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Dejando que Dios sea el Soberano de nuestra vidaLa Atalaya 1976 | 1 de mayo
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Dejando que Dios sea el Soberano de nuestra vida
“La soberanía del mundo ha pasado a posesión de nuestro Señor y su Cristo, y él reinará para siempre jamás.”—Rev. 11:15, An American Translation.
1, 2. ¿Es realmente de tanta importancia quién sea el soberano de nuestra vida? ¿Cómo podemos ilustrar este punto?
¿ES REALMENTE de tanta importancia quién sea el soberano de nuestra vida? ¡Ciertamente lo es! De seguro que en cualquier país donde el gobernante tiene poder absoluto es de importancia el que la gente tenga un buen soberano o un mal soberano.
2 Por el título “soberano” se quiere decir un monarca o gobernante político que tiene el poder supremo y que es de categoría superior a toda otra persona en el país en lo que se refiere a posición, autoridad y facultad ejecutiva. Tal monarca o gobernante tiene poderes soberanos. Su gobernación afecta la vida de todos sus súbditos, para bien o para mal. Un sabio monarca de la antigüedad declaró el asunto de esta manera: “Cuando los justos llegan a ser muchos, el pueblo se regocija; pero cuando alguien inicuo gobierna, el pueblo suspira.”—Pro. 29:2.
3. ¿Qué dos fuerzas políticas superpoderosas hoy se esfuerzan por dominar las almas de todos los hombres en la Tierra?
3 Hoy vivimos en tiempos muy críticos. No podemos esquivar la cuestión acerca de la soberanía de nuestra vida. Superficialmente, parece que dos grandes fuerzas políticas están enfrascadas en una enconada contienda por dominación, por soberanía, sobre la vida de toda la gente en la Tierra. Hasta las naciones que alegan que son neutrales en lo político se ven obligadas a presentar firmes defensas contra el verse arrolladas por una o la otra de estas fuerzas políticas superpoderosas. Hay bloques de naciones alineados a cada lado en esta contienda inflexible por el control de las almas de los hombres. Un lado favorece la organización rígida, la reglamentación completa de la gente en sus asuntos particulares y públicos. Ni siquiera la religión, si es que acaso se permite ejercerla, queda libre de ser dominada y regulada por los políticos. El otro lado permite una medida de libertad en la vida personal y las actividades de los ciudadanos. Pero exige el pleno control de la vida de la gente cuando los intereses del Estado político están en peligro inminente y tienen que ser defendidos contra agresión violenta.
4. ¿Qué contienda, mayor que la que existe entre el comunismo y la democracia, está llegando ahora a un punto culminante?
4 No obstante, hay una contienda de mucho mayor magnitud que el susodicho conflicto político, por gobernación sobre la vida de toda criatura humana. La contienda entre el comunismo internacional y la democracia capitalista es global. La contienda mayor envuelve el universo entero. Es entre las dos grandes fuerzas morales, una por el bien y la otra por el mal. Esta contienda ha durado ya casi seis milenios de la historia humana. Pronto llegará a un punto culminante. Las dos fuerzas en contienda están relacionadas con personajes inteligentes. Por eso no son dos fuerzas ciegas, como el magnetismo y la gravitación, que funcionen impersonalmente para bien y para mal, sin dirección inteligente tras ellas. Por consiguiente, el mal existe porque hay personajes que hacen lo malo, y el bien existe porque hay personajes que hacen lo bueno. Hay una fuente personal para la operación del bien. De igual manera, hay una fuente personal para la operación de lo que es malo. Las leyes buenas emanan de una Inteligencia buena; las leyes malas de una Inteligencia mala.
5. ¿Con qué se compara a estas dos fuerzas, y por qué?
5 A las dos fuerzas contendientes se les compara con la luz y la oscuridad. A la fuerza que está a favor del bien se le compara con la luz, puesto que los hechos de bondad se efectúan a la luz, pues el hacedor de éstos no se avergüenza ni teme. A la fuerza que está a favor del mal se le compara con la oscuridad, puesto que los hechos de la maldad se efectúan en la oscuridad, pues el hacedor de éstos se da cuenta de que está haciendo lo malo y no desea que se le castigue. Cuando está ocupado en malos hechos que efectúa en la oscuridad para evitar que se le descubra, el que hace esas cosas malas odia la luz que tiene el poder de ponerlo al descubierto. Es tal como dijo un escritor extensamente leído y citado: “Los hombres han amado la oscuridad más bien que la luz, porque sus obras eran inicuas. Porque el que practica cosas viles odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas. Pero el que hace lo que es verdad viene a la luz, para que sus obras sean puestas de manifiesto.”—Juan 3:19-21.
6. ¿Cómo se ponen en contraste en Romanos 13:12-14 los hechos que están asociados con la oscuridad y los que están asociados con la luz?
6 Otro conocido escritor del primer siglo E.C., mostrando también el contraste entre las obras que están asociadas con la oscuridad y las que están asociadas con la luz, dijo a personas que se habían comprometido a hacer lo bueno: “La noche está muy avanzada; el día se ha acercado. Por lo tanto, quitémonos las obras que pertenecen a la oscuridad y vistámonos las armas de la luz. Como de día andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras, no en coito ilícito y conducta relajada, no en contienda y celos. . . . no estén haciendo planes con anticipación para los deseos de la carne.”—Rom. 13:12-14.
7. (a) En la noche en que Jesús fue traicionado, la autoridad que prevaleció fue la de ¿qué? (b) ¿Quién era el más interesado en hacer que se produjera el gran crimen del día de la Pascua de 33 E.C.?
7 El Fundador del cristianismo, cuando fue traicionado por uno de sus propios doce apóstoles, el traidor Judas Iscariote, dijo a la muchedumbre armada que vino al amparo de la noche para apoderarse de él en secreto: “Esta es su hora y la autoridad de la oscuridad.” (Luc. 22:53) La autoridad de la oscuridad prevaleció en aquella trágica noche, pero se necesitaron agentes humanos que efectuaran las obras de la oscuridad que llevaron al mayor crimen de la historia humana en la tarde siguiente, el día de la Pascua del año 33 E.C. Además, había alguien más encumbrado y más poderoso que tenía mayor interés en que se cometiera aquel crimen que los hombres que lo perpetraron. Había una inteligencia invisible superior que estaba usando su influencia en ellos para cometer ese crimen. Esa inteligencia sobrehumana fue quien aprovechó la oportunidad que se le presentó e inyectó en el corazón de Judas Iscariote la baja idea de traicionar a su inocente Amo. En términos inequívocos el registro dice: “Satanás entró en Judas, el que se llamaba Iscariote, que se contaba entre los doce [apóstoles]; y él se fue y habló con los principales sacerdotes y los capitanes del templo acerca de la manera eficaz de traicionarlo a ellos.” (Luc. 22:3, 4) En la cena de la Pascua, cuando Jesucristo identificó al que lo traicionaba por medio de darle un bocado de alimento, entonces, como nos dice el registro, “después del bocado . . . Satanás entró en éste. . . . De manera que después de recibir el bocado, salió inmediatamente. Y era de noche.”—Juan 13:27-30.
8. ¿Cómo identificó Jesús al instigador de toda aquella actividad criminal? ¿Resultó ganador aquél?
8 Después de esto, estando Jesús a solas con los once fieles apóstoles, señaló al verdadero instigador de toda la actividad criminal que se estaba efectuando, cuando les dijo: “¡Mira! Satanás ha demandado tener a ustedes para zarandearlos como a trigo.” (Luc. 22:31) Como resultado de esto, estos once apóstoles fueron esparcidos como trigo zarandeado por cierto tiempo, y hasta abandonaron a su Caudillo Jesús. Pero Satanás el Diablo no salió ganando, porque estos apóstoles se reunieron de nuevo y trabajaron juntos como grupo unido bajo la jefatura de su Caudillo resucitado. En esto estuvo incluido hasta el apóstol Simón Pedro, quien negó a Jesús tres veces en aquella noche de la Pascua.—Luc. 22:47-62; Mat. 26:31, 35; Mar. 14:50-52.
EL SOBERANO INICUO
9. ¿Cómo indicó Jesús que detrás de la intención de matarlo de los judíos había una inteligencia sobrehumana?
9 ¡No queda lugar para duda! Allá en aquel tiempo en el primer siglo de nuestra era común hubo una inteligencia sobrehumana que era invisible a los ojos humanos pero que con toda la eficacia precisa dirigió las acciones de sus agentes humanos en la ejecución de hechos de oscuridad moral. Ese fue Satanás el Diablo. Pues, notemos que Jesucristo hasta dijo a los de su propio país que estaban permitiendo que aquel inicuo los usara: “Si son hijos de Abrahán, hagan las obras de Abrahán. Pero ahora procuran matarme, . . . Abrahán no hizo esto. Ustedes hacen las obras de su padre. . . . Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ése era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque él es mentiroso y el padre de la mentira.”—Juan 8:39-44.
10. ¿Qué dijo Jesús acerca de un imaginario “servicio sagrado” a Dios, pero qué regla aplica en este caso?
10 Hasta este mismo día, los judíos naturales, circuncisos, sufren las lamentables consecuencias de las obras de la oscuridad que se hicieron dentro de su nación hace mil novecientos años. Esto ilustra lo que le puede suceder a una nación entera si llega a estar bajo la influencia de esa inteligencia sobrehumana invisible, Satanás el Diablo. Jesucristo llamó a este Maligno “el gobernante de este mundo,” y la propia nación de Jesús cedió a ése como “gobernante” de ellos, soberano de ellos, en vez de al Dios a quien alegaban adorar en el templo de Jerusalén. Jesucristo dijo a sus fieles apóstoles: “Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.” (Juan 12:31; 16:2) ¡Pero, no! El religioso mal dirigido que comete ese mal está de hecho rindiendo servicio al Adversario de Dios, Satanás el Diablo. Aquí aplica la regla que se declara correctamente en estas palabras: “Si siguen presentándose a alguien como esclavos para obedecerle, son esclavos de él porque le obedecen.”—Rom. 6:16.
11. Advirtiéndonos en cuanto a la existencia de otros gobernantes inicuos además de los de carne y sangre, ¿qué escribió Pablo acerca de la lucha cristiana?
11 Hoy es tiempo de que la gente despierte y se dé cuenta de que hay otros gobernantes mundiales además de los que son visibles, de sangre y carne, en la Tierra. Advirtiéndonos en cuanto a ese hecho, el apóstol Pablo, que sufrió a manos de los que se imaginaban que estaban rindiendo un servicio sagrado a Dios, dijo a sus compañeros de creencia que vivían en la ciudad pagana de Éfeso, Asia Menor: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad [los Dominadores de este mundo tenebroso, Biblia de Jerusalén], contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales [los Espíritus del Mal que están en las alturas, BJ].”—Efe. 6:11, 12.
12. ¿Bajo quién están los “dominadores de este mundo tenebroso,” y qué pregunta nos hacemos debido al hecho de que estamos en este mundo?
12 ¿Quiénes hoy, en la segunda mitad de este siglo veinte, disputarán contra el hecho de que la oscuridad moral —es decir, las obras y hechos de clase mala— predomina en la Tierra? Niéguenlo como pudieran negarlo muchas personas materialistas, sabias a la manera del mundo, subsiste el hecho, y existe la evidencia que lo muestra, de que hay “gobernantes mundiales de esta oscuridad,” o, como vierte este texto bíblico griego la Versión Nácar-Colunga: “los dominadores de este mundo tenebroso.” Todas estas “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales [invisibles]” están bajo la soberanía de Satanás el Diablo, “el inicuo.” (Efe. 6:16; Mat. 13:19) Enfrentémonos todos con actitud práctica a este hecho claro. Significa algo muy personal para nosotros. ¿Qué? Bueno, todos nosotros estamos, sin que podamos escapar de ello, “en el mundo.” (Juan 17:11) Por eso estamos sintiendo los efectos de todos los tiempos difíciles por los cuales ha estado pasando el mundo de la humanidad, especialmente desde el año 1914, y esto hace que nos demos cuenta de la mala situación en que nos encontramos. Por eso, la pregunta que ninguno de nosotros puede evadir es ésta: Puesto que Satanás el Diablo es el “gobernante de este mundo,” donde nos encontramos... ¿es él por esa razón el soberano de nuestra vida?
13. ¿En qué posición yace todavía el mundo respecto al inicuo, y por eso, qué preguntas sería aconsejable que nos hiciéramos?
13 Esta pregunta personal merece nuestra seria y honrada consideración. Las condiciones del mundo hoy no han cambiado en absoluto de lo que eran hace diecinueve siglos cuando el último escritor de la Biblia dijo: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19) Por eso, individualmente nos podemos preguntar: ¿Estoy incluido yo en eso? ¿Estoy yo también yaciendo en el poder del Diablo, el inicuo, el soberano de este mundo? La situación no cambiará con que solo nos ofendamos porque se presente una interrogación de esa índole y digamos: ‘El considerar esa pregunta me repugna muchísimo, sí, es un insulto muy grande para mí tomarla en cuenta, con respeto para mí mismo.’ Ciertamente que no queremos engañarnos, ¿verdad? Sin embargo, pudiéramos hacerlo. El escritor bíblico estaba prediciendo los acontecimientos de nuestro propio tiempo cuando describió del siguiente modo el rebajamiento del Inicuo y sus fuerzas espirituales:
14, 15. ¿A quiénes está extraviando el Diablo, y cuándo, originalmente, se le hará cesar de esto?
14 “De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Y oí una voz fuerte en el cielo decir: ‘. . . Ay de la tierra y del mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.’”—Rev. 12:9-12.
15 Ese Archiengañador no tiene en el fondo el buen interés de nadie en la Tierra. Todavía anda suelto en la vecindad de nuestra Tierra a la cual ha sido arrojado. No se le hará cesar de extraviar a la entera tierra habitada sino hasta después de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón, que está constantemente más cerca. Entonces será que, originalmente, él, junto con sus ángeles demoníacos, será ‘arrojado en el abismo para que no extravíe más a las naciones hasta que terminen los mil años’ del reinado de Jesucristo. (Rev. 16:14, 16; 20:1-3) Ese tiempo en el cual se ha de remover de la vecindad de nuestra Tierra a Satanás el Diablo y sus demonios y aislarlos en un lejano abismo no ha llegado todavía, y la apariencia que presentan las cosas en la Tierra hoy demuestra que todavía no ha llegado. Por eso, cada uno de nosotros, sin excepción, todavía está expuesto a ser extraviado por el diabólico soberano del mundo. Si por confianza en nosotros mismos alegamos que no nos está extraviando el que tiene en su poder al mundo entero, entonces ¿hallamos que estamos luchando con buen éxito contra fuerzas sobrehumanas de iniquidad? O se nos está extraviando o estamos luchando; es una cosa o la otra.
16. Si nos hacemos parte de este mundo no estaremos luchando contra ¿quiénes? ¿y por qué no tendrán buen éxito los esfuerzos que se hagan por reformar al mundo?
16 Por eso, que todos los que insisten con firmeza en que Satanás el Diablo no es el soberano de su vida se pregunten con toda honradez: ¿Estoy yo luchando triunfalmente contra los “gobiernos” de la organización sobrehumana invisible del Diablo, contra las autoridades de ésta, contra los “poderes mundanos de estas tinieblas,” contra “las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”? (Efe. 6:12, Straubinger; Traducción del Nuevo Mundo) El mundo extraviado de la humanidad no está haciendo eso, y, si nos hacemos parte de este mundo, entonces nosotros tampoco lo estamos haciendo, sin importar cuánto estemos tratando de reformar a este mundo políticamente, religiosamente, socialmente, materialmente. Al tratar de mejorar la organización visible del Diablo en la Tierra la gente sencillamente está tratando de hacer que siga funcionando por el tiempo que lo permita el esfuerzo, y por hacerlo más atractivo y tolerable. Esos esfuerzos de reforma nunca introducirán un milenio de paz, prosperidad y felicidad para toda la humanidad. Este mundo o sociedad humana bajo sus arreglos actuales no está señalado para reforma global ¡Está señalado para ruina, y el “gobernante de este mundo” no puede impedir esto!
17, 18. Si el Diablo no es nuestro soberano, entonces, ¿quién queda para que sea eso, y qué dice éste acerca de su existencia?
17 ¿Vamos a dejar que Satanás el Diablo, la fuente de la iniquidad, asuma poder como soberano de nuestra vida solo porque no podemos salir de este mundo y necesariamente tenemos que estar en él? Si no deseamos dejar que esto suceda, entonces ¿quién nos queda para que lo escojamos como el soberano de nuestra vida? Es Aquel en oposición al cual Satanás el Diablo está como gran Adversario. Es el único Dios vivo y verdadero. (Jer. 10:10) Es Quien, según dice la Santa Biblia, lleva el nombre de Jehová. (Sal. 83:18) No es un simple principio abstracto, no es un espíritu impersonal, informe, fluido, que esté difundido por todo el universo y todas las cosas tangibles de éste. Es una persona, tan plenamente como Satanás el Diablo es una persona. Acerca de sí mismo usa lenguaje que indica que él tiene un cuerpo, aunque no podemos imaginarnos su forma. A diferencia de Satanás el Diablo, que se hizo a sí mismo un dios, Jehová es el Dios original, el Dios que no fue formado por ninguna criatura en existencia, el Dios que estuvo solo antes de todo lo creado. Correctamente él dice lo siguiente acerca de sí mismo, en contraste con los dioses de hechura humana de las naciones:
18 “Antes de mí no fue formado dios alguno, y después de mí continuó sin que lo hubiese. Yo... yo soy Jehová, y fuera de mí no hay salvador.”—Isa. 43:10, 11.
19, 20. ¿Por qué es Jehová Dios la Fuente de todo lo bueno, y semejante a quién creó Él al primer hombre?
19 Él es el Ser personal inteligente que es la fuente de todo lo bueno. Esto se debe a que Él mismo es enteramente bueno. Fue Él quien creó nuestra Tierra y los cielos y todas las cosas que hay en ellos. Fue Él quien puso al hombre sobre la Tierra y lo hizo semejante a Aquel que es enteramente bueno. El primer libro de la Santa Biblia nos dice “Procedió Dios a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.’ . . .
20 “Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto.”—Gén. 1:27-31.
21. ¿En qué condición dejó Dios la creación, sin razonar consigo mismo de modo que creara qué?
21 Cuando Dios vio que todo lo que había creado era “muy bueno,” dejó que permaneciera bueno y desistió de sus obras de creación en cuanto a nuestra Tierra y el hombre sobre ella. No dijo: ‘Para todo tiene que haber lo contrario. En contraste con lo que es “muy bueno,” tiene que haber lo contrario, lo que es malo. Y por eso tengo que crear lo que es malo. Yo soy un Dios bueno, y por eso tengo que crear a mi contrario, un dios inicuo. Tengo que poner en operación un principio de mal. Tengo que dar a la humanidad motivo para hacer lo que es malo.’
22. ¿Qué ilustración apostólica se da para mostrar que Dios no puede ser la fuente de lo que es bueno y de lo que es moralmente malo?
22 ¡No! Dios no formuló tan incorrecta filosofía. Él no podía ser la fuente de lo que es bueno y de lo que es malo, del mismo modo que un manantial no puede ser fuente de agua dulce y agua salada al mismo tiempo. (Sant. 3:12) Él no puede ser luz y oscuridad al mismo tiempo. El apóstol Pablo planteó la pregunta pertinente: “¿Qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad?” (2 Cor. 6:14) Para ilustrar cómo el Dios verdadero es todo lo que es claro, resplandeciente limpio e iluminador, el apóstol Juan escribió: “Dios es luz y no hay oscuridad alguna en unión con él. Si hacemos la declaración: ‘Estamos teniendo participación con él,’ y sin embargo seguimos andando en la oscuridad, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad. Sin embargo, si estamos andando en la luz, como él mismo está en la luz, sí tenemos participación los unos con los otros.”—1 Juan 1:5-7.
23, 24. (a) ¿Cómo es Dios ‘el Padre de las luces celestes’? (b) ¿De qué manera, como en el primer día de creación, hizo Dios que la luz espiritual resplandeciera en los tiempos apostólicos?
23 Jehová es el Dios del esclarecimiento o iluminación para provecho de sus criaturas, sea que estén en el cielo o en la Tierra. ¡Qué significativo fue que en el primer día de la semana de creación de Dios su mandato fuera: “Llegue a haber luz”! Debido al hecho de que creó cuerpos portadores de luz en los cielos para dar luz a las criaturas que están sobre la Tierra, se le ha llamado ‘el Padre de las luces celestes.’ La luz natural del día es una de las cosas buenas procedentes de él, como está escrito: “Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestes, y con él no hay la variación del giro de la sombra.”—Gén. 1:3, 14-18; Sant. 1:17.
24 ¡Qué elocuente con relación al poder de Dios para impartir esclarecimiento es esta declaración del apóstol Pablo: “Dios es el que dijo: ‘De la oscuridad resplandezca la luz,’ y él ha resplandecido en nuestros corazones para iluminarlos con el glorioso conocimiento de Dios por el rostro de Cristo”! (2 Cor. 4:6) Ante este testimonio, nadie puede decir con veracidad que Jehová, el Dios de la Biblia, cree en la oscuridad de la ignorancia y de la enseñanza falsa. Junto con el apóstol cristiano Juan tenemos que decir que “Dios es luz” y, como tal, es el más grande Esclarecedor de toda la existencia. El cristianismo, el de la clase verdadera y no el que profesan las iglesias de la cristiandad, es el mayor esclarecimiento que se le ha enviado a la humanidad. ¡Como la luz, es dador de vida, es dador de libertad!
25. Si dejamos que este Dios del esclarecimiento sea el Soberano de nuestra vida, ¿cómo estará iluminada nuestra vida?
25 ¿Es este Dios del esclarecimiento el Personaje espiritual que deseamos que sea el Soberano de nuestra vida? Si lo hacemos eso, entonces nuestra vida positivamente estará iluminada con la luz de la verdad, con la luz que nos da libertad para movimiento y acción libre, inteligente, en lo que es correcto, y con la luz que nos muestra la senda a la vida eterna en armonía con el Soberano del universo.
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El tiempo para escoger a Dios como SoberanoLa Atalaya 1976 | 1 de mayo
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El tiempo para escoger a Dios como Soberano
1. Después de dieciséis siglos de cristiandad, ¿qué situación religiosa se presenta ante la vista del mundo “pagano”?
POR más de mil seiscientos años ya, o desde los días del emperador Constantino el Grande, el mundo ha observado los hechos de la cristiandad. Después de todo ese tiempo, ¿qué observa el mundo llamado “pagano” en cuanto a la situación religiosa? ¡La mayor confusión y división religiosa de toda la historia humana! ¡Oscuridad global en lo religioso! La situación encaja con la profecía bíblica que dice: “¡Mira! la oscuridad misma cubrirá la tierra, y densas tinieblas los grupos nacionales.”—Isa. 60:2.
2. ¿Para quién era un desafío esa oscuridad, y qué hizo él en cuanto a ello, según se predijo en Mateo 24:14?
2 La oscuridad que se extiende por toda la Tierra ha sido un desafío a Dios, el Soberano del universo. Este Dios, quien, al principio de la semana de creación, mandó: “Llegue a haber luz”... ¿qué iba a hacer en cuanto a esto? Obró con consistencia; obró de acuerdo con su manera de proceder de hace diecinueve siglos, acerca de la cual el apóstol Pablo dice: “El mismo Dios que dijo: ‘Del seno de las tinieblas brille la luz,’ ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.” (2 Cor. 4:6, Biblia de Jerusalén) Por consiguiente, desde el fin de los días tenebrosos de la I Guerra Mundial este mismo Dios ha hecho que se efectúe la más grande campaña de esclarecimiento de toda la historia humana. La predijo en estas palabras de su Hijo Jesucristo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
3, 4. ¿Qué recepción se le ha dado a esta luz, y qué ha sido un estorbo en cuanto a impartir esclarecimiento a más personas?
3 Sin embargo, no debemos pensar que esta campaña mundial ha sido recibida de manera que difiera de la de hace diecinueve siglos. En cuanto a la recepción que se dio al esfuerzo que se hizo para impartir esclarecimiento en aquel tiempo, leemos lo siguiente: “La luz verdadera que da luz a toda clase de hombre estaba para venir al mundo. Estaba en el mundo, y el mundo vino a existir por medio de él, pero el mundo no lo conoció [los del mundo no lo reconocieron, Versión Popular]. Vino a su propia casa, pero los suyo no lo recibieron.” (Juan 1:9-11) En aquel tiempo, los que aceptaban la luz se esforzaban por impartir esclarecimiento a otros; no ocultaban la luz. Si no fue mayor el número de las personas que recibieron esclarecimiento, aquello se debió a que la oposición a la obra de impartir esclarecimiento iba aumentando. El apóstol Pablo nos identifica al que principalmente fue responsable por esa oposición a la luz, cuando escribe:
4 “Ahora, si las buenas nuevas que declaramos están de hecho veladas, están veladas entre los que están pereciendo, entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.”—2 Cor. 4:3, 4.
5. ¿Quién está detrás de la oposición a la proclamación del Reino, y de quiénes además de las “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” es él el soberano?
5 De igual manera, hay oposición mundial a la campaña de esclarecimiento que se está efectuando mediante la proclamación de las buenas nuevas acerca del reino mesiánico de Dios establecido en los cielos. El que estuvo detrás de la oposición a las buenas nuevas acerca del Mesías (Cristo) hace diecinueve siglos es el mismo que está dirigiendo la oposición a la proclamación del mensaje del Reino desde la I Guerra Mundial. Ese es el cegador de la mente de los hombres, al cual el apóstol Pablo llamó “el dios de este sistema de cosas.” A este “dios” se asocian en su campaña oscurecedora los sobrehumanos y espirituales “gobernantes mundiales de esta oscuridad,” “las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:12) Tal como es el soberano de estas “fuerzas espirituales . . . en los lugares celestiales,” así se esfuerza por continuar siendo el soberano de la vida de los pueblos de la Tierra. Por eso impide, hasta donde es posible, que pase el resplandor de la luz de la verdad del Reino a la mente de los pueblos cegados.
6, 7. ¿Cómo luchan con esas fuerzas espirituales los cristianos verdaderos, según qué reglas declaradas por Jesús y Santiago?
6 Es con estas “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” bajo su soberano, Satanás el Diablo, que los verdaderos cristianos tienen que luchar mientras efectúan su campaña de impartir esclarecimiento. ¿Cómo hacen esto estos cristianos? No solo por medio de denunciar la fuente diabólica del demonismo, la astrología, el espiritismo, el ocultismo, el fetichismo, el vuduismo y la brujería. La lucha cristiana contra esas fuerzas invisibles y sobrehumanas de la iniquidad se efectúa también por medio de rehusar firmemente dejar que por influencia o presión hagan de uno parte de este “sistema de cosas,” del cual Satanás es el “dios.” Observan la regla que Jesucristo declaró para el verdadero vivir cristiano: “Ellos [mis seguidores] no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:16) A los que alegaban ser cristianos pero que no vivían en armonía con esa regla, el discípulo Santiago dijo:
7 “¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios.”—Sant. 4:4.
8, 9. (a) ¿Qué razón hay para que nos mantengamos separados del mundo, y en qué resultará este asunto? (b) Por eso, ¿qué mandato da a los cristianos, por medio del apóstol Pablo, su Comandante en Jefe?
8 La razón por la cual los cristianos se mantienen separados del mundo es que el mundo está de parte de su soberano sobrehumano invisible, el que es un Satanás y un Diablo para con el único Dios vivo y verdadero, Jehová. Por lo tanto, este asunto no puede tener ningún otro resultado sino el siguiente: que el luchar cristiano contra las “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales” continuará mientras este mundo subsista y hasta que Satanás el Diablo y sus ángeles demoníacos sean encadenados y hundidos en el abismo por los mil años del reinado de Cristo. (Rev. 13:1-8; 16:13-16; 19:19 a 20:3 inclusive) Con el propósito de resistir y estar firmes en este día inicuo, los amigos de Jehová Dios se equipan con las diversas partes de la “armadura completa que proviene de Dios.” (Efe. 6:11) Entre éstas no hay armas de carne, no hay ‘armas carnales.’—2 Cor. 10:4, Versión Valera.
9 El mandato del Comandante en Jefe celestial, por medio del apóstol Pablo, a sus guerreros es éste: “Estén firmes, por lo tanto, teniendo los lomos ceñidos con la verdad, y teniendo puesta la coraza de la justicia, y teniendo calzados los pies con el equipo de las buenas nuevas de la paz. Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo. También, acepten el yelmo de la salvación, y la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios, mientras que con toda forma de oración y ruego se ocupan en orar en toda ocasión en espíritu.”—Efe. 6:14-18.
EL SEÑOR SOBERANO JEHOVÁ
10. ¿Con quiénes están los que hacen de Jehová el Soberano de su vida?
10 En el caso de todos los que obedecen este mandato divino, se ve sin lugar a dudas quién están dejando que sea el soberano de su vida. Ese es Jehová Dios, cuya palabra es como una espada en mano de ellos, “la espada del espíritu.” Cuando lo escogen a Él como su Soberano, no están con el mundo y su sistema de cosas, sino con Jesucristo y sus apóstoles, y también con el rey David de la antigua Jerusalén, con el patriarca Abrahán el antepasado terrestre del Mesías, sí, con todos los hombres y mujeres de fe piadosa de los cuales la Biblia contiene el registro.
11. ¿Por dirigirse de qué manera a Dios mostró Abrahán la relación que tenía con Él, y cómo vierten algunos traductores la expresión hebrea que usó Abrahán?
11 Abrahán reconoció al Dios Altísimo como Señor Soberano suyo. Después que Abrahán hubo regresado victorioso de un combate con cuatro reyes merodeadores y hubo sido bendecido por Melquisedec el sacerdote del Dios Altísimo, la palabra divina le vino, diciendo: “No temas, Abrán. Soy para ti un escudo. Tu galardón será muy grande.” En respuesta a esto, Abrahán mostró quién era su Amo Supremo por la manera en que se dirigió a Dios, diciendo: “Señor Soberano Jehová, ¿qué me darás?” Cuando Dios le prometió darle la tierra a la cual Dios lo había conducido, Abrahán mostró en qué relación consideraba que estaba, al decir: “Señor Soberano Jehová, ¿en qué sabré que la tomaré en posesión?” (Gén. 15:1, 2, 8) En su propio lenguaje, el hebreo, el patriarca Abrahán, al dirigirse en este caso a Dios, usó las palabras: Adonay Yehowih. Algunos traductores de la Biblia, para evitar el uso del nombre personal de Dios, traducen esta expresión así: “Señor Dios.” La Versión Valera vierte esta expresión: “Señor Jehová.” Pero la Biblia de Jerusalén la traduce: “Mi Señor, Yahvéh.”
12. ¿Qué significa la palabra hebrea Adonay, como se muestra en la Traducción del Nuevo Mundo?
12 No obstante, la palabra hebrea Adonay no significa “Mi Señor.” Se entiende que es la forma antigua de Adonim, que significa literalmente “señores.” Por eso, cuando la palabra se aplica a un individuo, toma el sentido de excelencia o grandeza; significa un señor de manera excelente, un señor de grandeza. Esta antigua palabra hebrea se aplica en la Biblia solamente a Jehová o Yahvéh. Por esa razón la Traducción del Nuevo Mundo vierte el título hebreo Adonay así: “Señor Soberano.”a En concordancia con esto, traducciones hebreas de Hechos 4:24 usan la palabra Adonay con el significado de “Señor Soberano.”—Hech. 4:24, Traducción del Nuevo Mundo.
13. ¿Por qué correctamente es Jehová el Soberano del universo, y por lo tanto qué desafío puede arrojar?
13 Verdaderamente este Dios Jehová es el Soberano del universo, porque está sobre todas las cosas y a ninguna de sus criaturas ha impartido poder igual al de Él. Por eso sigue siendo el Todopoderoso, el Omnipotente. Correctamente, en su calidad de Soberano Universal, Jehová le dijo a Abrahán: “Yo soy Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y resulta exento de tacha.” (Gén. 17:1) Y al profeta Moisés, Jehová le dijo: “Yo soy Jehová. Y yo solía aparecerme a Abrahán, Isaac y Jacob como Dios Todopoderoso.” (Éxo. 6:2, 3) Con suma confianza él puede arrojar este desafío: “¿A quién pueden ustedes asemejarme para que yo sea hecho su igual?” (Isa. 40:25) ¿Haremos nosotros hoy de este Dios el Soberano de nuestra vida, como lo hizo Abrahán?
14. ¿Por qué ha llegado el tiempo para que obremos sabiamente con relación a la soberanía de Jehová?
14 Ningún verdadero soberano puede permitirse el quedar a la espera de sus súbditos, entre tanto que ellos individualmente llegan a una resolución. El soberano tiene que efectuar su gobernación y todas las obligaciones que le impone su condición de gobernante, y tiene que atender sus deberes al tiempo señalado suyo. Nosotras las diminutas criaturas humanas que estamos aquí en la Tierra estamos mostrando mucha presunción si creemos que el Soberano del universo, Jehová Dios, tiene que esperar hasta que personalmente resolvamos tenerlo como nuestro Soberano antes de proseguir adelante con Su propósito que tiene horario preciso. ¡En armonía con su derecho soberano, él obra cuando llega su tiempo señalado para entrar en acción! ¡Por esta razón, ahora es el tiempo urgente en que cada uno de nosotros debe obrar prudentemente con relación a la soberanía de Él!
CAMBIO EN LA SOBERANÍA MUNDIAL
15. ¿Desde cuándo se ha comunicado a la humanidad el anuncio celestial acerca de la soberanía divina, y por qué no antes de entonces?
15 Ya en el cielo se ha dado el anuncio de la mayor importancia con referencia a nuestra Tierra, y se está comunicando al mundo de la humanidad por todo el globo terráqueo: “¡La soberanía del mundo ha pasado a nuestro Señor y su Cristo, y él reinará para siempre jamás!” (Rev. 11:15, The New English Bible [La Nueva Biblia Inglesa]; An American Translation [Una Traducción Americana]) “La soberanía del mundo ahora pertenece a nuestro Señor y Su Cristo; y Él será Rey hasta las Edades de las Edades.” (Weymouth, 3ra edición) Este hecho de interés universal ha sido realidad desde el año 1914 E.C. En aquel año terminaron “los tiempos de los gentiles,” o “los tiempos señalados de las naciones,” para el 4/5 de octubre, contados desde la desolación de Jerusalén y la tierra de Judá por los babilonios en el año 607 a. de la E.C. Por 2.520 años desde entonces las naciones gentiles (no judías) han dominado los asuntos humanos sin interferencia alguna por parte del reino mesiánico de Dios. Durante todo ese tiempo los judíos no han tenido ningún reino en Jerusalén en manos del linaje real del rey David.—Luc. 21:24, Versión Moderna, NM.
16. Por eso, ¿por qué podía hacerse el anuncio acerca de la soberanía divina desde 1914 E.C. en adelante?
16 En aquel tiempo, en 607 a. de la E.C., el último rey en funciones de la línea de David en Jerusalén fue depuesto, y a las naciones gentiles se les permitió tener dominación mundial completa y ejercer su soberanía sobre la humanidad, tanto judíos como gentiles. Pero al fin de los Tiempos de los Gentiles en 1914 E.C. terminó el tiempo durante el cual Jesucristo había de seguir esperando a la diestra de su Padre celestial. En aquel tiempo el Señor Soberano Jehová instaló a su Hijo Jesucristo en el trono en la “Jerusalén celestial,” sobre el monte Sión celestial. De esta manera se ensalzó de nuevo al trono la línea real de David, y nació el reino mesiánico. Al mismo tiempo el gran Sacerdote-Rey semejante al antiguo Melquisedec, a saber, Jesús el Mesías, fue instalado en su reino celestial. (Heb. 10:12, 13; Sal. 110:1-4) Desde entonces en adelante se podía proclamar al mundo de la humanidad lo siguiente: “La soberanía del mundo ha pasado a posesión de nuestro Señor y su Cristo, y él reinará para siempre jamás.”—Rev. 11:15, AT.
17. ¿Consultó Dios a hombres y naciones antes de ponerse en acción? ¿Cómo ilustraron los veinticuatro ancianos la respuesta apropiada?
17 Al mundo de la humanidad no se le consultó primero en cuanto a esto. A las naciones terrestres, con sus soberanías nacionales, tampoco se les consultó primero acerca de este paso de Dios. El Dios Altísimo obró sin dilación a su tiempo señalado y estableció el reino mesiánico celestial, de acuerdo con su propio derecho de soberanía universal. (Dan. 4:35) Lo que sería correcto para la gente hacer en respuesta a la expresión legítima y propia de soberanía por Dios se ilustró en lo que hicieron los veinticuatro ancianos que se inclinaron en adoración delante de Él y dijeron: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey.”—Rev. 11:16, 17.
18. Sin embargo, ¿cómo reaccionaron las naciones, y cómo predijeron esto los veinticuatro ancianos?
18 Pero, ¿qué hay en cuanto a las naciones mundanas? Ah, ellas estaban demasiado interesadas en pelear su primera guerra mundial para la dominación mundial. Tratando de organizar rígidamente a todos los pueblos en apoyo de ellas en guerra total, persiguieron airadamente a los verdaderos cristianos que se declararon de parte de la soberanía del Señor Dios y su Cristo. Esto fue precisamente como lo habían predicho aquellos veinticuatro ancianos, que pasaron a decir: “Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”—Rev. 11:18.
19. (a) Este es el tiempo apropiado para que nos hagamos ¿qué preguntas, acerca de soberanía? (b) ¿Qué significaría para nosotros el que siguiéramos el ejemplo de las naciones?
19 Hasta este mismo día las naciones continúan airadas para con los “santos” de Jehová y ‘los que temen Su nombre, los pequeños y los grandes.’ Por eso éste es el tiempo apropiado para que cada uno de nosotros se haga esta pregunta: ‘¿Qué hay de mí? ¿Voy a dejar que el proceder de las naciones mundanas me guíe como ejemplo, o voy a ser como aquellos veinticuatro ancianos de Revelación 11:16, 17 y dar gracias a Dios por expresar su soberanía y tomar su gran poder para reinar? ¿Reconozco yo que la soberanía del mundo ha pasado a posesión de Jehová Dios? En reconocimiento de este hecho vital, ¿Lo escojo yo como el Soberano celestial mío? ¿Estoy dejando que Él sea el soberano de mi vida?’ De un modo u otro, ahora no podemos escapar de estar en una nueva relación con Dios el Señor Soberano, o en relación favorable o en relación desfavorable. Todo el que se pone de parte de las naciones airadas se ponen en relación desfavorable con el Soberano Universal. Eso significa ruina para todo el que lo hace, porque las naciones son quienes están “arruinando la tierra” y ellas, en cambio, serán arruinadas en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón.—Rev. 16:14, 16.
20, 21. (a) Al responder a la pregunta en cuanto a llegar a ser testigos de Aquel de quien hacemos nuestro Soberano, ¿a qué expresiones del salmista nos remitimos? (b) Como en el caso de nuestro mayor Dechado, no pudiera haber mayor honor en la Tierra que ¿qué?
20 Esto provoca esta pregunta: ‘Si dejo que Dios sea el Soberano de mi vida, ¿significa eso que llego a ser testigo de Jehová?’ En respuesta a esa pregunta, podemos remitirnos al salmista inspirado, que dejó que Dios fuera el Soberano de su vida. Escribió él: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es bueno para mí. En el Señor Soberano Jehová he puesto mi refugio, para declarar todas tus obras.” (Sal. 73:28) Además: “Oh Dios mío, provéeme escape de la mano del inicuo, de la palma de la mano del que obra injusta y opresivamente. Porque tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud. Vendré en magnífico poderío, oh Señor Soberano Jehová; mencionaré tu justicia, la tuya sola.”—Sal. 71:4, 5, 16.
21 De manera que preguntamos: ¿Hará la persona de hoy que pone su refugio en el Señor Soberano Jehová algo que sea diferente de lo que hizo el salmista antiguo, a saber, ‘declarar todas las obras’ de Dios? ¿Hará la persona de hoy a la cual se le ha provisto escape “de la mano del inicuo” y que ha hecho del Señor Soberano Jehová su esperanza algo que difiera de lo que hizo el salmista, a saber, ‘venir en magnífico poderío’ y ‘mencionar la justicia de Dios’? Ciertamente no se avergonzará del Soberano de su vida. Jesucristo, nuestro mayor Dechado, no se avergonzó de su Soberano, Jehová Dios. Por eso, se hizo testigo de Jehová, y por esta razón se le llama “Jesucristo, ‘el Testigo Fiel.’” Él alude a sí mismo llamándose “el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.” (Rev. 1:5; 3:14) Los que verdaderamente se hacen seguidores en sus pasos también tienen que hacerse testigos de Su Padre Jehová. Nadie en la Tierra pudiera tener mayor honor que el de ser testigo de Jehová.
22. El que hagamos de Jehová el Soberano de nuestra vida nos traerá ¿qué experiencia? pero ¿qué oración del salmista podemos expresar?
22 El que hagamos de Jehová Dios el Soberano de nuestra vida nos traerá persecución de parte de los que hacen de Satanás el Diablo su soberano al hacerse “parte del mundo,” del cual ese inicuo es el “dios” y “gobernante” y soberano. (2 Cor. 4:4; Juan 14:30; 15:19) Pero, cuando está bajo persecución, el afligido puede expresar la oración del rey David: “Tú eres Jehová el Señor Soberano. Trata conmigo por amor de tu nombre. Porque tu bondad amorosa es buena, líbrame.” (Sal. 109:21) “Oh Jehová el Señor Soberano, la fuerza de mi salvación, tú has cubierto mi cabeza en forma protectora en el día de la fuerza armada. No otorgues, oh Jehová, los deseos vehementes del inicuo. No promuevas su maquinar, para que no sean ensalzados.” (Sal. 140:7, 8) “Mis ojos están dirigidos a ti, oh Jehová el Señor Soberano. En ti me he refugiado. No derrames mi alma. Guárdame de las garras de la trampa que me han tendido y de los lazos de los que practican lo que es perjudicial.”—Sal. 141:8, 9.
SOBERANO DE UN PUEBLO ORGANIZADO
23. Como lo indica Ezequiel 36:37, 38, ¿por qué no estará uno solo si hace de Jehová el Soberano de su vida?
23 Si usted ahora escoge a Jehová Dios como Soberano suyo, no estará solo. Será uno de los de su pueblo. Él no es el Soberano de un solo individuo sobre la Tierra, sino que es el Soberano de un pueblo organizado. Usando a la nación antigua de Israel como ilustración típica de los israelitas espirituales a quienes Él recoge sacándolos de la religiosa Babilonia la Grande en este “tiempo del fin,” él dice: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ‘Esto es para lo que todavía dejaré que me busque la casa de Israel, para hacerlo para ellos: Los multiplicaré con hombres como un rebaño. Como un rebaño de personas santas, como el rebaño de Jerusalén en sus períodos de fiesta, así las ciudades que habían sido un lugar desierto llegarán a estar llenas de un rebaño de hombres; y la gente tendrá que saber que yo soy Jehová.’”—Eze. 36:37, 38; Rev. 18:1-4; Dan. 12:4.
24. ¿Cómo son benditos los que hacen de Jehová el Soberano de su vida, y qué selección determinará si sobreviviremos para aclamar el Nuevo Orden?
24 Benditos son los que hoy escogen a Jehová como su Dios y dejan que Él sea el Soberano de su vida. Sobre ellos él reina como Rey celestial por medio de su Hijo entronizado, Jesús el Mesías. En la inminente “grande tribulación,” cuando las soberanías nacionales divisivas de hoy sean eliminadas y el soberano invisible actual de las naciones, Satanás el Diablo, sea atado y encerrado en el abismo, Dios el Todopoderoso mantendrá a salvo y seguros a los que amorosamente apoyan su soberanía universal. (Mat. 24:21, 22; Rev. 7:14, 15) ¿Estaremos nosotros entre los sobrevivientes benditos para aclamar el justo nuevo orden bajo la una sola “soberanía . . . de nuestro Señor y su Cristo”? Que nuestra selección de Jehová como el Soberano de nuestra vida decida esto a favor de nosotros.—Rev. 11:15, AT.
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