían venido caminando desde Senanga, para encontrarse con ellos y servirles de portadores de su equipaje. El resto del viaje a Senanga lo hicieron mayormente en tres canoas. En cierto punto tuvieron una espeluznante experiencia con un hipopótamo. Para terror del hermano Holliday, la enorme bestia levantó en el aire una de las canoas. Pero el que remaba mantuvo hábilmente su equilibrio y golpeó al animal con su remo. Esto tuvo el resultado deseado y el hipopótamo se alejó nadando, para alivio de todos.

      Al llegar a Senanga una enorme muchedumbre que se había congregado les dio la bienvenida. Para estar allí, algunos habían viajado durante ocho o nueve días por la carretera. Todos estaban intensamente interesados en lo que les esperaba. Esta era la primera visita de un hermano europeo y muchos de ellos nunca habían visto a una persona blanca antes. La asamblea no oficial que celebraron fue ciertamente refrescante en sentido espiritual.

      Mientras visitaba a la congregación de Mufulira, el hermano Holliday conoció al Sr. Ford, el administrador del poblado, quien estaba muy bien impresionado por el buen trabajo y lo confiable de los “muchachos de la Watch Tower.” Él fue uno de los funcionarios mencionados en el informe del 1946 Yearbook of Jehovah’s Witnesses: “El pensar oficial es de no otorgar reconocimiento todavía, pero individualmente hay algunos casos animadores de un definitivo respeto a la limpieza, decencia y disposición a trabajar de los testigos de Jehová. Las enormes cantidades de personas que ahora se asocian con nosotros en los centros mineros (y no es cosa poco común asistir a una reunión de 800 personas) están empezando a causar profunda impresión en los que controlan directamente a los africanos, y, como ejemplo de esto, después de cuatro meses de correspondencia con la Junta de Administración del Pueblo de Mufulira se ha otorgado un local gratis para la erección de un Salón del Reino. Se debe crédito por esto a algunos funcionarios que se expresaron denodadamente a favor de nosotros.” Este edificio fue el primero de su clase en Rodesia del Norte.

      Así, a pesar de la persecución la obra realmente seguía adelante en Rodesia del Norte durante la primera mitad de los años cuarenta. Eso también era verdad en los demás países bajo la sucursal sudafricana.

      PREDICANDO A PESAR DE PROSCRIPCIÓN EN BASUTOLANDIA

      A principios de los años cuarenta, el hermano Frank Taylor y su esposa visitaron a Basutolandia (ahora Lesotho). Allí hallaron que había tanto interés que en muchos lugares los africanos de hecho corrían detrás de ellos pidiéndoles literatura. Pero las autoridades los estaban vigilando y amenazaron con confiscarles toda la literatura y así los obligaron a seguir adelante y pasar de allí.

      Durante febrero de 1941, se impuso una proscripción total a la importación de nuestra literatura en Basutolandia. Extraño como parezca, la proscripción fue impuesta antes que hubiera siquiera un solo Testigo viviendo en aquel país. Pero durante el período de la proscripción la obra del Reino empezó y progresó muy bien. Hermanos que usaban los automóviles con altavoz de la Sociedad habían viajado por el país, transmitiendo las conferencias grabadas de la Sociedad y distribuyendo literatura, pero no fue sino hasta 1942 que la sucursal recibió un informe de dos publicadores en Basutolandia. Uno de estos primeros publicadores fue el hermano L. Ramosena, quien en realidad oyó por primera vez acerca de la verdad mientras trabajaba en el pueblo e Vereeniging, en Transvaal. El hermano Ramosena se entusiasmo tanto con el mensaje y sintió tan profundo deseo de esparcirlo en su propio país que regresó a casa y empezó a testificar diligentemente, comenzando en un lugar llamado Teyateyaneng.

      Pronto otro hermano que había aceptado la verdad en Johannesburgo se unió al hermano Ramosena y los dos fueron en bicicleta a aldeas cercanas y esparcieron las buenas nuevas. Organizaron reuniones pequeñas y el grupo creció. Un año más tarde, en 1943, había cuatro publicadores... ¡un aumento de 100 por ciento!

      El participar en la predicación de casa en casa en Lesotho es muy diferente de lo que sucede en la mayoría de los demás países. Sea que el amo de casa esté dentro de la casa o fuera, el publicador saluda con un claro y amigable “¡Khotso!” que significa “¡Paz!” El amo de casa responde con un “¡Khotso!” El publicador entonces recibe la invitación de entrar y se le da un asiento y visitante y visitado preguntan en cuanto a la salud de uno y otro. Al completarse el saludo tradicional, entonces el publicador puede empezar a explicar su misión.

      Aunque la Iglesia Católica y la Misión Francesa están bien establecidas en este país y muchas personas pertenecen a una o la otra de estas religiones, muchos basutos todavía se han apegado a sus tradiciones paganas y su adoración de antepasados y, hasta recientemente, asesinatos rituales, el matar a criaturas humanas para obtener ciertas partes del cuerpo con propósitos supuestamente medicinales, se han efectuado. Pero, a pesar de estos obstáculos, el grupito de publicadores del Reino creció y en 1948 había nueve publicadores de las buenas nuevas.

      Puesto que muchos de los jefes son católicos, a menudo se oponen a la obra del Reino, pero había algunos de corazón honrado y sincero entre ellos. En 1951 un precursor visitó el kraal de un jefe en Leribe. Fue invitado a una comida. En ella había también dos clérigos. El precursor le testificó al jefe y cada vez que le presentó un punto lo probó con la Biblia. Los dos sacerdotes se molestaron y salieron airados, pero el jefe quedó encantado y se comenzó un estudio con él. Más tarde el jefe estimuló a la gente de su zona a tener estudios también, y el resultado fue que tantas personas quisieron estudios bíblicos que el precursor local ya no pudo atenderlos a todos. La obra se estaba desarrollando bien y para 1951 había cinco pequeñas congregaciones en Basutolandia. El año siguiente había 53 publicadores, como promedio, así como 10 precursores.

      AUMENTA LA LUZ EN TANGAÑICA

      Más al norte, en Tangañica, la obra entre los hermanos africanos también progresaba. Durante los años desde 1936 cartas aisladas que llegaban a la sucursal de la Sociedad en El Cabo desde Tangañica mostraban que había rayos de la verdad brillando en esta parte de África, aunque no en todo su vigor. En 1942, 158 hermanos tuvieron alguna participación en la obra. Según el Yearbook de 1945, los informes desde Tangañica indicaban que aumentaba la oposición y que había confiscación de la literatura, pero había un promedio mensual de 75 publicadores que informaban poco más de 8 horas por publicador en el campo. La única manera de animar a estos hermanos era por correspondencia, y la Sociedad hizo esto. Para 1945 solo tres congregaciones organizadas que contaban de 144 publicadores testificaban a los casi 6.000.000 de habitantes de este país. Su obra consistía principalmente en testimonio oral, revisitas y estudios. De vez en cuando les llegaba material de lectura y había gran gozo entre ellos. Daban buen uso a aquellas cosas para provecho de todos. Para 1946 habían aumentado a 227 publicadores y 7 congregaciones. Estos hermanos experimentaron considerable oposición por parte de las organizaciones de la religión falsa y tenían gran necesidad de una supervisión más estrecha y de literatura en swahili.

      En enero de 1948 un siervo para los hermanos de habla cibemba fue enviado de Rodesia del Norte a visitar las congregaciones de Tangañica. Él trabajó con las ocho congregaciones del distrito de Mbeya, animando y edificando a los hermanos. La única congregación restante, en la frontera de Rodesia del Norte, recibió los servicios de otro siervo para los hermanos. Hubo buenos resultados de esto y hasta jefes manifestaron interés en la verdad. Además, Tangañica ahora llegó a estar bajo la nueva sucursal formada en Rodesia del Norte. Hoy Kenia Uganda y Tanzania son dirigidas por la sucursal de la Sociedad en Kenia. La obra del Reino se está desarrollando rápidamente en aquella zona y trayendo gran honor al nombre de Jehová.

      COMIENZA UNA NUEVA CAMPAÑA

      La campaña de reuniones públicas empezó en Sudáfrica durante junio de 1945 y recibió entusiástico apoyo de los hermanos en el campo. Como resultado de la Escuela del Ministerio Teocrático, ahora había muchos discursantes disponibles. Los bosquejos que se suministraban eran traducidos a los principales lenguajes africanos y los hermanos en aquel campo también empezaron a organizar esta nueva campaña.

      Por supuesto, muchos de los hermanos se sentían tímidos y temerosos en cuanto a hablar desde una plataforma pública como conferenciantes. Entre éstos estaban Piet Wentzel y su compañero, Frans Muller, que servían de precursores en Vereeniging. Cuando el Informador (más tarde llamado Ministerio del Reino) consideró la campaña, ambos concordaron en que esto no era para ellos. Nunca habían estado en la plataforma pública. Sin embargo, los recordatorios del Informador los animaron, de modo que seleccionaron discursos y empezaron a prepararlos. Para practicar la presentación de éstos escogieron un lugar tranquilo a la orilla del río y, colocados a suficiente distancia, empezaron a “dirigir la palabra” a su “auditorio” en suave fluir... ¡el río! Por aproximadamente un mes fueron al río a cada hora de comer al medio día y practicaron hasta que se sintieron con suficiente confianza para hablar a un auditorio verdadero. Pidieron hojas sueltas y se dio mucho anuncio. Cuando llegó la fecha, hubo 37 personas en su discurso público y ellos se sintieron muy agradecidos de tener tan excelente comienzo.

      SE VE ORGANIZACIÓN MÁS FUERTE

      En comparación con los años anteriores, 1945 fue un año comparativamente tranquilo en cuanto a oposición. Hubo varios pequeños incidentes, sin embargo, uno de los cuales ocurrió en el pueblo de Kimberley. Este ha sido un importante centro de minería de diamantes desde los años setenta del siglo pasado cuando se comenzó a cavar en busca de diamantes en aquella zona. Sin que hubiera razón manifiesta para ello el consejo municipal de Kimberley pasó una resolución en el sentido de que no se debía permitir la entrada de los testigos de Jehová en las localidades municipales (para los africanos) de modo que esparcieran sus creencias. El superintendente de las localidades africanas recibió la instrucción de detener toda actividad de los Testigos y clausurar sus lugares de reunión. Un periódico local publicó esta información bajo el título “Russelistas proscritos en localidades locales.”

      El superintendente de las localidades, un hombre llamado O’Brien, tomó acción sin pérdida de tiempo. En la ausencia de los hermanos, forzó la puerta y entró en el Salón del Reino, se apoderó de su literatura y de la máquina de reproducción del sonido, y desbarató el carrito que servía para llevar la máquina de un lugar a otro. Entonces triunfantemente entregó los trozos a los que estaban observando lo que pasaba para que los usaran como leña. La sucursal también reaccionó sin pérdida de tiempo. Se le dio al consejo municipal notificación de devolver la propiedad confiscada y pagar los daños causados al carrito en 48 horas; de otro modo se tomaría acción jurídica. Como resultado de esto, el consejo municipal tuvo que desembolzar £10 por los daños, y O’Brien tuvo que retractarse y personalmente devolver la propiedad confiscada al Salón del Reino. ¡Encima de todo esto, la prensa local publicó un artículo en el cual mostró que los testigos de Jehová habían ganado otra victoria y seguían efectuando su obra educativa en las localidades locales como de costumbre!

      Por fin, en mayo de 1945 terminó en Europa la guerra que había durado casi seis largos y fatigosos años. Las hostilidades todavía continuaron por un tiempo en el Extremo Oriente, hasta que las bombas atómicas aplastaron la resistencia del Japón. Los sudafricanos, por lo general, dieron un gran suspiro de alivio. Pero aunque los Testigos habían peleado y ganado la “batalla de la proscripción,” su lucha de larga duración con la “descendencia” de la Serpiente todavía no había terminado.

      Sin embargo, en diecinueve lugares el pueblo de Dios celebró la Asamblea de Anunciadores Unidos durante la Guerra Mundial. Por primera vez en la historia de la obra del Reino en Sudáfrica, los hermanos pudieron disfrutar simultáneamente de las mismas buenas cosas de que disfrutaban los hermanos de los Estados Unidos y otros lugares. Tanto el programa como las nuevas publicaciones estuvieron allí a tiempo.

      Abajo en Durban el número de publicadores había aumentado a aproximadamente 100. Este grupito efectuó una vigorosa campaña para anunciar el discurso público. Se usó la cantidad de 50.000 hojas sueltas, además de 2.000 cartas especiales de invitación, 1.000 cartelones y muchos anuncios en tela, grandes y pequeños. La ciudad quedó electrificada. Nunca habían visto nada como esto antes. La concurrencia al discurso público fue de 900 personas, y de ésas aproximadamente 750 eran el público. La concurrencia para aquella serie de asambleas en toda la nación alcanzó un nuevo máximo de 5.001.

      En la sucursal de Ciudad del Cabo la familia había aumentado ahora a catorce miembros, todos los cuales todavía vivían en hogares particulares y pensiones y comían en los restaurantes de la localidad. La pequeña imprenta había estado muy ocupada y en 1945 produjo un máximo sin precedente de 2.562.817 ejemplares de material impreso. El nuevo libro “La Verdad Os Hará Libres,” publicado en inglés en 1943, había sido traducido a afrikaans, zulú y sesotho.

      Así, pues, en Sudáfrica la organización emergió de la II Guerra Mundial mucho más fuerte y grande que al principio. La obra había progresado y crecido a pesar de todos los esfuerzos que habían hecho los opositores, la proscripción de la literatura las campañas de “tizne” por los religiosos, la publicidad adversa en la prensa, los casos ante el tribunal, las incursiones policíacas y arrestos. El número de congregaciones en Sudáfrica había llegado a más del doble, pues aumentó de 115 a 244. En toda África austral el número promedio de publicadores había subido 3.179 (en 1939) a 12.289 (en 1945), un aumento de 286 por ciento. Más maravilloso todavía fue el aumento en la Unión Sudafricana, de 439 publicadores en 1939 a 2.991 en 1945... ¡un aumento de 580 por ciento!

      EDIFICANDO PARA EL FUTURO

      En vista de los tremendos aumentos que se lograron durante los años de la guerra, la obra del Reino en las partes del sur, el centro y el este de África tenía que ser bien organizada para que fuera productiva en los años del futuro. Un aumento desde 3.179 testigos en 1939 a un promedio de 14.089 en 1946 es lo que muestran los registros. En aquel tiempo aproximadamente 25.000.000 de personas vivían en todos los territorios que estaban bajo la superintendencia de la sucursal sudafricana de El Cabo. El noventa por ciento pertenecía a las diferentes tribus africanas en la mitad meridional del continente. Sin embargo, la mayoría de los europeos (los blancos), vivían en la Unión Sudafricana misma.

      En los próximos pocos años habría más crecimiento, hasta grado sorprendente. Nuevas sucursales de la Sociedad Watch Tower se abrirían en estos territorios, de modo que se pudiera dar mejor atención a los intereses de las personas comparables a ovejas.

      En muchas zonas todavía había mucho mal entendimiento de la obra. Cuando unos cuantos hermanos africanos de Rodesia del Norte quisieron venir a Johannesburgo para la asamblea de octubre de 1946, los funcionarios de inmigración no quisieron permitirles hacer eso. Uno preguntó: “¿No ha sido culpable de actividades subversivas la ‘Watchtower’?” A estos funcionarios se les explicaron los hechos, pero ni eso valió para que se les permitiera a los hermanos entrar en el país. La razón que se dio fue que no habría suficiente alojamiento para ellos en Johannesburgo, donde ya había miles de personas viviendo en estructuras provisionales en los municipios africanos. Las autoridades no quisieron aceptar el hecho de que los testigos de Jehová se encargarían del alojamiento de los hermanos visitantes.

      Publicaciones como “Sea Dios Veraz” y “Equipado para toda buena obra” presentadas en la asamblea de Cleveland, Ohio, en 1946, fueron recibidas entusiásticamente por los hermanos sudafricanos en su asamblea de Johannesburgo dos o tres meses después. Estas publicaciones ayudaron mucho a capacitar mejor a los siervos de Jehová como verdaderos maestros de la Palabra. La obra con el fonógrafo portátil y los discursos bíblicos grabados todavía se efectuaba, pero ahora había llegado el tiempo para que los trabajadores del Reino de todas las razas aprendieran a efectuar más de la predicación y la enseñanza ellos mismos, con sus propias bocas.

      Uno de los superintendentes de circuito africanos de aquel tiempo, M. Nguluh, informa que una buena cantidad de clérigos africanos de varias religiones aceptaron la verdad durante este período. Uno de éstos, Bethuel Rikhotso, de la Iglesia Misional de Suiza, fue visitado por el hermano Nguluh mientras el hermano Nguluh estaba efectuando una visita como superintendente de circuito a Graskop en la parte nordeste de la provincia de Transvaal en 1946. Este hombre aceptó la verdad la primera noche que se le presentó, y a la siguiente visita del superintendente de circuito había hecho arreglos para que se presentara un discurso especial en el “kraal” (grupo de chozas) del jefe principal de la tribu de los shangaanes. Esto condujo a que se diera un vigoroso testimonio y, años más tarde, una congregación grande se desarrolló en esta zona. Rikhotso mismo llegó a ser precursor en enero de 1947.

      OBRA DE CIRCUITO Y ASAMBLEAS

      La obra del superintendente de circuito africano a veces era peligrosa en aquellos días. El hermano Nguluh menciona que en dos ocasiones casi se ahogó al cruzar ríos en inundación. Aun hoy, para ir de una congregación a otra, los superintendentes de circuito africanos tienen que cruzar muchos kilómetros de maleza a pie cargados de equipaje, y a menudo acompañados por su esposa y un infante.

      En febrero de 1947 entró en vigor un nuevo arreglo de circuito y Sudáfrica fue dividida en catorce circuitos.

      En algunas zonas el interés del pueblo africano era sorprendente. ¡Un superintendente de circuito africano dice que pronunció el mismo discurso público tres veces el mismo día! Él había sido enviado a cierta zona para que organizara una nueva congregación e hizo arreglos para pronunciar un discurso público un domingo de agosto de 1947. Hubo una concurrencia de 173 personas, casi todas personas que recientemente habían mostrado interés. Escribe él: “Después del discurso se invitó a los presentes a invitar a otros para que vinieran a oír la verdad. A las 3 de la tarde tuve que pronunciar un segundo discurso público. A las 5 de la tarde otro gran grupo vino al salón y solícitamente me pidió que repitiera el discurso porque habían oído del grupo de las 3 de la tarde, que la verdad se estaba hablando en aquel salón. Por eso, desde las 6 hasta las 7 de la noche pronuncié el discurso por tercera vez aquella tarde.” Este tipo de interés marcaría el pago de maravillosos aumentos.

      En abril de 1947 se celebró la primera asamblea de circuito de Sudáfrica en Durban. Milton Bartlett, graduado de la quinta clase de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower para misioneros y el primer misionero de Galaad que vino a Sudáfrica, fue el superintendente de distrito en esta asamblea. Los hermanos africanos tenían un salón blanqueado en un poblado cercado municipal cerca del centro de la ciudad. Esta fue una ocasión para felicidad. Algunos hermanos habían viajado por distancias considerables, puesto que la entera provincia de Natal estaba incluida en el único circuito en aquel tiempo.

      El hermano Bartlett da esta muy vívida descripción del color local en esta asamblea africana: “Fue una emocionante experiencia ver la actitud de los Testigos africanos. Eran tan limpios, tranquilos, nítidos en su persona, tan sinceros y deseosos de aprender más acerca de la verdad, muy deseosos de participar en servicio del campo. Aunque estaban dentro mismo del poblado cercado (terrenos de posada) tenían sus calderos de tres patas y habían degollado un animal y prepararon su comida en aquel poblado. Cada Testigo había traído consigo su propio plato esmaltado, su taza esmaltada y una cuchara de sopa, que usaba para todo su comer. Pero cuando llegó tiempo para comer el mealie (un potaje hecho de maíz) en su forma rígida lo enrollaban en la mano y lo metían en parte de la sopa que había al fondo de sus platos y entonces se lo echaban en la boca.”

      Los hermanos disfrutaban mucho de sus asambleas de circuito. El informe de la sucursal para aquel año dice que los hermanos africanos de Zululandia caminaban ciento veinticinco kilómetros para llegar a una asamblea de circuito y entonces regresar a casa, en total cinco días de caminar. Como dijo el superintendente de sucursal: “El celo de muchos de estos hermanos es verdaderamente notable y es alentador al corazón de uno ver su buena disposición y deseo de aprender y de tomar en serio la instrucción que reciben.”

      Estos hermanos no se preocupan por problemas de alojamiento, tampoco. Vienen con un lío que contiene una sábana y unos cuantos objetos personales, un infante a las espaldas de algunas mujeres, y una cajita de madera para sus libros y Biblias. A menudo la caja se usa como asiento en las sesiones de las asambleas. Si tuvieran que pasar una noche o dos en el viaje al lugar de asamblea, fácilmente hallan a africanos amigables que están dispuestos a darles una esquina en la cual dormir. Si tienen que dormir al aire libre, tienen sus sábanas para mantenerse calientes.

      A veces no hay un salón disponible y por eso la asamblea se celebra al aire libre con la bóveda del cielo como techo. Por otra parte, una estructura temporal se hace de palos y se cubre con tela impermeable. Las necesidades temporales se satisfacen por medio de apetitosas comidas que consisten en la comida mealie (potaje de maíz) y carne. Si tienen su propio plato, muy bien. Si no, comen de un plato que usan en común. Si alguien no tiene cuchara... ¡bueno, los dedos se hicieron antes que hubiera cuchillos y cucharas!

      VISITA GOZOSA EDIFICA LA ESPIRITUALIDAD

      El punto que se destacó en la obra del Reino en África austral, Central y Oriental durante 1948 fue la muy esperada visita del presidente de la Sociedad, N. H. Knorr. ¡Qué gozo fue para todos los hermanos de África austral! En aquel tiempo se compró terreno para la construcción de una nueva sucursal, fábrica y hogar cerca de Johannesburgo.

      Los días qué se fijaron para la asamblea nacional de Sudáfrica fueron del 3 al 5 de enero de 1948. Se celebró en Johannesburgo; pero debido a requisitos oficiales los hermanos europeos y mestizos tuvieron que reunirse en un solo lugar y los africanos en otro. Aunque a los hermanos se les dio aviso con poco tiempo unos 3.600 asistieron a las sesiones de apertura y 9.246 vinieron a las dos reuniones públicas. Un total de 416 personas se bautizaron, de las cuales 378 eran hermanos africanos. Después de la asambleas el hermano Knorr y su secretario, Milton Henschel pasaron tres días en Ciudad del Cabo, en la sucursal, ofreciendo consejo y estímulo al personal de Betel.

      En todos los países y territorios bajo la dirección de la sucursal de El Cabo hubo un máximo de un poco más de 27.000 publicadores en 1948. Como resultado de la visita del hermano Knorr aquel año, se organizaron algunas sucursales nuevas para que funcionaran por sí solas en las partes centrales de África, de modo que ya no serían simples almacenes de literatura que enviaran informes a la oficina de Ciudad del Cabo de la Sociedad. Parece apropiado en este momento considerar el progreso que se había logrado en algunas tierras centrales africanas hasta entonces bajo la supervisión de la sucursal de El Cabo.

      PROSPERA LA PREDICACIÓN DEL REINO CUANDO SE REMUEVEN LAS RESTRICCIONES

      En Rodesia del Sur (hoy llamada sencillamente Rodesia), continuó la batalla por lograr que se removieran las restricciones que se le habían impuesto a la actividad del Reino. La sucursal de El Cabo había estado enviando fielmente solicitudes para la remoción de las restricciones, y en 1945 se dio seguridad de que la solicitud recibiría consideración en una reunión temprana del gabinete. El año siguiente por fin se removieron las restricciones y una vez más la literatura de la Sociedad pudo circular libremente en Rodesia.

      Para 1947 las circunstancias familiares de Bert McLuckie eran tales que él pensó que podría ser precursor de nuevo. Para gran sorpresa y felicidad de él, se le asignó a abrir un almacén de literatura para la Sociedad en Bulawayo, entonces Rodesia del Sur, el 1 de julio de 1947. ¡Gracias principalmente a Jehová, la larga y dura batalla para que la obra del Reino estuviera plenamente establecida y correctamente representada en el país había sido ganada! Para aquel año el máximo de publicadores había pasado de la marca de 3.000 y había 82 congregaciones organizadas.

      La primera oficina del almacén de literatura fue más bien un asunto de familia, pues Bert McLuckie trabajaba en el hogar de su hermano carnal Jack McLuckie. Al principio, Bert McLuckie hizo todo el trabajo él mismo. Entonces llamó a dos hermanos africanos para que tradujeran artículos de la revista La Atalaya, uno a cishona y el otro a cinyanja. Por un tiempo bastante largo hicieron copias de estas traducciones en una máquina de mimeógrafo y tuvieron que poner en orden, doblar y coser a mano las revistas. Como admite el mismo hermano McLuckie, el producto final dejaba mucho que desear. Ahora en 1975 estas revistas se producen con calidad muy elevada en una prensa rotativa moderna en la sucursal de Elandsfontein, y de la traducción en cinyanja se imprimen 25.000 ejemplares y de la traducción en cishona se imprimen 13.900 ejemplares de cada número.

      Naturalmente, todos estos desenvolvimientos y mejoras regocijaron y animaron el corazón de los publicadores del Reino en Rodesia del Sur. Pero podemos imaginarnos lo emocionados que todos tienen que haberse sentido cuando en octubre de 1947 llegaron las noticias de que el hermano Knorr y el hermano Henschel los visitarían en enero de 1948. Miles de hojas sueltas, centenares de cartelones y muchos anuncios en tela se prepararon para anunciar los discursos que pronunciaría el hermano Knorr a africanos y europeos en Bulawayo y Salisbury. Para este tiempo también entró en la escena Eric Cooke, el primer misionero de la Escuela de Galaad para Rodesia del Sur.

      En Salisbury surgieron dificultades cuando el Departamento de Administración Nativa canceló los arreglos que anteriormente se habían hecho para usar el salón del municipio de Harari durante el período de la asamblea, del 16 al 18 de enero de 1948. También cancelaron el alojamiento que anteriormente se había arreglado para los hermanos africanos. Por eso, el 13 de enero el hermano Cooke se entrevistó con el director del Departamento de Administración Nativa para descubrir cuál era la base de sus objeciones. Se descubrió que tenía una idea equivocada en cuanto a la Sociedad, pues creía que estaba ‘contra el gobierno.’ El hermano Cooke corrigió esta idea errónea por medio de leer una sección del Yearbook of Jehovah’s Witnesses. Esto impresionó tanto al funcionario que permitió de nuevo el uso del salón en Harari e hizo disponible alojamiento para los miles que, según se esperaba, asistirían a la asamblea. Así se abrió el camino para una próspera asamblea de testigos de Jehová, que tuvo un máximo de concurrencia que pasó de la marca de 6.000 concurrentes.

      Durante su corta visita el hermano Knorr dedicó algún tiempo a visitar a los funcionarios gubernamentales y considerar con ellos ciertas importantes restricciones que se habían impuesto a la literatura de la Sociedad debido a la escasez de dólares en países de la libra esterlina. El hermano Knorr arregló este problema con los funcionarios diciendo que todo el suministro de literatura para Rodesia del Sur se enviaría gratis, y así se evitarían problemas con la moneda.

      Fue durante esta visita que el hermano Knorr hizo arreglos para que el almacén de literatura llegara a ser una sucursal el 1 de septiembre de 1948, con Eric Cooke de superintendente de sucursal. Este fue el principio de un nuevo capítulo para la obra del Reino en Rodesia del Sur. En aquel tiempo el máximo de publicadores allí era de 4.232.

      DESPERTANDO A NIASALANDIA

      Más o menos el mismo patrón o modelo se ve en la historia de la obra en Niasalandia (ahora Malawi) en aquellos días. Para 1946 los testigos de Jehová realmente estaban haciendo que se sintiera su presencia en Niasalandia. El número de publicadores pasó de 3.000 por primera vez, y los hermanos realmente estaban despertando al país.

      La campaña de reuniones públicas estaba ahora en pleno poder y logrando mucho éxito en cuanto a despertar a la gente en todas partes. Por supuesto, los religiosos falsos hacían todo esfuerzo por evitar que los testigos de Jehová condujeran estas reuniones en sus aldeas. Había que obtener permiso de los subjefes de las aldeas para pronunciar un discurso público. Por eso, si el subjefe llegaba a estar bajo la influencia de los líderes religiosos locales, no se podía celebrar ninguna reunión pública. En la zona de Zomba, los diáconos y ancianos de cierta iglesia amenazaron con quitarle la jefatura a uno de los subjefes, pero él simplemente les dijo que siguieran adelante y lo hicieron. En contraste, el subjefe de una aldea vecina golpeó de hecho a dos testigos de Jehová que le habían hablado para hacer arreglos para una reunión pública en su aldea. Este hombre fue llevado al tribunal, pero puesto que era una persona de influencia y miembro de la iglesia, el tribunal africano local dijo: “No podemos hacer nada en el asunto.” Sin embargo, cuando el comisionado del distrito supo esto, dio una fuerte reprensión tanto al tribunal como al subjefe opuesto.

      Muchos jefes ahora empezaron a enviar invitaciones a los testigos de Jehová para que pronunciaran discursos en sus aldeas. Un jefe, quien, en un discurso público que se pronunció en un lugar llamado Lizulu, había oído la verdad acerca de la condición en que se encuentran los muertos, poco después asistió a un servicio funeral conducido por unos líderes religiosos. Al auditorio se le dijo que el niño que había muerto “es ahora un ángel en el cielo.” El viejo jefe gruñó, se puso de pie rígidamente, se volvió a su induna (subjefe) a su lado y pidió rapé. Entonces inhalando el rapé vigorosamente, salió de la escena mientras decía: “Jeh, en Lizulu oímos dónde están los muertos; ¡todo esto es mentira!”

      Tan poderoso era el mensaje de los testigos de Jehová que los religiosos falsos estaban tratando de imitar nuestras expresiones y métodos. Estaban tratando de decir: “Nosotros, también, estamos predicando el nuevo mundo.” Algunos habían intentado hacer visitas a sus miembros; pero en pocas semanas tenían que darse por vencidos.

      En una reunión pública celebrada al aire libre, ampliamente anunciada verbalmente y por aviso fijado en árboles, unas 300 personas se reunieron bajo la sombra de árboles de mango para escuchar el discurso. Sucedió que un clérigo pasó en su bicicleta al momento crítico en que el discursante citó de Miqueas 3:11: “Sus sacerdotes enseñan por alquiler.” (Versión Autorizada) El clérigo se ofendió y le llevó la queja al subjefe de la localidad, quien decidió que los testigos de Jehová deberían dejar de celebrar reuniones públicas. Por supuesto, los hermanos no pudieron aceptar esto y apelaron a un tribunal nativo más alto donde la decisión fue revocada con la advertencia de que desde entonces en adelante se impondría una multa de £5 al que estuviera causando dificultades a los testigos de Jehová. ¡Para cuando toda la situación se había tranquilizado, unas cincuenta personas que habían mostrado interés en el mensaje se habían declarado publicadores activos del Reino!

      Muchos subjefes de las aldeas que habían sido opositores se hicieron amigables y confesaron que los líderes religiosos habían ejercido influencia en ellos. Cuando un superintendente de circuito le habló al subjefe de una aldea, que también era católico romano, solicitándole permiso para celebrar una reunión pública en la aldea, se le dijo: “¿Celebrar ustedes una reunión aquí? Miren, en la aldea de —— ustedes celebraron una reunión y ahora la iglesia de allí se ha venido abajo. Ustedes fueron recibidos en la aldea de —— y en —— y en ambos casos ha sucedido lo mismo. ¡Ahora quieren entrar en mi aldea y echar abajo la iglesia que hemos construido aquí! ¡No, nunca!” Sin embargo, la mañana siguiente doscientos hermanos marcharon por aquella aldea cantando mientras pasaban. Los católicos romanos trataron de causar una perturbación por medio de gritar y golpear sus tambores, pero una grande muchedumbre se unió a los hermanos en su marcha y todos fueron a un lugar precisamente fuera de la aldea donde se celebró una muy próspera reunión pública.

      LUCHANDO CONTRA LA PROSCRIPCIÓN

      Parte del proceso de despertamiento en Niasalandia se logró por medio de una petición que se hizo circular durante el año de servicio de 1946 en la cual se solicitaba que nuestra literatura, que el gobierno estaba reteniendo, fuera soltada para distribución. Esta colonia británica algo aislada quedó impresionada por este movimiento enérgico por parte de los hermanos. Los formularios de petición fueron firmados por 47.000 personas, y esto realmente preocupó a las autoridades.

      La sucursal de Ciudad del Cabo envió una carta larga y vigorosa con fecha de 5 de septiembre de 1946 al secretario de estado para las colonias en Londres. Esta carta señaló que la conducta de los testigos de Jehová en Niasalandia había sido irreprensible, que los que habían sido responsables de que la literatura fuera proscrita habían recibido fuerte influencia de los jesuitas que funcionaban en Niasalandia, y que las proscripciones de la literatura de la Sociedad ya habían sido removidas en otras partes de la Comunidad Británica de Naciones. La respuesta fue animadora, pues la oficina colonial pidió a los gobernadores de los cuatro diferentes territorios británicos que componían el bloque africano oriental (Rodesia del Norte, Niasalandia, Kenia y Tangañica) que hicieran una recomendación unida en cuanto a la Sociedad Watch Tower y los testigos de Jehová. A los gobernadores se les solicitó que tuvieran presente dos puntos principales: (1) el principio de libertad de cultos para todos, y (2) que prohibiciones similares a las que entonces existían en estos países habían sido removidas en todo otro lugar del Imperio. Sin embargo, el asunto fue archivado por las autoridades quienes dijeron que ellas examinarían cuidadosamente la literatura de la Sociedad.

      UNA VISITA DA ÍMPETU A LA OBRA

      El 13 de enero de 1948 aconteció un suceso muy especial para Niasalandia. Un avión aterrizó en un corto vuelo desde Salisbury, Rodesia del Sur, con cuatro hermanos a bordo. Eran los hermanos Knorr, Henschel, Phillips, el superintendente de sucursal de El Cabo, y un nuevo graduado de Galaad asignado a ayudar en Niasalandia, I. Fergusson. Se habían hecho arreglos para celebrar una reunión en el Ayuntamiento de Blantyre para los europeos y los de extracción india. Considerando el hecho de que entonces había solo 250 europeos en Blantyre, una concurrencia de 40 para escuchar el discurso público fue buena. El día siguiente el grupo asistió a la asamblea africana cerca de Limbe, donde Bill McLuckie interpretó en cinyanja los discursos de los oradores. Para el discurso público en la tarde hubo una concurrencia de 6.000 personas. Puesto que no había equipo de altavoz, los hermanos que estaban en el programa tuvieron que hablar en voz alta para que todos oyeran. Hubo un momento en el cual el discurso fue interrumpido por una lluvia intensa, y el público empezó a esparcirse hacia los árboles y casas cercanas en busca de abrigo. Pero los hermanos permanecieron en el lugar y el hermano Knorr terminó su discurso mientras sostenía un paraguas sobre la cabeza. El mismo hecho de que el presidente de la Sociedad, un europeo, se mantuviera bajo la lluvia para terminar su discurso les mostró a los africanos que la gente que se asocia con la Sociedad está verdaderamente interesada en el bienestar de ellos, porque los europeos locales nunca hubieran hecho aquello.

      Durante su visita el hermano Knorr habló con el secretario principal del gobierno y el comisario de la policía y pudo aclarar dudas y malos entendimientos acerca de las publicaciones de la Sociedad. Los representantes del gobierno prometieron repasar todo el asunto y ver si se podía remover la proscripción de la literatura.

      La visita del hermano Knorr dio un tremendo empuje a la obra en el país y 1948 fue ciertamente memorable en la historia de la obra del Reino en Niasalandia. El máximo de publicadores había pasado ahora de la marca de 5.000, y había nuevos uniéndose a las filas con gran rapidez. Para 1948 el número de publicadores en Niasalandia aumentaba tan rápidamente que en algunos lugares estaba llegando a ser un gran problema el hallar suficiente territorio en el cual testificar.

      El 1 de septiembre de 1948 se estableció una sucursal en Niasalandia y Bill McLuckie fue nombrado superintendente de sucursal. Esto marcó otro movimiento adelante en la historia de la obra del Reino en Niasalandia, con el resultado de que los hermanos resultaron más fortalecidos. El año siguiente, 1949, fue el año en que llegaron dos graduados británicos de la escuela misional de Galaad, Peter Bridle y Fred Smedley.

      ADELANTA LA ADORACIÓN VERDADERA EN RODESIA DEL NORTE

      Rodesia del Norte (ahora llamada Zambia) de ninguna manera estaba quedándose atrás durante todo este período. Mucho del aumento giró alrededor de la progresiva zona productora de cobre. Aquí en la Zona del Cobre la organización aumentaba a grandes saltos. Para poder tratar con esta gran entrada de gente, se hicieron arreglos para un curso de diez días en el almacén de literatura para todos los trabajadores de tiempo cabal y cualquier persona que deseara entrar en las filas de ellos para producir siervos más competentes para los hermanos.

      Este adelanto de la adoración verdadera realmente preocupó a los pastores falsos de la cristiandad. Un párroco, en un esfuerzo por detener la oleada, hizo arreglos para que miembros de su congregación visitaran las chozas de la gente como lo hacían los testigos de Jehová y los invitaran a la “iglesia.” Pero algunos se llevaron una sorpresa cuando los amos de casa, después de escuchar su habla balbuciente, les dijeron que ellos no tenían un mensaje como el de la “gente de la Watchtower.” ¡Después de este esfuerzo fracasado los desanimados miembros de la iglesia regresaron sin que su congregación creciera!

      Aldeas enteras aceptaron la verdad en Rodesia del Norte. Ciertos misioneros de la cristiandad mostraron una disposición apacible, como el misionero europeo de Mumbwa que, impresionado por el celo de los testigos de Jehová, comenzó a leer los libros de la Sociedad y a visitar al superintendente presidente local de la congregación.

      Aquí los Testigos fueron hostigados por años por un funcionario gubernamental que había puesto en prisión a los publicadores, derribado los abrigos construidos para estudiar la Biblia, y perturbado sus reuniones. Este magistrado fue multado por conducta ilegal y reemplazado por un hombre que era imparcial y justo. El superintendente del almacén de literatura visitó este distrito y tuvo una entrevista con todos los jefes y consejeros en la reunión trimestral de éstos. ¿En qué resultó esto? Se otorgó permiso para erigir centros de estudio por todo el distrito. Dentro de poco tiempo habían surgido abrigos hechos de hierba o estructuras más fuertes por todo este distrito y hasta se veía a subjefes entre los que asistían a los estudios con regularidad. Catorce de ellos les dijeron a sus jefes que habían aceptado la verdad, y la cantidad de ellos siguió aumentando.

      También en Barotselandia, los jefes y la familia real recibieron un excelente testimonio cuando se otorgó permiso para que un representante europeo de la Sociedad, que estaba allí para asistir a una asamblea de circuito de 2.800 publicadores, se dirigiera al khotla, el supremo consejo gobernante barotse. De modo que desde el trono, con el jefe principal a su lado, pudo explicar por qué nuestra religión es diferente y lo que nuestro mensaje encierra. Todo esto fue en la presencia de los jefes, los mayordomos y la familia real. Después de eso retumbaron los tambores reales con el vigor tradicional.

      Uno de los miembros antiguos de la casa real que aceptó la verdad, aunque la edad no le permitía caminar, solía viajar diariamente en asno al entronque de una senda nativa y allí llamaba a la gente que pasaba para testificarles. Un enemigo le mató el asno con una lanza y él se entristeció mucho, pero un publicador le dio otro para que pudiera continuar su obra.

      Una gran carga que llevaban los que se interesaban en el mensaje en este tiempo era el analfabetismo. Muchos publicadores se aprendían de memoria textos bíblicos y sermones. Pero desde entonces han aprendido a leer y escribir en su propio idioma por medio de las clases de lectura y escritura para las cuales ha hecho arreglos la Sociedad.

      A principios de 1947 se hicieron representaciones a la oficina colonial británica en Londres por medio de una visita personal del superintendente de sucursal sudafricano en camino de regreso de Ciudad del Cabo desde la Escuela de Galaad. Esto fue apoyado por una petición presentada al gobierno y firmada por 40.909 personas que lamentaban la acción por la cual se proscribió la obra de distribuir literatura bíblica, que ellas sabían que era una obra educativa cristiana beneficiosa. En respuesta a esta petición, el gobierno de Rodesia del Norte prometió volver a examinar su posición en cuanto a la literatura, y el 19 de junio algunas publicaciones, notablemente “El reino de Dios se ha acercado” y La regeneración venidera mundial, fueron removidas de la lista bajo proscripción. Sin embargo, la revista oficial de la Sociedad, La Atalaya, todavía no estaba libre para circular. Por eso, no se podía descansar en el esfuerzo por hacer que este necesario alimento espiritual se hiciera disponible a los hermanos. De hecho, la necesidad era mayor que nunca, pues al fin de 1947 había 6.114 predicadores de las buenas nuevas en 252 congregaciones.

      Para 1948, la Zona del Cobre, que antiguamente estaba sin caminos y era zona de maleza infestada de paludismo había llegado a ser el hogar de unos 25.000 europeos, lo cual principalmente aumentó la fraternidad de mineros. Estos vivían en medio de condiciones que en comparación con las normas que regían en los países de los cuales habían venido eran mejores. Hasta este año, poca predicación pública había sido posible entre esta población de habla inglesa.

      LA ORGANIZACIÓN RECIBE AYUDA

      Afortunadamente la organización que había en Rodesia del Norte recibió ayuda en esta etapa en la forma de dos misioneros de Galaad, Harry Arnott y Ian Fergusson. El hermano Arnott llegó poco antes del hermano Knorr y el hermano Henschel, que hicieron su primera visita a este país en enero de 1948.

      Durante la visita de los hermanos Knorr y Henschel, acompañados por George Phillips, estos hermanos pasaron unas cuantas horas en una asamblea de cuatro días en Lusaka. La reunión se celebró en un terreno que pertenecía a una señora europea que no solo se apegó a la promesa que les había hecho a los Testigos de que podrían usar su terreno prescindiendo de la presión que viniera de enemigos de los Testigos, sino que también asistió a la asamblea. Ciertamente el cuadro era pintoresco. Los hermanos habían recogido barro y construido una plataforma terriza. Se implantaron palos en el suelo y se hizo un techo de paja para cubrir la plataforma. Esta vez el auditorio todavía estaba separado; las hermanas estaban a la izquierda del discursante y los hermanos a la derecha. El hermano Knorr quedó tan impresionado con los cánticos que pidió que se hiciera una grabación. El folleto “El reino de Dios se ha acercado” en el idioma silozi fue presentado al auditorio reunido de 3.103 personas mientras se celebraba la asamblea de cuatro días.

      El hermano Knorr se reunió con el secretario de asuntos nativos y el procurador general el 16 de enero de 1948, para tratar el asunto de la proscripción de alguna literatura que la Sociedad quería enviar a Rodesia del Norte. Se le informó que los funcionarios estaban seguros de que dentro de treinta a sesenta días se removería la proscripción, sin que hubiera más restricciones a la obra de la Sociedad. Esta fue una culminación apropiada para la visita del presidente de la Sociedad y su secretario.

      Con la ayuda adicional que suministraban los misioneros entrenados en Galaad, el campo europeo también recibió mayor atención. A mediados de 1948 Harry Arnott fue asignado como misionero al pueblo de Luanshya, y Ian Fergusson, quien había estado en Niasalandia por un tiempo, a Chingola. Pronto se estuvo efectuando intensa predicación de casa en casa, y la respuesta fue emocionante. El territorio virgen absorbía notables cantidades de Biblias y literatura bíblica, y los estudios bíblicos de casa se desarrollaban rápidamente. Dentro de un solo año dos pequeñas congregaciones europeas se establecieron en estos pueblos, y se estuvieron haciendo arreglos para extender la obra de predicación a Mufulira y Kitwe.

      Se vio que la llegada de los graduados de Galaad era una excelente oportunidad para transmitir algunos de los beneficios de la organización teocrática adelantada a las congregaciones del pueblo de Jehová por todo este territorio de África central. Todos los representantes viajeros nombrados, junto con los de las filas de los precursores que pudieran calificar para ese servicio, fueron invitados a la sucursal de Lusaka para disfrutar de una escuela de Galaad “en miniatura.” Este curso escolar para superintendentes de circuito abarcaba alguna de la obra fundamental de organización y la enseñanza bíblica que se presentaba en estos años tempranos de la Escuela de Galaad. Los temas que se enseñaban eran temas de la Biblia, registros teocráticos, el ministerio teocrático y asuntos relacionados. Se conducían repasos escritos y se daban asignaciones para hacerlas de noche en casa, y hasta había “ejercicios de graduación” con un sabor africano distintivo.

      Después de la primera visita del presidente de la Sociedad a esta parte del África, se estimuló a los hermanos a dar más que la atención usual a aprender a leer y escribir su propio idioma, y a estar mejor equipados así para estudiar la Palabra de Dios y predicar las buenas nuevas a otros. Pronto la sucursal hizo arreglos para formar grupos que enseñaran a leer y escribir en cada congregación. Al principio se obtuvieron ayudas para enseñar de los departamentos educativos del gobierno y se usaron como base para estas clases de instrucción en grupos. Con frecuencia los períodos de instrucción eran una extensión de la reunión de la congregación, y, en la mayor parte de los casos, los estudiantes eran las hermanas de la congregación. “Cada persona enseña a otra” llegó a ser el lema familiar en la promoción de la campaña por más personas que supieran leer y escribir. Se instaba a los esposos a dedicar tiempo a enseñar a sus esposas, y a otras personas que ya sabían leer y escribir se les animaba a dedicar tiempo a enseñar a otra persona de la congregación.

      UNA NUEVA SUCURSAL

      El 1 de septiembre de 1948 se estableció una oficina de sucursal, con Llewelyn Phillips de superintendente de sucursal. En aquel tiempo había más de 11.600 publicadores en las 232 congregaciones de Rodesia del Norte. La proscripción de la revista La Atalaya fue removida, pero algunos de los libros estaban proscritos.

      Esta nueva sucursal de Rodesia del Norte ahora llegó a ser responsable de varios territorios al norte y este, incluso el territorio que entonces se conocía como el Congo Belga, que hasta el 31 de agosto había estado bajo la jurisdicción de la sucursal de Sudáfrica. ¿Qué progreso había logrado la obra del Reino en el Congo Belga hasta esta etapa?

      PROGRESO CRISTIANO A PESAR DE CONFUSIÓN

      El Congo Belga (República del Congo, Kinshasa, llamada ahora Zaire) es un país vasto de más de 2.300.000 kilómetros cuadrados, más grande que Texas y Alaska combinados, con una población de más de 23 millones de personas. Está al norte de Zambia y Angola y su rasgo físico principal es la gran depresión de la cuenca del río Congo. En el sudeste, cerca de la frontera de Zambia, hay ricas minas de cobre que suministran el principal caudal económico del país. El clima es por lo general caliente y húmedo y mucha de esta zona es selva espesa. En 1885 llegó a estar bajo gobernación belga, con el resultado de que el lenguaje oficial llegó a ser el francés y la religión predominante la católica romana.

      No hubo obra de predicación del Reino organizada en el Congo sino hasta los años 40. Sin embargo, hubo un crecimiento del falso “movimiento Watchtower” local, o Kitawala. El libro Kitawala (en alemán) por Greschat, página 71, declara: “Uno encuentra aldeas enteras que se llaman Watch Tower, lo que simplemente significa que han sido hundidos, bautizados, y de manera vaga aceptan varias nociones acerca del fin del mundo y, si viven de cierta manera, piensan que Dios les dará recompensas en esta Tierra.”

      En el Congo, como en otras partes, el término nativo “Kitawala” muchas veces se usaba al referirse al “movimiento Watchtower” indígena. Parece que Kitawala es una corrupción de la palabra “tower” (inglés para “torre”) precedida por el prefijo “ki.” Algunos usaban la expresión más larga, “Waticitawala,” una obvia corrupción nativa de “Watchtower.” No es difícil entender por qué las personas que carecieran de información pudieran asociar estas dos cosas; los nombres “Sociedad Watch Tower” y (movimiento) “Watchtower” o Kitawala son muy similares. ¡Y con cuánto gusto han usado los enemigos de la verdad esta similaridad vez tras vez para causar prejuicio en la mente de los funcionarios gubernamentales y producir dificultades para los verdaderos siervos de Jehová!

      Levantamientos, rebeliones, choques entre tribus y, de hecho, cualquier suceso espectacular entre los nativos eran convenientemente vinculados a menudo con el movimiento “Watchtower.” El nombre llegó a ser un hedor para los funcionarios públicos y las autoridades. ¡Imagínese qué oprobio esto traería al nombre de Jehová y su verdadera organización en aquellas zonas!

      Como se ha explicado antes, esta confusión se debió inicialmente a la obra de Joseph Booth y sus seguidores en Niasalandia a principios del siglo veinte. El Sr. Booth, junto con su discípulo Elliott Kamwana y otros, usó mal la literatura temprana de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, y esto fue responsable del nacimiento del falso “movimiento Watchtower” en el África central. Desde Niasalandia la enseñanza aparentemente se esparció hacia el sur y oeste a las Rodesias y penetró en el Congo.

      En los años subsiguientes, la Sociedad envió cartas a las autoridades del Congo explicando la realidad, pero los funcionarios, a un grado u otro, por muchos años optaron por continuar asociando las actividades de estos movimientos religiosos indígenas que usaban el nombre “Watchtower” con la Sociedad Watch Tower Bible and Tract y la obra de los testigos de Jehová. Influencias y presiones eclesiásticas tuvieron mucho que ver con esta situación.

      La Sociedad hizo esfuerzos con regularidad para enviar representantes maduros de ella al país, pero estos esfuerzos no tuvieron buen éxito. Se necesitaba dirección y ayuda, pero a la organización de Jehová se le rehusó permiso para enviar esa ayuda tan necesaria, y por muchos años las autoridades o no pudieron o no quisieron distinguir entre los verdaderos siervos de Jehová y los “movimientos Watchtower” indígenas.

      A principios de 1948 fue que Llewelyn Phillips, el superintendente del almacén de literatura de Rodesia del Norte, fue enviado al Congo Belga para que interviniera a favor de los Testigos perseguidos allí y tratara de hacer que se removiera la proscripción que se le había impuesto a la obra. Él tuvo entrevistas en privado con el gobernador general y otros funcionarios gubernamentales y pudo explicar nuestra obra y mostrar lo distantes que estaban nuestras creencias y principios de los del falso “movimiento Watchtower” llamado Kitawala. Se colocaron cartas oficiales con fecha de 15 de marzo y 7 de abril de 1948 ante estas autoridades de modo que el asunto quedara en los registros. Durante la entrevista con él el gobernador general preguntó pensativamente: “Y si yo los ayudo, ¿qué me sucederá a mí?” ¡Una muy buena pregunta, puesto que el Congo estaba casi enteramente bajo el control de la Iglesia Católica!

      ¡Qué bendición fue cuando la obra del pueblo de Jehová fue finalmente reconocida! La sucursal empezó a trabajar bajo el nombre oficial de “Testigos de Jehová” en vez de “Sociedad Watch Tower,” para evitar más confusión. Ahora podía efectuarse rápidamente la separación entre los verdaderos Testigos y los que se asociaban con los falsos “movimientos Watchtower.” Desde ese tiempo en adelante hubo tremendos aumentos en las cantidades de personas que adoptaban la adoración pura de Jehová Dios.

      SEÑALADO DESARROLLO EN MAURICIO

      Después de dos prósperas visitas de publicadores de tiempo cabal del Reino (precursores) en 1933, hubo una brecha de dieciocho años antes que representantes especiales pudieran visitar la isla de Mauricio de nuevo. No es sino hasta 1952 que el Yearbook of Jehovah’s Witnesses nos dice que dos nativos de Mauricio, mientras servían de soldados en la II Guerra Mundial se pusieron en contacto con la obra del Reino en Egipto. El servicio fiel de los publicadores de Egipto llevó fruto. Estos dos hombres, aunque servían en las fuerzas militares, se interesan mucho en el mensaje y empezaron a escribir a la oficina de la Sociedad en El Cabo y a obtener suministros de literatura. Pronto lograron también interesar a un grupo de soldados compañeros. Al regresar a Mauricio, se esforzaron por ‘dejar brillar su luz’ y de hecho enviaron informes a la oficina de Ciudad del Cabo durante 1951.

      En aquel mismo año, 1951, dos graduados de la Escuela de Galaad, Robert y George Nisbet, llegaron a Mauricio para establecer la obra sobre una base permanente. En aquellos dieciocho años desde la visita anterior de Robert Nisbet, grandes cambios habían acontecido. Las reuniones ya no estaban prohibidas, y la educación había mejorado en gran manera. El peligro del paludismo había sido eliminado a gran grado y las condiciones de vida habían adelantado. La Iglesia había perdido su dominio político, pero aparentemente todavía tenía fuerte influencia.

      Estos graduados de la Escuela de Galaad hallaron un buen número de personas que recordaban la visita de 1933 y se alegraron mucho de ponerse en contacto con la organización de Jehová de nuevo. Un hombre, cuando un misionero le habló, preguntó: “¿Cómo le va al juez Rutherford?” Esto bien ilustra que la gente de la isla había estado fuera de comunicación en cuanto a las cosas que tenían que ver con la Sociedad, puesto que el hermano Rutherford había muerto unos nueve años antes. Este mismo hombre mostró un número del 4 de julio de 1934 de The Golden Age y también un ejemplar bien gastado y bien leído de La Harpe de Dieu (El Arpa de Dios), de dieciocho años, antes. Este hombre volvió a suscribirse a la revista y se comenzó un estudio bíblico con él.

      El hermano Robert Nisbet informa que entre las primeras personas que mostraron interés estuvieron dos hermanas, la Sra. Sooben y la Sra. Vacher, con sus familias y éstas formaron la base de la primera congregación. Así, en 1951, el informe combinado del mundo alista a Mauricio bajo Sudáfrica, con un máximo de ocho publicadores y un promedio de dos precursores Para el año siguiente el máximo de publicadores había subido a trece. Los sacerdotes todavía estaban muy ocupados, constantemente recogiendo la literatura que había sido colocada entre la gente, y amenazando a la gente con excomulgarla.

      UNA MIRADA A MOZAMBIQUE

      Regresando a tierra continental, hagamos una pausa para ver cómo iban las cosas en Mozambique, también conocida como África Oriental Portuguesa. Parece que todavía se había hecho muy poco entre los europeos, excepto por la obra que ya se mencionó, pero se estaba logrando progreso entre los africanos. La obra había seguido creciendo constantemente, especialmente en el norte, y para 1948 el número de publicadores aumentó a 398 al mismo tiempo que había cuatro trabajadores de tiempo cabal en el campo. Mientras tanto, la persecución se iba haciendo constantemente más intensa y algunos Testigos estaban siendo arrestados y enviados a prisión y deportados a colonias penales y a campamentos de trabajo. Los embarques de literatura desde la sucursal de Sudáfrica estaban siendo confiscados al llegar a Mozambique.

      ABRAZANDO “EL CAMINO” EN SUAZILANDIA

      Limitando con Mozambique está el pequeño país de Suazilandia, encerrado en los otros tres lados por el Transvaal. El lado occidental del país es principalmente alto y montañoso, aunque hermosamente verde. Hacia el este el campo es principalmente llano, cubierto de zarzas y muchas veces víctima de largas sequías.

      En décadas anteriores, precursores que habían visitado a Suazilandia habían sido bien recibidos por el rey Sobhuza II pero no habían podido establecer una organización. Con el tiempo, uno que abrazó “El Camino” fue Joshua P. Mhlongo. (Hech. 9:2) Su deseo original de aprender algo acerca de la enseñanza de los testigos de Jehová había sido despertado por el director de la escuela a la cual asistía como alumno. El director continuamente les repetía a sus clases que J. F. Rutherford le enseñaba a la gente a no creer en un infierno de fuego y a no adorar a sus antepasados. Esto creó en Joshua el deseo de aprender más cerca de la organización de Jehová. Pero le desalentó oír que el gobierno había detenido la obra de los Testigos y había proscrito su literatura. Joshua con el tiempo llegó a poseer varios libros por medio de una tía que era publicadora en Johannesburgo. Pronto él y su madre estaban compartiendo las buenas noticias con otros. Durante 1943, mientras todavía era un niño de escuela, simbolizó su dedicación por bautismo en agua. El hermano McCoffie Nguluh bien recuerda la visita a aquellos publicadores aislados. Joshua Mhlongo expresó su deseo de hacerse precursor cuando completara su educación, y el hermano Nguluh lo animó a hacer aquello. Y así fue que más tarde entró en el servicio de precursor y con el tiempo fue el primer superintendente de circuito en el circuito suazi que se acababa de formar.

      Los cuatro años desde 1947 hasta 1950 fueron años de aumento fenomenal. El total de publicadores para el país aumentó de 5 a 60.

      Reinaba una extraña situación en Suazilandia durante este período. La proscripción, impuesta a la literatura de la Sociedad Watch Tower durante la II Guerra Mundial, continuaba en vigor. En términos de esta proclama era un delito distribuir cualquier literatura publicada por la Sociedad Watch Tower. ¡Paradójicamente, el rey Sobhuza mismo era orgulloso dueño de una biblioteca casi completa de las publicaciones de la Sociedad! La proscripción de la literatura de la Sociedad impedía el esparcimiento de las buenas nuevas a zonas aisladas. Con frecuencia la policía golpeaba cruelmente y maltrataba a los hermanos y personas interesadas en el mensaje cuando se hallaba literatura de la Sociedad en sus manos. El hermano M. E. Bartlett, quien en aquel tiempo era el único superintendente de distrito para Sudáfrica y los protectorados, tuvo su primer encontrón con esta ley durante su segunda visita a Suazilandia en julio de 1951. Se le acusó de importar literatura prohibida. El comisionado de distrito y magistrado, fue muy amigable para con el hermano Bartlett y consideraba que la proscripción de la literatura de la Sociedad era un anacronismo. Jovialmente le solicitó al hermano Bartlett que le suministrara algunas de las revistas “más inaceptables” que tuviera. Cuando finalmente el caso recibió audiencia en septiembre, otro magistrado que no simpatizaba con la obra, halló culpable al hermano Bartlett y le impuso una multa de £1.

      Fue también durante esta visita del superintendente de distrito que a los hermanos y a las personas que mostraban interés se les describió claramente el requisito bíblico de monogamia. Aunque la mayoría se alegró de rehacer su vida en armonía con la completa voluntad de Dios, cierto superintendente presidente rehusó aceptar las normas de Dios y separó de los dichos de vida eterna a un grupito. Sin embargo, los que amaban a Dios y buscaban su aprobación continuaron firmemente de parte de los principios rectos.

      SIRVIENDO BAJO PROSCRIPCIÓN EN BECHUANALANDIA

      Si vamos hacia el oeste, atravesando toda Sudáfrica, llegamos a Bechuanalandia, llamada ahora Botswana. Abarca aproximadamente seiscientos cincuenta mil kilómetros cuadrados, mayormente semidesiertos, y está entre Sudáfrica, África del Sudoeste y Rodesia. Los nativos son, por lo general, extremadamente pobres. Su ocupación principal es la cría de ganado, junto con el cultivo de habichuelas, sorgo, y así por el estilo. Efectúan alguna caza para complementar su dieta. En 1970 se calculaba que había una población de más de 630.000 personas allí.

      Esta zona llegó a estar bajo la gobernación británica en 1884, pero en 1967 obtuvo su independencia y llegó a ser conocida como Botswana. La mayor parte del territorio está dividido en reservas donde los jefes de las varias tribus administran su ley tribual, ejerciendo tremendo poder sobre sus súbditos. Estos jefes por lo general se oponían a la obra de los testigos de Jehová.

      Parece que fue primero en el año 1929 que empezaron a sembrarse las semillas de la verdad en este país cálido y polvoroso. Hubo un publicador activo allí aquel año, pero solo por dos meses. Entonces, para fines de 1932, dos precursores de Sudáfrica visitaron el país y se les permitió hablar acerca de asuntos religiosos, a condición de que no lo hicieran entre la gente africana. No obstante, 1.676 ejemplares de literatura se colocaron en manos de la población europea.

      En 1941, debido a la histeria bélica, la importación de la literatura de la Sociedad quedó bajo proscripción en Bechuanalandia a pesar del hecho de que no había Testigos viviendo en aquel lugar en aquel tiempo. Según una ley aprobada por el viejo jefe Khama, solo tres grupos religiosos tenían el derecho de establecer iglesias en este país: la Sociedad Misional de Londres, los adventistas del séptimo día y los católicos romanos.

      Había mucho movimiento de personas hacia Sudáfrica y de regreso bajo contratos de trabajo. Hombres que trabajaban en los centros mayores de Sudáfrica oían la verdad en estos lugares regresaban a Bechuanalandia y hablaban acerca de las buenas cosas que habían oído. Además, hermanos de Rodesia y de Niasalandia a veces hallaban empleo en lugares como Francistown, y allí hablaban acerca de la verdad. Así, para 1946 había un promedio de dieciséis publicadores del Reino en Bechuanalandia.

      A principios de los años cincuenta, la Sociedad envió representantes a Bechuanalandia para que presentaran nuestro caso a las autoridades, pero esto no tuvo mucho éxito.

      El país entero tuvo un promedio de 114 personas efectuando la predicación para 1952. Siguió habiendo aumentos por unos cuantos años más, pero también crecían los problemas. Algunos de los hermanos y hermanas no habían registrado debidamente sus matrimonios ante el gobierno, y todavía había mucha condición indeseable en cuanto a lo moral entre muchos de los nuevos. Por medio de correspondencia desde la sucursal y con la ayuda de los superintendentes visitantes, estos asuntos fueron aclarados. Hoy la organización es sana espiritual y moralmente.

      NOTABLE AUMENTO EN SANTA ELENA

      Afuera en el océano Atlántico, a buena distancia de la costa de África del Sudoeste, llegamos de nuevo a la solitaria islita de Santa Elena. Se recibían informes intermitentes de los pocos publicadores que había en esta isla y a veces la Sociedad enviaba un pedido de literatura. Pero los Testigos de aquel lugar necesita mucha ayuda y entrenamiento. Por eso, en mayo de 1951 la sucursal de Sudáfrica envió un hermano precursor, J. F. van Staden, para que pasara algún tiempo allí.

      El servicio de correos a esta islita ciertamente es de muy pobre calidad y no hubo nadie para recibir al hermano Van Staden. No obstante, con el tiempo él se encontró con George Scipio, hijo de Thomas Scipio el policía retirado. El hermano Van Staden da su impresión de esta ocasión: “¡Qué maravilloso alivio fue esto para mí! Él me llevó rápidamente a su padre, la persona a quien en realidad yo estaba buscando. Fue sencillamente maravilloso ver el obvio gozo que sintieron debido a la ayuda que por tanto tiempo habían esperado.” El hermano Van Staden hizo arreglos, sin pérdida de tiempo, para una reunión con el grupito de unas diez o doce personas. Al principio tuvo gran dificultad en expresarse en inglés, pero después de unas cuantas semanas adquirió mucha más afluencia. Descubrió que las únicas reuniones que habían estado celebrando eran “servicios al aire libre” que conducían en varios lugares de la isla. Los hermanos tenían su propia pequeña banda de música, que consistía en dos violines y un acordeón, que daba principio a su servicio al aire libre por medio de tocar cánticos del Reino. Cuando habían atraído una muchedumbre, daban discursos improvisados (por lo general testimonios personales), y diferentes hermanos participaban en esto.

      Se veía claramente que había que hacer mucho para ayudar a los hermanos a organizarse debidamente. Por lo tanto, el hermano Van Staden inmediatamente empezó a conducir todas las reuniones. Los hermanos locales mostraron maravilloso aprecio y dieron su apoyo de todo corazón. Una señora de edad avanzada de Jamestown ofreció una habitación grande de su hogar como Salón del Reino y otra familia de Levelwood también ofreció su hogar como segundo lugar de reuniones. Las reuniones causaron una maravillosa impresión en todos los que concurrieron a ellas, y el resultado fue que algunos de los que fueron por primera vez aparentemente jamás volvieron a apartarse de ellas. De esta manera aprendieron la verdad y se bautizaron más tarde sin haber tenido nunca un estudio bíblico personal.

      Sin embargo, el llegar a las reuniones no era asunto fácil. George Scipio tenía un automóvil pequeño y con esto recogía a tres personas y entonces las dejaba a alguna distancia más adelante en la carretera. Estas tres personas seguirían caminando. Mientras tanto George daba la vuelta y recogía a otras tres, las llevaba hasta cierta distancia, las dejaba allí y daba la vuelta de nuevo. Por lo general le tomaba gran parte de la mañana e lograr que todos los interesados llegaran a la reunión. Después de la reunión se seguía el mismo proceder para hacer que llegaran a su casa. A veces caminaban bajo grandes aguaceros y llegaban a casa tarde y mojados. Sin embargo, experimentaban a un sentimiento de profunda satisfacción y gozo sincero.

      Pronto hubo hermanos locales participando con el hermano Van Staden en la obra de casa en casa. Él les dio buen entrenamiento y se sorprendió de ver lo rápidamente que dominaban los sermones y se hacían eficaces en la predicación de las buenas nuevas en las casas.

      Tres meses después de su llegada el hermano Van Staden hizo arreglos para un servicio de bautismo, en agosto de 1951. Puesto que se les hizo difícil hallar un lugar apropiado, decidieron cavar un hoyo que sirviera de alberca y entonces ponerle concreto y llenarlo de agua. Sin embargo, se les ahorró el trabajo de llenar la alberca, porque la noche antes del bautismo llovió a cántaros ¡y a la mañana siguiente la alberca estaba llena hasta el borde! Cuando el hermano Van Staden pronunció el discurso de bautismo y pidió que los que fueran a bautizarse se pusieran de pie, se sorprendió sobremanera al ver que veintiséis personas se levantaron para contestar las preguntas. Dice él: “Mi copa de gozo realmente estaba rebosando y en lo más profundo del corazón agradecí a Jehová que me hubiera enviado a tan maravilloso privilegio. Después del discurso bauticé a los veintiséis en la fría agua.” Poco después del bautismo se formó una pequeña congregación en Jamestown. Unos cuantos meses después se comenzó otra congregación en Levelwood.

      Toda esta actividad y buen éxito para los publicadores del Reino naturalmente agitaron la acción por parte del enemigo. Vino oposición enconada de parte del obispo anglicano local quien logró que algunas de las personas que mostraban interés se volvieran contra la verdad. El pastor local de los adventistas del séptimo día desafió al hermano Van Staden a un debate, pero probablemente lamentó mucho haber hecho aquello, puesto que hasta algunos de los publicadores nuevos pudieron refutar fácilmente muchos de sus argumentos. Pero la peor dificultad vino del comisario local de la policía. Este hombre continuamente amenazaba al hermano Van Staden, diciendo que haría que lo sacaran de la isla. El hermano Van Staden dice: “Con regularidad me llevaba a la sala del tribunal una vez al mes, solo él yo, y entonces me interrogaba y me advertía que tenía que cesar de hacer esta obra.”

      Sin embargo, esta oposición de ninguna manera desanimaba al hermano Van Staden ni a los publicadores locales. Las excelentes experiencias de que disfrutaban los hermanos más que compensaban por toda la oposición y las dificultades que tenían con relación a las condiciones del tiempo y lo escabroso del terreno. Por ejemplo, cierta mañana mientras el hermano Van Staden y el hermano George Scipio se acercaban a una puerta, oyeron a un hombre que leía de la Biblia. Podían oír claramente que leía del capítulo 2 de Isaías; por eso, cuando llegó al versículo 4, tocaron. El anciano amigable los invitó a entrar y ellos tomaron el “hilo” desde Isaías 2:4 y empezaron a predicarle las buenas nuevas del Reino. Hicieron arreglos para un estudio inmediatamente. Se condujo con regularidad y al fin este hombre de edad avanzada dedicó su vida a Jehová.

      El hermano Van Staden estuvo muy ocupado los trece meses que pasó en la isla, especialmente cuando llegó al punto de conducir dieciocho estudios bíblicos por semana. Salió de Santa Elena en junio de 1952 y regresó a Sudáfrica para efectuar obra de circuito en la provincia oriental de El Cabo. Había hecho un buen trabajo. En los trece meses que estuvo en Santa Elena las dos pequeñas congregaciones que habían sido formadas alcanzaron un máximo de cuarenta y un publicadores.

      AUMENTO TEOCRÁTICO EN SUDÁFRICA

      Volvamos ahora a la Unión Sudafricana y obtengamos alguna idea de las condiciones y los problemas que tuvieron los hermanos en Sudáfrica hace veinticinco años. La Funk & Wagnalls Standard Reference Encyclopedia, tomo 24, bajo “Unión Sudafricana” menciona el Acta de las Agrupaciones de junio de 1950 y dice que “estipulaba la separación de los cuatro principales grupos raciales, a saber, los europeos (blancos), los africanos (negros), los mestizos (en parte blancos), y los asiáticos (incluso los que venían de la India), en zonas específicas, de las cuales los otros grupos serían excluidos.” Algunos esperaban que esto pudiera crear problemas para los hermanos con relación a la predicación. Resultó, sin embargo, que fue más sencillo para los hermanos y hermanas trabajar entre su propia gente en su propio idioma. Es verdad que la ley no tiene el intento de evitar que una persona de un grupo racial hable a otra persona de otro grupo en cuanto a asuntos de religión. Pero en lo que tiene que ver con la asociación cristiana amorosa, como la que la Biblia estimula, los hermanos disfrutan de su compañerismo juntos principalmente dentro de cada grupo racial, y al mismo tiempo están obedeciendo los principios del capítulo 13 de Romanos. Las buenas nuevas se están predicando, gente de todo grupo racial está aprendiendo la verdad y disfrutando de la necesaria asociación cristiana.

      Por algunos años los testigos de Jehová habían estado llamando a sus lugares de reunión “Salones del Reino.” Pero en 1948 un precursor fue asignado a trabajar en Strand, cerca de Ciudad del Cabo, y él tuvo el privilegio de organizar la construcción del primer Salón del Reino en Sudáfrica. Esto fue en 1949 y 1950. Una publicadora local, la hermana Van der Bijl de Gordon’s Bay, ayudó mucho por medio de financiar este proyecto. Hermanos de Betel vinieron de la sucursal de El Cabo, no muy lejos, y ayudaron a presentar el programa de dedicación. El superintendente de sucursal, el hermano G. R. Phillips, dijo que hubiera querido ‘poner el nuevo Salón en ruedas y llevarlo por el país, no para exhibir el edificio, sino para estimular a los hermanos a construir más Salones del Reino.’ Desde entonces congregaciones europeas y mestizas han construido muchos Salones del Reino por todo el país.

      Durante estos años se dio cada vez más ayuda a los hermanos y hermanas africanos. El 1 de enero de 1949 fue un gran día para los hermanos zulúes. Esa fue la fecha del primer número de La Atalaya en zulú. En aquel tiempo la revista se imprimía en una pequeña máquina de hacer copias operada a mano en la oficina de la Sociedad en El Cabo. No era la hermosa y atractiva revista que es hoy la INqabayokulinda (La Atalaya en zulú); pero de todos modos suministraba el alimento al tiempo apropiado para los hermanos y hermanas zulúes.

      Fue también durante este período que se hicieron arreglos por primera vez para trenes especiales que llevaran a los hermanos a las asambleas. En 1949, por ejemplo, el “JW Special” (tren especial para los testigos de Jehová) tenía espacio para transportar a 750 hermanos desde Johannesburgo a la asamblea de Pretoria, pero 1.000 de ellos se metieron en el tren. Estos eran africanos de una docena de diferentes tribus, y sin embargo no ocurrió ningún incidente de desorden. El viaje tiene que haber sido un gran testimonio para los oficiales del ferrocarril. ¿Cómo podían llevarse tan bien juntos estos africanos de estas diferentes tribus? Sin el poder de la verdad, que había rehecho el pensamiento de estas personas, ciertamente hubiera habido incidentes de lucha tribual, una cosa tan común entre los africanos. Cada tribu se considera superior y a menudo ocurren ‘luchas de facciones.’

      Hubo más fortalecimiento para la organización en 1949 cuando se publicó el folleto Consejo sobre la organización teocrática. Para seguir dando empuje a la obra había ahora once graduados de Galaad en el país, y casi el 10 por ciento de los publicadores participaban en la obra de predicación de tiempo cabal.

      Hubo 6.766 personas en la celebración del Memorial aquel año y 265 participaron de los emblemas. Pero se había preparado el escenario y la obra estaba preparada para cosas mayores. La pequeña imprenta de El Cabo produjo más de 6.400.000 ejemplares de materia impresa aquel año. Esto fue un nuevo máximo de impresión para ellos y abarcó casi 135.000 revistas y 625.000 ejemplares de varios folletos en 8 idiomas.

      En 1949 y 1950 se dio comienzo a clases de enseñar a leer y escribir. Estas se celebraban por tres o cuatro días a la semana. Se conducían clases en zulú, sesotho, xhosa, tsuana, sepedi e inglés. Se necesitaban unas treinta lecciones antes que los discípulos pudieran leer.

      La poligamia, una costumbre muy extendida entre las tribus nativas, ha sido un verdadero problema para muchos hermanos en África. Cuando el hermano Knorr visitó en 1948, la poligamia fue uno de los puntos principales que se consideraron con los hermanos africanos. Al principio la inclinación entre los nuevos era que el hombre retenía la esposa que más amaba, por lo general la más joven, pero más tarde la Sociedad señaló que era propio bíblicamente quedarse con la esposa que el hombre había tomado primero como su esposa y despedir a todas las demás.

      Cuarenta y un sudafricanos pudieron asistir a la asamblea internacional que se celebró en Nueva York en 1950, y nueve fueron invitados a permanecer allá para la clase número dieciséis de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower. De todos modos, los que no pudieron asistir a esta asamblea internacional tuvieron el mismo banquete espiritual durante su Asamblea Nacional “Aumento de la Teocracia,” una asamblea de cinco días que se celebró en el Filón en octubre de aquel mismo año. A ésta asistieron más de 6.000 publicadores de todas partes de la Unión, los Protectorados y África del Sudoeste. Hubo evidencia tangible del aumento de la Teocracia en las 855 personas que se presentaron para bautizarse en agua. El discurso público tuvo una concurrencia de 10.185 personas. Una de las nuevas publicaciones que realmente emocionó a los hermanos fue la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en inglés.

      Más prueba del aumento de la Teocracia fue el hecho de que más de 2.000 personas simbolizaron su dedicación por bautismo en agua durante el año de servicio de 1951. Formaron nuevas congregaciones y se organizó un segundo distrito para atender a los 43 circuitos que entonces funcionaban con un máximo de 9.586 publicadores.

      SE MUDA LA SUCURSAL

      Un gran paso adelante en la historia de la obra en Sudáfrica fue la mudanza de la central de la Sociedad de Ciudad del Cabo a Elandsfontein en el Transvaal a principios de 1952. Desde 1917 la obra había sido dirigida desde El Cabo, el punto más al sur del territorio. Ahora se sintió la necesidad de mudar la sucursal arriba al Filón por varias razones. La mayor concentración de la población en Sudáfrica estaba en el Filón, y, como resultado de esto, la mayoría de los hermanos se hallaban dentro de un radio de 160 kilómetros de Johannesburgo. Puesto que la sucursal de Sudáfrica estaba imprimiendo para otras sucursales en el África austral, el Filón sería un lugar más central desde el cual efectuar estas actividades, y el resultado sería que habría grandes ahorros en los envíos por ferrocarril a estos países.

      Cuando el hermano Knorr y el hermano Henschel visitaron el país en 1948, se decidió comprar dos sitios en un nuevo poblado industrial de Germiston, Activia Park, cerca de la estación y la oficina de correos de Elandsfontein. Aunque esta zona no se había desarrollado en aquel tiempo, esta decisión resultó ser muy sabia más tarde. La nueva ubicación estaba a solo ocho kilómetros del centro de Germiston, el más grande empalme de ferrocarril del país, a solo dieciséis kilómetros de Johannesburgo, la más grande ciudad de la Unión Sudafricana, y a solo ocho kilómetros del Aeropuerto Internacional Jan Smuts. Sin embargo, ciertas dificultades técnicas que experimentó la compañía municipal de la cual se compró el terreno tardaron el programa de construcción y fue solo a fines de marzo de 1952 que finalmente se efectuó la mudanza.

      Para comprender lo grande que fue este cambio para la familia de Betel, es necesario considerar las condiciones que existían antes del cambio. Los hermanos que trabajaban en la oficina y la fábrica en El Cabo no vivían juntos como una familia de Betel. De hecho, la expresión “Betel” raramente se usaba con relación a la sucursal de Ciudad del Cabo; por lo general se le llamaba “la oficina.” El hermano Phillips y su esposa vivían en un pequeño apartamiento, mientras que los demás miembros de la familia se alojaban en casa de diferentes publicadores por la península de El Cabo. Algunos hermanos tenían que viajar dieciséis kilómetros por tren al trabajo y de regreso diariamente, mientras que otros viajaban por autobús o caminaban. Cada uno tenía su desayuno en el lugar donde se alojaba. Si el alojamiento estaba lo suficientemente cerca se apresuraba a aquel lugar para la comida del mediodía. A los que no podían volver a casa se le daba un chelín y seis peniques extras para que consiguieran algo en un café. Para la cena todos volvían a casa. Nunca tenían un estudio de la revista La Atalaya como familia de Betel.

      Cada mañana la familia se reunía a las 7:45 en el cuarto de cambio de la pequeña fábrica. Después de una consideración del texto del día y una oración, comenzaban a trabajar a las 8 de la mañana. Para poder llegar a tiempo a esta consideración bíblica, algunos miembros de Betel tenían que levantarse antes de las seis de la mañana y comenzar a viajar poco después de eso.

      El nuevo edificio de sucursal en Elandsfontein fue uno de los primeros edificios del municipio, Activia Park. Era un edificio de dos pisos con 1.960 metros cuadrados de suelo disponible. En el piso bajo había una oficina, fábrica, un departamento de envíos, tintorería y una cámara de calderas. La familia vivía en veintidós cómodas habitaciones. Además había cocina, comedor y una biblioteca arriba para conveniencia de la familia.

      En la nueva fábrica se instaló mucho equipo impresor adicional. Una gran prensa de platina nueva G. M. A. vino de Suecia, y ésta tenía cabida para una lámina de papel de cuatro veces el tamaño de la que anteriormente se usaba en El Cabo. Se instaló también otra máquina de linotipo, una gran máquina para cortar y una de coser. Ahora se hizo posible imprimir La Atalaya en lenguajes africanos. La Atalaya en zulú, como usted recuerda, se preparaba anteriormente en una máquina de sacar copias. Cuando la nueva prensa y el nuevo tipo entraron en operación, La Atalaya se imprimió en ocho idiomas y ¡Despertad! en tres, además de doce números del Ministerio del Reino en ocho idiomas.

      TRABAJANDO TERRITORIO AISLADO

      El año 1952 resultó ser un tiempo para consolidar la organización y fortalecer a los hermanos. La sucursal también organizó una campaña de territorio no asignado. Los hermanos y las hermanas pasaron miles de horas visitando a la gente en unas 400 aldeas y pueblos donde ninguna congregación de Testigos había estado haciendo obra regular. Como resultado de esto, más de 10.000 nombres de personas interesadas fueron enviados a la sucursal y con el tiempo cada una de éstas recibió una carta especial y una muestra de las revistas de la Sociedad.

      Una congregación de unos veinte africanos se encontró con dificultades al tratar de conseguir alojamiento cuando llegaron a un territorio previamente no asignado. Un granjero no quiso alojarlos sin que le mostraran un permiso de la policía. La comisaría de la policía estaba lejos y era tarde. Algunos de los empleados del granjero entonces llevaron a los Testigos a un ministro de la Primera Iglesia de Cristo que vivía cerca de la granja. Él rehusó ayudar y mostró extremada falta de bondad. Un miembro del rebaño de este ministro simpatizó con los hermanos, condenó la actitud del ministro, y llevó a los Testigos a una casa vacía que estaba cerca de allí. Apenas se habían acomodado en ella cuando llegó la policía. El agente policíaco europeo fue muy considerado y hasta les dio estímulo después que se le había mostrado la tarjeta de asignación de territorio. Era el clérigo quien había llamado a la policía. La mañana siguiente, sin embargo, el clérigo mostró un completo cambio de actitud, expresó disculpas por la manera en que se había comportado la noche anterior y ofreció su iglesia para la reunión pública. Invito a su “rebaño” a la reunión. El resultado fue una concurrencia de 80 personas (60 eran extraños). Todos permanecieron para el estudio de la revista La Atalaya después. Y el clérigo estuvo entre los que obtuvieron literatura aquel día. Durante cada una de las otras dos visitas posteriores, el ministro ofreció su iglesia para el discurso público. Él no solo asistió al discurso, sino también al estudio de la revista La Atalaya que se celebró después. Como resultado de la obra que se hizo allí, en vez de tener un solo publicador activo en aquella zona, con el tiempo hubo siete.

      UNA VISITA PROVECHOSA

      Por primera vez en la historia de la obra en Sudáfrica el total de publicadores pasó de la marca de 10.000 en 1952. Aquel año ciertamente fue memorable para el desarrollo de la obra del Reino en Sudáfrica. Como suceso coronador para el año, los hermanos Knorr y Henschel visitaron el país en noviembre. El hermano Knorr se alegró mucho de ver el excelente edificio de sucursal de dos pisos hecho de ladrillo y estuco en un excelente solar de terreno bien situado. ¡Qué diferencia halló esta vez en comparación con la oficinita de El Cabo en la cual no había habitaciones para vivienda! Disfrutó de hacer un recorrido por el edificio y conocer a todos los miembros de la familia.

      Unos cuantos días después el hermano Knorr, junto con el hermano Phillips, visitó a Durban, esa excelente ciudad moderna a las orillas del océano Índico. Él tuvo que pronunciar sus discursos en tres lugares diferentes, debido a los reglamentos locales sobre segregación. En la reunión de los mestizos él se alegró de observar la presencia de quince personas procedentes de la India y aprovechó la oportunidad de hablar a algunas de ellas después de la reunión. En Durban hay una gran población de indios y el mensaje del Reino precisamente estaba empezando a penetrar entre ellos.

      La reunión africana en Durban se celebró en Lamontville, un nuevo municipio en el lado sur de la ciudad. El hermano Knorr quedó profundamente impresionado por la manera en que los hermanos zulúes cantaron en aquella reunión. Aquella reunión se celebró un domingo por la tarde, y por la noche se celebró una reunión para los hermanos europeos, con una concurrencia de 435 personas en un salón en el centro de la ciudad.

      Poco después de regresar a Johannesburgo, el hermano Knorr visitó la oficina del alto comisionado británico para Basutolandia, Bechuanalandia y Suazilandia. Hizo esta visita con relación a que se había proscrito la importación de la literatura de la Sociedad a aquellos tres protectorados desde el año 1941. Puesto que cuando el hermano Knorr visitó había más de 400 Testigos participando en el esparcimiento de las buenas nuevas en aquellos territorios, la Sociedad estaba haciendo muchos esfuerzos por lograr que se eliminara la proscripción. El hermano Knorr pudo hablar con el secretario principal del comisionado, contestar a sus preguntas, y presentar un cuadro claro de la excelente obra educativa que hacen los testigos de Jehová. Sin embargo, la proscripción continuó por varios años después de eso.

      Para este tiempo el hermano Henschel había llegado y se celebró una reunión animadora en el Ayuntamiento de Germiston, por arreglos de la congregación europea de Germiston. Muchos de los hermanos del Filón vinieron, de modo que la concurrencia total fue de 725 personas.

      El 8 de diciembre, el hermano Knorr y el hermano Phillips volaron a Windhoek, la capital de África del Sudoeste. Los tres misioneros que había en aquel lugar se alegraron mucho de verlos y celebraron su misma primera asamblea en aquel país. Hubo unas diez personas en las sesiones regulares y un máximo de 25 en la reunión pública.

      De regreso en la sucursal de Elandsfontein, el hermano Knorr y el hermano Henschel atendieron muchos asuntos que tenían que ver con la organización de la obra y los problemas que había que afrontar. El presidente de la Sociedad pudo ayudar a la sucursal en puntos que afectarían la obra por años en el porvenir. También se reunió con los siervos viajeros del campo y les dio mucho consejo y estímulo.

      Del 11 al 14 de diciembre se celebró una asamblea, y fue la culminación de la visita de los hermanos Knorr y Henschel. En Johannesburgo, habíamos logrado conseguir permiso para que los tres grupos étnicos se reunieran en el mismo estadio, aunque se sentarían en diferentes secciones. Para que todos los hermanos africanos pudieran asistir desde toda parte de África del Sur y los protectorados, hubo que hacer un trabajo tremendo para obtener pases y permisos individuales para los que tenían más de dieciséis años de edad. Debido a la dificultad del idioma, se pronunciaron tres discursos de bienvenida, primero en inglés, entonces en afrikaans y finalmente en zulú. ¡A los hermanos europeos les gustó escuchar aquel discurso en el lenguaje zulú, con sus fascinadores chasquidos, y al fin de él aplaudieron tan vigorosamente como los hermanos zulúes!

      Uno de los puntos a que dio énfasis el hermano Knorr cuando habló a los hermanos africanos fue que les era necesario aprender a leer y escribir para que pudieran tener mejor conocimiento de la verdad y ser predicadores más eficaces en el campo. Desafortunadamente hubo mucha lluvia durante los cuatro días de la asamblea. De hecho, en cierta etapa, las condiciones del tiempo eran tan malas que la plataforma misma tuvo que ser abandonada. A pesar de esto, la asamblea fue un gran éxito y 339 personas de todas las razas se bautizaron. El sábado por la noche la concurrencia aumentó a 5.441 y para el discurso público fue 7.267 personas. Todos los hermanos sudafricanos regresaron a casa felices y agradecidos por el excelente consejo que recibieron y resueltos a seguir adelante en la obra del Reino en Sudáfrica.

      Para fines de 1952, el número promedio de publicadores de todos los países que habían estado o todavía estaban bajo la sucursal sudafricana alcanzaba el total de 50.087. ¡Qué estupendo aumento en los veintiún años desde 1931 y aquel “minúsculo bando” de 100 publicadores de entonces!

      ASAMBLEAS DE LA SOCIEDAD DEL NUEVO MUNDO

      Después de la Asamblea “Sociedad del Nuevo Mundo” celebrada en el Estadio Yankee en 1953, nueve asambleas se prepararon para Sudáfrica... una asamblea nacional europea y ocho asambleas de distrito africanas y mestizas. En éstas los hermanos disfrutaron del mismo programa, puesto que los discursos principales que se pronunciaron en Nueva York se presentaron también en Sudáfrica. Por primera vez se introdujeron distintivos para identificación aquí, y desde entonces esto ha sido un rasgo corriente en todas las asambleas de distrito y nacionales de los testigos de Jehová en Sudáfrica. Estas insignias facilitan el familiarizarse de unos con otros y promueven un feliz ambiente de amigabilidad entre los hermanos. Todas aquellas nueve asambleas tuvieron buena concurrencia, y un total combinado de 11.000 personas escucharon el discurso público “Después del Armagedón... el nuevo mundo de Dios,” y 634 se bautizaron.

      LA NUEVA PELÍCULA MUY ILUMINADORA

      Cuando en 1955 comenzó a exhibirse la película de 16 mm y largo metraje de la Sociedad intitulada “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción,” los hermanos empezaron a darse cuenta de la tremenda cantidad de trabajo que se necesitaba para producir las publicaciones que ellos usaban. La película llevaba al espectador en un recorrido del hogar Betel de Brooklyn, la fábrica de la Sociedad y la Escuela de Galaad. Esta película tuvo repercusión tremenda en los hermanos y aumentó grandemente el aprecio que le tenían a la organización. Hizo que se dieran cuenta de que los hermanos del Betel de Elandsfontein también estaban trabajando arduamente para suministrar la literatura en diferentes idiomas, especialmente a medida que se añadían nuevas publicaciones, como la revista La Atalaya en xhosa, en agosto de 1955

      Aquella película también fue una gran ayuda con relación a eliminar prejuicios contra los testigos de Jehová. En algunas esas zonas africanas, donde por lo general era difícil el que entraran superintendentes de distrito europeos, se otorgó fácilmente permiso para exhibir la película. Los superintendentes de distrito llevaban consigo generadores eléctricos y esto les hacía posible exhibir la película en muchas zonas aisladas donde no había electricidad. Para muchos africanos ésta fue la primera producción cinematográfica que habían visto y algunos aspectos de ella los sorprendieron mucho. Un africanito, por ejemplo muy impresionado por la escena de un tren en marcha apresurada en cierta dirección. ¡Se puso a pensar en esto y el día siguiente le preguntó al granjero del terreno donde vivía cuándo volvería este tren!

      En una pequeña asamblea de circuito de hermanos mestizos 200 personas atestaron el salón. Era una cálida noche de verano y se iba a exhibir la película en un gran patio al descubierto detrás del salón. Puesto que todavía había demasiada luz del día para empezar a exhibir la película, los hermanos empezaron a cantar cánticos del Reino. El público se sintió atraído pronto por el bello cantar y en poco tiempo hubo 650 personas reunidas en el patio. Apreciaron muchísimo la película.

      REGRESA UN VISITANTE DE BROOKLYN

      En octubre de 1955 Milton G. Henschel revisitó a Sudáfrica. Al principio parecía que él no podría asistir a esta asamblea, pues el departamento de lo interior, después de haberle otorgado un visado, más tarde lo canceló. Precisamente el día antes de la fecha en que había de llegar, el visado necesario le volvió a ser otorgado, pero con la condición de que no se permitirían discursos públicos. Apresuradamente, a varios hermanos de Betel se les dio la asignación de preparar discursos y sustituir al hermano Henschel, si se hacía necesario. Sin embargo, cuando el hermano Henschel llegó se entrevistó con el secretario de lo interior, se le dio “visto bueno” y todo siguió adelante como se había planeado originalmente. Esta decisión regocijó mucho a todos los hermanos e hizo que el puñado de hermanos de Betel que en apuros habían estado preparando discursos apresuradamente para sustituir al hermano Henschel exhalaran un suspiro de alivio.

      Los tres grupos raciales tuvieron de nuevo el privilegio de reunirse en el Estadio Wembley, como en 1952, pero todavía observando la ley por medio de sentarse en grupos segregados. ¡Cómo emocionó a los hermanos escuchar el discurso clave por el hermano Henschel, en el cual se les aseguró que estaban siendo conducidos en una procesión triunfal por su Rey, Jesucristo... un dulce olor a Jehová aunque un hedor para el enemigo! Un total de 10.754 personas asistieron al discurso público “Conquista del mundo pronto... por el reino de Dios,” y 407 simbolizaron su dedicación por medio de bautismo. La asamblea tuvo otra culminación el domingo cuando en aquel día se hicieron disponibles todas las nuevas publicaciones, pues habían llegado a Johannesburgo solo cuando era ya tarde en la noche del sábado.

      ASAMBLEAS “VOLUNTAD DIVINA”

      Los ojos de todos los Testigos de Sudáfrica estaban enfocados en la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” de los Testigos de Jehová en Nueva York, del 27 de julio al 3 de agosto de 1958 ¡Qué emocionante experiencia fue para 123 hermanos y hermanas de Sudáfrica el volar juntos como grupo a Londres y entonces desde allí a Nueva York!

      En Sudáfrica se celebró una serie de trece Asambleas de Distrito “Voluntad Divina” como secuela de la asamblea internacional de Nueva York, y en éstas se presentaron nuevas publicaciones para el campo sudafricano. Entre éstas estuvo el libro De paraíso perdido a paraíso recobrado. Este libro ha resultado ser una ayuda sobresaliente para los hermanos cuando conducen sus estudios bíblicos de familia y ayudan a sus hijos a obtener conocimiento bíblico.

      En octubre de 1958 los hermanos de Sudáfrica se enteraron de que sus hermanos africanos de Malawi habían experimentado un desastre. Un fuego terrible quemó por completo la enorme estructura que habían construido como el hogar de alojamiento en una asamblea y perdieron toda su ropa y posesiones. Dentro de pocos días los hermanos sudafricanos habían recogido y enviado amorosamente 1.360 kilos de ropa a sus hermanos de Malawi.

      OTRA VISITA SIGNIFICATIVA

      El año siguiente, 1959, el hermano Knorr hizo otra visita a Sudáfrica y se hicieron arreglos para una asamblea que coincidiera con su visita. Se hicieron esfuerzos por tener una asamblea nacional en la cual todas las razas se juntaran, como las que se habían celebrado en 1952 y 1955. Sin embargo, las autoridades gubernamentales rehusaron permiso para esto y la sucursal tuvo que hacer arreglos para dos asambleas, celebradas en diferentes lugares de Johannesburgo. Trenes especiales trajeron de Natal y Zululandia a 1.600 hermanos. De toda la Unión y de los países de alrededor llegaron en grandes cantidades los hermanos a Johannesburgo. El anuncio preliminar despertó mucho interés, y centenares de extraños asistieron a la reunión pública en la cual se pronunció el discurso “Una Tierra paradisíaca por medio del Reino de Dios,” y a otras sesiones. La reunión europea tuvo una concurrencia de 4.541 personas en el Estadio Wembley, mientras que 12.648 africanos se reunieron en la Sala Comunal de Orlando, donde, puesto que el salón mismo era demasiado pequeño, varias grandes tiendas de campaña suministraron abrigo adicional. El número total de los que se bautizaron fue de 546.

      Cuando Betel fue mudado de El Cabo a Elandsfontein en 1952 había 8.580 publicadores como promedio en el campo sudafricano para 1959 el número había aumentado a 14.451. Betel necesitaba más espacio y la familia era demasiado grande para el lugar que ocupaba entonces. Antes de la llegada del hermano Knorr, el superintendente de la sucursal había enviado planes para la extensión de Betel y la fábrica a Brooklyn y el presidente de la Sociedad los había aprobado. Durante su visita había comenzado a obra de construcción. Esta extensión era un nítido y hermoso edificio, mayor que el edificio original. Se añadieron veintidós cuartos, así como un Salón del Reino para la familia de Betel. La extensión de la fábrica tenía un nuevo taller de maquinaria y otro nuevo equipo, pero también tenía mucho lugar para almacenaje. Todo esto verdaderamente se necesitaba, como lo muestran las cifras de la producción. Durante el primer año después que la nueva fábrica de Elandsfontein entró en producción, se produjeron más de 740.000 folletos y revistas. Para 1959 la cifra de producción tan solo para las revistas fue de casi dos millones.

      Pero, ¿qué progreso iba logrando la obra durante este período en otros países que estaban bajo la superintendencia de la sucursal sudafricana? Consideramos la obra en los tres protectorados británicos, Basutolandia, Suazilandia y Bechuanalandia.

      VENCIENDO OBSTÁCULOS EN BASUTOLANDIA

      Para el africano de término medio un obstáculo en el camino a la aceptación de la verdad es lo difícil que se le hace romper con la adoración de antepasados y la hechicería. Aunque en Basutolandia muchos afirman que son cristianos, el clero de ellos se une a la gente en hacer sacrificios para pacificar a los “espíritus” de jefes y antepasados muertos. Tanto el clero como los legos utilizan los servicios de los hechiceros o brujos.

      En 1953 un anterior principal de una escuela misional de la Iglesia Reformada de Holanda, Joshua Thongoana, fue enviado a Basutolandia (ahora Lesotho) como superintendente de circuito. Él y su esposa llegaron allí en un tiempo en que Basutolandia era todavía notoria por los asesinatos ceremoniales que eran parte de su hechicería, y había rumores de que los extranjeros eran el blanco de aquellos asesinatos. El hermano Thongoana y su esposa confiaron mucho en Jehová, quien resultó ser una verdadera protección para ellos. Además, recibieron mucha bondad y hospitalidad por parte de los hermanos.

      En las montañas Maluti el hermano Thongoana tuvo que usar un caballo para viajar de un grupo aislado a otro. Su primer viaje a caballo, desde Mokhotlong a Bobete, tomó un día entero. Cuando llegaron a su destino, los hermanos que estaban acostumbrados a viajar a caballo estaban bien, pero él estaba agotado y todo el cuerpo le dolía tanto que no podía ni sentarse ni acostarse. En el camino de regreso tuvieron que cruzar el río Orange que estaba en crecida. Sus compañeros de viaje le dijeron qué esperar; si el río era demasiado fuerte para el caballo, el caballo trataría de librarse de su jinete para poder cruzar el río a nado. Él se aterrorizó, porque no era buen jinete. Su caballo entró en el agua y el temor del hermano se hizo mayor, pero, afortunadamente, todos los caballos cruzaron sin percance.

      En las montañas Maluti a menudo nieva y después de eso vienen vientos realmente fríos. Cuando despertaron cierta mañana, vieron que toda la zona había sido cubierta por la nieve y había sido transformada en un paisaje invernal. Mientras andaban hacia su territorio, los pies se les hundían en la nieve; una experiencia bastante nueva para ellos. Necesitaban desesperadamente un fuego para mantenerse calientes, pero no había ni madera ni carbón en aquel lugar. No obstante, recibieron atención. Cuando pensaban que ya no podían durar más, una persona que se interesó en el mensaje les dio bondadosamente suficiente estiércol vacuno para encender un fuego.

      Basutolandia continuó progresando constantemente en los años cincuenta. Durante 1953 este país tenía un promedio de 67 publicadores y para 1959 esta cifra había aumentado a 111... un aumento de 81 por ciento.

      SE REMUEVE LA PROSCRIPCIÓN EN SUAZILANDIA

      Una situación similar a la de Basutolandia existía en Suazilandia, donde por lo general los jefes tenían actitud favorable para con los Testigos. Aunque en Suazilandia los hermanos continuaban funcionando bajo proscripción, la actitud de simpatía del jefe principal les hacía posible distribuir la literatura mientras ejercieran cautela. Los publicadores escribían su propio nombre en cada libro que colocaban en manos de las personas que mostraban interés como evidencia de que no estaban vendiendo la literatura, sino simplemente prestándola a los que mostraban interés.

      En 1958, Dennis McDonald, un superintendente de distrito visitó a la única hermana dedicada que vivía en Goedgegun (ahora Nhlangano). Esta era la primera visita que ella había recibido de un representante de la Sociedad. Ella consiguió el uso del tribunal local para el discurso público. El hermano McDonald vaciló un poco en cuanto a pronunciar un discurso público en un edificio de tribunal en un país donde la literatura de la Sociedad estaba proscrita.

      El esposo de la hermana, que tenía algo que ver con el gobierno local, le aseguró que tendría “un auditorio especial.” Aquel domingo por la tarde ciertamente hubo un “auditorio especial,” entre ellos dos ministros de la Iglesia Reformada de Holanda, un ministro anglicano, el magistrado de la localidad, el policía de la localidad, el superintendente del C.I.D. y unas cuantas personas que se interesaban en el mensaje. El hermano McDonald se dio cuenta de que estos hombres estaban presentes con un propósito. El discurso público fue un desenmascaramiento del fracaso del comunismo en contraste con la esperanza del reino de Dios. Todo el discurso fue grabado y enviado a Mbabane, la capital, para ser considerado allí. Fue algún tiempo después de esto que se removió la proscripción de las publicaciones de la Sociedad, y parece muy probable que este discurso público haya tenido algo que ver con el asunto.

      La exhibición de la película de la Sociedad “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción” también ayudó a vencer el prejuicio En un gran poblado cercado el administrador europeo deseó ver la película antes de dar permiso para que se exhibiera. Se hicieron arreglos para una exhibición privada, y hubo siete personas presentes. El administrador quedó muy impresionado. Dijo: “Esto es diferente y muy interesante. Esta organización es muy grande y está bien organizada también.” Quedó convencido de que los testigos de Jehová están a favor de la adoración limpia y que no se mezclan con la política ni los asuntos mundanos. Expresó gracias por haber tenido la oportunidad de ver la película y le dijo al superintendente de distrito: “Puede mostrarla en el salón del poblado esta noche y les diré a los muchachos de la policía que les ayuden.” Hubo una concurrencia de 902 personas aquella noche en el salón del poblado.

      Durante este período, Suazilandia experimentó un rápido crecimiento en el número de los proclamadores de las buenas nuevas. El promedio creció desde 126 en 1953 a 289 en 1959... un aumento de 129 por ciento.

      LA PERSEVERANCIA RECOMPENSADA EN BECHUANALANDIA

      En 1956 Joshua Thongoana fue asignado como superintendente de circuito para Bechuanalandia. Algunos de los hermanos locales ya habían sido azotados por los jefes por predicar. El jefe acusaba a los hermanos de introducir otra religión en el país, mientras que el jefe Khama había introducido una sola religión, la de la Sociedad Misional de Londres. Un precursor fue azotado dos veces y le confiscaron su ganado debido a sus actividades en la predicación. Pero el ganado le fue devuelto cuando el jefe vio que se mantenía firme en su posición.

      Dos semanas después de su llegada, el hermano Thongoana y otros dos hermanos fueron arrestados. En la kgotla (tribunal) los hermanos fueron acusados de introducir otra religión. A los hermanos se les negó la oportunidad de defenderse, y los que estaban en la kgotla demandaron que se declararan culpables. Después que el jefe y su kgotla levantaron muchas acusaciones contra ellos, se le dijo al hermano Thongoana que saliera de Bechuanalandia el mismo día siguiente, y a cada hermano residente lo sentenciaron a dos meses de prisión. El hermano Thongoana sí salió de aquella zona, pero en vez de salir del país, penetró más profundamente en él. Más tarde, se alegró de saber que el jefe había cambiado de opinión y había dado sentencias suspendidas a los hermanos locales.

      Durante la siguiente visita del hermano Thongoana, de nuevo fue arrestado. Se manifestó gran interés en esta kgotla. El ministro local de la Sociedad Misional de Londres estuvo presente y el jefe le pidió que abriera la kgotla con oración. De nuevo el hermano Thongoana fue acusado de introducir otra iglesia, mientras que ellos ya tenían una. Esta kgotla le permitió al hermano Thongoana defenderse, y él citó muchos textos bíblicos para mostrar lo que predicaba y por qué. El ministro de la Sociedad Misional de Londres ni siquiera usó textos bíblicos; no tenía siquiera una Biblia. Algunos consejeros convencieron al jefe de que debería dejar libres a los hermanos, y esta vez la kgotla terminó en una victoria teocrática.

      Muchos fueron arrestados hasta que se removió en 1959 la proscripción de la literatura de la Sociedad. Sin embargo, los hermanos se mantuvieron firmemente de parte de la verdad. Los 100 publicadores de 1953 habían aumentado a 166 para 1959, lo cual era ciertamente un aumento espléndido.

      SE DISFRUTA DE BENEFICIOS ESPIRITUALES EN SANTA ELENA

      Después de la visita del hermano Van Staden, el único contacto regular de los hermanos de Santa Elena con la organización visible de Jehová era por correspondencia y las publicaciones de la Sociedad. Por lo tanto fue algo sobresaliente para estos hermanos el que el superintendente de circuito y su esposa los visitaran por un mes completo durante el año de servicio de 1955. El superintendente y su esposa pasaron doce días con cada una de las dos congregaciones de la isla y la actividad del mes concluyó con una asamblea de circuito. Hubo una concurrencia de 1.000 personas a la reunión pública y tres se bautizaron.

      Los beneficios espirituales continuaron fluyendo a los hermanos de Santa Elena. Durante 1956 la película “La Sociedad del Nuevo Mundo en Acción” se exhibió ocho veces a un auditorio que en total pasó de 1.000 personas. Esto dio a estos hermanos aislados una maravillosa percepción de la organización mundial de Jehová. Cierto hombre dijo: “No me avergüenza decirle que las lágrimas me bajaban por la cara y que otros muchachos fueron afectados de igual manera.” ¿Por qué? “Al ver a los hermanos trabajando juntos amorosamente; si tan solo nosotros pudiéramos trabajar de esa manera.”

      En 1958 la película “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo” se exhibió ocho veces y tuvo una concurrencia total de 1.095 personas. Todos los que vieron la película se sorprendieron al ver a las multitudes de personas que hubo en las asambleas por todas partes del mundo.

      Sin embargo, desde que las primeras semillas del Reino se sembraron en 1933, ningún publicador de Santa Elena había podido jamás asistir personalmente a una asamblea en ultramar. Ahora por primera vez dos hermanos viajaron hasta Nueva York misma para la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” en 1958. Debido a que no se podía conseguir buena transportación, se obligados a partir en mayo y no pudieron regresar sino hasta noviembre. ¡Pero qué gran tiempo tuvieron en Nueva York y qué gozo trajeron a los hermanos de su país con todas las buenas cosas que aprendieron y experimentaron en aquella asamblea!

      PROGRESANDO EN MAURICIO

      Para 1953 la congregación que había en Vacoas iba logrando buen progreso y otra congregación ya estaba formándose en Port Louis. En conformidad con la ley, los misioneros habían notificado a la policía en cuanto a sus reuniones y el comisario de la policía había respondido que la policía no tenía objeciones mientras no hubiera controversia religiosa que pudiera llevar a una alteración del orden público. Sin embargo, la policía no iba a correr riesgos, y por eso los primeros que llegaron a la reunión fueron cuatro detectives. Sucedió que entre los hermanos que asistieron estaban un detective retirado y varios parientes de otro detective. ¡De modo que la primera reunión fue casi como una reunión de policías! Los agentes aparentemente se convencieron de que los testigos de Jehová son gente tranquila y observadora de la ley.

      El progreso en Mauricio continuó en 1955, y hubo un máximo de publicadores de 30. Más tarde en aquel año el hermano Milton Henschel visitó a Mauricio y se estableció allí una sucursal de la Sociedad para atender los intereses del Reino en las tres islas de Madagascar, La Reunión y Mauricio en el sur del océano Índico.

      ESFUERZOS FRUCTÍFEROS EN MADAGASCAR

      Después que Robert Nisbet y Bert McLuckie, los dos precursores de Sudáfrica, visitaron a Madagascar en 1933, parece que hubo una brecha de veintidós años durante los cuales no se hizo nada en cuanto al campo allí. En 1955 Milton Henschel y Robert Nisbet visitaron la isla para establecer la obra bajo la guía de la sucursal de la Sociedad en Mauricio. Pronto se enviaron precursores especiales desde Francia. Estos trabajaron afanosamente y tuvieron muy buen éxito, pues condujeron muchos estudios bíblicos. No pasó mucho tiempo antes que publicadores locales comenzaran a esparcir las buenas nuevas del Reino. En 1958 el primer folleto fue traducido al lenguaje malgache. Al año siguiente se hicieron arreglos para transferir la superintendencia de la obra a la sucursal de Francia.

      COMIENZA LA ACTIVIDAD DEL REINO EN ANGOLA

      Fue en el año 1938 que se sembró la primera semilla del Reino en Angola. Esta zona de 1.246.000 kilómetros cuadrados está en la costa occidental de África entre África del Sudoeste al sur, Zaire en el norte y Zambia al este.

      Dos precursores de Ciudad del Cabo visitaron aquel lugar en 1938 y trabajaron entre la población blanca. En tres meses colocaron 8.158 Biblias, libros y folletos y despertaron algún interés. Sin embargo, la II Guerra Mundial estalló el año siguiente y fue muy difícil mantener comunicación con las personas que mostraron interés.

      Doce años después, en 1950, un precursor africano fue deportado de Mozambique. No se le había celebrado juicio, pero fue enviado a la islita portuguesa de Santo Tomé en el ecuador a las afueras de la costa occidental de África. Esto estaba incluido en el campo de Angola. Dentro de seis meses hubo otras trece personas participando con él en la testificación en esta isla.

      Dos años después este grupito de Santo Tomé había crecido a 21 publicadores. Santo Tomé, y la isla vecina de Príncipe, tienen un área de solo 976 kilómetros cuadrados y tienen una población total de 64.000 personas. Es realmente una colonia penal para africanos portugueses que tienen que trabajar como esclavos en las plantaciones de caucho, plátanos y café. De modo que este grupito de publicadores del Reino tenían que hacer su obra en medio de dificultades, sin que nadie los visitara ni estimulara. Hasta entonces, no había publicadores ni organización para la obra del Reino en Angola.

      Sin embargo, durante 1954 en la sucursal sudafricana se recibieron cartas de un grupito de africanos en Baía dos Tigres, un poblado penal conectado con un puesto de pesca al extremo sur de Angola. El escritor, João Mancoca, decía en una de sus cartas: “El grupo de testigos de Jehová en Angola se compone de 1.000 miembros. El líder de éstos es Simão Gonçalves Toco.” Detrás de esta sensacional declaración hay una historia muy interesante.

      En 1943 este Simão Toco era líder de un coro conectado con una misión bautista en Leopoldville, Congo Belga (Kinshasa, ahora llamado Zaire). Era un capacitado y próspero director del coro y su grupo aumentó a muchos centenares. Obtuvo dos folletos de la Sociedad Watch Tower y los leyó con interés. Toco escribió a Brooklyn pidiendo más publicaciones de la Sociedad. Gradualmente, introdujo algunas enseñanzas del Reino en sus canciones o himnos, (que él mismo componía), y en discusiones con sus más íntimos asociados en su coro. Sin embargo, los seguidores de Simon Kimbangu, que practicaban el espiritismo, se infiltraron en los grupos de estudio de Toco. En 1949 se sintieron impulsados a salir y hablar a otros y muchos de ellos se pusieron a predicar en la ciudad de Leopoldville. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes que Toco y un gran grupo de sus seguidores fueran arrestados y enviados a prisión. Mientras estuvo en prisión, Toco dejó de usar las publicaciones de la Sociedad y hasta la Biblia, y a medida que fueron dependiendo más de mensajes procedentes de mediums espiritistas, la verdad fue eclipsada por el espiritismo de Kimbangu. La mayor parte del grupo se originó en Angola. Por eso, después de unos cuantos meses en la cárcel, los que firmemente rehusaron dejar de seguir a Toco fueron enviados de regreso a Luanda. Había como 1.000 de ellos.

      Entre los deportados a Angola estuvo João Mancoca, un africano inteligente y de mente espiritual. El día de su juicio lo acusaron de pertenecer al “movimiento Watchtower” conectado con el kimbanguismo, una secta africana prohibida. El juez trató de ponerlo en libertad, a condición de que renunciara a su fe. Aunque Mancoca no aceptaba algunas de las interpretaciones de Toco, especialmente su práctica del espiritismo, se dio cuenta de que había alguna verdad en lo que obtuvo por medio de Toco y sabía que perdería esto si abandonaba lo que había aceptado. Así, prefirió ir a la cárcel más bien que abandonar la poca verdad que tenía. Las autoridades portuguesas estaban indecisas en cuanto al verdadero origen del grupo y qué hacer con ellos. Sospechaban que eran elementos latentemente subversivos; y sin embargo los miembros parecían muy inofensivos y sinceros. Finalmente, fueron dispersados en grupos a muchas partes de Angola. Toco y muchos de su grupo fueron enviados al norte de Angola a trabajar en una plantación de café. Mancoca, con otro grupo, estuvo en Luanda.

      En Luanda, Mancoca trató de persuadirlos para que usaran la Biblia y dejaran de practicar el espiritismo. Junto con Sala Ramos Filemon y Carlos Agostinho Cadi, Mancoca se esforzó por hacer que la verdad bíblica prevaleciera. Un africano, que había obtenido nuestros libros “El Reino se ha acercado” y “La verdad os hará libres” en francés como libros de escuela para su hijo, no los halló convenientes para esto y se los dio a Mancoca. Esto lo emocionó a él y emocionó a sus pocos compañeros que realmente apreciaban la verdad. Entonces Toco fue enviado al sur y de camino pasó por Luanda. Para este tiempo era un espiritista empedernido y prohibía a sus seguidores usar la Biblia. Obviamente, sus seguidores kimbanguistas habían sido una fuerte influencia en él y lo habían apartado de la Palabra de Dios. Mancoca y su grupo, sin embargo, se desalentaron debido a esto y por tres meses oraron intensamente a Jehová para que les abriera el camino y ellos pudieran ponerse en comunicación con la Sociedad Watch Tower.

      A algunos de los seguidores de Toco no les gustaban las verdades que Mancoca estaba enseñando. Por eso, denunciaron este grupito a las autoridades portugueses y los acusaron falsamente de ser autores de una de las falsas doctrinas de Toco. Como resultado de esto, Mancoca y sus amigos fueron encerrados en una celda oscura por veintiún días. Uno de los guardas les consiguió “de contrabando” una máquina de escribir y unas velas. Así, pues, a la luz de las velas hicieron secretamente copias de los folletos de la Sociedad en forma de manuscritos. Fueron de portados a la colonia penal de Baía dos Tigres, con una sentencia de cuatro años que fue extendida a seis años... ¡todo bajo acusación falsa!

      En Baía dos Tigres, Mancoca y sus asociados hallaron a algunos tocoístas, a los cuales estimularon a estudiar la Biblia, pero sin buen éxito. Por eso, se desasociaron de este grupo. Mancoca entonces decidió traducir a kikongo, el propio idioma de ellos algunos capítulos de “La verdad os hará libres” (que tenía en francés). Para este tiempo uno de los tocoístas escribió una carta a la sucursal de Salisbury de la Sociedad y obtuvo una respuesta en español, que no podía leer. Entonces le llevó la carta a Mancoca. Esto le dio a Mancoca la dirección de la Sociedad, y por eso Mancoca y sus compañeros escribieron en francés a la sucursal de Rodesia, y esta carta fue pasada a la sucursal sudafricana. De esta manera este grupo de Baía dos Tigres correspondió con la sucursal por tres meses y también recibió alguna literatura.

      Cuando a Brooklyn llegaron noticias de este extraño grupo, los hermanos de aquel lugar pronto hicieron arreglos para que un misionero inglés, John R. Cooke, que ya había pasado varios años en Portugal y dominaba con bastante afluencia el portugués, fuera a Angola. El hermano Cooke llegó a Angola el 21 de enero de 1955. Su primera conversación la tuvo con un abogado en Luanda, y éste le aconsejó a John que tuviera mucho cuidado, porque al grupo de Toco se les consideraba elemento “Mau-Mau” (terroristas) o un grupo apoyado por los comunistas.

      ¡Para el hermano Cooke fue extraño el caminar por las calles en pueblos como Luanda y Benguela, ver a miembros de este grupo con sus claros distintivos en forma de estrella y preguntarse si éstos eran hermanos en perspectiva o solo comunistas camuflados! Habló particularmente con algunos de ellos en Lobito y Benguela, pero aparte de averiguar que tenían la Biblia, conocían el nombre de Jehová y celebraban reuniones con frecuencia, no pudo lograr progreso. Había un grupo grande en Luanda. Él les habló y tuvo conversaciones con el comité de ellos. Pero estos hombres eran seguidores de Toco y no estaban realmente interesados en la Sociedad Watch Tower Bible and Tract. Una excepción fue un joven llamado Antonio Bizi, que apreció mucho las visitas del hermano Cooke y ayudó a otros a suscribirse a las revistas de la Sociedad.

      Después que el hermano Cooke informó sus primeras impresiones a la sucursal de Elandsfontein en Sudáfrica, recibió instrucciones de tratar de ponerse en comunicación con Mancoca y sus amigos en Baía dos Tigres. Pero Baía dos Tigres es un pequeño puesto de pesca en una arenosa costa desértica en el extremo sur de Angola. Tiene muy poco contacto con el mundo exterior y está bajo supervisión gubernamental estricta, pues es de hecho, una colonia penal. John Cooke recuerda que por largo tiempo estuvo perplejo debido al problema. Llevó el asunto a Jehová en oración. Finalmente, escribió una carta al gobernador general de Luanda explicando su misión y pidiendo una entrevista. Después de tres ansiosas semanas, fue llamado para que viera al señor Santana Godinho, el auxiliar principal del gobernador en la administración. Durante la larga conversación este caballero hizo muchísimas preguntas al hermano Cooke acerca de la obra y creencias de los testigos de Jehová. Finalmente, concordó en que el hermano Cooke podía hacer el viaje a Baía dos Tigres. Entonces le dio una gran sorpresa al decir: “De hecho ¡le daremos un boleto gratis de vuelta por avión!” ¡Este era un viaje de más de 1.900 kilómetros!

      Pocos días después, un pequeño avión de seis pasajeros describió un círculo sobre el pequeño poblado bañado por el sol de Baía dos Tigres y entonces aterrizó en la pista de aterrizaje de concreto construida sobre la arena. John Cooke salió con unos cuantos pasajeros. Después de algunas dificultades, el hermano Cooke tuvo su primera reunión con el grupito. Este fue el gran día de Mancoca. ¡Por esto había orado y esperado por años... al fin estaba en comunicación personal con la Sociedad que enseñaba la verdad! Se vistió con lo mejor que tenía y leyó un largo escrito de bienvenida al representante de la Sociedad. ¡Qué complacido se sintió el hermano Cooke al hallar personas semejantes a ovejas que estaban tan deseosas de aprender acerca del Reino! Pasó todas las noches con estos africanos humildes y sinceros, considerando la Palabra de Dios y hablándoles acerca de la obra. Ellos le mostraron un denso libro de ejercicios. Constaba de los folletos El Reino, la esperanza del mundo y Los últimos días, traducidos a su lenguaje, kikongo. El libro, hecho años antes y escrito a mano, había sido usado por mucho tiempo como uno de sus principales libros de texto. El hermano Cooke se sorprendió de hallar que ya tenían un buen conocimiento de la verdad debido a que leyeron las publicaciones que recibieron de Elandsfontein.

      Mientras tanto el hermano Cooke se estaba alojando en el faro local con el guardián del faro. Este mostró interés y se suscribió a ambas revistas y pidió una Biblia. Entonces dijo: “Señor Cooke, usted pasa todo su tiempo con los africanos. ¿Qué hay de nosotros los blancos? ¿Por qué no hace arreglos para tener una reunión con nosotros?” Esto se hizo, y el domingo cuando se pronunció un discurso público en una de las odoríferas fábricas de abono de pescado hubo un auditorio de 80 personas... 10 blancos y 70 negros. ¡Esta fue la primera reunión pública de Angola! El día siguiente el hermano Cooke partió en el vuelo semanal con muy alentadoras impresiones del grupito, y una carta dirigida a los grupos de Toco explicando quién era él y animándolos a aceptarlo como representante de la Sociedad. Con esto él esperaba una mejor disposición de oírlo por parte de los diversos grupos.

      El hermano Mancoca recuerda esta visita del hermano Cooke, y dice: “Ya no tuve más dudas de que ésta era la organización verdadera que tiene el apoyo de Dios. Nunca había pensado ni creído que ninguna otra organización religiosa haría tal cosa: sin pago, enviar un misionero desde lejos para visitar a una persona insignificante solo porque escribió una carta.”

      Pero allá en Luanda, el comité local de seguidores de Toco no quedó impresionado con la carta de Mancoca. “¿Quién es él para que nos diga qué hacer? Ahora bien, si Toco le diera a usted una carta como ésa, entonces el asunto sería diferente.” De modo que se tomó la decisión de tratar de visitar a Toco mismo.

      John Cooke envió un informe al señor Santana Godinho explicándole brevemente lo que había sucedido en el viaje y sus impresiones de las personas a las cuales habló. Pronto fue llamado para otra entrevista. Santana Godinho expresó aprecio por el informe. Explicó que, aunque la opinión oficial acerca de la secta de Toco era que realmente era subversiva, él y otros dudaban de ese punto de vista. Por eso, se alegraban de que alguien pudiera entrar entre ellos y averiguar. Entonces hizo otra sorprendente oferta. “Bueno, ¿adónde más quisiera ir, señor Cooke? ¡Solo diga lo que desea y le daremos su boleto de vuelta gratis!” John solicitó ver a Toco, que estaba en la “maleza” cerca de Sá de Bandeira, un pueblo de tamaño mediano en la parte sur y central de Angola. Esto se le otorgó.

      Poco después de aquello, el hermano Cooke tuvo dos largas entrevistas con Toco en la presencia de un funcionario gubernamental. Toco, un hombre alto e inteligente, todavía bastante joven, dijo que se alegraba de conocer a alguien de la Sociedad Watch Tower. Él y el hermano Cooke consideraron asuntos bíblicos y la formación del grupo, y entonces él también escribió una carta dirigida a todos sus seguidores en Angola, diciéndoles que el señor Cooke representaba a la Sociedad Watch Tower de la cual él recibía literatura. Después de unas cuantas interesantes excursiones locales como huésped del gobernador, el hermano Cooke regresó a Luanda pensando que quizás ahora este grupo de 1.000 aceptaría con mayor facilidad la verdad.

      Pero cuando estuvo de regreso en Luanda el comité local de seguidores de Toco no estuvo de acuerdo. Ellos estaban a cargo de lo que hacían y nadie más iba a hacer eso. Por lo menos esa era la actitud del líder local, David Dongala, aunque muchos individuos mostraron buen interés. Sin embargo, el tiempo que paso el hermano Cooke en Luanda no fue tiempo perdido. El hermano Cooke efectuó mucha testificación y pasó un tiempo maravilloso, pues obtuvo hasta veintidós suscripciones en un solo día. Además, estaba empezando a tener estudios bíblicos con una o dos familias blancas y miembros del grupo de Toco.

      Después de un viaje sin dificultades por avión a Cela, una nueva colonia agrícola, la situación cambió drásticamente. Santana Godinho perdió su puesto de administrador gubernamental. Él le había sido una verdadera ayuda al hermano Cooke en su difícil asignación y era muy amigable. Ahora no hubo más viajes gratis, y se le negó una extensión que solicitó para su visado de cinco meses. El hermano Cooke partió en junio de 1955, muy agradecido a Jehová por haberle ayudado y por el privilegio de haber establecido importante comunicación y sembrado mucha buena semilla en un territorio “virgen.”

      La actividad del Reino había tenido su principio y aunque la oposición y persecución casi ahogaron el campo recién nacido por la bondad inmerecida de Jehová y la lealtad firme de los nuevos hermanos, siguió creciendo.

      CONTINÚAN LOS VALEROSOS ESFUERZOS

      En junio de 1956, Mancoca y otros siete nuevos hermanos de Baía dos Tigres tuvieron el valor y la iniciativa de escribir una carta al gobernador del distrito de Moçâmedes, donde estaba ubicada Baía dos Tigres. Esto, en parte, es lo que dijeron: ‘Muy respetuosamente solicitamos de su Excelencia el favor de que nos reconozca como miembros verdaderos de la Sociedad de los testigos de Jehová.’ Los hermanos solicitaron más libertad de adoración, pero la única respuesta que recibieron fue más opresión. A pesar de esto, diez de ellos se bautizaron en 1956.

      Mientras tanto, en la isla de Santo Tomé, varios hermanos habían completado sus términos de detención de siete años. Entre los que fueron soltados y enviados de regreso a Mozambique estuvo el anterior superintendente presidente.

      NO SE OSCURECE LA LUZ

      La luz de la verdad brillaba en Angola, y a pesar de dificultades no se le oscurecería. Además, el campo europeo había de beneficiarse de esa luz.

      El 26 de octubre de 1956 Mervyn Passlow, y su esposa Aurora, aterrizaron en Luanda para seguir atendiendo la obra que había empezado John Cooke. El hermano Cooke había enviado a los Passlows su lista de suscriptores y personas interesadas en la verdad en Luanda. Pero todas las direcciones de los suscriptores eran números de apartados, porque no se entrega correo a hogares particulares; por eso, por algún tiempo no pudieron hallar a estas personas. Entonces vino una carta del hermano Britten, superintendente de sucursal en Lisboa, y ésta les decía que una señora que mostraba mucho interés y que se llamaba Berta Teixeira regresaría a Luanda. Ella se sorprendió mucho cuando los Passlows la visitaron inmediatamente después de haber llegado ella. Sin pérdida de tiempo se comenzó un estudio bíblico con ella y su familia. Ella también pudo ayudar a hallar las direcciones de los suscriptores, puesto que tenía un pariente que trabajaba en la oficina de correos. Un buen número de los suscriptores se hicieron estudiantes muy bien dispuestos. En pocas semanas todos éstos estaban hablando a sus amigos y vecinos. A los Passlows se les invitaba todas las noches y muchas tardes a visitar a estas personas; dentro de seis meses estaban conduciendo estudios con más de cincuenta personas.

      Poco después de su llegada, los Passlows también empezaron a recibir cartas de hermanos africanos y personas interesadas de diferentes partes de Angola. El hermano Mancoca, aunque todavía estaba detenido en Baía dos Tigres, escribió cartas de estímulo a los Passlows. Los hermanos africanos locales que necesitaban ayuda espiritual también los visitaban. Debido a la situación y a que era extranjero, el hermano Passlow nunca fue a las reuniones de éstos. Pero Antonio Bizi, que había mostrado tanto interés cuando el hermano Cooke estuvo allí, solía visitarlos con regularidad para estudiar la Biblia y obtener entrenamiento de modo que él, en cambio, pudiera ayudar a los otros hermanos africanos. Los africanos también obtenían mucha literatura, y llevaban mucha de ella al interior.

      Dos meses después de la llegada de los Passlows, éstos comenzaron a celebrar estudios regulares de la revista La Atalaya en su pieza. Pero para el fin del primer mes la habitación resultó demasiado pequeña. Entonces la hermana Teixeira, que tenía una escuela donde enseñaba idiomas, ofreció una de las salas de clase interiores de su colegio. Puesto que sus clases se efectuaban hasta las 9 de la noche, todas las reuniones tenían que empezar después de las 9 de la noche. De esta manera atraían menos atención.

      Continuó viniendo correspondencia de toda Angola. Los que escribían eran africanos, y todos alegaban ser hermanos. Pero para aquel tiempo había guerra en Angola y no se hacía posible comunicarse con estas personas.

      Poco después de esto, se comenzó un estudio con el señor Vieira Gonçalves y su esposa. Él había estudiado para el sacerdocio por seis años, pero se había alarmado tanto por lo que vio en los jóvenes que estudiaban para el sacerdocio y su conducta que dejó de estudiar antes de realmente hacerse sacerdote. Él progresó rápidamente y sin pérdida de tiempo vino a las reuniones y comenzó a hablar a sus amigos. Para cuando terminaron dos meses ya estaba conduciendo un estudio con otra familia.

      Después de ocho meses en Luanda, el hermano Passlow decidió que era tiempo de tener un bautismo, puesto que varias personas habían expresado el deseo de simbolizar su dedicación. ¡Qué sorprendidos y deleitados quedaron cuando un hermano llegó de Portugal aquel día... el hermano Henrique Vieira, que viajaba hacia Sudáfrica! Por eso, antes del bautismo, el hermano Vieira pronunció un discurso, contó algunas experiencias y entonces ejecutó el bautismo en la bahía en Luanda.

      Poco después de esto, al hermano Passlow le negaron una extensión de su visado. Prontamente invitó al hermano Gonçalves a empezar a encargarse del cuidado del grupito. Este fiel hermano, aunque solo era un infante en la verdad cuando se encargó de los asuntos, siguió adelante por unos nueve años hasta que él también fue arrestado, puesto en prisión y al fin deportado a Portugal.

      El hermano Passlow había obrado precisamente a tiempo. Pocos días después un vehículo de la policía secreta súbitamente se detuvo al lado de los Passlows cuando éstos estaban en una diligencia en la ciudad, y seis miembros de la policía salieron y los rodearon como si fueran criminales desesperados. Los llevaron a su habitación y les confiscaron muchas de sus pertenencias... ¡incluso las recetas de cocina de Aurora, aparentemente porque contenían mensajes secretos! Mientras la policía sacaba las Biblias que ellos tenían, el hermano Passlow comentó: “Espero que las lean.” El hombre respondió: “¿Dicen algo acerca del fútbol?”... entonces todos se echaron a reír. Los agentes de la policía sabían muy bien que estaban obrando simplemente como peones para el obispo de Luanda. Los Passlows descubrieron más tarde que una persona que se interesaba en la verdad le había contado al obispo todas las cosas buenas que ella había estado aprendiendo.

      Una apelación al cónsul británico, un católico devoto, fue rechazada. Entonces el comisario de la policía llamó a los Passlows a su oficina. Les dijo que tenían que salir dentro de aquella semana. Por lo que dijo, se hizo obvio que estaba conectando a los Passlows con el notorio “movimiento Watchtower” del África central. Era inútil tratar de razonar con él.

      El 27 de junio de 1957 los Passlows se embarcaron hacia Sudáfrica. Debido a la actitud de la policía, les advirtieron a los hermanos, especialmente los hermanos africanos que no vinieran a despedirlos. Pero el vínculo de amor era demasiado grande. ¡Hubiera o no policía, los hermanos, incluso muchos africanos, estuvieron allí para decir ‘Adeu’ (adiós)! Precisamente antes de subir los Passlows al barco, uno de estos hermanos africanos que poco tiempo antes había sido soltado de Baía dos Tigres se les acercó, puso un sobre en la mano del hermano Passlow y entonces desapareció entre la muchedumbre. El sobre contenía un regalo de despedida que consistía en dinero, con el mensaje: “Para que compren pan.” Mientras el barco se alejaba lentamente, los Passlows sintieron profunda gratitud por el indescriptible gozo de haber ayudado a algunos a llegar a conocer a nuestro Dios Jehová.

      Algún tiempo después, los Passlows oyeron que al día siguiente el radio anunció que el país acababa de librarse de un gran peligro en la forma de una pareja de extranjeros que habían estado tratando de establecer actividades comunistas y “Mau-Mau,” “pero, ¡gracias a nuestro Dios, ese peligro ha sido eliminado!” Meses más tarde, cuando la pelea con los terroristas realmente se hizo fiera, la prensa de Angola publicó la falsa información de que misioneros de la Watchtower habían ejercido influencia en los africanos para que participaran en actividades terroristas. ¡Hasta hubo fotografías que supuestamente mostraban a misioneros regalando dólares americanos a los africanos para ponerlos en contra de las autoridades blancas!

      Es verdad que misioneros de la cristiandad y líderes religiosos tuvieron mucho que ver con la actividad de los terroristas en Angola. ¡Pero no los testigos de Jehová! Gracias a la bondad inmerecida de Jehová misioneros de la Watchtower habían podido entrar en el país. A pesar de muchos problemas y oposición, había sido posible establecer una pequeña organización de 54 hermanos que estuvieron resueltos a mantenerse firmes y dejar que la luz de la verdad brillara en Angola.

      Después de toda la excitación que causó la partida del hermano Passlow y su esposa, los hermanos siguieron adelante tranquilamente y con fidelidad. Les faltaba alguien maduro que los instruyera, pero celebraron las reuniones y predicaron de la mejor manera que pudieron en medio de las difíciles circunstancias.

      Durante 1958, Harry Arnott, el superintendente de zona, hizo una visita breve, lo cual fue una fuente de gran estímulo tanto a los africanos como a los europeos. En 1959 estuvo de nuevo en Luanda como superintendente de zona. Al llegar al aeropuerto, precisamente cuando estaba saludando a un grupito de hermanos, la policía súbitamente apareció y los arrestó a todos. Al hermano Arnott lo separaron de los demás para interrogarlo. Examinaron su maletín minuciosamente. Él oró a Jehová que la lista de suscriptores a la revista La Atalaya en la ciudad de Luanda no cayera en manos de la policía. Aquella preciosa lista estaba en el portaboletos del hermano Arnott. Aunque el jefe de la Interpol miró al boleto, no vio la lista. Después de muchas preguntas, el jefe dijo: “Sr. Arnott, solo recuerde esto: ¡En lo que se refiere a Angola usted ha terminado, terminado, terminado, y la organización Watchtower ha terminado, terminado, terminado!”

      Poco tiempo después fue llevado a otro edificio donde estaban los demás hermanos, entre ellos el hermano Mancoca. El oficial de la Interpol se dirigió al hermano Mancoca, lo insultó y le dijo: “¿Sabes lo que te va a pasar a ti?” El hermano Mancoca se limitó a mirar a su perseguidor directamente a los ojos y decirle: “Yo he aguantado mucho ya, de modo que todo lo que ustedes me pueden hacer que sea más que eso es matarme, pero no me voy a apartar de mi fe.” Entonces lanzó una mirada al hermano Arnott y sonrió animadoramente. El hermano Arnott dice: “Parecía que no le hacía caso a su situación apretada y solo estaba interesado en asegurare de que la situación no me desanimara. Fue muy animador ver a este hermano africano, después de años de aprisionamiento, adoptar tan firme y valerosa posición.”

      El hermano Arnott fue devuelto al avión y tuvo que salir del país inmediatamente. Mientras tanto, la policía había averiguado que la congregación se reunía en la casa de la hermana Teixeira. Por eso, algunos de ellos fueron allá inmediatamente para inspeccionar el lugar. Buscaron, pero no abrieron una puerta de primer piso, detrás de la cual unos cincuenta hermanos y personas interesadas esperaban pacientemente que el hermano Arnott viniera y les pronunciara su discurso.

      En aquella ocasión no les vino verdadero daño a aquellos hermanos que habían ido a encontrarse con el hermano Arnott, ni siquiera a Mancoca. A él lo tuvieron bajo interrogatorio por siete horas, durante las cuales el inspector de hecho preparó una orden oficial enviándolo a prisión. Pero al fin el inspector la hizo pedazos y le dijo a Mancoca: “Vete Mancoca, y ten cuidado. Mañana tráeme toda la literatura de la Watchtower que tengas en tu casa. . . . Solo deja este asunto de la Watchtower y atiéndete a ti mismo y a tus hijos.”

      Este episodio significó que hubo que hacer cambios en el lugares de reunión para la pequeña congregación y después de eso los africanos comenzaron a organizarse por su cuenta. No obstante, la organización local todavía era muy pequeña. Para 1960 el número máximo de publicadores que informó fue solo de 17. Fue en aquel tiempo que Angola llegó a estar bajo la jurisdicción de la oficina de la Sociedad Watch Tower en Lisboa, Portugal.

      El año siguiente, 1961, estalló actividad terrorista en Angola y también se lanzó una intensa persecución contra los hermanos. Por los siguientes nueve años el hermano Mancoca estuvo en varias prisiones y campamentos de trabajo. Sus experiencias fueron muchas y variadas, pero dondequiera que fue se enfrentó a la persecución con resolución calmada y absoluta confianza en Jehová. También testificó dondequiera que fue y logró ayudar a muchos africanos a entrar en la verdad mientras él estaba en prisión.

      De nuevo, en 1971, una gran cantidad de hermanos fueron arrestados y puestos en prisión en Luanda, entre ellos, una vez más, nuestro abnegado y devoto hermano Mancoca. Pero los esfuerzos del enemigo son endebles al compararlos con los propósitos invencibles y el poder ilimitado de Jehová. Nada, absolutamente nada, puede detener la predicación del mensaje del Reino en toda la Tierra habitada, incluso en Angola.

      LISTOS PARA LA EXPANSIÓN

      A principios de 1960 el Betel de Elandsfontein estaba preparado para verdadera expansión. Jehová previó las necesidades del campo en la década que seguiría y suministró lo necesario. La fábrica ampliada ahora tenía cinco máquinas de linotipo en uso en vez de tres, y un año más tarde se instaló otra. Una nueva prensa de platina de Heidelberg y una nueva rotativa Timson, esta última a un costo de R37.000, se instalaron además de la prensa de platina G.M.A. que ya se estaba usando.

      En 1960, la fábrica de Elandsfontein empezó a imprimir quincenalmente y a colores varias de las revistas vernáculas, en vez de solo mensualmente y en blanco y negro. Se añadió una nueva revista mensual, a saber, La Atalaya en tsuana. La impresión de una edición especial en cibemba para el Congo (Kinshasa) se comenzó en mayo de 1965. El título completo de la edición corriente en cibemba es Ulupungu lwa kwa Kalinda. Pero debido al prejuicio que hay en el Congo contra el nombre “Watchtower,” el título de esta edición especial fue solo Kalinda (que significa “atalayar” o “vigilar”). En 1966 otro número vernáculo africano de La Atalaya, en sepedi, se añadió a la lista de revistas impresas. Así, para 1970 la fábrica estaba imprimiendo 24 números de La Atalaya y ¡Despertad! en 10 idiomas y 15 diferentes números del Ministerio del Reino. Aparte de esto, la fábrica también estaba ocupada con la impresión de una cantidad de folletos en los lenguajes vernáculos y una “montaña” de formularios, programas, hojas sueltas y carteles.

      En 1960 en los tres protectorados, Basutolandia, Bechuanalandia y Suazilandia, se removió la proscripción de la literatura de la Sociedad. Así, este alimento espiritual podía ahora fluir libremente a la gente. Pero, ¿cómo les iba a los hermanos en esos países?

      BENDICIONES EN MEDIO DE LAS PENALIDADES EN BASUTOLANDIA

      En Basutolandia (ahora Lesotho) los hermanos realmente apreciaron la quincenal Molula-Qhooa (la revista La Atalaya en sesotho). Esto se reflejó en la concurrencia de ellos a sus estudios de la revista La Atalaya. En 1960 había un grupo de 135 publicadores y 15 precursores que atendían las necesidades espirituales de una población de 634.000 personas en este país, y que seguían adelante frente a muchas dificultades.

      Para este tiempo los “vientos del cambio” habían llegado al pequeño protectorado británico, agitando el espíritu del nacionalismo y el deseo de “independencia” que fue también aumentado por la medida de autonomía que obtuvieron en 1960. El servicio civil estaba siendo “africanizado,” y los africanos estaban tomando el lugar de los europeos. Muchos pensaban que “autonomía” e independencia, eran las palabras mágicas que los llevarían a la libertad y prosperidad. Pero los testigos de Jehová continuaron señalando al reino de Dios como la única verdadera esperanza del hombre.

      En Basutolandia la mayoría de la gente vive en aldeas esparcidas, llamadas “kraales,” en las montañas, algunas en lugar tan alto que solo se puede llegar a ellas a pie o a caballo. En algunos casos, al superintendente de circuito le tomaba cinco o seis días llegar a los grupos aislados.

      Los precursores hicieron excelente trabajo en cuanto a esparcir las buenas nuevas del Reino hasta los rincones aislados de Basutolandia. Un matrimonio de precursores especiales fue asignado a la zona de Mokhotlong, en el mismo “techo del África austral,” a una altura de 3.200 metros en la cordillera de Drakensberg. El esposo, Philemon Mafereka, tenía que cruzar varias montañas solo para conducir un estudio. Empezando a las cuatro de la mañana y caminando rápidamente, llegaba a las ocho y media de la mañana. Por lo general llegaba a casa aquella misma noche e iba en otra dirección el día siguiente. Sus esfuerzos fueron abundantemente bendecidos, porque dentro de dos años él y su esposa tenían la compañía de otras diez personas que participaban con ellos en la obra del Reino.

      Sí, en Basutolandia los publicadores de las buenas nuevas a menudo caminan por dos o tres horas a su territorio y entonces pasan hasta seis horas a la vez testificando. No es práctico regresar para una comida a mitad del día, y por eso han aprendido a trabajar todo el día y regresar temprano en la noche para cocinar y comer. Debido a las distancias que hay entre las aldeas, es posible que uno solo llegue a seis casas durante seis horas de trabajo. Pero estas personas, también, necesitan oír la Palabra de Dios.

      Los hermanos que viven en ese aislamiento ciertamente aprecian la importancia de las asambleas. Pero el asistir a las asambleas exige gran esfuerzo y estos hermanos son verdaderos ejemplos para nosotros. Cierto precursor especial caminó por cuatro días, cruzando montañas y nadando a través de ríos en crecida, para llegar a una asamblea del pueblo de Jehová. Una hermana viajó sola a caballo por tres días, entonces viajó un día entero por autobús para llegar a una asamblea. Y otra hermana, con una preñez de seis meses, caminó cuarenta kilómetros a través de las montañas y la nieve para llegar a una asamblea de circuito. Hasta un hermano recientemente dedicado caminó más de ciento veintiocho kilómetros a través de las montañas, con el precursor especial que lo había ayudado, para llegar a una asamblea donde pudiera simbolizar su dedicación.

      Algunos nuevos han tenido que arreglar sus asuntos maritales antes de poder participar en la predicación y calificar para el bautismo. En un caso, el superintendente de distrito europeo se internó en las montañas en su vehículo la semana antes de una asamblea y trajo a un hombre y su “esposa,” que ya tenía tres hijos, al comisionado de distrito más cercano para que el matrimonio de éstos pudiera ser registrado, y ellos calificaran para bautizarse en la asamblea de circuito.

      MANTENIENDO LA NEUTRALIDAD

      En 1966 Basutolandia llegó a ser el estado independiente conocido ahora como Lesotho. En aquel tiempo había 266 publicadores del Reino, y éstos, debido a su posición de absoluta neutralidad, se habían ganado el respeto de muchas personas en autoridad. Pero durante una asamblea de distrito en Maseru, la capital, un oficial de la policía y un destacamento de agentes policíacos que vinieron en tres jeeps irrumpieron en el salón y ordenaron que se detuviera la reunión. Los hermanos que estaban a cargo de la asamblea no pudieron ver al jefe de la policía sino hasta la mañana siguiente. Sin embargo, él estaba familiarizado con los Testigos y pronto rechazó la falsa acusación de que alguien supuestamente había dicho desde la plataforma que el gobierno de Lesotho debería ser destruido. ¡El mismo oficial que había detenido la reunión recibió entonces la instrucción de suministrar guardias que vigilaran la asamblea para proteger a los Testigos! Por supuesto, éstos no tuvieron nada que hacer, y los hermanos aprovecharon la oportunidad para dar a cada uno un testimonio cabal.

      La estricta neutralidad cristiana de los hermanos en Lesotho resultó ser una verdadera protección para ellos durante un período de inquietud política y un estado de emergencia. Durante este tiempo se lanzó una gran purga contra los que no apoyaban el gobierno del subjefe Jonathan. Se informó que de noche se levantaban barricadas contra las chozas de techo de paja de los miembros de la oposición y les pegaban fuego, quemando completamente familias enteras. Ningún testigo de Jehová sufrió este destino.

      Como resultado de la posición neutral que mantuvieron los cristianos verdaderos, sin embargo, sí les vinieron algunas dificultades. En 1970 en Lesotho hubo una grave escasez de alimento debido a años de sequía. Sin embargo, durante 1970 tuvieron buenas lluvias, pero se decidió que solo los que apoyaban al gobierno recibirían semilla de maíz. Puesto que los testigos de Jehová son neutrales, ellos no podían obtener ninguna. Los hermanos de la República Sudafricana se enteraron de esto e hicieron arreglos para tener un fondo de socorro y ayudar a sus hermanos de Lesotho. Esto se anunció en las reuniones de planeo para las asambleas nacionales de Johannesburgo y se sugirió que todas las donaciones que hubiera en las cajas en estas reuniones fueran al fondo de socorro. La respuesta de los hermanos fue arrolladora... contribuyeron R1.714 y las contribuciones siguieron viniendo. De hecho, la oficina tuvo que enviar una circular diciendo a los hermanos que ya habían dado “suficiente.” Dentro de una semana un hermano europeo del Estado Libre de Orange obtuvo la semilla de maíz que se necesitaba y la llevó a nuestros hermanos de Lesotho. A todos los necesitados también se les suministró dinero para que compraran alimento hasta que pudieran suministrarse lo que necesitaban. Esto hizo que los hermanos de Lesotho se dieran cuenta, más que nunca, de lo mucho que sus hermanos europeos y de otra índole en Sudáfrica se preocupan por ellos e hizo que se sintieran aun más estrechamente vinculados con ellos.

      Una de las hermanas de Lesotho que se benefició de este amoroso arreglo dijo más tarde: “Llegamos al punto en que no teníamos nada en nuestra casa, ni siquiera diez centavos para comprar algún mealie [harina de maíz]. Entonces llegó el dinero de nuestros hermanos blancos de Sudáfrica para alimento. Lo único que pude hacer fue llorar sin decir nada. Los otros Testigos y yo pudimos resolver nuestros problemas inmediatos, y así, por la provisión de Jehová podemos estar en esta asamblea para disfrutar también de un banquete espiritual.”

      NOTABLES PASOS DE ADELANTO

      Cuando la organización de Jehová estaba suministrando socorro contra el hambre material en Lesotho, Jehová también suministró un maravilloso plato espiritual para los que tenían hambre de la verdad. Esto fue en la forma del libro La verdad que lleva a vida eterna en sesotho, que llegó a mediados de 1970. Con esta maravillosa ayuda y el programa de estudio de seis meses se vio desarrollo. Se había alcanzado un punto notable en la actividad cristiana.

      En el año 1972 hubo otro paso notable en el desarrollo de la obra en Lesotho... se construyó el primer verdadero Salón del Reino en este país. El hecho de que se necesitaba un Salón del Reino en Maseru, la capital, se había hecho patente cuando el promedio de asistencia al estudio de La Atalaya aumentó a 170, y a veces la concurrencia pasaba de los 200. Para las paredes se usó tierra arenisca, que se puede conseguir en abundancia de las montañas cercanas al costo de buscarla, y hermanos experimentados cortaron la piedra en las formas deseadas.

      Todo el mundo ayudó en la construcción. Además de suministrar comidas para los constructores, las hermanas, al estilo tradicional, cargaron vasijas de agua sobre la cabeza por hasta tres kilómetros al lugar donde se edificaba. Los niños ayudaron por medio de hacer rodar cilindros llenos de agua al lugar y algunos hermanos de edad avanzada anduvieron hasta treinta kilómetros para participar en la construcción. Para apretar el terreno en preparación para echar el concreto para el suelo, las hermanas cantaron cánticos del Reino y bailaron al ritmo de éstos sobre el lugar donde se pondría el suelo. ¡Hoy los hermanos se alegran de poder usar un Salón de Reino que tiene cabida para 250 personas... una firme estructura que costó solo unos 845 dólares levantar!

      Como en otros países africanos en desarrollo, a veces el nacionalismo les presenta dificultades en la escuela a los niños y en otros lugares a los hermanos en general. Por ejemplo, recientemente estalló la violencia el día en que terminó nuestra asamblea de distrito. Al regresar a casa, un nuevo hermano, que anteriormente había pertenecido al partido político que comenzó el levantamiento, halló que lo esperaban soldados y el tribunal local. La pregunta era: ¿Qué había estado haciendo durante la rebelión? Les dijo que había asistido a la asamblea de los testigos de Jehová. Pero no bastaba con eso. Querían prueba. Mientras le acompañaban soldados, se le permitió al hermano conseguir su programa de la asamblea. Después de haberse leído el programa entero, el jefe declaró inocente al hermano y hasta lo estimuló a continuar su actividad de predicar. Los aldeanos se maravillaron por esto, y dijeron: “¡El Dios al cual usted ora es el Dios viviente!” ¡Qué agradecido estuvo este hermano por haber asistido a la asamblea!

      El último máximo de publicadores en Lesotho es de 688 y la obra continúa adelantando bajo la bendición de Jehová. Sin embargo, considerando que hay un solo publicador por cada 1.477 de la población, es patente que todavía hay mucho que hacer y nuestra oración constante es que Jehová adelante la obra a su propio tiempo y manera.

      SE REMUEVE LA PROSCRIPCIÓN EN BECHUANALANDIA

      En Bechuanalandia (ahora Botswana) las noticias de que la proscripción había sido eliminada en 1960 se tardaron en llegar a algunas partes de este vasto país. Algunos de los jefes todavía estaban causando dificultades para los hermanos en sus zonas.

      Uno de los superintendentes de distrito europeos de Sudáfrica, Dennis McDonald, se entrevistó con el hermano del jefe principal, Seretsi Khama, para explicar nuestra obra. Él le dio al hermano McDonald cuatro copias firmadas de una carta que declaraba que no debería estorbarse nuestra obra. Esto ayudó considerablemente a cambiar la actitud de los jefes y facilitó las cosas para los hermanos.

      A principios de los años sesenta la mayoría de las congregaciones y grupos aislados se encontraban a los lados de la línea el ferrocarril. Casi nada se había hecho en el interior, excepto en Shakawe y Maun en el noroeste. El hermano B. Mchiswe, precursor especial, trabajó por algún tiempo en Maun. Se apegó a su asignación aunque había escasez de alimento y por un año entero solo comió mealie-meal (potaje de maíz) sin azúcar ni leche. Este hermano utilizó bien la revista La Atalaya en tsuana, preparó una ruta de revistas y entregó cada número según llegaba. Un predicador de la Misión de Londres que disfrutaba de la revista hasta la puso en alto en la iglesia y dio al auditorio esta exhortación: “Si ven al hombre de la Watch Tower con esta revista, deben tomarla y leerla.” Por eso, algunos vinieron a la casa del precursor a buscar ejemplares, y él empezó a estudiar con ellos.

      En un grupito aislado en Shakawe, al noroeste de Maun, y bien lejos en el desierto de Kalahari, nadie había sido bautizado debido a que no pudieron asistir a una asamblea y la reina o jefa local había impedido que el superintendente de circuito visitara al grupo. Por eso, todos cooperaron y pagaron para que uno de ellos asistiera a la asamblea de Mahalapye, a casi 1.120 kilómetros de distancia, donde se bautizó.

      LA OBRA DE CIRCUITO

      ¿Puede usted imaginarse lo que está envuelto en la visita de un superintendente de circuito a estos hermanos aislados? Significa viajar no menos de 965 kilómetros en la parte trasera de un enorme camión de accionamiento en las cuatro ruedas que puede abrirse camino a través de la arena, viajando día y noche, al calor del día y el frío de la noche. A veces Adam Mahlangu, el superintendente de circuito en 1964, pasaba hasta diez días de su mes laborable en la parte de atrás de un camión para poder visitar a estas personas aisladas.

      El hermano Mahlangu, que relata lo silvestre y primitiva que es la situación en las partes del norte, escribe: “Cuando pronunció un discurso arriba en Shakawe, siempre creen que soy alguna clase de jefe solo porque llevo ropa puesta.” La gente allí casi no usa ropa. A él se le hizo muy difícil tratar de llevar a cabo una reunión pública bien organizada; primero conseguir que la gente se reuniera y entonces mantener a la gente callada durante el discurso. No estaban acostumbrados a sentarse y escuchar a otra persona. Por eso, cuando el discurso comenzó pensaron que aquélla era una buena oportunidad para considerar con sus vecinos los puntos que se estaban explicando. Pero las visitas a estas personas aisladas resultaron en que dos personas dedicaran su vida a Dios y un total de seis participaran en la obra.

      En cierta ocasión durante una fuerte sequía de 1965 a 1966 el agua era tan escasa que se hizo imposible hallar agua para bautizar a unos que querían bautizarse en una asamblea. En otra ocasión, en Francistown, los hermanos también se encontraron en gran dificultad. El hermano Piet Wentzel, el superintendente de distrito en aquel tiempo, informa que encontraron seca la primera charca adonde fueron. Por eso él transportó por treinta kilómetros en su automóvil a los dos que pensaban bautizase a una poza en el lecho seco del río, pero aquello también estaba seco. Después de otros ocho kilómetros llegaron a una charca lodosa, de apariencia muy oscura debido a que el ganado se paraba en ella. Pero aquello no detuvo a estos jóvenes. Era agua y ellos se bautizaron en símbolo de su dedicación para hacer la voluntad de Jehová.

      ADELANTA LA OBRA DEL TESTIMONIO EN BOTSWANA

      Cuando Bechuanalandia obtuvo su independencia cambió su nombre a Botswana. Este cambio político no alteró mucho las condiciones de la gente, aunque sí tuvo un efecto en la predicación. El nuevo gobierno independiente se hizo muy estricto con los africanos que no eran ciudadanos de Botswana, y varios precursores de Sudáfrica fueron deportados.

      ¿Cómo se efectúa la testificación en Botswana? La costumbre usual exige saludos de introducción durante los cuales cada uno pregunta en cuanto a la salud del otro. Al concluir esto, se sacan bancos para que todos se sienten en ellos. Se llama al resto de la familia además de cualesquier amigos visitantes, muchas veces hasta veinte personas. La mayoría de las familias tienen sus propios ejemplares de la Biblia y están dispuestos a conseguir sus propias Biblias y seguir en ellas la consideración de los asuntos.

      En Botswana hay la costumbre de que los padres de un muchacho paguen un depósito de £4 además de una frazada y un vestido para la muchacha con la cual quieren que su hijo se case. Esto se hace cuando la joven tiene solo diez años. Después de eso, los padres del muchacho continúan manteniendo a la joven hasta que ella está lista para casarse. Esto se hace sin consultar con la joven. Cuando una muchacha de quince años de edad llegó a conocer la verdad, informó a sus padres que no deseaba estar en yugo desigual con un incrédulo. Los padres trataron de obligarla, en vista del dinero que ya se había pagado por ella, pero cuando ella logró convencerlos con las Escrituras de que ese arreglo no era correcto, le permitieron hacer lo que ella quería.

      Debido a que era difícil hallar un lugar conveniente para asambleas, y siempre había que pasar mucho tiempo levantando estructuras temporeras, a los hermanos se les estimuló a construir sus propios Salones del Reino en Mahalapye. Ellos hicieron esto. Los hermanos hicieron y formaron sus propios ladrillos. Se necesitaron varios años para completar la obra, y entonces en 1967 su Salón del Reino fue usado para una asamblea.

      ¿Se ha preguntado usted alguna vez qué había de los bosquimanos de Botswana y si alguno de esos cazadores que usan arco y flechas, cuyo lenguaje de chasquidos solo ahora es que está en proceso de ser puesto por escrito, llegaría a ser parte de la sociedad del nuevo orden? Bueno, la verdad le llegó a un hombre que vivía en arreglo consensual con una bosquimana. Se comenzó un estudio bíblico y pronto la pareja aprendió que era necesario que se casaran legalmente. ¿Se casaría este hombre con la bosquimana? Sí, lo hizo, y los dos fueron bautizados en una asamblea de circuito. En cuestión de un año aprendieron a leer y escribir y comenzaron a dar un excelente testimonio a todas las personas de su comunidad, e hicieron discípulos de otras personas.

      En 1972 algunos hermanos europeos capacitados y sus familias de Sudáfrica respondieron a la llamada de mudarse a Botswana para ayudar a los hermanos de aquel lugar. Por supuesto, esto significó algunos sacrificios, y algunos hasta abandonaron el servicio de precursor debido a que solo podían entrar en el país por un período de tiempo largo si tenían trabajo seglar allí. ¡Pero qué excelente trabajo han hecho ellos y unos hermanos de Inglaterra en cuanto a edificar a los hermanos en aquel lugar! Algunos se han mudado hasta a lugares muy remotos del país. Su presencia fue y es muy apreciada por los hermanos, y la obra adelantó.

      SURGE CUESTIÓN DE LEGALIDAD, ENTONCES SE ARREGLA

      Entonces vino una sacudida. El gobierno rehusó registrar a los testigos de Jehová como organización aceptable en términos de una ley acabada de publicar y esto llevó a que la organización fuera declarada ilegal el 20 de julio de 1973. El solamente ser miembro de una organización “ilegal” de esa índole significaba incurrir en una pena de hasta siete años de prisión.

      Pero los hermanos estuvieron resueltos a seguir adelante bajo las condiciones alteradas. Al verse la posibilidad de una proscripción, hermanos de la sucursal se reunieron con los que superentendían la obra para darles consejo y estímulo. Precisamente antes que entrara en vigor la proscripción, por la bondad inmerecida de Jehová se celebraron dos asambleas de circuito en Botswana, y en éstas se dio excelente estímulo y dirección a todos los hermanos.

      Inmediatamente se iniciaron pasos para apelar de la decisión del gobierno, usando como base la constitución de Botswana ¡Qué gozo fue cuando, el 20 de febrero de 1974, el gobierno revocó su decisión y registró a los testigos de Jehová como organización legal! Esto no solo puso a los hermanos de regreso en la situación en que se hallaban antes de la proscripción. Ahora podían utilizar los privilegios que se extendían a las organizaciones registradas, incluso el traer predicadores de tiempo cabal de los países vecinos.

      En marzo de 1975 se regocijaron con un nuevo máximo de 284 publicadores. Esto quiere decir que había una proporción de 2.220 personas por cada publicador. Ciertamente queda un gran trabajo por hacerse en Botswana, pero por la bondad inmerecida de Jehová confiamos en que se hará.

      ADELANTA LA ACTIVIDAD CRISTIANA EN SUAZILANDIA

      En 1960 la obra del Reino en Suazilandia prosperaba, con un promedio de 380 publicadores. Ya la proporción de publicadores a población era la mejor de todos los países bajo la sucursal de Elandsfontein. La proscripción de la literatura de la Sociedad había sido removida y se había preparado el escenario para mayor crecimiento.

      Un campo en el cual no había habido gran crecimiento hasta los años sesenta fue el de la población europea. Para aquel tiempo unos cuantos publicadores europeos se mudaron a Bremersdorp (ahora llamada Manzini). Entre ellos estaba Ian Cameron, un escocés, que había servido en el Betel de Elandsfontein hasta que se casó con una joven sudafricana. Él no pudo obtener residencia permanente en la Unión Sudafricana, y decidió establecerse en Suazilandia, para anunciar el mensaje del reino establecido de Dios a la población europea de aquel lugar. El grupito de publicadores de Manzini se decidió a trabajar todo el territorio de Suazilandia, una zona de 17.300 kilómetros cuadrados. Esto envolvía muchos viajes de más de 160 kilómetros para hacer una revisita o conducir un estudio bíblico.

      El mensaje pronto empezó a hallar buena respuesta. La Sociedad asignó a Vic Dunkin y su esposa, Aileen, como precursores especiales en Suazilandia. Las arrugadas carreteras de grava a través de la pradera baja, las resbalosas carreteras cubiertas de lodo a través del bosque de Usuthu, la tortuosa carretera a Goedgegun y la empinada carretera montañosa hacia Havelock les batieron su automóvil y le causaron daño. Pero el hermano Dunkin y su esposa persistieron y pronto fueron recompensados por el fruto de sus labores. Se formó una congregación de habla inglesa. La mayoría de sus miembros eran personas que habían aprendido la verdad, o por lo menos se habían dedicado a Jehová, mientras estuvieron en Suazilandia. Aunque hablaban inglés, la congregación era en realidad cosmopolita, y sus publicadores representaban varias partes del Imperio Británico.

      Este mismo ambiente cosmopolita se observa en las calles de Mbabane, donde los suazis en su traje nacional pasan por donde hay jipies y miembros del Cuerpo de Paz americano en vestidura extraña mientras éstos examinan las vitrinas de las tiendas. Dentro de la tienda, pudiera hallarse a un hombre de negocios portugués sirviendo a un funcionario africano elegantemente vestido. Esta situación a veces exige que los publicadores lleven literatura en varios idiomas.

      Una vez un superintendente de circuito y su esposa llegaron a una comunidad portuguesa relacionada con el ferrocarril y, aunque no pudieron hacerse entender, se esforzaron por compartir el mensaje del Reino. Pudieron ofrecer revistas en el lenguaje de la gente. En la segunda puerta una joven obró de intérprete para que su madre pudiera entender lo que sus visitantes hacían. Después de escuchar cuidadosamente, la madre aceptó un libro. Antes de que los hermanos se fueran, la joven dijo: “Voy con ustedes y voy a hablar por ustedes.” Hizo precisamente eso. En las siguientes cinco casas ella explicó el mensaje, interpretando para el superintendente de circuito y su esposa. Al fin de cada presentación se volvía a los publicadores y decía: “Ella quiere uno,” queriendo decir que el ama de casa deseaba un libro. ¡Aquella mañana los hermanos colocaron seis libros con la ayuda de esta niñita!

      SE DESPLIEGA NEUTRALIDAD CRISTIANA

      En armonía con el movimiento mundial de eliminar las colonias, Suazilandia también se preparaba para la independencia, y la gente se hizo más nacionalista. Cuando llegó el tiempo para las elecciones, en un colegio electoral el jefe anunció: “Antes que todos votemos, hay cierta gente, Sadracs, Mesacs y Abednegos, que rehúsan votar en la comunidad. Que salgan uno por uno si todavía rehúsan votar.” Los publicadores aislados de la comunidad salieron valerosamente. Esto hizo que una persona que mostraba interés en el mensaje también se colocara al lado de los Testigos. Puesto que el votar no es obligatorio, no se pudo tomar ninguna acción en contra de estos cristianos neutrales.

      Precisamente antes de las celebraciones de la independencia en septiembre de 1967, el pueblo de Jehová suministró una excelente demostración de unidad entre los diferentes grupos étnicos. La congregación de habla inglesa (europea) de Suazilandia pertenece al circuito oriental de Transvaal y por eso se hicieron arreglos para que todo el circuito tuviera una asamblea en Suazilandia y para invitar a los hermanos africanos a estar presentes. El salón era demasiado pequeño, pero esto suministró una oportunidad para mostrar verdadero amor fraternal. Cuando se notó que había muchos europeos pero no muchos hermanos africanos en el salón, se hizo circular la palabra de que se debía hacer lugar para los hermanos africanos. ¿Qué sucedió? Más tarde, el superintendente de circuito africano expresó su preocupación de que hubiera demasiados hermanos africanos adentro, mientras que los europeos estaban de pie afuera. El discurso público en inglés y zulú atrajo un auditorio de 652 personas.

      Después que el país obtuvo independencia, muchos del pueblo de Jehová se vieron obligados a mostrar su posición con relación a la cuestión de neutralidad. Uno de los jefes de distrito le pidió a un precursor que asistiera a una reunión política. Cuando el hermano no asistió, lo llamaron delante del jefe para que explicara su ausencia. Él explicó su posición neutral cristiana. El jefe amenazó con deportarlo, pero dijo que primero remitiría el asunto al rey Sobhuza II, pues tenía planes de visitar a éste. El rey Sobhuza II le dijo al jefe que no molestara a los testigos de Jehová porque ellos no pertenecían a ningún partido político y eran personas pacíficas y neutrales.

      El espíritu nacionalista ha impulsado el restablecimiento de muchas costumbres tribuales, como la ley de umcwasho. Esta ley tribual exigió que las muchachas llevaran umcwasho durante un período de dos años que terminó en agosto de 1971. Umcwasho es una forma de adorno que se lleva alrededor del cuello y tiene significado simbólico. Una joven comprometida llevaba una combinación de rojo y negro, y todas las demás jóvenes no casadas llevaban azul y amarillo. Durante este período todas las jóvenes habían de abstenerse de relaciones sexuales excepto las que ya estaban comprometidas, a quienes se permitía tener relaciones sexuales con sus amantes al haber pagado R1.00 al jefe local. La institución de este arreglo tenía el propósito de honrar a la princesa Sidanda de la localidad. Puesto que aquello era una forma de adoración de criaturas y perdonaba la fornicación por un precio, las testigos de Jehová rehusaron observar el período de umcwasho y usar la umcwasho alrededor del cuello. Aunque esto era solo una ley tribual y no podía ser puesta en vigor por la ley del país, la firme posición de nuestras jóvenes hermanas causó dificultad para algunas de ellas. En cierto caso, una joven cuyos padres no estaban en la verdad pasó diez días en prisión por no usar el umcwasho. Pero el director de la escuela a la cual ella asistía demandó que la pusieran en libertad y lo logró.

      El entrenamiento apropiado que los padres han dado a sus hijos entre los testigos de Jehová ha ayudado a los hijos a darse cuenta de la importancia de una adoración que sea pura e incontaminada delante de Jehová. (Sant. 1:27) Muchos habían estado participando en los himnos y oraciones escolares hasta que se dieron cuenta de que esto era una forma de adoración falsa. Entonces un número que fue aumentando se abstuvo de participar en los ejercicios religiosos. Esto ha resultado en que muchos hayan sido golpeados severamente, y grandes cantidades de jóvenes han sido expulsados de las escuelas a las cuales iban. Cuando eso sucedió, los hermanos empezaron a instruir a sus hijos particularmente o enviarlos a otras escuelas.

      ABUNDAN LAS BENDICIONES EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES

      El libro La verdad en zulú es otro instrumento que está resaltando ser una bendición para los hermanos en Suazilandia. Muchos dicen que les ha ayudado a entender la verdad más claramente que nunca. Ciertamente, este libro está ayudando a las personas sinceras a aprender la verdad de la Biblia y entrar en camino que lleva a la vida eterna.

      Durante 1972, los hermanos de este lugar celebraron su última asamblea de distrito hasta la fecha. Después de eso la constitución fue abolida y se hizo necesario tener permiso de la policía para toda reunión grande. Hasta ahora, la policía ha rehusado terminantemente dar a los hermanos permiso para tal cosa, aunque fueron registrados como organización religiosa en Suazilandia en octubre de 1974. También ha habido dificultades en cuanto a celebrar las asambleas de circuito. La única manera en que se pueden celebrar es dividiéndolas en reuniones pequeñas en los lugares corrientes de reunión que usan las diferentes congregaciones.

      La obra con los tratados recibió una respuesta entusiástica y se alcanzó un nuevo máximo de 750 publicadores en febrero de 1974, cuando se distribuyó el primer tratado. Nuestros hermanos y hermanas son muy celosos, y tuvieron como promedio casi 14 horas por publicador al mes durante el año de servicio de 1974. De hecho, ahora hay muy pocos lugares en Suazilandia donde no se haya dado un testimonio cabal.

      Como en otros países, la proclamación del Reino ha irritado al clero de la cristiandad a tal grado que han intentado lograr que nuestra obra sea proscrita. El 2 de abril de 1975 el clero levantó acusaciones contra los testigos de Jehová delante del rey Sobhuza II, diciendo que no se lamentan cuando alguien muere, sino que tratan a los muertos con falta de respeto. En esta ocasión solo había unos cuantos de nuestros hermanos presentes. Por eso, el rey hizo arreglos para que se celebrara otra reunión el 3 de mayo de 1975, de modo que pudiera haber más personas presentes y el asunto pudiera ser considerado más detalladamente. La reunión se celebró en Lozitha, al aire libre, y todos los que asistieron se sentaron en el suelo bajo unos cuantos árboles. El rey mismo no estuvo presente en la reunión, sino que el ministro de agricultura sirvió de presidente. Cualquiera que quería hablar levantaba la mano y, si el presidente lo llamaba, podía ir al micrófono y hablar.

      Al principio, cuando uno de nuestros hermanos trató de presentar la verdad acerca de lo que piensan los testigos de Jehová de cuando alguien muere, fue continuamente interrumpido. No obstante, durante el transcurso del día algunos de nuestros otros hermanos pudieron hablar. Los hermanos y hermanas se presentaron en grandes cantidades. De hecho, había muchos más Testigos que otras personas en la muchedumbre. Se levantaron falsas acusaciones contra los Testigos, diciendo que nosotros pateamos el cadáver cuando alguien muere y arrojamos el ataúd en la tumba, diciendo que la persona ha sido derrotada por el Diablo. Fue difícil obtener la oportunidad de refutar estas acusaciones falsas debido a que el presidente solo llamaba al que él deseaba que hablara. Esta reunión duró desde aproximadamente las diez de la mañana hasta las seis de la tarde. Para el fin del día, puesto que los opositores se dieron cuenta de que no podían condenar a los Testigos en cuanto al asunto de dolerse por los muertos, presentaron otros asuntos, como el de rehusar el saludo a la bandera, o cantar el himno nacional y rendir el servicio militar. Para este tiempo el Sol se estaba poniendo, de modo que el presidente dijo que estos otros asuntos se considerarían en otra ocasión.

      Algunos miembros del parlamento, y especialmente el clero están resueltos a hacer esfuerzos por restringir la obra que los testigos de Jehová están haciendo por toda Suazilandia. Dejamos el asunto en las manos de Jehová, sabiendo que Jehová se encargará de que su voluntad se haga completamente.

      MEJORAS EN ORGANIZACIÓN EN SUDÁFRICA

      La Escuela del Ministerio del Reino para superintendentes de congregación empezó en Sudáfrica durante la segunda mitad de 1961 y ha tenido un efecto pronunciado en los hermanos y en la obra del Reino. Los cuatro instructores viajaron por el país, y los Salones del Reino se convirtieron en salas de clase. Esto se hizo necesario no solo debido a las grandes distancias que había que viajar, sino también debido a la norma de control del movimiento de la población del gobierno, que restringe a los africanos de una zona de ir a otra zona por tiempo alguno. Todos los que asistieron a estas clases expresaron gran aprecio por esta amorosa provisión de Jehová por medio de su organización.

      En mayo de 1961 la Unión Sudafricana se convirtió en república. Desde entonces en adelante el espíritu del nacionalismo se ha manifestado aquí también más que nunca. Al principio no estorbó a los que practicaban la adoración verdadera, pero más tarde sí trajo una verdadera prueba para los que habían dado su lealtad al reino de Jehová, como veremos más tarde en este registro.

      Los testigos de Jehová tuvieron una maravillosa oportunidad de mostrar su unidad y neutralidad cristiana durante su Asamblea Nacional “Adoradores Unidos” que se celebró para los tres principales grupos raciales durante octubre/noviembre de 1961. El día de apertura de la asamblea europea aquí coincidió con el día de las elecciones generales. En la fábrica de Elandsfontein se preparó un impreso sobre la asamblea (¿Qué gobierno traerá unidad?), del cual se distribuyeron decenas de miles de ejemplares. ¿El resultado? ¡La más grande concurrencia que habíamos tenido a un discurso público! ¡El total de la concurrencia a las tres asambleas fue de 22.551 personas! ¡Qué diferente la asociación pacífica en unidad entre los varios grupos raciales dentro del terreno de la asamblea, en contraste con la ruidosa división política que existía afuera!

      Con el tiempo, en Elandsfontein se hicieron algunos ajustes. Por ejemplo, se llamó a hermanos africanos a Betel para que sirvieran de traductores y estenógrafos. Los estenógrafos africanos traducían las cartas mientras las escribían a máquina fuera a zulú, a xhosa o sesotho. De modo que los hermanos recibían consejo específico en cuanto a sus necesidades y problemas. La mayoría de los demás traductores a los lenguajes vernáculos también fueron traídos a Betel. Cuando los visitantes pasaban ahora por Betel veían a hermanas europeas sirviendo de amas de casa y a hermanos europeos encargados de limpieza y obra de lavandería —actividades que en Sudáfrica se ven como trabajo “para nativos”— ¡y a hermanos africanos sentados detrás de máquinas de escribir!

      ESFUERZOS MISIONALES EN ÁFRICA DEL SUDOESTE

      Mientras tanto, ¿qué estaba sucediendo en África del Sudoeste? Tres misioneros empezaron a trabajar allí en 1950. Comenzando desde Windhoek, gradualmente entraron en otras partes del territorio. En 1951 dos de ellos se mudaron al norte y se regocijaron sobremanera al hallar dos “ovejas perdidas” en Tsumeb, un pueblo asociado con la minería de cobre. Estos habían estado antes en comunicación con la organización y pronto recibieron ayuda para participar activamente en el servicio del campo. A 64 kilómetros al sur, en Grootfontein, hallaron al hermano Bogusch y su esposa, quienes habían estado en con tacto con la verdad en Alemania. Al ponerse en contacto con la organización de nuevo ahora, empezaron a participar en el servicio una vez más. Se halló a dos publicadores más en Otjiwarongo. Estos habían venido a este lugar desde la Unión Sudafricana. Entonces se halló a un padre y un hijo que habían estado suscritos a La Atalaya por muchos años. Ambos progresaron muy rápidamente hasta dedicarse.

      ¡Qué gozo tienen que haber sentido los tres misioneros cuando, para el fin de 1952, el número de los publicadores del país había saltado a 29! Es verdad que muchos de éstos se mudaron de allí, pero la obra durante aquellos años no fue en vano. Como dijo uno de los misioneros que vino más tarde: “Se han sembrado muchas semillas de la verdad aquí. Cuando asistimos a asambleas nacionales en la República [Sudafricana], nos saludan Testigos que empezaron sus estudios en Windhoek.”

      En 1953 cinco misioneros más fueron recibidos alegremente por los tres que ya estaban allí. Estos misioneros se establecieron en Windhoek, lo cual dio a los otros tres hermanos la oportunidad de recibir asignaciones más al norte y al sur. En unas semanas, cada uno de los nuevos misioneros tenía de ocho a diez estudios bíblicos, y desde entonces en adelante la obra sencillamente floreció.

      Pero un problema continuaba asomando... cómo llegar eficazmente a la población africana con las buenas nuevas. George Koett, uno de los primeros misioneros allí, había efectuado algún trabajo entre los africanos en la Localidad (municipio) Africana de Windhoek, pero las autoridades cedieron a la presión clerical y le cancelaron el permiso de entrar en la Localidad. Las autoridades rechazaron los esfuerzos que se hicieron por conseguir precursores africanos de Sudáfrica. En 1959 el superintendente de distrito solicitó permiso del administrador nativo para entrar en la Localidad, pero fue rehusado fríamente. Sin embargo, más tarde en la semana éste se fue de vacaciones, y el superintendente de distrito le pidió al secretario municipal que le permitiera entrar en la Localidad. Se le otorgó el permiso y él exhibió la película “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo” a 216 africanos que mostraron aprecio.

      Desde 1953 Dick Waldron había tratado, repetidamente, de obtener un permiso para entrar en la Localidad Africana, pero en vano. Entonces Dick y Coralie Waldron se dieron cuenta de que iban a ser padres. ¿Tendrían que abandonar su asignación? No, decidieron quedarse allí. Más tarde, les vinieron noticias de que la madre de Coralie, en Australia, estaba muy enferma. Ahora los Waldrons decidieron partir de Windhoek, África del Sudoeste, y regresar a Australia. ¡Pero en la semana en que iban a partir les vinieron las noticias de que se les había otorgado el permiso de trabajar entre los africanos y los mestizos! ¿Qué iban a hacer? ¿Devolver el permiso, después de haber esperado siete años para obtenerlo? El hermano Waldron canceló su pasaje en la embarcación, y su esposa y su hija fueron a Australia solas. Pasaron cuatro meses allá y después regresaron. Mientras tanto, Dick Waldron pudo pasar mucho tiempo testificando a los africanos y mestizos, con resultados alegradores. En su primera asamblea de circuito para los africanos y mestizos tuvieron una concurrencia de 100 personas en el discurso público.

      LLEGANDO A LA POBLACIÓN AFRICANA

      Para llegar a todos los africanos, era esencial traducir e imprimir alguna literatura en sus idiomas. Pero todavía no había hermanos africanos educados para encargarse de esta tarea. Algún tiempo antes, bajo la dirección de misioneros anteriores, traductores mundanos habían traducido folletos en nama, kwanyama y herero. Aunque éstos se imprimieron y distribuyeron no tuvieron buen éxito, puesto que las traducciones eran demasiado vagas e inexactas. Aunque tendría que usarse de nuevo a gente mundana, tendría que haber una superintendencia mucho más estrecha.

      Dick Waldron cuenta lo siguiente acerca de los esfuerzos que se hicieron para conseguir traducciones exactas: “Usando principalmente a maestros de escuela que estaban estudiando y que tenían algún conocimiento de la verdad, yo tenía que sentarme al lado de ellos y trabajar con ellos para asegurarme de que cada oración era la verdad. El lenguaje nama tiene un vocabulario limitado. Por ejemplo, estuve tratando de comunicar el siguiente punto: ‘En el principio Adán era un hombre perfecto.’ El traductor se rascó la cabeza y dijo que en el lenguaje nama no hay palabra para ‘perfecto.’ ‘Ya sé,’ dijo: ‘En el principio era como un melocotón maduro.’” A pesar de los problemas, con el tiempo se tradujo el tratado Vida en el nuevo mundo a herero, nama, ndonga y kwanyama.

      El hermano Erwin Schneid y su esposa Gertrud y su hija Karin se habían mudado desde Alemania al pueblo costanero de Swakopmund en 1956. Sus parientes habían vacilado en cuanto a lo aconsejable de este paso, y ellos mismos no estaban muy seguros de lo que les vendría. ¿Con qué gente extraña se encontrarían? ¿Qué lengua de sonido extraño tendrían que aprender? ¿Qué peligros les esperaban en aquel continente “tenebroso”? Llegaron a Walvis Bay y se encontraron con gente blanca que hablaba, para sorpresa de ellos, ¡alemán! De hecho, su nuevo pueblo, Swakopmund, resultó ser un pueblecito de Alemania, en el estilo de construcción, las costumbres y la lengua predominante. Más tarde, otros miembros de su familia también llegaron, se ayudó a otras personas que mostraban interés a aceptar la verdad y ahora fue posible formar una congregación.

      Hermanos mestizos de la provincia de El Cabo empezaron a mudarse a este territorio para participar en la industria de la pesca, e hicieron mucho en cuanto a esparcir las buenas nuevas entre los africanos, especialmente en Walvis Bay. Una gran cantidad de estos africanos vienen de sus países, como de Ovambolandia en el norte, por uno o dos años solamente, bajo contrato de trabajo. Entonces tienen que regresar. Así, muchos de ellos obtuvieron alguna literatura de la Sociedad y entonces la llevaron consigo a Ovambolandia. Uno de los ovambos, Philemon Kalongela, aceptó plenamente la verdad en Walvis Bay, y pudo regresar a Ovambolandia a predicar. De hecho trabajó allí como precursor especial por un tiempo.

      EL PRIMER HOTENTOTE QUE ACEPTÓ LA VERDAD

      Ella Crighton fue la primera persona mestiza de África del Sudoeste que aceptó la verdad. Ella podía también hablar con afluencia el lenguaje nama (hotentote). Ciertamente fue apropiado, pues, que ella fuera quien ayudó al primer hotentote a aceptar la verdad.

      Pocas personas pueden jactarse de una vida tan colorida como la del amado viejo hermano hotentote “Oupa” (abuelo) Jod. Este, que había sido capturado por los alemanes durante las guerras con los hotentotes cuando era un muchachito joven, trabajó y vivió la mayor parte de su vida en Windhoek. De paso, esas guerras terminaron para 1890. Aunque tuvo muy poca educación académica, “Oupa” puede leer, escribir y hablar, no solo su propio idioma, el nama, sino también alemán y afrikaans. Cuando la hermana Ella Crighton comenzó un estudio bíblico con él, “Oupa” Jod tiene que haber tenido poco menos de ochenta años. Era una columna de la iglesia, y su apartarse de Babilonia la Grande no causó poca agitación. Ministros de diferentes partes del país se reunieron en su casa para persuadirlo y hacer que regresara a su religión anterior, pero nada podía moverlo. Ayudado por Ella Crighton, pudo resistir todos los intentos de aquéllos. Sus parientes lloraron y suplicaron, pero todo fue en vano. “Oupa” Jod había hallado la verdad.

      DESENVOLVIMIENTOS RECIENTES

      Jehová está acelerando su obra en este país de tan colorida variedad en grupos raciales y nacionales. Para el fin de 1973, abrió el camino para que se diera un testimonio a los basters en la zona de Rehoboth. Hasta ese año no se había dado permiso a ningún testigo de Jehová para entrar en aquella zona con el propósito de predicar el mensaje del Reino. En la parte norteña del territorio, donde hay una “reserva” de aproximadamente medio millón de africanos, la obra está empezando a arraigarse. Cuatro grupos de publicadores están funcionando en Ovambolandia ahora y un precursor especial que vive al cruzar la frontera les rinde servicio con regularidad como superintendente de circuito temporero. Aunque los testigos de Jehová están aprovechando toda oportunidad de llevar las buenas nuevas a la gente en esta “reserva,” esperan y oran que se les abra de par en par una puerta para enviar trabajadores de tiempo cabal a esa zona relativamente vasta.

      De una voz solitaria que declaraba la verdad en el África del Sudoeste en 1947 ha habido una expansión hermosa. Aquella sola voz se ha expandido ahora a una cantidad máxima de 322 proclamadores del Reino en marzo de 1975. Si es la voluntad de Jehová también abrir más plenamente para la predicación los territorios del norte, entonces podemos esperar la cosecha plena de esa parte del campo también.

      LOS FIELES DISFRUTAN DE PRIVILEGIOS

      En Sudáfrica, también, hay maravillosos ejemplos de publicadores de edad avanzada como “Oupa” Jod del África del Sudoeste, y algunos de ellos están en las mismas filas de los precursores. Han disfrutado de muchos privilegios en el servicio de Jehová. Uno de estos fieles de edad avanzada, Annie Moseleba, una hermana africana, era la precursora especial de más edad. En 1966 murió a la edad de 91 años después de dieciocho años de servicio como precursora. Debido a su edad avanzada, era muy respetada por la gente de su comunidad y tenía excelente éxito donde otros publicadores fracasaban. Ayudó a veintenas de personas a aceptar la verdad durante su carrera de precursora. En solo un año ayudó a ocho personas a ponerse firmemente de parte de la verdad, y condujo trece estudios bíblicos en los hogares de la gente.

      Otro ejemplo de fidelidad en Sudáfrica ha sido el hermano George Phillips. Desde 1927 en adelante sirvió de superintendente de sucursal y los hermanos llegaron a amarlo y respetarlo profundamente debido a su devoción a Jehová y el ejemplo que puso. Demostró que era un verdadero luchador a favor de la verdad, un hermano que se apegaba al trabajo y siempre apoyaba lealmente a la organización de Jehová. Condujo la obra a través de aquellos tempranos principios y los difíciles años cuarenta. Vio crecer a la organización en Sudáfrica desde un puñado de publicadores hasta más de 20.000 en 1966. Aunque le fue necesario salir de Betel al fin de julio de 1966 el corazón del hermano Phillips todavía estaba en el servicio de tiempo cabal, y después de un corto período estuvo sirviendo de precursor en el Strand, cerca de El Cabo.

      Hubo un muy capacitado hermano disponible para encargarse de la sucursal después del hermano Phillips, a saber, Harry Arnott, anterior superintendente de sucursal de Zambia, quien, con su esposa, había sido deportado de aquel país el año anterior. Él era bien conocido por los hermanos de Sudáfrica, pues había servido en este país por muchos años de superintendente de zona. El hermano Arnott tenía la confianza completa de los hermanos y por dos años sirvió de superintendente de sucursal hasta que él mismo tuvo que abandonar este privilegio de servicio debido a que esperaba la llegada de un primogénito.

      Desde junio de 1968 en adelante el hermano Frans Muller ha estado sirviendo de superintendente de sucursal. Desde 1960 él había sido el auxiliar del superintendente de sucursal, y había servido en el departamento de servicio. El hermano Muller había servido en todo el país como superintendente de circuito o distrito antes que él y su esposa fueran llamados a Betel en 1959.

      Estos cambios rápidos de un superintendente de sucursal a otro no tuvieron mal efecto en la obra. Todo continuó adelantando sin asperezas. Simplemente probó a todos los hermanos una vez más que la obra de Jehová no depende de ningún individuo, y que Jehová puede usar a cualquiera que esté dispuesto a ser utilizado por él.

      EL LIBRO “LA VERDAD” AYUDA A LOS SEMEJANTES A OVEJAS

      Durante las asambleas de distrito de 1968 se presentó el libro La verdad que lleva a vida eterna y se introdujo el método de estudio bíblico de seis meses. ¡Qué cosas empezaron a verse entonces!

      La colocación de literatura en la República Sudafricana aumentó rápidamente. Las revisitas y estudios bíblicos aumentaron. Cuando se hizo disponible el libro La verdad, el departamento de envíos de la sucursal experimentó algo que nunca antes habían visto. Durante el período de 1960 a 1967 se habían despachado, como término medio, aproximadamente 90.000 libros por año. Pero en 1968 eso aumentó a más de 125.000. Entonces apareció el libro La verdad en afrikaans en 1969 y al fin de aquel año fue presentado en zulú, xhosa y sepedi. ¡Durante el año de servicio de 1970 la sucursal despachó más de 447.000 libros!

      Puesto que el libro La verdad estaba disponible en tantos de los idiomas vernáculos, se hizo un esfuerzo especial para llegar al mayor número posible de agricultores en largas extensiones de terreno de este país. La mayoría de estas granjas o haciendas están a kilómetros de distancia unas de otras y solo se puede llegar a ellas por medio de automóvil. En la sucursal de la Sociedad se hicieron mapas de estos territorios de granjas y se estimuló a las congregaciones a solicitar territorio de granjas. La respuesta fue buena. Algunas congregaciones aceptaron territorio que estaba a más de 320 kilómetros de sus hogares. Miles de kilómetros se viajaron para llegar a estos granjeros y agricultores con las buenas nuevas del Reino. Un grupo que iba en un automóvil abarcó unos 500 kilómetros cuadrados visitando 100 granjas y colocando 90 libros La verdad. Se ha llegado a muchas personas hambrientas de la verdad y se les ha ayudado por medio de correspondencia o por medio de revisitas de las cuales se han encargado estos hermanos.

      EL CAMPO PORTUGUÉS EN SUDÁFRICA

      En la historia de Angola, mencionamos que Henrique Vieira visitó a Luanda de camino a Sudáfrica. Se estableció en Johannesburgo, y sirvió en una de las congregaciones allí. Pero el hermano Vieira no era el único inmigrante de Portugal. Debido a la prosperidad de Sudáfrica y las excelentes oportunidades de empleo miles de portugueses, griegos y personas de otras nacionalidades se han mudado a este país desde Europa. Se calcula que hay unos 80.000 portugueses viviendo en el Filón.

      Para 1965 el hermano Vieira y su esposa ya habían empezado a hallar buen interés entre estos inmigrantes portugueses. Muy pocos de ellos aprendían inglés, y por eso se pensó que se necesitaban Testigos de habla portuguesa para ayudar a estas personas a obtener el mensaje del Reino. En enero de 1966 se formó un grupo de once publicadores portugueses en Johannesburgo. En Johannesburgo no todos los portugueses están ubicados en un mismo lugar, de modo que los publicadores a veces pasan una mañana entera buscando y testificando a una o dos familias y algunos domingos no encuentran ninguna. A pesar de esto, este grupito creció muy rápidamente y para el fin de 1967 se formó una nueva congregación con unos 50 publicadores.

      Después de eso hubo aumento constante dentro del campo portugués, no solo en Johannesburgo y cerca, sino también en otros lugares. En otras ciudades de Sudáfrica hay también inmigrantes portugueses. Por eso, en poco tiempo hubo grupos de hermanos portugueses en Durban, Port Elizabeth, El Cabo y Bloemfontein.

      De vez en cuando estos hermanos portugueses van a su país de visita y siempre lo hacen con el objetivo principal de testificar a sus familias y amigos en esos pueblos y aldeas católicos de Portugal. Por ejemplo, cuando un hermano nuevo y su esposa regresaron a Portugal de vacaciones, se preguntaban cómo comenzarían a testificar a su familia. ¡Para gran sorpresa y deleite de ellos, uno de los miembros de la familia empezó a testificarles a ellos! ¡Uno puede imaginarse qué feliz reunión fue aquélla!

      EL CAMPO GRIEGO EN SUDÁFRICA

      A principios de 1969, se formó una pequeña congregación griega en Johannesburgo para atender el interés que había entre la comunidad griega de aproximadamente 30.000 personas en el Filón. En aquel tiempo solo había veinticuatro hermanos griegos que informaban servicio en el campo. Pero después de solo dieciséis meses esta congregación había crecido a sesenta y dos publicadores, entre ellos cinco precursores regulares, y cada mes tres o cuatro precursores temporeros. Este fue otro excelente principio, en un importante campo del servicio.

      La población griega está esparcida por toda la Witwatersrand, una extensión de más de noventa y seis kilómetros. Por eso, por medio de una guía telefónica y la ayuda de las congregaciones de habla inglesa y afrikaans, la congregación griega comenzó a preparar un “territorio de direcciones” de todos los griegos. Poco después de la formación de la congregación griega en Johannesburgo, grupitos de griegos empezaron a adelantar en unos cuantos otros lugares, hasta en lugar tan lejano en el campo como Durban. Estas personas, que han estado bajo el yugo pesado de la esclavitud religiosa a la Iglesia Ortodoxa Griega, pronto reconocen la verdad y toman una decisión sin tardanza. Casi desde el tiempo en que se empieza un estudio bíblico con ellos empiezan a asistir a las reuniones y testificar a sus amigos y parientes.

      ASAMBLEAS DE ASPECTO INTERNACIONAL

      Con la entrada de todos estos extranjeros, las asambleas en Sudáfrica están tomando un verdadero sabor internacional. En las asambleas de distrito y nacionales hay secciones especiales para estos hermanos en las cuales se les presenta un programa en su propio idioma.

      Hablando acerca de una “asamblea internacional”... las Asambleas Internacionales “Paz en la Tierra” de 1969 sobrepasaron todo lo anterior en la historia teocrática de Sudáfrica. Primero hubo la expectativa de lo que había de venir. Entonces hubo la realización, cuando más de 500 hermanos de Sudáfrica asistieron a la asamblea de Londres y una buena cantidad de ellos fue a las asambleas de otras partes de Europa, incluso la enorme asamblea que se celebró en Nuremberga.

      Para algunos, ésta no fue su primera asamblea internacional. Pero para la mayoría de los delegados, la Asamblea “Paz en la Tierra,” que se celebró en 1969 en Londres fue la emoción de su vida. Entre éstos estuvieron los primeros hermanos africanos de aquí que habían asistido a una asamblea internacional. Diez de ellos eran trabajadores de tiempo cabal que fueron enviados por la Sociedad por medio del fondo de viaje de la asamblea. Esta asamblea fue una experiencia absolutamente arrolladora para ellos. Para muchos era la primera vez que veían de cerca un avión, y mucho menos habían viajado en uno. Sin embargo, la novedad del viaje por aire no fue lo que los impresionó más. Por supuesto, el alimento espiritual que recibieron en la asamblea fue muy impresionante y provechoso. Pero a estos hermanos africanos también los conmovió profundamente el amor y hospitalidad que recibieron de sus hermanos blancos en el avión y la experiencia de alojarse con hermanos blancos en sus hogares en Inglaterra, algo de lo cual se les priva por ley en el país de Sudáfrica. Cuando a Nicolson Makhetha, de Lesotho, se le preguntó qué le impresionó más, aparte del programa de la asamblea, dijo: “El estar con los hermanos europeos en su hogar y ver cómo aplican el consejo sobre la vida de familia que se recibe de la organización.”

      Esta experiencia les probó a los hermanos africanos que los testigos de Jehová ciertamente son iguales por todo el mundo, y regresaron con mucho que contar a los otros hermanos africanos. ¡Cuán agradecidos estaban por la generosidad de sus compañeros cristianos que les hizo posible tener esta experiencia!

      Los delegados a las Asambleas Internacionales “Paz en la Tierra” disfrutaron tanto del alimento espiritual que anhelaron disfrutar del mismo programa de nuevo en las Asambleas Nacionales “Paz en la Tierra” de Sudáfrica desde el 31 de diciembre de 1969 hasta el 4 de enero de 1970. ¡Y qué grandes auditorios! La concurrencia combinada para las tres reuniones públicas fue de 45.821 personas, y 1.294 se bautizaron.

      EXCELENTE ADELANTAMIENTO EN SANTA ELENA

      En la asamblea internacional que se celebró en Londres en julio de 1969, algunos de los hermanos de Sudáfrica se encontraron con George Scipio y su hija de Santa Elena. El hermano Scipio les pudo decir que el testificar a la misma gente año tras año en una islita como Santa Elena es una verdadera prueba de fe y aguante. No obstante, maravilloso progreso se ha logrado allí a través de los años.

      El territorio ha sido tan bien trabajado, y nuestra literatura tan bien distribuida que cuando a un amo de casa se le pide que consiga su Biblia, no es raro el que salga con un ejemplar de la Traducción del Nuevo Mundo. Con la llegada del libro La verdad, el promedio de estudios bíblicos subió a 1,2 por publicador en 1969. Una buena cantidad de personas que habían conocido la verdad por algún tiempo recibieron ayuda que las llevó a declararse definitivamente de parte de la verdad. Este libro también ayudó a revivificar a publicadores inactivos.

      A medida que sus filas continúan ensanchándose, el coro de proclamadores del Reino se hace cada vez más potente en Santa Elena. Durante el año de servicio de 1975 se alcanzó el nuevo máximo de 99 publicadores. El territorio ahora se ha encogido a tal punto que cada publicador tiene como promedio un territorio de 51 personas. Y todavía se está hallando buen interés.

      ISLEÑOS DE LA ASCENSIÓN OYEN LAS BUENAS NUEVAS

      La primera vez que se recibió un informe de esta isla que está a unos 1.120 kilómetros al noroeste de Santa Elena fue en 1965. Fue de la hermana B. Taylor, cuyo esposo estaba trabajando para la Compañía de Cable e Inalámbrico y había sido enviado allí por aquella firma. En aquel tiempo la población de esta isla de aproximadamente 88 kilómetros cuadrados era de poco más de 300 personas. Para esta hermana era un verdadero desafío el trabajar absolutamente sola. Pero lo aceptó y tuvo como promedio 23 horas y tres estudios bíblicos cada mes.

      Para 1968 la población de la isla había aumentado a 2.000 personas. Aquel año la hermana Taylor fue a Inglaterra de visita. Por eso, George Scipio de Santa Elena pasó a la isla a atender a los interesados. Su comentario “La gente en esta isla son como ovejas sin pastor.” El interés que halló hizo que el hermano Scipio se mudara con toda su familia a la isla de la Ascención. Esto fue un gran empuje para la obra.

      En un caso había que conducir un estudio bíblico de casa a las diez de la noche porque el hombre trabajaba en tanda hasta las nueve algunas semanas. Puesto que el clima era muy caliente, solían tener el estudio en el pórtico, al aire libre, donde los vecinos podían verlos. Esto resultó en que los vecinos se burlaran. A medida que el hombre progresó y se dio cuenta de que estaba aprendiendo la verdad, comentó: “Ahora sé por qué no hay más personas que sean testigos de Jehová, porque temen lo que digan y piensen los vecinos.” La familia empezó a asistir a las reuniones y disfrutó de ellas. Cuando oyó, en el estudio de libro del martes, lo urgente que es este tiempo y acerca de la obra que todavía hay que hacer, el hombre empezó a testificar a todos sus compañeros de trabajo el día siguiente y se llenó de gozo cuando halló a un hombre que pidió una Biblia y un libro para poder estudiar él también.

      El hermano Scipio y su familia tuvieron que regresar a Santa Elena después de nueve meses. Sin embargo, se mantuvieron en comunicación con algunos de los estudiantes bíblicos por medio de la escritura de cartas. Uno de estos individuos interesados fue un joven que había llegado a casa del precursor durante unos momentos de descanso en el trabajo de la mañana y pidió un vaso de agua. El día siguiente volvió por un vaso de agua y estuvo allí por un rato y entonces nerviosamente le preguntó a la esposa del precursor si tenía Biblias que vender. Inmediatamente se le suministró una y se le invitó al estudio del libro. Él se consiguió un libro y vino. El hijo de trece años del precursor empezó un estudio con él y el joven progresó constantemente.

      Después de haberse ido el hermano Scipio, este joven se puso firmemente de parte de la verdad. Cuando su patrono le pidió que pintara edificios militares o eclesiásticos, rehusó. Ni siquiera el capataz principal con todos sus argumentos pudo hacerle cambiar de opinión.

      Durante los últimos tres años no hemos recibido ningún informe de servicio del campo desde la isla de la Ascención. La única publicadora que había en la isla hacía viajes con regularidad al Reino Unido y los informes eran bastante irregulares. Aunque no estamos seguros de qué le ha sucedido a ella, quizás Jehová todavía sabe de personas semejantes a ovejas allí que hayan de ser traídas ‘al aprisco.’—Miq. 2:12.

      SOSTENIENDO LA LEY DE DIOS EN CUANTO A LA SANGRE

      De vez en cuando la cuestión de la sangre se hace prominente en Sudáfrica. Por ejemplo: Una hermana africana, que tenía seis meses de embarazo, súbitamente empezó a tener hemorragias. En el hospital los médicos ordenaron una transfusión de sangre. El hermano Marsh y su esposa explicaron su posición bíblica, pero lo único que hicieron los médicos y las enfermeras fue burlarse. La examinaban cada media hora. Más tarde una de las enfermeras le informó que no podía percibir el latido el corazón del feto y creía que el niño había muerto dentro de ella. El doctor ahora quiso remover el feto “muerto,” pero no sin una transfusión de sangre. Aunque la hermana dijo que todavía podía sentir movimientos fetales, el personal médico insistía en que la criatura había muerto.

      El hermano Marsh y su esposa salieron de aquel hospital y fueron a otro. En camino, el hermano animó a su esposa a permanecer fiel, viniera lo que viniera. Al llegar al otro hospital explicaron su posición en cuanto a la sangre y la enfermera que estaba en servicio nocturno les pidió que firmaran una declaración en aquel sentido. Un examen reveló que la criatura todavía estaba viva. Se le suministró tratamiento a nuestra hermana y recuperó rápidamente. Pero tuvo que ir cada dos semanas a hacerse un examen. El médico concordó en ejecutar una sección cesárea sin sangre. Cuando llegó el tiempo del alumbramiento, la hermana fue admitida al hospital. Pero mientras el personal se estaba preparando para la operación, ella dio a luz, normalmente, gemelos, ¡cuánto se alegraron este hermano y su esposa de haber permanecido fieles a la ley de Jehová!

      RESULTA PRODUCTIVO EL CAMPO INDIO

      Hay una población india bastante grande en Sudáfrica, y en los últimos años muchas de estas personas han entrado en la verdad. Hay ahora diez congregaciones indias en el Transvaal y Natal. Anteriormente algunas de estas personas eran hindúes, algunas eran cristianos nominales y otras musulmanes. Ahora, sin embargo, se unen con los demás siervos de Jehová en Sudáfrica en adorar a Jehová con espíritu y con verdad.—Juan 4:23.

      EXPANSIÓN DE NUEVO

      Por muchos años los hermanos de Sudáfrica y territorios vecinos habían anhelando otra visita del presidente de la Sociedad Watch Tower, N. H. Knorr, quien había estado por última vez en Sudáfrica en 1959, cuando hizo arreglos para ampliar la sucursal. Era tiempo de nuevo para dar expansión a los servicios e instalaciones de Betel, que para 1970 estaban siendo utilizados hasta el máximo de sus capacidades, y tenía una familia de 68 miembros. Cuando el Ministerio del Reino de junio de 1970 anunció que las asambleas de distrito habían sido canceladas y en lugar de ellas habría una asamblea nacional, hubo grandes esperanzas de que viniera un visitante de Brooklyn. Pero no fue sino hasta noviembre que el Ministerio del Reino anunció: “¡El hermano Knorr viene!” El regocijo de los hermanos fue mucho y nada pudo detenerlos de venir a las Asambleas “Hombres de Buena Voluntad” que se fijaron para del 7 al 10 de enero de 1971.

      Debido a la segregación racial en Sudáfrica y al hecho de que los varios grupos raciales viven en municipios separados, fue necesario hacer arreglos para tres diferentes asambleas. Los europeos se reunieron en el Show Grounds del parque Milner, los mestizos en el estadio Union en la zona de los mestizos, y los africanos en el parque Mofolo en el enorme complejo de Soweto donde viven centenares de miles de africanos.

      El parque Mofolo es solo un parque abierto con árboles a los lados, sin instalaciones algunas. Por eso, los hermanos africanos, con la ayuda de muchos hermanos europeos, emprendieron la gigantesca tarea de construir un lugar con asientos para 30.000 personas y la construcción de lugares para varios departamentos. Hasta instalaron inodoros para la muchedumbre que se esperaba. Los funcionarios municipales que visitaron el lugar dijeron: “Nos sorprende lo que ustedes están haciendo. ¡Han construido dos ciudades!” Se referían a las secciones zulú y sesotho del parque.

      En estas asambleas se trató algo por primera vez con gran éxito. Eso fue usar un grupo de actores para representar por pantomima la acción de un drama mientras que el diálogo se escuchaba simultáneamente en dos idiomas en diferentes secciones del estadio. Esta fue una tarea tremenda que envolvió muchas horas de trabajo. Pero fue muy apreciada por los hermanos, pues todos pudieron beneficiarse de las excelentes lecciones de los dramas en sus propios idiomas.

      Al hermano Knorr se le mantuvo ocupado corriendo de una asamblea a otra, para estar a tiempo para sus partes en los diferentes programas. El discurso de improviso: “Este es el camino,” fue especialmente apreciado, y por mucho tiempo después los hermanos continuaron hablando acerca del maravilloso consejo que recibieron por aquel discurso. El discurso público fue la magnífica culminación. ¡En la asamblea mestiza 2.770 personas asistieron, en la europea 12.252 y en la africana 33.757, para un total combinado de 48.779 personas! Esta fue una maravillosa concurrencia cuando se considera que solo había 20.000 Testigos en Sudáfrica en aquel tiempo.

      En sus muy animadoras declaraciones finales el hermano Knorr habló a los hermanos reunidos acerca de los planes que había para dar expansión a la fábrica, la oficina y el hogar Betel de la Sociedad en Elandsfontein. También explicó cómo podían ayudar los publicadores.

      La familia de Betel misma apreció mucho la visita del hermano Knorr a la sucursal. Él observó que la familia constaba principalmente de personas jóvenes. Casi todos ellos habían sido criados por padres dedicados y se alegraban de estar en Betel.

      La familia de Betel en Elandsfontein tiene algunos hermanos de más edad también. Por ejemplo, está Andrew Jack, que ahora tiene ochenta años de edad y todavía hace el trabajo de un día completo. Gert Nel, nuestro anterior “siervo para los hermanos,” todavía traduce La Atalaya en afrikaans, aunque ahora tiene setenta y un años de edad. La familia en Elandsfontein está contenta, y trabaja junta en unidad. En la familia hay catorce hermanos y hermanas africanos. Hay un afectuoso espíritu de amor y unidad en la familia, a pesar del hecho de que sus miembros vienen de tantos diferentes antecedentes. Aunque el inglés es el lenguaje oficial en el hogar Betel, esta familia sirve a la gente en muchos idiomas... zulú, sesotho, xhosa, tsuana, sepedi, alemán, griego, afrikaans y portugués. Ellos se alegran de servir a sus hermanos, no solo en Sudáfrica, sino también en el Congo (Kinshasa, ahora llamado Zaire), Mozambique, Rodesia y Zambia, para los cuales imprimen.

      ¡Cuando el hermano Knorr les informó a los hermanos el tamaño de la extensión que se añadiría a los edificios de Elandsfontein y que los hermanos iban a construir la extensión ellos mismos la respuesta fue arrolladora! Las contribuciones empezaron a venir en grandes cantidades a la oficina. Se recibieron tantas ofertas de préstamos que la sucursal de la Sociedad tuvo que decirles a los hermanos que ya tenía suficientes. Pero en aquel tiempo había escasez de cemento en el país y los hermanos se preguntaban si podrían conseguir todo el cemento que se necesitaría. Precisamente entonces un hermano indio telefoneó y les pidió que recogieran una donación de 500 sacos (50 kilogramos en cada uno) de cemento. Otros ofrecieron sus camiones para transportar materiales para la Sociedad, y un hermano transportó desde una distancia de sesenta y cuatro kilómetros todos los ladrillos de fachada que se necesitaban. Una hermana precursora africana le pagó a una casa comercial para que entregara 20 yardas cúbicas de arena de construcción. Los hermanos ciertamente estaban ofreciendo sus cosas materiales de buena gana para la expansión de la obra del Reino.—Pro. 3:9, 10.

      Varios bien capacitados constructores, carpinteros, electricistas, y otros artesanos se hicieron disponibles para todo el período de las operaciones de construcción. Otros vinieron por varios meses. Centenares de hermanos de congregaciones cercanas ayudaron en los fines de semana. La respuesta fue maravillosa. Para la última parte de la obra de construcción, cuando se necesitaba mucha ayuda para limpiar, a veces había hasta 200 ayudantes en la tarea. Los hermanos disfrutaron mucho de trabajar juntos, y hubo un magnífico espíritu de paz y unidad entre todos ellos.

      Muy pocas cosas hicieron las firmas comerciales del exterior, puesto que había hermanos que podían hacer casi cualquier cosa... sí, el arquitecto, el ingeniero, los electricistas, los plomeros, los carpinteros y así por el estilo, todos eran hermanos dedicados, que alegremente participaron en la construcción. Además, este proyecto de construcción suministró excelente oportunidad para que los hermanos de las diferentes razas trabajaran juntos en el servicio del Reino. Debido a las leyes de segregación, por lo general se reunían por separado, cada uno en su propia comunidad y grupo lingüístico, pero aquí había africanos, mestizos, indios y blancos trabajando juntos en una unidad que este mundo nunca puede lograr.

      Para ilustrar la generosidad de los hermanos, note lo que aconteció en el día en que echaron el concreto para el primer piso. Hubo muchos hermanos presentes para ayudar; tantos, de hecho, que a algunos se les dio otro trabajo que hacer. El trabajo comenzó a las seis de la mañana, mientras todavía había oscuridad, y para las cuatro y media de aquella tarde se habían colocado 184 metros cúbicos de concreto y estaba terminado el piso. Los hermanos se alegraron y hubo tan maravilloso espíritu entre ellos que muchos desearon complementar con donaciones financieras sus contribuciones de trabajo. Cuando llegaron al fin del día, descubrieron que, con el descuento, el piso costó alrededor de R3.300 y cuando las contribuciones de estos trabajadores se sumaron, ¡pasaron de aquella cantidad! ¡Qué maravilloso espíritu!

      Vino ayuda de todas partes. De dos jóvenes hermanas de la isla de Santa Elena se recibió una carta alentadora en la cual dijeron: “Estimados hermanos: Sírvanse aceptar esto como donación para la construcción. Sandra y yo hicimos un saco de cuerda de nilón y lo vendimos por £1. Yo tengo nueve años de edad y Sandra tiene seis. Amor cristiano.”

      El 6 de mayo de 1971 comenzaron las operaciones de construcción cuando se recibieron los planos de construcción aprobados. Para octubre el superintendente de sucursal estaba apresurando a los hermanos para que terminaran el edificio para el fin de diciembre. “¿Por qué la prisa?” preguntaban algunos hermanos. Pero siguieron trabajando, y la construcción quedó casi completa para fines de diciembre. Solo faltaban los toques finales, la pintura y así por el estilo. Para el domingo 30 de enero de 1972 el trabajo quedó completo y muchos de los miembros más antiguos de la familia de Betel se habían mudado a algunas de las nuevas y hermosas diecisiete habitaciones en la nueva ala del hogar Betel. La fábrica ahora tenía una añadidura de más de 830 metros cuadrados.

      En la mañana del lunes 31 de enero de 1972, el superintendente de sucursal anunció que pocas horas después el presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, y el superintendente de la fábrica de Brooklyn, M. H. Larson, llegarían al Aeropuerto Jan Smuts para una visita a Sudáfrica. ¡Qué sorpresa! ¡Y qué maravillosa visita fue aquélla! Tanto los hermanos Knorr y Larson como los 577 hermanos que asistieron a la dedicación de la nueva estructura en la noche del miércoles 2 de febrero se deleitaron con el edificio.

      Todo esto se logró debido a que el pueblo de Jehová se ofreció de buena gana. (Sal. 110:3) Ahora tenían un hermoso edificio, construido por manos dedicadas, y eso por aproximadamente la mitad de lo que hubiera costado si una firma comercial hubiera hecho el trabajo. ¡Toda alabanza vaya a Jehová por la anuencia manifestada entre sus siervos dedicados!

      DE NUEVO LA CUESTIÓN DE LA NEUTRALIDAD

      Durante 1972 la posición neutral de los hermanos jóvenes se hizo una cuestión candente en la República Sudafricana. Anteriormente, los testigos de Jehová recibían exención del servicio militar; pero ahora, debido a mucha actividad política en África, se exigía que todo varón blanco recibiera entrenamiento militar. Debido a que estos jóvenes hermanos rehusaban hacer esto, se les sentenciaba invariablemente a noventa días de detención en cuarteles donde los encerraban en su ropa interior porque rehusaban ponerse uniforme. Sin embargo, antes de haber cumplido la sentencia de noventa días les pedían de nuevo que se pusieran el uniforme y, si rehusaban, se les daba otra sentencia de noventa días. Parecía que a aquellos jóvenes hermanos se les mantendría en prisión indefinidamente.

      A medida que pasó el tiempo esta cuestión recibió cada vez más publicidad y personas de mente imparcial se expresaron a favor de los Testigos, hasta en el parlamento. Con el tiempo, la ley fue cambiada. Ahora cualquier hermano que rehúsa recibir entrenamiento militar es sentenciado a cuarteles de detención por un año, después de lo cual está exento de servicio militar. Mientras que anteriormente se mantenía a los cristianos neutrales en encierro solitario, ahora se les asigna a atenderse a sí mismos en una sección de los cuarteles de detención donde hacen trabajo de hortelano para ellos mismos, y además hacen trabajo no militar en terrenos de rugby y otros terrenos de deportes generales.

      AYUDANDO A LOS HERMANOS NECESITADOS

      El 13 de octubre de 1972 los periódicos de la República Sudafricana llevaban informes acerca de la persecución de los testigos de Jehová en Malawi y de que estaban huyendo a Zambia. La sucursal sudafricana se puso en comunicación con la sucursal de la Sociedad en Zambia para inquirir de qué manera pudieran prestar ayuda los hermanos sudafricanos.

      Después de una investigación en el lugar mismo, la sucursal de Zambia envió este cable a Sudáfrica: “Refugiados de Malawi necesitan urgentemente abrigos a prueba agua. ¿Pudieran obtener tiendas de campaña sobrantes del ejército, P.V.C. fuerte o cubiertas de lona para el suelo con cubierta de plástico o cosas similares? Telefoneen detalles para licencia de importación. Aproximadamente 7.000 personas envueltas.” El 18 de octubre se solicitó ayuda a las congregaciones de los testigos de Jehová en la República Sudafricana. La respuesta fue rápida y generosa. De todo el país vino una gran cantidad de dinero y ropa a la oficina de la Sociedad en Elandsfontein.

      Más de mil impermeables ex-militares fueron comprados en una venta de baratillo. Muchos de éstos tenían rotos pequeños y porciones rasgadas y tuvieron que ser reparados. El fin de semana del 21 y 22 de octubre presentó una escena que no se puede olvidar. Una corriente continua de automóviles, camionetas y camiones llenos de ropa llegaron al hogar Betel. En el departamento de envíos se prepararon dos secciones para separar la ropa en ropa de hombres, de mujeres y de niños. Solo se empaquetaron los artículos buenos. Afuera había unos 150 hermanos y hermanas remendando y cosiendo las rasgaduras en los impermeables. Más de diez máquinas de coser industriales estuvieron funcionando continuamente. Tantas personas se ofrecieron voluntariamente que hubo que pedir que algunas se fueran. Todos sencillamente querían participar en hacer algo para sus hermanos que estaban en el campamento de Sinda Misale, Zambia.

      Para el domingo por la mañana los dos camiones que habían sido ofrecidos voluntariamente llegaron. El lunes por la tarde el 23 de octubre, estos dos enormes camiones salieron hacia el campamento de Sinda Misale con 948 grandes impermeables de lona, 157 grandes cajas de cartón y de madera llenas de ropa y 1.111 frazadas, rollos de soga, martillos, serruchos, palas, y así por el estilo. Estos dos camiones llevaron una carga de aproximadamente 34 toneladas. Los hermanos de Sudáfrica se alegraron mucho de poder participar de esta manera, además de ofrecer oraciones fervientes a favor de sus hermanos de Malawi.

      Para el fin de aquella semana, los camiones estaban en Zambia. Uno fue descargado en Lusaka y entonces devuelto a Sudáfrica. El otro, y otros cinco camiones menores de los hermanos de Zambia, tomaron los artículos donados, más alimento y contribuciones dadas por los hermanos de Zambia y salieron hacia el campamento. Tres viajes al campamento se requirieron para transportar todo lo que los hermanos habían donado.

      Cuando los camiones llegaron al campamento y entre los hermanos de Malawi se esparció la noticia de que sus compañeros de creencia de la República Sudafricana y de Zambia les habían enviado abrigo, ropa y alimento, hubo un incontenible derramamiento de lágrimas de gozo. Aquí había evidencia tangible de la veracidad de las palabras de Jesús en Juan 13:35: En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre ustedes mismos.”

      Pronto los hermanos fueron enviados de regreso a Malawi. Entonces, debido a que sufrieron más persecución, huyeron a Mozambique. Todo esfuerzo que se hizo para enviar más camiones cargados de ropa y alimento a estos hermanos en los campamentos de Mozambique fracasaron. Por eso, los hermanos de Sudáfrica empezaron a enviar ropa por correo, preparando paquetes de diez kilogramos cada uno, por los cuales el costo de transportación por correo llegó a R4,44 por cada paquete. Unas dieciséis toneladas de ropa han sido enviadas de esta manera. Además, los hermanos han mostrado su amor genuino a los hermanos de Malawi en los campamentos de refugiados por medio de hacer contribuciones monetarias para que compren alimento. Además de las contribuciones individuales que muchos hermanos de Sudáfrica enviaron a los campamentos, la suma adicional de R100.000 (142.000 dólares) se gastó en socorro para los de Malawi. Los hermanos de Sudáfrica se alegran de lo que pudieron hacer para sus hermanos de Malawi en Mozambique, y su interés amoroso en ellos continúa.

      GOZOSO ACONTECIMIENTO INTERNACIONAL

      Para los testigos de Jehová en Sudáfrica, 1973 fue un año de asamblea internacional. Ante todo, casi 1.000 personas de la República Sudafricana viajaron al extranjero para asistir a asambleas internacionales en Europa, Inglaterra y los Estados Unidos de América. Su entusiasmo ayudó a edificar celo para su propia asamblea internacional en Johannesburgo. Por primera vez Sudáfrica estaba en la lista de las asambleas internacionales y esperaba muchos visitantes de Europa y otras partes del mundo.

      Los hermanos tenían planes de celebrar tres diferentes asambleas una para los hermanos blancos, una para los hermanos mestizos y los indios y una para los hermanos africanos. Tenían planes de combinar las tres asambleas el domingo por la tarde para una sola sesión, puesto que sabían que no podrían conseguir permiso para tener una asamblea combinada durante todo el período. Pero hubo problemas.

      Primero, se rehusó permiso para tener una asamblea africana en Johannesburgo. Por eso se hicieron arreglos para tener asambleas africanas en cinco diferentes centros. En vez de una derrota, esto resultó ser una bendición para el pueblo de Jehová, puesto que muchos hermanos africanos que no hubieran podido asistir pudieron pagar el gasto de ir a una asamblea más cercana.

      Pero hubo más problemas. Debido a la cuestión militar en este país, el departamento de lo interior no consideraba con favor a los testigos de Jehová. Por consiguiente, a muchos visitantes en perspectiva que declararon que se proponían asistir a la asamblea de los testigos de Jehová se les rehusó visados. Entre éstos estaban el superintendente de sucursal estadounidense, Milton Henschel, y el secretario-tesorero de la Sociedad, Grant Suiter. Los hermanos sudafricanos quedaron muy desilusionados

      Sin embargo ¡las asambleas todavía fueron una victoria divina! Muchos hermanos de Europa vinieron como turistas y disfrutaron de excelente compañerismo con los hermanos sudafricanos. La asamblea africana para la zona de Johannesburgo fue mudada a Benoni, ciudad a unos treinta kilómetros al este de Johannesburgo. El domingo 6 de enero de 1974 el programa empezó a las nueve de la mañana y terminó a las doce del mediodía. Ya se habían hecho todos los arreglos, y entre las doce del mediodía y las tres de la tarde todos los hermanos que estaban en las dos asambleas de Johannesburgo y la de Benoni fueron transportados al Estadio Rand en Johannesburgo para las sesiones finales combinadas. Todo el mundo se maravilló por el cambio sin percance desde los tres lugares al un solo lugar en el Estadio Rand. Por automóvil, por autobús y por tren llegaron al Estadio Rand en un fluir continuo y siguieron entrando hasta que el estadio quedó lleno... un total de 33.408 personas en concurrencia. Muchos estaban de pie.

      Ciertamente fue una hermosa vista para los testigos de Jehová el ver a todos sus hermanos africanos, mestizos y blancos en asociación unida adorando a Jehová. No había segregación. Los que sabían inglés podían sentarse en cualquier lugar y los hermanos aprovecharon la oportunidad para sentarse con sus hermanos de otras razas. Los que preferían el zulú podían sentarse en la sección para el idioma zulú; los que hablaban sesotho, en la sección para el sesotho. También hubo secciones para el afrikaans y el portugués. Aquello fue verdaderamente una compañía “mixta” y todos estaban muy felices. De hecho, tan gozosos estaban que era difícil restringirlos de aplaudir demasiado. Nunca han estado tan contentos los hermanos, y muchos describieron aquella ocasión como una tarde “inolvidable.”

      ¿Cómo sucedió esto? ¡Bajo guía divina y sin que los hermanos se dieran cuenta, habían conseguido el único estadio en Johannesburgo que estaba apartado para reuniones internacionales, interraciales! No se necesitaba permiso para esta única sesión. La concurrencia total al discurso público para todas las Asambleas “Victoria Divina” llegó a 56.286, y 1.867 personas se bautizaron.

      UNA CAMPAÑA DE TERRITORIO AISLADO SIN PARALELO

      El año de 1974 resultó ser el mejor hasta entonces en la predicación de las buenas nuevas del Reino. Los Testigos trataron de llegar a la gente que vivía en las vastas tierras agrícolas de Sudáfrica y en “tierras nativas” africanas. Algunos de estos lugares nunca habían recibido un testimonio. Por eso, durante la campaña de territorio aislado se hizo un esfuerzo especial por llegar a todas estas personas. Las congregaciones de las ciudades aceptaron de buena gana asignaciones de territorio que las llevarían a lugares a centenares de kilómetros de distancia. Se obtuvieron mapas especiales que mostraban cada granja o hacienda europea, así como todas las aldeas africanas que había en las granjas. Las congregaciones europeas emprendieron la tarea de trabajar todas las granjas, incluso testificara los residentes africanos. Donde los africanos no podían entender los idiomas europeos, los publicadores europeos usaban magnetófonos de cintas en cartucho para tocarles sermones grabados en los idiomas de la gente. Se les pidió tanta literatura que casi se quedaron sin libros encuadernados durante esta campaña. Las congregaciones africanas se concentraron en las “tierras nativas” en las cuales no se permitía la entrada a los europeos. Durante los tres meses de la campaña, se distribuyeron 140.000 libros encuadernados y más de 92.000 folletos, además de centenares de miles de revistas. Algunos grupos de precursores especiales viajaron más de 14.000 kilómetros durante la campaña de territorio aislado para llegar a todas las granjas que había en su asignación.

      Al fin del año de servicio de 1974 se alegraron de informar un magnífico nuevo máximo de 4.055 bautizados y un aumento de 14 por ciento en el promedio de publicadores, con un máximo de 28.397 publicadores. La distribución de los tratados Noticias del Reino dio empuje añadido a la obra.

      CONTINÚA LA EVIDENCIA DE BENDICIÓN DIVINA

      La obra de predicar el Reino ciertamente va adelantando constantemente. De hecho, ya para principios de junio de 1975 se habían bautizado 2.462 personas durante ese año de servicio. Otra campaña de territorio aislado aun mayor que la de 1974 se planeó, para llegar a toda la gente dentro de la asignación de esta sucursal.

      Mientras tanto, la producción de revistas ha aumentado a tal grado que la fábrica, el hogar y las oficinas de Elandsfontein son demasiado pequeños y tienen que ser ampliados de nuevo. Al escribirse este informe, se están haciendo los planes de expansión. Hay planes de construir una extensión que significará hacer doble el espacio para el comedor, la cocina y la tintorería, añadir más de 1.850 metros cuadrados a la fábrica, construir una nueva sección para oficinas de más de 370 metros cuadrados y añadir un nuevo y grande Salón del Reino.

      Los hermanos se regocijan por toda la evidencia de la bendición de Jehová. Pero también se dan cuenta de que tienen que esperar oposición del enemigo. En la actualidad están ocupados con un caso legal en el Tribunal Supremo de Johannesburgo en defensa de los derechos de sus hijos de edad escolar africanos a asistir a las escuelas sin tener que cantar canciones religiosas ni participar en oraciones de organizaciones religiosas falsas. Muchos de los hijos de los Testigos europeos también están siendo expulsados de las escuelas, pero por una razón diferente. Es porque rehúsan participar en marcha en formación militar, saludar la bandera y cantar el himno nacional. Los hermanos no saben en qué resultarán estas cuestiones, pero están resueltos a seguir adelante con la predicación de las buenas nuevas del Reino confiando en la dirección de Jehová.

      Cuando recuerdan aquella primera sucursal de un solo hombre que empezó en 1910 en una minúscula oficina usada por el hermano Johnston y la comparan con su excelente hogar Betel de hoy, así como con las nuevas sucursales que se han formado en Rodesia, Zambia, Zaire, Kenia, la República Malgache y Mauricio... ¡qué diferencia! Cuando piensan en aquella pequeña prensa de platina que se alimentaba a mano y que fue enviada desde Brooklyn en 1924 e instalada por el hermano Phillips, y entonces dan un paseo por la fábrica impresora aquí, que está llena de maquinarias y produce enormes cantidades de revistas del Reino y otros artículos... ¡qué expansión! Cuando recuerdan la pequeña familia de Betel de 21 miembros de 1951, que vivían en hogares separados, y consideran la familia feliz y unida de hoy de 110 hermanos y hermanas... ¡qué crecimiento! Y cuando notan que en 1931, en todos los territorios bajo esta sucursal, había solo 100 publicadores, mientras que hoy día en la misma zona hay más de 140.000 predicadores de la buenas nuevas, ¡cómo se llenan de gratitud a Dios! Los actos de él hoy son trascendentales, como fueron otros tratos divinos del pasado. Apropiadamente pueden adoptar las palabras del salmista: “Esto ha venido a ser de parte de Jehová mismo; es maravilloso a nuestros ojos.”—Sal. 118:23.

      [Ilustración de la página 187]

      Hogar Betel en Elandsfontein, en 1952

      [Ilustración de la página 240]

      Oficina e imprenta de la Sociedad Watch Tower, Elandsfontein, S. Afr.

  • Sri Lanka
    Anuario de los testigos de Jehová para 1976
    • Sri Lanka

      Joya del océano Índico. Eso es lo que muchos llaman la isla que usted visitará ahora. Quizás usted la conozca como Ceilán, pero desde 1972 este hogar isleño ha recibido el nombre de Sri Lanka.

      Sri Lanka, que tiene un área de unos 64.750 kilómetros cuadrados, es una “joya” de muchas facetas. Tropical y de poca elevación por toda la costa, está coronada de cerros y montañas centrales. Uno pasa por plantaciones de coco para llegar a los cerros, muchos de los cuales están ahora cubiertos de hermosos arbustos de té.

      También hay muchas facetas cuando consideramos las razas, castas, lenguajes y religiones. En las dos terceras partes de la isla que comprenden el centro y el sur, la mayoría de las personas afirman que son arios, y hablan cingalés y practican el budismo teravada. Son personas amigables y hospitalarias. En las secciones del norte y este de Sri Lanka hay personas dravidianas que hablan tamil, la mayoría de las cuales se adhieren al hinduismo. Se les conoce por lo industriosas que son.

      Hubo un tiempo en que las perspectivas de buen comercio atrajeron a los musulmanes desde lugares tan distantes como Marruecos. A principios del siglo dieciséis los portugueses, interesados en especias, se apoderaron de las regiones costaneras. Con ellos vinieron sacerdotes católicos romanos. Grandes esfuerzos se hicieron por convertir al catolicismo a los budistas. ¿Cómo? Ofreciéndoles ventajas materiales y también utilizando mucha fuerza. Hoy muchas ciudades costaneras son predominantemente católicas.

      Poco más de un siglo después, los holandeses se apoderaron de esta “joya” y se mantuvieron solamente en control de sus regiones costaneras. Para ayudar a mantener el control, trajeron soldados de Malaya y Java, y añadieron así otro tipo racial.

      Más por diplomacia que por conquista, el Imperio Británico se apoderó de Ceilán en 1796. Así, otras facetas se presentaron en cuanto a raza y muchas otras iglesia protestantes. Sin embargo,

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