-
Resuelto a hacerme ‘constante e inmovible’La Atalaya 1985 | 1 de noviembre
-
-
—entre los cuales había hombres instruidos— no apreciaban el arreglo de la Sociedad de organizar las congregaciones para el servicio, y dos de ellos se fueron.
Mientras tanto, el “anciano” del grupo, a pesar de la desaprobación de la Sociedad, estaba escribiendo un libro con su propia interpretación de las Escrituras. Le insté personalmente a que abandonara la idea. El punto culminante surgió un domingo por la mañana. Su libro ya estaba impreso, y él trajo consigo unos ejemplares y pidió al grupo que los distribuyera. Me escandalicé. Me puse de pie y me opuse a su petición. Como resultado de esto, el “anciano” y otras cuatro o cinco personas dejaron la organización. Solo quedamos una querida hermana inválida de mayor edad, mi esposa y yo. Pero estábamos resueltos a hacernos ‘constantes e inmovibles’ y apoyar lealmente a la Sociedad. Desde entonces, lenta pero firmemente, Jehová dio el aumento. (1 Corintios 3:6; 15:58.)
Al debido tiempo, Jehová añadió muchos otros trabajadores a la congregación de Pretoria. Por ejemplo, en 1931 dos hermanos negros vinieron a nuestro centro de estudio y se presentaron. Después de eso, por algunos años tuve la responsabilidad de servir tanto a los europeos (blancos) como a los africanos (negros)... privilegio poco común en África del Sur. Para ayudar a los hermanos africanos, conduje un estudio de grupo en su propio municipio, o zona residencial separada. También usé los discursos grabados del hermano Rutherford en aquel municipio. Además, un hermano africano, Hamilton Kaphwitti Maseko, solía ayudarme a transmitir estos discursos todos los domingos por la tarde con el uso de una poderosa máquina de transcripción en la plaza Church, en el mismísimo corazón de Pretoria.
A medida que Jehová iba dando el aumento, se formó una congregación africana. Por muchos años, como superintendente de ciudad, hice arreglos para celebrar reuniones especiales. Aunque la obra entre los africanos de Pretoria empezó en pequeña escala, la cantidad de congregaciones en la zona aumentó a 16 para 1984.
Proscripción en tiempo de guerra
El estallido de la II Guerra Mundial en septiembre de 1939 causó gran sufrimiento a muchos países. No obstante, África del Sur quedó exenta. Sin embargo, debido a los sucesos sacudidores, muchos sudafricanos despertaron de su autocomplacencia y dirigieron su atención al cumplimiento de la profecía bíblica. Como resultado, hubo un aumento extraordinario en la actividad del Reino, de modo que la cantidad de publicadores para el año de servicio de 1941 aumentó en 50 por 100. Esto provocó la ira de las iglesias, especialmente de la Iglesia Católica, que acusó a la Sociedad de ser un peligro para el estado. El gobierno entonces proscribió muchas de las publicaciones de la Sociedad.
Aproximadamente para ese tiempo, mi esposa Anna y yo, junto con nuestros dos hijos, Paul y Anelise, fuimos de visita a Nylstroom, donde yo tenía que pronunciar un discurso. Aproveché la oportunidad para mostrar a los hermanos de la localidad que era posible presentar nuestras revistas en la calle. Escogí un lugar frente al tribunal municipal. Dentro de poco un sargento de la policía me dijo que estaba efectuando una obra ilegal y que tenía que presentarme inmediatamente a la Oficina de Acusaciones. Pero, puesto que habíamos decidido trabajar una hora, simplemente continué. Entonces vino un policía a informarme que el jefe de la policía estaba esperándome. Pero no me moví. Vino otro guardia con el mismo mensaje y obtuvo la misma respuesta. Completamos la hora con buenos resultados. Entonces mi familia y yo fuimos a un café a tomarnos una taza de té.
Cuando finalmente fui a la Oficina de Acusaciones, me preguntaron qué había sucedido con la literatura. Les expliqué que la había estado distribuyendo a los transeúntes. Más tarde, la policía vino a la granja de mis padres, donde nos estábamos quedando, y se llevaron todas las revistas que pudieron hallar.
Después de considerar el asunto con hermanos de la localidad, decidimos no tolerar el asunto cruzados de brazos. Así que la siguiente semana 30 de nosotros salimos en masa a las calles de Nylstroom, y la semana siguiente, en Warmbad, a 29 kilómetros (18 millas) hacia el sur. Contrario a lo que habíamos esperado, nadie nos detuvo. Más tarde, después de muchas dificultades, nos devolvieron todas las publicaciones que no estaban proscritas.
‘Constante e inmovible’ a pesar de la edad avanzada
Mi esposa Anna me dio apoyo leal hasta que murió en 1949. Desde 1954, cuando volví a casarme, he tenido el apoyo leal de mi querida esposa Maud. Desde temprana edad, mis dos hijos, Paul y Anelise, me acompañaban en todos los rasgos del servicio del Reino. Ambos se hicieron precursores al irse de casa. Anelise y su esposo, Jannie Muller, todavía sirven en esa capacidad. Más tarde, Paul se apartó de la verdad y fue en pos de una carrera universitaria, pero en años recientes ha vuelto a asociarse con los Testigos. Mis cinco nietos son testigos de Jehová; dos de ellos, junto con sus cónyuges, están sirviendo en el ministerio de tiempo completo. Puedo recomendar enérgicamente que los padres se mantengan allegados a sus hijos y que, por medio del precepto y el ejemplo, les enseñen a amar a Jehová y a servirle con corazón completo. (Deuteronomio 6:6, 7.)
Durante 69 años de servicio teocrático he visto un aumento emocionante. Allá en 1931 había cinco proclamadores del Reino en la zona de Pretoria. Ahora hay más de 1.500 que se asocian en 26 congregaciones. ¡Toda alabanza y honor por esto pertenecen a Jehová! Ahora, a los 86 años de edad, cuando la salud me lo permite, todavía disfruto del desafío de testificar de casa en casa y ofrecer las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en la calle. Maud y yo estamos resueltos a ser ‘constantes e inmovibles’, fieles a Jehová, bendiciendo Su nombre para siempre jamás.
-
-
“Quiero ser un cristiano intransigente”La Atalaya 1985 | 1 de noviembre
-
-
“Quiero ser un cristiano intransigente”
Después de leer el libro titulado “Venga tu reino”, publicado por la Sociedad Watchtower, cierto joven de Zimbabwe se sintió impelido a escribir lo siguiente:
“Durante los pasados años he estado observando que aquí en Zimbabwe ustedes, los testigos de Jehová, son los que realmente tratan de seguir el propio ejemplo de Cristo. Soy miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pero parece que en este país mi Iglesia ha perdido la inspiración del espíritu santo. Estamos transigiendo con el mundo. Por ejemplo, nosotros creemos, al igual que ustedes, que Cristo no nació el 25 de diciembre, y sin embargo, nuestros pastores nos dicen que podemos celebrar la Navidad siempre y cuando tengamos presente que Cristo murió por nuestros pecados. [...]
”Personalmente, estoy harto de afirmar que soy cristiano mientras que mi modo de vivir está en oposición al ejemplo de Jesús. Quiero ser un cristiano intransigente [...] Ustedes son el único grupo, hasta ahora, que ha podido convencerme en cuanto al amor de Dios y el poder de Su evangelio, mediante su vida y no solo mediante sus discursos y escritos. Ustedes están viviendo según el evangelio y predicándolo, mientras que muchísima gente está predicando el evangelio, pero no está viviendo según él”.
-